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CAPÍTULO 1:
             FENOMENOLOGÍA DE LA REVELACIÓN

La Revelación es un conocimiento con una episteme propia. Episteme es un sistema de
mecanismos que maneja una ciencia para producir el conocimiento que le es específico. La
epistemología, en cambio, es una teoría del conocimiento común a todas las epistemes.
Cómo se conoce es un asunto filosófico, por lo cual es necesario abordar filosóficamente el
tema de la revelación en un primer momento.

Este capítulo específicamente tiene como objetivo fundamentar por qué el hombre, con su
propia razón, puede y debe descubrir y acoger la revelación. Si no la descubriese
racionalmente, la revelación resultaría siendo una imposición. Hay que entenderlo como
una propedéutica, o sea, como una disposición racional de la mente para estudiar una
disciplina que, en este caso, es la teología.

La teología la entendemos como una lectura de la revelación bíblica desde una
autoexperiencia consciente del ser humano hoy. Desde esta experiencia consciente se leen
los textos de la Biblia. La Biblia misma es una lectura consciente de la vida en diversos
momentos históricos del pueblo de Israel o de la comunidad de los seguidores de Cristo.

Ahora bien, ciencia es un conocimiento comprobado como cierto por sus principios y
causas. Es un cuerpo de doctrina metódicamente estudiado y ordenado. La fenomenología
de la revelación es una entrada filosófica al estudio de la teología, que es una ciencia. La
teología es más una ciencia sobre el hombre, una antropología integral, que una ciencia
sobre Dios. El hombre objeto de la ciencia teológica, es entendido como infinito y
trascendente, y se construye como tal desde su dimensión terrena y transitoria.

Afirmar que Dios es trascendente quiere decir que no tiene límites, que es infinito. Afirmar
que el hombre es trascendente quiere decir que, siendo el hombre limitado, finito e
intrascendente, tiene también en sí mismo un poder que lo saca de lo finito. El hombre
trascendente es el mismo hombre que sale de sí hacia el otro. Dios es trascendente porque
lo experimentamos en nosotros mismos; o sea que él se trasciende saliendo de sí hacia seres
finitos que somos nosotros. El contenido fundamental de la Sagrada Escritura es Dios que
se trasciende en el hombre para hacerlo infinito.

Entonces, el objeto de la teología es el ser humano habitado por Dios, quien lo hace
trascender; es el hombre en el cual Dios está implicado creándolo. O también podemos
decir que es Dios haciendo al hombre. La preocupación de la teología es el hombre que
Dios está creando, haciéndolo trascender.
Ahora, si el hombre es finito, el hombre no puede calcular por sí mismo sino lo que le es
dado para poder subsistir, y sólo puede prever aquello de lo cual dispone como ser finito.
Entonces, ¿cómo sabemos que Dios habita en el ser humano? Esto no es deducible de lo
intrascendente, pues de lo finito no se puede deducir lo infinito. Por ello la revelación es tal,
pues no se puede anticipar deduciéndola, pero sí se puede descubrir en un análisis de la

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conciencia del hombre. La respuesta a esa pregunta sólo la podemos saber si Dios nos la
revela. La intimidad de Dios, como la de cualquier persona, que es su voluntad, sólo la
podemos saber por revelación. Acogerla es tener fe.


1. LA REVELACIÓN COMO CONOCIMIENTO.

   La Revelación es la comunicación de la intimidad de Dios a la intimidad del hombre
     que el hombre descubre en sí mismo, es decir, históricamente, y la expresa con
  lenguajes propios del ser humano, con el testimonio y el discurso, explicándola según
                              su cultura y su propia época.

Por lo tanto, si es revelación al hombre, éste debe poder conocerla. Entonces se plantean
dos problemas: ¿Por qué revelar algo que el hombre puede conocer? y, ¿Cómo es posible
para el hombre conocer la intimidad de Dios si éste no es un objeto sensible?

En efecto, el hombre es incapaz de acceder al conocimiento de la intimidad de Dios porque:

       El conocimiento humano sólo percibe objetos experimentables
       sensiblemente, que puedan ser representados en un fenómeno. La estructura
       del conocimiento humano no percibe sino objetos que se puedan percibir por
       medio de las estructuras del conocimiento humano, o sea, objetos que entran
       por la experiencia del hombre.

Así pues, el conocimiento de Dios es imposible. Dios no es captable con inmediatez puesto
que no es un objeto fenoménico. Dios no es objeto de conocimiento porque no puede ser
percibido por los sentidos externos y por ello el conocimiento no puede reaccionar ante
algo que no le es sensible, produciendo un fenómeno que pueda ser conocido.

Estos problemas planteados sólo los podemos resolver haciendo un análisis serio del
conocimiento humano, lo cual implica hacer un análisis de la autoconciencia del hombre, es
decir, de los datos de conciencia que el hombre tiene. Este es un análisis estrictamente
filosófico llamado metafísica del conocimiento humano, o antropología metafísica.

Veamos, entonces, cómo sucede el conocimiento para, además de resolver los problemas
planteados, poder comprender de qué forma sí es posible la revelación como conocimiento,
pues si decimos que la revelación es la manifestación de la intimidad de Dios al hombre, si
bien Dios no es objeto sensible, entonces de qué manera Dios sí se hace experimentable
para el hombre de suerte que pueda ser conocida por el hombre la revelación de la
intimidad divina.

1.1. ¿Cómo ocurre el conocimiento humano de las cosas?

1.1.1. Cuando un objeto externo afecta los sentidos, los cuales sintetizan las ondas
luminosas, estos producen una síntesis del objeto.


                                                                                          2
1.1.2. Esta síntesis impresiona el conocimiento sensible o sensibilidad cognoscitiva,
produciéndose una sensación o representación indeterminada o fenómeno1, en la estructura
del conocimiento. El fenómeno es sensible, indeterminado, singular y espiritual (o sea, fruto
del repliegue del hombre sobre sí).

1.1.3. Lo que el conocimiento percibe inmediatamente no es el objeto en sí, sino el
fenómeno, es decir, el objeto indeterminado o representación producida en la sensibilidad
cognitiva.

1.1.4. Los objetos externos ya están caracterizados por ser espacio – temporales. Si el
conocimiento es verdadero (es decir, es fiel a la realidad), el fenómeno debe también tener
espacio y tiempo. En consecuencia, el conocimiento sensible del hombre produce las
categorías de espacio y tiempo para configurar el fenómeno. Por tanto, el conocimiento
sensible ya tiene en sí dadas a-priori tales categorías. El ser humano le pone espacio y
tiempo al fenómeno y por ello éste es un individuo o singular.

En suma, la sensibilidad con el fenómeno a bordo es el único medio por el cual el
conocimiento se pone en contacto inmediato con el mundo externo.

      Hasta ahora el conocimiento ha dado el primer paso: la percepción de un
      individuo o singular. El conocimiento sensible se vuelve el fenómeno producido
      por el mismo conocimiento sensible gracias a la síntesis hecha por los sentidos.



    Objeto externo
                            afecta       Los Sentidos        producen      Síntesis
    Espacio-Temporal




                                                                    Sensibilidad Cognoscitiva
                       Único medio de contacto
                          del conocimiento                          Sensación = FENÓMENO
                                con el                               Espacio-Temporal: Cat. apriori
                           mundo externo
                                                            ESTRUCTURA DEL CONOCIMIENTO




Ahora bien, el conocimiento es el repliegue de sí sobre sí mismo en el fenómeno, pues el
conocimiento intuye el objeto representado como fenómeno. Hay que dar, entonces, un
segundo paso.



1
 La sensibilidad es una facultad espiritual del conocimiento en la cual se imprimen o se representan objetos
aún no determinados.

                                                                                                          3
1.2. ¿Cómo el conocimiento humano conoce el fenómeno?

El conocimiento percibe el fenómeno por intuición, o sea, por relación inmediata con él,
pues éste se encuentra ya dentro de la misma estructura del conocimiento. Por ello se puede
decir que el conocimiento se vuelve el objeto mismo, pero todavía en estado indeterminado.

1.2.1. Una vez que el conocimiento sensible produce y tiene el fenómeno, el conocimiento
se vuelca conscientemente sobre éste y de él abstrae el universal, por ejemplo, la
“arboridad”, sacada del árbol particular que se está viendo sensiblemente. Conocer es, pues,
abstraer un universal de un particular que se percibe sensiblemente. En otras palabras, el
conocimiento conoce el fenómeno por abstracción y su objeto propio no son los individuos,
sino los universales que abstrae de ellos.

1.2.2. La abstracción de un universal a partir de un individual ocurre porque el
conocimiento humano tiene capacidad de anticipar universales. Se deduce el universal de
un individual y se vuelve a aplicar al individual para hacer un juicio. Por ejemplo, tal
arbolito es un caso concreto del universal de árbol, es decir, de “arboridad”, y por ello el
que conoce puede saber que lo que está viendo es, por ejemplo, un árbol y no un arbusto o
una semilla. Así, pues, todo conocimiento humano sólo es posible realizarlo mediante la
anticipación de un universal. El hombre, pues, tiene capacidad a-priori de universalizar, de
anticipar o producir el universal. La universalidad está en el hombre y no en las cosas.

1.2.3. Por tanto, conocer un individuo es hacer un juicio en el cual lo dado en el individuo
indeterminado es conscientemente determinado por el conocimiento al afirmar que ese
individuo es un caso concreto o determinado del universal.

1.2.4. Esto sucede porque, como ya dijimos más arriba, el conocimiento se vuelca
conscientemente sobre el fenómeno. El conocimiento, entonces, se vuelve él mismo el
universal extraído del fenómeno, universalizándolo. La abstracción es un volcamiento del
conocimiento humano sobre el fenómeno universalizándolo por su capacidad anticipatoria
del universal. El universal es el volcamiento del conocimiento sobre el fenómeno
convirtiéndose uno mismo en el universal, pues el conocimiento, es decir, su estructura,
está en mí.

1.2.5. Si el conocer un universal es volcarse sobre el fenómeno convirtiéndose uno mismo
en el universal, el primer objeto conocido no es el fenómeno sino el sujeto cognoscente, el
hombre mismo. Por tanto, el ser del hombre es el primer objeto conocido en todo
conocimiento de cualquier fenómeno.

1.2.6. Si el ser del hombre concreto se vuelve él mismo objeto, el hombre sólo puede
conocer a su vez ese objeto abstrayendo de sí mismo el universal de ser, es decir, la seidad,
que es un universal donde caben todos los seres.

1.2.7. El universal donde todos los seres pueden estar contenidos es el ser en general o ser
absoluto, que es la plenitud de todo ser.



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1.2.8. De todo este proceso que se da en un solo acto de conocimiento se sigue que el
conocimiento de cualquier objeto sólo es posible en la anticipación de un universal que es
el ser. Por tanto, el universal del ser o ser absoluto es condición de posibilidad del
conocimiento de cualquier objeto.

