Relato de Lectura de Expresión Oral y Escrita I, en la que se lleva a cabo las problemáticas de la sociedad que en este caso fueron el alcoholizmo y el suicidio. El relato trata sobre una persona que en este caso se llama Eric, le sucede un problema tras otro, hasta que llega en cierto punto donde la unica desición que puede pensar es en el suicidio.
1. EL DIA DECISIVO
NOVIEMBRE DE 2017
MATERIA: LECTURA, EXPRESION ORAL Y ESCRITA I
Docente: Lucia Patricia Castañeda García
Laura Consuelo Bonilla Vizcarra
Leslye Monserrat Córdova Mojarro
Oscar Michel García Ayón
Yareli Montserrat González
Fránquez
2. Tal vez solo estoy buscando la velocidad necesaria para acelerar y dejar.
Todo comenzó esta mañana, cuando desperté creyendo que hoy todo cambiaría,
que las cosas serían diferentes, tal vez hoy después de tanto tiempo tendría un
buen día que por fin algo me saldría bien.
Así que salí de mi apartamento con una gran sonrisa en mi rostro, con dirección a
mi empleo. No estaba dispuesto a permitir que mi día fuera arruinado.
Me dirigí hacia el auto y cuando intente encenderlo me percaté que no funcionaba,
por lo que me vi en la necesidad de llamar al mecánico.
Pasados 20 minutos el mecánico estaba en la puerta de mi casa, al informarle lo
ocurrido comenzó a revisar el vehículo superficialmente, al cabo de un rato me
informo que sería necesario transportar mi auto a su taller.
Ya con algunos minutos de retraso y la sonrisa un poco más pequeña, caminaba en
dirección a la parada del transporte público, puesto que no contaba con mucho
dinero en mi bolsillo debido al incidente de esta mañana.
Para mi mala suerte, el camión se retrasó algunos minutos, lo cual propicio que
llegara aun más retrasado de lo predispuesto.
Al llegar a mi destino, lo único que esperaba era sentarme en mi escritorio y
comenzar a realizar mi labor, lamentablemente mi situación era otra, porque al
llegar mi jefe me mandó a llamar para informarme que debido a mis retrasos
acumulados ya no era requerido en la empresa. Me entregó un sobre en el cual
venía mi liquidación y resignado, sin sonrisa alguna en el rostro, salí de las oficinas
y decidí dirigirme a la casa de mi prometida ya que ella siempre estaba para mí, sin
importar la situación.
Al llegar y abrir la puerta con la copia de la llave de su casa, me llevé la gran
sorpresa de encontrar diferentes prendas de ropa regadas de la puerta hasta su
habitación, sin pensarlo dos veces me dirigí hacia donde llevaba la ropa. Al abrir la
puerta divisé dos cuerpos dormidos sobre la cama y lo que menos esperaba era
encontrar a mi prometida con otra mujer.
3. No supe cómo reaccionar a lo que veían mis ojos, sentí como el alma abandonaba
mi cuerpo; no sabía si reclamarle o salir de ahí con la poca dignidad que aun me
quedaba. Opte por la segunda opción sintiéndome incapaz de hacer frente a lo
sucedido.
Sin las fuerzas suficientes para continuar, decidí volver a mi apartamento
caminando y por si no fuera poco comenzó a llover tan fuerte que en menos de 2
minutos me encontraba totalmente empapado, está por más recalcar que me
sentía afligido y desdichado.
Al llegar a mi destino, tome una larga ducha con agua caliente, metí mi ropa
mojada a lavar para luego, absolutamente cansado arrojarme sobre la cama hasta
caer en un profundo sueño. He de admitir que fue lo mejor que hice en el día.
Al despertar y mirar alrededor caí en cuenta que había pasado demasiado tiempo
desde que me quede dormido. A los pocos minutos recibí una llamada proveniente
del mecánico informándome que mi vehículo estaba listo y debía pasar por él antes
de que cerraran.
Me dispuse a recogerlo llevando conmigo el dinero de mi liquidación sabiendo que
cerca del taller se encontraba un bar. No tarde ni quince minutos en salir de mi
apartamento para tomar un taxi que me dejara en el lugar.
Al arribar en el domicilio, agradecí al mecánico por la efectiva reparación de mi
coche para luego conducirlo hasta el bar que se encontraba a cuantas cuadras. Al
bajar del auto me percate que tenía una llamada entrante, contesté casi en
automático y al escuchar la voz de la persona que se encontraba al otro lado de la
línea, fui incapaz de articular palabra alguna, estaba petrificado.
-Erick, lo siento. Note que dejaste la copia de tu llave pegada en la puerta, así
como dejaste abierta la puerta de mi habitación. Sé lo que viste y es irrefutable el
negarlo. No es la primera vez que pasa y no pretendo excusarme por lo ocurrido, lo
siento.- dijo la mujer con la que creí que compartiría mi vida.
Antes de poder decir algo, ella colgó dejándome con las palabras atoradas en la
garganta. Dolió más de lo que cabía en mi pecho.
Sin pensarlo más me adentre al bar, y pedí al barman la bebida más embriagante
que tuviera. Al entregarme la bebida me percate que era un martillo, nunca antes
4. había probado uno pero sabía lo que contenía pues años atrás había visto como
mis amigos perdían el control sobre sí mismos, haciendo todo tipo de tonterías;
cogí la bebida y la ingerí rápidamente sintiendo como quemaba mientras se abría
camino por mi garganta.
Así mismo fui consumiendo diversos licores hasta que fui perdiendo dominio sobre
mi cuerpo y mente. El barman me notifico que ya iban a cerrar por lo cual debía
retírame a la brevedad, así que pagué y salí tambaleándome del lugar, lucia
patético.
Me adentre en el coche y comencé a manejar sin importarme el estado en el que
me encontraba, lo único que pasaba por mi mente eran todos los sucesos
desagradables que habían ocurrido a lo largo de mi vida, fue en ese momento en
el que me di cuenta que por más optimista que despertara cada mañana, mi día
nunca iría bien y por ende mi vida tampoco. Una parte de mi quería crear un
nuevo comienzo, pero la dominante sabía que eso sería imposible y que la
esperanza siempre había sido una mentira necesaria.
Comencé a acelerar, sentí que la adrenalina correr por mis venas, algo en mi me
indicaba que debía parar, sin embargo me era imposible hacerlo.
Fue entonces, cuando sin previo aviso, me estrelle con la parte trasera de un tráiler.
Todo se volvió negro y fue en ese momento que supe que todo había terminado.
No espero que comprendas mi dolor, tampoco quiero que me juzgues, solo
necesito que te des cuenta que siempre existe un motivo para continuar aunque no
lo notes. El destino es el que decide no tú.