2. “¡Azúcar!” Todos conocen ese grito. Y todos,
seguramente, estarán de acuerdo con el juicio
de don Rogelio Martínez, director de La
Sonora Matancera, cuando la escuchó: “¡Qué
voz tiene esa negra, Dios mío!”
3. Segunda hija de un fogonero de ferrocarriles,
Celia Cruz nació en La Habana en 1925 –aun
cuando esto es difícil de comprobar debido a
la negativa de la estrella a contar su edad.
Aunque sus padres querían que se dedicara al
magisterio, más pudo su vocación y comenzó
a presentarse a pequeños concursos radiales
de canto y a tomar clases en el Coservatorio.
4. Aproximadamente hacia 1948 logró ingresar
al circuito de la música profesional al ser
contratada como cantante del grupo de
música y baile Las mulatas de fuego. La
disquera Comercial Sefarty de Venezuela se
fijó en ella y grabó sus primeros temas.
5. De vuelta en Cuba se incorporaría como
cantante a La Sonora Matancera, donde
conoció a su futuro esposo, el trompetista
Pedro Knight. Salió con La Sonora rumbo a
México en 1960. Ya nunca volvería a Cuba.
6. El exilio sería amable con Celia, aun cuando
no pudo asistir a los funerales de sus padres.
Trabajó con La Sonora, con Tito Puente y
otros pero su carrera tendió a estancarse
hasta que la gran eclosión de la Salsa en los
70 y 80 le dio un nuevo impulso.
7. Fania Records, el sello de Nueva York, le dio
la oportunidad, con Johnny Pacheco, Larry
Harlow y otros más. Llegaron Quimbara, Toro
mata, La bemba colorá y todos los temas
clásicos de Celia, en una segunda era de
esplendor.
8. Supo mantenerse en la cresta de la ola
durante el reflujo de los ritmos tropicales en
los 90. Grabó con Lola Flores la famosa y un
tanto infantil Songo y obtuvo éxitos como La
negra tiene tumbao (donde experimentaba
con una mezcla de Salsa y Hip-Hop) y La vida
es un carnaval.
9. Falleció víctima del
cáncer en el 2003 a
los 78 años. Nunca
volvió a Cuba.