1. Guía para aprender del fracaso para
profesionales y directivos
¿Se puede aprender del fracaso tan fácilmente como dicen?
Mi opinión es que no se aprende de fracasar, se aprende de superar los
fracasos. Y eso es muy difícil.
El hombre es el único animal que tras haber tropezado dos veces con la misma
piedra, se vuelve y le da una patada.
Los profesionales y directivos que toman iniciativa y buscan la excelencia pueden
cometer más errores y recibir más críticas, por lo que deben prepararse para el
fracaso frecuente y para aprovechar las enseñanzas de los fracasos en la medida
de lo posible.
Si quieres mejorar tras un fracaso y tienes poco tiempo, puedes seguir esta técnica
rápida de autoevaluación mediante cinco preguntas: 1 Qué puedo aprender; 2 Qué
hubiera hecho diferente; 3 Qué competencias debo entrenar; 4 De quién puedo
aprender; 5 Cuál es el próximo paso.
11 ESTRATEGIAS PARA
APRENDER DEL
FRACASO
1. Prepárate para fracasar y para
aceptar sus consecuencias
El primer paso hacia el fracaso es intentarlo.
El “emprendedor” Homer Simpson es uno de los más famosos losers que además
se permite criticar a otros losers. Dijo el gran actor Fernando Fernán Gómez que el
mal del español no es la envidia (querer hacer o tener lo que otros) sino el desprecio.
2. Fracasar sigue siendo un estigma. Culturalmente nos educan para sentir desprecio
(o indiferencia, que es aún peor) por aquellos que no son capaces de tener los éxitos
sociales y profesionales suficientes, tendencia que se agudiza en un mundo cada
vez más global y competitivo.
Si quieres conocer quiénes son tus enemigos, arriesga y equivócate: vendrán a
castigarte en cuanto tropieces.
Solo fracasan los que toman iniciativa. Y lo digo como un halago. Como profesional
y como directivo, implica siempre más riesgo tomar iniciativa para intentar cambiar
o mejorar las cosas en tu empresa y en tu trayectoria. Las propuestas para cambiar
el statu quo siempre serán criticadas, entorpecidas o boicoteadas por aquellos a los
que puede afectar negativamente.
Además, recuerda que si haces propuestas posiblemente te asignen la
responsabilidad y el trabajo de llevarlas a cabo, lo que conllevará nuevos riesgos.
En síntesis, emprender en el sentido amplio de la palabra, ser coherente con tu
estilo de vida profesional y con tus valores y buscar la eficiencia deben
acompañarse de una actitud adecuada para afrontar y aceptar las resistencias y el
fracaso.
2. No temas al fracaso pero prepárate
para prevenirlo
Para evitar el fracaso, conócete. Elige metas, métodos y plazos realistas y
ajustados a tus competencias, a tus intereses y al contexto personal y profesional
que vives.
¿A veces es mejor fracasar que recordar que no lo intentaste? En malos
momentos, tendemos a sobrevalorar la vida pasada y poner en duda el valor de la
actual, a fantasear con aquello que no intentamos o con aquello que no pudo ser.
“Qué hubiera pasado si…” es un comportamiento verbal obsesivo que genera
ansiedad.
Mi abuelo me dijo que más vale fracasar que vivir frustrado. Esta
idealista reflexión del tratado de la derrota de @jorgejuan minusvalora lo duro que
es «vivir frustrado» y que muchos fracasos pueden tener consecuencias muy
negativas en el desarrollo profesional. Arriesgarse no debe ser un estilo por defecto,
sino una actitud que debe aplicarse con sabiduría adaptada a cada momento,
contexto y objetivo profesional.
¿Estarás más decepcionado por lo que no hiciste que por lo que hiciste? Hay
una épica sobrevalorada alrededor de lo que pudimos ser y hacer y no hicimos
expresada por esta célebre frase de Mark Twain (que he puesto entre
interrogaciones) que se ha convertido en una especie de oda al emprendimiento,
3. una invitación a no conformarse con empleos y estilos de vida que no motivan y a
«luchar por ser feliz”, aunque no sepamos bien qué significa.
