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Lengua castellana y Literatura
Registro o nivel lingüístico
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Sobre el registro o nivel lingüístico 1. Lengua oral y lengua escrita 2. Registros lingüísticos 3.
Características 3.1. Código elaborado 3.2. Registro común 3.3. Habla vulgar 4. Las jergas 5. El
lenguaje proverbial 6. Observaciones útiles
SOBRE EL REGISTRO O NIVEL LINGÜÍSTICO
1. VARIANTES DE SITUACIÓN. LENGUA ORAL Y LENGUA ESCRITA Cada hablante tiene distintos
modos de expresarse según la situación en la que se establezca la comunicación, dependiendo del
interlocutor, del medio, del tema, de la finalidad... Así, a una situación formal corresponde un
habla convencionalmente formalizada, y a una situación informal se vincula un habla informal, no
tan rígida en la adaptación a las normas. Se puede afirmar que cada persona tiene varios registros
con los que se adapta a cada situación comunicativa concreta. Esta capacidad para usar las
distintas modalidades expresivas, o registros, caracteriza y define a un hablante culto. Según el
medio utilizado para la comunicación, se distingue entre lengua oral y lengua escrita. En la lengua
oral, el hablante concede más importancia al contenido de su mensaje que a la forma en que éste
se presenta, salvo en aquellos casos en que se persigue una finalidad concreta además de la
puramente comunicativa; pensemos, por ejemplo, en un discurso electoral o en una arenga militar
o deportiva. Pero, además, en cada uno de estos tipos de manifestación lingüística -oral o escrita-
se pueden encontrar al menos dos modalidades: una correspondiente al código restringido, y otra
propia del código elaborado. Así pues, habría que aplicar los rasgos de cada uno de estos códigos
vistos anteriormente al plano específico de lo oral o de lo escrito. En cualquier caso, en la
comunicación oral habrá siempre un grado menor de formalización que en la escrita. El factor
determinante es el apoyo del habla en elementos suprasegmentales -acento, entonación-, así
como en el refuerzo y sustitución del mensaje lingüístico por el mensaje gestual y todos los
códigos paralingüísticos de que disponen los interlocutores (intensidad, cantidad y volumen
articulatorios, movimientos corporales de emisor y receptor, y distancia entre ambos) En la lengua
escrita, el grado de formalización es siempre mayor que en la lengua oral: Carta del doctor
Federico Moraes
2. Buenos Aires, martes 15 de julio de 1958. Señor Alberto Rojas. Lobos, F.C.N.G.R. Mi querido
amigo: Como siempre a esta altura del año me invade un gran deseo de volver a ver a los viejos
amigos, tan alejados ya por esas mil razones que la vida nos va obligando a acatar poco a poco.
Usted también, creo, es sensible a la amable melancolía de una sobremesa en la que nos hacemos
la ilusión de haber sido menos usados por el tiempo, como si los recuerdos comunes nos
devolvieran por un rato el verdor perdido. Naturalmente, cuento con usted en primerísimo
término y le envío estas líneas con suficiente antelación como para decidirlo a abandonar por unas
horas su finca de Lobos donde el rosedal y la biblioteca tienen para usted más atractivos que todo
Buenos Aires. [ ... ] J. CORTÁZAR: Final de juego. E. Sudamericana, 1974
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2. VARIANTES SOCIOCULTURALES. REGISTROS O NIVELES LINGÜÍSTICOS Existen numerosos
factores sociales y culturales que inciden sobre los rasgos lingüísticos de los mensajes. Las
características de nuestro entorno pueden hacer que utilicemos un modelo lingüístico u otro,
adaptándonos a los individuos con los que nos comunicamos, al tema tratado o al lugar en el que
se desarrolla el acto comunicativo. Asimismo, el nivel cultural del hablante condiciona su
capacidad para utilizar los diferentes registros idiomáticos. La combinación de ambos grupos de
factores permite utilizar las llamadas variedades diafásicas (variedades relacionadas con la
situación comunicativa de emisor y receptor) y variedades diastráticas (variedades relacionadas
con el grado de elaboración del código lingüístico utilizado) 3. CARACTERÍSTICAS LINGÜÍSTICAS de
los tres registros a los que puede acudir un hablante en función de estas variedades contextuales.
