Procedimiento no contencioso tributario no vinculado
EL MECANISMO DE EQUIDAD INTERGENERACIONAL.
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EL MECANISMO DE EQUIDAD INTERGENERACIONAL.
Manfred Nolte
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El tema de las pensiones, dada su enorme importancia, surge de forma recurrente
en el debate público. Tan recurrente que constituye un hilo sin solución de
continuidad, sometido como es lógico a la más variada controversia. Apenas
surge un juicio por la situación presente cuando este queda desbordado por los
acontecimientos inmediatos. La vida fluye. La de la construcción de las pensiones
del futuro también. Hablamos ahora del nuevo mecanismo de equidad
intergeneracional (MEI) que entrará en vigor en 2023 y permitirá recaudar unos
42.000 millones hasta 2032 y que se inyectarán en la llamada 'hucha' de las
pensiones, que posibilitarán teóricamente la financiación del gasto de pensiones
que acarreará la jubilación de la generación del ‘baby boom’. Esta construcción
sustituye al factor de Sostenibilidad que se aplicaba desde 2019.
Pues bien, la medida, criticada en amplios ambientes sociales y de grupos de
presión, es a mi entender, insuficiente pero absolutamente necesaria. Como es
natural, el razonamiento que sigue queda sometido a cualquier otro de mejor
criterio, siempre que se desenvuelva en el ámbito de las ideas.
La gran realidad de las pensiones en España es su incontestable inviabilidad, con
un déficit entre ingresos de 158.000 millones y prestaciones de 171.900 millones
crecientes cada año y que se estima en los 15.000 millones de euros, en torno al-
1,5% del PIB previsto para 2021. La causa básica reside en el distinto ritmo de
crecimiento del gasto medio anual por pensionista (aumento del 18,73 %)
respecto al del ingreso medio por afiliado (disminución del 1,28 %). Como esta
es, desde hace un tiempo, una cifra recurrente y no coyuntural, la conclusión es
la ya aludida de su insostenibilidad. La flagrante trampa en el solitario que el
ejecutivo de Sánchez está llevando a cabo es equilibrar financieramente las cifras
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mediante el recurso a transferencias a fondo perdido desde los presupuestos
generales del Estados a las cuentas de la seguridad social. Ello no solo desvirtúa
la autosuficiencia del modelo de las pensiones, sino que abre un descomunal
agujero en el flanco genérico del endeudamiento soberano. En efecto, las cuentas
públicas españolas acaban de sumar en setiembre de 2021 el mayor importe de
deuda de los tiempos modernos: 1.432.300 millones de euros, equivalentes al
120% del PIB, arrastrando un déficit fiscal del -8,1%. Por esta infantil regla de
tres de taponar con déficit publico la sangría de las pensiones podía llegarse al
infinito subvencionando un sinfín de partidas que hoy se contienen dentrode una
razonable disciplina presupuestaria, como la de los mileuristas, los emigrantes,
los parados y un sinfín de colectivos más.
Una parte de la solución debe proceder en consecuencia de las variables
endógenas del sistema público de pensiones, como es el caso del aumento de las
recaudaciones de las contribuciones. Otra parte de la solución, ya lo adelanto, se
sitúa inexorablemente en el retrasode la edad de jubilación que en este momento
se fijaría razonablemente en el entorno de los 70 años. Hay muchas más fugas en
el sistema, pero como basta a cada día su malicia, nos centraremos en la primera
medida que ha venido citándose en los párrafos anteriores, para destacar su
coherencia en el apuntalamiento del sistema de pensiones.
Aumento de contribuciones y retraso de la edad de jubilación resultan dos
factores que afectan directamente al trabajador en activo -futuro pensionista- de
forma equitativa. Hay que destacar que la subida de las cotizaciones sociales que
se incrementarán 0,6 puntos, de los cuales las empresassufragarán cinco décimas
y los empleados la décima restante, representan una distribución ficticia ya que
en último termino las seis decimas recaerán empleado, dado que tarde o
temprano, ya sea vía salarios nominales o cantidad de nuevo empleo, el
empresario repercutirá el nuevo impuesto social a la masa laboral.
Aunque despierte una amplia reacción de clase, esta medida, junto a la repetida
del retrasode la edad de jubilación, soportada en consecuencia por el trabajador
repara directamente y en gran medida, la enorme herida del sistema como es su
injusta contributividad. Sin aludir aquí al deslizamiento historio que lo ha
causado, no cabe olvidar el enorme desfase existente entre cotizaciones pagadas
y pensiones causadas.
El Banco de España ha hecho hincapié en repetidas ocasiones en dos aspectos
relevantes del actual sistema de pensiones: la contributividad excesiva y la
rentabilidad atribuida a los ingresos de los afiliados durante su vida laboral
activa. El resultado en nuestro modelo es una contributividad actuarialmente
incorrecta por exceso. El Banco de España lo cuantifica: un pensionista recibe a
lo largo de su jubilación 1,74 euros por cada euro de contribución aportado o
dicho de otro modo los pensionistas reciben un 74% más de lo que cotizaron,
siempre según el Banco de España.
Como es lógico las contribuciones merecen una rentabilidad, que nuevamente el
emisor central establece en el 3,5% anual. Este 3,5% debe compararse con la
rentabilidad de la deuda del estado a diez años que, hoy en día, es del 0,45%
anual, lo que nos lleva a la conclusión de que la rentabilidad atribuida al fondo de
las pensiones es casi diez veces mayor que el coste de la financiación del Estado
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en los mercados.
Como factor atenuante, la medida, que entrará en vigor en 2023, se relativiza
cuando se hace un análisis pormenorizado de las cifras en euros, y medidas sobre
PIB las cotizaciones quedarán en el 13,9%, por debajo del 16,7% de la media de la
zona euro.
“Las cotizacionessociales de todos los trabajadores se incrementarán 0,6 puntos, de loscuales las
empresas sufragarán cinco décimas y los empleados la décima restante. Actualmente las
compañías pagan un 23,6% de la base de cotización del afiliado en concepto de contingencias
comunes, por lo que ahora pasarán a abonar 24,1%. Por su parte, el trabajador abona a la
Seguridad Social en estosmomentos un 4,7%de su base de cotización porcontingencias comunes
y se elevará al 4,8% una vez se aplique el MEI. De esta manera, el tipo de cotización por
contingencias comunessubirá hasta el 28,9%.”Lo cual,llevado a euros significa que “El trabajador
tendrá que pagar un 0,1%de su base de cotización. Así, por ejemplo, para una base de cotización
media, situada en 1.976,42 euros, representará 1,98 euros de su salario bruto mensual, mientras
que las empresas asumirán9,88 euros. Menor será el desembolso para losque coticen porla base
mínima (1.125 euros al mes), que pagarán un extra de poco más de un euro. EL coste para la
compañía se elevará hasta los 5,6 euros al mes. Y , por último, para las bases máximas de
cotización supondrá un encarecimiento de 24,84 euros al mes, de los cuales 4,14 euros tendrán
que abonar los trabajadores y los 20,7 euros restantes las compañías.”
En resumen, el nuevomecanismo de equidad intergeneracional, de ser conjugado
con un retrasode la edad de jubilación cercano a los 70 años, sentaría unas bases
compensatorias razonables para el acercamiento de la consolidación de nuestro
sistema de pensiones.
Lamentaría que cuanto se ha escrito aquí se interprete como un desafinado canto
de sirenas presuntamente provocadoras y heterodoxas. Cedo en dicho caso la
ortodoxia a plumas más conciliadoras y autorizadas.