¿Qué hubiera pasado si hubieses tomado otro camino? Tu vida sería ahora
diferente pero muy probablemente no sería ni mejor ni peor. A mi entender se trata
de un debate absurdo porque siempre estamos eligiendo, con sus pros y sus
contras, y lo que hoy nos parecen alternativas mejores, aventureras y románticas,
ayer eran opciones inasumibles o, simplemente, menos prácticas o interesantes.
Además nuestros intereses, motivaciones y posibilidades cambian continuamente.
Cuando tengo que elegir entre dos males, siempre prefiero aquel
que no he probado. Mae West
Sea cual sea tu elección, una vez tomada tenderás a pensar que las
alternativas eran mejores. Cuando miramos atrás solemos arrepentirnos de las
decisiones tomadas porque nos gusta fantasear con la bondad de las opciones que
no elegimos. En todo caso, si consideras que vas a arrepentirte en el futuro por no
haber intentado hoy superar un difícil reto, disfrutar de una experiencia o transitar
un camino profesional en particular, tal vez sea buena idea probar, no sea que te
tires el resto de tu vida fustigándote con algo que supuestamente pudo ser y no fue.
Para prevenir el fracaso, persigue lo que quieres pero trabaja en lo que
puedes. Perseguir objetivos ambiciosos en tu empresa o en tu trayectoria
o reinventarte profesionalmente no requieren que tires todo por la borda de la noche
a la mañana. Puede continuar con tu ocupación actual mientras experimentas y
pruebas nuevos caminos y estrategias controlando la inversión y tomando un riesgo
asumible.
3. Aprende de tus fracasos pero no
los idealices
Los calvos y los gordos son más creativos porque han sido
rechazados más veces. Sé bien de lo que hablo. Si alguna vez
tienes que contratar a un feo o a un guapo, coge al feo: el guapo
ya hará anuncios de perfumes.
Esta reflexión del guionista, cómico y mago @jandro (La oreja verde, Alienta 2003)
indica que fracasar puede motivar al esfuerzo y fortalecer la resistencia. Pero
muchas veces, el fracaso solo es una consecuencia de hacer las cosas mal que
lleva al desánimo.
4. No hay que generalizar las ventajas de las experiencias de fracaso y hay que
analizar cada una de forma específica. La retórica del actual mundo de los
emprendedores intenta poner en valor el fracaso, critica la cultura de
estigmatización del error y propone abrazarlo como el símbolo del riesgo y de la
iniciativa. Su lema podría ser ganar es rentable, perder es una inversión.
En redes sociales, blogs y manuales de lectura rápida se comparten miles de ideas
y frases que no sólo quitan yerro a los fracasos sino que incluso resaltan la
importancia de fracasar como si fuese un objetivo en sí mismo.
Para reinventarse como emprendedor pareciera que uno tenga que tatuarse su
primer mandamiento, no fracasas, aprendes. Pero del fracaso muchas veces solo
se aprende que la vida es dura. No lo idealicemos.
4. Anímate a asumir riesgos
aceptables y a perseverar
Una parte de la reformulación verbal que rodea la reinvención del concepto fracaso
puede ser fruto de la burbuja emprendedora pero es importante recordar que los
profesionales, directivos y organizaciones que crecen e innovan son los que asumen
riesgos. Animar es aumentar las emociones positivas y motivar es ayudar a
encontrar motivos para hacer o conseguir algo. Estas reflexiones seguro que te
animan a considerar de otra forma los fracasos y errores.