3.1. Código elaborado (nivel culto, formal…) Este código se caracteriza por ser planificado, estable,
uniforme, cuidado, de gran amplitud de recursos, lo que le permite afrontar cualquier situación
comunicativa. Si se trata de comunicación oral, en el plano fónico tiende a la pronunciación
cuidada de todos los sonidos, aunque se da cierta relajación en algunas consonantes, como la -d-
intervocálica en las terminaciones en -ado. También es habitual el yeísmo. La acentuación de las
palabras es siempre correcta y la entonación suele ser relajada, sin marcas enfáticas excesivas. En
el plano morfósintáctico hay, tanto en la expresión oral como en la escrita, una construcción
cuidada de la frase, con abundantes nexos que matizan claramente las relaciones oracionales, lo
que permite el uso frecuente del hipérbaton. La formación de femeninos y plurales, así como la
concordancia de los diversos elementos oracionales, es habitualmente correcta. La cohesión entre
los tiempos verbales de las oraciones compuestas, así como los del discurso general es siempre
adecuada, Se suele prescindir de fórmulas de carácter expresivo o enfático, como aumentativos o
diminutivos. La amplitud del vocabulario es el rasgo más destacable del plano léxicosemántico.
Esto se manifiesta de forma notoria en una adjetivación variada, así como en la precisión
semántica de todos los términos empleados, lo que lleva, en ocasiones, a la necesidad de
incorporar neologismos y cultismos. Desde que se columbró el resultado de la guerra mundial, los
generales de más edad y parte de la aristocracia y alta burguesía pidieron a Franco la restauración
de la Monarquía. Don Juan de Borbón, en su mensaje del 8 de marzo de 1943, le sugirió que le
transmitiese sus poderes. Dos años más tarde, don Juan reclamaba de nuevo que Franco le
4. cediese el paso y ofrecía una Constitución democrática a todos los españoles. Pero, mientras
tanto, el intento de invasión guerrillera por los valles pirenaicos, el ostracismo en que Franco
dejaba a los viejos generales y la resignación de aristócratas y burgueses (salvo excepciones) al
convencerse de que los aliados vencedores no intervendrían en España, fueron cambiando los
datos del problema. M. Tuñón. J. Valdeón y A. Domínguez: Historia de España Labor, 1991. 3.2.
Registro común o familiar (normal, estándar, popular…) Este registro tiene un grado menor de
uniformidad que el nivel culto. -En la modalidad coloquial (oral, dialogada) es más expresivo,
menos rígido y posee gran cantidad de fórmulas para manifestar los estados afectivos. -En la
modalidad escrita es el modelo perseguido por los medios de comunicación dada su capacidad de
llegar a gran número de lectores. En el plano fónico utiliza una amplia diversidad de recursos
paralingüísticos para mostrar la expresividad (dislocaciones del ritmo y la intensidad, refuerzo
acentual ... ). También se apoya en factores gestuales que permiten, en ciertos casos, algún
sobreentendido en la formulación de las ideas.
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En cuanto al plano morfosintáctico, se producen abundantes elipsis en la construcción de las
frases si se trata de comunicación oral, así como algún caso de discordancia entre los
componentes oracionales. Se prefiere la sintaxis simple, con oraciones cortas y escasas estructuras
subordinadas; cuando éstas aparecen ofrecen gran simplicidad organizativa y siempre los mismos
nexos relacionales. Se dan las reiteraciones, las construcciones pleonásticas para enfatizar la
expresión de la aserción contenida en el mensaje (Lo construí con mis propias manos). La
manifestación de la emotividad encuentra en las oraciones exclamativas su mejor instrumento. En
el nivel léxico-semántico, sobre todo en el plano coloquial, abusa de muletillas (bueno, entonces,
pues), así como de frases hechas. Potencia el carácter expresivo de este registro la abundancia de
comparaciones disparatadas (Más feo que Picio) o expresivas (Estoy hasta las narices), hipérboles
(Eso está en los cerros de Úbeda), expresiones de carácter afectivo creadas con la utilización de
superlativos, diminutivos, despectivos (¡Que naricilla más mona!). En general, el léxico es limitado
y, a veces, exiguo.
