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CÓDICES MEXICANOS
v
Los Templos del Cielo y de la Oscuridad
texto explicativo del
CÓDICE BORGIA
FERDINAND ANDERS (Viena) / MAARTEN JANSEN <Leiden)
LUIS REYES GARCÍA (México)
(Comisi6n Técnica Investigadora)
WS TEMPWS DEL CIEW
y DE IA OSCURIDAD
Oráculos y liturgia
libro explicativo del llamado
CÓDICE BORGIA
(Museo Borgia P. E Messicano 1)
Biblioteca Apostólica Vaticana
Introducción y explicación
FERDINAND ANDERS / MAARTEN JANSEN / LUIS REYES GARCfA
SOCIEDAD ESTATAL
QUINTO CENTENARIO
(España)
AKADEMISCHE DRUCK-
UND VERLAGSANSTALT
(Austria)
FONDO DE CULTURA
ECONÓMICA
(México)
Primera edición, 1993
D.R. por esta reproducción facSimilar del códice:
© 1993, AKADEMISCHE DRucK- UNO VERLAGSANSrALT
Neufeldweg 75, A-BOlO, Graz, Austria
D.R. por esta edición:
SocIEDAD EsTATAL QuINro CENI'ENARIO
Serrano, 187-189. 28002 Madrid
D.R. por el libro explicativo
y sus caracterlsticas tipográficas:
© 1993, FoNOO DE CutruRA. EcoNÓMICA, S.A. DE C.v.
Carretera P1cacho-Ajusco 227, 14200 México, D.F.
ISBN 968-16-4154-X
Impreso y hecho en Austria (facsúnil)
Impreso y hecho en México (libro explicativo y estuche)
'.
Prólogo
N 1963, EL FONOO DE CuLTIJRA EcONÓMICA publicó el Códice Borgia,
_ junto con una traducción al español del comentario en alemán que
Eduard Seler escribió entre 1904 y 1909. Se trata de una reedición de la repro-
ducción fotocromográfica del códice, originalmente impresa en 1898 por la ini-
ciativa y con la subvención del duque de Loubat.
El comentario de Seler es una obra clásica, erudita y valiosa por sus rigu-
rosos análisis, de mpdo que tiene gran importancia en la historia del descifra-
miento de los códices mexicanos. Pero, como es obvio, los conocimientos y las
ideas sobre el mundo mesoamericano en general y sobre el contenido de este
manuscrito en particular, se han estudiado conSiderablemente más desde 1909.
Huelga decir que, eillos 60 años posteriores al fallecimiento del maestro Seler
(1922), se han hecho muchos descubrimientos esenciales y que se ha dado a
conocer gran número de nuevos datos arqueológicos e históricos: las civiliza-
ciones de los olmecas y de los toltecas, por ejemplo; la técnica de fechamiento
mediante radiocarbono, el desciframiento de los códices mixtecos por el doc-
tor Alfonso Caso, la incipiente interpretación de losjeroglifos mayas, etcétera.
Después de la segunda Guerra Mundial, el investigador austríaco Kad An-
ton Nowotny demostró 10 indefensible de varias de las teorías de Seler, e indicó
otro camino de interpretación en su obra -que también se hizo clásica- Tla-
cuilolli (1961). Gracias a la integración que se ha logrado con los nuevos mate-
riales y con recientes estudios cuyas aportaciones han sido fundamentales,
ahora podemos afirmar que tanto el estado del conocimiento como la visión
que tenemos acerca de este códice han cambiado drásticamente.
De ahí que nuestro comentario, inscrito también en los nuevos métodos de
interpretación, muestra, en muchos aspectos, discrepancias radicales frente a
la obra de Seler, aunque esto no quiere decir que entremos en controversia con
respecto de las afirmaciones del ilustre maestro. Más bien, reconocemos con ad-
miración su enorme labor de pionero, así como las muchas ideas que directa o
indirectamente debemos a él. La investigación que ha culminado con la edi-
ci6n de este libro se remonta en muchos años. Los contactos con el mundo in-
dígena de México y con los sabios mesoamericanos de hoy día fueron impres- 7
PRÓLOGO
8
cindibles para nosotros. En cuanto a este trabajo en particular, agradecemos a
nuestros colegas Benedikt Hartmann, Jarich Oosten y Peter van der Loo, quie-
nes participaron intensamente en el intercambio de opiniones en la Univer-
sidad de Leiden, así como a varias generaciones de estudiantes que nos han
alentado con su interés y sus ideas. Para dos de nosotros (Anders y Jansen) fue
importante la oportunidad de participar en el seminario del verano de 1982 en
Dumbarton Oaks, dedicado, precisamente, al estudio del Grupo Borgia.
En 1990, un convenio entre la Universidad de Leiden, Holanda, y el Centro
de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), de
México, permitió la estancia de Luis Reyes en Holanda durante un semestre.
Así fue posible un contacto intenso y prolongado entre los comentaristas de esta
obra, que se combinó con un estimulante seminario sobre el Códice Borgia en
el Centro Arqueológico de la misma Universidad de Leiden.
En el mismo año, los tres, junto con Gabina Aurora Pérez, pudimos explorar
diversos archivos en Roma, luego de nuestra participación en la reunión sobre
los derechos de los pueblos indígenas americanos, en Messina (Sicilia). Damos
gracias a Antonella Cammarota, de la Universidad de Messina, por su invita-
ción, apoyo y estímulo, así como al investigador de la antigiiedad clásica Frank
Mü1ler, al historiador Hans de Valk y a la arqueóloga del Istituto Olandese en
Roma, Thea Heres, por sus orientaciones. En Roma recibimos, además, la ama-
ble colaboración de las personas encargadas. del archivo de la Congregazione
di Propaganda Fide, de la Biblioteca Apostólica Vaticana, de la Biblioteca Na-
cional Central y del archivo general de la Compañía de Jesús. Queremos mani-
festar nuestro agradecimiento especial al padre Josephus Fejér, historiador
jesuita, quien nos guió en este último archivo, dándonos además muy valiosas
orientaciones generales e indicándonos legajos con documentos muy relevantes
para nuestra investigación, como las cartas de Clavijero y de Antonio de León y
Gama.
Ya terminada la redacción del original, recibimos noticias de los interesan-
tes hallazgos en Ocotelulco, TIax., de modo que agradecemos al arqueólogo
Eduardo Contreras Martínez por sus informaciones y por las fotografias de los
murales, que son de obvia importancia para el estudio del Grupo Borgia.
, partkular, agradecemos a
1 y Peter van der Loo, quie-
le opiniones en la Univer-
e estudiantes que nos han
otros <Anders y Jansen) fue
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ciden, Holanda, y el Centro
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)ra Ptrez, pudimos explorar
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a¡radecem08 al arqueólogo
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udto del Grupo Borgia.
PruMERAPARTE
Introducción
l. El primer comentarista y su mundo
~;::!tl L ANTIGUO MANUSCRITO MEXICANO que ahora conocemos como Códice
I Borgia, que se conserva en la Biblioteca Apostólica Vaticana, con-
siste en una larga tira de segmentos de piel de venado, doblada en fonna de
biombo y cubierta con una fina capa de estuco, sobre la que se han pintad.o esce-
nas figurativas. El tema de sus 76 páginas es religioso: ellas hablan de la influen-
cia de las fuerzas divinas sobre la vida humana y de las ceremonias y ofrendas
debidas, 10 mismo que de los oráculos y la liturgia. El estilo de la pintura es de
una belleza impresionante que fascina por su carácter visionario. En suma, este
libro pictográfico es uno de los testimonios más profundos e imponentes que
de la antigua civilización mesoamericana se han conservado. Originalmente pa-
rece haber pertenecido a un centro ceremonial dominado por templos dedicados
al Cielo y a los poderes de la Oscuridad; y no obstante que seguramente fue de
gran significación para el pueblo que 10 creó, el proceso disruptivo de la invasión
y de la colonización del siglo XVI enajenó este docwnento de su comunidad de
origen y 10 hizo pasar por caminos aún desconocidos hasta que llegó a Roma,
donde, a fines del siglo XVIII, volvió a aparecer para entrar en nuestro horizonte.
En aquellos cambiantes años llenos de movimiento intelectual, político y hasta
militar, cercanos a la Revolución Francesa (1789) y en vísperas de la indepen-
dencia de las colonias españolas, también el estudio de las antigüedades mexi-
canas entró en una nueva fase y recibió extraordinarios impulsos. Los trabajos
del erudito astrónomo e historiador mexicano Carlos de Sigüenza y Góngora
(1645-1700) y del caballero italiano Lorenzo Boturini (1702-1751), ambos en-
tusiastas coleccionistas de doctunentos y datos históricos, habían preparado el
camino para una nueva síntesis del pasado precolonial.1
1 Para el importante papel que desempeñaban estos estudiosos de la época barroca, véase la
obra de Ignacio Bemal sobre la historia de la arquelogía mexicana, y la de Benjamin Keen sobre·
el desarrollo de la imagen del pasado azteca.
Los trabajos e ideas de Sigüenzay Góngora son analizados además por Leonard (1959), Benitez
Grobet (1982) YTrabulse (1988). Estudios fimdamentales de la obra de Boturini son Glass (1975)
y Matute (1976). Remitimos en general a los excelentes resúmenes y datos bibliográficos de la
gula de las fuentes etnohistóricas, en los tomos 12-15, del Handbook ofMiddle American Indians. 11
Th'TRODUCCIÓN
12
El auge del movimiento filosófico de la ilustración europea, que propugna-
ba la sistematización y la reconsideración racionalista del conocimiento cientí-
fico, se combinó con el sentimiento patriótico de los criollos y los mestizos, y
dio paso al interés nacionalista de la historia antigua.
En círculos cada vez más amplios se comenzó a reconocer los grandes valo-
res artísticos y la importancia histórico-cultural del mundo prehispánico. Un
buen ejemplo de este espíritu es la obra bibliográfica de Juan José Eguiara y
Eguren (1696-1763), la Bibliotheca Mexicana.2
El propio rey español Carlos 111, que gobernó de 1759 a 1788, fomentó tales
intereses, dentro de su programa general de lograr progresos en los campos de
la economía, de la ciencia y de la cultura. En este extraordinario momento in-
telectual, el arzobispo de México, Francisco Antonio de Lorenzana y Buitrón
(1722-1804), publicó una biografia del conquistador Hernán Cortés, en la que
incluyó una edición con dibujos de la Matricula de Tributos (1770). El sucesor in-
telectual de Boturlni, Mariano Fernández de Echeverria y Veytla (1718-1780),
escribió una interesante Historia Antigua de México, obra de síntesis que quedó
como manuscrito a la muerte de su autor.3
Como divulgación, el franciscano José Joaquín Granados y Gálvez (1743-1794)
publicó en 1778 su libro Tardes Americanas, que daba una idea global de la cul-
tura mexicana y de sus raíces en forma de un diálogo entre un i11dio y un espa-
ñol, concebido como una auténtica critica a la difundida discriminación de la
población nativa, y como un elogio a la profunda identidad indígena de México.
La expulsión de losjesuitas de las colonias españolas en 1767 tuvo enormes
consecuencias positivas para promover la ciencia y el análisis histórico. Entre
los exiliados había investigadores del mejor nivel, cuya capacidad intelectual
se nutrió además de la nostalgia por su patria perdida. Especialmente en Ita-
lia (en Bolonia y en Roma), un grupo de jesuitas mexicanos se dedicó al estu-
dio de sus raíces culturales.
El más notable fue Francisco Javier Clavijero (1731-1787), entre cuyas obras
destaca su Historia Antigua de México, publicada originalmente en italiano
(Cesena, 1780).
Como es bien sabido, Clavijero fue movido por la emoción de servir a su pa-
tria y defenderla contra criticos como el naturalista francés BufIon, o su secuaz
2 Este libro y su sucesor, la Biblioteca Hispanoamericana Septentrional, de José Mariano Be-
ristáin de Souza (1756-1817), son analizados por Millares CarIo (1986).
8 Veytla conoció personalmente a Boturini durante su viaje por Europa. Un análisis exhausti-
vo de su vida y obra lo representa Moreno Bonett (1983). Para el incipiente nacionalismo, el gua.
dalupanismo y el indigenismo que constituyen el fondo ideológico del tiempo y de estas obras,
véase, por ejemplo, Lafaye (1979), Villoro (1979) y Brading (1980).
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Carlo (1986).
• por Europa. Un análisis exhausti-
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eol6¡ico del tiempo y de estas obras,
, (1980).
más radical, el enciclopedista de origen holandés, el abad Comelio de Pauw, EL PRIMER COMENTARISTA
quienes habían divulgado la visión de América como un continente inmaduro e
inferior, con habitantes salvajes y degenerados.4
El citado libro de Clavijero se convirtió rápidamente en un manual clásico
para esta disciplina. Las palabras de su prólogo son un testimonio elocuente
de su visión idealista y de su método crítico y riguroso:
La historia antigua de México que he emprendido para evitar la fastidiosa y re-
prensible ociosidad a que me hallo condenado, para servir del mejor modo posible a
mi patria, para restituir a su esplendor la verdad ofuscada por una turba increíble
de escritores modernos de la América, me ha sido no menos fatigosa y dificil que
dispendiosa.
Pues, pasando en silencio los grandes gastos para proporcionarme de Cádiz, Ma-
drid Yotras ciudades de Europa los libros necesarios, he leído y examinado con di-
ligencia todo cuanto se ha publicado hasta ahora sobre la materia; he confrontado
las relaciones de los autores y he pesado su autoridad en las balanzas de la crítica;
he estudiado muchísimas pinturas históricas de los mexicanos; me he valido de SUS
manuscritos, leído antes cuando estaba en México, y he consultado muchos hom-
bres prácticos de aquellos países.
A estas diligencias podría añadir, para acreditar mi trabajo, el haber vivido trein-
ta y seis años en algunas provincias de aquel vasto reino, haber aprendido la lengua
mexicana y haber convivido por algunos años con los mismos mexicanos cuya histo-
ria escribo.
En la dedicatoria se dirige a los catedráticos de la Real y Pontificia Univer-
sidad de México con un famoso llamamiento:
Yo espero que vosotros, que sois en ese reino los custodios de las ciencias, trataréis
de conservar los restos de las antigüedades de nuestra patria, formando en el mag-
nifico edificio de la Universidad, un museo no menos útil que curioso, en donde se
recojan las estatuas antiguas que se conservan o que se vayan descubriendo en las
excavaciones, las armas, las obras de mosaico y otros objetos semejantes; las pintu-
ras mexicanas esparcidas por varias partes y, sobre todo, los manuscritos, así los de
los misioneros y otros antiguos españoles, como los de los mismos indios, que se
hallan en librerías de algunos monasterios, de donde se podrán sacar copias antes
de que los consuma la polilla o se pierdan por alguna otra desgracia.
4 La controversia en cuestión ha sido descrita y analizada magistralmente por Gerbi (1960).
Sobre Clavijero y el contexto de su obra, véase también los estudios de Ronan (1973) y de Mar-
chetti (1986). Este último, con mucha razón, llama a De Pauw "un autor complejo, por algunos
aspectos merecedor de estudios profundizados (Piénsese por ejemplo en la interesante ambi-
güedad de su actitud 'anticolonialista')". 13
IlTRODUCCIÓN
El grabado de la
Cloaticue, publicado por
León y Gama.
14
Fr!l.1.
Efectivamente, fue el periodo en el que nació la arqueología como discipli- ELPRIMERCOMENfARISTA
na científica. Incluso Carlos III, amante de antigüedades, ordenó la primera
exploración sistemática de las ruinas de Palenque, en 1787, de la que resultó
el informe del capitán Antonio del Río (no publicado sino hasta 1822). Un dis-
cípulo de Clavijero, José Antonio de Alzate (1737-1799), fue un polifacético
científico que fundó varias revistas, entre ellas las Gacetas de la literatura, en
las que publicó, entre muchas otras cosas de interés, descripciones de algunos
sitios arqueológicos (Xochica1co, El Tajín).5
Pero quien ha sido llamado eÍ "primer arqueólogo mexicano" fue su con-
temporáneo Antonio de León y Gama (1735-1802). Este catedrático del Colegio
de Minería, especializado en astronomía y fisica, era amigo de Veytia y, al igual
que éste, se había dedicado durante muchos años al estudio de manuscritos
antiguos, especialmente a los coleccionados por Sigüenza y por Boturini.
Viendo el peligro que estos documentos corrían, tanto por la destrucción
del tiempo como por el irresponsable trato de algunos, encargó que fueran co-
piados. Gran fama ganó León y Gama por su estudio de dos esculturas de pie-
dra encóntradas en 1790 (el 13 de agosto y el 17 de diciembre, respectivamen-
te) durante el empedrado del zócalo de la ciudad de México.
Ciertamente, ambos monumentos resultaron ser de suma importancia para
el conocimiento del arte Yde la cosmovisión aztecas: el primero, la estatua aho-
ra conocida como Coatlicue; el segundo, la Piedra del Sol, también llamada Ca-
lendario Azteca.6 Ambos constituyen hoy las principales joyas de la sala mexi-
ca del Museo Nacional de Antropología, de México. Vale la pena transcribir la
descripción que León y Gama da de este descubrimiento y de la sensación que
provocó:
Con ocasión, pues, de haberse mandado por el Gobierno que se igualase y empe-
drase la Plaza mayor, y que se hiciesen trujeas para conducir las aguas por Canales
subterraneos; estando excavando para este fin el mes de Agosto del año inmediato
de 1790, se encontró, á muy corta distancia de la superficie de la tierra, una Estatua
curiosamente labrada en una piedra de extraña magnitud, que representa uno de.
los idolos que adoraban los Indios en tiempo de su Gentilidad. Pocos meses habian
pasado quando se halló la otra piedra, mucho mayor que la antecedente, á corta
15 Alzate comentó la obra maestra de Clavijero con una serie de notas interesantes; véase Mo-
reno (1972, 1976).
6 Las esculturas fueron halladas en la esquina sudeste del zócalo. De ellas, el influyente in-
vestigador alemán Alexander von Humboldt publicó posteriormente otra descripción y a.nálisis
con base en León y Gama, 10 que mucho contribuyó a que se difundiera el conocimiento de su
existencia (1986, p. 23188. y p. 13788.). Fue Chavero quien dio el nombre de Coatlicue, "la con la
falda de serpientes", a la primera. Para León y Gama se trataba de la diosa Teoyaomiqui (véase 15
Il'TRODUCCIÓN
16
distancia de ella, y tan poco profunda, que casi tocaba la superficie, la que se veía
por encima sin labor alguna; pero en la parte de abaxo que asentaba en la tierra, se
descubrian varias labores. Sacadas ambas, se conduxo la primera á la Real Univer-
sidad, y la segunda se mantuvo algun tiempo en el mismo lugar donde se halló;
pero ya en su natural situacion vertical, pudiendo así registrarse con facilidad todo
10 que hay en ella gravado. Luego que yo la ví, quedé lleno de gusto, por haber ha-
llado en ella un testimonio fiel, que comprobaba 10 que á costa de tantos trabajos y
estudio tenia escrito sobre el sistema de los Calendarios mexicanos, contra las fal-
sas hipótesis con que los han desfigurado y confundido los Escritores de la historia
indiana[...]
La Descripción histórica y cronológica de las dos piedras, que publicó Anto-
nio de León y Gama (1792), contenía hennosos grabados y un erudito comen-
tario, que llamaron la atención de muchos interesados, especialmente de los
jesuitas exiliados en Italia. Entre ellos nació la idea de traducir la obra al ita-
liano y, con este motivo, el expatriado historiador mexicano Andrés Cavo (1739-
1803) escribió una carta a Antonio de León y Gama, quien le respondió con
gran entusiasmo. Así se inició una muy interesante correspondencia entre am-
bos, que duraría aun hasta el año de la muerte de León y Gama (1802).7
también Barba de Piña Chan, 1987). En su profundo estudio de las e.~vaciones en el sitio del
Templo Mayor --con motivo de las exploraciones de Batres en la Calle de las Escalerillas (ahora
Calle de la República de Guatemala) en 1900- Eduard Seler discutió acerca de esta importan-
te estatua y especuló que originalmente pertenecía al TIillancalco (1960-1961, tomo 11, p. 794).
Es más probable que fuera una de las esculturas que formaban parte del Templo Mayor (Gurría
Lacroix, 1978), junto con la pieza, muy semejante, de la diosa Yollotlicue, que fue hallada en la
Calle del Seminario durante las exploraciones de Emilio Cuevas en 1933. Para una visión gene-
ral de la problemática del centro ceremonial de México-Tenochtitlan y una historia de la investi-
gación, véase Marquina (1960), Boone (1987), Broda y Carrasco y Matos Moctezuma (1987).
7 Véase Burrus (1959) y sus ediciones de las obras de Cavo (1949) y de Alegre (1956-1960).
Las cartas originales de Antonio de León y Gama están en el archivo general de la Compañía de
Jesús (ARSI) en Roma, en el legajo Vitae 1005 (Epistulae scriptae ah ex-Iesuitis vel Mexicanls in
Italia vel ad illos, 1774 -1819). Para información general sobre este archivo, véase Pásztor (1970,
p. 394ss.) y Lamalle (1981-1982). Ciertamente, la mencionada obra de León y Gama, así como
algunos estudios de Alzate, fueron traducidos al italiano por Pedro José Márquez, un jesuita
compañero de Clavijero <Bernal, 1979, p. 78). Después de la muerte de León y Gama, su amigo
José Pichardo (el mismo que había escrito un comentario como introducción a la Descripci6n his-
t6rica y cronol6gica de las dos piedras) mandó una última carta a Cavo, junto con un paquete de
ejemplares de la Gaceta de la literatura (que contenía la descripción de Xochicalco hecha por
Alzate), Yelogió la importante labor del fallecido: "Aquel Gama a quien la muerte arrebató de
entre mis brazos, y tan bueno para mi q me leia las cartas de Vmd, y en ocasiones las respuestas
q le enviaba, y q en su muerte me nombró su albacea testamentario, y constituyendome herede-
ro a todos sus papeles, me legó las cartas de Vmd las q conservo entre 10 mas sagrado a mi Mu-
seo...". Humboldt ya no encontró pinturas originales en la Biblioteca de la Universidad de México,
, 1. ""IlCrBclr., 1. que se veía
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• d. tradUCir la obra al ita-
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~., Gama (1802).7
Al Iu .-.wc:lonca en el sitio del
la CII1e d. 1u Becalerillas (ahora
clIIoI&U6 1CCre& de esta importan-
... (1&eO.1961, tomo n, p. 794).
I pIII't.t del Templo Mayor (Gurría
•lWIoe,ecuer, que fue hallada en la
,.. • 18. Para una visión gene-
IltAt1an., una historia de la investi-
• , Matoa Moctezuma (1987).
'1 Cl.)., de Alegre (1956-1960).
arth&vo JmCral de la Compañia de
, ... ab Mol""",, uel Mexicanis in
1uta uahlvo, vfaae Pásztor (1970,
la obra d. León y Gama, así como
,r PtHlru JOIt MArquez, un jesuita
muerte de l.eón y Gama, su amigo
~ lt1ttf1ch.~IÓn 11 1" Dellcrtpclón his-
11•• C..vn, .~.nto con un paquete de
IICriJIC16n clt Xuchlc"lco hecha por
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,rvn entre tn mu" _W'ado a mi Mu-
Illlt~t·. ele lit t ll1lvc",tdad de México,
La primera carta de León y Gama nos sitúa en los sensacionales aconte- ELPRIMERCOMENfARISfA
cimientos de las primeras horas de la arqueología mexicana. Transcribimos el
principio:
Sor Dn Andres Cavo
México 30 de agosto de 1795
Muy Sor mio: se me ha comunicado por parte del Sor Dean un capitulo de carta de V
en que se digna de manifestarme el aprecio que ha hecho el quademo que escribí,
explicando las dos Piedras que el acaso nos descubrio; y de darme las gracias por
ello. Yo retribuyo a V. y a esos Señores las mas expresivas, htuni1des y sincems por el
honor que me hacen, que ciertamente no merezco; pues si algo tiene de bueno la
Obrita, es solo la fidelidad y exactitud con que están copiadas, a mi vista, las figu-
ras; yel deseo, de que no se perdiesen unos monumentos tan apreciables de la An-
tigüedad mexicana, como iba ya a suceder, por haverse determinado, que la segunda
Piedm se pusiese de piso delante de las gradas de la puerta principal de la Iglesia
Cathedral: y ya se dexa conocer, que el animo era, sepultar otra vez 10 labmdo, de-
xando arriba la superficie plana. Quando 10 supe, pasé a ver al Sor Dr Dn Joseph Uri-
be, uno de los comisionados de la fabrica de la Iglesia, y le hice presente 10 mucho
q.e se estaba gastando en la Italia, y en otros Paises cultos de la Europa pam descu-
brir monumentos de la Antigüedad gentllica; y que aqui se havian de abandonar los
que la contingencia nos ofrecia, unicos en su especie para ilustrar la Historia mexi-
cana, que estaba tan obscura? Este solo es el merito que puedo tener, no contando
por tal el gran trabajo que en quince años he tenido en juntar documentos, concor-
darlos entre sí, y con los escritos que han salido a luz de nros Españoles; hacer un
molesto estudio de las Pinturas de los Indios" pam la inteligencia de sus historias
originales; aprender el idioma mexi~o, de que no sabia ~ palabra. Esto, pues,
estudiQ seco y pesado (en medio de mis muchas y principales ocupaciones) hé
tomado con gusto en obsequio de la Patria. Por 10 demas, conozco mi insuficiencia,
y que el Quademo estará lleno de errores y defectos. Y porque, segun V. dice, se
piensa en tmducirlo al toscano, si V. hubiere de ser"el qe quiera tomar este tmbajo,
le suplico, castigue antes las malas locuciones, corrija los errores mios, y de la im-
prenta, que no tuve yo tiempo de hacerlo[...J.
