La inflación en España está aumentando y se espera que supere el 4% en los próximos meses, lo que sería el nivel más alto desde 2008. La inflación actual se debe principalmente a problemas de oferta como los cuellos de botella en las cadenas de suministro, lo que la hace menos transitoria. Esto podría afectar los tipos de interés y tener consecuencias diferentes para deudores y acreedores. Algunos institutos económicos prevén que la inflación descienda ligeramente a finales de 2021 pero podría mantenerse alta dependiendo de la evol
1. EL LOBO INFLACIONISTA.
Manfred Nolte
La paulatina pérdida de protagonismo de la emergencia sanitaria Covid, aunque
las espadas deban mantenerse en alto, ha cedido su puesto a los grandes
problemas económicos, que ahora se destapan y se estudian con una
minuciosidad de relojero. No solo lo doméstico, fuertemente amparado por el
sector público en los últimos 20 meses sino lo global y universal cobra una
actualidad acuciante, porque crece el sentimiento de que ha llegado la hora de
hacer inventario final de los estragos del naufragio, y lo que es más doloroso,
poner encima de la mesa todas las facturas y recibos que la crisis Covid ha
generado, escondidos en lugares diversos y recónditos y que de alguna manera
ahora se tendrán que pagar. Los problemas originados por una demanda
yugulada por el Boletín Oficial del Estado han quedado soslayados y se abre una
inquietante era en la que ocurre exactamente todo lo contrario. El colapso de la
oferta y la difícil recuperación de las cadenas de suministro deslocalizadas
durante décadas, han introducido no solo problemas de desabastecimiento que
inmovilizan nuestraindustria, sino que el impacto gradual, sucesivo y ascendente
de los precios desatan la inquietud tanto del sector privado como de las
autoridades competentes.
El núcleo de problemas que hoy centraremos en la creciente crisis inflacionaria
se halla rodeada de otros incendios de naturaleza y gravedad diversa,
fundamentalmente en torno al desajuste de los precios energéticos, el gas y el
petróleo y también por potenciales siniestros sistémicos como el caso de
Evergrande en China y su posible emulación de la quiebra de Lehman Brothers.
Camino lleva. Trascendencia sustantiva despiertan asimismo las medidas
sometidas al Congreso de los Estados Unidos, como el aumento del techo de la
deuda y el gasto público y el resto de los planes pendientes del presidente Biden
para reforzar las infraestructuras -1,2 billones de dólares- e invertir en sanidad,
educación, y otras partidas por importe de 3,5 billones de dólares adicionales.
2. Yendo directamente a la nuestro, la inflación tiene visos de no parar. La tasa de
variación anual del IPC del mes de setiembre en España se sitúa en el 4%, siete
décimas por encima de la registrada en agosto. La tasa anual de la inflación
subyacente aumenta tres décimas, hasta el 1%. Está claro -así lo dice la inflación
subyacente última- que el determinante de nuestra actual inflación es de oferta o
sea de costes, que es menos estructural y determinante que la de demanda. Pero
se trata de una inflación de oferta bastante estable, o sea, poco transitoria, ya que
los cuellos de botella de las cadenas de suministros, de la cadena de oferta no son
transitorios sino estables y van a durar bastante más de lo previsto, con su
incidencia sobre los tipos de interés a largo plazo.
Las consecuencias son -como puede suponerse-distintas para acreedores que
para deudores. Debemos partir del hecho de que los tipos de interés reales son
negativos, del orden del -4%anual, algo que causará el éxtasisdel director general
del tesoro, que ve recortado el nivel de la deuda pública del país y que lleva a la
desesperación a los particulares propietarios de activos líquidos y otros activos
financieros que están cosechando rentabilidades negativas, ya suficientemente
diezmadas por la sesgada actuación del banco central europeo.
¿Cuáles son las previsiones más plausibles?
En el escenario central previstopor el InstitutoFUNCAS, el precio del petróleose
mantendrá estable y el de la electricidad bajará en los dos próximos meses un 15%
tras las medidas anunciadas por el Gobierno para la reducción del IVA y otros
impuestos de la factura.
Si esto se cumple la inflación rebasará el 4% en los próximos meses, tocando
máximos de trece años. No obstante, durante el último mes de 2021 empezaría a
perder fuerza, siempre si todo lo demás se mantiene constante, para descender
hasta el 3,9% en diciembre, cinco décimas más que en la última previsión del
Instituto Económico.
Existe un escenario alternativo en el caso de que el precio de la electricidad
prosiguiese su escalada y el precio del petróleo se mantuviese sin variaciones, en
cuyocaso la tasa interanual de diciembre sería del 4,5%. Este tipo sería el más alto
desde septiembre de 2008, cuando el IPC se situó en el 4,6%.
La transmisión del nivel general de precios de consumo a la cadena productiva,
como es lógico, es instantánea llegando a todos sus componentes. El coste laboral
y los salarios se ha disparado mas de un 13% en el segundo trimestre, presunto
record en 21 años. La incidencia en sueldos de funcionarios y sobre todo en las
pensiones será igualmente significativa, dado el último ajuste reglado de las
prestaciones en función del nivel de precios.
Con todo, el escenario de los institutos económicos a medio plazo sigue siendo
moderado. Por ejemplo, la previsión de la inflación a cinco años, dentro de cinco
años, se sitúa para la Eurozona en el 1,85%. Lástima que en aquel día nadie tire
de hemeroteca para contrastarlo.