A.- Vamos a resumir esos años de matrimonio… ¿cómo fueron? J.- Normales… normales. A.-
Normales… ¿pero…? J.- …Ehhhh…, no… no me dejaba poner ciertas cosas, no me dejaba salir
mucho… A.- ¿Y en que se traducía esos celos que él tenía? ¿Qué es lo que no te permitía hacer… o
con qué cosas se enfadaba él? J.- Bueno, se enfadaba con todo… la manera de vestir… de hablar,
de salir… A.- Entonces, no van a ser tan normales esos años... si se enfadaba con todo ¿a ver, con
qué se enfadaba? J.- Si salía a la calle... (asentimiento de A: Ajá ... ) ... tardaba; que de dónde
vengo, que de dónde he estado y así... que con... quién he estado... A.-Y tú ¿cómo reaccionabas?
J.- Pues.... ¡chico! vengo de comprar o vengo de casa de mi madre o vengo... de... de... donde
hubiese ido y... y... bueno... pues... que no se lo creía. A.-Y.. ¿no te perseguía ... no sé ... ? J.- Sí, sí,
él me persigue ... bueno... por donde voy... de hecho todavía ¡vamos! A.- De hecho, todavía te
persigue... la cuestión es que creo que tú utilizaste... Aquí cada cual se inventa sus tácticas
¿verdad, Juan? (a otro entrevistado) unos abren negocios (risas) y... tú, concretamente, lo que
hiciste fue tomártelo a risa. Dijiste, voy a ver si ahora cuando me ataque... pues yo le contesto así
en plan... un poco «viva la virgen» Y.. ¿qué fue? ¿peor? ... ¿mejor? J.- Pues yo que sé... se ponía un
poquito peor... porque es que... se lo creía... aparte de que él lo tiene ahí..., lo tiene ahí, está
6. obsesionado... pues... eh... ya... bueno... es que... le... decía: mira... eso no es... lo que tú dices no
es así, yo... no te creas esto. ¿Qué pasa? ¿por qué me tomas? ¿no?... y... bueno... ya dije un día...
me puse a pensar y dije: voy actuar de esta manera, voy a decirle que sí a lo que me dice, a ver
cómo actúa; a ver si es que a lo mejor he tomado otra... otra actitud y en vez de decir... bueno
pues... me voy a meter con ella, voy a estar con ella, a traerla... pero parece ser que se ponía
agresivo y... A.- ¿Más agresivo todavía ... ? J.-...y hasta el punto ha estado de... pegarme. A.- ¿Tú
también ... ? ¡Pegarte! ¿Te llegó a pegar? (Asentimiento de J: Ujú ... ) A-¿Y ahí fue cuando dijiste
que hasta ahí habíamos llegado? J.- Bueno, aguanté un poquito porque... yo no sabía dónde ir, ni
tampoco tenía a nadie que me asesorara un poco y, bueno... hasta que la secretaria de... (trabajo
en el Uno de Octubre)... la secretaria de la planta sexta me asesoró un poquillo, me habló y,
bueno, me decía... no es normal que te des con una ventana o, no es normal que te des... A ti te
pasa algo. Entonces ya me sinceré con ella y me dijo: pues no aguantes... vete a tal sitio... [ ... ] El
programa de Ana, en Telemadrid, 9-VII-96.
