1. El Mundial de Rusia, una lección de
comunicación
Por Manuel Alonso -
5-07-2018
La celebración del Mundial de Futbol en Rusia
despertó muchas dudas y cuestionamientos entre los
viajeros que asistirían a esta justa magna. Y no es
para menos, la historia de Rusia como destino
turístico está llena de mitos, historias y realidades
que justifican los temores y las incertidumbres.
Las redes se inundaron de información, real y “fake”
sobre algunas reglas y normas que los visitantes
deberían de guardar durante su estancia en Rusia,
bajo la amenaza de ser sancionados. No manifestarse
en las plazas con banderas extranjeras, no cubrirse el
rostro con máscaras, no consumir bebidas alcohólicas en la calle, evitar muestras
afectivas entre personas del mismo sexo, son algunas de ellas.
Lo que legitimaba o al menos daba cierta credibilidad a estas declaraciones, es
que se asocian a un Estado caracterizado por el rigor y la severidad que impone
su líder. Sin embargo, como avanza el Mundial, a los rusos se les ha revelado una
realidad muy diferente.
Dicen que en Rusia las mujeres son bellas y los hombre fríos y duros, como esos
que aparecen como enemigos de James Bond. Un mito: los rusos están
mostrando un rostro hospitalario y de complicidad con los forasteros. Un hecho
revelador ha sido la manera como los rusos celebraron la primera y segunda
victoria de su selección. La primera fue alegre, ruidosa, alegre y hasta ahí. La
segunda, fue influida por manera en la que los mexicanos celebramos, lo que
puso a Moscú de cabeza. Los rusos atestiguaron como los mexicanos llevaron
banderas, cornetas, máscaras y tequila con la complacencia de la autoridad. El
siguiente festejo ruso fue escandaloso para los estándares conocidos y se
prolongó hasta el amanecer; algo inaudito.
Otro tema perceptivo es el idioma. El ruso es quizá el elemento que le da
cohesión a la nación. Prácticamente en todos los rincones del país se habla y no
hay otro aspecto en su enorme territorio y entre sus varias etnias, que les de
mayor identidad.
2. Por años, el idioma inglés fue ignorado, se dice que motivado por la situación
tirante con los Estados Unidos durante la Guerra Fría. Profiency califica el nivel
de inglés de Rusia, entre los más retrasados de Europa.
Ahora están pagando el precio. Los turistas que llegaron a Rusia tienen una sola
queja y que es común: no hablan inglés. Y aunque en años recientes se tomó la
iniciativa de incluir la enseñanza del inglés en las segundarias, aún es temprano
para notar un efecto.
Y a Rusia la alcanzó el destino. Un país altamente atractivo para el turismo, no
ha aprendido a hablar. Se entiende que la mayoría de la población no tenga
conocimiento de una segunda lengua, pero es inconcebible que al checar tu
boleto de avión, las recepcionistas en los hoteles y el personal de los restaurantes,
apenas mastiquen el inglés.
Incluso, en la programación de la televisión de los hoteles, no ofrecen canales o
contenidos en inglés. De acuerdo a un estudio realizado en España, donde todos
los contenidos en idioma extranjero son doblados al español, se dice que ello es
un obstáculo para el aprendizaje, pues no les permite familiarizarse con el
idioma.
Pero el cambio está tomando su rumbo. En un suburbio de Moscú, varios taxistas
asisten a un curso de inglés que proporcionan las autoridades cuyo objetivo es
servir a los turistas durante el Mundial. El Google Translate se ha convertido en
su primera herramienta para darse a entender, así como para entablar una
conversación.
Los rusos aducen que esto es solo temporal y producto del Mundial de Fútbol,
pero otros afirman que es una tendencia que difícilmente se podrá detener. La
decisión recae en una persona: Vladimir Putin, que tendrá que decidir si permite
y alimenta esta corriente hacia la apertura o prefiere quedarse con un producto
turístico incompleto y un recurso humano limitado.
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