Después de varias instrucciones paxa la corrección del texto, el autor hace,
de paso, una referencia de suma importancia para nuestro tema:
pero elogia la rica y bella colección del padre Pichardo, que "ha sacrificado su pequeña fortuna
para reunir muchas pinturas aztecas o para hacer copias de aquellas que no pudo adquhir; su
amigo Gama, además, autor de multitud de memorias astronómicas, le ha legado todo cuanto
poseia de más precioso en manuscritos jeroglíficos. Es así, pues, que en el nuevo continente,
como, por 10 demás, en casi todas partes del mundo, simples particulares, y no muy ricos, saben
reunir y conservar los objetos que debían atraer la atención de los gobiernos" (1986, p. 94). 17
IlTItODUCCIÓN
18
Repito a V. mi agradecimiento por el nuevo favor que me promete, de mandarme un
exemplar de la explicacion del libro mexicano del Cardenal BOIja, lo que apreciaré
infinito, como también la historia de esta Ciudad, que dice V. estar escribiendo, y
que juzgo será una obra mui perfecta, como produccion de su docta pluma.
El "libro mexicano del Cardenal BOlja" es precisamente el documento pic-
tográfico que hoy en día conocemos como Códice Borgia. En agosto de 1795, ya
existia un comentario escrito sobre este manuscrito. La segunda carta (México,
8 de julio de 1796) de León y Gama identifica al autor y nos da más detalles:
Mucho me he alegrado, que el Sor D. Joseph Fábrega (a quien pienso, conocí en
S.Pedro y S. Pablo) se haya dedicado al estudio de estas antigüedades, y deseo con
ansia su Obra.. Ese codice, segun V. me dice, debe ser el Teoamoxtli, o Libro Divino,
qe tanto buscó Boturini: yo estoy persuadido que mas preciosos documentos se tras-
portaron a la Europa, que los qe nos quedaron aqui, y estos se los han ido llevando
poco a poco; finalmente se llevaron a España (a hacer el mismo uso de ellos, que de
los qe se han llevado en dos siglos y medio) los qe havia· hecho poner el S.or Loren-
zana en la Universidad. gran fortuna tuve yo de haver hecho sacar antes copias de
los mas interesantes. Quisiem saber si el Codice del Cardenal Botja, los de la Bi-
blioteca Vaticana, y el que está en Bolonia son semejantes en la materia, yen el nu-
mero y forma de sus figuras, o tienen alguna variedad: yo tengo tambien uno en piel
de Venado muy antiguo, que contiene el cyclo de 52 años, y las figuras de los dioses
seculares, primorosamente delineadas y pintadas, aunqe las del centro están casi
todas borradas, pero en lo demas, admira la permanencia y hermosum de los co-
lores, y lo particular del dibujo.
El Colegio de San Pedro y San Pablo mencionado· en la carta era uno de los
colegiosjesuitas de la ciudad de México. El comentarista del Códice Borgia re-
sulta ser José Fábrega, otrojesuita exiliado que vivía en Roma. Por los registros
biográficos de los jesuitas, sabemos que su nombre completo era José Lino Fá-
brega. Nació el 22 de septiembre de 1746 en Tegucigalpa; en 1766, ingresó en
el noviciado y, en 1767, al colegio de Tepo40tlan. El 3 de noviembre de 1776
se ordenó para sacerdote en Italia. "Vencidas no pequeñas dificultades en sus pa-
rientes que querían forzarle a que dejara la sotana, siguió la suerte de sus com-
pañeros de destierro, y suprimida la compañia retiróse a Roma donde con el
amparo y protección del cardenal Borgia, prefecto de la Propaganda Fide, se
dedicó al estudio de las antigüedades de su paíS."8 El 20 de mayo de 1797 mu-
rió en Victorchiano, Italia.
8 P. Francisco Zambrano y P. José Gutlérrez Casillas, Diccionario Bio-bibliográfico de la Com-
pañía de Jesús en México, XV (siglo XVIII A-K), Véase también Zelis (1871).
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León y Gama entiende de hunediato la importancia del códice en posesión EL PRThffiR COlffiNfARISfA
del Cardenal Borgia y 10 compara con el Teoamoxtli, el "libro divino", la "Bi-
blia" del México antiguo, que se había extraviado.
Boturini menciona la tradición según la cual aquel libro era una gran sínte-
sis del saber precolonial: la cosmovisión, la historia, la legislación, el calenda-
rio, la astronomía, la filosofia moral y los ritos. Fue hecho, dice, por Huemac,
"cél~bre astrónomo de los tultecos", que había convocado para este fin a todos
los sabios del reino, en el año 660 d.C.9 En realidad no hay argumentos para
relacionar al Códice Borgia con Huemac; pero sí para darle la denominación de
"libro sagrado".
Es interesante observar que León y Gama, por los pocos datos que tenía so-
bre los manuscritos pictóricos que había en Italia, sospechaba ya una posible
semejanza de este códice con el Códice de Bolonia (también conocido como
Cospi), los del Vaticano (que han de ser los llamados "A" y "B") y la pintura
que tenía en su poder, que podemos identificar como el Códice Fonds Mexicain
20, hoy en la Biblioteca Nacional de París.lO
Efectivamente, los documentos mencionados tienen mucho en común. En la
continuación de su carta, entusiasmado y generoso, León y Gama proporciona
datos útiles al comentarista, que por 10 visto tenía especial interés por el as-
pecto astronómico del códice, campo en que León y Gama se había mostrado
como el gran maestro. Dice así:
En quanto a 10 qe V. me pregunta de parte del Sor Fábrega, sobre los nombres me-
xicanos de las constelaciones, digo, que si entendemos estas por unos agregados de
estrellas, como se representan en el globo celeste y en los planisferios, nada de esto
9 Boturini (Idea..., párrafo 21) sigue al historiador texcocano Ixt1ilxochitl, que observó: "Los
naturales llaman ahora a la Sagrada Escritura Teoamoxtli, por ser casi del mismo modo, princi-
palmente en lo de las persecuciones y trabajos de los hombres" (1975-1977, 1, p. 270). Fábrega
cita la misma tradición (1899, p. 43). Hoy en dia se sabe que las fechas asociadas con Huemac y
con el reinado de los toltecas son considerablemente posteriores (siglo XII d.C.), pero siguen
siendo tema de debate (véase Davies, 1977).
10 Como es bien sabido, muchos documentos de León y Gama, originalmente recopilados por
Boturini, llegaron por medio del coleccionista Aubin a Francia (Glass, 1975). Boturini describe
la pintura en cuestión como "otro mapa que tengo en una piel curada, con un círculo en medio
de cuentas coloradas, que forman los números de cuatro trtadecatéridas, acompañadas de una
cabeza de conejo, y se ven en los cuatro ángulos de este mapa diferentes figuras de ídolos muy
feos, que eran como guardas y custodios del ciclo, a los cuales así en el ingreso de él como a su
salida se hacían grandes fiestas..." (párrafo 30: 3). Existen varias copias de aquel manuscrito,
que conservan más detalles que el original; una copia está en el Museo Nacional de Antropolo-
gla. (Véase la discusión de Glass, 1964, p. 51, y la reproducción con interpretación, en Anders y
Jansen, 1988, p. 146 ss. y lámina 107.) 19
Il'TRODUCCIÓN
20
se halla en las pinturas, ni en las relaciones de los Indios qe yo he visto; y solo sé
del signo de Escorpion, que por su figura tan bien terminada, 10 conocen aun los
Indios de hoy con el nombre Colotl, Alacran. lo que se hacia en el cielo mas notable
era 10 qc tenia nombre, como la Via Ladea, a la que llamaban Cítlalinycue, o Citlal-
cueye, qe se interpreta, la que está vestida de estrellas: las Pleyades eran tambien
conocidas con su nombre propio Míac, qe parece, se deriva de míec, que significa
multitud. Si entendemos por constelaciones aquellos dioses a quienes los Mexica-
nos suponian influir en las cosas sublunares, y les atribuían dominio sobre los tiem-
pos, sobre los nacidos ctc. a unos de estos dioses colocaban en diversos lugares que
suponian haber en el Cielo, destinados para cada uno, segun los efectos qe les apro-
piaban, v.g. Tlahuizcalpantecuhtli, que es el Señor de la mañana o de la Aurom; este
tenia su asiento en la parte oriental del Cielo. a otros les daban lugar en los montes; a
otros en los campos; ya otros en el Infierno; ya todos atribuían particulares influen-
cias. En quanto a las estrellas de primem magnitud sucedia 10 mismo, todas tenian
el nombre generico citlalin, y solo las distinguian con el aumentativo huey, o con el
diminutivo tontlí; y asi a las de primera magnitud llamaban indistintamente huey
citlalin, estrella gmnde, y a las de 6 ó 7 decian citlaltontli, estrellita.
A Venus, que ignoraban, si em planeta o estrella fixa, daban tambien el nombre
huey citlalin o citlalpol, cuya particula poI aumenta la significacion, por su abundan-
cia de luz.
Al cometa llamaban citlalpopoca, esto es, estrella que humea, y a su cola citlal-
mina, o flecha de estrella. las estaciones de el año verdaderam.te eran solas tres en-
tre los Mexicanos, pues el Estio, y el Otoño no los distinguian ni aun en el nombre:
al Verano (que segun el clima de esta tierra, debia comenzar a fines de Enero, en
cuyo tiempo empiezan a florecer los arboles y a producir los campos la hierba, de
donde tomó el año la denominacion xihuítl) llamaban xopan, o xopantla (cuyo tIa,
como dixe antes de poI, denota abundancia de la cosa a que se pospone) que se in-
terpreta, en el verdor, por derivarse de el verbo xoxohuía, que significa verdeguear:
debia durnr esta estacion hasta mediado Abril, en que por irse ya acercando el Sol
al zenith de la Ciudad se hacen mas sensibles sus myos; y asi llamaban a esta se-
gunda estacion Tonalco, esto es, en el Sol, o dentro del sol; pero como tambien pue-
de derivarse esta voz del verbo tonalhuia, qe significa secarse las mieses, o asolear
algo, el Vocabulario da este mismo nombre Tonalco al Otoño: de donde me persua-
do, qe esta segunda estacion dumba desde Abril hasta Octubre.
Al Invierno llama tambien Tonalco el Vocabulario; pero yo creo, que se le debe
anteponer el adjetivo itztic, y es como decir, tiempo seco y frio. De todo esto nada
nos dexaron los Historiadores que yo he visto; si el Señor Fábrega ha consegUido
mayores luces por otm parte, suplico a V. me las comunique, pues yo, asi en esta,
como en otras muchas partes de la historia de los Mexicanos estoi tan ignorante,
que no he logrado, despues de un estudio tan seco y pesado, otra cosa, qe llenarme
de mayores confusiones.
1ncllul q' yo he vieto; y 8010 sé
t..minada. 10 conocen aU1 los
.. hao'" en el cielo mas notable
llamaban Cttlal'nllcue, o Cttlal-
'UI 1
.. Pleyadel eran tambien
• deriva de mtec, que significa
• dioIII. qweneelos Mexica-
l'Ibdu clom1nto IOhre los tiem-
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0, .... loe efectos qe les apro-
lla maAana O de la Aurora; este
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.11 aumentativo huey, o con el
&limaban indietintamente huey
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allp&1lcac1on, por su abtuldan-
• que humea, y a su cola citlal-
wcladeram.te eran solas tres en-
liltSftlu.lan ni aU1 en el nombre:
~ comenzar a fines de Enero, en
oductr loe campos la hierba, de
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... que le pospone) que se in-
roIau'a, que 8ignJ.fica verdeguear:
que por trae ya acercando el Sol
I ft)'OIl Y01 llamaban a esta se-
d.llOll pero como tambien pue-
lea HC&rIC 1ae mieses, o asolear
:» al Otoftol de donde me persua-
wta Octubre.
~Ol pero yo creo, que se le debe
K) IecO y frio. De todo esto nada
el Sedor Pf1brega ha consegUido
comunique, pues yo, asi en esta,
• Mwcano8 estol tan ignorante,
I y I,e_do, otra cosa, qe llenarme
En una carta posterior a Cavo, fechada el 19 de agosto de 1796, León y ELPIIDIERCOMENfARISfA
Gama apoya con fervor la idea de publicar el Códice Borgia en fonna de dibu-
jos, y da sugerencias concretas:
.Al Sor D. Joseph Fábrega (a quien se servirá V. de decirle de mi parte las mas ren-
didas expresiones de mi afecto) suplico qe haga todos los esfuerzos posibles para qe
salga el Codice completo, asi en el numero de las laminas como en que estas vayan
enteram.te acabados, no contentandose con solos los contornos. Sabe V. bien, que
un buen Abridor tiene reglas para disponer las sombras de modo que representen
los colores que se hallan en el original: y sabe V. tambien qe estos, en las pinturas
de los Indios, tienen mucha significacion; y seria lastima, que despues de haver
impendido tanto trabajo, que solo yo y otros que se hayan dedicado a este tan obs-
curo y dificu1tuoso estudio podemos conocer, salga en esta parte la obra imperfecta;
mayormte estando en una Ciudad donde hay tantos buenos Gravadores y cuestan
poco las laminas, papel, e impresiones; y mas qe a los costos, se atiende al buen
gusto.
¿~é mas diria yo, qe estoy donde todo cuesta centuplicado, y hay pocos qe 10
aprecien?l1
A la vez, León y Gama entra en una discusión técnica con Fábrega -siem-
pre por medio de Cavo- acerca de su tema favorito, la complicada materia del
calendario y de la cronología:
Veo 10 qe V. me dice, que disiente el Sor Fábrega en quanto al computo de los Mexi-
canos. Su gran penetracion habrá hallado razpnes en qe apoyar su systema. Si yo su-
piera en que parte del computo estaba la discordancia, le diera las mias, para ver si
las juzgaba suficientes. Lo que si puedo asegurar a V. es que todo 10 perteneciente
a Cronologia qe asenté en mi quademo, 10 tengo comprobado (a costo de inmenso
trabajo) con documentos irrefragables. la concurrencia de los dias mexicanos con
11 Bustamante hace una observación Uustrativa con respecto de la problemática de la repro-
ducción de códices y lienzos en aquellos años, en sus notas a la obra de Sahagún (véase la edi-
ción de Garibay en la colección "Sepan Cuantos...", POlTÚa, México, 1975, p. 1046): ''También han
desaparecido algunas mantas muy anchas en que se veían estampados muchos pasages de la
historia antigua; algunos solamente están delineados y las falta el colorido. Cuando el señor Pa-
nes trató de que se grabasen por la academia de la historia de Madrid, le pidieron setenta y cin-
CO mil pesos fuertes según me aseguró su paisano D. José Mariano Almanza; con los cinco mil se
habrla hecho la operación si entonces se hubiera conocido el arte de la litografia nuevamente
descubierto, por medio del cual han grabado los ingleses a poca costa varios mapas y relaciones,
como la peregrinación de los Indios mexicanos hasta llegar a situarse en el cerro de Chapolte-
pec, el plano antiguo de México, y parte de los de Palenque que remitió el general D. Juan Pablo
Anuya de Chiapas al presidente Victoria, el cual los remitió qué sé yo por qué conducto a Lon-
dres ele donde han venido incompletos." 21
INfRODUCCIÓN
22
los nuestros está decidida de los mismos Historiadores Indios Chimalpain, Tetzot-
zomoc, Yotros anonymos; del P.J.Diego Valadés (quien como dio a luz su Retorica
Cristiana el año 1579, tres antes qe se hiciera la correccion de nro. Calendario, di-
siente de mi systhema en solos los 9 dias que contabamos de mas [...]
Ni obsta el que el Codice del Emmo. Sor Bolja tenga la antigüedad de mas de
1400 años que la instruccion y estudio del Sor Fábrega ha descubierto; este mo-
numto pudo ser de los Toltecas, que salieron de Huehue TIapallan algunos siglos
antes qe los Mexicanos de Aztlan. Si yo viera su caracter y disposicion, ya diria si
era tolteco, chichimeco, o mexicano. pero aun qdo. sea de esta nacion, no prueba ma-
yor antigüedad de ella en estos paises de Anahuac: yo tengo una pintura original en
un cuero muy bien curtido y grueso como el canto de un peso, qe ciertamte es de los
Mexicanos, y pienso que no baja de 1000 años su antigüedad. Pues quando salieron
estos de su Patria ¿vendrlan desnudos de aquellos documentos historicos, qe les
acordaban su origen, los hechos heroicos de sus mayores, su religion, el culto qe
debian dar a sus dioses, y los tiempos en qe havian de celebrarles sus fiestas?
Sigue otta carta, fechada en México el 22 de agosto de 1797, en la que León
y Gama proporciona toda una larga descripción del sistema numérico azteca:
"Sobre los pesos y medidas qe V. yel Sor D. Joseph Fábrega (a cuyas ordenes
me ofrezco de nuevo) desean saberL..l". Pero, para aquel entonces, Fábrega ya
ha fallecido. La noticia llega a México más tarde y commueve mucho a León y
Gama, quien, posteriormente, vuelve a escribir a Cavo, el B de marzo de 1798,
reiterando su preocupación por el proyecto de la edición del Códice Borgia:
En la ultima qe escribi a V contestando a la suya de Junio le manifesté el gran sen-
timto qe me causó la muerte del Sor D. Joseph Fábrega; y le supliqué no deje de
instar a el Emmo. Sor Bolja sobre la edición del Codice, y promover la del Diccio-
nari.o, supliendo V. lo qe le falte; y ahora nuevamte se lo vuelvo a suplicar. Fue gran
lastima la perdida de semejante sugeto; pero es desgracia nuestra qe las personas
utiles acaben prontamte. Deseo saber su Patria y el tiempo de su ingreso a la Com-
pañia para añadirlo en el Catalogo; porqe yo estaba equivocado, pensando qe era
hijo de un cavallero Guardavista de la Casa de Moneda.
Aquel proyecto de editar el códice no se realizó. Pero, afortunadamente, se
conservó el comentario escrito por Fábrega en lengua italiana, para el uso del
dueño, el cardenal Borgia, y con miras a una poSible publicación en ltalia.12 Fi-
12 La correspondencia León y Gama-Cavo sugiere que este comentario circulaba ya durante la
vida del autor, en forma manuscrita. Posterioremente 10 citan Humboldt y Kingsborough. Una
versión estA en la Biblioteca Nacional de París, bajo el núm. 414, ex colección de Brasseur de
Bourbourg (Carrera Stampa, 1949, p. 103; Galarza, 1974, p. 64).
_ ..... CIUnaa1pain, Tetzot-
........ al... au Retorica
1111....... CI1eDdario, di-
. . . . . .tlll]
lI ......d.Id de mas de
.......rtol cate mo-
....: alpDoe siglos
,
••
IM_--,Ja diria si
.:....oprueba ma-
í_~"'tun ori¡1na1 en
cUrtam... ca de los
quando aalieron
. . . . kIItoncoe, qe les
........uat=. el culto qe
.....
' rIeI_ flatas?
.."1m.en la que León
........ AUlDtrlco azteca:
,........ Ca cuyas ordenes
•..-a_toftcea, F4brega ya
r::::--evemucho a León y
. ell de marzo de 1798,
•••• del Cdd'ce Borgia:
"'leIftI.ftiÍcat.t el gran sen-
.... , t, aupllqut no deje de
. , , promover la del Diccio-
.. .. we1ovo • auplicar. Fue gran
1"* IlUIItra qc las personas
'MI.,. di au tD¡reeo a la Com-
• ~. pensando qe era
-,
6, Pero, atbrtunadamente, se
11M l*-liana. para el uso del
de publloacl6n en Italia.lB Fi-
I_tarlo cJreu1aba ya durante la
11 Humbolclt y Klngaborough. Una
L, 414, .. colf.ClCt6n de Braeseur de
14),
nalmente, éste fue traducido al español y publicado en las dos versiones -ita- EL PRIMER COMENfARISI'A
liana y española- en los Anales del Museo Nacional de México en 1899, más de
un siglo después de haberse escrito, y obviamente en relación con la edición
facsimilar del Códice Borgia que había visto la luz en 1898, subvencionada por
el duque de Loubat.
Pocos años después, Eduard Seler, el americanista alemán que fue uno de
los pioneros y fundadores principales de los estudios iconográficos del arte
mesoamericano, y en particular de la interpretación de los códices, publicó su
erudito comentario al Códice Borgia (1904-1909), que sobrepasó con mucho, y
opacó totalmente, al texto de Fábrega. Probablemente por eso el comentario
del jesuita pasó al olvido y su autor no ha recibido mucha atención de los in-
vestigadores posteriores.
En retrospectiva su obra nos parece, sin embargo, de suma importancia, ya
que representa el primer esfuerzo que se hizo para escribir un comentario
completo a un códice precolonial. En él confluyen los conocimientos acumula-
dos por Sigiienza, Boturini, Clavijero y otros durante la época barroca.
Desde luego, Seler y los investigadores posteriores estaban ya en otra situa-
ción: con un campo científico en rápido desarrollo y con acceso a muchos datos
y a varias fuentes más. El mérito de Fábrega es el del pionero, y a pesar de sus
limitaciones y errores, es digno de elogio. Este olvidado autor también escribió
otros estudios, que nunca fueron publicados, como: Vocabulario geográfico, his-
tórico, natural, civil y eclesiástico de los dominios españoles en la América sep-
tentrional, Disertaciones sobre la antigua historia mexicana sacada de los mejores
historiadores de la Nueva España y de las tradiciones antiguas del país, Nuevo
sistema de los mexicanos en el cómputo de sus tiempos, Tradiciones históricas
de los mexicanos, Sobre el origen, pasaje a América, y arte de escribir de los me-
xicanos (véase Uriarte y Lecina, 1925-1930).
Una extensa obra, en cuatro tomos, intitulada Primitiva Población de Amé-
rica y explicación de insignes pinturas mejicanas históricas, desde el diluvio uni-
versal hasta el año 154-8 de la era cristiana; mitológicas desde la creación del
mundo; rituales y de calendarios, templos, systemas mundanos y tributos, estu-
vo en algún momento en la Biblioteca Nacional de Madrid.
En el mismo legajo del archivo de la Compañía de Jesús (Vitae 1005) en el
que están las cartas de Antonio de León y Gama, también encontramos varias
otras de interés. Una, dirigida "Al illtrmo Sige Abate D. Giuseppe Fabrega,
Roma", contiene un soneto que expresa la atmósfera reinante entre los exiliados:
Valgaos D' por Jesuita! Que intervalo
la virtud tuvo de mortal veneno?
Si qto en ellos miro todo es bueno,
como de ellos se dice tanto malo? 23
L'o'TRODUCCIÓN
24
Con ambos ojos su virtud señalo,
con ambos oydos su maldad condeno.
Que es esto cielos! tanto me enageno?
compañia que es esto, q en ti igualo?
Pero si es ley del cielo venerarte
aunq esgrima el infierno mis enojos,
no oyré sus cargos, no: vuelvo a mirarte.
Brame la envidia; el mundo diga arrojos;
que el modo mas seguro de jusgarte
cerrar los oydos, y abrir los ojos.
De contenido importante es otra carta a Fábrega que, según concluimos, fue
escrita por nadie más que por Francisco Javier Clavijero. La transcribimos com-
pleta. No tiene relación directa con el trabajo sobre el Códice Borgia, pero de-
muestra los estrechos contactos que Fábrega cultivaba con los grandes estu-
diosos de su tiempo. En la parte exterior (que sirvió como sobre) dice: "A D.
Josef Fábrega". Al lado se escribieron, posteriormente, unas notas rápidas,
nombres de lugares en lengua nauat~ con su significado:
Atexcatl, lápida, espejo de agua
Amanalli, lago
llapacoyan,lavadero.
Bolonia y Marzo 6 de 1784
Sr. D. S. Amigo y Sr. mio: Jamás he fultado de responder prontamente a las de V: y
assi si alguna vez no ha tenido respuesta, habrá sido porque la de V no llegó a mis
manos, o porque la mia se perdió. Celebro mucho la mejoría de V y su constante
aplicación a Uustrar la Geografia y la Historia de nra Patria. La Geografia es poco
conocida de nros mismos compatriotas, y enteramente ignorada de los Europeos. El
primero que dio alguna luz a la Geografia de México, y publicó mapas algo tolera-
bIes fue el célebre Abrahan Ortelio llamado justamente el Tolomeo de su tiempo.
Esta fue la fuente de donde ·bebieron Gerardo Mercator, Coronelli, Sanson y otros
que trabajaron despues en la misma materia. Cualquiera que coteje los mapas des-
tos AutoJ."es con los de Ortelio, como 10 he hecho yo, conocerá claramente 10 que
afirmo.