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3.3 Habla vulgar El habla vulgar es un código restringido: pobre, repetitivo, rutinario y cargado de
incorrecciones lingüísticas. Su uso es en la comunicación oral. Aparece en escasos escritos: notas
breves, avisos o cartas familiares, en las que no se respetan las convenciones del uso escrito
(normas ortográficas, construcción sintáctica.. . También se encuentra muy poco frecuente-, como
forma de caracterización de personajes y situaciones, en obras literarias y textos periodísticos del
tipo de reportajes o crónicas) En el plano fónico: articulaciones exageradas u omitidas, fuertes
altibajos en las curvas de entonación para expresar emotividad y, en general, un elevado volumen
de voz. Frecuentes incorrecciones: desplazamientos acentuales (*telégrama, *périto, *carácteres),
vacilación en la pronunciación de hiatos, diptongos y vocales átonas (*Juaquín, *carnecería),
relajación o pérdida de las consonantes d, r, n -*pa (para), *na (nada), *tiés (tienes)-, confusión de
b-g (*abuja, *agüelo), relajación o pérdida de la -s final de sílaba o de palabra, contracción de
preposiciones y artículos (*p' al); apócope de los pronombres me, te, se ante vocal (*m'ha dicho).
En el plano morfósintáctico: La repetición de las mismas conjunciones y nexos conjuntivos (y, que,
de lo cual, cuando), la utilización abundante de interjecciones, frases interjectivas y construcciones
de valor impersonal (¿Cómo van las cosas?; ¿Qué se le va a hacer?) Las incorrecciones más
frecuentes son: adición de la s en la 2ª persona del pretérito perfecto simple (*hicistes),
alteraciones de género y número (*el amoto, *el mismo agua), dequeísmo (Pienso de que está mal
eso), discordancias (*Cada persona tenemos que cooperar), laísmo, loísmo y leísmo (*La he dado
un regalo), construcción incorrecta de los pronombres átonos me, te, se (*Me se ha caído),
construcciones verbales analógicas (*andé, *frego, *haiga) y errores diversos en el uso de las
formas verbales en las proposiciones subordinadas (*Si tendría dinero iría al cine; *Se saltó el
semáforo atropellando a un peatón); concordancia del verbo y del complemento directo en
impersonales (*Habían muchos espectadores). En el plano léxico-semántico: vocabulario muy
reducido, desconocimiento de sinónimos y abuso de las palabras baúl (cosa, hacer, tener, eso,
asunto, tema, problemática... ) Las incorrecciones más frecuentes son: confusión de significados
(perjuicio-prejuicio; emitido-omitido, cápsula-clásula), errores en los sufijos (inalterable-
inalterado) o sufijación inadecuada (*dominancia, *detallación, *adjetivizado) y, por último, el
abuso de muletillas o expresiones vacías de contenido (¡hombre!, ¿vale?, ¿no?, ¡venga!, pues,
bueno, ...).
8. SEÑÁ JUSTA.- Tengo oído que es una alhaja. SEÑA LIBRADA -Como que no hay noche que no se
retire con sus tres pesetas corridas. Pero se lo merece; es un lince. Le suelta usté en la cá Alcalá, ve
a una señorita de esas muy antravés con un señorón de levosa y ya le tiene usté agarrao a los
faldones, diciéndole al caballero: «Señorito, una limosna, por la salú de la señorita, que es muy
guapa. Ya la podía usté comprar un coche, con esos ojos que tiene. Cómpreselo usté, ande usté.»
