El autismo es un trastorno del desarrollo que causa problemas sociales, de comunicación y conductuales. Se caracteriza por déficits en la interacción social, la comunicación y patrones de comportamiento repetitivos. Tiene un componente genético y puede ser causado por factores ambientales como infecciones durante el embarazo. El diagnóstico se realiza evaluando las tres áreas afectadas y el tratamiento incluye terapias conductuales, del lenguaje y educación estructurada.
2. TRASTORNO DEL ESPECTRO AUTISTA
Los trastornos del espectro autista (TEA) son una discapacidad del desarrollo que puede
provocar problemas sociales, comunicacionales y conductuales significativos.
Las destrezas de aprendizaje, pensamiento y resolución de problemas de las personas
con TEA pueden variar; hay desde personas con muy altos niveles de capacidad y
personas que tienen muchas dificultades. Algunas necesitan mucha ayuda en la vida
diaria, mientras que otras necesitan menos.
En estos trastornos no sólo se produce un retraso del desarrollo, sino un desarrollo
atípico, con amplia alteración de las funciones.
La mayoría de los niños con trastornos generalizados del desarrollo también sufren
retraso mental (cociente intelectual inferior a 70).
3. SIGNOS Y SÍNTOMAS
Las personas con un TEA a menudo tienen problemas con las destrezas sociales, emocionales y
de comunicación. Es posible que repitan determinados comportamientos o que no quieran
cambios en sus actividades diarias. Muchas personas con TEA también tienen distintas maneras
de aprender, prestar atención o reaccionar ante las cosas.
Los niños o adultos con TEA podrían presentar las siguientes características:
• No señalar los objetos para demostrar su interés (por ejemplo, no señalar un avión que pasa
volando).
• No mirar los objetos cuando otra persona los señala.
• Tener dificultad para relacionarse con los demás o no manifestar ningún interés por otras
personas.
• Evitar el contacto visual y querer estar solos.
4. • Tener dificultades para comprender los sentimientos de otras personas y para
hablar de sus propios sentimientos.
• Preferir que no se los abrace, o abrazar a otras personas solo cuando ellos
quieren.
• Tener dificultades para expresar sus necesidades con palabras o movimientos
habituales.
• Perder las destrezas que antes tenían (por ejemplo, dejar de decir palabras que
antes usaban.
Los déficits en la interacción social son probablemente los más característicos y
específicos de los niños con autismo. Desde pequeños los niños no responden a
los gestos y miradas de la gente a su alrededor, no buscan el contacto con otras
personas, prefieren jugar en solitario.
Problemas serios en el lenguaje comunicativo verbal y no verbal, frecuentemente
no tienen un lenguaje inteligible o repiten las palabras que oyen (ecolalia),
alteran el orden de las palabras o las usan con significados particulares para
ellos.
5. DIAGNÓSTICO
A veces, los TEA pueden detectarse a los 18 meses de edad o incluso antes. A los 2 años de edad,
el diagnóstico realizado por un profesional con experiencia puede considerarse muy
confiable.1 Sin embargo, muchos niños no reciben un diagnóstico final hasta que son mucho más
grandes. Este retraso significa que hay niños con TEA que podrían no obtener la ayuda temprana
que necesitan.
• Se debe realizar una exploración física y neurológica completas, con pruebas de visión y
audición.
• Durante esta fase, es aconsejable poder observar la relación con la madre (o persona que
atienda preferentemente al niño), puesto que habitualmente aporta datos muy significativos
para el diagnóstico diferencial.
• Para realizar el diagnóstico del autismo se deben detectar déficits severos en tres áreas
principales:
• Alteración cualitativa de la interacción social.
• Alteración cualitativa de la comunicación.
• Patrones de comportamiento, intereses y actividades restringidos, repetitivos y estereotipados.
6. CAUSAS
El autismo podría ser consecuencia de la interrupción del desarrollo normal del cerebro en una
etapa temprana del desarrollo fetal, causado por defectos en los genes que controlan el
crecimiento del cerebro y que regulan el modo en que las neuronas se comunican entre ellas.
Hasta el 80% de los niños con autismo tienen retraso mental, y hasta el 35-40% sufren de
epilepsia en los primeros 20 años de su vida.
Un 5% tienen el síndrome del cromosoma X frágil y otros han sufrido infecciones, como
meningitis, o han sido afectados por rubeola congénita, fenilcetonuria o esclerosis tuberosa.
Mediante estudios de imagen cerebral, como la resonancia magnética y la tomografía axial
(escáner TAC), se encuentran alteraciones en la morfología cerebral, agrandamiento de las zonas
del cerebro que contiene el líquido cefalorraquídeo (los ventrículos cerebrales) y alteraciones en
el cerebelo y la parte frontal del cerebro.
7. FACTORES DE RIESGO
• Factores genéticos.
El factor de riesgo más importante para el TEA es el tener uno o más familiares con TEA. Así, el
riesgo de tener otro hijo con TEA está en torno al 20%, entre 10 y 20 veces más que en la
general. Y esta posibilidad aumenta aún más, si ya hay más de un hermano afectado por TEA
el 50%). En los casos de gemelos que comparten el mismo material genético (monocigotos), la
posibilidad de que ambos tengan un TEA es del 60%, pero llegaría al 90% si se considera la
existencia de alguna afectación significativa en la capacidad de interacción social.
• Factores ambientales.
Pueden intervenir antes y durante el parto. Los que tienen mayor evidencia de aumentar el
de autismo son:
Edad avanzada de los padres en el momento de la concepción (tanto de la madre como del
padre).
Enfermedades de la madre durante el embarazo que desencadenan importantes reacciones
inmunológicas.
Prematuridad extrema, con muy bajo peso al nacer.
8. Dificultades durante el parto, en particular aquellas en las que hay privación del suministro de
oxígeno al cerebro del bebé.
Tratamiento para la epilepsia (tratamiento con ácido valproico durante la gestación).
Exposición a altos niveles de pesticidas y contaminación del aire de las madres embarazadas.
Dentro de los factores ambientales, las vacunas se han descartado como factor de riesgo de
autismo.
Es importante tener en cuenta que estos factores, por sí solos, no causan autismo. Es con la
combinación con factores de riesgo genéticos que pueden aumentar modestamente el riesgo.
Si bien las causas del autismo son complejas y aún no se conocen por completo, sí que se sabe
con certeza que el autismo no lo causa una mala crianza, por lo que la comunidad médica
entiende el autismo como un trastorno de origen biológico.
9. TRATAMIENTO
Aquellos pacientes que tienen acceso temprano a tratamiento multimodal mejoran
significativamente. El ambiente debe ser altamente estructurado e incluir profesores de
educación especial, terapia del lenguaje y logopedia, tratamiento vocacional y entrenamiento en
habilidades adaptativas.
El tratamiento conductual reduce los comportamientos no deseados, promueve el lenguaje y la
interacción social y, además, aumenta habilidades que fomentan la independencia.
Los programas educativos deben basarse en principios estructurados e incluir sistemas de
aprendizaje del comportamiento, terapia del lenguaje y terapia ocupacional. La psicoterapia está
indicada en los autismos de alto grado de funcionamiento el en el trastorno de Asperger, todo
ello encaminado a mejorar las competencias sociales o la expresión de sentimientos.
A veces, es necesario el uso de medicación para tratar síntomas psiquiátricos que pueden
aparecer, como antidepresivos para reducir los comportamientos repetitivos; y antipsicóticos
para mejorar la interacción social.