Este cuento narra la historia de dos capitanas piratas, Paula y Belinda, que se encuentran en el mar durante una tormenta. Deciden unir fuerzas y descubren que lo que realmente buscaban era formar una familia. Tienen tres hijos, Olivia, Max y Tristán, y aprenden que la verdadera aventura y el tesoro más valioso es el amor de su familia.
EXPOSICION FOTOGRAFICA 1946-2024 Aniversario Conservatorio Carlos Valderrama ...
La busqueda del tesoro
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2. Editado por Eme Comunicación y Cuentos
Fecha: Junio 2016
Título cuento: La búsqueda del Tesoro
Redacción e idea original: Mireia Corachán
Ilustración y maquetación: Kris Varela
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4. Este cuento está hecho a medida
para una familia muy especial formada por
Mamá Bel, Mamá Pau, Olivia, Tristán y Max.
Un relato redactado e ilustrado especialmente para ellos
de parte de sus buenos amigos Mari Pau, Oti, Miquel, Juanjo y Mireia
con todo el cariño.
5. Esta no es solamente una historia de piratas,
es un emocionante relato de superación, valentía y mucho cariño.
Normalmente los piratas son fieros y temidos, feos y algo descuidados,
a veces cojos y con pata de palo, todos hombres en su mayoría. Pero la realidad no es esa ya
que durante siglos muchas piratas han surcado los mares con la misma valentía que sus compa-
ñeros varones.
En esta ocasión, nuestras heroínas no son otras que las temidas piratas Paula Ojos de Océano
y Belinda Cazartesoros, capitanas de los mares del Este y del Norte, solitarias y curtidas marine-
ras.
Paula Ojos de Océano llevaba años descubriendo el mundo en solitario en busca de nuevos hori-
zontes donde reparar sus heridas de mil batallas. No encontraba la paz y no cesaba en su empe-
ño de retirarse de esa ajetreada vida pirata de la que ya estaba algo cansada. Su buque Tortuoso
atracaba en puertos dispares allende los mares en una aventura sin fin.
Belinda Cazatesoros en cambio ansiaba encontrar el tesoro más grande jamás soñado. No solo
por la cantidad de riqueza que lograría sino principalmente por demostrar a los piratas hombres
cómo lucha una mujer y cómo logra aquello que se propone.
6. Durante un anochecer de tormenta, con grandes rayos y truenos resonando en la
inmensidad del Oceáno Atlántico, las aguerridas capitanas Paula y Belinda chocaron sin
remedio. La colisión fue de tal envergadura que el buque Tortuoso de Paula, ya maltrecho
tras años y años de navegación, quedó prácticamente inservible. Hoy sus restos descansan
aún en el fondo del mar y, quién sabe, a lo mejor algún tesoro se esconde entre las aguas
del oceáno.
Belinda, en un gesto de inusitada generosidad, tendió la mano a Paula para ayudarla a
escapar de su ruinoso buque. Y en ese preciso momento la lluvia cesó, el sol salió y todos
los puertos del mundo bailaron y danzaron hasta el amanecer. Tal fue esa sensación que
ninguna de estas almas intrépidas y solitarias, volvió a sentir nunca la soledad.
Sus espíritus femeninos les brindaron el don de la conversación y ambas compartie-
ron sus incontables batallas recorriendo todas las millas marinas en busca del tesoro para
Belinda y la paz para Paula.
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8. Cansadas de viajar sin alcanzar sus sueños, ni disfrutar el viaje pensando en alcanzarlos,
se apartaron de la piratería y buscaron un retiro en una vetusta ciudad sin mar. Cuando
echaban de menos el rumor de las olas y el olor a salitre viajaban a la costa valenciana y
volvían reconciliadas con su pasado. Allí tienen mucha familia y lo pasan en grande.