Hasta que le miran, se echan a reír, el señorito dice: «¡Qué granuja ... !» La señorita: «¡Es muy
mono!» Y no hay pareja que no le apoquine de dos a tres perras. SEÑA JUTA.-¡Vaya un vivales de
creatura! SEÑÁ LIBRADA.-¡Pos y el mayorcito! SEÑA JUSTA-¿El jorobeta? SEÑÁ LIBRADA-Jorobeta y
tóo lo que usté quiera, hija; pero es un portento. Ese coge una cestita, una botella vacía, se para
en una esquina de tránsito, se echa al suelo, rompe a llorar amargamente, que su alma se la
arranca, y cuando tiene corro hay que oírle: «¡Ay mi pobre madre!... ¡Ay!... ¡Después de cuarenta y
ocho horas que no comemos!... ¡Ella, que va y me da dos pesetas pa traer aceite, y voy y las
pierdo! ¡Ay, que yo no vuelvo a mi casa, con mi pobre padre enfermo como está!... ¡Ay, un día que
podía alimentarse! ... » Y misté: la gente se conmove de oír a la creatura aquellos lamentos, hacen
una porrata..., y no hay llorera que no le suba al chaval de cinco a seis reales. SEÑA JUSTA.-Pos
diga usté que esos dos niños son dos minitas. SEÑÁ LIBRADA.-Dan más que una casa de empeños. [
... ] Carlos Arniches: Los pobres.
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4. LAS JERGAS Existe una serie de variantes lingüísticas motivadas por el contexto de situación que
reúnen características especiales: las jergas. En el Diccionario de términos filológicos, F. Lázaro
Carreter define la jerga como la «Lengua especial de un grupo social diferenciado, usada por sus
hablantes sólo en cuanto miembros de ese grupo social. Fuera de él hablan la lengua general» Es
decir, un grupo de individuos, que conoce y usa la lengua común, se independiza de la colectividad
mediante la utilización de un código especial. Las razones que pueden mover a dicho
comportamiento son muy variadas. Un tipo muy común de jerga es la originada por el ejercicio de
una profesión o actividad específica. Hoy existe multitud de jergas profesionales (medicina,
informática, economía, mecánica, albañilería…) Estas pueden ser consideradas variantes jergales.
A diferencia de lo que sucede con las jergas en sentido estricto, no tienen la función marginadora.
Algunos (desde P. Baroja a J. Conrad) han usado la jerga marinera con valor literario. El afán de
sentirse al margen de las normas sociales, la originalidad, y la identificación grupal están en la base
de las jergas juveniles. Las jergas juveniles significan una toma de posición ante la sociedad adulta
y pretenden, por encima de todo, una diferenciación con los mayores, pero también, en ocasiones,
con otros grupos juveniles distintos. Suelen cambiar con rapidez porque cansan y son sustituidas
por los grupos juveniles siguientes. Un caso particular de jerga es la germanía, o manera de hablar
de grupos sociales marginales y de ambiente delictivo; ejerce gran influencia en las jergas juveniles
por su carácter antisocial y contestatario. En general, las jergas son códigos restringidos que están
al servicio del grupo y no de la expresividad individual. Su ámbito de aplicación conceptual es muy
limitado: se mueven tan sólo en la referencia a los saludos, las despedidas, las valoraciones, las
fórmulas amorosas, la calificación de los estados anímicos (aburrirse, divertirse, presumir),
acciones elementales (mirar, beber, comer, tomar el sol), el trato social y, en ocasiones, el
mercado y consumo de drogas. 5. EL LENGUAJE PROVERBIAL El Diccionario de la Real Academia
ofrece como sinónimos de proverbio los términos sentencia, adagio o refrán, y define el refrán
como «dicho agudo y sentencioso de uso común», la sentencia como «dicho grave y sucinto que
encierra doctrina o moralídad» y el adagio como «sentencia breve, comúnmente recibida y, la
mayoría de las veces, moral». En definitiva, se trata de enunciados breves que resumen una
actitud vital, de supuesta aplicación práctica para la vida en sociedad. Generalizan los
conocimientos y ahorran esfuerzo idiomático, de ahí que se empleen abundantemente en el
10. código restringido. Conceptualmente suponen la reducción al tópico como forma de pensamiento.