Es mui probable que esse mapa del Vaticano se copiasse de los de Ortelio. Hen-
rico Martínez publicó despues en su Reportorio algunas noticias interesantes sobre
el mismo assunto adquiridas con sus propias observaciones. Las q han venido des-
pues de los mencionados Autores no han hecho mas de aumentar sus errores con
11que, 1C¡dn concluimos, fue
~I La tranlcrtbimos corn-
" .1 C6dece Borgia, pero de-
,Uvaba con 101 grandes estu-
M6 como IObre) dice: "A D.
rmentc, UI1U notas rápidas,
lIaaclOI
onder prontamente a las de V: y
lo porque la de V no llegó a mis
I 1. m~. de V y su constante
IN Patria. La Geografla es poco
nte t¡rnorada de loe Europeos. El
co, '1 public6 mapa8 algo tolera-
nente el 7blomeo de 8U tiempo.
reatar, Coronell!, Saneon y otros
:¡u.tera que co~e 108 mapas des-
)'O, conoced claramente 10 que
coptaHe de 108 de Ortelio. Hen-
,una. noticias interesantes sobre
rvacionea. l.as q han venido des-
LILI de aumentar sus errores con
los del atolondrado Gages, a excepción de Anville, que es el menos errado de los EL PRIMER COMENfARISTA
modernos. Villaseñor podria haber hecho mucho si en vez de estarse en México es-
perando los informes de los Curas y Alcaldes Mayores, hubiera corrido el reino con
sus instrumentos.
Su mapa abierto en México; el qua! vi aqui por una rara casualidad en poder de
un Estrangero, además de no comprehender mas de una parte del Reino no expre-
sa como debria las distancias de los lugares por linea recta, sino medidas por los
caminos como hacen los Harrieros. Por 10 que mira a su descripción, quiero copiar
a V 10 que en data de 28 de Ag.to del 83 me dice un Literato de Mexico: "Sobre Vi-
llaseñor, dice, debo decir a V. que hai mui poco que contar con él; porque es increi-
ble quan·ordinario y sin substancia es en sujuicio y critica. Con varios sujetos de la
mayor recomendacion he hablado sobre esto, y algunos de ellos que eran Curas de
varios partidos deste Arzobispado, se quexaron altamente conmigo de q habiendo-
les pedido cazon puntnal de su territorio, y habiendola ellos dado con toda la exac-
titud posible, se hallaron quando imprimió la obra, q quanto decia era punto por
punto contrario o contradictorio al informe q ellos le habrian dado: de manera q pa-
rece q estudiaba en errar." Añada V. a 10 dicho que algunos de los Informantes se-
rian incapaces aun de discernir a que viento quedaba tal o tal pueblo. Pues si esto
es de un Geografo nacido y criado en aquel reino, que debemos esperar de los que
no son geografos, o no han visto jamas aquella tierra? Mientras no tengamos obser:
vaciones hechas (a 10 menos en los principales lugares) por personas hábUes e in-
teligentes, no podemos prometemos una Geografia decente. Contentémonos (pues
no se puede mas) con dar una idea competente, y que se acerque quanto sea posible
a la verdad, de la division y limites de las Diocesis, de la situacion de los lugares
considerables, de la direccion de las principales cadenas de montañas, de la de las
costas a poco mas o menos, y de los rios mayores: y no será poco si se executa. Yo
mismo conozco que mi mapa es defectuoso, pero ademas de las dhas dificultades,
me vi precisado a formarlo en dos o tres dias; porque mi Grabador debia partir
prontamte de esta para essa ciudad, y si él no me 10 gravaba me costarla m.s zequi-
nesmas.
El Rio de Atoya que nace en las montañas q estan al N. de la Puebla, y toma su
curso para el Sur; entre TIascala y la Puebla se le une el Zahuapan o rio de TIascala:
desde la Puebla se dirige al sueste por Teca1e, Molcaxac, y la Mizteca. No sabré
describir todo su curso, porque 10 ignoro. En mi mapa 10 identifiqué con el rio de los
Yopes siguiendo el informe de algunos q han hecho el viage de la Puebla a Acapul-
co; pero debo advertir, que yendo yo de Xicayan para la Puebla como a una jornada,
o jornada y media de XamUtepec pasé en balsa un rio caudalosissimo a poca distan-
cia de su embocadero en el mar. Como hace ya tantos años, Y yo no tenia entonces
mas de ocho, no me acuerdo puntualmente de la poblacion immediata al lugar
donde 10 pasé; pero si me acuerdo que era mui cerca de uno de los Plnotepas q por
alli hai un lugar en donde estuve llamado Atoyaque tomando el nombre del rio, y q
este es conocido alli de muchos con el nombre de Río Poblano. Estas circunstancias
juntas con la direccion de aquel rio desde la Puebla hace verisimil su identidad. El 25
INTRODUCCIÓN
26
rio mas nombrado en xamUtepec es el Río verde, que cerca de Tototepec desembo-
ca en el mar, y me parece el mismo de Huaxaca.
De Mexico me envian (en esta flota segun creo) algunos libros y manuscritos
para las obras q tengo entre manos. Estas son principalmte tres. La Ila Hist. Eclesca
de México, la qual aun no he comenzado, pero tengo allegadas m.s materiales. La 2
el Dicciono Historico de los hombres ilustres de México siguiendo el plan de Ladvocat.
De esta obra tengo trabajados mas de 400 articulos, q hacen un tomo en qto. La 3
una Descripcion historico-geograftca de la America Septentrional Española. De esta
tengo escritos algunos quadernos, en q hal cosas mui curiosas e interesantes, y reco-
gidos innumembles materiales; pero la dificultad de llevarla hasta el cabo me ha
obligado a suspenderla: Ahora encargo de nuevo otros libros, de suerte q espero con-
seguir todas las Crónicas del reino, menos las de Burgoa y Vasquez; porque no se
hallan ni en España, ni en México; pero de Burgoa te:ngo alguna esperanza de con-
seguirlo en Huaxa.ca.
No hal duda de que seria mui utU a entrambos el comunicarnos reciprocamente
los materiales que hemos allegado; pero la distancia no 10 permite por ahora. Si con
el tiempo saliere yo de pobreza, y me aliviare del mal de orina que meses hace me
molesta, emprenderé el viage a Roma que siempre he deseado.
Podría ser que hallasse V. a Quiles Galindo en la libreria de Araceli; porque el
fue Franciscano, y publicó su obra antes de ser Obispo. Yo no la he visto; pero me
temo que no sea cosa de provecho. Si pudiessemos conseguir unas copias de las
mapas q cada uno de aquellos Obispos tiene de su respectiva Diocesi, algo mas se
podria hacer; pero quien es capaz de conseguirlas? Todo se nos va en deseos.
D.sgea V Sra
DeV
Amigo y serv'"
Xavier.
La carta demuestra, una vez más, la erudición y el espíritu rigurosamente
critico de Clavijero, sus pennanentes intereses en la geografia y ia historia y, a
la vez, las penosas circunstancias de su exilio. La enfennedad que menciona era
parte de los dolorosos problemas de los riñones y de la vesícula, que le moles-
taron durante los últimos años de su vida y que causarían su temprana muerte,
tres años después de escribir esta carta, el 2 de abril de 1787.
El viaje que recuerda haber hecho de niño desde la costa mixteca hasta
Puebla, fue cuando su padre, don BIas Clavijero, que había sido Alcalde Mayor
de la provincia de Jicayán, se trasladó a Puebla para trabajar allí como admi-
nistrador de las alcabalas y familiar de la Inquisición, en 1739, cuando Fran-
cisco Javier iba a cumplir ocho años.
En cuanto a las obras inéditas que en su carta cita, podemos afirmar que
han recibido aún poca atención de los investigadores. El abad Lorenzo Hervas,
D.....VSra
DeV
A.aU¡o y 8ervt"
Xavier.
:17- t
.1.111.~ente
....,1&hlltorla y, a
... . ... menciona era
..."tI111 di, que le moles-
'11••itIIIprana muerte,
1I¡"lm,
... la. 00Ita mJxteea hasta
.. .... ltdo Alcalde Mayor
111 ~ 1111 como admi-
. . _ 1789, L-uando Fran-
~ .ta, pocleltloe afinnar que
M, Il ..bad Lorenzo Hervas,
otrojesuita exiliado y autor de una Bibliotecajesuítica española, dice al respec- EL PRIMER COMENfARISfA
to de Clavijero:
[...]un año antes de morir me avisó que había concluido la Historia geográfica y
eclesiástica de México, que a instancias uúas había escrito,13
Aquella carta nos muestra también la amistad y el aprecio que Clavijero te-
nia para Fábrega, que ya en aquellos años (1784) estaba muy involucrado en
los estudios geográficos y culturales de México. En el comentario escrito por
Fábrega encontramos, a su vez, muchas referencias directas e indirectas a los
trabajos realizados por sus contemporáneos, así como un amplio dominio de
laS fuentes entonces conocidas, publicadas y no publicadas. Todo esto indica la
activa participación de Fábrega en un círculo de especialistas de igual ánimo.
Al dirigirse al cardenal Borgia, el autor mismo (1899, p. 2) califica el objetivo y
las limitaciones de su precursor comentario, en los siguientes términos:
No obstante que yo haya nacido en aquellas regiones y que haya recorrido más de
mil y quinientas millas en aquellos vastos países, donde ahora entiendo que hay
otros muchos monumentos originales, este Códice ha sido el primero que yo haya
jamás visto. En los autores que desde el principio escribieron sobre aquellos nuevos
imperios, poco he encontrado relativo á su esclarecimiento. Destituido, por otra par-
te, en Europa de un diccionario y de otros auxilios necesarios, puedo apenas recor-
dar los primeros elementos de aquella lengua que comenzaba á aprender; mas, sin
embargo, sobre un resto antiguo de aquellos pueblos me creo en el deber de satis-
facer del modo que pueda á los deseos de un promovedor tan grande del estudio de
las útiles antigüedades, sagradas y profanas, del modo que 10 han hecho y hacen
todavía tantos hombres famosos sobre los monumentos de otras naciones que V.
Ema. posee[...]
A tan árdua empresa me he animado reflexionando que, si llegó por fin el hombre
á prevenir los pensamientos, otro podrá, tal vez mejor que yo, descifrarlos, bien que
algunos se oculten bajo símbolos arbitrarios. Lisonjeado de haber comprendido al-
guna cosa á primera vista, guiado de algunos vislumbres esparcidos aquí y allá en los.
autores, después de muchas reflexiones, cálculos, combinaciones y confrontaciones,
he llegado á conocer que los mismos Códices ministran la clave para hacerse ex-
plicar·en gran parte por cualquiera que tenga alguna previa luz sobre sus objetos.
. 18 Véase la introducción de Mariano Cuevas a la Historia antigua de México, así como la
breve biografla de Ronan (1973). Hervas era un insigne investigador. Su "Catálogo delle Lingue
conoáciute" (Cesena, 1784) y su "Vocabulario poligloto" son citados por Fábrega (1899, p. 52).
Véase también Battlori (1950). 27
11. El cardenal Borgia
y su museo
L NOMBRE DEL CÓDICE RORGIA 10 dio al manuscrito su primer co-
mentarista, José Lino Fábrega, en honor del propietario, el carde-
nal Stefano Borgia <Fábrega, 1899, p. 1):
Entre los apreciabies monwnentos de las naciones más antiguas que reunidos se
admiran en el rico y erudito Museo de V. Ema. [Vuestra Eminencia], uno de ellos es
el Códice Mexicano[...] El Códice de V. Ema., que de ahora en adelante deberé lla-
mar Borgiano, contiene un Calendario Histórico, ritual y astronómico lleno de inge-
niosos repertorios conformes al sistema Mexicano.
Stefano Borgia nació en la antigua ciudad etrusca de Velletrl, Italia, el 3 de
diciembre de 1731.1 Su famüia contaba con muchos altos funcionarios de la
Iglesia y del Edército, y también con un espíritu de investigación cientifica en
el campo de la historia, de la etnología y de la arqueología. A principios del
siglo XVIII, su abuelo, Clemente Ermanno Borgia, ya había formado en la casa
de la famUia, en Velletrl, un pequeño museo, en el cual reunió monedas y obje-
tos de arte de la antigüedad clásica. A la vez, su padre, Camillo Borgia, hizo
todo 10 posible para que eljoven Stefano tuviera una educación amplia y profun-
da; así, pronto desarrolló gran interés hacia los temas histórico-culturales, en
particular hacia la civUización china. Cursó filosofia, teología y derecho canó-
nico y, ya doctorado en estas materias, se ordenó para sacerdote en 1765.
Su presencia en Benevento, como gobernador enviado por el papa Clemente
XIII, entre 1759 y 1764, la utUizó para un erudito estudio histórico del lugar,
que tuvo como resultado un libro de tres tomos: Memone istonche della pontifi-
cia cittd di Benevento dal secolo VIII al secolo XVIII (Roma, 1763-1769). Ya para
1 Su biografia fue escrita por un amigo de Fábrega, el carmellta descalzo austríaco Paulinus
da S. Bartholomaeo (1805). Para estudios exhaustivos sobre su vida, su personalidad y su im-
pOrtancia en el campo cientifico y misionero, véase Henkel (1969); Enzensberger (1970); y, espe-
cialmente, el pormenorizado estudio de JosefMetzler: "Ein Mann mit neuen Ideen: Sekretiir und
Prilfekt Stefano Borgia (1731-1804)", en Metzler (comp.) (1971-1976), tomo 11, pp. 119-152. 29
INfRODUCCIÓN
30
aquel entonces se dedicaba al estudio de docmnentos en archivos y a la colec-
ción de antigüedades (monedas, objetos y manuscritos), que irían a enriquecer
el museo familiar en Velletri, y era miembro de diversas academias literarias y
científicas en varias ciudades italianas. Después de servir durante algunos años
como secretario de la Congregazione delle Indulgenze e SS. Reliquie, en Roma,
fue nombrado secretario de la Congregazione di Propaganda Fide por el papa
Clemente XIv, el 24 de octubre de 1770.
Esta congregación se dedicaba a las misiones católicas en todo el mundo,
en cuyo campo Borgia trabajaba con gran entusiasmo, ya que le permitía seguir
sus intereses etnológicos e históricos. En el archivo de la mencionada Con-
gregazione di Propaganda Fide (situada en la Piazza di Spagna, Roma), espe-
cialmente en las secciones Lettere y Miscelanee, encontramos muchas pruebas
de sus actividades, contactos' e intereses.2
Sus anotaciones en el manuscrito Notizie e Luoghi di Missioni (Missioni
l'.Iiscellanee XIII) demuestran que Stefano estaba informándose sobre las mi-
siones; en cuanto a América, hay repetidas referencias al norte del continente y
a la región Caribe (especialmente- a las colonias francesas), aunque muy pocas
a México, ya que las misiones en esta parte estaban bajo la supervisión de la
Corona española. La documentación al respecto consiste, principalmente, en
noticias sobre los capuchinos que estaban recogiendo dinero allí para su mi-
sión en Tíbet.
En 1789 fue hecho cardenal. Después de varias otras responsabilidades y
de algunos sucesos peligrosos, a consecuencia de los eventos revolucionarios de
los años noventa, fue nombrado pro-prefecto y, finalmente, prefecto de la Con-
gregazione di Propaganda Fide (en 1799 y 1802, respectivamente). El papa Pio
VII le pidió, en 1804, acompañarle a Francia para la ceremonia de coronación
de Napoleón como emperador. Borgia aceptó, con la idea de poder tratar con Na-
poleón los asuntos misioneros de las colonias francesas, y, además, de inves-
tigar las monedas egipcias en el museo de París. Pero no iba a sobrevivir-a este
viaje, demasiado pesado para su edad. Durante el camino, en Lyón, enfermó el
ya anciano cardenal Borgia y allí murió, el 23 de noviembre de 1804. Fue ente-
rrado en la capilla de San Miguel de la catedral de Lyón.
En los muchos escritos propios de su oficio, Stefano Borgia se da a conocer
como un hombre erudito, serio, entregado al trabajo y al estudio, y con una men-
talidad verdaderamente ecuménica. Propugnó, entre otras cosas, por el uso de
la lengua local en la misión y en la liturgia, y por el respeto para las tradiciones
propias de las culturas en cuestión.
2 Para este archivo, véase Pásztor (1970, pp.329-338); Kowa1sky y Metzler (1983).
. . . lIClhlVOl y a la colec-
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.rc otral cosas, por el uso de
rClpeto para las tradiciones
~l"ky YMet.der (1983).
Por sus contemporáneos, Borgia es descrito como una persona de mucha
dignidad, que
[...] desdetiaba todo servilismo y con frecuencia se burlaba de la forzada pretensi6n
de humildad en los monjes yen muchos prelados, porque sabia muy bien qué em la
ambici6n verdadem de aquellas espaldas doblegadas y de aquellas vistas bajadas.
No buscaba convertir a otros, aunque tenia que dirigir la nrlsi6n católica también en
paises protestantes. Em nrlembro de la congregación pam el índice de los libros pro-
hibidos y de la inquisici6n, que se habia convertido a una especie de oficina de poli-
cía pam el clero romano, pero él mismo tenia en su biblioteca numerosos escritos
de los herejes[",]3
Stefano Borgia mantenía correspondencia con muchos estudiosos en diver-
sos paises europeos y, naturalmente, con misioneros en tierras lejanas. Estos
contactos le ayudaban sobremanera a enriquecer su museo y su biblioteca. La
correspondencia que se conserva es un testimonio elocuente de aquellos con-
tactos intensos, en los cuales encontramos múltiples referencias al museo de
Borgia. Con frecuencia, sus corresponsales le dan las gracias por sus apoyos y
beneficios en este respecto, por las cartas informativas que Borgia les había
enviado junto con documentos, opúsculos, libros que les regalaba, etcétera.4
Su amigo danés Friedrich Münter nos da una descripción contemporánea del
círculo intelectual que se había formado alrededor de Borgia:
En su casa era el anfitri6n más agmdable, y dumnte la semana tenia varias veces un
grupo pequeño pero selecto de invitados pam la cOnrlda, donde había gran libertad.
Del nepotismo, aquel pecado favorito de los grandes de Roma, em totalmente libre,
a la vez que amaba sobremanem a su fanúlia, que lo merecía. Muy agmdables eran
sus conversaciones en el invierno, después de la cOnrlda, porque entonces se reunían
alrededor de su chimenea muchos de los más honorables sabios y doctos de Roma,
el estimable Georgi, el sabio dominicano Gabriel Fabricy y su compañero de orden
Becchetti, el archivarlo papal Gaetano Marini, los nunúsmáticos Borghesi y Tanini,
el danés Zoega, el caballero d 'Agincourt, el jesuita I.anzi (a quien estlmil6 y apoyó
pam su Saggio di lingua Etrusca), y muchos otros, especialmente extranjeros. Aquí
se negociaban objetos anticuarlos. Aquí se mostmban, se evaluaban y se explicaban
las antigüedades, nrlentras se discutían los asuntos nuevos del día.
8 Palabras de Münter, citadas por Welcker (1913, 11, pp. 119). Una descripción de su aparien-
cia flsica la da su biógrafo Paulinus da S. Barlholomaeo (1805, p. 69).
4 Paulinus da S. Barlholomaeo (1805) enumera los autores estimulados o subvencionados por
Borgia, asi como sus principales contactos en las diversas partes del mundo. Vblse también
Henkel (1969) y Enzensberger (1970). La cOlTespondencia citada se conserva en el archivo de la
Congregazione di Propaganda Fide: Miscell. Varo xv.
EL CARDENAL BORGIA
YSUMUSEO
31
!l'TRODtJCCIÓN
32
Especialmente amable era cuando, libre de todo trabajo, pasaba sus vacaciones
de estío en Albano o en su lugar natal, Velletri, donde vivía como lm buen padre ro-
deado por su familia. La mayor parte de su tiempo dedicaba entonces a su Museo,
cuyos tesoros fueron ordenados, dibujados y descritos bajo su supervisión. Como
este gabinete era 10 más querido que poseía, y lo único de 10 que tenía orgullo, la
mejor prueba de amor o estima que alguien le podía dar, era aumentar esta colec-
ción con una pieza, por más pequeña que fuera, o hacer un estudio de uno de aque-
llos objetos, o publicarlo. En tal caso él hacía todos los esfuerzos posibles para dar
al estudioso todos las herramientas científicas necesarias para su trabajo, compar-
tiendo todo 10 que él mismo tenía: hasta permitía al investigador llevarse los ma-
nuscritos a casa. Era, por eso, una alegría trabajar para él y bajo su supervisión. Y
temas nunca faltaban: dondequiera uno dirigía la mirada, encontraba cosas curio-
sas, casi nunca vistas [Welcker, 1913, n, pp. 119-120].
Así, el museo borgiano se convirtió en un verdadero centro científico. Mu-
chas altas personalidades 10 visitaron y quedaron impresionadas -entre ellas,
el famoso poeta-filósofo-político alemán Johann Wolfgang von Goethe, durante
su viaje a Italia en 1787-. La colección estaba dividida en 10 secciones (das-
ses), según la procedencia de los manuscritos y artefactos: egipcia, volsca, etrus-
ca, griega, romana, hindú, árabe, rúnica, mexicana y cristiana. Generosamente,
el dueño invitaba a investigadores de todas partes para que estudiaran, co-
mentaran y publicaran los tesoros de su colección. Entre ellos estaban muchos
filólogos daneses y también eljesuita exiliado, José Lino Fábrega.
El biógrafo del cardenal Borgia, Paulinus da S. Bartholomaeo (1805, pp. 43-
44), describe la sección mexicana en estos términos:
Classís Mexicana numerat multa lignea et testacea idolorum simulacra, forma et fi-
gura singulari, ac genti Mexicanae propia. Possidet insignem codicem Mexicanum ex
cervina pelle confectum et plicatilem, 45 romo palmas longum, figuris et symbolís pic-
tis adomatum, quae invicem ex ordine collata, gentís chronologiam, reges seu duces,
vectigalia et tributa, annos steriles, aut fertiles, et caetera fata, quae nationibus et
regnís accidere solent, haud obscure tradunt. Exposuit haec vir mihi olim singulari
amicitia conjunctus, Linus Joseph Fabrega, Mexicanus, praecoci morte Romae nobís
ereptus: quod opus ineditum in Museo Borgiano asservatur. Illius in publicam lucem
proferendi vehementi desiderio flagrabat Stephanus Cardinalís, sed dum huic operi se
se accingere meditatur, et ipse a morte corripitur. Similem codicem Mexicanum in cer-
vina pelle, colore seu vemice alba perlitum, et figuris exomatum possidet bibliotheca
Caesarea" Vindobonensís[ ...J.
La sección mexicana contiene muchas efigies de dioses, de madera o barro cocido,
de singular forma y figura, propia de la gente mexicana. Posee el insigne códice me-
xicano, hecho de piel de venado, plegado y de 45 palmas romanas de largo, con fi-
........... ..,Sone8
..._ ....padre ro·
.C......... 1'"Mueeo,
••!_••n1l&tal Como
...le.....orpUo, la
. . . . . . . . . colec.
. . . . . . . . . de aque·
_ .__ para dar
'.'¡_"D.comparo
...... 1oema·
~.~.y
................ COIU curio·
~! 1
... _tío ..uaco. Mu·
E=:.tr¡~
.. • 10 IIOCtonel (das·
.........,ta.wlaca, etrus·
,..aeuana.Generoeamente,
• pila que cltudtaran, co·
IAtre cllotl citaban muchos
~ UAo "brega.
lIrtbo1omaeo (1805, pp. 43·
II
lolorum .tmulacra, forma et ji-
'''Mmcodtcem Mexicanum ex
Io"lum, figurls et symbolis pie-
ol&ronow,#am, reges seu duces,
IIt.N faCa, quae nationibus et
1ft ha« .,tr miht olim singulari
11, prucad morte Romae nobis
'Vaturo lmlUl in publicam lucem
Imtna''', 1M dum huie operi se
llem codtc~m Mextcanum in cer-
rxornatum pOBsidet bibliotheca
1h!8, de madera o barro cocido,
na. Posee el insigne códice me-
Jmll8 rOmW1aB de largo, con fi-
guras y símbolos pintados. Éstos, a su vez, reunidos de su secuencia, comunican con
bastante claridad la cronología del pueblo, los reyes o líderes, los impuestos y tri-
butos, los años estériles y fértiles, y los demás destinos de las naciones y de los rei-
nos. Esto 10 explicó el hombre, con quien tuve una especial amistad, Lino José Fá-
brega, que nos fue arrancado prematuramente por la muerte en Roma, y cuya obra
se conserva inédita en el Museo Borgiano. El Cardenal Stefano tenía muchos deseos
de publicarla, pero mientras meditaba ajustar esta obra, él mismo también fue sor-
prendido por la muerte. Un códice mexicano semejante, de piel de venado, cubierto
con un color o barniz blanco, y pintado con figuras, 10 posee la biblioteca imperial de
Viena[. ..].
El propio Fábrega documenta en su comentario el interés del cardenal Bor-
gia por la pictografia mexicana: durante muchos años, éste había querido po-
seer un códice mexicano y él fue también quien le comunicó la existencia de
otro códice en la Biblioteca Vaticana (el Vaticano A), con 10 cual proporcionó a
Fábrega la llave principal para su trabajo interpretativo.
En la colección del purpurado estaban varios otros documentos de interés
americanista:
• Una copia calcada del Códice Cospi (Bolonia) en papel oleado, "ilustrada
por la mayor exactitud por el señor Antonio Bassoli, pintor boloñés" <Fábrega,
1899, p. 8). Se conoce como el "Codice Messicano 2" del museo borgiano.
• Frutti Messicani: Frutti d' América disegnati a mente in Bologna l'anno
1772 da Giuseppe Sinconego nativo di Pascuaro cittd della diocesi di Michuacan
(Borg. lato 763). Una serie de dibujos de frutas mexicanas.
• Tres mapas de América hechos en la época colonial temprana. Uno por
Girolamo da Verazzano (1529), un anónimo (± 1530) Yotro por Diego Ribero
(1529).5
Creemos importante señalar que, en ese entonces, apenas se empezaban a
formar los museos científicos; los gabinetes de arte y curiosiosidades, como sa-
las preciosas en las que se expresaba la cosmovisiÓfi erudita de un individuo de
la élite, se estaban convirtiendo, por el estímulo racionalista y enciclopedista
de la Ilustración, en colecciones formales y en centros de estudio para el pro-
greso del saber humano. La casa de Borgia es un ejemplo notable de esta nue-
va forma de los museos: su colección fue, posteriormente, el núcleo del actual
museo etnográfico del Vaticano.
