1. PRIMERA PARTE MARCO DE REFERENCIA E IDENTIFICACIÓN DE LA
CONTROVERSIA, SIDA
“La duda crece con el conocimiento”
J.E. Goethe
“La duda es el principio de la sabiduría”
Aristóteles
“La base de la ciencia es no dejar nunca de cuestionar”
A. Einstein
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2. CAPÍTULO 1 MARCO TEÓRICO
La dialéctica de Hegel descubre que la contradicción es el fundamento del ser, de la vida y del
pensamiento, Edgar Morin lo asume a lo largo de su obra al vincular lo diverso, su sentido de las
verdades contrarias y su rechazo de las verdades aisladas, principios que le llevaron a elaborar su
pensamiento complejo. El conocimiento del conocimiento nos enseña que sólo conocemos una parte de
la realidad misma y sería necesario indagar en todas las posibilidades. (Morin, 1977;1983;1988;1994)
La sociología de las controversias científicas pretende acercarse al estudio de los aspectos que
circundan las mismas en el plano descriptivo y explicativo, de causación y efecto. Se entiende por
controversia científica, aquel debate generado entre dos opiniones contrapuestas en relación a la génesis
o desarrollo de un hecho científico. Estas existen cuando ante los opositores de la ortodoxia, esta se
defiende con argumentos, si no lo hace no existe controversia, a no ser que sean otras fuerzas sociales
las que soliciten a la ciencia una respuesta. (McMullin, 1987:53). Las controversias pueden ser privadas y
oficiales o públicas y oficiosas. Las primeras se reducen al ámbito del laboratorio, o en su caso se
integran en el funcionamiento oficial de la comunidad científica, como publicaciones especializadas,
congresos, centros de investigación en el desarrollo de una ciencia normal, que es la que hace referencia
a las actividades usuales que se desarrollan en los laboratorios y centros de investigación. Las
controversias científicas públicas transcienden a foros oficiosos paralelos, como medios de comunicación,
tribunales e instituciones, entre otros, en el marco de ejecución de una ciencia regulativa, la que se aplica
a las actuaciones científicas que tienen lugar en el marco de las controversias científicas públicas. Las
controversias privadas oficiales se pueden convertir en públicas oficiosas y viceversa, en la mayoría de
las ocasiones consecuencia de la generación de intereses.
En las controversias privadas oficiales, el funcionamiento interno de la ciencia es protagonista de
su desarrollo. La sociología de la ciencia de Robert Merton estudió el funcionamiento de las instituciones
de la ciencia y la producción científica, basada en un consenso interno incuestionable, que negaba toda
causación social. Merton aceptaba la influencia social en su difusión pero nunca en la producción
científica, todo ello bajo el principio de racionalidad. La revolución en la sociología de la ciencia hacia la
nueva sociología del conocimiento científico es pergeñada por Thomas Kuhn desde la filosofía de la
ciencia, al considerar que los acontecimientos sociales pueden estructurar los conocimientos científicos.
Ello va a inspirar el avance del análisis sociológico del conocimiento científico desplazando el análisis de
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3. la ciencia como creencia correcta, hacia la consideración del conocimiento científico como una creencia
aceptada. La ciencia es entonces considerada como un hecho social, no natural, y a partir de esta
premisa se va a estudiar cómo los científicos elaboran, justifican y aceptan unas creencias como
verdaderas y otras como falsas basadas en criterios de racionalidad. Estos primeros enfoques
divergentes a la sociología de la ciencia mertoniana, aparecen en los años setenta, en la llamada Escuela
de Edimburgo, compuesta por Barry Barmes, David Bloor, Steve Shapin, Andrew Pickering y Donald
Mackenzie, pretendiendo contextualizar el proceso de generación, validación y difusión del conocimiento
científico. La materialización de esta perspectiva se aúna en el llamado Programa Fuerte de la sociología
del conocimiento (PF), que consideraba la causa social de todo conocimiento, impulsado por intereses
políticos económicos y sociales. Basado en el PF y como un segundo brazo de este programa existe un
modelo específico de análisis de las controversias que utiliza la estrategia EPOR (Empirical Programme
of Relativism), cuyo máximo exponente es Harry Collins. A continuación se exponen los puntos
principales de cada perspectiva, para terminar el capítulo aproximando nuestro enfoque teórico particular
al tema que se presenta a estudio, la controversia científica del SIDA.
