2. Hace tiempo, por la selva de Panzón en el país de Losco fluía un río llamado
Viss, del que se rumoreaba que sus aguas eran sin duda las más ricas del
mundo por su variedad de vida. En sus profundidades crecía una planta
acuática de distintos colores, que ha sido la protagonista de muchas leyendas.
El aire susurraba que era prodigiosa. Los tigres de la selva rugían que la planta
escondía muchos secretos y los aldeanos que vivían a orillas del río exclamaban
que era la fuente de vida de Viss.
En esta aldea vivía un chico de nombre Xenón, rubio, de ojos azules que
aburrido de la vida en ella marchó con Genay. Genay era una cría de tigre que
encontró tumbada encima de una rama navegando por el río Viss y que cuidó a
escondidas convirtiéndose en su mejor amigo.
Era de noche y Xenón partió de casa con la balsa de su padre, cruzó con ella el
río y juntos se adentraron en la selva:
-¡Qué bonita es la selva! ¡ Creo que nos lo pasaremos muy bien aquí! ¿No te
parece Genay?- exclamó el chico con entusiasmo.
La noche iba oscureciendo la selva poco a poco y Xenón empezaba a sentirse
cansado; por suerte halló en la lejanía una cueva cubierta de plantas trepadoras.
No dudó en explorarla y dormir con Genay dentro de la gruta sin pensar qué
animal podría vivir en ese oscuro lugar.
Al amanecer el sol iluminó la cueva y Xenón se
despertó sobresaltado al contemplar una tigresa blanca:
-¿Estás bien? Anda levanta ¿Quieres tomar algo? – rugió amablemente la tigresa
- Tu cara me suena a la del niño de la planta del Viss- continuó-.
-¿La planta del río Viss? ¿No la conozco?-preguntó intrigado Xenón.
-Si no la conoces, siéntate y escucha esta historia:
-“Cuenta la leyenda que en una aldea, donde el río Des aportaba agua a sus
fuentes, donde los pájaros cantaban y los animales se comunicaban libremente
3. con los humanos, vivía Rass, un chico similar a ti. Un buen día marchó con tres
cántaros a recoger agua de la fuente del Bozal (llamada así porque poseía una
forma similar a la del objeto), para terminar su tarea diaria.
Al llenar de agua el primer cántaro, una luz que parecía salir de él exclamó con
una dulce voz:
-Sigue el curso del río Des-.
-¿Quién es?- respondió el chico
Una fuerte ráfaga de viento tiró el cántaro de Rass y lo arrojó hacia el río Des.
Rass se zambulló en busca de su cántaro y al cogerlo encontró en las
profundidades del río un ser similar a un pez híbrido de dragón, de distintos
colores. Se encontraba rodeado de pequeños elfos y Secásomos (anfibios que
siempre adquieren la forma de lo que más deseas).
El chico atraído por su curiosidad buceó hacia ellos. Uno de los Secásomos le
replicó:
-El pez dragón te suplica que te dirijas a la Gruta de los Haded en busca del
tigre blanco, el guardián de la semilla. La Gruta de los Haded es una cueva que
guarda en su interior una semilla, que en determinadas fechas germinaría y
daría lugar a algo maravilloso. Solo puede desarrollarse en las profundidades
del río Dess y verdaderamente el tigre blanco es el único que te la puede
entregar y para ello necesitamos una persona que se atreva a convencerle, pues
es un poco fiero y no escucha con facilidad
Rass decide ayudar. Deja los cántaros al cuidado de los Secásomos y de los
elfos, que le prometieron ir llenándolos de agua mientras él se ocupaba de que
la semilla fuera transportada al río :
-Ten mucho cuidado al entrar en la Gruta de los Haded. El tigre blanco no es un
ser malvado si no un buen defensor de la semilla y no la deja en manos de
cualquiera- dice el dragón pez con decisión-.