Trece ideas para animarte a intentarlo y relativizar
el fracaso
1. La fórmula del éxito en cualquier actividad consiste en levantarse una vez más
de las que uno cae. N+1=Éxito. (Fernando Moreno Nieto @fmorenonieto)
2. Los que renuncian son más numerosos que los que fracasan. (Henry Ford)
3. Nuestra gran debilidad es siempre la renuncia. El único camino cierto para
lograrlo es volver a intentarlo una vez más. (Thomas Alva Edison)
4. ¡Es siempre demasiado pronto para renunciar! (Norman Vincent Peale)
5. La derrota tiene algo positivo, nunca es definitiva. En cambio la victoria tiene
algo negativo, jamás es definitiva. Jose Saramago
6. No fracasamos, decidimos posponer nuestro éxito ;)
7. No perdimos el partido, solo se nos agotó el tiempo ;)
8. Caballeros, debo recordarles que mis probabilidades de éxito aumentan en
cada nuevo intento. (John Nash, Nobel de Economía 1994)
9. Fallas el 100% de los tiros que no intentas. (Wayne Gretzky, jugador de hockey
sobre hielo)
10. Derrota tras derrota hasta la victoria. (Mao)
11. El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse. (Winston
Churchill)
5. 12. La mayor parte de los fracasos nos vienen por querer adelantar la hora de los
éxitos. (Amado Nervo)
13. Si quieres impresionar a tu audiencia, cuéntale tus éxitos; si quieres que se
identifique contigo, tus fracasos. J.C.Maxwell
5. Desconfía de los consejos que
enaltecen el fracaso
La diferencia entre un depredador y una presa es que el primero
se puede permitir un fallo.
Hay personas que se pueden permitir fallar y otras para quienes tendría
consecuencias muy negativas de las que les resultaría muy difícil recuperarse. Si
bien se pueden obtener algunas enseñanzas del fracaso, parece una temeridad
promoverlo como fuente de aprendizaje o como motivación para emprender, como
apunta @dbravo en su tuit.
Una cosa es que a toro pasado hagamos de la derrota virtud y recojamos todo lo
que se pueda aprovechar tras la batalla, y otra usarlo como “método de prácticas”
que puede implicar problemas profesionales e incluso financieros.
Vanagloriarse de «arruinarse muchas veces» puede demostrar ‘carácter
emprendedor’ o pocas luces para los negocios.
Muchos hablan de aprender del fracaso mientras muestran sus éxitos.
Aquí tienes algunas ideas que reflejan mi lucha sin cuartel contra el postureo anti-
fracaso que exhiben los que triunfaron. ¿Con que idea te sientes más identificado?
Quince ideas para ponerte en guardia ante los
gurús pro-fracaso
1. Los únicos que hablan del valor del fracaso son los que triunfaron. A los otros
nadie les pregunta. @tintaalsol
2. Cuando alguien tiene éxito en algo y aconseja a otros ‘cualquier cosa que te
propongas es posible’ siempre olvida mencionar las que no pudo (Yoriento.com)
3. Los que más alaban el fracaso son los que menos tienen que temerlo:
millonarios, guruses y profesores de emebeás (Yoriento.com)
4. La realidad es que los éxitos se los llevan los fuertes y el fracaso los débiles, y
eso es todo. (Oscar Wilde)
5. Lo bueno del fracaso es el aprendizaje, el fracaso en si es
prescindible. @berta1974
6. Sólo hay algo más doloroso que aprender de la experiencia: no aprender de la
6. experiencia
7. Equivocarse es bueno solo vale como frase hecha de consultor. Para todo lo
demás, es mejor intentar anticiparse al error y aprender de los errores ajenos.
8. Con los años he aprendido de mis errores. Cada vez los cometo
mejor. @elbaronrojo
9. Aprender de los errores es estadística; aprender de los éxitos es motivación
10. Algunos fracasos hacen mejorar, y otros sólo hacen fracasar. Cuestión de
análisis sincero e inteligente
11. El fracaso por sí solo no te hace mejor profesional, sólo más resistente
12. –¿Alguna vez te cansas? –Sólo me aburro, los hombres siempre cometen los
mismos errores estúpidos una y otra vez. (The man from earth, película sobre un
hombre inmortal)
13. Sabrás cómo deberías haberlo hecho cuando, tras haberte equivocado
repetidamente, hayas terminado y sólo cuando ese conocimiento ya sea
completamente inútil. (Conjetura de IKEA o del conocimiento inútil)
14. Si el fracaso vale cuando aprendes del fracaso, lo que vale es aprender, no
fracasar.
