La vigilia pascual incluye la celebración del fuego nuevo, lecturas bíblicas, la bendición del agua bautismal y la renovación de promesas bautismales. Es la fiesta más importante del catolicismo ya que con la resurrección de Jesús adquiere sentido la religión cristiana. Tradiciones como esconder huevos de Pascua simbolizan la búsqueda del Cristo resucitado.
5. Al iniciar la
celebración se apagan
todas las luces de la
Templo
Se enciende un fuego
nuevo y con el que
prende el cirio
pascual, que
representa a Jesús.
Sobre el cirio, marca el
año y las letras griegas
"Alfa" y "Omega", que
significan que Jesús es el
principio y el fin del
tiempo y que este año le
pertenece.
6. El sacerdote llevará
a cabo la bendición
del fuego.
Luego de la
procesión, en la que
se van encendiendo
las velas y las luces
de la Iglesia, el
sacerdote canta el
Pregón Pascual.
El Pregón Pascual es
un poema muy antiguo
(escrito alrededor del
año 300) que
proclama a Jesús
como el fuego nuevo.
8. Se acostumbra leer siete lecturas,
empezando con la Creación hasta llegar a
la Resurrección.
Una las lecturas más importantes es la
del libro del Éxodo, en la que se relata
el paso por el Mar Rojo, cómo Dios salvó
a los israelitas de las tropas egipcias que
los perseguían.
10. Suelen haber bautizos este día, pero aunque no los haya, se
bendice la Pila bautismal
Se recita la Letanía de los Santos, con ella nos permiten unirnos a la
oración de toda la Iglesia en la tierra y la Iglesia triunfante (de los ángeles
y santos del Cielo).
El agua bendita es el símbolo que nos recuerda nuestro
Bautismo.
Es un símbolo que nos recuerda que con el agua del bautismo pasamos a
formar parte de la familia de Dios.
A todos los que ya estamos bautizados, esta liturgia nos invita a renovar nuestras
promesas y compromisos bautismales: renunciar a Satanás, a sus seducciones y a
sus obras. También, de confirmar nuestra entrega a Jesucristo.
11.
12. Domingo de resurrección o Pascua es
la fiesta más importante para todos
los católicos, ya que con la
Resurrección de Jesús es cuando
adquiere sentido toda nuestra religión.
15. Si Jesús no hubiera resucitado, sus
palabras hubieran quedado en el aire,
sus promesas hubieran quedado sin
cumplirse y dudaríamos que fuera
realmente Dios.
Jesús sí resucitó, entonces sabemos
que venció a la muerte y al pecado;
sabemos que Jesús es Dios, sabemos
que nosotros resucitaremos también.
16.
17. En algunos países se acostumbra
celebrar la alegría de la Resurrección
escondiendo dulces en los jardines para
que los niños pequeños los
encuentren, con base en la leyenda del
“conejo de pascua”.
A veces, ambas tradiciones se combinan y
así, el buscar los huevitos escondidos
simboliza la búsqueda de todo cristiano
de Cristo resucitado
18. Antiguos egipcios,
acostumbraban
regalarse en
ocasiones
especiales, huevos
decorados por ellos
mismos
los primeros cristianos
fijaron una época del año, la
Cuaresma, cuarenta días
antes de la fiesta de Pascua,
en la que todos los
cristianos debían hacer
sacrificios para limpiar su
alma. Uno de estos
sacrificios era no comer
huevo durante la Cuaresma.
El día de
Pascua,
salían con
canastas de
huevos para
regalar
19. Su origen se remonta a las fiestas anglosajonas pre-
cristianas, cuando el conejo era el símbolo de la fertilidad
asociado a la diosa Eastre, a quien se le dedicaba el mes de
abril. Progresivamente, se fue incluyendo la imagen del
conejo a la Semana Santa y, a partir del siglo XIX,
Los alemanes, para justificar "cristianamente" la mezcla de
símbolos paganos y cristianos, inventaron una muy curiosa
leyenda, cuento o fábula,
20. Había una vez un conejo que vivía en el sepulcro que pertenecía a José
de Arimatea donde depositaron el cuerpo de Jesús después de su
muerte en la cruz.
El conejo estaba presente cuando lo sepultaron y vio cómo la gente
lloraba y estaba triste porque Jesús había muerto.
Cuando pusieron la piedra que cerró la entrada, el conejo se quedó ahí
mirando el cuerpo de Jesús y preguntándose quien sería ese Señor a
quien querían tanto todas las personas. Pasó todo un día y toda una
noche mirándolo, cuando de pronto Jesús se levantó y dobló las
sábanas con las que lo habían envuelto. Un ángel quitó la piedra que
tapaba la entrada y Jesús salió de la cueva ¡más vivo que nunca! El
conejo entonces comprendió que Jesús era el Hijo de Dios y se sintió
obligado a avisar al mundo y a todas las personas que lloraban que ya
no tenían que estar tristes, pues Jesús no estaba muerto, sino que
había resucitado. Como los conejos no pueden hablar, se le ocurrió que
si les llevaba un huevo, símbolo de la vida, los hombres entenderían el
mensaje de resurrección y alegría. Desde entonces el conejo sale cada
Domingo de Pascua a dejar huevos de colores en todas las casas para
recordarle al mundo que Jesús resucitó y hay que vivir alegres.