Pasado el tiempo, Belinda Cazatesoros quiso dejar descendencia y pensó que sería muy
divertido rodearse de un par de exploradores o exploradoras a los que enseñar todo su
buen hacer. Paula, que deseaba calma, se asustó mucho pero finalmente dio un paso
adelante y se arriesgó a tener una familia. Y esa sería su más grande aventura.
Los dioses de la Medicina ayudaron a Belinda a lograr su objetivo porque a la Madre
Naturaleza, que era una despistada, se le había olvidado prever que dos mujeres también
pudieran tener hijos en común.
Pasaron los meses y la barriga de Belinda era cada vez más grande. Hasta que un día
muy especial nació la pequeña Olivia, que lo puso todo patas arriba y cambió sus vidas para
siempre.
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10. Cuando ya se habían acostumbrado al trasiego diario de su pequeña aventurera Olivia, llegó la
gran sorpresa, el más fascinante suceso jamás pensado. Paula y Belinda volvieron a visitar a la
Diosa Medicina y desde ese día observaron todos asombrados cómo poco a poco la panchita de
Belinda volvía a crecer. Lo cierto es que crecía más de lo normal. ¡Como el doble! ¡Cómo no iba a
hacerlo si resulta que llevaba dos bebés dentro!
Tras el susto y la sorpresa inicial, Paula, Belinda y Olivia prepararon su corazón y su casa
para recibir ni más ni menos que a dos nuevas vidas.
11. Cuando Max y Tristán nacieron toda la familia tuvo que
hacer un esfuerzo enorme para que todo marchara bien. La abuela Araceli, “viajera ciclista”,
les ayudó mucho en esta nueva andadura, tan difícil y reconfortante, que habían emprendido.
12. La casa era una jungla y la vida una locura maravillosa. Max y Tristán se pasaban el día to-
cando y chupando todo cuanto había a su alrededor, Max recorriendo el pasillo arrastrándose
cual marine y Tristán desplazándose sentado mientras arrastraba su culete. Mientras Olivia, les
gastaba trastadas subiéndose sin parar por todas partes. Ahora un árbol, luego esa valla. Sus
hermanos se morían de risa con las actividades de Olivia.
A Paula y Belinda no dejaba de asombrarles el nulo parecido entre sus mellizos, ni en el físico ni
en el carácter, ni en la forma de dormir: Tristán era la calma que ansiaba mamá Paula -durmien-
do como un lirón toda la noche sin inmutarse con los gritos de su hermano- Max era el intrépido
pirata que antaño fue mamá Bel, despertándose de noche por si hay peligro, explorando todo sin
parar de un lado a otro, y curioseando. Mientras Tristán era más dado a o observar sentadito
chupando todo lo que había en torno suyo.
Y las capitanas de los mares de Este y del Norte Paula y Belinda ya nunca echaron de menos los
sueños inalcanzables porque no tenían ni tiempo ni añoranza. Disfrutaban cada momento como si
fuese el último, viendo como sus pequeños exploradores se comían el mundo de un bocado.
A Max le gustaba mucho viajar. ¿Se convertiría en otro aguerrido pirata? Pensaron que sería
toda una sorpresa para él que viajaran todos en tren durante el verano hasta Ontinyent, para
visitar a todos sus primitos y tíos.
13. Un día en que estaban tranquilas, Belinda se quedó pensativa, sus ojos de color marino ausentes,
fijos en algún mar perdido.
- ¿Sabes Paula, no añoro ningún tesoro. Y he descubierto la razón, no hay tesoro igual que el que
tenemos nosotras entre las manos.
Paula le tomó la mano y exclamó:
- ¿Y yo Belinda? ¿Yo qué? ¡Si yo quería calma!
- ¡Jajaja! Creo que ahora me aburriría de conseguirla.
Y las dos rieron sinceramente pensando que, en ocasiones, los sueños se hacen realidad, y en
otras, por suerte, el azar nos depara una vida mucho más emocionante.
Esa noche bridaron con buen ron y cantaron todos juntos.
“La vida pirata es la vida mejor, sin estudiar, sin trabajar, con la botella de ron...”