Politicas publicas para el sector agropecuario en México.pptx
(339)long el alcance de la austeridad fiscal
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EL ALCANCE DE LA AUSTERIDAD FISCAL.
Manfred Nolte
La columna de hoy debate lacónicamente algunas cifras y porcentajes
supeditadas a tres consideraciones, que ocupan la mayor parte del espacio. Se
hace premeditadamente.
La primera consideración es que España es en 2105 el octavo país del mundo
con mayor déficit fiscal, o sea, el país número ocho en el ranking de países cuyos
gobiernos gastan más de lo que recaudan. Pese a ello, la austeridad, aquella
bondad recomendada inveteradamente por sicólogos, nutricionistas,
espiritualistas y mentores de un sinfín de otras disciplinas sigue viviendo
momentos de bajísima popularidad en el ámbito de la política económica. Ha
adquirido un interés dialectico y contradictorio: insuficiente para los censores
de Bruselas que apuntan a los desmanes e ineficiencias incurridos por el
gobierno de España a partir del estallido de la crisis en 2008; excesivo para casi
todas las formaciones políticas, sobre todo para aquellas que, al no tener
responsabilidad alguna en la gestión del poder, les resulta visiblemente más
sencillo dar trigo que predicar virtudes.
La segunda se refiere a la actual inconsistencia informativa en torno a la
realidad y comportamiento del déficit fiscal español. En este como en una
amplia variedad de importantes temas económicos se ha perdido el rigor
informativo y las noticias y las cifras se mueven como marionetas sin otro
ánimo que alentar el descontento o la demagogia. Las dos grandes fuentes de
falseamiento y de desorientación mediática las constituyen al día de hoy las
tertulias-basura y en general las redes sociales. Cualquier afirmación errónea o
calumniosa vuela impunemente por las pantallas de los móviles o por las
soflamas televisivas convertida en aparente realidad, dejando siempre al
contrario la carga de la prueba de su falsedad, y las pocas veces que esta resulta
descubierta se ningunea o se matiza a capricho de quien las ha lanzado. Se está
matando la verdad mediante mentiras, vaguedades, o simples verdades a
medias, pero lo más grave es que todos parecemos saberlo y a todos parece
importarnos bien poco. En la era de las redes sociales lo esencial es comunicar o
comunicarse, desahogarse consumiendo un turno, sin prestar atención ni al
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contenido ni a la respuesta que este desate. Habitamos una sociedad
informativa autista de una sola dirección. La esencia de un debate o de un
periodismo honesto no es lanzar la noticia o el dato sino contrastarlo, valorar si
es relevante y no se presta a contradicciones o malentendidos y finalmente, si el
informante tiene el don suficiente, narrar el dato o suceso con garbo literario.
No en pocas ocasiones sucumbe el profesional a la tentación de expresar con
pretendida facilidad lo que es conceptualmente difícil, y esa simplificación
puede encubrir otra variante del error.
La tercera consideración se remonta a una antigua regla de oro del periodismo.
Que las cifras aburren y distraen y que un buen artículo es aquel capaz de
transmitir con sencillez y convicción un relato o un mensaje que prenda en la
sensibilidad del lector, vidente o escuchante, al modo de una ósmosis
espontanea carente de violencia intelectual.
Rendidos al veredicto de este último párrafo, pasamos al breve repertorio de
datos que condicionan nuestro déficit fiscal. Es el siguiente:
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1.- En 2008 el presupuesto público español era ligeramente superavitario e
ingresos y gastos se situaban en torno al 39% del PIB. Entre 2007 y 2009 y
como efecto de la gran crisis, los ingresos fiscales cayeron seis puntos
porcentuales del PIB, unos 60.000 millones de euros. Las correspondientes
políticas anticíclicas de expansión fiscal llevaron los gastos hasta el 46% del PIB,
siete puntos de PIB, en análogo periodo: 70.000 millones de euros. El bache
fiscal se elevó, en consecuencia, al 11% del PIB aproximadamente.
2.-Entre 2009 y 2015 el déficit se ha enjugado en seis puntos porcentuales de
PIB, hasta el 5% actual. El ajuste se ha realizado con un aumento de impuestos
del 3,5% y una disminución de gastos del 2,5% de nuestro PIB. Es evidente que
tanto los gastos como los ingresos han ayudado a rebajar el déficit público, pero
el peso del ajuste ha recaído en los contribuyentes en mayor medida que en los
beneficiarios de los gastos ‘sociales’ públicos. Se recalca el adjetivo ‘sociales’ y
no de otra índole. Y se puntualiza que ‘aumentar impuestos’ es una inequívoca y
muy meritoria forma de austeridad en beneficio de la mayoría social.
3.-Como año electoral, 2015 aun ha sido más singular: el déficit se ha reducido
solamente en 6.000 millones de euros a pesar de que los ingresos han crecido
en 13.500 millones, porque los gastos, a su vez, no han disminuido sino que han
crecido en 7.200 millones de euros.
4.-Si contemplamos el ajuste a lo largo de los nueve últimos años, en 2015
hemos conseguido recuperar el gasto publico per cápita real que disfrutábamos
en 2007. Y a pesar de los recortes transitorios, a finales de 2015, todas las
grandes partidas presupuestarias como son Sanidad, Educación y mucho más el
importe de las Pensiones están por encima de los niveles anteriores a la crisis.
Los grandes recortes se han consolidado en otros ámbitos de menor incidencia
social, destacando en especial el colapso sufrido por la inversión publica.
Estos datos se recogen –entre otros- de FEDEA, FUNCAS y el Ministerio de
Hacienda. Recientemente, FEDEA ha publicado un nuevo estudio, en el que
abunda en estas conclusiones1.
1 Documento de Trabajo - 2016/09: Evolución del Gasto Público por Funciones durante la crisis (2007-
2014): España vs UE José Ignacio Conde-Ruiz FEDEA & Universidad Complutense