1.1. Sociología del Conocimiento y de la Ciencia en R. Merton
Las principales aportaciones de Merton (1964;1976;1981) a la sociología del conocimiento se
realizan entre finales de los años 30 y la década de los cuarenta, dando pie a distintas líneas de trabajo.
Una de ellas relacionada con la síntesis de los logros de la sociología del conocimiento hasta entonces y
otra, relacionada con su aportación original en la sociología de la comunicación de masas, centrada en la
opinión pública y los efectos de los Medios de Comunicación sobre las conductas y opiniones. Los
fundamentos de la sociología del conocimiento mertoniana se apoyan en tres argumentos: las
circunstancias sociales, entre las que se encuentra la disponibilidad de recursos cognitivos, condicionan
la elección de problemas a investigar; distintos autores dan diferentes respuestas a los mismos
problemas; la ciencia es objetiva, las circunstancias no afectan a su contenido técnico, por ello progresa
en un mundo social inestable que no le afecta.
Merton centra su investigación empírica en describir como la estructura social de la comunidad
científica evita la contaminación del conocimiento mediante un sistema de selección racional. Se
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4. desechan conjeturas, intuiciones, experimentos y teorías hasta la presentación de un producto final
presentado a un grupo de científicos que lo evalúan y se lo pasan a representantes de los medios
especializados, quienes tras una revisión experta autorizan la publicación o no del trabajo. Este proceso
de difusión cultural valdría para todas las disciplinas pero es la ciencia la única que presenta una
racionalidad de criterios de validación para solventar las controversias. (Blanco,1994:18-19). Con ello
explicita el carácter puro de la ciencia que se valida por principio de racionalidad.
Establece tres líneas de investigación diferenciadas: la primera trata del surgimiento de la ciencia
moderna, la segunda estudia la estructura normativa de la comunidad científica y la tercera trata la
distribución de recompensas que sancionan la conducta de sus miembros. Nos centramos en las dos
últimas.
1.1.1. Estructura normativa de la comunidad científica
Siglos atrás la actividad científica no era un valor en sí mismo, pero con la interminable serie de
éxitos, lo instrumental se transformó en lo final, el medio en objetivo. El científico y la ciencia llegaron a
considerarse independientes de la sociedad, por lo que fue necesario un ataque frontal a la autonomía de
la ciencia para convertir este aislamiento en una participación realista en el conflicto revolucionario de las
culturas. Se postuló la clarificación y reafirmación del ethos de la ciencia moderna. Se entiende por El
ethos de la ciencia, las resonancias afectivas, valores y normas que se expresan en forma de
prescripciones, proscripciones, preferencias y permisos y se consideran obligatorios para los hombres de
ciencia. Estas normas son legitimadas por valores institucionales y reforzadas por las sanciones, lo que
provoca en el científico un modelado de su conciencia científica. El ethos de la ciencia se infiere del
consenso moral de los científicos. Merton considera cuatro imperativos institucionales como componentes
del ethos de la ciencia moderna: el universalismo (empirismo), el comunismo (testabilidad), el desinterés
(objetividad) y el escepticismo organizado (reproducibilidad). (Merton, 1977:357-358)
En relación al universalismo, las pretensiones de verdad deben ser sometidas criterios
impersonales preestablecidos: la consonancia con la observación y con el conocimiento anteriormente
confirmado genera una objetividad que excluye el particularismo. Sin embargo, la institución de la ciencia
forma parte de una estructura social mayor con la que no siempre está integrada. Cuando la cultura
mayor se opone al universalismo, el ethos de la ciencia se ve sometido a una seria tensión, ya que el
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