    Conocer, es pues, replegarse sobre sí mismo, es decir, sobre el fenómeno producido
    por la sensibilidad o facultad espiritual del conocimiento, impresionada por la
    síntesis del objeto externo que afecta los sentidos2, para abstraer del fenómeno
    particular un universal. Entonces el ser humano conoce el particular, pero también el
    hombre que lo conoce se conoce a sí mismo porque se repliega sobre sí mismo. El
    conocimiento de sí mismo es concomitante con el conocimiento de un particular; y
    para esto es condición sine qua non el ser en general o ser absoluto.

1.2.9. De la misma forma que la aplicación del universal de árbol al fenómeno singular
indeterminado producido por la sensibilidad cognitiva lleva a determinar mediante un juicio
que ese singular es un caso de árbol, la aplicación del universal de ser o seidad al objeto
concomitante del conocimiento que es el ser humano lleva a concluir que éste es un caso de
ser absoluto. Ahora bien, si el ser humano es un caso del ser absoluto, ello quiere decir
que el ser humano es una participación del ser absoluto, pero limitada al caso particular de
cada uno como hombre.

Para comprender mejor el ser absoluto como condición de posibilidad de cualquier
conocimiento, consideremos que si lo que tengo como objeto del conocimiento son los
universales, es decir, si los universales los vuelvo objeto de mi conocimiento, ¿cuál sería el
universal que debo anticipar para poder conocer acertadamente los universales, es decir,
para poder hacer un juicio en estos términos: esto que estoy conociendo es un universal y
no un particular o singular? Esta pregunta es válida puesto que para poder conocer algo, en
este caso los universales, debo anticipar un universal, es decir la “universalidad”. La
respuesta es: el universal que debo anticipar para poder conocer los universales es un
universal de universales, es decir, el ser en General o ser absoluto o Infinito, en el que
caben todos los seres3.

De esta forma es posible llegar filosóficamente a la existencia de Dios en la anticipación
del ser absoluto o infinito (o existencia de Dios) como condición necesaria para todo
conocimiento particular. La existencia del ser absoluto o infinito o Dios es un presupuesto
que entra así en la estructura del conocimiento humano. El ser en general (el ser infinito) es
un trascendental a-priori del conocimiento humano de la misma manera que lo son el
espacio y el tiempo que hay en todo fenómeno porque éste pertenece al hombre mismo
quien es espacio-temporal. El ser absoluto, el tiempo y el espacio son categorías ya dadas
que hacen parte de la estructura del conocimiento humano y que existen en todo hombre,
sin que el hombre haya realizado ningún trabajo para obtenerlas.



2
 Ver más arriba 1.1.1. a 1.1.4.
3
 El Ser en General es el Ser Absoluto, condición a-priori trascendental del conocimiento (Rahner) es decir, el
ser que tiene absoluto ser, la plenitud de ser, que por encima de él no hay más ser e implica los otros seres.

                                                                                                            5
El ser absoluto, pues, no hay que meterlo en el hombre desde fuera, sino que ya está en el
hombre, porque todas las condiciones trascendentales del conocimiento están en el sujeto,
que es el trascendental: el espacio, el tiempo y el ser absoluto. Si el ser absoluto es
condición a-priori, entonces es a-temático, anónimo. Pero si se lo tematiza se conoce, es
decir, se vuelve tema.

Ahora bien, ¿es posible tematizar o conocer el ser absoluto? y ¿es posible el conocimiento
metafísico4 de Dios? Si todo conocimiento sucede por un dato de experiencia, ¿cuál es ese
dato de experiencia que hace posible el conocimiento metafísico de Dios? Si se trata de un
conocimiento de un objeto trascendental (es decir, de un a-priori del conocimiento) ese
dato de experiencia tiene que ser necesariamente una experiencia trascendental. Esta es
una experiencia concomitante con toda experiencia fenoménica (experiencia de lo
mundano). Es una experiencia que acompaña y se da al mismo tiempo que la experiencia
del mundo material o fenoménico 5. Es posible el conocimiento metafísico de Dios porque
se coexperimenta a-temáticamente en cualquier objeto que se experimenta o conoce.

                                       Ser Humano


                                                                  Intuición



                                            FENÓMENO
                                            FENÓMENO

                                      Universal
    JUICIO: Determina el in-          Yo mismo      SER ABSOLUTO
    dividuo indeterminado o
    Fenómeno

                                    A-priori de
                                    Universalizar


                               Estructura del Conocimiento


2. LA ESTRUCTURA DEL SER DEL SER HUMANO

2.1. El Hombre como Ser es conocer y ser conocido en una unidad primigenia.

El ser humano es un ser que está siendo en sí mismo, o sea, replegándose en sí mismo sobre
sí mismo. En otras palabras, ser ser humano -ejercitar el ser del ser humano- es replegarse

4
  Metafísico es el mundo del conocimiento, la estructura a-priori que el hombre tiene para conocer.
5
   Por ejemplo, en toda expresión visual se experimenta lo que se ve y el ojo con que se ve. En el
conocimiento de un objeto se experimenta tanto lo que se ve (un árbol, por ejemplo) como la estructura que
tengo para conocerlo como tal.

                                                                                                        6
sobre sí mismo, es decir, conocer6. Lo propio del ser humano es, pues, conocer. Y el ser
humano es conociendo; en otras palabras, el ser humano desarrolla su ser replegándose
conscientemente sobre sí mismo. Esto es posible porque el ser humano es espíritu. Lo
esencial del ser humano, pues, es conocer; los seres son tanto más seres cuanto más se
repliegan sobre sí mismos. El ser absoluto, Dios, es el ser que se conoce absolutamente,
que se repliega plenamente sobre sí mismo 7.

Por tanto, si el ser humano es conociendo, el hombre no sólo necesita al ser absoluto para
conocer sino para ser, pues lo propio del ser humano es conocer. Entonces, el ser absoluto
es condición de posibilidad, no solo del conocimiento, sino del ser del ser humano.

2.2. La estructura del ser humano es igual a la estructura de la existencia humana.

Si lo propio del ser humano es conocer, entonces la estructura del ser humano (es decir, de
su ser funcionando) es conocer. Existir es poner al ser en acción, en ejecución. Existir es el
ser en acto, es decir, siendo. Y el ser humano es conociendo.
El ser en operación se llama existencia (que significa estar fuera de sí), y ésta es ejercitada
por el ser humano al ejecutar su propio ser conociendo.

Ya hemos visto que en todo acto de conocer, Dios, el ser absoluto, es condición de
posibilidad de ese acto. Por tanto, en cada acto de conocer el ser absoluto se ofrece, se da y
se manifiesta como posibilidad del propio conocer. Entonces, si el ejercitar el propio ser del
hombre (o sea, conocer) es existir, la estructura de la existencia humana es conocer. O sea
que el ser humano, al afirmar su propia existencia poniendo en acto su ser conociendo, está
afirmando al ser absoluto. Si Dios se da y ofrece y está presente en todo acto cognitivo,
significa que el hombre tiene apertura al ser trascendente, al ser absoluto.

2.3. El ser humano pone en ejecución su ser (existe) ejecutando sus operaciones
     intencionales.

Las operaciones intencionales del ser humano son:
  1. Experimentar: percibir las señales de los objetos; percibir el fenómeno.
  2. Conocer: capacidad abstractiva.
  3. Juzgar: determinar el objeto luego de abstraer el universal del individual y de
             volvérselo a aplicar.
  4. Desear.
  5. Decidir.
  6. Actuar.

Estas operaciones se llaman intencionales porque tienden hacia un objeto y desembocan en
él. Esto quiere decir que existir es orientarse hacia un objeto. Las operaciones intencionales
del hombre al existir se llaman operaciones categoriales. Categorial se contrapone a
trascendental. Lo trascendental, según lo visto, son las facultades (dadas a-priori) que
hacen posible las operaciones intencionales que son categoriales.
6
 En esto consiste el actuar porque todo actuar es consciente.
7
 Este es el punto de partida de la subjetividad: el sujeto volviéndose sobre sí mismo. Es el yo puro, el yo
mismo. El ser absoluto es el único sujeto que se conoce sin ser afectado por el medio.

                                                                                                         7
La estructura de la existencia del hombre que es igual a la estructura del ser del hombre es
trascendental porque ya la tiene (le viene dada a-priori). Lo que hay que hacer es ponerla a
funcionar, a producir. Este producto de la existencia humana es lo categorial, es decir, son
las operaciones intencionales por las cuales el hombre desarrolla su existencia.

2.4. ¿Cómo sucede la revelación de la intimidad de Dios a la intimidad del hombre?

2.4.1. El hombre no produce por sí mismo la propia estructura de su existencia, sino que ya
la tiene dada a-priori.

2.4.2. Esa estructura de la existencia humana es la misma que la estructura de ser del
hombre y ésta se encuentra en la anticipación del ser absoluto sin la cual el hombre no
podría conocer ni desarrollar su existencia. Tal anticipación del ser absoluto se da en el
hombre mismo y por esto él es una participación (limitada, obviamente) del ser absoluto.
Por tanto la estructura del ser del hombre está ya en el hombre mismo, le es dada. La
estructura de la existencia del hombre es la participación del ser absoluto, pues la existencia
es el ser en acto, ejecutándose, y el ser se ejecuta conociendo y la posibilidad para conocer
le es dada por el ser absoluto.

2.4.3. De esto se concluye que si la estructura de la existencia del hombre es la misma del
ser del hombre, entonces la estructura de la existencia del ser humano es el ser absoluto
aconteciendo en el hombre pero en su forma concreta y limitada de hombre.

2.4.4. El ser absoluto no produce la estructura de la existencia del hombre como quien pone
otro allá, diferente de sí mismo, sino que es él mismo (el ser absoluto) poniéndose.
Entonces la estructura del existir del ser humano es una posición en la cual el ser absoluto
acontece, y produce la existencia aconteciendo en ella. La estructura del ser humano es la
posición del ser absoluto mismo aconteciendo en el hombre.

Dios pone la estructura de la existencia del ser humano no como quien pone una cosa otra,
distinta de sí mismo, sino que él mismo se da en la estructura de la existencia del ser
humano, él mismo se pone en el ser humano. Y al ponerse en el ser humano no deja de ser
sí mismo plenamente, porque Dios es el ser de absoluta posesión del ser, poseyéndose él
mismo en él mismo y en el hombre.

      El hombre es, pues, una posición del ser absoluto. Según lo visto
      anteriormente, la estructura de la existencia del hombre (es decir, el hombre
      mismo), es una posición del ser absoluto; o sea, es el ser absoluto mismo
      poniéndose él mismo en el hombre.

2.5. La posición del ser absoluto es acción. Esa acción es voluntad o acto creador
continuo. En el hombre hay dos operaciones: entendimiento y voluntad. La posición no es
entendimiento o conocimiento, sino voluntad.




                                                                                             8
La posición es, pues, el acto de Dios por el cual crea al ser humano, le hace posible su
existencia, que es conocer. Esto es voluntad de Dios: que el hombre exista desarrollando
su existencia mediante el ejercicio de su ser que es conocer.

