Aristóteles introdujo la importancia del empirismo en el proceso de conocimiento. Consideraba que la experiencia, a través de la acumulación de observaciones, hacía a los hombres expertos. Propuso varios niveles de conocimiento, desde lo sensible basado en la percepción hasta lo racional alcanzado a través de la reflexión. El conocimiento verdadero requiere tanto de la experiencia empírica como del razonamiento, pues la experiencia proporciona los datos para que la razón descubra las causas.
Prueba de evaluación Geografía e Historia Comunidad de Madrid 2º de la ESO
El conocimiento de aristoteles
1. El Conocimiento de Aristóteles
María Francisca Becerra Yáñez
Una de las grandes y más importantes bases del pensamiento y el método
científico es sin duda la teoría del conocimiento Aristotélica. Aristóteles no solo es
conocido por ser un gran pensador, sino por introducir y resaltar la importancia del
empirismo en el proceso de conocimiento y entendimiento de nuestro entorno. No
acepta que el conocimiento adquirido por inducción pudiese ser considerado como
científico, sin embargo, la inducción sería una condición previa para la tarea de
investigación, parte de la fundamentación del pensamiento.
A pesar de considerar a la experiencia como sometida bajo el supremo valor de lo
teórico, creía firmemente que era la acumulación de experiencia lo que hacía los
hombres “expertos” y que aún más perfecto era el conocimiento de dicha
experiencia unido a la reflexión. La perfección de la función racional humana sólo
se manifestaría en la facultad suprema de profundizar en los fundamentos de
dichos conocimientos, desvelar las causas hasta llegar a los primeros principios y
sería aquí cuando el hombre lograría asemejarse a los dioses.
Aristóteles distingue varios niveles de conocimiento. El sensible, que deriva
directamente de la sensación, es un tipo de conocimiento inmediato y fugaz que
desaparece con la sensación que lo ha generado. Es considerado inferior, pero en
los animales superiores es capaz de mezclarse con la memoria sensitiva y la
imaginación, pudiendo dar origen a algo más persistente. Esto tiene lugar en el
2. hombre y genera la experiencia como resultado de la actividad de la memoria, que
no permite conocer el porqué ni la causa de los objetos conocidos, pero que sí
permite saber que existen. Es decir, consiste en el conocimiento de las cosas
particulares.
Es así como el nivel más elevado de conocimiento estaría dado por la actividad
del entendimiento, el único que nos permitiría conocer las respuestas que la
experiencia en sí no nos puede entregar. Sin embargo, este saber debe surgir
necesariamente de ella y a medida que es capaz de explicar la causa de lo que
existe va constituyendo el verdadero conocimiento.
Para Aristóteles, conocer propiamente, supone estar en condiciones de dar cuenta
de la esencia del objeto conocido, la forma. Pero la forma se encuentra en la
sustancia, no es una entidad subsistente, haciendo necesario para poder captarla
el haber percibido la sustancia a través de la sensibilidad. Mediante la acción de
los sentidos captamos la realidad de una sustancia de la que elaboramos una
imagen sensible que contiene los elementos materiales y formales. Es sobre esta
imagen que actúa el entendimiento, separando de ella lo que hay de material de lo
formal.
Se distinguen dos tipos de entendimiento, el paciente que recibe y entra en
contacto con la imagen sensible, y el agente que realiza su propia separación de
los componentes de la sustancia. Es así como el entendimiento agente se queda
con el elemento formal que expresa a través de un concepto en el que manifiesta
las características del objeto.
3. Si analizamos estas ideas, no sólo es fácil notar las diferencias con respecto a los
pensamientos de Platón en cuanto al valor atribuido al conocimiento sensible
como a la actividad misma del conocimiento, si no que resalta a la vista la
revolución que significó para la época los avances de Aristóteles. Éste rechaza
explícitamente el innatismo del conocimiento y nos lo presenta como el resultado
del aprendizaje, es decir, de la coordinación racional de los elementos
procedentes de la sensación a través de la experiencia, algo nunca antes
considerado con tal importancia.
Gran parte de estos elementos puede ser encontrada hoy en nuestra propia
metodología y enseñanza de las ciencias. Es reconocida la importancia de la
experiencia y de la información adquirida por los sentidos, pues es nuestra forma
de conocer el mundo y sus elementos. Sin embargo, no es suficiente el quedarnos
con lo percibido, porque solo se puede obtener verdadero conocimiento a través
de la razón, del uso del entendimiento. Pero no sólo la experiencia necesita de la
razón, el entendimiento también necesita al empirismo como fundamento del
pensamiento y comprobación de un fenómeno.
Muchas veces la investigación parte de una duda, una intriga que surge sobre la
observación de algún suceso, sea en otros o en uno mismo, que no se puede
explicar inmediatamente a simple vista. Puede ser que la pregunta intente ser
respondida mediante el entendimiento, a partir de verdades existentes y conocidas
que unidas de manera lógica puedan dar una respuesta razonable, pero no basta
la coherencia para hacer real la respuesta encontrada, es necesario comprobarla
a través del empirismo como fundamento a esta explicación. Por ejemplo, si
4. estamos escuchando radio tranquilamente y de pronto comienza a sonar de
manera extraña nos preguntaremos qué anda mal con ella. Es probable que esté
mal sintonizada, cosa que descartamos porque ha comenzado a fallar de pronto, o
es posible que algún aparato electrónico que emite ondas esté causando
interferencia. Si apostamos por la última alternativa tendremos que mirar cerca de
la radio para observar si existe algo que concuerde con nuestro razonamiento y es
ahí cuando observamos un celular. Para fundamentar nuestra idea y estar seguro
que la respuesta que le dimos a nuestra pregunta es correcta, tendremos que
retirar el aparato para que la señal de la radio vuelva a la normalidad, y si es
necesario devolverlo a donde estaba para ver si ésta vuelve a fallar.
Por otro lado, otras veces el fenómeno es observado cuidadosamente antes de
intentar descifrar el cómo y el porqué. Hay ocasiones en la que es más
conveniente reunir la máxima información del suceso antes de intentar entenderlo
y darle algún sentido a lo que está ocurriendo. Por ejemplo en la caracterización
de un factor de transcripción, una verdad conocida es que afecta la transcripción
del DNA, por lo tanto de algún gen, pero no sabemos si lo hace directamente ni
mucho menos qué función celular está afectando. Sin embargo, si antes
analizamos sus genes blanco, sus propios factores de transcripción y los efectos
que se producen en una mutante, podremos tener una mejor idea del mecanismo
por el cual actúa y la experiencia le estaría facilitando la tarea al entendimiento.
Tanto biólogos como físicos y químicos basan sus investigaciones en el estudio de
algún fenómeno de interés, pero no solo percibiéndolo u observándolo, si no que
analizándolo y entendiéndolo para comprender el cómo y porqué de lo que está
5. ocurriendo. Quizás no siempre estemos en busca de verdades universales, pero sí
estamos descubriendo nuevas verdades a partir de otras ya existentes, como toda
la regulación a nivel genético potenciada por el descubrimiento de la estructura de
DNA y el proyecto Genoma Humano.