~ Fábrega también menciona el mapa de Verazzano y dice que "existe hoy día entre otros tre-
ce originales en el estuche núm. 2 del citado Museo Borgiano" (1899, p. 6). Todos estos docu-
mentos pasaron a formar el Fondo Borgiano en la Biblioteca Apostólica Vaticana. Véase Pásztor
(1970, pp. 599-601).
EL CARDENAL BORGIA
YSUllliSEO
33
111. El manuscrito
y su historia
I~~~:!!ll N su TESTAMENTO, redactado un día antes de su fallecimiento, el car-
~ denal Borgia declaró a la Congregazione di Propaganda Pide he-
redera de todos sus bienes, "menos del museo en la casa en Velletrl", que dejó
a su hermano Giovanni Paolo y a sus descendientes.! Esta formulación causó
una larga y amarga disputa sobre aquellos manuscritos y objetos que, aunque
formaban parte del museo, no estaban en su casa en Velletrl en el momento de
la muerte del cardenal, sino en su morada en Roma, el Palazzo Altemps. El fi-
lólogo danés Georg Zoega, quien estaba investigando la colección de Borgia, y
siempre fue apoyado por él, expresó sus sentimientos en una carta del 5 de
diciembre de 1805 dirigida a su colega Münter (Welcker, 1913, TI, p. 181):
Poco después recibí la triste noticia de la muerte del buen viejo Borgia, que a Usted
sin duda ha afectado igual que a mí, aunque la pérdida que Usted sufrió no se pue-
de comparar con la mía. Hice 10 posible para disuadirle de ese viaje, pero el día de
su partida 10 encontré tan vivo y fuerte que casi me avergoncé de mi preocupación.
Su heredera es la Propaganda, su Museo queda a la familia; pero una expresión ina-
decuada en el testamento provoca miedo de una disputa sobre si también las mone-
das, gemas y Cóptica, que están en Roma, pertenecen a éste [el museo]. Seria una
pena si se dispersa. Por el deseo de la familia he escrito una declaración que testifi-
ca que él siempre ha considerado toda su colección de antigüedades, objetos de arte
y curiosidades como un solo e indivisible Museum Borgianum Velitemum. Marini y
otros han declarado 10 mismo. En su testamento no ha legado nada a sus amigos;
tampoco ha hecho una disposición con respecto al libro al que he dedicado tanto
tiempo y trabajo sin ninguna remuneración. No puedo negar que esto me ha extraña-
do, ya que él en cierta manera me forzó de encargarme de este libro, y siempre me
mostraba el mayor interés. Es cierto que nunca solicité una promesa suya, pero esta-
ba confiado que me iba a regalar el tlraje, como 10 hizo con los Numi Aegypti, y como
había dicho antes a algunos amigos que iba a hacer[. ..]
1 La fecha del testamento es el 22 de noviembre de1804. Véase el archivo de la Congregazione,
Stato temporale, EreditA Borgia, tomo V, p. 16: "Intendo di lasciare il Museo Borgiano esistente
nella casa di Velletri a mio fratello Gio. Paolo Cavaliere Borgia, e i suoi discendienti primogeniti". 35
IKfRODCCCIÓN
36
Es impresionante ver los objetos que el cardenal tenía en su cusa en Roma,
registrados en el inventario hecho después de su fallecimiento:"Inventario delle
medaglie, idoli, dei metalli, iscrizzioni lapidarie, vasi antichi, codici, Rami mo-
derni, della antlchitA ed altrl generi lasciati dalla eh.Mem. Card Stef.o Borgia".2
Allí se menciona como ítem 365 el Códice Borgia: "gran codice messicano
in Pelle 300", cuya valuación en 300 scudi es muy alta; de hecho, califica al có-
dice como el objeto más valioso en todo el inventario, que registra un valor total
de 6749,40 scudi. Como punto para la comparación, notamos manuscritos de
los siglos XIV y xv que valían entre uno y cuatro scudi; un manuscrito de Cice-
rón (siglo XIV), cuatro scudi; un manuscrito de Virgilio, 15 scudl, etcétera.8
El heredero directo del museo era el hijo de Giovanni Paolo Borgia, Cami-
110 Borgia (1773-1817), hombre de una accidentada carrera militar, quien du-
rante más de 10 años trató, en balde, de obtener estos objetos y algunos manus-
critos para reintegrarlos en el museo en Velletrl, por medio de un proceso
jurídico. Finalmente, éstos quedaron en posesión de la Congregazione di Pro-
paganda Fide, que los expuso en su propio museo borgiano, en el segundo piso
de su edificio, en las salas que dan hacia la Piazza di Spagna. El 21 de abril de
1902, la colección de manuscritos fue trasladada a la Biblioteca Apostólica Va-
ticana, donde, hasta hoy, forma el "Fondo Borgiano". La disputa sobre esta he-
rencia se relaciona con la escasa información que tenemos sobre una cuestión
importante: ¿cómo llegó el códice mexicano a manos del cardenal Stefano Bor-
gia? El famoso investigador Alexander von Humboldt (1986, p. 110) escribe:
Durante nú últlma estancia en Italia, en 1805, el caballero Borgia, sobrino del car-
denal de igual nombre, tuvo la bondad de hacer traer el manuscrito mexicano, con
su comentarlo, de Velletri a Roma. Examiné ambos con extremo Cuidado[...]
Sabemos que este dato es -erróneo. En 1805, el C6dice Borgia no se encon-
traba en Velletri, sino en Roma, en posesión de la Congregazione di Propagan-
da Fide. En el archivo de la Congregazione (Stato temporale, EreditA Borgia)
están hasta hoy los recibos que testifican que Camillo Borgia pidió prestada la
antes dicha colección de manuscritos.
2 Véase el archivo de la Congregazione di Propaganda Fide, sección Stato temporale: hay
cinco tomos acerca de la Ereditd Borgia, 1804-1848. El tomo 1 empieza con una breve biografIa:
"Notizie della vita del Su Emo. Sigo Cardinal Borgia".
s Vemos en el precio de los 300 scudi más bien una idea de lo invaluable de este códice. Un
juicio semejante se emitía sobre el códice maya de Dresde. Como ítem-99 aparece en el inventario
la copia del Códice Cospi: "Codice in carta ogliata di pag.o 24 copia del cadice messicano che esis-
ta aU Istituto di Bologna~. Humboldt menciona también la existencia de esta copia (1986, p. 89).
t
=:=~,~:r~
...._ it&ldaclo[..•]
F"••"".no le encon-
1••11'·... di Propagan-
1
....... ~itA Borgia)
....... pidt6 prestada la
kII, 1IIOl6n &tato temporale: hay
I .,... 00Il una breve blografla:
lIlo lnw1uablc de elte códice. Un
DO ltem,gg &pat.'cee en ellnventarlo
lO,...,codk:e rr&e"atcano che ests-
IltAnaIa de Cita copla (1986, p, 89).
Luego, este caballero engañó a Humboldt al decirle que el códice estaba en
el propio museo de Velletri. Su objetivo es fácil de adivinar: trataba de lograr el
apoyo del famoso científico en su proceso contra la Congregazione. De hecho,
Humboldt, siguiendo las informaciones de Camillo Borgia, se refiere al códice,
consecuentemente, como "Manuscrito de Velletri", y agrega la siguiente versión
sobre su procedencia (1986, p. 109):
El manuscrito de Velletri parece haber pertenecido a la familia Giustlniani: se igno-
ra por qué malhadado azar cayó en manos de los sirvientes de la casa quienes, ig-
norantes del valor que podía tener una colección de figuras monstruosas, 10 abando-
naron a los niños. Fue a estos últimos a quienes el cardenal Borgia, esclarecido amante
de las antigüedades, se 10 arrebató, en el momento en que ya se había intentado que-
mar algunas de las páginas o pliegues de la piel de ciervo sobre la cual las pinturas
están trazadas.
Esta pintoresca historia contiene varios elementos de controversia: si bien
es cierto que el Pa1azzo Altemps estaba cerca de la casa Giustiniani, y que el
cardenal Borgia podría haber sorprendido a los niños incendiando el manus-
crito, no se explica por qué no devolvió el códice a su legítimo dueño. AdemáS,
hay que tomar en cuenta que Camillo Borgia tenía marcado interés en propa-
gar una versión que estableciera cierta conexión íntima, personal, entre el có-
dice en litigio y su tío.
Una segunda versión fue registrada por Franz Ehrle, prefecto de la Biblioteca
Vaticana, en su introducción a la edición facsimilar subvencionada por el duque
de Loubat (1898). Según él, en la Congregazione di Propaganda Fide se conser-
vaba la tradición oral de que, en 1762, el códice había sido salvado de un "auto
de fe" de "objetos supersticiosos e idolátricos" en alguna plaza de México.
Allí, un ex alumno del colegio 10 había descubierto, sacado del fuego y, pos-
teriormente, enviado al prefecto de la Congregazione di Propaganda Fide, Ste-
fano Borgia. La discordancia es que, desde antes, el códice perteneCÍa a esta
congregación. Ehrle mismo no dio mucho crédito a esta versión, porque consi-
deró que a fines del siglo XVIII ya no había "autos de fe" en México. Esta idea
es errónea: la persecución activa de la religión mesoamericana por parte del
clero continuó incluso hasta en nuestro siglo.
Pero hay otra indicación en contra de la fecha de 1762: la inscripción italia-
na en la esquina superior derecha de la p. 68 del códice; consiste en una mano
que apunta hacia la frase: "in queste carte sono li di de la setimana verbi gra-
cia dominica lunez". Además, en esta misma página, hay glosasjunto a los sig-
nos de los días. Están escritas en nauat~ con ortografia italiana, y contienen
varios errores de significado. Leemos (en la trecena superior), por ejemplo:
EL MANUSCRITO
Y SU HIsroRIA
37
INTRODUCCIÓN
38
uzamatle, de ozomatli, "mono", con el signo Lluvia,
quiauhtle, "lluvia", con el signo lagarto,
cipactli, "lagarto", con el signo lagartija,
izquintli, "perro", con el signo Conejo.
Obviamente, la persona que hizo estos apW1tes no era un buen conocedor de
la iconografia mesoamericana. La escritura michiztli, en vez de miquiztU, "muer-
te", se basa en la ortografia italiana, 'que usa la grafia eh para registrar el so-
nido !k/ y que corresponde a la e o a la qu en español. Ahora bien, la forma de la
escritura, así como la mano que señala, son propias del siglo XVI. De ahí que
concluyamos que el momento en el que el manuscrito llegó a manos italianas
debe fecharse en el primer siglo de la colonización.
Am,bas versiones, la de Camillo Borgia y la de la Congregazione di Propa-
ganda Fide, tienen en común que el códice fue salvado del fuego. Efectivamen-
te, se nota el daño hecho por las llamas en las primeras páginas del manus-
crito, o sea, en las últimas del reverso. Una llama larga, puntiaguda, ha herido
la página exterior y las páginas 76, 75 y 74, dobladas encima. El códice estaba
con las páginas 74 y 73 abiertas hacia arriba, ya que la página 73 no sufrió daño
alguno. Los vestigios fisicos apuntan más bien hacia la hoguera de un "auto de
fe" que hacia un pequeño fuego, como el que podían haber causado unos niños
mientras jugaban.4
Tal vez 10 más real es el testimonio de Fábrega, en el primer párrafo de su
comentario, donde se dirige al propio cardenal Borgia :
Entre los apreciables monumentos de las Naciones más antiguas que reunidos se
admiran en el rico y erudito museo de V. Ema. [Vuestra Eminencia], uno de ellos es
el Códice Mexicano. Este raro resto de la antigiiedad de aquel pueblo, tuvo la suer-
te de escapar de las llamas, como lo demuestran sus primeras páginas chamusca-
das; y despues de haber girado desconocido, muchos siglos, por plazas y gabinetes
de la América y de la Europa, afortunadamente llegó á las manos de V. Ema., que
há muchos años deseaba poseer un monumento de aquella Nación. Yo lo estimo de
tal precio, que dificilmente se encontrará monumento antiguo de otros pueblos que
igualarlo pueda, ora se mira su integridad, ora el puro origen de sus producciones,
ora la fácU inteligencia de las mismas.
Este breye texto es en realidad bastante infonnativo. Resumimos los pun-
tos importantes:
4 Nowotny examina la reconstrucción precisa de este proceso en su introducción a la edición
facsintilar del Códice (Graz, 1976).
_ _IedC)l' de
_._ di Propa-
•••••• lIectivamen-
.".._ del manus-
......I'Id•• ha herido
o6dlce estaba
. . . .". lID 1Ufii6 daño
••••• de un "auto de
...._do unos niños
• 11 primer pArrafo de su
1111
.. IftUpu que reunidos se
.. ~ta], uno de ellos es
de ....1pueblo, tuvo la suer-
.e........ pqtnas chamusca-
i.... por plazas y gabinetes
•, lu m&noe de V. Ema., que
l¡UÜa Nación. Yo 10 estimo de
, anUpo de otroe pueblos que
~ ort¡cn de IU.. producciones,
tatJvo. Resumtmoslos pun-
MO en "U Introducción a la edición
1. La expresión "tuvo la suerte de escapar de las llamas" sugiere, cierta-
mente, que el códice fue salvado de una hoguera en la que se quemaron obje-
tos de la religión mesoamericana
2. El daño por el fuego, se dice, 10 demuestran las páginas del propio docu-
mento. Esta observación, junto con la frase anterior, indica que no fue el propio
cardenal Borgia quien 10 sacó de las llamas.
3. El momento en el que el códice fue salvado de las llamas, ocurrió "mu-
chos siglos" atrás y no, entonces, en 1762, sino más bien en el siglo XVI.
4. El manuscrito anduvo durante mucho tiempo "por plazas y gabinetes de
la América y de la Europa": fue vendido, y cambió varias veces de dueño. An-
tes de formar parte del museo borgiano, parece que estuvo en otra colección o
gabinete de curiosidades en Europa, posiblemente en Italia.
5. En la formulación "llegó a las manos de Vuestra Eminencia" es notable
la ausencia de un nombre o de otra referencia precisa. Estas palabras sugieren
una transferencia anónima, ora el regalo de una persona no considerada digna
de mención, ora la compra en un mercado, en una subasta o mediante un inter-
mediario cualquiera.
Parece que cuando el cardenal obtuvo el documento, ya había desaparecido
todo dato sobre sus antecedentes. La palabra "desconocido", aplicada al manus-
crito, corrobora esta impresión: aparentemente, los dueños anteriores no tenían
idea cabal de 10 que era el códice.
En su revisión de las pictografias hasta entonces conocidas, Fábrega da la
siguiente descripción del "Códice Borgia, de Velletri":
El original, finalmente, más grande y bien conservado es el Borgiano. Éste, plegado
de la manera antes dicha, forma un libro cuadrado de catorce pulgadas y media y
tres de altura, propio para llevarse y ponerse donde quiera; abierto ofrece dos 6 más
páginas para verse según se necesiten; extendido, aparece una faja de piel de ciervo
en trece trozos de cuarenta y cuatro palmos y medio de largo y treinta y ocho pági-
nas por parte, que en todo hacen setenta y seis. Las dos últimas quedaban vacías á
fin de ser unidas al forro. De él tal vez despqjado en otro tiempo, ahora está de nuevo
cubierto.
En realidad son 14 pedazos de piel de venado que, unidos con pegamento,
forman una sola tira de 1030 centímetros de largo. Las conexiones se ven en
las páginas 3, 6, 8-9,11, 14, 17, 19,22,24,26-27,29-30,32,35-36.
La tira está plegada como un biombo, dando como resultado un códice con
89 páginas de cada lado. Cada una de ellas tiene 27 centímetros de ancho y 26.5
centimetros de largo. Las dos páginas exteriores están vacías; las otras, cubier-
tas con pinturas, y han recibido la numeración del 1 al 78 en las ediciones.
EL llAl'1JSCIUTO
y SU mSfORL.
39
Il'TRODGCCIÓN
40
Los daños hechos por el fuego fueron reparados recientemente, con cuero
artificial.5
Las tapas originales desaparecieron. En el tiempo de Fábrega fueron res-
tauradas, sujetando las páginas exteriores con clavos sobre dos cubiertas de ma-
dera. Posteriormente, se quitaron y se fabricó con ellas una especie de carpeta
en la que se conserva el manuscrito suelto. En la edición facsimilar todavía se
pueden observar las perforaciones. Vestigios similares se ven en las maderas
que, unidas con cuero, ahora forman la carpeta protectora.
Las etiquetas en las páginas exteriores son de la Biblioteca Apostólica Vati-
cana e identifican el códice como "Messicano 1" del Mus(eo) Borg(iano) en la
Congregazione di Propaganda Fide. Ya vimos que existe también un "Messica-
no 2", que es copia del Códice Cospi, dibujada para el cardenal Borgia. En la
tapa de madera encontramos además la nota "Codice messicano Sc.6 fil 5
vol. 1 Initium -Finis". La indicación se refiere a Scala 6, fila 5, es decir, la posi-
ción del códice en el mencionado museo borgiano. El "Messicano vol. 11" Qa
copia del CospiJ estaba allí junto con él.
La primera edición del Borgia se debe a lord Kingsborough que, en el tomo III
de su monumental y costosa obra, Antiquities o[Mexico (1831-1848), incluyó los
dibujos hechos por Aglio. Éstos tienen actualmente gran valor, porque después
de aquel tiempo el original se deterioró notablemente por las condiciones de hu-
medad que, según parece, imperaban en las salas de la Congregazione.6
Un dibujante que puso colores en una versión no coloreada de Kingsborough
-destinada al historiador mexicano José Fernando Ranúrez-, escribió sobre
el original (p. 25): "Ramon Rodriguez Megicano Pensionado 10 copió en Marzo
y Abril del 1856. 10 terminó 19. Abril a las 9 y 1/2 de la mañana".
5 Para lUla descripción fisica más detallada, véase Nowotny (1976). Para las diversas edicio-
nes consúltese el Handbook o[Middle American Indians (tomo 14, pp. 98-99), en cuyo censo el
Códice Borgia"recibe el número 33.
6 Los deterioros afectaron especialmente el capítulo de las pp. 29-47. Seler incorporó varios
dibujos de la edición de Kingsborough en su comentario (incluidos en la edición española de su
obm hecha por el Fondo de Cultura Económica, México, 1963, 1988). En su introducción, Seler
esclarece también la cuestión de la numeración de las páginas, que era errónea en la publicación
de Kingsborough.
....... que, en el tomo ID
...(181.1848), tncluy610s
...ftlor, porque después
•por1Mcondiciones de hu-
;1 la Con¡regaztone.6
oo1orcada de Kingsborough
• lamlrez-, escribió sobre
..tonado 10 copió en Marzo
l. 1& maAana".
, (1970). Ívall18 diversas eilicio-
O 14, 1'1" 98-99), en cuyo censo el
I pp. 29·47. Selcr incorporó varios
,licio.. en lu edición española de su
" t UHM). En su introducción, Seler
, '11~ e.ru errónea en la publicación
i
rv. Diversas
interpretaciones
:¡( OMO VIMOS, los escasos datos acerca de la historia del manuscrito
~~H~~ no permiten establecer en qué lugar o región de Mesoamérica fue
pintado el libro religioso que ahora conocemos como Códice Borgia. Varios in-
vestigadores han tratado de resolver esta cuestión por medio de estudios estilís-
ticos, comparando la forma de las líneas y los colores, así como la iconografia,
con otras pinturas mesoamericanas de las cuales sí se conoce la procedencia.!
Pero este procedimiento nos lleva a considerar un área bastante grande. Por
ejemplo, se observan semejanzas con:
• el Códice borbónico, documento azteca vinculado con la regiót). chinam-
panera de Iztapalapan-Culhuacan-Xochimilco;
• los murales de la región tlaxcalteca, como los famosos deTizatlan y los
recién descubiertos de Ocotelulco;
• la cerámica decorada del valle de Tehuacan,
• la cerámica decorada de la Mixteca y los códices mixtecos,
• los frescos de Mitla, etcétera.
Podemos afirmar que el Códice Borgia es uno de los productos más carac-
terísticos del llamado "estilo-horizonte Mixteca-Puebla", que dominaba exten-
sas partes de Mesoamérica durante los siglos anteriores a la invasión española,
esto es, durante la segunda mitad del periodo postclásico (± 1250-1521 d.C.).
El material arqueológico nos sugiere que, en aquella época, Mesoamérica llegó
a contar con una cultura relativamente homogénea gracias a los múltiples e in-
tensos contactos comerciales y de otra índole entre las partes integrantes. Pen-
samos que los pintores viajeros, y los códices mismos ~omo muestras y ejem-
plos de gran influencia y fácilmente transportables-, desempeñaron un papel
1 Véase sobre este tema el debate entre Robertson (1963, 1966, 1970, 1982) YNicholson (1960,
1966, 1982), así como las contribuciones de Nowotny (1961), Chadwicky MacNeish (1967), Smith
y Heath-Smith (1980), Schávelzon (1980), Anawa1t (1981). Se ofrece una síntesis en la introduc-
ción de Anders a la edición facsimilar del Códice vaticano 3773 ("B H
), Graz, 1972. Un reporte so-
bre investigaciones recientes es Sisson (1983). Remitimos a la discusión de este tema en el co-
mentario al Códice Cospi en esta colección. 41
Il'TRODLCCIÓ~
42
muy importante en el desarrollo y en la difusión de este estilo y de sus carac-
terísticas iconográficas.
Al tomar en cuenta este entorno cultural, compartido por diversos grupos
étnicos, está de más, pensamos, el tratar de atribuir a localidades especificas
los distintos códices o pintores.
Los estudios del Códice Borgia se inician con el comentario de Fábrega,
que representa un admirable y extraordinario esfuerzo: es el primer comen-
tario completo a un códice preco10nial, e integra todo el saber relevante de su
época. Siguiendo a Clavijero, Fábrega señala los grandes avances de la civi-
lización mesoamericana, y censura a varios investigadores de su tiempo (como
Buffon y De Pauw) por sus prejuicios contra las culturas americanas y por su
despreocupación en cuanto al quehacer científico en este campo. Él mismo
muestra un cierto "relativismo cultural" cuando afirma (1899, pp. 11-12):
El calcular la cultura de las naciones extranjeras, el criticarla sobre el fundamento
de no haber ellas adoptado nuestras propias invenciones, fué siempre la debilidad de
los espíritus faltos de razón, satisfechos de sí mismos é injustos conocedores de la
constitución humana.
En cuanto a su evaluación del códice, Fábrega se distingue como notable par-
tidario del espíritu ecuménico de su protector, el cardenal Borgia. En las ideas
religiosas mesoamericanas descubre múltiples paralelos con el catolicismo; se-
mejanzas que, a su manera de ver, demuestran precisamente la verdad de los
preceptos de la Iglesia. Así, el Códice Borgia se convierte curiosamente en un
libro en defensa de la Iglesia católica en un tiempo en que ilustrados y revolu-
cionarios la critican con vehemencia:
Sobre lUl objeto visible a todos, es licito á cada lUlO expresar las ideas que más estime
convenir al mismo: por algunos, en los trabajos antiguos acerca de 10 bello, podrán,
con razón, ponerse en ridículo las imágenes de este Códice; mas cuantas an810gías
quiera, encontrará aquel que se deleite en compararlo con los delirios antiguos del
gentilismo.
El que va en seguimiento de la verdad, á vista de la relación de alglUlas de sus
páginas con las sagradas tradiciones que tenemos, no podrá menos que confesar
que los autores de las mismas han tenido lUlajusta idea de la verdad y lUla manera
de expre!'!8Tla conforme al lenguaje de las Santas Escrituras.
Las mismas Santas Escrituras no necesitaronjamás ni de la confirmación de los
americanos, que se han creido estólidos, ni de la aprobación de los incrédulos que
se dicen críticos.
Será, sin embargo, siempre lUl poderoso argumento contra el que dudase de al-
glUla verdad de las mismas, el encontrar sus trazas entre los monumentos de hom-
ACl'J'C&& tltI
Fdhn,,,,"IUWI
p.47):
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  • 1.
  • 2.
