El documento resume los resultados de una encuesta realizada en varios países europeos sobre las opiniones de los ciudadanos respecto al estado del bienestar en el año 2050. Más de la mitad de los encuestados apoya la introducción de estándares mínimos de protección social en toda la UE. Sin embargo, la mayoría cree que los sistemas públicos de bienestar de sus países como las pensiones, protección del desempleo y cuidado de mayores no cubrirán las necesidades de los ciudadanos en 2050. El envejecimiento demográfico se presenta como un gran
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LA EUROPA DEL BIENESTAR EN 2.050
Manfred Nolte
Entre julio y agosto de 2015, ‘Visión Europa’, un consorcio de Fundaciones y
‘Fabricas de ideas’ orientado al debate de los grandes retos europeos, realizó
una encuesta para pulsar la opinión pública de una muestra de países de la zona
en relación al ‘estado del bienestar’ en un futuro próximo. Las líneas que siguen
recogen algunos de sus resultados.
Comenzaremos señalando que la situación social de la vieja Europa es única,
irrepetible y asimétrica. En efecto, con apenas un 10 por ciento de la población
mundial, genera el 25 por ciento del PIB del planeta y, lo que es mucho más
espectacular, financia el 50 por ciento del gasto social del mismo. Por gasto
social hay que entender los presupuestos públicos de los países europeos en
educación, sanidad, pensiones y aquellos otros destinados a paliar los efectos
del paro, la pobreza y otras formas de precariedad. Las cifras revelan, sin lugar a
duda, una conquista histórica, pero no puede dejar de destacarse la asimetría o
falta de proporcionalidad entre los tres porcentajes citados. Lamentablemente,
España no figura entre los países objeto de la encuesta, aunque no hay por qué
suponer que las conclusiones referidas a Alemania, Reino Unido, Francia, Italia,
Portugal, Bélgica, Polonia y Finlandia (países encuestados) puedan diferir
sustancialmente de las que hubieran salido de las bocas de nuestros ciudadanos.
La primera idea básica recogida por el informe es que en los ocho países
evaluados, más de la mitad de la población respalda la idea de que la Unión
Europea debería introducir estándares mínimos vinculantes de protección
social en todos los países de la Unión. El respaldo más enérgico se recoge en
Francia. En cada país analizado, la mayoría entiende que dichos mínimos deben
lograrse mediante las oportunas reformas estructurales de los países miembros
sobre sus sistemas de bienestar. Todos los países excepto Finlandia apoyan una
transferencia financiera desde los países miembros ricos a los mas pobres. Pero
el futuro se revela muy sombrío. Este compromiso vigoroso de la Unión
Europea en asuntos sociopolíticos también ha sido destacado por otro reciente
estudio de la Fundación Bertelsmann. En él, un 60% de la ciudadanía europea
reclama vehementemente una mayor integración social en la Unión europea y
un 47% menciona la reducción de las desigualdades sociales como una de las
tareas urgentes de las Instituciones.
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La clave de la incierta deriva europea hacia el año 2050 se halla en el
envejecimiento demográfico. La elevación de la esperanza de vida y una tasa de
fertilidad en declive suponen un problema grave para la Unión europea. Una
sociedad envejecida es menos dinámica y más conservadora, se disparan los
costes de sus programas de gasto sanitario, dependencia y pensiones y acaba
siendo altamente vulnerables y dependientes. El informe de envejecimiento de
la Comisión Europea (2015) recoge que la Unión Europea va a pasar del ratio
actual de cuatro activos por cada persona de más de 25 años a dos activos e
2040. Este desfase afecta tanto a los ingresos (menos trabajadores activos)
como a los gastos (mayores costos de pensiones, sanitarios y asistencia a largo
plazo).
Así, el informe reconoce que los ciudadanos encuestados son perfectamente
conscientes de estas amenazas, y que todos temen que las previsiones no se
adecúen a sus necesidades futuras. Al miedo por la falta de cantidad se une el de
la falta de adecuación, esto es de calidad. En su conjunto, a la pregunta de ¿cree
Vd. que en 2050 el sistema público de bienestar en su país cubrirá las
necesidades de la ciudadanía? la respuesta es negativa en los siguientes
porcentajes: 60% para las pensiones, 55% para la protección del desempleo,
50% para el cuidado de los mayores, 48% para la sanidad pública y 30% para la
educación.
Por países, para los alemanes la principal preocupación se centra en las
pensiones y en el cuidado de sus mayores. El 70% de los encuestados temen que
las pensiones serán insuficientes y el 63% que no se tratará adecuadamente a
sus mayores. Tambien el 67% de los franceses y el 63% de italianos y polacos
son pesimistas sobre la adecuacion de las pensiones.
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En un cuanto a la protección al parado, solamente en Alemania y Gran Bretaña
la desconfianza ha estado por debajo del 50%. En el resto de países el
pesimismo a la pervivencia de los beneficios de desempleo se acerca al 60%.
El estudio debate también la importancia de la ‘inversión social’, una línea de
trabajo de la Comisión europea que contempla un desplazamiento desde un
estado del bienestar ‘compensador’ a un estado del bienestar habilitante o
‘capacitador’, centrándose en aquellas políticas designadas para reforzar las
capacidades y las habilidades de los ciudadanos, y apoyarlas para su plena
utilización en el mundo laboral y en la vida social. En línea con esta propuesta,
el 47% de los ciudadanos contemplan la educación como el principal pilar del
futuro estado del bienestar. Salud y cuidado de los mayores le siguen en orden
de importancia otorgada con el 46% y el 43% de las respuestas. Desagregando
por países, la educación es el objetivo mas deseado en Reino Unido, Alemania,
Bélgica e Italia mientras franceses y polacos otorgan similar importancia a la
educación y a la sanidad. Portugueses y Finlandeses priorizan la gestión de la
salud pública frente a cualquier otro objetivo.
Interesante resulta la encuesta que confronta a los futuros beneficiarios del
bienestar público europeo con el recurso a nuevas fuentes de financiación. Los
ciudadanos deben decidirse ante la siguiente disyuntiva: mantener el nivel de
bienestar social acudiendo a subidas de impuestos o mantener los impuestos
reduciendo las prestaciones del actual modelo de bienestar. Finlandia encabeza
con un 66% de votos la opción de mantener el nivel al coste que sea, seguida por
el Reino Unido y Alemania con el 56% y el 52% respectivamente. Solo el 46% de
los italianos y el 39% de los portugueses apoyarían una subida de impuestos, en
linea con los polacos. Puede advertirse alguna correlacion entre paises con bajo
nivel de endeudamiento público y mantenimiento de los actuales niveles de
pretaciones así como países con mayores niveles de deuda publica que no
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desean agrandarla, aunque este extremo nos es muy razonable ya que la
finanaciacion del gasto con nuevos impuestos dejarían inalterado el saldo de la
deuda soberana.
Sin duda un recuento de opiniones del que pueden extraerse importantisisimas
consecuencias.