2.6. Ser absoluto es aquel que tiene absoluta posesión de sí mismo volviéndose sobre sí.
Esto es lo que los filósofos llaman Dios quien, por replegarse absolutamente sobre sí, es la
absoluta libertad y el absoluto conocimiento de sí mismo. El ser absoluto se posee
absolutamente a sí mismo y por ello es absoluta libertad. Es absoluto conocimiento porque
Dios se repliega absolutamente sobre sí mismo, es decir, se conoce absolutamente a sí
mismo, que es el ser absoluto, o el absoluto ser.

2.7. Existir consiste en que el hombre por medio de sus actos categoriales intencionales
pone en ejecución su existencia, o sea, pone en ejecución la posición de Dios o la
voluntad de Dios o acto creador continuo ejecutando su propia existencia libremente.

2.8. La libertad consiste fundamentalmente en la responsabilidad que el hombre tiene
de ejecutar por sus propios actos intencionales su propia existencia, es decir, de ejecutar la
voluntad de Dios o acto creador continuo. La libertad es ser responsable con su propia
mismidad.

2.9. La voluntad de Dios no es, pues, un proyecto, sino el acto creador de Dios, es decir,
la posición de la estructura del ser humano o de la existencia humana, que el hombre acoge
al existir libremente, es decir, de manera responsable con su propia mismidad, por medio de
sus actos intencionales categoriales.

2.10. La voluntad de Dios o la posición de la existencia del hombre, es propiamente la
intimidad de Dios comunicándosela al hombre.

2.11. La revelación es el momento en el cual se encuentra el Dios que crea al hombre,
con el hombre, al ponerse Dios como estructura de la existencia humana y al acoger el
hombre esa posición en la ejecución de su existencia. Entonces, Dios revela su intimidad,
que es Él mismo, poniéndose en la estructura de la existencia humana, es decir, creando al
hombre por subsistencia en el hombre mismo. El hombre acoge esa revelación ejecutando
su existencia. Esto es igual a acto creador continuo, es decir, voluntad de Dios. El acto
creador, pues, es un acto de voluntad de Dios.

   Revelación es el encuentro de Dios con el hombre en la estructura de la
   existencia humana cuando el hombre pone en marcha su propia existencia:
   experimentando, conociendo, juzgando, deseando, decidiendo, actuando. O
   sea, desplegando el propio conocimiento.        Esos seis actos son la
   interpretación en la vida cotidiana de la POSICIÓN DE DIOS, O ACCIÓN
   CREADORA DE DIOS = VOLUNTAD DE DIOS.




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2.12. Lo que Dios revela es su acto libre en el hombre, es decir, se revela: su voluntad es
sí mismo creando al hombre y haciéndolo posible. Cuando el hombre conoce cualquier
objeto, en esa experiencia de conocimiento está también experimentando y, por tanto,
conociendo a Dios mismo y, por ello, percibiendo la existencia misma de Dios.

Entonces, el ser humano existiendo acoge la revelación y por ello la existencia del
hombre es revelación interpretada categorialmente. En interpretación categorial se da la
revelación trascendental. Así, pues, de lo visto hasta ahora en este capítulo, podemos
concluir que la estructura de la existencia del hombre es la voluntad de Dios.


                    LA REVELACIÓN ESENCIAL O PRIMIGENIA
                             TRES ELEMENTOS

1. Un Revelante: Dios, que es revelante poniéndose él mismo en el hombre y así
                 aconteciendo en él (posición).
2. Lo Revelado: La Posición (Dios mismo). Es el acto creador o su voluntad (la intimidad
                 de Dios). El Revelante y lo Revelado son la Revelación Trascendental.
3. Alguien que la recibe: el ser humano que la acoge conscientemente en su intimidad
                 existiendo, es decir, desarrollando su existencia: experimentando,
                 conociendo, juzgando, deseando, decidiendo y actuando. Esta es la
                 Revelación Categorial.

2.14. Dios revela su intimidad, es decir, su voluntad que es el acto creador de Dios por
el cual crea al hombre. En otras palabras, Dios se revela como creador creando y de esa
forma revela su personalidad 8. En el caso de Dios su personalidad es darse a sí mismo
saliendo de sí y siendo él mismo plenamente en el otro. Esto es lo que llamamos
trascendencia.

Por ello, tanto mejor interpretamos (revelación categorial) la voluntad de Dios (posición,
revelación trascendental) cuanto más salimos de nosotros mismos o nos trascendemos.

Ahora bien, la interpretación de la revelación trascendental en la existencia del hombre es
posible porque lo que percibimos de Dios por experiencia inmediata es la orientación
trascendental (a salir de sí al otro). A Dios mismo lo co-experimentamos en el desarrollo de
las operaciones categoriales orientadas trascendentalmente. La experiencia de Dios (su
orientación a trascendernos saliendo hacia el otro) acontece en la experiencia del existir del
hombre (revelación categorial) experimentando, conociendo, juzgando, deseando,
decidiendo y actuando. Esta es la revelación esencial o primigenia: la revelación
trascendental (la posición en la estructura de la existencia humana) interpretada
categorialmente en el desarrollo de la existencia.




8
  Personalidad es el modo de obrar característico de una persona. La personalidad de Dios es lo que
caracteriza o identifica la acción de Dios creando, esto es, saliendo de sí.

                                                                                                10
Síntesis

 La estructura del conocimiento es propiamente la estructura del ser humano.
 La estructura del ser humano es la estructura de la existencia del hombre.
 La estructura del conocimiento es la estructura de la existencia del hombre.
 El ser del hombre es existir conociendo.
    La estructura del conocimiento es a-priori, es puesta, es decir, es una posición, es
       puesta por el Ser Absoluto, quien la pone, no como una cosa otra, sino que él mismo
       se pone en la posición. Él es el puesto por sí mismo en la estructura de conocimiento.
    La estructura de la existencia humana es el producto del acontecer de Dios en el hombre
       (Dios ocurre él mismo en la posición).




                      REVELACION PRIMIGENIA




                                                 DESARROLLO
                                             DE LA EXISTENCIA
            POSICIÓN
           DIOS MISMO
                                                       Conociendo
           Revelación
                                                       Juzgando
           Trascendental
                                                       Deseando
                                                       Decidiendo
       Estructura de la existencia                     Actuando
        humana puesta por Dios.
                                                   Revelación Categorial:
      ACTO DE PONER = ACTO                         Captación de Revelación
     CREADOR = VOLUNTAD DE                         Trascendental
              DIOS                                 Interpretación de la
                                                   misma

                                                      VIDA COTIDIANA




                                                                                          11
¿Cómo hace el hombre para saber que lo que está haciendo es lo que hay que hacer, es
decir, que está interpretando correctamente la revelación trascendental?

La autenticidad de la interpretación de la voluntad de Dios se da cuando las acciones
categoriales están en la misma dirección de la personalidad de Dios, que es lo típico suyo:
salir de sí hacia afuera (otro). Este es el término de la revelación: el Amor. La función de
Dios en el hombre es hacerlo trascender la finitud.


Retomemos, para terminar, los problemas planteados al principio. El primero era ¿por qué
revelar algo que el hombre puede llegar a conocer? La respuesta a la que hemos llegado es:
porque aquí se trata es de conocer la intimidad de Dios y la intimidad de una persona no es
accesible a menos que la persona misma me la quiera manifestar, es decir, me la quiera dar
a conocer o, en otras palabras, me la revele. Ahora bien, lo que pasa es que esa
manifestación de la intimidad de Dios yo la percibo en mí mismo, pero sólo la puedo
percibir, así sea en mí mismo, a condición de que Dios me la revele.

El segundo problema se planteaba así: ¿cómo es posible para el hombre conocer la
intimidad de Dios si éste no es un objeto sensible? O de otra forma: si afirmamos que sí
podemos conocer la intimidad de Dios, ¿cómo es posible tener experiencia de Dios y en
qué consiste dicha experiencia? Hemos respondido: la experiencia de Dios es posible
porque Dios mismo se ha puesto en el ser humano como condición de posibilidad de la
estructura del ser humano que es igual a la estructura de su existencia. El ser humano es
conociendo y esto lo desarrolla ejecutando su existencia por medio de los actos
intencionales categoriales que conforman su vida cotidiana. En el desarrollo de su
existencia, el hombre pone en acto el acontecer mismo de Dios en él. Y al ponerlo en acto
mediante el conocimiento permanente, experimenta allí mismo a Dios orientándolo, es
decir, moviéndolo a salir de sí mismo, a conformar su vida a la personalidad trascendente
de Dios mismo.

En definitiva, al ponerse Dios en la estructura del conocimiento humano y al ser puesta en
acto por el desarrollo de la existencia del hombre conociendo, Dios mismo es
coexperimentado como condición de posibilidad del conocimiento, del ser y de la
existencia del hombre. Así, Dios (objeto trascendental porque es condición a-priori del
conocimiento) se hace parte de toda experiencia particular, por lo cual en ésta tenemos
concomitantemente una experiencia trascendental: experimentamos a Dios como condición
de la estructura del ser humano y de su existencia al experimentar su orientación y, en
consecuencia, podemos conocer su intimidad o personalidad que de esta manera se
comunica inteligiblemente a seres finitos y limitados.

Así, pues, una experiencia categorial (sensible) de Dios es imposible. Pero sí es posible una
experiencia trascendental de Dios. El hombre, entonces, puede acoger la revelación. Pero
no sólo eso: debe acogerla, si de veras quiere ser auténtica y libremente humano al
desarrollar su existencia.




                                                                                          12
3. LA MARCHA DE LA REVELACIÓN EN LA HISTORIA

3.1. Primera expresión histórica de la Revelación esencial: La Significación Común.

    El texto de la Biblia aparece después de una serie de etapas de la revelación categorial
    (es decir, del desarrollo de la existencia de Israel), interpretando en cada etapa la
    revelación trascendental. O sea, los seres humanos, en diferentes épocas históricas
    empezaron a interpretar categorialmente la revelación trascendental.
    La revelación esencial se concretiza cuando cada individuo realiza su existencia, o sea,
    cuando existe. Esto significa que si no hay ejercicio de la existencia humana no hay
    revelación.
    Los individuos, al obrar existencialmente reflejan la existencia en la vida cotidiana.
    Los comportamientos de la vida cotidiana, supuesto que el hombre vive grupalmente, se
    comunican o se testimonian y esto hace que la comunicación y el testimonio mutuo
    refuercen a los individuos en la vida cotidiana hasta llegar a una significación común.
    En el fondo de una significación común se encuentra una experiencia común (la
    revelación trascendental), que es intersubjetiva, se da en intersubjetividad.
    La significación común es una interpretación categorial común, una comprensión
    común (intelección común) que tiene de fondo una experiencia común, y es provocada
    por el testimonio de los otros. Al percibirla, el otro le da sentido (significación). Lo
    significante es el testimonio; la significación es el sentido que le da el que percibe el
    testimonio. Por ello la significación común es la primera expresión histórica de la
    revelación y, por ser motivada en común por los testimonios, lleva a un compromiso
    ético común. Tal significación común, entonces, se da en comunidad y para la
    comunidad.
    La intersubjetividad es un nexo común que se da en muchos o en todos y que está dado
    a-priori: por debajo hay un nexo que ya unía a los sujetos y ya es existente9. Este nexo
    común es la posición o acto creador de Dios; su efecto es el testimonio.
    La intersubjetividad se manifiesta en sentimientos, los cuales son los dinamismos que
    mueven los actos categoriales. Son unas cargas dinámicas que inducen a las personas a
    los cinco actos intencionales categoriales.
    La intersubjetividad se expresa en sentimientos y estos producen la significación común
    y esta produce la comunidad. El primer lenguaje categorial es el testimonio del amor,
    del salir de uno de sí por el otro. Por ello la comunidad es el primer espacio donde
    aflora la revelación. Cuando se experimentan los testimonios (categoriales) se co-
    experimenta su causa que es Dios mismo o posición o acto creador de Dios.