  • 3. CÓDICES MEXICANOS v Los Templos del Cielo y de la Oscuridad texto explicativo del CÓDICE BORGIA
  • 4. FERDINAND ANDERS (Viena) / MAARTEN JANSEN <Leiden) LUIS REYES GARCÍA (México) (Comisi6n Técnica Investigadora) WS TEMPWS DEL CIEW y DE IA OSCURIDAD Oráculos y liturgia libro explicativo del llamado CÓDICE BORGIA (Museo Borgia P. E Messicano 1) Biblioteca Apostólica Vaticana Introducción y explicación FERDINAND ANDERS / MAARTEN JANSEN / LUIS REYES GARCfA SOCIEDAD ESTATAL QUINTO CENTENARIO (España) AKADEMISCHE DRUCK- UND VERLAGSANSTALT (Austria) FONDO DE CULTURA ECONÓMICA (México)
  • 5. Primera edición, 1993 D.R. por esta reproducción facSimilar del códice: © 1993, AKADEMISCHE DRucK- UNO VERLAGSANSrALT Neufeldweg 75, A-BOlO, Graz, Austria D.R. por esta edición: SocIEDAD EsTATAL QuINro CENI'ENARIO Serrano, 187-189. 28002 Madrid D.R. por el libro explicativo y sus caracterlsticas tipográficas: © 1993, FoNOO DE CutruRA. EcoNÓMICA, S.A. DE C.v. Carretera P1cacho-Ajusco 227, 14200 México, D.F. ISBN 968-16-4154-X Impreso y hecho en Austria (facsúnil) Impreso y hecho en México (libro explicativo y estuche)
  • 6. '. Prólogo N 1963, EL FONOO DE CuLTIJRA EcONÓMICA publicó el Códice Borgia, _ junto con una traducción al español del comentario en alemán que Eduard Seler escribió entre 1904 y 1909. Se trata de una reedición de la repro- ducción fotocromográfica del códice, originalmente impresa en 1898 por la ini- ciativa y con la subvención del duque de Loubat. El comentario de Seler es una obra clásica, erudita y valiosa por sus rigu- rosos análisis, de mpdo que tiene gran importancia en la historia del descifra- miento de los códices mexicanos. Pero, como es obvio, los conocimientos y las ideas sobre el mundo mesoamericano en general y sobre el contenido de este manuscrito en particular, se han estudiado conSiderablemente más desde 1909. Huelga decir que, eillos 60 años posteriores al fallecimiento del maestro Seler (1922), se han hecho muchos descubrimientos esenciales y que se ha dado a conocer gran número de nuevos datos arqueológicos e históricos: las civiliza- ciones de los olmecas y de los toltecas, por ejemplo; la técnica de fechamiento mediante radiocarbono, el desciframiento de los códices mixtecos por el doc- tor Alfonso Caso, la incipiente interpretación de losjeroglifos mayas, etcétera. Después de la segunda Guerra Mundial, el investigador austríaco Kad An- ton Nowotny demostró 10 indefensible de varias de las teorías de Seler, e indicó otro camino de interpretación en su obra -que también se hizo clásica- Tla- cuilolli (1961). Gracias a la integración que se ha logrado con los nuevos mate- riales y con recientes estudios cuyas aportaciones han sido fundamentales, ahora podemos afirmar que tanto el estado del conocimiento como la visión que tenemos acerca de este códice han cambiado drásticamente. De ahí que nuestro comentario, inscrito también en los nuevos métodos de interpretación, muestra, en muchos aspectos, discrepancias radicales frente a la obra de Seler, aunque esto no quiere decir que entremos en controversia con respecto de las afirmaciones del ilustre maestro. Más bien, reconocemos con ad- miración su enorme labor de pionero, así como las muchas ideas que directa o indirectamente debemos a él. La investigación que ha culminado con la edi- ci6n de este libro se remonta en muchos años. Los contactos con el mundo in- dígena de México y con los sabios mesoamericanos de hoy día fueron impres- 7
  • 7. PRÓLOGO 8 cindibles para nosotros. En cuanto a este trabajo en particular, agradecemos a nuestros colegas Benedikt Hartmann, Jarich Oosten y Peter van der Loo, quie- nes participaron intensamente en el intercambio de opiniones en la Univer- sidad de Leiden, así como a varias generaciones de estudiantes que nos han alentado con su interés y sus ideas. Para dos de nosotros (Anders y Jansen) fue importante la oportunidad de participar en el seminario del verano de 1982 en Dumbarton Oaks, dedicado, precisamente, al estudio del Grupo Borgia. En 1990, un convenio entre la Universidad de Leiden, Holanda, y el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), de México, permitió la estancia de Luis Reyes en Holanda durante un semestre. Así fue posible un contacto intenso y prolongado entre los comentaristas de esta obra, que se combinó con un estimulante seminario sobre el Códice Borgia en el Centro Arqueológico de la misma Universidad de Leiden. En el mismo año, los tres, junto con Gabina Aurora Pérez, pudimos explorar diversos archivos en Roma, luego de nuestra participación en la reunión sobre los derechos de los pueblos indígenas americanos, en Messina (Sicilia). Damos gracias a Antonella Cammarota, de la Universidad de Messina, por su invita- ción, apoyo y estímulo, así como al investigador de la antigiiedad clásica Frank Mü1ler, al historiador Hans de Valk y a la arqueóloga del Istituto Olandese en Roma, Thea Heres, por sus orientaciones. En Roma recibimos, además, la ama- ble colaboración de las personas encargadas. del archivo de la Congregazione di Propaganda Fide, de la Biblioteca Apostólica Vaticana, de la Biblioteca Na- cional Central y del archivo general de la Compañía de Jesús. Queremos mani- festar nuestro agradecimiento especial al padre Josephus Fejér, historiador jesuita, quien nos guió en este último archivo, dándonos además muy valiosas orientaciones generales e indicándonos legajos con documentos muy relevantes para nuestra investigación, como las cartas de Clavijero y de Antonio de León y Gama. Ya terminada la redacción del original, recibimos noticias de los interesan- tes hallazgos en Ocotelulco, TIax., de modo que agradecemos al arqueólogo Eduardo Contreras Martínez por sus informaciones y por las fotografias de los murales, que son de obvia importancia para el estudio del Grupo Borgia.
  • 8. , partkular, agradecemos a 1 y Peter van der Loo, quie- le opiniones en la Univer- e estudiantes que nos han otros <Anders y Jansen) fue lano del verano de 1982 en .10 del Grupo Borgia. ciden, Holanda, y el Centro ,ologla Social (CIESAS), de anda durante un semestre. re 108 comentaristas de esta O lobre el Códice Borgia en e Leiden. )ra Ptrez, pudimos explorar :ipaci6n en la reunión sobre al MeR8ina (SicUia). Damos l de Mesaina, por su invita- la anUgüedad clásica Frank 'lIa de11stltuto Olandese en ~ recibimos, además, la ama- a.rchtvo de la Congregazione itlcana, de la Biblioteca Na- a de Je8<ts. Queremos mani- ,JOHphus Fejér, historiador Ldonol además muy valiosas dncumentos muy relevantes Vtero y de Antonio de León y lOl nottctae de los interesan- a¡radecem08 al arqueólogo ti y por 1u fotograflas de los udto del Grupo Borgia. PruMERAPARTE Introducción
  • 9. l. El primer comentarista y su mundo ~;::!tl L ANTIGUO MANUSCRITO MEXICANO que ahora conocemos como Códice I Borgia, que se conserva en la Biblioteca Apostólica Vaticana, con- siste en una larga tira de segmentos de piel de venado, doblada en fonna de biombo y cubierta con una fina capa de estuco, sobre la que se han pintad.o esce- nas figurativas. El tema de sus 76 páginas es religioso: ellas hablan de la influen- cia de las fuerzas divinas sobre la vida humana y de las ceremonias y ofrendas debidas, 10 mismo que de los oráculos y la liturgia. El estilo de la pintura es de una belleza impresionante que fascina por su carácter visionario. En suma, este libro pictográfico es uno de los testimonios más profundos e imponentes que de la antigua civilización mesoamericana se han conservado. Originalmente pa- rece haber pertenecido a un centro ceremonial dominado por templos dedicados al Cielo y a los poderes de la Oscuridad; y no obstante que seguramente fue de gran significación para el pueblo que 10 creó, el proceso disruptivo de la invasión y de la colonización del siglo XVI enajenó este docwnento de su comunidad de origen y 10 hizo pasar por caminos aún desconocidos hasta que llegó a Roma, donde, a fines del siglo XVIII, volvió a aparecer para entrar en nuestro horizonte. En aquellos cambiantes años llenos de movimiento intelectual, político y hasta militar, cercanos a la Revolución Francesa (1789) y en vísperas de la indepen- dencia de las colonias españolas, también el estudio de las antigüedades mexi- canas entró en una nueva fase y recibió extraordinarios impulsos. Los trabajos del erudito astrónomo e historiador mexicano Carlos de Sigüenza y Góngora (1645-1700) y del caballero italiano Lorenzo Boturini (1702-1751), ambos en- tusiastas coleccionistas de doctunentos y datos históricos, habían preparado el camino para una nueva síntesis del pasado precolonial.1 1 Para el importante papel que desempeñaban estos estudiosos de la época barroca, véase la obra de Ignacio Bemal sobre la historia de la arquelogía mexicana, y la de Benjamin Keen sobre· el desarrollo de la imagen del pasado azteca. Los trabajos e ideas de Sigüenzay Góngora son analizados además por Leonard (1959), Benitez Grobet (1982) YTrabulse (1988). Estudios fimdamentales de la obra de Boturini son Glass (1975) y Matute (1976). Remitimos en general a los excelentes resúmenes y datos bibliográficos de la gula de las fuentes etnohistóricas, en los tomos 12-15, del Handbook ofMiddle American Indians. 11
  • 10. Th'TRODUCCIÓN 12 El auge del movimiento filosófico de la ilustración europea, que propugna- ba la sistematización y la reconsideración racionalista del conocimiento cientí- fico, se combinó con el sentimiento patriótico de los criollos y los mestizos, y dio paso al interés nacionalista de la historia antigua. En círculos cada vez más amplios se comenzó a reconocer los grandes valo- res artísticos y la importancia histórico-cultural del mundo prehispánico. Un buen ejemplo de este espíritu es la obra bibliográfica de Juan José Eguiara y Eguren (1696-1763), la Bibliotheca Mexicana.2 El propio rey español Carlos 111, que gobernó de 1759 a 1788, fomentó tales intereses, dentro de su programa general de lograr progresos en los campos de la economía, de la ciencia y de la cultura. En este extraordinario momento in- telectual, el arzobispo de México, Francisco Antonio de Lorenzana y Buitrón (1722-1804), publicó una biografia del conquistador Hernán Cortés, en la que incluyó una edición con dibujos de la Matricula de Tributos (1770). El sucesor in- telectual de Boturlni, Mariano Fernández de Echeverria y Veytla (1718-1780), escribió una interesante Historia Antigua de México, obra de síntesis que quedó como manuscrito a la muerte de su autor.3 Como divulgación, el franciscano José Joaquín Granados y Gálvez (1743-1794) publicó en 1778 su libro Tardes Americanas, que daba una idea global de la cul- tura mexicana y de sus raíces en forma de un diálogo entre un i11dio y un espa- ñol, concebido como una auténtica critica a la difundida discriminación de la población nativa, y como un elogio a la profunda identidad indígena de México. La expulsión de losjesuitas de las colonias españolas en 1767 tuvo enormes consecuencias positivas para promover la ciencia y el análisis histórico. Entre los exiliados había investigadores del mejor nivel, cuya capacidad intelectual se nutrió además de la nostalgia por su patria perdida. Especialmente en Ita- lia (en Bolonia y en Roma), un grupo de jesuitas mexicanos se dedicó al estu- dio de sus raíces culturales. El más notable fue Francisco Javier Clavijero (1731-1787), entre cuyas obras destaca su Historia Antigua de México, publicada originalmente en italiano (Cesena, 1780). Como es bien sabido, Clavijero fue movido por la emoción de servir a su pa- tria y defenderla contra criticos como el naturalista francés BufIon, o su secuaz 2 Este libro y su sucesor, la Biblioteca Hispanoamericana Septentrional, de José Mariano Be- ristáin de Souza (1756-1817), son analizados por Millares CarIo (1986). 8 Veytla conoció personalmente a Boturini durante su viaje por Europa. Un análisis exhausti- vo de su vida y obra lo representa Moreno Bonett (1983). Para el incipiente nacionalismo, el gua. dalupanismo y el indigenismo que constituyen el fondo ideológico del tiempo y de estas obras, véase, por ejemplo, Lafaye (1979), Villoro (1979) y Brading (1980).
  • 11. li6ft tNfOPU, que propugna- ... del oonoebnJento cient!- loe ar&oUoI , 101 meetizos, y .' ~ reoonoaer 101 pandes valo- lit mUAClo prehtaptnJ.co. Un .. di Juan JOI6 B¡uiara y 11'•• 1711, fomentó tales ' ........ _101 campoa de t ~ momento in- lIItO .. toreuana y Buitrón .. lIetnM eosul, en la que lWMdoI (1rtO). Bteuce80r in- ....., VI)'Ua (1718-1780), JO, obra d••tate que quedó ....yOOvez (1748-1794) iDalIlA idea ¡iohal de la cul- lop tlfttre un bldio y un espa- Autdtda dilcrtminaciÓll de la tt_ttdad lndlgena de México. _tuen 1767 tuvo enormes ¡ ., el adlteta histórico. Entre 11, cuya capacidad intelectual mUda. Eepecialmente en Ita- I ftlMiCanOI se dedicó al estu- :1781.1787>, entre cuY,BS obras uta ortatnalmente en italiano r la emoción de servir a su pa- ata francés Buffon, o su secuaz ,Q Sept.ntnonat de Jo~ Mariano Be- Carlo (1986). • por Europa. Un análisis exhausti- ara ellnct~lente nacionalismo, el gua- eol6¡ico del tiempo y de estas obras, , (1980). más radical, el enciclopedista de origen holandés, el abad Comelio de Pauw, EL PRIMER COMENTARISTA quienes habían divulgado la visión de América como un continente inmaduro e inferior, con habitantes salvajes y degenerados.4 El citado libro de Clavijero se convirtió rápidamente en un manual clásico para esta disciplina. Las palabras de su prólogo son un testimonio elocuente de su visión idealista y de su método crítico y riguroso: La historia antigua de México que he emprendido para evitar la fastidiosa y re- prensible ociosidad a que me hallo condenado, para servir del mejor modo posible a mi patria, para restituir a su esplendor la verdad ofuscada por una turba increíble de escritores modernos de la América, me ha sido no menos fatigosa y dificil que dispendiosa. Pues, pasando en silencio los grandes gastos para proporcionarme de Cádiz, Ma- drid Yotras ciudades de Europa los libros necesarios, he leído y examinado con di- ligencia todo cuanto se ha publicado hasta ahora sobre la materia; he confrontado las relaciones de los autores y he pesado su autoridad en las balanzas de la crítica; he estudiado muchísimas pinturas históricas de los mexicanos; me he valido de SUS manuscritos, leído antes cuando estaba en México, y he consultado muchos hom- bres prácticos de aquellos países. A estas diligencias podría añadir, para acreditar mi trabajo, el haber vivido trein- ta y seis años en algunas provincias de aquel vasto reino, haber aprendido la lengua mexicana y haber convivido por algunos años con los mismos mexicanos cuya histo- ria escribo. En la dedicatoria se dirige a los catedráticos de la Real y Pontificia Univer- sidad de México con un famoso llamamiento: Yo espero que vosotros, que sois en ese reino los custodios de las ciencias, trataréis de conservar los restos de las antigüedades de nuestra patria, formando en el mag- nifico edificio de la Universidad, un museo no menos útil que curioso, en donde se recojan las estatuas antiguas que se conservan o que se vayan descubriendo en las excavaciones, las armas, las obras de mosaico y otros objetos semejantes; las pintu- ras mexicanas esparcidas por varias partes y, sobre todo, los manuscritos, así los de los misioneros y otros antiguos españoles, como los de los mismos indios, que se hallan en librerías de algunos monasterios, de donde se podrán sacar copias antes de que los consuma la polilla o se pierdan por alguna otra desgracia. 4 La controversia en cuestión ha sido descrita y analizada magistralmente por Gerbi (1960). Sobre Clavijero y el contexto de su obra, véase también los estudios de Ronan (1973) y de Mar- chetti (1986). Este último, con mucha razón, llama a De Pauw "un autor complejo, por algunos aspectos merecedor de estudios profundizados (Piénsese por ejemplo en la interesante ambi- güedad de su actitud 'anticolonialista')". 13
  • 12. IlTRODUCCIÓN El grabado de la Cloaticue, publicado por León y Gama. 14 Fr!l.1.
  • 13. Efectivamente, fue el periodo en el que nació la arqueología como discipli- ELPRIMERCOMENfARISTA na científica. Incluso Carlos III, amante de antigüedades, ordenó la primera exploración sistemática de las ruinas de Palenque, en 1787, de la que resultó el informe del capitán Antonio del Río (no publicado sino hasta 1822). Un dis- cípulo de Clavijero, José Antonio de Alzate (1737-1799), fue un polifacético científico que fundó varias revistas, entre ellas las Gacetas de la literatura, en las que publicó, entre muchas otras cosas de interés, descripciones de algunos sitios arqueológicos (Xochica1co, El Tajín).5 Pero quien ha sido llamado eÍ "primer arqueólogo mexicano" fue su con- temporáneo Antonio de León y Gama (1735-1802). Este catedrático del Colegio de Minería, especializado en astronomía y fisica, era amigo de Veytia y, al igual que éste, se había dedicado durante muchos años al estudio de manuscritos antiguos, especialmente a los coleccionados por Sigüenza y por Boturini. Viendo el peligro que estos documentos corrían, tanto por la destrucción del tiempo como por el irresponsable trato de algunos, encargó que fueran co- piados. Gran fama ganó León y Gama por su estudio de dos esculturas de pie- dra encóntradas en 1790 (el 13 de agosto y el 17 de diciembre, respectivamen- te) durante el empedrado del zócalo de la ciudad de México. Ciertamente, ambos monumentos resultaron ser de suma importancia para el conocimiento del arte Yde la cosmovisión aztecas: el primero, la estatua aho- ra conocida como Coatlicue; el segundo, la Piedra del Sol, también llamada Ca- lendario Azteca.6 Ambos constituyen hoy las principales joyas de la sala mexi- ca del Museo Nacional de Antropología, de México. Vale la pena transcribir la descripción que León y Gama da de este descubrimiento y de la sensación que provocó: Con ocasión, pues, de haberse mandado por el Gobierno que se igualase y empe- drase la Plaza mayor, y que se hiciesen trujeas para conducir las aguas por Canales subterraneos; estando excavando para este fin el mes de Agosto del año inmediato de 1790, se encontró, á muy corta distancia de la superficie de la tierra, una Estatua curiosamente labrada en una piedra de extraña magnitud, que representa uno de. los idolos que adoraban los Indios en tiempo de su Gentilidad. Pocos meses habian pasado quando se halló la otra piedra, mucho mayor que la antecedente, á corta 15 Alzate comentó la obra maestra de Clavijero con una serie de notas interesantes; véase Mo- reno (1972, 1976). 6 Las esculturas fueron halladas en la esquina sudeste del zócalo. De ellas, el influyente in- vestigador alemán Alexander von Humboldt publicó posteriormente otra descripción y a.nálisis con base en León y Gama, 10 que mucho contribuyó a que se difundiera el conocimiento de su existencia (1986, p. 23188. y p. 13788.). Fue Chavero quien dio el nombre de Coatlicue, "la con la falda de serpientes", a la primera. Para León y Gama se trataba de la diosa Teoyaomiqui (véase 15
  • 14. Il'TRODUCCIÓN 16 distancia de ella, y tan poco profunda, que casi tocaba la superficie, la que se veía por encima sin labor alguna; pero en la parte de abaxo que asentaba en la tierra, se descubrian varias labores. Sacadas ambas, se conduxo la primera á la Real Univer- sidad, y la segunda se mantuvo algun tiempo en el mismo lugar donde se halló; pero ya en su natural situacion vertical, pudiendo así registrarse con facilidad todo 10 que hay en ella gravado. Luego que yo la ví, quedé lleno de gusto, por haber ha- llado en ella un testimonio fiel, que comprobaba 10 que á costa de tantos trabajos y estudio tenia escrito sobre el sistema de los Calendarios mexicanos, contra las fal- sas hipótesis con que los han desfigurado y confundido los Escritores de la historia indiana[...] La Descripción histórica y cronológica de las dos piedras, que publicó Anto- nio de León y Gama (1792), contenía hennosos grabados y un erudito comen- tario, que llamaron la atención de muchos interesados, especialmente de los jesuitas exiliados en Italia. Entre ellos nació la idea de traducir la obra al ita- liano y, con este motivo, el expatriado historiador mexicano Andrés Cavo (1739- 1803) escribió una carta a Antonio de León y Gama, quien le respondió con gran entusiasmo. Así se inició una muy interesante correspondencia entre am- bos, que duraría aun hasta el año de la muerte de León y Gama (1802).7 también Barba de Piña Chan, 1987). En su profundo estudio de las e.~vaciones en el sitio del Templo Mayor --con motivo de las exploraciones de Batres en la Calle de las Escalerillas (ahora Calle de la República de Guatemala) en 1900- Eduard Seler discutió acerca de esta importan- te estatua y especuló que originalmente pertenecía al TIillancalco (1960-1961, tomo 11, p. 794). Es más probable que fuera una de las esculturas que formaban parte del Templo Mayor (Gurría Lacroix, 1978), junto con la pieza, muy semejante, de la diosa Yollotlicue, que fue hallada en la Calle del Seminario durante las exploraciones de Emilio Cuevas en 1933. Para una visión gene- ral de la problemática del centro ceremonial de México-Tenochtitlan y una historia de la investi- gación, véase Marquina (1960), Boone (1987), Broda y Carrasco y Matos Moctezuma (1987). 7 Véase Burrus (1959) y sus ediciones de las obras de Cavo (1949) y de Alegre (1956-1960). Las cartas originales de Antonio de León y Gama están en el archivo general de la Compañía de Jesús (ARSI) en Roma, en el legajo Vitae 1005 (Epistulae scriptae ah ex-Iesuitis vel Mexicanls in Italia vel ad illos, 1774 -1819). Para información general sobre este archivo, véase Pásztor (1970, p. 394ss.) y Lamalle (1981-1982). Ciertamente, la mencionada obra de León y Gama, así como algunos estudios de Alzate, fueron traducidos al italiano por Pedro José Márquez, un jesuita compañero de Clavijero <Bernal, 1979, p. 78). Después de la muerte de León y Gama, su amigo José Pichardo (el mismo que había escrito un comentario como introducción a la Descripci6n his- t6rica y cronol6gica de las dos piedras) mandó una última carta a Cavo, junto con un paquete de ejemplares de la Gaceta de la literatura (que contenía la descripción de Xochicalco hecha por Alzate), Yelogió la importante labor del fallecido: "Aquel Gama a quien la muerte arrebató de entre mis brazos, y tan bueno para mi q me leia las cartas de Vmd, y en ocasiones las respuestas q le enviaba, y q en su muerte me nombró su albacea testamentario, y constituyendome herede- ro a todos sus papeles, me legó las cartas de Vmd las q conservo entre 10 mas sagrado a mi Mu- seo...". Humboldt ya no encontró pinturas originales en la Biblioteca de la Universidad de México,
  • 15. , 1. ""IlCrBclr., 1. que se veía I rlUc ...."taba r.n la tierra, se I l. "rimera , 1. Real Univer- IntlUt1u lupt (lunclr. Be halló; rtlllltnu'H OUI1 r.cllidad todo 111M 4e pto, por haber ha- ~ , OOIta de taattoa trabajos y ... matclUOl, contra las fal- O1oI11or1torcl de la historia ,w.u,,que publicó Anto- MdoI., 1ft erudito comen- MI., eepectalmente de los • d. tradUCir la obra al ita- lIdcIno Andrtl Cavo (1739- na, quien te reapondió con CIOft'tIPOIldencia entre am- ~., Gama (1802).7 Al Iu .-.wc:lonca en el sitio del la CII1e d. 1u Becalerillas (ahora clIIoI&U6 1CCre& de esta importan- ... (1&eO.1961, tomo n, p. 794). I pIII't.t del Templo Mayor (Gurría •lWIoe,ecuer, que fue hallada en la ,.. • 18. Para una visión gene- IltAt1an., una historia de la investi- • , Matoa Moctezuma (1987). '1 Cl.)., de Alegre (1956-1960). arth&vo JmCral de la Compañia de , ... ab Mol""",, uel Mexicanis in 1uta uahlvo, vfaae Pásztor (1970, la obra d. León y Gama, así como ,r PtHlru JOIt MArquez, un jesuita muerte de l.eón y Gama, su amigo ~ lt1ttf1ch.~IÓn 11 1" Dellcrtpclón his- 11•• C..vn, .~.nto con un paquete de IICriJIC16n clt Xuchlc"lco hecha por t.mIl • quien la muerte arrebató de Vmd, '1 en nca.done" las respuestas ,ntarlu, y cnn"Utuyendome herede- ,rvn entre tn mu" _W'ado a mi Mu- Illlt~t·. ele lit t ll1lvc",tdad de México, La primera carta de León y Gama nos sitúa en los sensacionales aconte- ELPRIMERCOMENfARISfA cimientos de las primeras horas de la arqueología mexicana. Transcribimos el principio: Sor Dn Andres Cavo México 30 de agosto de 1795 Muy Sor mio: se me ha comunicado por parte del Sor Dean un capitulo de carta de V en que se digna de manifestarme el aprecio que ha hecho el quademo que escribí, explicando las dos Piedras que el acaso nos descubrio; y de darme las gracias por ello. Yo retribuyo a V. y a esos Señores las mas expresivas, htuni1des y sincems por el honor que me hacen, que ciertamente no merezco; pues si algo tiene de bueno la Obrita, es solo la fidelidad y exactitud con que están copiadas, a mi vista, las figu- ras; yel deseo, de que no se perdiesen unos monumentos tan apreciables de la An- tigüedad mexicana, como iba ya a suceder, por haverse determinado, que la segunda Piedm se pusiese de piso delante de las gradas de la puerta principal de la Iglesia Cathedral: y ya se dexa conocer, que el animo era, sepultar otra vez 10 labmdo, de- xando arriba la superficie plana. Quando 10 supe, pasé a ver al Sor Dr Dn Joseph Uri- be, uno de los comisionados de la fabrica de la Iglesia, y le hice presente 10 mucho q.e se estaba gastando en la Italia, y en otros Paises cultos de la Europa pam descu- brir monumentos de la Antigüedad gentllica; y que aqui se havian de abandonar los que la contingencia nos ofrecia, unicos en su especie para ilustrar la Historia mexi- cana, que estaba tan obscura? Este solo es el merito que puedo tener, no contando por tal el gran trabajo que en quince años he tenido en juntar documentos, concor- darlos entre sí, y con los escritos que han salido a luz de nros Españoles; hacer un molesto estudio de las Pinturas de los Indios" pam la inteligencia de sus historias originales; aprender el idioma mexi~o, de que no sabia ~ palabra. Esto, pues, estudiQ seco y pesado (en medio de mis muchas y principales ocupaciones) hé tomado con gusto en obsequio de la Patria. Por 10 demas, conozco mi insuficiencia, y que el Quademo estará lleno de errores y defectos. Y porque, segun V. dice, se piensa en tmducirlo al toscano, si V. hubiere de ser"el qe quiera tomar este tmbajo, le suplico, castigue antes las malas locuciones, corrija los errores mios, y de la im- prenta, que no tuve yo tiempo de hacerlo[...J. Después de varias instrucciones paxa la corrección del texto, el autor hace, de paso, una referencia de suma importancia para nuestro tema: pero elogia la rica y bella colección del padre Pichardo, que "ha sacrificado su pequeña fortuna para reunir muchas pinturas aztecas o para hacer copias de aquellas que no pudo adquhir; su amigo Gama, además, autor de multitud de memorias astronómicas, le ha legado todo cuanto poseia de más precioso en manuscritos jeroglíficos. Es así, pues, que en el nuevo continente, como, por 10 demás, en casi todas partes del mundo, simples particulares, y no muy ricos, saben reunir y conservar los objetos que debían atraer la atención de los gobiernos" (1986, p. 94). 17
  • 16. IlTItODUCCIÓN 18 Repito a V. mi agradecimiento por el nuevo favor que me promete, de mandarme un exemplar de la explicacion del libro mexicano del Cardenal BOIja, lo que apreciaré infinito, como también la historia de esta Ciudad, que dice V. estar escribiendo, y que juzgo será una obra mui perfecta, como produccion de su docta pluma. El "libro mexicano del Cardenal BOlja" es precisamente el documento pic- tográfico que hoy en día conocemos como Códice Borgia. En agosto de 1795, ya existia un comentario escrito sobre este manuscrito. La segunda carta (México, 8 de julio de 1796) de León y Gama identifica al autor y nos da más detalles: Mucho me he alegrado, que el Sor D. Joseph Fábrega (a quien pienso, conocí en S.Pedro y S. Pablo) se haya dedicado al estudio de estas antigüedades, y deseo con ansia su Obra.. Ese codice, segun V. me dice, debe ser el Teoamoxtli, o Libro Divino, qe tanto buscó Boturini: yo estoy persuadido que mas preciosos documentos se tras- portaron a la Europa, que los qe nos quedaron aqui, y estos se los han ido llevando poco a poco; finalmente se llevaron a España (a hacer el mismo uso de ellos, que de los qe se han llevado en dos siglos y medio) los qe havia· hecho poner el S.or Loren- zana en la Universidad. gran fortuna tuve yo de haver hecho sacar antes copias de los mas interesantes. Quisiem saber si el Codice del Cardenal Botja, los de la Bi- blioteca Vaticana, y el que está en Bolonia son semejantes en la materia, yen el nu- mero y forma de sus figuras, o tienen alguna variedad: yo tengo tambien uno en piel de Venado muy antiguo, que contiene el cyclo de 52 años, y las figuras de los dioses seculares, primorosamente delineadas y pintadas, aunqe las del centro están casi todas borradas, pero en lo demas, admira la permanencia y hermosum de los co- lores, y lo particular del dibujo. El Colegio de San Pedro y San Pablo mencionado· en la carta era uno de los colegiosjesuitas de la ciudad de México. El comentarista del Códice Borgia re- sulta ser José Fábrega, otrojesuita exiliado que vivía en Roma. Por los registros biográficos de los jesuitas, sabemos que su nombre completo era José Lino Fá- brega. Nació el 22 de septiembre de 1746 en Tegucigalpa; en 1766, ingresó en el noviciado y, en 1767, al colegio de Tepo40tlan. El 3 de noviembre de 1776 se ordenó para sacerdote en Italia. "Vencidas no pequeñas dificultades en sus pa- rientes que querían forzarle a que dejara la sotana, siguió la suerte de sus com- pañeros de destierro, y suprimida la compañia retiróse a Roma donde con el amparo y protección del cardenal Borgia, prefecto de la Propaganda Fide, se dedicó al estudio de las antigüedades de su paíS."8 El 20 de mayo de 1797 mu- rió en Victorchiano, Italia. 8 P. Francisco Zambrano y P. José Gutlérrez Casillas, Diccionario Bio-bibliográfico de la Com- pañía de Jesús en México, XV (siglo XVIII A-K), Véase también Zelis (1871).
