El documento analiza cómo los escándalos y la ira ahora solo se miden por su capacidad de incendiar las redes sociales. Señala que cualquier insulto público de una figura conocida encontrará gente de acuerdo y resonancia en internet. También critica que la cultura española esté llena de gente enojada de todas las edades que compite por ser héroes en las plataformas digitales exhibiendo su ira.