15. Si no estás aprendiendo de tus errores mejor que no hagas nada
6. Se aprende de superar el fracaso,
no de fracasar
Aprendemos analizando éxitos propios y ajenos más que obsesionándonos con los
fracasos
El hombre es el único animal que tras haber tropezado dos veces con la misma
piedra, se vuelve y le da una patada. Esta reflexión de Moncho Alpuente revela
que equivocarse no supone garantía de aprendizaje. Es fácil aprender del fracaso
en escenarios simples o controlados. Si ante solo dos opciones posibles escoges
una y te equivocas seguro que habrás aprendido que la correcta era la que no
elegiste. De hecho la ciencia optimiza el análisis de los “errores” aplicando el método
científico para aumentar el control sobre las variables implicadas y sus relaciones y
así crear conocimiento de forma sistemática.
Pero la vida suele ser habitualmente muy compleja para las personas y los
profesionales que no tenemos esa actitud científica ni los recursos e información
para aplicarla. En muchas situaciones, tras un fracaso o un error ni siquiera seremos
capaces de averiguar su causa.
Puedes sufrir un mala relación de pareja, una desafortunada trayectoria como
emprendedor o no encontrar empleo en mucho tiempo sin llegar a descubrir las
7. razones de tus problemas. Tropezamos dos veces con la misma piedra porque
no llegamos a saber qué paso cuando lo hicimos la primera vez.
Del fracaso es más difícil aprender u obtener conclusiones cuanto más
complejo es el escenario en que se produce. Si te ponen una multa por exceso
de velocidad, de ese “fracaso” obtendrás fácilmente algún aprendizaje directo tipo
«cada vez que pase de 120 Km por hora debo estar muy atento a posible radares.”.
Pero si eres un directivo que no consigues motivar a tu equipo, si te despiden de
una empresa sin motivo aparente o tu pareja te dice “tenemos que hablar”, es
probable que no te resulte nada fácil descubrir los problemas y la soluciones para
aplicarlas en situaciones similares en el futuro. Se supone que de los errores
deberíamos aprender pero muchas veces veces no somos capaces ni de identificar
de forma concreta cuál es el problema.
Para rentabilizar el fracaso, fracasa rápido y barato. Para prevenir las
consecuencias negativas del fracaso es conveniente limitar el riesgo que se quiere
y se puede asumir. Fernando Moreno Nieto @fmorenonieto, emprendedor español
en Internet, cuenta que se arruinó junto a su familia invirtiendo de forma poco
controlada. Aprendió la lección y la suele contar en sus conferencias:
“El tamaño sí importa: si tienes 10.000 euros puedes hacer 10 pruebas de 1000
euros. Si lo arriesgas a una carta te equivocarás. Invertimos 1,4 millones en 16
startups y solo funcionó una que fue la que desarrollamos. Iniciamos muchos
proyectos pero abandonamos los que no funcionan.”
La emprendedora Begoña Martínez @minibego me decía en Twitter que en lugar
de recomendar «fracasa rápido, fracasa a menudo” prefería la expresión «aprende
rápido, aprende a menudo”. Es buena idea utilizar el lenguaje con el que nos
sintamos más cómodos o con más ánimo pero hay mucha diferencia entre lo que
uno cree aprender de los fracasos y lo que de verdad aprende, independientemente
de qué palabras use para describirlo.
No se aprende de fracasar sino de superar los fracasos. Menos apología
sobre el valor de equivocarse y más metodología para acertar.
7. Aprende de las críticas a tus
«fracasos»
Aprende a recibir las críticas con elegancia y a gestionarlas con inteligencia.
8. Cuanto más ambiciosos e innovadores sean tus objetivos profesionales o tu
negocio, más probable es que cometas errores y recibas criticas negativas, incluso
antes de cometerlos. Si tu reacción habitual a las críticas es defensiva y de rechazo,
posiblemente aprenderás muy poco sobre cómo mejorar tu vida profesional o tu
negocio.
Valora la importancia de las críticas.
En realidad quieres que te critiquen. Las críticas muestran que la gente se interesa
por lo que estás haciendo y los críticos te obligan y motivan a hacerlo mejor, en
parte para demostrarles que están equivocados ;) Para prevenir el
fracaso, encuentra gente que critique tus decisiones para hacerlas mejores.