      Al desplegar el hombre su existencia, tomando responsablemente en sus manos la estructura de
      la misma, tenemos experiencia de una misma cosa (de la posición); ésta es una experiencia
      común intersubjetiva que produce unos sentimientos dinamizadores de los actos categoriales
      (testimonios); estos, al ser percibidos, producen una significación o intelección común que
      genera a su vez unos sentimientos también dinamizadores de la vida cotidiana, los cuales
      producen, entonces, la comunidad.



9
 Por ejemplo, en un grupo humano las personas se comportan como hermanos, aún no siendo creyentes,
porque tienen en común una misma realidad divina: ser hijos de Dios; esto los constituye y conforma.

                                                                                                     13
Los sentimientos, dinamizadores de los actos categoriales, son respuestas intencionales
frente al valor. El valor es aquello que vale tanto que hasta se da la vida por ello y tiene la
función de interrogar al hombre. El otro señala la dirección hacia dónde van las actividades
de un sujeto. Los actos categoriales son respuesta a la interrogación o provocación del otro
y son dinamizados por el sentimiento. El valor es de dos clases:

1) Valor óntico: el ser humano, la dignidad de la persona humana. Es valor hasta para
   Dios mismo.
2) Valor cualitativo: es la tendencia o todo lo que conduce al valor óntico.

La dignidad de la persona humana es la persona misma vista como es en sí y no por alguien
que la quiera manipular.

El valor óntico, el otro, despierta en la persona sentimientos que la dinamizan para salir de
sí hacia el otro y Dios la hace capaz de romper su finitud, llamándola desde el otro y
orientándola al otro desde ella misma.

Los seres humanos obrando así tienen una significación común, la cual produce una
comunidad10 que es el lugar donde Dios se trasciende produciendo seres humanos
trascendentes porque se mueven por el otro a salir de sí. Esto es lo que se llama revelación
auténtica.

En la vida cotidiana comunitaria, al analizarla, se descubren toda una serie de exigencias de
hecho en las relaciones de las personas. Esas exigencias se pueden reducir a dos:
        Lo que a cada cual le corresponde (derecho).
        Lo que corresponde a cada persona como obligación –responsabilidad- con las
        personas de la comunidad (justicia).

Estas exigencias no se calculan ni se establecen por medios tecnológicos ni sistemáticos,
sino por una sensatez común que a su vez es generada por la significación común que se va
volviendo norma común de proceder autocorregida por ella misma, es decir, se va
volviendo sentido común. Éste es una comprensión de sentido de la experiencia tenida, o
sea una significación común, casi siempre ética, que se desarrolla en el campo de las
personas y de las cosas en sus relaciones con nosotros. Ese campo de personas y cosas es el
mundo visible y concreto habitado por parientes, amigos, conocidos, conciudadanos y
demás hombres que conviven con nosotros. Ese mundo llegamos a conocerlo, no aplicando
métodos científicos o teóricos sino a través de un proceso autocorrectivo y de aprendizaje.
En este proceso de aprendizaje se van acumulando diferentes comprensiones que se juntan
y se motivan. De esta manera nos hacemos capaces de sortear, no sólo las situaciones en
que vivimos, sino también de afrontar las nuevas situaciones que se presenten en el futuro.




10
  Por ello, la comunidad es un espacio para que las personas sean presencia de Dios para el otro. Solo en
comunidad la persona logra acertar en el desarrollo de la estructura de su existencia humana. La comunidad
es la realización óntica de la significación común.

                                                                                                       14
El sentido común, pues, es la sabiduría popular que es el aprendizaje hecho en la vida
misma para afrontar la vida con sensatez. El sentido común son los actos testimoniantes de
una experiencia trascendental.

La primera expresión histórica verificable de la revelación, la significación común, se da
después de un largo proceso de vida cotidiana en grupo donde los comportamientos se
comunican o se testimonian mutuamente conformando un sentido común, una sensatez para
la vida comunitaria con responsabilidad:


         Experiencia común intersubjetiva (Revelación Trascendental: posición)

             Sentimientos dinamizadores de actos categoriales (intencionales)

                           Actos testimoniantes intersubjetivos


                        Significación común (Sentido común):
               Primera expresión histórica (categorial) de la Revelación
                           que se realiza en la Comunidad



                EXPERIENCIA CONCOMITANTE TRASCENDENTAL


3.2. La segunda expresión de la Revelación esencial: el culto.

La segunda expresión de la revelación esencial o voluntad de Dios interpretada
categorialmente en el marco del mundo religioso es la expresión cultual. En el culto el
hombre se define y expresa su relación consigo mismo y con sus divinidades. El culto es
explicitación de la significación común. Es una tradición de la humanidad desde el 10.000
a.C. Es un lenguaje esencial en el ser humano. El culto es una expresión más sutil de la
revelación, de la acogida de la divinidad y eso supone implicación de la vida cotidiana,
pues es aquí donde se acoge. La vida cotidiana es la significante y el culto la representa
como acogida de la voluntad de Dios. El culto consiste en ritos y palabras.

Ritos: son una serie de signos convencionales para expresar una acogida a la voluntad de
Dios y la relación de la divinidad con el hombre. Un signo tiene que ser significante, o sea,
que provoque en la mente humana una significación, es decir, una comprensión. Esos ritos,
pues, deben llevar a una toma de conciencia de la trascendencia, o sea, a ser interpretados
en el sentido de la significación común.

Palabras: son fórmulas teológicas para expresar por qué se vive lo que se está viviendo.
Es la primera articulación verbal para explicar la causa de por qué se vive lo que se vive. La
voluntad de Dios no sólo se vive sino que se expresa. Al expresarla lo que va apareciendo

                                                                                           15
es la imagen del hombre que Dios quiere. Estas palabras son la primera teología. Lo que
subyace a una religión no es tanto una imagen de Dios sino del tipo de hombre que Dios
quiere. Siempre subyace una antropología, una concepción del hombre. En el fondo de ritos
y palabras lo que hay es una experiencia trascendental que en el culto se celebra y
promueve. De esta forma se explica el acontecer de Dios en la comunidad.

3.3. La tercera expresión histórica de la Revelación: ampliación de fórmulas cultuales.

Las fórmulas de fe que relacionan lo que viven con la divinidad en que creen, es decir, las
palabras del culto, se amplían para expresar nuevas experiencias trascendentales que están
en continuidad de significado con las anteriores. Se trata de una relectura de la tradición
que siempre implica una experiencia nueva de Dios. Esa relectura o ampliación es para
mostrar que las palabras de la segunda expresión de la revelación siguen vigentes pero, al
ampliarlas, quieren expresar una nueva experiencia trascendental o nueva voluntad de Dios.
Lo que muestran vigente es la experiencia trascendental que significaban las palabras del
culto.

Las ampliaciones se expresan de varias formas:

   En instituciones (convenios para la vida cotidiana) que hagan posible vivir el
   compromiso juntos con un modo de obrar determinado, por ejemplo, una sociedad
   igualitaria.
   En institución cultual.
   En historias contadas para promover lo que Dios quiere con ellos en el momento que
   están viviendo.
   Oráculos de profetas.
   Sabiduría, sensatez, que se vuelve norma: Mandamiento.

Las tres últimas ampliaciones pueden ser de dos formas: oral, o en pequeños escritos de los
cuales hay pocos antes del 700 a.C.

3.4. La cuarta expresión de la Revelación: los textos.

La cuarta expresión son los textos para promover la voluntad de Dios. Por ello, el estudio
de la Biblia debe llevar de lo categorial a lo trascendental que es la voluntad de Dios. A los
textos se llega gracias a la tradición que es una relectura continua de la revelación
trascendental en la vida de la comunidad.

La revelación esencial busca la autotrascendencia del hombre. Por ello los actos
categoriales por los cuales el hombre se autotrasciende, impulsado por Dios que se ha
puesto en el hombre, son la Revelación de Dios.




                                                                                           16
Cuadro sintético


   Revelación             Primera        Segunda          Tercera         Cuarta
    esencial              expresión      expresión       expresión       expresión



   1. Revelac.
   Trascendental        Comunidad           Culto        Ampliaciónes:
   La Posición:         Significación       Ritos          institución
   Voluntad de                            Palabras =       culto          Textos
                        común
   Dios                 Vida            fórmulas de fe     historias      bíblicos
   2. Revelación        cotidiana                          oráculos
   Categorial:                                             sabiduría
   actos categoriales
                                                           mandamien
                                                           tos




4. PUESTA EN MARCHA DE LA REVELACIÓN ESENCIAL CON UNA HISTORIA DE
    ISRAEL.
¿Cómo se abre el hombre a la revelación? La revelación no viene de fuera sino desde
dentro del hombre mismo. La revelación en marcha aparece en la historia en sucesivas
interpretaciones categoriales.
La revelación, según lo visto, fue una toma de conciencia de la existencia como
interpretación auténtica de la estructura de su propia existencia en cuanto posición. La
revelación es una interpretación consciente de la acción creadora de Dios.

Si miramos la revelación bíblica en el Antiguo Testamento vemos la comunidad de Israel
tomando conciencia de Dios en su propia vida. Entendieron esa vida como guiada por
Dios mismo, de tal manera que al vivir la vida o existencia lo que hicieron fue acoger esa
guía de Dios. El criterio que tenían para saber si era guía de Dios era la honestidad de la
vida familiar.

La revelación del Antiguo Testamento es a partir de la cuarta expresión de la revelación.
Hoy día se piensa que los textos no son anteriores a la época de Ezequías, aprox. 700 a.C.
pero Israel es tal ya en 1.200 a.C., cuando hay federación de tribus con fe en Yahvé.

Los textos sólo reflejan la real historia del momento en que se escriben aunque sean
elaborados con muchos elementos de tradición pasados, o se habla de personas o
instituciones pasadas. Lo que interesa de un texto es cual es la fe de quienes lo escribieron y
para qué lo escribieron. Es decir, cuál es la revelación o voluntad de Dios que está
promoviendo.



                                                                                            17
La crítica histórica es una disciplina que trata de verificar elementos de relato histórico en
un texto. Pero la Biblia no es una historia sino interpretación de la historia desde la fe.

Una Historia crítica de Israel es un reconstruir su historia en su propia realidad, o sea, en el
piso real de lo que pudo haber sido la comunidad de Israel. La historia bíblica es una
interpretación, no es para probar una realidad del pasado sino para promover una voluntad
de Dios en momentos determinados.
La historia crítica se hace con base en11:
    Testigos: descubrimientos arqueológicos tipo monumentos, ciudades, cerámica, estelas,
    etc..
    Testimonios: documentos escritos, especialmente egipcios, ugaríticos, asirios, hititas.

