Pero los tiempos han cambiado, ahora estamos viviendo bajo la égida del huracán neoliberal, una fase superior del capitalismo, cuyo dios es el mercado; es el capitalismo sin bridas, salvaje y desbocado; “la máquina infernal”
Caja de herramientas de inteligencia artificial para la academia y la investi...
Combatir la invasión de la universidad mercantilista empresarial
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COMBATIR LA INVASIÓN DE LA UNIVERSIDAD
MERCANTILISTA- EMPRESARIAL
Como se ha analizado en un tema anterior, los nuevos catedráticos
deben estar al tanto que hace tres décadas la universidad
ecuatoriana y latinoamericana, aunque funcionaba con el paradigma
profesionalizante, siempre tenía entre sus ideales formar gente
crítica al servicio de las causas sociales y de liberación nacional.
Nos decían inclusive que debíamos prepararnos para la revolución
armada que debía independizar a nuestros pueblos del dominio
imperial. Por cierto, todo este anhelo se trataba más que nada de
una ilusión, una utopía, antes que una realidad plausible. No
obstante, a decir verdad, parecía que por lo menos había alguna
conciencia del ominoso dominio capitalista, así como del ideal de la
transformación del sistema para instaurar la nueva sociedad.
Pero los tiempos han cambiado, ahora estamos viviendo bajo la
égida del huracán neoliberal, una fase superior del capitalismo,
cuyo dios es el mercado; según Viñuela (2013), es el capitalismo sin
bridas, salvaje y desbocado; “la máquina infernal” lo llama Petrella.
Este movimiento económico-político ideado en los años 80 por el
poder norteamericano bajo el nombre de “Consenso de
Washington”, que sentó las bases de un nuevo orden económico
mundial, el cual provocó la acumulación de los capitales en pocas
manos y la pobreza del 80 % de la población mundial.
Todos los principios teóricos y prácticos de este documento, que
se constituyó en la biblia económica para todos los países, ha
tenido un impacto profundo en la educación superior del mundo
entero. Entre estas mutaciones pueden citarse:
Predisposición a emular los modelos europeo y norteamericano
de universidad que cumple a las exigencias de la Organización
para de Cooperación para el Desarrollo (OCDE), la cual, a su vez,
responde a los mandamientos neoliberales. Con ello, el principio
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de pertinencia que debería ser el máximo postulado de la
educación superior es olvidado o postergado.
La universidad debe funcionar con los principios empresariales,
con el supuesto que este tipo de administración puede
conducirla a niveles superiores de calidad. La academia debe
orientarse con los postulados de rentabilidad, eficacia,
eficiencia y competitividad propios de la economía de mercado.
La generación de conocimiento que es la función emblemática
de la academia debe responder a la “economía del
conocimiento”; es decir, el trabajo intelectual se reduce a
ofertar y vender productos o servicios para las grandes
empresas y para los consumidores que dependen de ellas.
Diversos autores han llamado “capitalismo académico” a esta
deformada concepción de la universidad.
La búsqueda de recursos económicos ha inducido a la
profundización de la relación universidad-empresa que
posibilite la venta de tecnologías y servicios, generados por la
academia. Esta tendencia ha provocado la creación de la cuarta
función universitaria: la vinculación.
Al ser considerada la educación superior como una mercancía,
se ha revelado como un negocio rentable a nivel mundial. De ahí
los afanes por internacionalizar la educación superior a través
de diferentes mecanismos: instalación de campus en otros
países, alianzas estratégicas, financiamiento de universidades
locales y, lo más frecuente, la oferta de licenciaturas y
posgrados a distancia, mediante la utilización de las nuevas
tecnologías de la información.
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Ante las urgencias de la producción mercantilista la formación
profesional debe limitarse al adiestramiento de competencias
de los nuevos profesionales. El Proyecto Tuning (Plan Bolonia)
aplicado, de modo acrítico, a la universidad latinoamericana es
el mejor ejemplo de la supeditación a los dictados del mercado.
Reinstalación de los modelos pedagógicos neoconductistas,
orientados a formar los cuadros profesionales de productores
y consumidores. Así lo confirman la formulación de “resultados
de aprendizaje” las planificaciones mecanicistas, las
evaluaciones tecnocráticas …
Las carreras y las asignaturas liberales, humanísticas y sociales
o son excluidas de los currículos universitarios o reducidas a
simple complemento formativo. Son relegadas, supuestamente
por carecer de utilidad práctica, no producir nada y no ser
fuentes de ingresos.
Formación universitaria orientada a preparar profesionales
emprendedores, pues según las políticas neoliberales el Estado
ya no puede garantizar un empleo; cada titulado debe ganarse
la vida por sus propias iniciativas, adquiriendo una mentalidad
empresarial.
Generalización de los sistemas de evaluación y acreditación
para categorizar universidades de acuerdo con los principios de
la calidad neoliberal.
El funcionamiento de la universidad según los dogmas del
mercado, ha internalizado en los nuevos profesionales un cúmulo
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de valores mercantilistas, utilitarios, alienantes y atentatorios
contra el medioambiente. La academia de corte empresarial
está empeñada en formar los hombres y las mujeres que
acepten este modelo como el único y hasta se vuelvan
defensores y sustentadores del mismo.
Pérdida de la autonomía universitaria que convierte a las
instituciones en dependencias de los órganos rectores de la
educación superior y sometidas a los objetivos impuestos por el
Estado y el poder hegemónico mundial.
En fin, como sostiene Benítez (2012): “La academia en las
condiciones del mundo globalizado contemporáneo, ha terminado
siendo absorbida por las necesidades reproductivas del orden
social dominante, (capitalismo global) al haber expulsado de su
seno las corrientes del llamado pensamiento crítico (pensamiento
liberador) evitando de este modo la formación de saberes
contestatarios”.
La pregunta obligada es: ¿admitiría usted, como nuevo/a
catedrático/a, que su función académica contribuya a fortalecer
este sistema mediante la formación de los profesionales útiles a
la economía de mercado, dotándoles únicamente de conocimientos
y habilidades instrumentales y con valores propios del
mercantilismo: codicia, consumismo, competitividad, egoísmo,
ostentación …?