Filtra en función de tus intereses.
De las opiniones o valoraciones negativas selecciona las partes que pueden ser de
utilidad o que contienen alguna verdad y desecha el resto. La forma más fácil de
hacer esto es preguntarte: ¿qué parte de esta crítica tiene valor para mi caso?
Formula preguntas y solicita consejo.
Cuando alguien critica tus errores y fracasos lo más inteligente es preguntarle cómo
puedes mejorar o qué hubiera hecho en tu situación. En lugar de criticar a los que
te critican, pídeles opinión.
Si rechazas una sugerencia, molestas; si pides un consejo, halagas.
Decide el riesgo que vas a aceptar.
Muchos críticos te recomendarán que evites arriesgarte y pronosticarán tu fracaso.
Tienes que tener una idea clara de ti mismo como profesional y mantenerte
enfocado en tus objetivos y en el modo en que ofreces valor a tu empresa o a tus
clientes. Y a partir de ahí, decidir cuál es el margen de riesgo que has decidido
tolerar, así como las consecuencias de un posible fracaso.
Lucha por alcanzar tus metas pero también prepárate para el error.
8. Para evitar el fracaso profesional no
sobreestimes el éxito.
Tendemos a sobreestimar nuestras posibilidades de logro profesional.
9. Un estudio realizado por Cassar, G. & Craig, J. (2009) preguntó a centenares de
emprendedores que iniciaban su andadura sobre las posibilidades de éxito que
atribuían a su negocio.
Más tarde, a aquellos que “fracasaron” y abandonaron su iniciativa, se les volvió a
entrevistar y declararon que antes de comenzar el proyecto su probabilidad de éxito
la valoraban en un bajo 58%. Sin embargo, en la encuesta inicial estimaron en
promedio una probabilidad de éxito de más del 70%.
De los fracasos parece aprenderse algo a toro pasado: a moderar el optimismo.
¿Hasta qué punto el optimismo y el pensamiento positivo sobre las posibilidades de
éxito tienen influencia en los verdaderos logros y avances? Los factores claves del
éxito y el desarrollo profesional nada tienen que ver con las expectativas, más bien
es al contrario: las expectativas y el optimismo son consecuencia de logros
previos.
Para prevenir el fracaso, evita sobreestimar el éxito en la definición y
consecución de tus objetivos profesionales. Para ello, puedes pide consejo a
personas que alcanzaron metas similares y también a aquellas que no lo
consiguieron. Y no olvides darte un margen de error suficiente que te permita
planificar reduciendo el riesgo y minimizando la posible frustración del fracaso.
9. Los fracasos curten y los logros
guían.
Un pequeño éxito ofrece más información que cientos de
grandes fracasos.
El fracaso revela lo que no funciona, pero no enseña qué hacer después. Es
mejor aprender de los éxitos y de los avances porque motivan y además señalan
el camino. Cuanto más acertamos más fácil es que sigamos acertando. Este
aprendizaje del éxito tiende a ‘generalizarse’ en la consecución de otras metas
similares en contextos similares. Cuantos más logros alcanzamos más accesibles
nos parecen los siguientes y mayor es nuestra motivación para conseguirlos.
Los logros afinan y motivan el aprendizaje. Si del fracaso se aprendiera tanto
todos seríamos muchos más inteligentes y profesionales. De lo que se aprende es
de los logros propios y ajenos.
Los objetivos nos parecen más fáciles tras alcanzarlos. En un estudio (Lee, Y. et.
Al., 2012) se les pidió a nueve arqueros experimentados que usaran una
10. determinada diana. Tras disparar cada flecha debían girar la cabeza para no ver el
recorrido que seguía. Tras el tiro, se retiraba la diana para que no supiesen el
resultado, cómo de cerca había quedado del centro.
Después de cada impacto cada tirador debía anotar una estimación del tamaño del
círculo central de la diana y los resultados fueron muy interesantes. Las
dimensiones que percibieron los arqueros se correspondió con la precisión de sus
lanzamientos: cuanto mejor fue el tiro más grande se percibió la diana.