La Historia de Israel es importante para estudiar la Biblia, no para informar, ni para ver los
antecedentes de Jesús, sino que es esencial para interpretar los textos, para ver cuál es el
piso de los textos. Es un instrumento exegético para descubrir la voluntad de Dios
promovida en la historia de Israel, interpretada por diferentes grupos de Israel, expresada en
discursos y testimonios según las diferentes épocas y descubierta en esa misma historia
humana.

En pocas palabras, la historia de Israel es un instrumento esencial para descubrir la teología
de la Biblia como fundamento de cualquier otra expresión teológica.




11
  Leer S. Herrmann. Historia de Israel en la época del Antiguo Testamento, Biblioteca de Estudios Bíblicos
23, Salamanca: Sígueme, 1985, 39-57.

                                                                                                       18

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  • 1. CAPÍTULO 1: FENOMENOLOGÍA DE LA REVELACIÓN La Revelación es un conocimiento con una episteme propia. Episteme es un sistema de mecanismos que maneja una ciencia para producir el conocimiento que le es específico. La epistemología, en cambio, es una teoría del conocimiento común a todas las epistemes. Cómo se conoce es un asunto filosófico, por lo cual es necesario abordar filosóficamente el tema de la revelación en un primer momento. Este capítulo específicamente tiene como objetivo fundamentar por qué el hombre, con su propia razón, puede y debe descubrir y acoger la revelación. Si no la descubriese racionalmente, la revelación resultaría siendo una imposición. Hay que entenderlo como una propedéutica, o sea, como una disposición racional de la mente para estudiar una disciplina que, en este caso, es la teología. La teología la entendemos como una lectura de la revelación bíblica desde una autoexperiencia consciente del ser humano hoy. Desde esta experiencia consciente se leen los textos de la Biblia. La Biblia misma es una lectura consciente de la vida en diversos momentos históricos del pueblo de Israel o de la comunidad de los seguidores de Cristo. Ahora bien, ciencia es un conocimiento comprobado como cierto por sus principios y causas. Es un cuerpo de doctrina metódicamente estudiado y ordenado. La fenomenología de la revelación es una entrada filosófica al estudio de la teología, que es una ciencia. La teología es más una ciencia sobre el hombre, una antropología integral, que una ciencia sobre Dios. El hombre objeto de la ciencia teológica, es entendido como infinito y trascendente, y se construye como tal desde su dimensión terrena y transitoria. Afirmar que Dios es trascendente quiere decir que no tiene límites, que es infinito. Afirmar que el hombre es trascendente quiere decir que, siendo el hombre limitado, finito e intrascendente, tiene también en sí mismo un poder que lo saca de lo finito. El hombre trascendente es el mismo hombre que sale de sí hacia el otro. Dios es trascendente porque lo experimentamos en nosotros mismos; o sea que él se trasciende saliendo de sí hacia seres finitos que somos nosotros. El contenido fundamental de la Sagrada Escritura es Dios que se trasciende en el hombre para hacerlo infinito. Entonces, el objeto de la teología es el ser humano habitado por Dios, quien lo hace trascender; es el hombre en el cual Dios está implicado creándolo. O también podemos decir que es Dios haciendo al hombre. La preocupación de la teología es el hombre que Dios está creando, haciéndolo trascender. Ahora, si el hombre es finito, el hombre no puede calcular por sí mismo sino lo que le es dado para poder subsistir, y sólo puede prever aquello de lo cual dispone como ser finito. Entonces, ¿cómo sabemos que Dios habita en el ser humano? Esto no es deducible de lo intrascendente, pues de lo finito no se puede deducir lo infinito. Por ello la revelación es tal, pues no se puede anticipar deduciéndola, pero sí se puede descubrir en un análisis de la 1
  • 2. conciencia del hombre. La respuesta a esa pregunta sólo la podemos saber si Dios nos la revela. La intimidad de Dios, como la de cualquier persona, que es su voluntad, sólo la podemos saber por revelación. Acogerla es tener fe. 1. LA REVELACIÓN COMO CONOCIMIENTO. La Revelación es la comunicación de la intimidad de Dios a la intimidad del hombre que el hombre descubre en sí mismo, es decir, históricamente, y la expresa con lenguajes propios del ser humano, con el testimonio y el discurso, explicándola según su cultura y su propia época. Por lo tanto, si es revelación al hombre, éste debe poder conocerla. Entonces se plantean dos problemas: ¿Por qué revelar algo que el hombre puede conocer? y, ¿Cómo es posible para el hombre conocer la intimidad de Dios si éste no es un objeto sensible? En efecto, el hombre es incapaz de acceder al conocimiento de la intimidad de Dios porque: El conocimiento humano sólo percibe objetos experimentables sensiblemente, que puedan ser representados en un fenómeno. La estructura del conocimiento humano no percibe sino objetos que se puedan percibir por medio de las estructuras del conocimiento humano, o sea, objetos que entran por la experiencia del hombre. Así pues, el conocimiento de Dios es imposible. Dios no es captable con inmediatez puesto que no es un objeto fenoménico. Dios no es objeto de conocimiento porque no puede ser percibido por los sentidos externos y por ello el conocimiento no puede reaccionar ante algo que no le es sensible, produciendo un fenómeno que pueda ser conocido. Estos problemas planteados sólo los podemos resolver haciendo un análisis serio del conocimiento humano, lo cual implica hacer un análisis de la autoconciencia del hombre, es decir, de los datos de conciencia que el hombre tiene. Este es un análisis estrictamente filosófico llamado metafísica del conocimiento humano, o antropología metafísica. Veamos, entonces, cómo sucede el conocimiento para, además de resolver los problemas planteados, poder comprender de qué forma sí es posible la revelación como conocimiento, pues si decimos que la revelación es la manifestación de la intimidad de Dios al hombre, si bien Dios no es objeto sensible, entonces de qué manera Dios sí se hace experimentable para el hombre de suerte que pueda ser conocida por el hombre la revelación de la intimidad divina. 1.1. ¿Cómo ocurre el conocimiento humano de las cosas? 1.1.1. Cuando un objeto externo afecta los sentidos, los cuales sintetizan las ondas luminosas, estos producen una síntesis del objeto. 2
  • 3. 1.1.2. Esta síntesis impresiona el conocimiento sensible o sensibilidad cognoscitiva, produciéndose una sensación o representación indeterminada o fenómeno1, en la estructura del conocimiento. El fenómeno es sensible, indeterminado, singular y espiritual (o sea, fruto del repliegue del hombre sobre sí). 1.1.3. Lo que el conocimiento percibe inmediatamente no es el objeto en sí, sino el fenómeno, es decir, el objeto indeterminado o representación producida en la sensibilidad cognitiva. 1.1.4. Los objetos externos ya están caracterizados por ser espacio – temporales. Si el conocimiento es verdadero (es decir, es fiel a la realidad), el fenómeno debe también tener espacio y tiempo. En consecuencia, el conocimiento sensible del hombre produce las categorías de espacio y tiempo para configurar el fenómeno. Por tanto, el conocimiento sensible ya tiene en sí dadas a-priori tales categorías. El ser humano le pone espacio y tiempo al fenómeno y por ello éste es un individuo o singular. En suma, la sensibilidad con el fenómeno a bordo es el único medio por el cual el conocimiento se pone en contacto inmediato con el mundo externo. Hasta ahora el conocimiento ha dado el primer paso: la percepción de un individuo o singular. El conocimiento sensible se vuelve el fenómeno producido por el mismo conocimiento sensible gracias a la síntesis hecha por los sentidos. Objeto externo afecta Los Sentidos producen Síntesis Espacio-Temporal Sensibilidad Cognoscitiva Único medio de contacto del conocimiento Sensación = FENÓMENO con el Espacio-Temporal: Cat. apriori mundo externo ESTRUCTURA DEL CONOCIMIENTO Ahora bien, el conocimiento es el repliegue de sí sobre sí mismo en el fenómeno, pues el conocimiento intuye el objeto representado como fenómeno. Hay que dar, entonces, un segundo paso. 1 La sensibilidad es una facultad espiritual del conocimiento en la cual se imprimen o se representan objetos aún no determinados. 3
  • 4. 1.2. ¿Cómo el conocimiento humano conoce el fenómeno? El conocimiento percibe el fenómeno por intuición, o sea, por relación inmediata con él, pues éste se encuentra ya dentro de la misma estructura del conocimiento. Por ello se puede decir que el conocimiento se vuelve el objeto mismo, pero todavía en estado indeterminado. 1.2.1. Una vez que el conocimiento sensible produce y tiene el fenómeno, el conocimiento se vuelca conscientemente sobre éste y de él abstrae el universal, por ejemplo, la “arboridad”, sacada del árbol particular que se está viendo sensiblemente. Conocer es, pues, abstraer un universal de un particular que se percibe sensiblemente. En otras palabras, el conocimiento conoce el fenómeno por abstracción y su objeto propio no son los individuos, sino los universales que abstrae de ellos. 1.2.2. La abstracción de un universal a partir de un individual ocurre porque el conocimiento humano tiene capacidad de anticipar universales. Se deduce el universal de un individual y se vuelve a aplicar al individual para hacer un juicio. Por ejemplo, tal arbolito es un caso concreto del universal de árbol, es decir, de “arboridad”, y por ello el que conoce puede saber que lo que está viendo es, por ejemplo, un árbol y no un arbusto o una semilla. Así, pues, todo conocimiento humano sólo es posible realizarlo mediante la anticipación de un universal. El hombre, pues, tiene capacidad a-priori de universalizar, de anticipar o producir el universal. La universalidad está en el hombre y no en las cosas. 1.2.3. Por tanto, conocer un individuo es hacer un juicio en el cual lo dado en el individuo indeterminado es conscientemente determinado por el conocimiento al afirmar que ese individuo es un caso concreto o determinado del universal. 1.2.4. Esto sucede porque, como ya dijimos más arriba, el conocimiento se vuelca conscientemente sobre el fenómeno. El conocimiento, entonces, se vuelve él mismo el universal extraído del fenómeno, universalizándolo. La abstracción es un volcamiento del conocimiento humano sobre el fenómeno universalizándolo por su capacidad anticipatoria del universal. El universal es el volcamiento del conocimiento sobre el fenómeno convirtiéndose uno mismo en el universal, pues el conocimiento, es decir, su estructura, está en mí. 1.2.5. Si el conocer un universal es volcarse sobre el fenómeno convirtiéndose uno mismo en el universal, el primer objeto conocido no es el fenómeno sino el sujeto cognoscente, el hombre mismo. Por tanto, el ser del hombre es el primer objeto conocido en todo conocimiento de cualquier fenómeno. 1.2.6. Si el ser del hombre concreto se vuelve él mismo objeto, el hombre sólo puede conocer a su vez ese objeto abstrayendo de sí mismo el universal de ser, es decir, la seidad, que es un universal donde caben todos los seres. 1.2.7. El universal donde todos los seres pueden estar contenidos es el ser en general o ser absoluto, que es la plenitud de todo ser. 4