  • 17. ""....... d. mudarme un ........... 10 que apreciaú • el.. Yo lItM 'ICrtbtendo, y ndi MI cIoot& pluma. ..... el clOCNnlalto pie- .....ItJDlto ele 17915, ya I ir......carta (Mtxico, .., MIda mM detalles: .. ca...ptenIo. conocl en .'.~"')' deeeo con ..'......". O Ubro Divino, ,.••1 ....docu.meutoe le tras- ,..... loe bu tdo llevando ,"_.0UIOde ellos, que de .....ho pour el S.or Loren- .1IIIho lICaI' anue copias de I CIrdInI1 Bolja, loe de la Bi- ... _la mauria, yen el nu- l."...tambien uno en piel ... )' la tlguru de los dioses Ulq' 111 del centro están casi ..... )' hermosura de los co- So en la carta era uno de los tarllta del Códice Borgia re- la • Roma. Por los registros I aontpteto era JoBt Lino Fá- IOtaIlpa, en 1766, ingresó en 11 8 de noviembre de 1776 ¡ueAu dificultades en sus pa- •'lIUiO la lUerte de sus com- ltir6H a Roma donde con el n de la Propaganda Fide, se '. Bl 20 de mayo de 1797 mu- ,Irmarl" HIo-blbliográfico de la Com- In 1~1t.. (1871). León y Gama entiende de hunediato la importancia del códice en posesión EL PRThffiR COlffiNfARISfA del Cardenal Borgia y 10 compara con el Teoamoxtli, el "libro divino", la "Bi- blia" del México antiguo, que se había extraviado. Boturini menciona la tradición según la cual aquel libro era una gran sínte- sis del saber precolonial: la cosmovisión, la historia, la legislación, el calenda- rio, la astronomía, la filosofia moral y los ritos. Fue hecho, dice, por Huemac, "cél~bre astrónomo de los tultecos", que había convocado para este fin a todos los sabios del reino, en el año 660 d.C.9 En realidad no hay argumentos para relacionar al Códice Borgia con Huemac; pero sí para darle la denominación de "libro sagrado". Es interesante observar que León y Gama, por los pocos datos que tenía so- bre los manuscritos pictóricos que había en Italia, sospechaba ya una posible semejanza de este códice con el Códice de Bolonia (también conocido como Cospi), los del Vaticano (que han de ser los llamados "A" y "B") y la pintura que tenía en su poder, que podemos identificar como el Códice Fonds Mexicain 20, hoy en la Biblioteca Nacional de París.lO Efectivamente, los documentos mencionados tienen mucho en común. En la continuación de su carta, entusiasmado y generoso, León y Gama proporciona datos útiles al comentarista, que por 10 visto tenía especial interés por el as- pecto astronómico del códice, campo en que León y Gama se había mostrado como el gran maestro. Dice así: En quanto a 10 qe V. me pregunta de parte del Sor Fábrega, sobre los nombres me- xicanos de las constelaciones, digo, que si entendemos estas por unos agregados de estrellas, como se representan en el globo celeste y en los planisferios, nada de esto 9 Boturini (Idea..., párrafo 21) sigue al historiador texcocano Ixt1ilxochitl, que observó: "Los naturales llaman ahora a la Sagrada Escritura Teoamoxtli, por ser casi del mismo modo, princi- palmente en lo de las persecuciones y trabajos de los hombres" (1975-1977, 1, p. 270). Fábrega cita la misma tradición (1899, p. 43). Hoy en dia se sabe que las fechas asociadas con Huemac y con el reinado de los toltecas son considerablemente posteriores (siglo XII d.C.), pero siguen siendo tema de debate (véase Davies, 1977). 10 Como es bien sabido, muchos documentos de León y Gama, originalmente recopilados por Boturini, llegaron por medio del coleccionista Aubin a Francia (Glass, 1975). Boturini describe la pintura en cuestión como "otro mapa que tengo en una piel curada, con un círculo en medio de cuentas coloradas, que forman los números de cuatro trtadecatéridas, acompañadas de una cabeza de conejo, y se ven en los cuatro ángulos de este mapa diferentes figuras de ídolos muy feos, que eran como guardas y custodios del ciclo, a los cuales así en el ingreso de él como a su salida se hacían grandes fiestas..." (párrafo 30: 3). Existen varias copias de aquel manuscrito, que conservan más detalles que el original; una copia está en el Museo Nacional de Antropolo- gla. (Véase la discusión de Glass, 1964, p. 51, y la reproducción con interpretación, en Anders y Jansen, 1988, p. 146 ss. y lámina 107.) 19
  • 18. Il'TRODUCCIÓN 20 se halla en las pinturas, ni en las relaciones de los Indios qe yo he visto; y solo sé del signo de Escorpion, que por su figura tan bien terminada, 10 conocen aun los Indios de hoy con el nombre Colotl, Alacran. lo que se hacia en el cielo mas notable era 10 qc tenia nombre, como la Via Ladea, a la que llamaban Cítlalinycue, o Citlal- cueye, qe se interpreta, la que está vestida de estrellas: las Pleyades eran tambien conocidas con su nombre propio Míac, qe parece, se deriva de míec, que significa multitud. Si entendemos por constelaciones aquellos dioses a quienes los Mexica- nos suponian influir en las cosas sublunares, y les atribuían dominio sobre los tiem- pos, sobre los nacidos ctc. a unos de estos dioses colocaban en diversos lugares que suponian haber en el Cielo, destinados para cada uno, segun los efectos qe les apro- piaban, v.g. Tlahuizcalpantecuhtli, que es el Señor de la mañana o de la Aurom; este tenia su asiento en la parte oriental del Cielo. a otros les daban lugar en los montes; a otros en los campos; ya otros en el Infierno; ya todos atribuían particulares influen- cias. En quanto a las estrellas de primem magnitud sucedia 10 mismo, todas tenian el nombre generico citlalin, y solo las distinguian con el aumentativo huey, o con el diminutivo tontlí; y asi a las de primera magnitud llamaban indistintamente huey citlalin, estrella gmnde, y a las de 6 ó 7 decian citlaltontli, estrellita. A Venus, que ignoraban, si em planeta o estrella fixa, daban tambien el nombre huey citlalin o citlalpol, cuya particula poI aumenta la significacion, por su abundan- cia de luz. Al cometa llamaban citlalpopoca, esto es, estrella que humea, y a su cola citlal- mina, o flecha de estrella. las estaciones de el año verdaderam.te eran solas tres en- tre los Mexicanos, pues el Estio, y el Otoño no los distinguian ni aun en el nombre: al Verano (que segun el clima de esta tierra, debia comenzar a fines de Enero, en cuyo tiempo empiezan a florecer los arboles y a producir los campos la hierba, de donde tomó el año la denominacion xihuítl) llamaban xopan, o xopantla (cuyo tIa, como dixe antes de poI, denota abundancia de la cosa a que se pospone) que se in- terpreta, en el verdor, por derivarse de el verbo xoxohuía, que significa verdeguear: debia durnr esta estacion hasta mediado Abril, en que por irse ya acercando el Sol al zenith de la Ciudad se hacen mas sensibles sus myos; y asi llamaban a esta se- gunda estacion Tonalco, esto es, en el Sol, o dentro del sol; pero como tambien pue- de derivarse esta voz del verbo tonalhuia, qe significa secarse las mieses, o asolear algo, el Vocabulario da este mismo nombre Tonalco al Otoño: de donde me persua- do, qe esta segunda estacion dumba desde Abril hasta Octubre. Al Invierno llama tambien Tonalco el Vocabulario; pero yo creo, que se le debe anteponer el adjetivo itztic, y es como decir, tiempo seco y frio. De todo esto nada nos dexaron los Historiadores que yo he visto; si el Señor Fábrega ha consegUido mayores luces por otm parte, suplico a V. me las comunique, pues yo, asi en esta, como en otras muchas partes de la historia de los Mexicanos estoi tan ignorante, que no he logrado, despues de un estudio tan seco y pesado, otra cosa, qe llenarme de mayores confusiones.
  • 19. 1ncllul q' yo he vieto; y 8010 sé t..minada. 10 conocen aU1 los .. hao'" en el cielo mas notable llamaban Cttlal'nllcue, o Cttlal- 'UI 1 .. Pleyadel eran tambien • deriva de mtec, que significa • dioIII. qweneelos Mexica- l'Ibdu clom1nto IOhre los tiem- ooabM 111. dlvcflO8 lugares que 0, .... loe efectos qe les apro- lla maAana O de la Aurora; este leadár&lupr en los montes; a l.utbuIul parUculares influen- lIOfIdia 10 miemo, todas tenian .11 aumentativo huey, o con el &limaban indietintamente huey "••'e. ••trclllta. a., daban tambien el nombre allp&1lcac1on, por su abtuldan- • que humea, y a su cola citlal- wcladeram.te eran solas tres en- liltSftlu.lan ni aU1 en el nombre: ~ comenzar a fines de Enero, en oductr loe campos la hierba, de bID rftIpon, o xopantla (cuyo tia, ... que le pospone) que se in- roIau'a, que 8ignJ.fica verdeguear: que por trae ya acercando el Sol I ft)'OIl Y01 llamaban a esta se- d.llOll pero como tambien pue- lea HC&rIC 1ae mieses, o asolear :» al Otoftol de donde me persua- wta Octubre. ~Ol pero yo creo, que se le debe K) IecO y frio. De todo esto nada el Sedor Pf1brega ha consegUido comunique, pues yo, asi en esta, • Mwcano8 estol tan ignorante, I y I,e_do, otra cosa, qe llenarme En una carta posterior a Cavo, fechada el 19 de agosto de 1796, León y ELPIIDIERCOMENfARISfA Gama apoya con fervor la idea de publicar el Códice Borgia en fonna de dibu- jos, y da sugerencias concretas: .Al Sor D. Joseph Fábrega (a quien se servirá V. de decirle de mi parte las mas ren- didas expresiones de mi afecto) suplico qe haga todos los esfuerzos posibles para qe salga el Codice completo, asi en el numero de las laminas como en que estas vayan enteram.te acabados, no contentandose con solos los contornos. Sabe V. bien, que un buen Abridor tiene reglas para disponer las sombras de modo que representen los colores que se hallan en el original: y sabe V. tambien qe estos, en las pinturas de los Indios, tienen mucha significacion; y seria lastima, que despues de haver impendido tanto trabajo, que solo yo y otros que se hayan dedicado a este tan obs- curo y dificu1tuoso estudio podemos conocer, salga en esta parte la obra imperfecta; mayormte estando en una Ciudad donde hay tantos buenos Gravadores y cuestan poco las laminas, papel, e impresiones; y mas qe a los costos, se atiende al buen gusto. ¿~é mas diria yo, qe estoy donde todo cuesta centuplicado, y hay pocos qe 10 aprecien?l1 A la vez, León y Gama entra en una discusión técnica con Fábrega -siem- pre por medio de Cavo- acerca de su tema favorito, la complicada materia del calendario y de la cronología: Veo 10 qe V. me dice, que disiente el Sor Fábrega en quanto al computo de los Mexi- canos. Su gran penetracion habrá hallado razpnes en qe apoyar su systema. Si yo su- piera en que parte del computo estaba la discordancia, le diera las mias, para ver si las juzgaba suficientes. Lo que si puedo asegurar a V. es que todo 10 perteneciente a Cronologia qe asenté en mi quademo, 10 tengo comprobado (a costo de inmenso trabajo) con documentos irrefragables. la concurrencia de los dias mexicanos con 11 Bustamante hace una observación Uustrativa con respecto de la problemática de la repro- ducción de códices y lienzos en aquellos años, en sus notas a la obra de Sahagún (véase la edi- ción de Garibay en la colección "Sepan Cuantos...", POlTÚa, México, 1975, p. 1046): ''También han desaparecido algunas mantas muy anchas en que se veían estampados muchos pasages de la historia antigua; algunos solamente están delineados y las falta el colorido. Cuando el señor Pa- nes trató de que se grabasen por la academia de la historia de Madrid, le pidieron setenta y cin- CO mil pesos fuertes según me aseguró su paisano D. José Mariano Almanza; con los cinco mil se habrla hecho la operación si entonces se hubiera conocido el arte de la litografia nuevamente descubierto, por medio del cual han grabado los ingleses a poca costa varios mapas y relaciones, como la peregrinación de los Indios mexicanos hasta llegar a situarse en el cerro de Chapolte- pec, el plano antiguo de México, y parte de los de Palenque que remitió el general D. Juan Pablo Anuya de Chiapas al presidente Victoria, el cual los remitió qué sé yo por qué conducto a Lon- dres ele donde han venido incompletos." 21
  • 20. INfRODUCCIÓN 22 los nuestros está decidida de los mismos Historiadores Indios Chimalpain, Tetzot- zomoc, Yotros anonymos; del P.J.Diego Valadés (quien como dio a luz su Retorica Cristiana el año 1579, tres antes qe se hiciera la correccion de nro. Calendario, di- siente de mi systhema en solos los 9 dias que contabamos de mas [...] Ni obsta el que el Codice del Emmo. Sor Bolja tenga la antigüedad de mas de 1400 años que la instruccion y estudio del Sor Fábrega ha descubierto; este mo- numto pudo ser de los Toltecas, que salieron de Huehue TIapallan algunos siglos antes qe los Mexicanos de Aztlan. Si yo viera su caracter y disposicion, ya diria si era tolteco, chichimeco, o mexicano. pero aun qdo. sea de esta nacion, no prueba ma- yor antigüedad de ella en estos paises de Anahuac: yo tengo una pintura original en un cuero muy bien curtido y grueso como el canto de un peso, qe ciertamte es de los Mexicanos, y pienso que no baja de 1000 años su antigüedad. Pues quando salieron estos de su Patria ¿vendrlan desnudos de aquellos documentos historicos, qe les acordaban su origen, los hechos heroicos de sus mayores, su religion, el culto qe debian dar a sus dioses, y los tiempos en qe havian de celebrarles sus fiestas? Sigue otta carta, fechada en México el 22 de agosto de 1797, en la que León y Gama proporciona toda una larga descripción del sistema numérico azteca: "Sobre los pesos y medidas qe V. yel Sor D. Joseph Fábrega (a cuyas ordenes me ofrezco de nuevo) desean saberL..l". Pero, para aquel entonces, Fábrega ya ha fallecido. La noticia llega a México más tarde y commueve mucho a León y Gama, quien, posteriormente, vuelve a escribir a Cavo, el B de marzo de 1798, reiterando su preocupación por el proyecto de la edición del Códice Borgia: En la ultima qe escribi a V contestando a la suya de Junio le manifesté el gran sen- timto qe me causó la muerte del Sor D. Joseph Fábrega; y le supliqué no deje de instar a el Emmo. Sor Bolja sobre la edición del Codice, y promover la del Diccio- nari.o, supliendo V. lo qe le falte; y ahora nuevamte se lo vuelvo a suplicar. Fue gran lastima la perdida de semejante sugeto; pero es desgracia nuestra qe las personas utiles acaben prontamte. Deseo saber su Patria y el tiempo de su ingreso a la Com- pañia para añadirlo en el Catalogo; porqe yo estaba equivocado, pensando qe era hijo de un cavallero Guardavista de la Casa de Moneda. Aquel proyecto de editar el códice no se realizó. Pero, afortunadamente, se conservó el comentario escrito por Fábrega en lengua italiana, para el uso del dueño, el cardenal Borgia, y con miras a una poSible publicación en ltalia.12 Fi- 12 La correspondencia León y Gama-Cavo sugiere que este comentario circulaba ya durante la vida del autor, en forma manuscrita. Posterioremente 10 citan Humboldt y Kingsborough. Una versión estA en la Biblioteca Nacional de París, bajo el núm. 414, ex colección de Brasseur de Bourbourg (Carrera Stampa, 1949, p. 103; Galarza, 1974, p. 64).
