Un joven pastor se aburría cuidando su rebaño y empezó a gritar falsamente que había un lobo para divertirse. Repitió la broma varias veces hasta que los aldeanos dejaron de creerle. Cuando realmente apareció un lobo, nadie le ayudó, el lobo mató muchas ovejas y el pastor perdió su trabajo y reputación. La moraleja es que mentir puede hacer que pierdas la confianza y el respeto de los demás.
1. • El pastor mentiroso: Un joven pastor cuidaba un rebaño de ovejas cerca de un pueblo.
Se aburría mucho estando solo en el campo y se le ocurrió una idea para divertirse.
Empezó a gritar “¡El lobo! ¡El lobo!” fingiendo que un lobo atacaba a sus ovejas. Los
habitantes del pueblo acudieron en su auxilio armados con palos y piedras, pero al
llegar vieron que no había ningún lobo y que el pastor se reía de ellos. El pastor repitió
la broma varias veces hasta que los habitantes del pueblo se cansaron de sus mentiras
y dejaron de hacerle caso. Un día, un lobo de verdad apareció por el campo y atacó al
rebaño del pastor. El pastor volvió a gritar “¡El lobo! ¡El lobo!” esperando que lo
socorrieran, pero nadie le creyó ni le ayudó. El lobo mató a muchas ovejas y el pastor
perdió su trabajo y su reputación. La enseñanza de este cuento es que no hay que
mentir ni engañar a los demás, pues podemos perder su confianza y su respeto.