Parece que los tiradores son capaces de saber los resultados de sus lanzamientos,
aunque no puedan verlos, debido a su experiencia anterior por la retroalimentación
que les brinda su cuerpo. Los objetivos nos parecen más fáciles tras alcanzarlos,
igual que las dianas nos parecen más grandes tras haber acertado el tiro.
Se suele decir que “el fracaso está fuera y la derrota está dentro” insistiendo
en la importancia de la “mente” que supuestamente toma la decisión de claudicar
ante los obstáculos y de renunciar a la posibilidad de convertir la derrota en éxito.
Se trata del famoso «si quieres puedes» que implica que hay gente que cree en el
éxito y por eso lo consigue y hay gente que no; que algunas personas «toman los
fracasos como impulsos para la superación y otras, como derrotas».
Si querer es poder, cuando no puedes, ¿es que no has querido lo
suficiente? Si quieres puedes es un argumento circular, una explicación que no
explica nada, porque sigue sin dilucidar las razones por las que unas personas
llegan a tener «la suficiente voluntad» o fuerza mental y otras no. Porque si poder
depende de querer, ¿de qué depende querer?
La fuerza de voluntad proviene de los éxitos previos. ¿De dónde si no? Se
suele afirmar con rotundidad que la diferencia entre las personas que tienen éxito y
las perdedoras (como si fuesen categorías naturales) está en la cabeza, en la
fortaleza mental, en la actitud, en las ganas de ganar. Pero lo que te hace ganar no
es la “fortaleza mental”.
La fortaleza mental es lo que se adquiere cuando se gana, cuando se alcanzan
el tipo y número adecuado de éxitos. Lo importante es HACER todo lo que toca
para ganar y trabajar o entrenar también cuando no te apetece. Tener la suficiente
motivación para afrontar retos, creer que se va a tener éxito y confiar en uno
mismo, no son causas sino efectos de haber logrado los éxitos suficientes en los
contextos y momentos necesarios.
Fracasar fortalece y ayuda a aceptar que la vida es dura pero
son los logros los que marcan el camino.
11. 10. Para conseguir logros
importantes, alcanza logros previos
suficientes.
No es la actitud ganadora la que nos lleva a los éxitos, son los éxitos los que
crean una actitud ganadora.
Podría decirse que el éxito llama al éxito, y el fracaso al fracaso. Superar retos nos
estimula para afrontar nuevos retos: es el llamado efecto ganador.
Las experiencias de éxito tempranas y la confianza que generan son claves
porque un logro hace probables nuevos logros. De ahí la importancia de
conseguir suficientes éxitos en la vida personal y profesional, entendidos como
avances o pasos hacia objetivos valiosos para la persona. La diferencia entre
‘triunfadores’ y ‘perdedores’ en determinados contextos y para determinados
objetivos, es haber obtenido los éxitos adecuados en los momentos adecuados.
Si eres guapo/a tendrás más confianza a la hora de ligar debido a tus éxitos
anteriores. ¿Qué sorprendente, verdad? Y si no eres atractivo/a pero aún así
cuentas con confianza para relacionarte con aplomo, es probable que dispongas
de otras virtudes que facilitaron y facilitan tus logros, ¿no es cierto? ;) En la vida
profesional, si acudes con seguridad a una entrevista de selección lo más probable
es que hayas superado algunas apoyado en unas buenas competencias
profesionales y tal vez en experiencias que han hecho interesante tu currículo.
La moraleja es clara: si quieres disfrutar de una fortaleza mental y un poder de
voluntad envidiables prepárate bien para obtener los avances y los éxitos
necesarios: ponte lo más guapo posible y desarrolla las virtudes y competencias
que tendrán valor para los demás.
11. Guía rápida para aprender del
fracaso
Las personas pueden aprender de sus errores si no
están ocupados negándolos.
Ya hemos visto lo difícil que es aprender del fracaso, sobre todo en escenarios
complejos.
Pero podemos utilizar cuestiones de autoevaluación para mejorar siendo
sistemáticos en el análisis y evaluación de los errores y de los factores implicados.