  • 5. 1.2.8. De todo este proceso que se da en un solo acto de conocimiento se sigue que el conocimiento de cualquier objeto sólo es posible en la anticipación de un universal que es el ser. Por tanto, el universal del ser o ser absoluto es condición de posibilidad del conocimiento de cualquier objeto. Conocer, es pues, replegarse sobre sí mismo, es decir, sobre el fenómeno producido por la sensibilidad o facultad espiritual del conocimiento, impresionada por la síntesis del objeto externo que afecta los sentidos2, para abstraer del fenómeno particular un universal. Entonces el ser humano conoce el particular, pero también el hombre que lo conoce se conoce a sí mismo porque se repliega sobre sí mismo. El conocimiento de sí mismo es concomitante con el conocimiento de un particular; y para esto es condición sine qua non el ser en general o ser absoluto. 1.2.9. De la misma forma que la aplicación del universal de árbol al fenómeno singular indeterminado producido por la sensibilidad cognitiva lleva a determinar mediante un juicio que ese singular es un caso de árbol, la aplicación del universal de ser o seidad al objeto concomitante del conocimiento que es el ser humano lleva a concluir que éste es un caso de ser absoluto. Ahora bien, si el ser humano es un caso del ser absoluto, ello quiere decir que el ser humano es una participación del ser absoluto, pero limitada al caso particular de cada uno como hombre. Para comprender mejor el ser absoluto como condición de posibilidad de cualquier conocimiento, consideremos que si lo que tengo como objeto del conocimiento son los universales, es decir, si los universales los vuelvo objeto de mi conocimiento, ¿cuál sería el universal que debo anticipar para poder conocer acertadamente los universales, es decir, para poder hacer un juicio en estos términos: esto que estoy conociendo es un universal y no un particular o singular? Esta pregunta es válida puesto que para poder conocer algo, en este caso los universales, debo anticipar un universal, es decir la “universalidad”. La respuesta es: el universal que debo anticipar para poder conocer los universales es un universal de universales, es decir, el ser en General o ser absoluto o Infinito, en el que caben todos los seres3. De esta forma es posible llegar filosóficamente a la existencia de Dios en la anticipación del ser absoluto o infinito (o existencia de Dios) como condición necesaria para todo conocimiento particular. La existencia del ser absoluto o infinito o Dios es un presupuesto que entra así en la estructura del conocimiento humano. El ser en general (el ser infinito) es un trascendental a-priori del conocimiento humano de la misma manera que lo son el espacio y el tiempo que hay en todo fenómeno porque éste pertenece al hombre mismo quien es espacio-temporal. El ser absoluto, el tiempo y el espacio son categorías ya dadas que hacen parte de la estructura del conocimiento humano y que existen en todo hombre, sin que el hombre haya realizado ningún trabajo para obtenerlas. 2 Ver más arriba 1.1.1. a 1.1.4. 3 El Ser en General es el Ser Absoluto, condición a-priori trascendental del conocimiento (Rahner) es decir, el ser que tiene absoluto ser, la plenitud de ser, que por encima de él no hay más ser e implica los otros seres. 5
  • 6. El ser absoluto, pues, no hay que meterlo en el hombre desde fuera, sino que ya está en el hombre, porque todas las condiciones trascendentales del conocimiento están en el sujeto, que es el trascendental: el espacio, el tiempo y el ser absoluto. Si el ser absoluto es condición a-priori, entonces es a-temático, anónimo. Pero si se lo tematiza se conoce, es decir, se vuelve tema. Ahora bien, ¿es posible tematizar o conocer el ser absoluto? y ¿es posible el conocimiento metafísico4 de Dios? Si todo conocimiento sucede por un dato de experiencia, ¿cuál es ese dato de experiencia que hace posible el conocimiento metafísico de Dios? Si se trata de un conocimiento de un objeto trascendental (es decir, de un a-priori del conocimiento) ese dato de experiencia tiene que ser necesariamente una experiencia trascendental. Esta es una experiencia concomitante con toda experiencia fenoménica (experiencia de lo mundano). Es una experiencia que acompaña y se da al mismo tiempo que la experiencia del mundo material o fenoménico 5. Es posible el conocimiento metafísico de Dios porque se coexperimenta a-temáticamente en cualquier objeto que se experimenta o conoce. Ser Humano Intuición FENÓMENO FENÓMENO Universal JUICIO: Determina el in- Yo mismo SER ABSOLUTO dividuo indeterminado o Fenómeno A-priori de Universalizar Estructura del Conocimiento 2. LA ESTRUCTURA DEL SER DEL SER HUMANO 2.1. El Hombre como Ser es conocer y ser conocido en una unidad primigenia. El ser humano es un ser que está siendo en sí mismo, o sea, replegándose en sí mismo sobre sí mismo. En otras palabras, ser ser humano -ejercitar el ser del ser humano- es replegarse 4 Metafísico es el mundo del conocimiento, la estructura a-priori que el hombre tiene para conocer. 5 Por ejemplo, en toda expresión visual se experimenta lo que se ve y el ojo con que se ve. En el conocimiento de un objeto se experimenta tanto lo que se ve (un árbol, por ejemplo) como la estructura que tengo para conocerlo como tal. 6
  • 7. sobre sí mismo, es decir, conocer6. Lo propio del ser humano es, pues, conocer. Y el ser humano es conociendo; en otras palabras, el ser humano desarrolla su ser replegándose conscientemente sobre sí mismo. Esto es posible porque el ser humano es espíritu. Lo esencial del ser humano, pues, es conocer; los seres son tanto más seres cuanto más se repliegan sobre sí mismos. El ser absoluto, Dios, es el ser que se conoce absolutamente, que se repliega plenamente sobre sí mismo 7. Por tanto, si el ser humano es conociendo, el hombre no sólo necesita al ser absoluto para conocer sino para ser, pues lo propio del ser humano es conocer. Entonces, el ser absoluto es condición de posibilidad, no solo del conocimiento, sino del ser del ser humano. 2.2. La estructura del ser humano es igual a la estructura de la existencia humana. Si lo propio del ser humano es conocer, entonces la estructura del ser humano (es decir, de su ser funcionando) es conocer. Existir es poner al ser en acción, en ejecución. Existir es el ser en acto, es decir, siendo. Y el ser humano es conociendo. El ser en operación se llama existencia (que significa estar fuera de sí), y ésta es ejercitada por el ser humano al ejecutar su propio ser conociendo. Ya hemos visto que en todo acto de conocer, Dios, el ser absoluto, es condición de posibilidad de ese acto. Por tanto, en cada acto de conocer el ser absoluto se ofrece, se da y se manifiesta como posibilidad del propio conocer. Entonces, si el ejercitar el propio ser del hombre (o sea, conocer) es existir, la estructura de la existencia humana es conocer. O sea que el ser humano, al afirmar su propia existencia poniendo en acto su ser conociendo, está afirmando al ser absoluto. Si Dios se da y ofrece y está presente en todo acto cognitivo, significa que el hombre tiene apertura al ser trascendente, al ser absoluto. 2.3. El ser humano pone en ejecución su ser (existe) ejecutando sus operaciones intencionales. Las operaciones intencionales del ser humano son: 1. Experimentar: percibir las señales de los objetos; percibir el fenómeno. 2. Conocer: capacidad abstractiva. 3. Juzgar: determinar el objeto luego de abstraer el universal del individual y de volvérselo a aplicar. 4. Desear. 5. Decidir. 6. Actuar. Estas operaciones se llaman intencionales porque tienden hacia un objeto y desembocan en él. Esto quiere decir que existir es orientarse hacia un objeto. Las operaciones intencionales del hombre al existir se llaman operaciones categoriales. Categorial se contrapone a trascendental. Lo trascendental, según lo visto, son las facultades (dadas a-priori) que hacen posible las operaciones intencionales que son categoriales. 6 En esto consiste el actuar porque todo actuar es consciente. 7 Este es el punto de partida de la subjetividad: el sujeto volviéndose sobre sí mismo. Es el yo puro, el yo mismo. El ser absoluto es el único sujeto que se conoce sin ser afectado por el medio. 7
  • 8. La estructura de la existencia del hombre que es igual a la estructura del ser del hombre es trascendental porque ya la tiene (le viene dada a-priori). Lo que hay que hacer es ponerla a funcionar, a producir. Este producto de la existencia humana es lo categorial, es decir, son las operaciones intencionales por las cuales el hombre desarrolla su existencia. 2.4. ¿Cómo sucede la revelación de la intimidad de Dios a la intimidad del hombre? 2.4.1. El hombre no produce por sí mismo la propia estructura de su existencia, sino que ya la tiene dada a-priori. 2.4.2. Esa estructura de la existencia humana es la misma que la estructura de ser del hombre y ésta se encuentra en la anticipación del ser absoluto sin la cual el hombre no podría conocer ni desarrollar su existencia. Tal anticipación del ser absoluto se da en el hombre mismo y por esto él es una participación (limitada, obviamente) del ser absoluto. Por tanto la estructura del ser del hombre está ya en el hombre mismo, le es dada. La estructura de la existencia del hombre es la participación del ser absoluto, pues la existencia es el ser en acto, ejecutándose, y el ser se ejecuta conociendo y la posibilidad para conocer le es dada por el ser absoluto. 2.4.3. De esto se concluye que si la estructura de la existencia del hombre es la misma del ser del hombre, entonces la estructura de la existencia del ser humano es el ser absoluto aconteciendo en el hombre pero en su forma concreta y limitada de hombre. 2.4.4. El ser absoluto no produce la estructura de la existencia del hombre como quien pone otro allá, diferente de sí mismo, sino que es él mismo (el ser absoluto) poniéndose. Entonces la estructura del existir del ser humano es una posición en la cual el ser absoluto acontece, y produce la existencia aconteciendo en ella. La estructura del ser humano es la posición del ser absoluto mismo aconteciendo en el hombre. Dios pone la estructura de la existencia del ser humano no como quien pone una cosa otra, distinta de sí mismo, sino que él mismo se da en la estructura de la existencia del ser humano, él mismo se pone en el ser humano. Y al ponerse en el ser humano no deja de ser sí mismo plenamente, porque Dios es el ser de absoluta posesión del ser, poseyéndose él mismo en él mismo y en el hombre. El hombre es, pues, una posición del ser absoluto. Según lo visto anteriormente, la estructura de la existencia del hombre (es decir, el hombre mismo), es una posición del ser absoluto; o sea, es el ser absoluto mismo poniéndose él mismo en el hombre. 2.5. La posición del ser absoluto es acción. Esa acción es voluntad o acto creador continuo. En el hombre hay dos operaciones: entendimiento y voluntad. La posición no es entendimiento o conocimiento, sino voluntad. 8
