1. . "La niña y el cóndor":
Había una vez una niña llamada Ana, que vivía en un pequeño pueblo en las montañas de
Chile. Ana siempre había sentido una extraña conexión con los cóndores, esas aves gigantes
que se elevaban por encima de las cumbres de las montañas.
Un día, mientras caminaba por el campo, Ana vio un cóndor herido en el suelo.
Inmediatamente corrió hacia él y lo recogió con cuidado en sus brazos. Lo llevó a su casa y lo
cuidó durante días, hasta que finalmente el cóndor se curó.
Agradecido, el cóndor se convirtió en el amigo de Ana. Todos los días, se posaba en la ventana
de su habitación y pasaban horas juntos, hablando y compartiendo historias. Ana sentía que el
cóndor era su confidente más cercano y su protector.
Pero un día, Ana se despertó para encontrar que el cóndor había desaparecido. Preocupada,
salió a buscarlo y después de horas de búsqueda lo encontró en la cima de la montaña. El
cóndor le explicó que era el momento de partir y le ofreció una última aventura juntos.
El cóndor invitó a Ana a subirse en su lomo y volar por encima de las montañas. Ana,
emocionada, aceptó y juntos volaron por encima de las nubes, sintiendo el viento en sus
cabellos.
Después de horas de vuelo, el cóndor llevó a Ana de regreso a su hogar. Ana sabía que era el
momento de dejar ir al cóndor y dejarlo continuar su vida salvaje en la montaña. Pero nunca
olvidaría su amistad y los momentos increíbles que compartieron juntos. Desde entonces, cada
vez que Ana veía un cóndor volando en el cielo, recordaba a su amigo y sonreía.