  • 21. _ ..... CIUnaa1pain, Tetzot- ........ al... au Retorica 1111....... CI1eDdario, di- . . . . . .tlll] lI ......d.Id de mas de .......rtol cate mo- ....: alpDoe siglos , •• IM_--,Ja diria si .:....oprueba ma- í_~"'tun ori¡1na1 en cUrtam... ca de los quando aalieron . . . . kIItoncoe, qe les ........uat=. el culto qe ..... ' rIeI_ flatas? .."1m.en la que León ........ AUlDtrlco azteca: ,........ Ca cuyas ordenes •..-a_toftcea, F4brega ya r::::--evemucho a León y . ell de marzo de 1798, •••• del Cdd'ce Borgia: "'leIftI.ftiÍcat.t el gran sen- .... , t, aupllqut no deje de . , , promover la del Diccio- .. .. we1ovo • auplicar. Fue gran 1"* IlUIItra qc las personas 'MI.,. di au tD¡reeo a la Com- • ~. pensando qe era -, 6, Pero, atbrtunadamente, se 11M l*-liana. para el uso del de publloacl6n en Italia.lB Fi- I_tarlo cJreu1aba ya durante la 11 Humbolclt y Klngaborough. Una L, 414, .. colf.ClCt6n de Braeseur de 14), nalmente, éste fue traducido al español y publicado en las dos versiones -ita- EL PRIMER COMENfARISI'A liana y española- en los Anales del Museo Nacional de México en 1899, más de un siglo después de haberse escrito, y obviamente en relación con la edición facsimilar del Códice Borgia que había visto la luz en 1898, subvencionada por el duque de Loubat. Pocos años después, Eduard Seler, el americanista alemán que fue uno de los pioneros y fundadores principales de los estudios iconográficos del arte mesoamericano, y en particular de la interpretación de los códices, publicó su erudito comentario al Códice Borgia (1904-1909), que sobrepasó con mucho, y opacó totalmente, al texto de Fábrega. Probablemente por eso el comentario del jesuita pasó al olvido y su autor no ha recibido mucha atención de los in- vestigadores posteriores. En retrospectiva su obra nos parece, sin embargo, de suma importancia, ya que representa el primer esfuerzo que se hizo para escribir un comentario completo a un códice precolonial. En él confluyen los conocimientos acumula- dos por Sigiienza, Boturini, Clavijero y otros durante la época barroca. Desde luego, Seler y los investigadores posteriores estaban ya en otra situa- ción: con un campo científico en rápido desarrollo y con acceso a muchos datos y a varias fuentes más. El mérito de Fábrega es el del pionero, y a pesar de sus limitaciones y errores, es digno de elogio. Este olvidado autor también escribió otros estudios, que nunca fueron publicados, como: Vocabulario geográfico, his- tórico, natural, civil y eclesiástico de los dominios españoles en la América sep- tentrional, Disertaciones sobre la antigua historia mexicana sacada de los mejores historiadores de la Nueva España y de las tradiciones antiguas del país, Nuevo sistema de los mexicanos en el cómputo de sus tiempos, Tradiciones históricas de los mexicanos, Sobre el origen, pasaje a América, y arte de escribir de los me- xicanos (véase Uriarte y Lecina, 1925-1930). Una extensa obra, en cuatro tomos, intitulada Primitiva Población de Amé- rica y explicación de insignes pinturas mejicanas históricas, desde el diluvio uni- versal hasta el año 154-8 de la era cristiana; mitológicas desde la creación del mundo; rituales y de calendarios, templos, systemas mundanos y tributos, estu- vo en algún momento en la Biblioteca Nacional de Madrid. En el mismo legajo del archivo de la Compañía de Jesús (Vitae 1005) en el que están las cartas de Antonio de León y Gama, también encontramos varias otras de interés. Una, dirigida "Al illtrmo Sige Abate D. Giuseppe Fabrega, Roma", contiene un soneto que expresa la atmósfera reinante entre los exiliados: Valgaos D' por Jesuita! Que intervalo la virtud tuvo de mortal veneno? Si qto en ellos miro todo es bueno, como de ellos se dice tanto malo? 23
  • 22. L'o'TRODUCCIÓN 24 Con ambos ojos su virtud señalo, con ambos oydos su maldad condeno. Que es esto cielos! tanto me enageno? compañia que es esto, q en ti igualo? Pero si es ley del cielo venerarte aunq esgrima el infierno mis enojos, no oyré sus cargos, no: vuelvo a mirarte. Brame la envidia; el mundo diga arrojos; que el modo mas seguro de jusgarte cerrar los oydos, y abrir los ojos. De contenido importante es otra carta a Fábrega que, según concluimos, fue escrita por nadie más que por Francisco Javier Clavijero. La transcribimos com- pleta. No tiene relación directa con el trabajo sobre el Códice Borgia, pero de- muestra los estrechos contactos que Fábrega cultivaba con los grandes estu- diosos de su tiempo. En la parte exterior (que sirvió como sobre) dice: "A D. Josef Fábrega". Al lado se escribieron, posteriormente, unas notas rápidas, nombres de lugares en lengua nauat~ con su significado: Atexcatl, lápida, espejo de agua Amanalli, lago llapacoyan,lavadero. Bolonia y Marzo 6 de 1784 Sr. D. S. Amigo y Sr. mio: Jamás he fultado de responder prontamente a las de V: y assi si alguna vez no ha tenido respuesta, habrá sido porque la de V no llegó a mis manos, o porque la mia se perdió. Celebro mucho la mejoría de V y su constante aplicación a Uustrar la Geografia y la Historia de nra Patria. La Geografia es poco conocida de nros mismos compatriotas, y enteramente ignorada de los Europeos. El primero que dio alguna luz a la Geografia de México, y publicó mapas algo tolera- bIes fue el célebre Abrahan Ortelio llamado justamente el Tolomeo de su tiempo. Esta fue la fuente de donde ·bebieron Gerardo Mercator, Coronelli, Sanson y otros que trabajaron despues en la misma materia. Cualquiera que coteje los mapas des- tos AutoJ."es con los de Ortelio, como 10 he hecho yo, conocerá claramente 10 que afirmo. Es mui probable que esse mapa del Vaticano se copiasse de los de Ortelio. Hen- rico Martínez publicó despues en su Reportorio algunas noticias interesantes sobre el mismo assunto adquiridas con sus propias observaciones. Las q han venido des- pues de los mencionados Autores no han hecho mas de aumentar sus errores con
  • 23. 11que, 1C¡dn concluimos, fue ~I La tranlcrtbimos corn- " .1 C6dece Borgia, pero de- ,Uvaba con 101 grandes estu- M6 como IObre) dice: "A D. rmentc, UI1U notas rápidas, lIaaclOI onder prontamente a las de V: y lo porque la de V no llegó a mis I 1. m~. de V y su constante IN Patria. La Geografla es poco nte t¡rnorada de loe Europeos. El co, '1 public6 mapa8 algo tolera- nente el 7blomeo de 8U tiempo. reatar, Coronell!, Saneon y otros :¡u.tera que co~e 108 mapas des- )'O, conoced claramente 10 que coptaHe de 108 de Ortelio. Hen- ,una. noticias interesantes sobre rvacionea. l.as q han venido des- LILI de aumentar sus errores con los del atolondrado Gages, a excepción de Anville, que es el menos errado de los EL PRIMER COMENfARISTA modernos. Villaseñor podria haber hecho mucho si en vez de estarse en México es- perando los informes de los Curas y Alcaldes Mayores, hubiera corrido el reino con sus instrumentos. Su mapa abierto en México; el qua! vi aqui por una rara casualidad en poder de un Estrangero, además de no comprehender mas de una parte del Reino no expre- sa como debria las distancias de los lugares por linea recta, sino medidas por los caminos como hacen los Harrieros. Por 10 que mira a su descripción, quiero copiar a V 10 que en data de 28 de Ag.to del 83 me dice un Literato de Mexico: "Sobre Vi- llaseñor, dice, debo decir a V. que hai mui poco que contar con él; porque es increi- ble quan·ordinario y sin substancia es en sujuicio y critica. Con varios sujetos de la mayor recomendacion he hablado sobre esto, y algunos de ellos que eran Curas de varios partidos deste Arzobispado, se quexaron altamente conmigo de q habiendo- les pedido cazon puntnal de su territorio, y habiendola ellos dado con toda la exac- titud posible, se hallaron quando imprimió la obra, q quanto decia era punto por punto contrario o contradictorio al informe q ellos le habrian dado: de manera q pa- rece q estudiaba en errar." Añada V. a 10 dicho que algunos de los Informantes se- rian incapaces aun de discernir a que viento quedaba tal o tal pueblo. Pues si esto es de un Geografo nacido y criado en aquel reino, que debemos esperar de los que no son geografos, o no han visto jamas aquella tierra? Mientras no tengamos obser: vaciones hechas (a 10 menos en los principales lugares) por personas hábUes e in- teligentes, no podemos prometemos una Geografia decente. Contentémonos (pues no se puede mas) con dar una idea competente, y que se acerque quanto sea posible a la verdad, de la division y limites de las Diocesis, de la situacion de los lugares considerables, de la direccion de las principales cadenas de montañas, de la de las costas a poco mas o menos, y de los rios mayores: y no será poco si se executa. Yo mismo conozco que mi mapa es defectuoso, pero ademas de las dhas dificultades, me vi precisado a formarlo en dos o tres dias; porque mi Grabador debia partir prontamte de esta para essa ciudad, y si él no me 10 gravaba me costarla m.s zequi- nesmas. El Rio de Atoya que nace en las montañas q estan al N. de la Puebla, y toma su curso para el Sur; entre TIascala y la Puebla se le une el Zahuapan o rio de TIascala: desde la Puebla se dirige al sueste por Teca1e, Molcaxac, y la Mizteca. No sabré describir todo su curso, porque 10 ignoro. En mi mapa 10 identifiqué con el rio de los Yopes siguiendo el informe de algunos q han hecho el viage de la Puebla a Acapul- co; pero debo advertir, que yendo yo de Xicayan para la Puebla como a una jornada, o jornada y media de XamUtepec pasé en balsa un rio caudalosissimo a poca distan- cia de su embocadero en el mar. Como hace ya tantos años, Y yo no tenia entonces mas de ocho, no me acuerdo puntualmente de la poblacion immediata al lugar donde 10 pasé; pero si me acuerdo que era mui cerca de uno de los Plnotepas q por alli hai un lugar en donde estuve llamado Atoyaque tomando el nombre del rio, y q este es conocido alli de muchos con el nombre de Río Poblano. Estas circunstancias juntas con la direccion de aquel rio desde la Puebla hace verisimil su identidad. El 25
  • 24. INTRODUCCIÓN 26 rio mas nombrado en xamUtepec es el Río verde, que cerca de Tototepec desembo- ca en el mar, y me parece el mismo de Huaxaca. De Mexico me envian (en esta flota segun creo) algunos libros y manuscritos para las obras q tengo entre manos. Estas son principalmte tres. La Ila Hist. Eclesca de México, la qual aun no he comenzado, pero tengo allegadas m.s materiales. La 2 el Dicciono Historico de los hombres ilustres de México siguiendo el plan de Ladvocat. De esta obra tengo trabajados mas de 400 articulos, q hacen un tomo en qto. La 3 una Descripcion historico-geograftca de la America Septentrional Española. De esta tengo escritos algunos quadernos, en q hal cosas mui curiosas e interesantes, y reco- gidos innumembles materiales; pero la dificultad de llevarla hasta el cabo me ha obligado a suspenderla: Ahora encargo de nuevo otros libros, de suerte q espero con- seguir todas las Crónicas del reino, menos las de Burgoa y Vasquez; porque no se hallan ni en España, ni en México; pero de Burgoa te:ngo alguna esperanza de con- seguirlo en Huaxa.ca. No hal duda de que seria mui utU a entrambos el comunicarnos reciprocamente los materiales que hemos allegado; pero la distancia no 10 permite por ahora. Si con el tiempo saliere yo de pobreza, y me aliviare del mal de orina que meses hace me molesta, emprenderé el viage a Roma que siempre he deseado. Podría ser que hallasse V. a Quiles Galindo en la libreria de Araceli; porque el fue Franciscano, y publicó su obra antes de ser Obispo. Yo no la he visto; pero me temo que no sea cosa de provecho. Si pudiessemos conseguir unas copias de las mapas q cada uno de aquellos Obispos tiene de su respectiva Diocesi, algo mas se podria hacer; pero quien es capaz de conseguirlas? Todo se nos va en deseos. D.sgea V Sra DeV Amigo y serv'" Xavier. La carta demuestra, una vez más, la erudición y el espíritu rigurosamente critico de Clavijero, sus pennanentes intereses en la geografia y ia historia y, a la vez, las penosas circunstancias de su exilio. La enfennedad que menciona era parte de los dolorosos problemas de los riñones y de la vesícula, que le moles- taron durante los últimos años de su vida y que causarían su temprana muerte, tres años después de escribir esta carta, el 2 de abril de 1787. El viaje que recuerda haber hecho de niño desde la costa mixteca hasta Puebla, fue cuando su padre, don BIas Clavijero, que había sido Alcalde Mayor de la provincia de Jicayán, se trasladó a Puebla para trabajar allí como admi- nistrador de las alcabalas y familiar de la Inquisición, en 1739, cuando Fran- cisco Javier iba a cumplir ocho años. En cuanto a las obras inéditas que en su carta cita, podemos afirmar que han recibido aún poca atención de los investigadores. El abad Lorenzo Hervas,
  • 25. D.....VSra DeV A.aU¡o y 8ervt" Xavier. :17- t .1.111.~ente ....,1&hlltorla y, a ... . ... menciona era ..."tI111 di, que le moles- '11••itIIIprana muerte, 1I¡"lm, ... la. 00Ita mJxteea hasta .. .... ltdo Alcalde Mayor 111 ~ 1111 como admi- . . _ 1789, L-uando Fran- ~ .ta, pocleltloe afinnar que M, Il ..bad Lorenzo Hervas, otrojesuita exiliado y autor de una Bibliotecajesuítica española, dice al respec- EL PRIMER COMENfARISfA to de Clavijero: [...]un año antes de morir me avisó que había concluido la Historia geográfica y eclesiástica de México, que a instancias uúas había escrito,13 Aquella carta nos muestra también la amistad y el aprecio que Clavijero te- nia para Fábrega, que ya en aquellos años (1784) estaba muy involucrado en los estudios geográficos y culturales de México. En el comentario escrito por Fábrega encontramos, a su vez, muchas referencias directas e indirectas a los trabajos realizados por sus contemporáneos, así como un amplio dominio de laS fuentes entonces conocidas, publicadas y no publicadas. Todo esto indica la activa participación de Fábrega en un círculo de especialistas de igual ánimo. Al dirigirse al cardenal Borgia, el autor mismo (1899, p. 2) califica el objetivo y las limitaciones de su precursor comentario, en los siguientes términos: No obstante que yo haya nacido en aquellas regiones y que haya recorrido más de mil y quinientas millas en aquellos vastos países, donde ahora entiendo que hay otros muchos monumentos originales, este Códice ha sido el primero que yo haya jamás visto. En los autores que desde el principio escribieron sobre aquellos nuevos imperios, poco he encontrado relativo á su esclarecimiento. Destituido, por otra par- te, en Europa de un diccionario y de otros auxilios necesarios, puedo apenas recor- dar los primeros elementos de aquella lengua que comenzaba á aprender; mas, sin embargo, sobre un resto antiguo de aquellos pueblos me creo en el deber de satis- facer del modo que pueda á los deseos de un promovedor tan grande del estudio de las útiles antigüedades, sagradas y profanas, del modo que 10 han hecho y hacen todavía tantos hombres famosos sobre los monumentos de otras naciones que V. Ema. posee[...] A tan árdua empresa me he animado reflexionando que, si llegó por fin el hombre á prevenir los pensamientos, otro podrá, tal vez mejor que yo, descifrarlos, bien que algunos se oculten bajo símbolos arbitrarios. Lisonjeado de haber comprendido al- guna cosa á primera vista, guiado de algunos vislumbres esparcidos aquí y allá en los. autores, después de muchas reflexiones, cálculos, combinaciones y confrontaciones, he llegado á conocer que los mismos Códices ministran la clave para hacerse ex- plicar·en gran parte por cualquiera que tenga alguna previa luz sobre sus objetos. . 18 Véase la introducción de Mariano Cuevas a la Historia antigua de México, así como la breve biografla de Ronan (1973). Hervas era un insigne investigador. Su "Catálogo delle Lingue conoáciute" (Cesena, 1784) y su "Vocabulario poligloto" son citados por Fábrega (1899, p. 52). Véase también Battlori (1950). 27
  • 26. 11. El cardenal Borgia y su museo L NOMBRE DEL CÓDICE RORGIA 10 dio al manuscrito su primer co- mentarista, José Lino Fábrega, en honor del propietario, el carde- nal Stefano Borgia <Fábrega, 1899, p. 1): Entre los apreciabies monwnentos de las naciones más antiguas que reunidos se admiran en el rico y erudito Museo de V. Ema. [Vuestra Eminencia], uno de ellos es el Códice Mexicano[...] El Códice de V. Ema., que de ahora en adelante deberé lla- mar Borgiano, contiene un Calendario Histórico, ritual y astronómico lleno de inge- niosos repertorios conformes al sistema Mexicano. Stefano Borgia nació en la antigua ciudad etrusca de Velletrl, Italia, el 3 de diciembre de 1731.1 Su famüia contaba con muchos altos funcionarios de la Iglesia y del Edército, y también con un espíritu de investigación cientifica en el campo de la historia, de la etnología y de la arqueología. A principios del siglo XVIII, su abuelo, Clemente Ermanno Borgia, ya había formado en la casa de la famUia, en Velletrl, un pequeño museo, en el cual reunió monedas y obje- tos de arte de la antigüedad clásica. A la vez, su padre, Camillo Borgia, hizo todo 10 posible para que eljoven Stefano tuviera una educación amplia y profun- da; así, pronto desarrolló gran interés hacia los temas histórico-culturales, en particular hacia la civUización china. Cursó filosofia, teología y derecho canó- nico y, ya doctorado en estas materias, se ordenó para sacerdote en 1765. Su presencia en Benevento, como gobernador enviado por el papa Clemente XIII, entre 1759 y 1764, la utUizó para un erudito estudio histórico del lugar, que tuvo como resultado un libro de tres tomos: Memone istonche della pontifi- cia cittd di Benevento dal secolo VIII al secolo XVIII (Roma, 1763-1769). Ya para 1 Su biografia fue escrita por un amigo de Fábrega, el carmellta descalzo austríaco Paulinus da S. Bartholomaeo (1805). Para estudios exhaustivos sobre su vida, su personalidad y su im- pOrtancia en el campo cientifico y misionero, véase Henkel (1969); Enzensberger (1970); y, espe- cialmente, el pormenorizado estudio de JosefMetzler: "Ein Mann mit neuen Ideen: Sekretiir und Prilfekt Stefano Borgia (1731-1804)", en Metzler (comp.) (1971-1976), tomo 11, pp. 119-152. 29
  • 27. INfRODUCCIÓN 30 aquel entonces se dedicaba al estudio de docmnentos en archivos y a la colec- ción de antigüedades (monedas, objetos y manuscritos), que irían a enriquecer el museo familiar en Velletri, y era miembro de diversas academias literarias y científicas en varias ciudades italianas. Después de servir durante algunos años como secretario de la Congregazione delle Indulgenze e SS. Reliquie, en Roma, fue nombrado secretario de la Congregazione di Propaganda Fide por el papa Clemente XIv, el 24 de octubre de 1770. Esta congregación se dedicaba a las misiones católicas en todo el mundo, en cuyo campo Borgia trabajaba con gran entusiasmo, ya que le permitía seguir sus intereses etnológicos e históricos. En el archivo de la mencionada Con- gregazione di Propaganda Fide (situada en la Piazza di Spagna, Roma), espe- cialmente en las secciones Lettere y Miscelanee, encontramos muchas pruebas de sus actividades, contactos' e intereses.2 Sus anotaciones en el manuscrito Notizie e Luoghi di Missioni (Missioni l'.Iiscellanee XIII) demuestran que Stefano estaba informándose sobre las mi- siones; en cuanto a América, hay repetidas referencias al norte del continente y a la región Caribe (especialmente- a las colonias francesas), aunque muy pocas a México, ya que las misiones en esta parte estaban bajo la supervisión de la Corona española. La documentación al respecto consiste, principalmente, en noticias sobre los capuchinos que estaban recogiendo dinero allí para su mi- sión en Tíbet. En 1789 fue hecho cardenal. Después de varias otras responsabilidades y de algunos sucesos peligrosos, a consecuencia de los eventos revolucionarios de los años noventa, fue nombrado pro-prefecto y, finalmente, prefecto de la Con- gregazione di Propaganda Fide (en 1799 y 1802, respectivamente). El papa Pio VII le pidió, en 1804, acompañarle a Francia para la ceremonia de coronación de Napoleón como emperador. Borgia aceptó, con la idea de poder tratar con Na- poleón los asuntos misioneros de las colonias francesas, y, además, de inves- tigar las monedas egipcias en el museo de París. Pero no iba a sobrevivir-a este viaje, demasiado pesado para su edad. Durante el camino, en Lyón, enfermó el ya anciano cardenal Borgia y allí murió, el 23 de noviembre de 1804. Fue ente- rrado en la capilla de San Miguel de la catedral de Lyón. En los muchos escritos propios de su oficio, Stefano Borgia se da a conocer como un hombre erudito, serio, entregado al trabajo y al estudio, y con una men- talidad verdaderamente ecuménica. Propugnó, entre otras cosas, por el uso de la lengua local en la misión y en la liturgia, y por el respeto para las tradiciones propias de las culturas en cuestión. 2 Para este archivo, véase Pásztor (1970, pp.329-338); Kowa1sky y Metzler (1983).
  • 28. . . . lIClhlVOl y a la colec- ..,...1rIIn • enriquecer 111M ••__ literarias y .......UI'In"alaunoa años •••• 1aI&qut•• en Roma, '"••''''' N. por el papa ...... todo ti mundo, ."JI..""mUda Itguir ".,1a1MlMS1oud.a Con- ••i,,~ 1onW. eape- ........hu pruebas .....'MN"'n' (Mleeioni "'J'••011 IObre las mi- ..ti. .del continente y •••), aunque muy pocas IÍII'-lo ti aupervlltón de la ...., principalmente, en ~. dtnero &111 para su mi- , ' .. __ l'IipOIlIabilidades y •nwau.revolucionarios de I11uftte. pretecto de la Con- lIJPIOUw.mente}. El papa Pío la ceremonia de coronación idea de poder tratar con Na- ...... Y. ademAs, de inves- lro no iba a IObrevivir·a este camino. en Ly6n, enfermó el membre de 1804. Fue ente- 1L,6ft. .fU&o Borgta 8e da a conocer , y al eltudto, ycon una men- .rc otral cosas, por el uso de rClpeto para las tradiciones ~l"ky YMet.der (1983). Por sus contemporáneos, Borgia es descrito como una persona de mucha dignidad, que [...] desdetiaba todo servilismo y con frecuencia se burlaba de la forzada pretensi6n de humildad en los monjes yen muchos prelados, porque sabia muy bien qué em la ambici6n verdadem de aquellas espaldas doblegadas y de aquellas vistas bajadas. No buscaba convertir a otros, aunque tenia que dirigir la nrlsi6n católica también en paises protestantes. Em nrlembro de la congregación pam el índice de los libros pro- hibidos y de la inquisici6n, que se habia convertido a una especie de oficina de poli- cía pam el clero romano, pero él mismo tenia en su biblioteca numerosos escritos de los herejes[",]3 Stefano Borgia mantenía correspondencia con muchos estudiosos en diver- sos paises europeos y, naturalmente, con misioneros en tierras lejanas. Estos contactos le ayudaban sobremanera a enriquecer su museo y su biblioteca. La correspondencia que se conserva es un testimonio elocuente de aquellos con- tactos intensos, en los cuales encontramos múltiples referencias al museo de Borgia. Con frecuencia, sus corresponsales le dan las gracias por sus apoyos y beneficios en este respecto, por las cartas informativas que Borgia les había enviado junto con documentos, opúsculos, libros que les regalaba, etcétera.4 Su amigo danés Friedrich Münter nos da una descripción contemporánea del círculo intelectual que se había formado alrededor de Borgia: En su casa era el anfitri6n más agmdable, y dumnte la semana tenia varias veces un grupo pequeño pero selecto de invitados pam la cOnrlda, donde había gran libertad. Del nepotismo, aquel pecado favorito de los grandes de Roma, em totalmente libre, a la vez que amaba sobremanem a su fanúlia, que lo merecía. Muy agmdables eran sus conversaciones en el invierno, después de la cOnrlda, porque entonces se reunían alrededor de su chimenea muchos de los más honorables sabios y doctos de Roma, el estimable Georgi, el sabio dominicano Gabriel Fabricy y su compañero de orden Becchetti, el archivarlo papal Gaetano Marini, los nunúsmáticos Borghesi y Tanini, el danés Zoega, el caballero d 'Agincourt, el jesuita I.anzi (a quien estlmil6 y apoyó pam su Saggio di lingua Etrusca), y muchos otros, especialmente extranjeros. Aquí se negociaban objetos anticuarlos. Aquí se mostmban, se evaluaban y se explicaban las antigüedades, nrlentras se discutían los asuntos nuevos del día. 8 Palabras de Münter, citadas por Welcker (1913, 11, pp. 119). Una descripción de su aparien- cia flsica la da su biógrafo Paulinus da S. Barlholomaeo (1805, p. 69). 4 Paulinus da S. Barlholomaeo (1805) enumera los autores estimulados o subvencionados por Borgia, asi como sus principales contactos en las diversas partes del mundo. Vblse también Henkel (1969) y Enzensberger (1970). La cOlTespondencia citada se conserva en el archivo de la Congregazione di Propaganda Fide: Miscell. Varo xv. EL CARDENAL BORGIA YSUMUSEO 31
  • 29. !l'TRODtJCCIÓN 32 Especialmente amable era cuando, libre de todo trabajo, pasaba sus vacaciones de estío en Albano o en su lugar natal, Velletri, donde vivía como lm buen padre ro- deado por su familia. La mayor parte de su tiempo dedicaba entonces a su Museo, cuyos tesoros fueron ordenados, dibujados y descritos bajo su supervisión. Como este gabinete era 10 más querido que poseía, y lo único de 10 que tenía orgullo, la mejor prueba de amor o estima que alguien le podía dar, era aumentar esta colec- ción con una pieza, por más pequeña que fuera, o hacer un estudio de uno de aque- llos objetos, o publicarlo. En tal caso él hacía todos los esfuerzos posibles para dar al estudioso todos las herramientas científicas necesarias para su trabajo, compar- tiendo todo 10 que él mismo tenía: hasta permitía al investigador llevarse los ma- nuscritos a casa. Era, por eso, una alegría trabajar para él y bajo su supervisión. Y temas nunca faltaban: dondequiera uno dirigía la mirada, encontraba cosas curio- sas, casi nunca vistas [Welcker, 1913, n, pp. 119-120]. Así, el museo borgiano se convirtió en un verdadero centro científico. Mu- chas altas personalidades 10 visitaron y quedaron impresionadas -entre ellas, el famoso poeta-filósofo-político alemán Johann Wolfgang von Goethe, durante su viaje a Italia en 1787-. La colección estaba dividida en 10 secciones (das- ses), según la procedencia de los manuscritos y artefactos: egipcia, volsca, etrus- ca, griega, romana, hindú, árabe, rúnica, mexicana y cristiana. Generosamente, el dueño invitaba a investigadores de todas partes para que estudiaran, co- mentaran y publicaran los tesoros de su colección. Entre ellos estaban muchos filólogos daneses y también eljesuita exiliado, José Lino Fábrega. El biógrafo del cardenal Borgia, Paulinus da S. Bartholomaeo (1805, pp. 43- 44), describe la sección mexicana en estos términos: Classís Mexicana numerat multa lignea et testacea idolorum simulacra, forma et fi- gura singulari, ac genti Mexicanae propia. Possidet insignem codicem Mexicanum ex cervina pelle confectum et plicatilem, 45 romo palmas longum, figuris et symbolís pic- tis adomatum, quae invicem ex ordine collata, gentís chronologiam, reges seu duces, vectigalia et tributa, annos steriles, aut fertiles, et caetera fata, quae nationibus et regnís accidere solent, haud obscure tradunt. Exposuit haec vir mihi olim singulari amicitia conjunctus, Linus Joseph Fabrega, Mexicanus, praecoci morte Romae nobís ereptus: quod opus ineditum in Museo Borgiano asservatur. Illius in publicam lucem proferendi vehementi desiderio flagrabat Stephanus Cardinalís, sed dum huic operi se se accingere meditatur, et ipse a morte corripitur. Similem codicem Mexicanum in cer- vina pelle, colore seu vemice alba perlitum, et figuris exomatum possidet bibliotheca Caesarea" Vindobonensís[ ...J. La sección mexicana contiene muchas efigies de dioses, de madera o barro cocido, de singular forma y figura, propia de la gente mexicana. Posee el insigne códice me- xicano, hecho de piel de venado, plegado y de 45 palmas romanas de largo, con fi-