  • 9. La posición es, pues, el acto de Dios por el cual crea al ser humano, le hace posible su existencia, que es conocer. Esto es voluntad de Dios: que el hombre exista desarrollando su existencia mediante el ejercicio de su ser que es conocer. 2.6. Ser absoluto es aquel que tiene absoluta posesión de sí mismo volviéndose sobre sí. Esto es lo que los filósofos llaman Dios quien, por replegarse absolutamente sobre sí, es la absoluta libertad y el absoluto conocimiento de sí mismo. El ser absoluto se posee absolutamente a sí mismo y por ello es absoluta libertad. Es absoluto conocimiento porque Dios se repliega absolutamente sobre sí mismo, es decir, se conoce absolutamente a sí mismo, que es el ser absoluto, o el absoluto ser. 2.7. Existir consiste en que el hombre por medio de sus actos categoriales intencionales pone en ejecución su existencia, o sea, pone en ejecución la posición de Dios o la voluntad de Dios o acto creador continuo ejecutando su propia existencia libremente. 2.8. La libertad consiste fundamentalmente en la responsabilidad que el hombre tiene de ejecutar por sus propios actos intencionales su propia existencia, es decir, de ejecutar la voluntad de Dios o acto creador continuo. La libertad es ser responsable con su propia mismidad. 2.9. La voluntad de Dios no es, pues, un proyecto, sino el acto creador de Dios, es decir, la posición de la estructura del ser humano o de la existencia humana, que el hombre acoge al existir libremente, es decir, de manera responsable con su propia mismidad, por medio de sus actos intencionales categoriales. 2.10. La voluntad de Dios o la posición de la existencia del hombre, es propiamente la intimidad de Dios comunicándosela al hombre. 2.11. La revelación es el momento en el cual se encuentra el Dios que crea al hombre, con el hombre, al ponerse Dios como estructura de la existencia humana y al acoger el hombre esa posición en la ejecución de su existencia. Entonces, Dios revela su intimidad, que es Él mismo, poniéndose en la estructura de la existencia humana, es decir, creando al hombre por subsistencia en el hombre mismo. El hombre acoge esa revelación ejecutando su existencia. Esto es igual a acto creador continuo, es decir, voluntad de Dios. El acto creador, pues, es un acto de voluntad de Dios. Revelación es el encuentro de Dios con el hombre en la estructura de la existencia humana cuando el hombre pone en marcha su propia existencia: experimentando, conociendo, juzgando, deseando, decidiendo, actuando. O sea, desplegando el propio conocimiento. Esos seis actos son la interpretación en la vida cotidiana de la POSICIÓN DE DIOS, O ACCIÓN CREADORA DE DIOS = VOLUNTAD DE DIOS. 9
  • 10. 2.12. Lo que Dios revela es su acto libre en el hombre, es decir, se revela: su voluntad es sí mismo creando al hombre y haciéndolo posible. Cuando el hombre conoce cualquier objeto, en esa experiencia de conocimiento está también experimentando y, por tanto, conociendo a Dios mismo y, por ello, percibiendo la existencia misma de Dios. Entonces, el ser humano existiendo acoge la revelación y por ello la existencia del hombre es revelación interpretada categorialmente. En interpretación categorial se da la revelación trascendental. Así, pues, de lo visto hasta ahora en este capítulo, podemos concluir que la estructura de la existencia del hombre es la voluntad de Dios. LA REVELACIÓN ESENCIAL O PRIMIGENIA TRES ELEMENTOS 1. Un Revelante: Dios, que es revelante poniéndose él mismo en el hombre y así aconteciendo en él (posición). 2. Lo Revelado: La Posición (Dios mismo). Es el acto creador o su voluntad (la intimidad de Dios). El Revelante y lo Revelado son la Revelación Trascendental. 3. Alguien que la recibe: el ser humano que la acoge conscientemente en su intimidad existiendo, es decir, desarrollando su existencia: experimentando, conociendo, juzgando, deseando, decidiendo y actuando. Esta es la Revelación Categorial. 2.14. Dios revela su intimidad, es decir, su voluntad que es el acto creador de Dios por el cual crea al hombre. En otras palabras, Dios se revela como creador creando y de esa forma revela su personalidad 8. En el caso de Dios su personalidad es darse a sí mismo saliendo de sí y siendo él mismo plenamente en el otro. Esto es lo que llamamos trascendencia. Por ello, tanto mejor interpretamos (revelación categorial) la voluntad de Dios (posición, revelación trascendental) cuanto más salimos de nosotros mismos o nos trascendemos. Ahora bien, la interpretación de la revelación trascendental en la existencia del hombre es posible porque lo que percibimos de Dios por experiencia inmediata es la orientación trascendental (a salir de sí al otro). A Dios mismo lo co-experimentamos en el desarrollo de las operaciones categoriales orientadas trascendentalmente. La experiencia de Dios (su orientación a trascendernos saliendo hacia el otro) acontece en la experiencia del existir del hombre (revelación categorial) experimentando, conociendo, juzgando, deseando, decidiendo y actuando. Esta es la revelación esencial o primigenia: la revelación trascendental (la posición en la estructura de la existencia humana) interpretada categorialmente en el desarrollo de la existencia. 8 Personalidad es el modo de obrar característico de una persona. La personalidad de Dios es lo que caracteriza o identifica la acción de Dios creando, esto es, saliendo de sí. 10
  • 11. Síntesis  La estructura del conocimiento es propiamente la estructura del ser humano.  La estructura del ser humano es la estructura de la existencia del hombre.  La estructura del conocimiento es la estructura de la existencia del hombre.  El ser del hombre es existir conociendo.  La estructura del conocimiento es a-priori, es puesta, es decir, es una posición, es puesta por el Ser Absoluto, quien la pone, no como una cosa otra, sino que él mismo se pone en la posición. Él es el puesto por sí mismo en la estructura de conocimiento.  La estructura de la existencia humana es el producto del acontecer de Dios en el hombre (Dios ocurre él mismo en la posición). REVELACION PRIMIGENIA DESARROLLO DE LA EXISTENCIA POSICIÓN DIOS MISMO Conociendo Revelación Juzgando Trascendental Deseando Decidiendo Estructura de la existencia Actuando humana puesta por Dios. Revelación Categorial: ACTO DE PONER = ACTO Captación de Revelación CREADOR = VOLUNTAD DE Trascendental DIOS Interpretación de la misma VIDA COTIDIANA 11
  • 12. ¿Cómo hace el hombre para saber que lo que está haciendo es lo que hay que hacer, es decir, que está interpretando correctamente la revelación trascendental? La autenticidad de la interpretación de la voluntad de Dios se da cuando las acciones categoriales están en la misma dirección de la personalidad de Dios, que es lo típico suyo: salir de sí hacia afuera (otro). Este es el término de la revelación: el Amor. La función de Dios en el hombre es hacerlo trascender la finitud. Retomemos, para terminar, los problemas planteados al principio. El primero era ¿por qué revelar algo que el hombre puede llegar a conocer? La respuesta a la que hemos llegado es: porque aquí se trata es de conocer la intimidad de Dios y la intimidad de una persona no es accesible a menos que la persona misma me la quiera manifestar, es decir, me la quiera dar a conocer o, en otras palabras, me la revele. Ahora bien, lo que pasa es que esa manifestación de la intimidad de Dios yo la percibo en mí mismo, pero sólo la puedo percibir, así sea en mí mismo, a condición de que Dios me la revele. El segundo problema se planteaba así: ¿cómo es posible para el hombre conocer la intimidad de Dios si éste no es un objeto sensible? O de otra forma: si afirmamos que sí podemos conocer la intimidad de Dios, ¿cómo es posible tener experiencia de Dios y en qué consiste dicha experiencia? Hemos respondido: la experiencia de Dios es posible porque Dios mismo se ha puesto en el ser humano como condición de posibilidad de la estructura del ser humano que es igual a la estructura de su existencia. El ser humano es conociendo y esto lo desarrolla ejecutando su existencia por medio de los actos intencionales categoriales que conforman su vida cotidiana. En el desarrollo de su existencia, el hombre pone en acto el acontecer mismo de Dios en él. Y al ponerlo en acto mediante el conocimiento permanente, experimenta allí mismo a Dios orientándolo, es decir, moviéndolo a salir de sí mismo, a conformar su vida a la personalidad trascendente de Dios mismo. En definitiva, al ponerse Dios en la estructura del conocimiento humano y al ser puesta en acto por el desarrollo de la existencia del hombre conociendo, Dios mismo es coexperimentado como condición de posibilidad del conocimiento, del ser y de la existencia del hombre. Así, Dios (objeto trascendental porque es condición a-priori del conocimiento) se hace parte de toda experiencia particular, por lo cual en ésta tenemos concomitantemente una experiencia trascendental: experimentamos a Dios como condición de la estructura del ser humano y de su existencia al experimentar su orientación y, en consecuencia, podemos conocer su intimidad o personalidad que de esta manera se comunica inteligiblemente a seres finitos y limitados. Así, pues, una experiencia categorial (sensible) de Dios es imposible. Pero sí es posible una experiencia trascendental de Dios. El hombre, entonces, puede acoger la revelación. Pero no sólo eso: debe acogerla, si de veras quiere ser auténtica y libremente humano al desarrollar su existencia. 12
  • 13. 3. LA MARCHA DE LA REVELACIÓN EN LA HISTORIA 3.1. Primera expresión histórica de la Revelación esencial: La Significación Común. El texto de la Biblia aparece después de una serie de etapas de la revelación categorial (es decir, del desarrollo de la existencia de Israel), interpretando en cada etapa la revelación trascendental. O sea, los seres humanos, en diferentes épocas históricas empezaron a interpretar categorialmente la revelación trascendental. La revelación esencial se concretiza cuando cada individuo realiza su existencia, o sea, cuando existe. Esto significa que si no hay ejercicio de la existencia humana no hay revelación. Los individuos, al obrar existencialmente reflejan la existencia en la vida cotidiana. Los comportamientos de la vida cotidiana, supuesto que el hombre vive grupalmente, se comunican o se testimonian y esto hace que la comunicación y el testimonio mutuo refuercen a los individuos en la vida cotidiana hasta llegar a una significación común. En el fondo de una significación común se encuentra una experiencia común (la revelación trascendental), que es intersubjetiva, se da en intersubjetividad. La significación común es una interpretación categorial común, una comprensión común (intelección común) que tiene de fondo una experiencia común, y es provocada por el testimonio de los otros. Al percibirla, el otro le da sentido (significación). Lo significante es el testimonio; la significación es el sentido que le da el que percibe el testimonio. Por ello la significación común es la primera expresión histórica de la revelación y, por ser motivada en común por los testimonios, lleva a un compromiso ético común. Tal significación común, entonces, se da en comunidad y para la comunidad. La intersubjetividad es un nexo común que se da en muchos o en todos y que está dado a-priori: por debajo hay un nexo que ya unía a los sujetos y ya es existente9. Este nexo común es la posición o acto creador de Dios; su efecto es el testimonio. La intersubjetividad se manifiesta en sentimientos, los cuales son los dinamismos que mueven los actos categoriales. Son unas cargas dinámicas que inducen a las personas a los cinco actos intencionales categoriales. La intersubjetividad se expresa en sentimientos y estos producen la significación común y esta produce la comunidad. El primer lenguaje categorial es el testimonio del amor, del salir de uno de sí por el otro. Por ello la comunidad es el primer espacio donde aflora la revelación. Cuando se experimentan los testimonios (categoriales) se co- experimenta su causa que es Dios mismo o posición o acto creador de Dios. Al desplegar el hombre su existencia, tomando responsablemente en sus manos la estructura de la misma, tenemos experiencia de una misma cosa (de la posición); ésta es una experiencia común intersubjetiva que produce unos sentimientos dinamizadores de los actos categoriales (testimonios); estos, al ser percibidos, producen una significación o intelección común que genera a su vez unos sentimientos también dinamizadores de la vida cotidiana, los cuales producen, entonces, la comunidad. 9 Por ejemplo, en un grupo humano las personas se comportan como hermanos, aún no siendo creyentes, porque tienen en común una misma realidad divina: ser hijos de Dios; esto los constituye y conforma. 13