Nuestro refranero es muy rico y se halla extendido por todos los espacios del ámbito hispánico,
incluidas las zonas ocupadas por judíos sefarditas. Desde la Edad Media se han llevado a cabo
recopilaciones y han desempeñado en nuestra literatura un papel importante (baste recordar el
contenido del capítulo 43 de la parte II del Quijote) -Ese Sancho no eres tú -dijo don Quijote-;
porque no sólo no eres buen callar, sino mal hablar y mal porfiar; y con todo eso quería saber qué
cuatro refranes te ocurrían ahora a la memoria que venían aquí a propósito, que yo ando
recorriendo la mía, que la tengo buena, y ninguno se me ofrece. -¿Qué mejores -dijo Sancho- que
«entre dos muelas cordales nunca pongas tus pulgares», y «a idos de mi casa y qué queréis con mi
mujer, no hay responder», y «si da el cántaro en la piedra o la piedra en el cántaro, mal para el
cántaro», todos los cuales vienen a pelo? Que nadie se tome con su gobernador ni con el que le
manda, porque saldrá lastimado, como el que pone el dedo entre dos muelas cordales, y aunque
no sean cordales, como sean muelas, no importa; y a lo que dijere el gobernador no hay que
replicar, como al «salíos de mi casa y qué queréis con mi mujer» Pues lo de la piedra en el cántaro
un ciego lo verá. Así, que es menester que el que vee la mota en el ojo ajeno, vea la viga en el
suyo, porque no
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se diga por él: «espantóse la muerta de la degollada», y vuestra merced sabe bien que más sabe el
necio en su casa que el cuerdo en la ajena. MIGUEL DE CERVANTES: Don Quijote de la Mancha, II,
cap. 43, Castalia, 1978. La pervivencia de los refranes está confiada a la memoria colectiva por lo
que utilizan una serie de artificios que facilitan su recuerdo -Son breves y, a veces, ni siquiera se
formulan completos, basta con apuntar la primera parte: Dame pan... (y llámame can); Dime con
quién andas... (y te diré quién eres). -El ritmo, determinado por los acentos, la rima, y otras
recurrencias gramaticales y semánticas, como la disposición bimembre y la intensificación
valorativa de este ejemplo: Buenas acciones valen más que buenas razones. -Las estructuras
paralelisticas: Al que al buen árbol se arrima / buena sombra le cobija. Dado su carácter
tradicional, son frecuentes también arcaísmos, léxicos o gramaticales, como el futuro de
subjuntivo (Allí donde fueres, haz lo que vieres). Otros rasgos lingüísticos de nuestro refranero
son, en cuanto al léxico, la frecuente aparición de regionalismos o dialectalismos, deformaciones y
creaciones léxicas (El agua ni embeoda, ni endeoda), así como la utilización de recursos puramente
expresivos y lúdicos (De servil a ser vil va un clarito sutil ). En la construcción gramatical, se
prefiere usar el presente de indicativo por su valor atemporal (En la cárcel y en el hospital se
conoce la amistad), o la expresión de la condición mediante el imperativo, que produce un efecto
más directo (Ponte en lo peor, y acertarás de tres veces, dos); pero al lado de ellos siempre
abunda la frase nominal, sin forma verbal alguna (En casa del herrero, cuchillo de palo). El
sustantivo aparece preferentemente sin determinante, y adquiere así un sentido más amplio y
general (Dolor quejado, dolor aliviado) Los cambios socioligüísticos y culturales de los últimos
tiempos están casi acabando con el uso de los refranes. 6. Observaciones útiles 1. 2. 3. Cuidado:
no confundir popular con vulgar. Observo que algunos alumnos tienden a calificar como vulgar
cualquier texto que les resulte fácil de comprender y contenga algún rasgo familiar. Cultismo no se
llama a una palabra característica de un registro elevado y extraño al registro común. Que un
término pueda resultar desconocido al lector de un texto no necesariamente indica que sea
exclusivo de un registro elevado; puede, y ocurre con cierta frecuencia, que su desconocimiento
sólo indique un gran pobreza léxica o cultural en quien lo ignora.