-Tendré cuidado, si es un buen defensor de la semilla caerá en la cuenta de que
he sido enviado por vosotros para que pueda crear vida, ¿no? Seguro que
puedo hacerlo, espero no meter la mano donde no debo- respondió Rass.
4. - Pero, espera chico, antes ten esto en cuenta, nunca le mires a los ojos, a ningún
felino le mires así, para ellos significa venganza, mantente tranquilo dirigiendo
la vista hacia los lados y escuchando con atención- le advirtió el pez dragón-.
Rass marchó por el sendero pedregoso y limoso. No paraba de pensar en aquel
magnífico tigre.
Por suerte, una cachorra de jaguar, que se había escondido detrás de unos
matorrales, avistó todo lo sucedido y no dudó en ayudar a Rass:
-Qué haces por aquí, Rass-dijo la jaguar.
-¿Cómo sabes mi nombre?, ¿por qué me sigues?- preguntó el chico.
-Luego te lo cuento, solo quiero que aceptes lo que te voy a ofrecer.
-¿Qué es?.
-Dejarás que te acompañe, conozco muy bien a los tigres y te podría ayudar-
ruge la cría de jaguar.
- Si tanto insistes…-contesta Rass.
-¡Bien! ¡Gracias!-grita la jaguar.
Enseguida Rass vio en la lejanía la gruta y juntos entraron. Dentro había mucha
humedad y hermosas estalactitas caían de las rocas del techo formando figuras
sorprendentes. Un reloj de cuco azul, naranja y verde marcaba la hora en punto.
Una manta de terciopelo cubría el frío suelo de la cueva y en una pequeña
esquina se encontraba un mullido sofá de 9’5 metros que invitaba a acostarse.
Se quedaron tan estupefactos con la decoración de la cueva que se olvidaron de
su misión, pero una voz gruñona se lo recordó:
-¡Que hacéis aquí! Soy el guardián de la semilla, quien te ha enviado a este
lugar.
-Vengo a decirte que la semilla está a punto de germinar y necesita vivir en las
profundidades del Dess -contesta Rass.
-Así que vienes a por ella, ¿no?-Dice el tigre blanco-.
- Sí, la semilla dentro de la cueva ya no sirve para nada sin embargo si la
llevamos al río Dess dará lugar a algo maravilloso que generará más vida en él,
5. piénsalo. En las profundidades del río se han agotado todas y si no hacemos
uso de ella se extinguirá.
-Un día jugando –les aclaró el tigre- me tropecé, caí al río y encontré al dragón
pez quien me entregó esta semilla prodigiosa, que, según me dijo, tenía grandes
poderes. Yo debía cuidarla y protegerla y así lo he hecho. Por haber aceptado
esta misión él me otorgó el color blanco para diferenciarme del resto de tigres.
Ahora veo que debía guardarla por si sucedía esta catástrofe, que todas se
extinguieran del río. Así que te entregaré la semilla.
Rass depositó la semilla en las profundidades del río con mucho cuidado y
esta empezó a crecer y a crecer formando una planta de distintos colores que
dio aún más vida, luz y color al río. Y por ello empezaron a llamarle Viss pues
este nombre recuerda la palabra vida”.
Con estas palabras la tigresa acabó su historia. Vio que Xenón y Genay
escuchaban con mucha atención y les dijo:
-Ya veis que la planta del Viss es muy valiosa. Ahora todos tenemos que
cuidarla, nadie tiene que acercarse a ella para no dañarla. Como sucesora que
soy del tigre blanco, os encomiendo la siguiente misión: regresad a la aldea y
contad a todo el mundo esta historia para protegerla.
Los amigos cumplieron la palabra de la tigresa.
Todavía se rumorea por la selva de Panzón que la planta del Viss es mágica, el
viento susurra que es prodigiosa, los tigres rugen que esconde muchas historias
y los aldeanos que es la fuente de vida del Viss.
FIN