  • 14. Los sentimientos, dinamizadores de los actos categoriales, son respuestas intencionales frente al valor. El valor es aquello que vale tanto que hasta se da la vida por ello y tiene la función de interrogar al hombre. El otro señala la dirección hacia dónde van las actividades de un sujeto. Los actos categoriales son respuesta a la interrogación o provocación del otro y son dinamizados por el sentimiento. El valor es de dos clases: 1) Valor óntico: el ser humano, la dignidad de la persona humana. Es valor hasta para Dios mismo. 2) Valor cualitativo: es la tendencia o todo lo que conduce al valor óntico. La dignidad de la persona humana es la persona misma vista como es en sí y no por alguien que la quiera manipular. El valor óntico, el otro, despierta en la persona sentimientos que la dinamizan para salir de sí hacia el otro y Dios la hace capaz de romper su finitud, llamándola desde el otro y orientándola al otro desde ella misma. Los seres humanos obrando así tienen una significación común, la cual produce una comunidad10 que es el lugar donde Dios se trasciende produciendo seres humanos trascendentes porque se mueven por el otro a salir de sí. Esto es lo que se llama revelación auténtica. En la vida cotidiana comunitaria, al analizarla, se descubren toda una serie de exigencias de hecho en las relaciones de las personas. Esas exigencias se pueden reducir a dos: Lo que a cada cual le corresponde (derecho). Lo que corresponde a cada persona como obligación –responsabilidad- con las personas de la comunidad (justicia). Estas exigencias no se calculan ni se establecen por medios tecnológicos ni sistemáticos, sino por una sensatez común que a su vez es generada por la significación común que se va volviendo norma común de proceder autocorregida por ella misma, es decir, se va volviendo sentido común. Éste es una comprensión de sentido de la experiencia tenida, o sea una significación común, casi siempre ética, que se desarrolla en el campo de las personas y de las cosas en sus relaciones con nosotros. Ese campo de personas y cosas es el mundo visible y concreto habitado por parientes, amigos, conocidos, conciudadanos y demás hombres que conviven con nosotros. Ese mundo llegamos a conocerlo, no aplicando métodos científicos o teóricos sino a través de un proceso autocorrectivo y de aprendizaje. En este proceso de aprendizaje se van acumulando diferentes comprensiones que se juntan y se motivan. De esta manera nos hacemos capaces de sortear, no sólo las situaciones en que vivimos, sino también de afrontar las nuevas situaciones que se presenten en el futuro. 10 Por ello, la comunidad es un espacio para que las personas sean presencia de Dios para el otro. Solo en comunidad la persona logra acertar en el desarrollo de la estructura de su existencia humana. La comunidad es la realización óntica de la significación común. 14
  • 15. El sentido común, pues, es la sabiduría popular que es el aprendizaje hecho en la vida misma para afrontar la vida con sensatez. El sentido común son los actos testimoniantes de una experiencia trascendental. La primera expresión histórica verificable de la revelación, la significación común, se da después de un largo proceso de vida cotidiana en grupo donde los comportamientos se comunican o se testimonian mutuamente conformando un sentido común, una sensatez para la vida comunitaria con responsabilidad: Experiencia común intersubjetiva (Revelación Trascendental: posición) Sentimientos dinamizadores de actos categoriales (intencionales) Actos testimoniantes intersubjetivos Significación común (Sentido común): Primera expresión histórica (categorial) de la Revelación que se realiza en la Comunidad EXPERIENCIA CONCOMITANTE TRASCENDENTAL 3.2. La segunda expresión de la Revelación esencial: el culto. La segunda expresión de la revelación esencial o voluntad de Dios interpretada categorialmente en el marco del mundo religioso es la expresión cultual. En el culto el hombre se define y expresa su relación consigo mismo y con sus divinidades. El culto es explicitación de la significación común. Es una tradición de la humanidad desde el 10.000 a.C. Es un lenguaje esencial en el ser humano. El culto es una expresión más sutil de la revelación, de la acogida de la divinidad y eso supone implicación de la vida cotidiana, pues es aquí donde se acoge. La vida cotidiana es la significante y el culto la representa como acogida de la voluntad de Dios. El culto consiste en ritos y palabras. Ritos: son una serie de signos convencionales para expresar una acogida a la voluntad de Dios y la relación de la divinidad con el hombre. Un signo tiene que ser significante, o sea, que provoque en la mente humana una significación, es decir, una comprensión. Esos ritos, pues, deben llevar a una toma de conciencia de la trascendencia, o sea, a ser interpretados en el sentido de la significación común. Palabras: son fórmulas teológicas para expresar por qué se vive lo que se está viviendo. Es la primera articulación verbal para explicar la causa de por qué se vive lo que se vive. La voluntad de Dios no sólo se vive sino que se expresa. Al expresarla lo que va apareciendo 15
  • 16. es la imagen del hombre que Dios quiere. Estas palabras son la primera teología. Lo que subyace a una religión no es tanto una imagen de Dios sino del tipo de hombre que Dios quiere. Siempre subyace una antropología, una concepción del hombre. En el fondo de ritos y palabras lo que hay es una experiencia trascendental que en el culto se celebra y promueve. De esta forma se explica el acontecer de Dios en la comunidad. 3.3. La tercera expresión histórica de la Revelación: ampliación de fórmulas cultuales. Las fórmulas de fe que relacionan lo que viven con la divinidad en que creen, es decir, las palabras del culto, se amplían para expresar nuevas experiencias trascendentales que están en continuidad de significado con las anteriores. Se trata de una relectura de la tradición que siempre implica una experiencia nueva de Dios. Esa relectura o ampliación es para mostrar que las palabras de la segunda expresión de la revelación siguen vigentes pero, al ampliarlas, quieren expresar una nueva experiencia trascendental o nueva voluntad de Dios. Lo que muestran vigente es la experiencia trascendental que significaban las palabras del culto. Las ampliaciones se expresan de varias formas: En instituciones (convenios para la vida cotidiana) que hagan posible vivir el compromiso juntos con un modo de obrar determinado, por ejemplo, una sociedad igualitaria. En institución cultual. En historias contadas para promover lo que Dios quiere con ellos en el momento que están viviendo. Oráculos de profetas. Sabiduría, sensatez, que se vuelve norma: Mandamiento. Las tres últimas ampliaciones pueden ser de dos formas: oral, o en pequeños escritos de los cuales hay pocos antes del 700 a.C. 3.4. La cuarta expresión de la Revelación: los textos. La cuarta expresión son los textos para promover la voluntad de Dios. Por ello, el estudio de la Biblia debe llevar de lo categorial a lo trascendental que es la voluntad de Dios. A los textos se llega gracias a la tradición que es una relectura continua de la revelación trascendental en la vida de la comunidad. La revelación esencial busca la autotrascendencia del hombre. Por ello los actos categoriales por los cuales el hombre se autotrasciende, impulsado por Dios que se ha puesto en el hombre, son la Revelación de Dios. 16
  • 17. Cuadro sintético Revelación Primera Segunda Tercera Cuarta esencial expresión expresión expresión expresión 1. Revelac. Trascendental Comunidad Culto Ampliaciónes: La Posición: Significación Ritos institución Voluntad de Palabras = culto Textos común Dios Vida fórmulas de fe historias bíblicos 2. Revelación cotidiana oráculos Categorial: sabiduría actos categoriales mandamien tos 4. PUESTA EN MARCHA DE LA REVELACIÓN ESENCIAL CON UNA HISTORIA DE ISRAEL. ¿Cómo se abre el hombre a la revelación? La revelación no viene de fuera sino desde dentro del hombre mismo. La revelación en marcha aparece en la historia en sucesivas interpretaciones categoriales. La revelación, según lo visto, fue una toma de conciencia de la existencia como interpretación auténtica de la estructura de su propia existencia en cuanto posición. La revelación es una interpretación consciente de la acción creadora de Dios. Si miramos la revelación bíblica en el Antiguo Testamento vemos la comunidad de Israel tomando conciencia de Dios en su propia vida. Entendieron esa vida como guiada por Dios mismo, de tal manera que al vivir la vida o existencia lo que hicieron fue acoger esa guía de Dios. El criterio que tenían para saber si era guía de Dios era la honestidad de la vida familiar. La revelación del Antiguo Testamento es a partir de la cuarta expresión de la revelación. Hoy día se piensa que los textos no son anteriores a la época de Ezequías, aprox. 700 a.C. pero Israel es tal ya en 1.200 a.C., cuando hay federación de tribus con fe en Yahvé. Los textos sólo reflejan la real historia del momento en que se escriben aunque sean elaborados con muchos elementos de tradición pasados, o se habla de personas o instituciones pasadas. Lo que interesa de un texto es cual es la fe de quienes lo escribieron y para qué lo escribieron. Es decir, cuál es la revelación o voluntad de Dios que está promoviendo. 17
  • 18. La crítica histórica es una disciplina que trata de verificar elementos de relato histórico en un texto. Pero la Biblia no es una historia sino interpretación de la historia desde la fe. Una Historia crítica de Israel es un reconstruir su historia en su propia realidad, o sea, en el piso real de lo que pudo haber sido la comunidad de Israel. La historia bíblica es una interpretación, no es para probar una realidad del pasado sino para promover una voluntad de Dios en momentos determinados. La historia crítica se hace con base en11: Testigos: descubrimientos arqueológicos tipo monumentos, ciudades, cerámica, estelas, etc.. Testimonios: documentos escritos, especialmente egipcios, ugaríticos, asirios, hititas. La Historia de Israel es importante para estudiar la Biblia, no para informar, ni para ver los antecedentes de Jesús, sino que es esencial para interpretar los textos, para ver cuál es el piso de los textos. Es un instrumento exegético para descubrir la voluntad de Dios promovida en la historia de Israel, interpretada por diferentes grupos de Israel, expresada en discursos y testimonios según las diferentes épocas y descubierta en esa misma historia humana. En pocas palabras, la historia de Israel es un instrumento esencial para descubrir la teología de la Biblia como fundamento de cualquier otra expresión teológica. 11 Leer S. Herrmann. Historia de Israel en la época del Antiguo Testamento, Biblioteca de Estudios Bíblicos 23, Salamanca: Sígueme, 1985, 39-57. 18