  • 30. ........... ..,Sone8 ..._ ....padre ro· .C......... 1'"Mueeo, ••!_••n1l&tal Como ...le.....orpUo, la . . . . . . . . . colec. . . . . . . . . . de aque· _ .__ para dar '.'¡_"D.comparo ...... 1oema· ~.~.y ................ COIU curio· ~! 1 ... _tío ..uaco. Mu· E=:.tr¡~ .. • 10 IIOCtonel (das· .........,ta.wlaca, etrus· ,..aeuana.Generoeamente, • pila que cltudtaran, co· IAtre cllotl citaban muchos ~ UAo "brega. lIrtbo1omaeo (1805, pp. 43· II lolorum .tmulacra, forma et ji- '''Mmcodtcem Mexicanum ex Io"lum, figurls et symbolis pie- ol&ronow,#am, reges seu duces, IIt.N faCa, quae nationibus et 1ft ha« .,tr miht olim singulari 11, prucad morte Romae nobis 'Vaturo lmlUl in publicam lucem Imtna''', 1M dum huie operi se llem codtc~m Mextcanum in cer- rxornatum pOBsidet bibliotheca 1h!8, de madera o barro cocido, na. Posee el insigne códice me- Jmll8 rOmW1aB de largo, con fi- guras y símbolos pintados. Éstos, a su vez, reunidos de su secuencia, comunican con bastante claridad la cronología del pueblo, los reyes o líderes, los impuestos y tri- butos, los años estériles y fértiles, y los demás destinos de las naciones y de los rei- nos. Esto 10 explicó el hombre, con quien tuve una especial amistad, Lino José Fá- brega, que nos fue arrancado prematuramente por la muerte en Roma, y cuya obra se conserva inédita en el Museo Borgiano. El Cardenal Stefano tenía muchos deseos de publicarla, pero mientras meditaba ajustar esta obra, él mismo también fue sor- prendido por la muerte. Un códice mexicano semejante, de piel de venado, cubierto con un color o barniz blanco, y pintado con figuras, 10 posee la biblioteca imperial de Viena[. ..]. El propio Fábrega documenta en su comentario el interés del cardenal Bor- gia por la pictografia mexicana: durante muchos años, éste había querido po- seer un códice mexicano y él fue también quien le comunicó la existencia de otro códice en la Biblioteca Vaticana (el Vaticano A), con 10 cual proporcionó a Fábrega la llave principal para su trabajo interpretativo. En la colección del purpurado estaban varios otros documentos de interés americanista: • Una copia calcada del Códice Cospi (Bolonia) en papel oleado, "ilustrada por la mayor exactitud por el señor Antonio Bassoli, pintor boloñés" <Fábrega, 1899, p. 8). Se conoce como el "Codice Messicano 2" del museo borgiano. • Frutti Messicani: Frutti d' América disegnati a mente in Bologna l'anno 1772 da Giuseppe Sinconego nativo di Pascuaro cittd della diocesi di Michuacan (Borg. lato 763). Una serie de dibujos de frutas mexicanas. • Tres mapas de América hechos en la época colonial temprana. Uno por Girolamo da Verazzano (1529), un anónimo (± 1530) Yotro por Diego Ribero (1529).5 Creemos importante señalar que, en ese entonces, apenas se empezaban a formar los museos científicos; los gabinetes de arte y curiosiosidades, como sa- las preciosas en las que se expresaba la cosmovisiÓfi erudita de un individuo de la élite, se estaban convirtiendo, por el estímulo racionalista y enciclopedista de la Ilustración, en colecciones formales y en centros de estudio para el pro- greso del saber humano. La casa de Borgia es un ejemplo notable de esta nue- va forma de los museos: su colección fue, posteriormente, el núcleo del actual museo etnográfico del Vaticano. ~ Fábrega también menciona el mapa de Verazzano y dice que "existe hoy día entre otros tre- ce originales en el estuche núm. 2 del citado Museo Borgiano" (1899, p. 6). Todos estos docu- mentos pasaron a formar el Fondo Borgiano en la Biblioteca Apostólica Vaticana. Véase Pásztor (1970, pp. 599-601). EL CARDENAL BORGIA YSUllliSEO 33
  • 31. 111. El manuscrito y su historia I~~~:!!ll N su TESTAMENTO, redactado un día antes de su fallecimiento, el car- ~ denal Borgia declaró a la Congregazione di Propaganda Pide he- redera de todos sus bienes, "menos del museo en la casa en Velletrl", que dejó a su hermano Giovanni Paolo y a sus descendientes.! Esta formulación causó una larga y amarga disputa sobre aquellos manuscritos y objetos que, aunque formaban parte del museo, no estaban en su casa en Velletrl en el momento de la muerte del cardenal, sino en su morada en Roma, el Palazzo Altemps. El fi- lólogo danés Georg Zoega, quien estaba investigando la colección de Borgia, y siempre fue apoyado por él, expresó sus sentimientos en una carta del 5 de diciembre de 1805 dirigida a su colega Münter (Welcker, 1913, TI, p. 181): Poco después recibí la triste noticia de la muerte del buen viejo Borgia, que a Usted sin duda ha afectado igual que a mí, aunque la pérdida que Usted sufrió no se pue- de comparar con la mía. Hice 10 posible para disuadirle de ese viaje, pero el día de su partida 10 encontré tan vivo y fuerte que casi me avergoncé de mi preocupación. Su heredera es la Propaganda, su Museo queda a la familia; pero una expresión ina- decuada en el testamento provoca miedo de una disputa sobre si también las mone- das, gemas y Cóptica, que están en Roma, pertenecen a éste [el museo]. Seria una pena si se dispersa. Por el deseo de la familia he escrito una declaración que testifi- ca que él siempre ha considerado toda su colección de antigüedades, objetos de arte y curiosidades como un solo e indivisible Museum Borgianum Velitemum. Marini y otros han declarado 10 mismo. En su testamento no ha legado nada a sus amigos; tampoco ha hecho una disposición con respecto al libro al que he dedicado tanto tiempo y trabajo sin ninguna remuneración. No puedo negar que esto me ha extraña- do, ya que él en cierta manera me forzó de encargarme de este libro, y siempre me mostraba el mayor interés. Es cierto que nunca solicité una promesa suya, pero esta- ba confiado que me iba a regalar el tlraje, como 10 hizo con los Numi Aegypti, y como había dicho antes a algunos amigos que iba a hacer[. ..] 1 La fecha del testamento es el 22 de noviembre de1804. Véase el archivo de la Congregazione, Stato temporale, EreditA Borgia, tomo V, p. 16: "Intendo di lasciare il Museo Borgiano esistente nella casa di Velletri a mio fratello Gio. Paolo Cavaliere Borgia, e i suoi discendienti primogeniti". 35
  • 32. IKfRODCCCIÓN 36 Es impresionante ver los objetos que el cardenal tenía en su cusa en Roma, registrados en el inventario hecho después de su fallecimiento:"Inventario delle medaglie, idoli, dei metalli, iscrizzioni lapidarie, vasi antichi, codici, Rami mo- derni, della antlchitA ed altrl generi lasciati dalla eh.Mem. Card Stef.o Borgia".2 Allí se menciona como ítem 365 el Códice Borgia: "gran codice messicano in Pelle 300", cuya valuación en 300 scudi es muy alta; de hecho, califica al có- dice como el objeto más valioso en todo el inventario, que registra un valor total de 6749,40 scudi. Como punto para la comparación, notamos manuscritos de los siglos XIV y xv que valían entre uno y cuatro scudi; un manuscrito de Cice- rón (siglo XIV), cuatro scudi; un manuscrito de Virgilio, 15 scudl, etcétera.8 El heredero directo del museo era el hijo de Giovanni Paolo Borgia, Cami- 110 Borgia (1773-1817), hombre de una accidentada carrera militar, quien du- rante más de 10 años trató, en balde, de obtener estos objetos y algunos manus- critos para reintegrarlos en el museo en Velletrl, por medio de un proceso jurídico. Finalmente, éstos quedaron en posesión de la Congregazione di Pro- paganda Fide, que los expuso en su propio museo borgiano, en el segundo piso de su edificio, en las salas que dan hacia la Piazza di Spagna. El 21 de abril de 1902, la colección de manuscritos fue trasladada a la Biblioteca Apostólica Va- ticana, donde, hasta hoy, forma el "Fondo Borgiano". La disputa sobre esta he- rencia se relaciona con la escasa información que tenemos sobre una cuestión importante: ¿cómo llegó el códice mexicano a manos del cardenal Stefano Bor- gia? El famoso investigador Alexander von Humboldt (1986, p. 110) escribe: Durante nú últlma estancia en Italia, en 1805, el caballero Borgia, sobrino del car- denal de igual nombre, tuvo la bondad de hacer traer el manuscrito mexicano, con su comentarlo, de Velletri a Roma. Examiné ambos con extremo Cuidado[...] Sabemos que este dato es -erróneo. En 1805, el C6dice Borgia no se encon- traba en Velletri, sino en Roma, en posesión de la Congregazione di Propagan- da Fide. En el archivo de la Congregazione (Stato temporale, EreditA Borgia) están hasta hoy los recibos que testifican que Camillo Borgia pidió prestada la antes dicha colección de manuscritos. 2 Véase el archivo de la Congregazione di Propaganda Fide, sección Stato temporale: hay cinco tomos acerca de la Ereditd Borgia, 1804-1848. El tomo 1 empieza con una breve biografIa: "Notizie della vita del Su Emo. Sigo Cardinal Borgia". s Vemos en el precio de los 300 scudi más bien una idea de lo invaluable de este códice. Un juicio semejante se emitía sobre el códice maya de Dresde. Como ítem-99 aparece en el inventario la copia del Códice Cospi: "Codice in carta ogliata di pag.o 24 copia del cadice messicano che esis- ta aU Istituto di Bologna~. Humboldt menciona también la existencia de esta copia (1986, p. 89).
  • 33. t =:=~,~:r~ ...._ it&ldaclo[..•] F"••"".no le encon- 1••11'·... di Propagan- 1 ....... ~itA Borgia) ....... pidt6 prestada la kII, 1IIOl6n &tato temporale: hay I .,... 00Il una breve blografla: lIlo lnw1uablc de elte códice. Un DO ltem,gg &pat.'cee en ellnventarlo lO,...,codk:e rr&e"atcano che ests- IltAnaIa de Cita copla (1986, p, 89). Luego, este caballero engañó a Humboldt al decirle que el códice estaba en el propio museo de Velletri. Su objetivo es fácil de adivinar: trataba de lograr el apoyo del famoso científico en su proceso contra la Congregazione. De hecho, Humboldt, siguiendo las informaciones de Camillo Borgia, se refiere al códice, consecuentemente, como "Manuscrito de Velletri", y agrega la siguiente versión sobre su procedencia (1986, p. 109): El manuscrito de Velletri parece haber pertenecido a la familia Giustlniani: se igno- ra por qué malhadado azar cayó en manos de los sirvientes de la casa quienes, ig- norantes del valor que podía tener una colección de figuras monstruosas, 10 abando- naron a los niños. Fue a estos últimos a quienes el cardenal Borgia, esclarecido amante de las antigüedades, se 10 arrebató, en el momento en que ya se había intentado que- mar algunas de las páginas o pliegues de la piel de ciervo sobre la cual las pinturas están trazadas. Esta pintoresca historia contiene varios elementos de controversia: si bien es cierto que el Pa1azzo Altemps estaba cerca de la casa Giustiniani, y que el cardenal Borgia podría haber sorprendido a los niños incendiando el manus- crito, no se explica por qué no devolvió el códice a su legítimo dueño. AdemáS, hay que tomar en cuenta que Camillo Borgia tenía marcado interés en propa- gar una versión que estableciera cierta conexión íntima, personal, entre el có- dice en litigio y su tío. Una segunda versión fue registrada por Franz Ehrle, prefecto de la Biblioteca Vaticana, en su introducción a la edición facsimilar subvencionada por el duque de Loubat (1898). Según él, en la Congregazione di Propaganda Fide se conser- vaba la tradición oral de que, en 1762, el códice había sido salvado de un "auto de fe" de "objetos supersticiosos e idolátricos" en alguna plaza de México. Allí, un ex alumno del colegio 10 había descubierto, sacado del fuego y, pos- teriormente, enviado al prefecto de la Congregazione di Propaganda Fide, Ste- fano Borgia. La discordancia es que, desde antes, el códice perteneCÍa a esta congregación. Ehrle mismo no dio mucho crédito a esta versión, porque consi- deró que a fines del siglo XVIII ya no había "autos de fe" en México. Esta idea es errónea: la persecución activa de la religión mesoamericana por parte del clero continuó incluso hasta en nuestro siglo. Pero hay otra indicación en contra de la fecha de 1762: la inscripción italia- na en la esquina superior derecha de la p. 68 del códice; consiste en una mano que apunta hacia la frase: "in queste carte sono li di de la setimana verbi gra- cia dominica lunez". Además, en esta misma página, hay glosasjunto a los sig- nos de los días. Están escritas en nauat~ con ortografia italiana, y contienen varios errores de significado. Leemos (en la trecena superior), por ejemplo: EL MANUSCRITO Y SU HIsroRIA 37
  • 34. INTRODUCCIÓN 38 uzamatle, de ozomatli, "mono", con el signo Lluvia, quiauhtle, "lluvia", con el signo lagarto, cipactli, "lagarto", con el signo lagartija, izquintli, "perro", con el signo Conejo. Obviamente, la persona que hizo estos apW1tes no era un buen conocedor de la iconografia mesoamericana. La escritura michiztli, en vez de miquiztU, "muer- te", se basa en la ortografia italiana, 'que usa la grafia eh para registrar el so- nido !k/ y que corresponde a la e o a la qu en español. Ahora bien, la forma de la escritura, así como la mano que señala, son propias del siglo XVI. De ahí que concluyamos que el momento en el que el manuscrito llegó a manos italianas debe fecharse en el primer siglo de la colonización. Am,bas versiones, la de Camillo Borgia y la de la Congregazione di Propa- ganda Fide, tienen en común que el códice fue salvado del fuego. Efectivamen- te, se nota el daño hecho por las llamas en las primeras páginas del manus- crito, o sea, en las últimas del reverso. Una llama larga, puntiaguda, ha herido la página exterior y las páginas 76, 75 y 74, dobladas encima. El códice estaba con las páginas 74 y 73 abiertas hacia arriba, ya que la página 73 no sufrió daño alguno. Los vestigios fisicos apuntan más bien hacia la hoguera de un "auto de fe" que hacia un pequeño fuego, como el que podían haber causado unos niños mientras jugaban.4 Tal vez 10 más real es el testimonio de Fábrega, en el primer párrafo de su comentario, donde se dirige al propio cardenal Borgia : Entre los apreciables monumentos de las Naciones más antiguas que reunidos se admiran en el rico y erudito museo de V. Ema. [Vuestra Eminencia], uno de ellos es el Códice Mexicano. Este raro resto de la antigiiedad de aquel pueblo, tuvo la suer- te de escapar de las llamas, como lo demuestran sus primeras páginas chamusca- das; y despues de haber girado desconocido, muchos siglos, por plazas y gabinetes de la América y de la Europa, afortunadamente llegó á las manos de V. Ema., que há muchos años deseaba poseer un monumento de aquella Nación. Yo lo estimo de tal precio, que dificilmente se encontrará monumento antiguo de otros pueblos que igualarlo pueda, ora se mira su integridad, ora el puro origen de sus producciones, ora la fácU inteligencia de las mismas. Este breye texto es en realidad bastante infonnativo. Resumimos los pun- tos importantes: 4 Nowotny examina la reconstrucción precisa de este proceso en su introducción a la edición facsintilar del Códice (Graz, 1976).
  • 35. _ _IedC)l' de _._ di Propa- •••••• lIectivamen- .".._ del manus- ......I'Id•• ha herido o6dlce estaba . . . .". lID 1Ufii6 daño ••••• de un "auto de ...._do unos niños • 11 primer pArrafo de su 1111 .. IftUpu que reunidos se .. ~ta], uno de ellos es de ....1pueblo, tuvo la suer- .e........ pqtnas chamusca- i.... por plazas y gabinetes •, lu m&noe de V. Ema., que l¡UÜa Nación. Yo 10 estimo de , anUpo de otroe pueblos que ~ ort¡cn de IU.. producciones, tatJvo. Resumtmoslos pun- MO en "U Introducción a la edición 1. La expresión "tuvo la suerte de escapar de las llamas" sugiere, cierta- mente, que el códice fue salvado de una hoguera en la que se quemaron obje- tos de la religión mesoamericana 2. El daño por el fuego, se dice, 10 demuestran las páginas del propio docu- mento. Esta observación, junto con la frase anterior, indica que no fue el propio cardenal Borgia quien 10 sacó de las llamas. 3. El momento en el que el códice fue salvado de las llamas, ocurrió "mu- chos siglos" atrás y no, entonces, en 1762, sino más bien en el siglo XVI. 4. El manuscrito anduvo durante mucho tiempo "por plazas y gabinetes de la América y de la Europa": fue vendido, y cambió varias veces de dueño. An- tes de formar parte del museo borgiano, parece que estuvo en otra colección o gabinete de curiosidades en Europa, posiblemente en Italia. 5. En la formulación "llegó a las manos de Vuestra Eminencia" es notable la ausencia de un nombre o de otra referencia precisa. Estas palabras sugieren una transferencia anónima, ora el regalo de una persona no considerada digna de mención, ora la compra en un mercado, en una subasta o mediante un inter- mediario cualquiera. Parece que cuando el cardenal obtuvo el documento, ya había desaparecido todo dato sobre sus antecedentes. La palabra "desconocido", aplicada al manus- crito, corrobora esta impresión: aparentemente, los dueños anteriores no tenían idea cabal de 10 que era el códice. En su revisión de las pictografias hasta entonces conocidas, Fábrega da la siguiente descripción del "Códice Borgia, de Velletri": El original, finalmente, más grande y bien conservado es el Borgiano. Éste, plegado de la manera antes dicha, forma un libro cuadrado de catorce pulgadas y media y tres de altura, propio para llevarse y ponerse donde quiera; abierto ofrece dos 6 más páginas para verse según se necesiten; extendido, aparece una faja de piel de ciervo en trece trozos de cuarenta y cuatro palmos y medio de largo y treinta y ocho pági- nas por parte, que en todo hacen setenta y seis. Las dos últimas quedaban vacías á fin de ser unidas al forro. De él tal vez despqjado en otro tiempo, ahora está de nuevo cubierto. En realidad son 14 pedazos de piel de venado que, unidos con pegamento, forman una sola tira de 1030 centímetros de largo. Las conexiones se ven en las páginas 3, 6, 8-9,11, 14, 17, 19,22,24,26-27,29-30,32,35-36. La tira está plegada como un biombo, dando como resultado un códice con 89 páginas de cada lado. Cada una de ellas tiene 27 centímetros de ancho y 26.5 centimetros de largo. Las dos páginas exteriores están vacías; las otras, cubier- tas con pinturas, y han recibido la numeración del 1 al 78 en las ediciones. EL llAl'1JSCIUTO y SU mSfORL. 39
  • 36. Il'TRODGCCIÓN 40 Los daños hechos por el fuego fueron reparados recientemente, con cuero artificial.5 Las tapas originales desaparecieron. En el tiempo de Fábrega fueron res- tauradas, sujetando las páginas exteriores con clavos sobre dos cubiertas de ma- dera. Posteriormente, se quitaron y se fabricó con ellas una especie de carpeta en la que se conserva el manuscrito suelto. En la edición facsimilar todavía se pueden observar las perforaciones. Vestigios similares se ven en las maderas que, unidas con cuero, ahora forman la carpeta protectora. Las etiquetas en las páginas exteriores son de la Biblioteca Apostólica Vati- cana e identifican el códice como "Messicano 1" del Mus(eo) Borg(iano) en la Congregazione di Propaganda Fide. Ya vimos que existe también un "Messica- no 2", que es copia del Códice Cospi, dibujada para el cardenal Borgia. En la tapa de madera encontramos además la nota "Codice messicano Sc.6 fil 5 vol. 1 Initium -Finis". La indicación se refiere a Scala 6, fila 5, es decir, la posi- ción del códice en el mencionado museo borgiano. El "Messicano vol. 11" Qa copia del CospiJ estaba allí junto con él. La primera edición del Borgia se debe a lord Kingsborough que, en el tomo III de su monumental y costosa obra, Antiquities o[Mexico (1831-1848), incluyó los dibujos hechos por Aglio. Éstos tienen actualmente gran valor, porque después de aquel tiempo el original se deterioró notablemente por las condiciones de hu- medad que, según parece, imperaban en las salas de la Congregazione.6 Un dibujante que puso colores en una versión no coloreada de Kingsborough -destinada al historiador mexicano José Fernando Ranúrez-, escribió sobre el original (p. 25): "Ramon Rodriguez Megicano Pensionado 10 copió en Marzo y Abril del 1856. 10 terminó 19. Abril a las 9 y 1/2 de la mañana". 5 Para lUla descripción fisica más detallada, véase Nowotny (1976). Para las diversas edicio- nes consúltese el Handbook o[Middle American Indians (tomo 14, pp. 98-99), en cuyo censo el Códice Borgia"recibe el número 33. 6 Los deterioros afectaron especialmente el capítulo de las pp. 29-47. Seler incorporó varios dibujos de la edición de Kingsborough en su comentario (incluidos en la edición española de su obm hecha por el Fondo de Cultura Económica, México, 1963, 1988). En su introducción, Seler esclarece también la cuestión de la numeración de las páginas, que era errónea en la publicación de Kingsborough.
  • 37. ....... que, en el tomo ID ...(181.1848), tncluy610s ...ftlor, porque después •por1Mcondiciones de hu- ;1 la Con¡regaztone.6 oo1orcada de Kingsborough • lamlrez-, escribió sobre ..tonado 10 copió en Marzo l. 1& maAana". , (1970). Ívall18 diversas eilicio- O 14, 1'1" 98-99), en cuyo censo el I pp. 29·47. Selcr incorporó varios ,licio.. en lu edición española de su " t UHM). En su introducción, Seler , '11~ e.ru errónea en la publicación i rv. Diversas interpretaciones :¡( OMO VIMOS, los escasos datos acerca de la historia del manuscrito ~~H~~ no permiten establecer en qué lugar o región de Mesoamérica fue pintado el libro religioso que ahora conocemos como Códice Borgia. Varios in- vestigadores han tratado de resolver esta cuestión por medio de estudios estilís- ticos, comparando la forma de las líneas y los colores, así como la iconografia, con otras pinturas mesoamericanas de las cuales sí se conoce la procedencia.! Pero este procedimiento nos lleva a considerar un área bastante grande. Por ejemplo, se observan semejanzas con: • el Códice borbónico, documento azteca vinculado con la regiót). chinam- panera de Iztapalapan-Culhuacan-Xochimilco; • los murales de la región tlaxcalteca, como los famosos deTizatlan y los recién descubiertos de Ocotelulco; • la cerámica decorada del valle de Tehuacan, • la cerámica decorada de la Mixteca y los códices mixtecos, • los frescos de Mitla, etcétera. Podemos afirmar que el Códice Borgia es uno de los productos más carac- terísticos del llamado "estilo-horizonte Mixteca-Puebla", que dominaba exten- sas partes de Mesoamérica durante los siglos anteriores a la invasión española, esto es, durante la segunda mitad del periodo postclásico (± 1250-1521 d.C.). El material arqueológico nos sugiere que, en aquella época, Mesoamérica llegó a contar con una cultura relativamente homogénea gracias a los múltiples e in- tensos contactos comerciales y de otra índole entre las partes integrantes. Pen- samos que los pintores viajeros, y los códices mismos ~omo muestras y ejem- plos de gran influencia y fácilmente transportables-, desempeñaron un papel 1 Véase sobre este tema el debate entre Robertson (1963, 1966, 1970, 1982) YNicholson (1960, 1966, 1982), así como las contribuciones de Nowotny (1961), Chadwicky MacNeish (1967), Smith y Heath-Smith (1980), Schávelzon (1980), Anawa1t (1981). Se ofrece una síntesis en la introduc- ción de Anders a la edición facsimilar del Códice vaticano 3773 ("B H ), Graz, 1972. Un reporte so- bre investigaciones recientes es Sisson (1983). Remitimos a la discusión de este tema en el co- mentario al Códice Cospi en esta colección. 41
  • 38. Il'TRODLCCIÓ~ 42 muy importante en el desarrollo y en la difusión de este estilo y de sus carac- terísticas iconográficas. Al tomar en cuenta este entorno cultural, compartido por diversos grupos étnicos, está de más, pensamos, el tratar de atribuir a localidades especificas los distintos códices o pintores. Los estudios del Códice Borgia se inician con el comentario de Fábrega, que representa un admirable y extraordinario esfuerzo: es el primer comen- tario completo a un códice preco10nial, e integra todo el saber relevante de su época. Siguiendo a Clavijero, Fábrega señala los grandes avances de la civi- lización mesoamericana, y censura a varios investigadores de su tiempo (como Buffon y De Pauw) por sus prejuicios contra las culturas americanas y por su despreocupación en cuanto al quehacer científico en este campo. Él mismo muestra un cierto "relativismo cultural" cuando afirma (1899, pp. 11-12): El calcular la cultura de las naciones extranjeras, el criticarla sobre el fundamento de no haber ellas adoptado nuestras propias invenciones, fué siempre la debilidad de los espíritus faltos de razón, satisfechos de sí mismos é injustos conocedores de la constitución humana. En cuanto a su evaluación del códice, Fábrega se distingue como notable par- tidario del espíritu ecuménico de su protector, el cardenal Borgia. En las ideas religiosas mesoamericanas descubre múltiples paralelos con el catolicismo; se- mejanzas que, a su manera de ver, demuestran precisamente la verdad de los preceptos de la Iglesia. Así, el Códice Borgia se convierte curiosamente en un libro en defensa de la Iglesia católica en un tiempo en que ilustrados y revolu- cionarios la critican con vehemencia: Sobre lUl objeto visible a todos, es licito á cada lUlO expresar las ideas que más estime convenir al mismo: por algunos, en los trabajos antiguos acerca de 10 bello, podrán, con razón, ponerse en ridículo las imágenes de este Códice; mas cuantas an810gías quiera, encontrará aquel que se deleite en compararlo con los delirios antiguos del gentilismo. El que va en seguimiento de la verdad, á vista de la relación de alglUlas de sus páginas con las sagradas tradiciones que tenemos, no podrá menos que confesar que los autores de las mismas han tenido lUlajusta idea de la verdad y lUla manera de expre!'!8Tla conforme al lenguaje de las Santas Escrituras. Las mismas Santas Escrituras no necesitaronjamás ni de la confirmación de los americanos, que se han creido estólidos, ni de la aprobación de los incrédulos que se dicen críticos. Será, sin embargo, siempre lUl poderoso argumento contra el que dudase de al- glUla verdad de las mismas, el encontrar sus trazas entre los monumentos de hom- ACl'J'C&& tltI Fdhn,,,,"IUWI p.47):