Este documento discute el monopolio de los historiadores académicos sobre los usos públicos del pasado y la proliferación de relatos históricos alternativos. Argumenta que con la democracia multicultural y la globalización, muchos grupos exigen una mayor visibilización en la narrativa histórica. Sin embargo, estos nuevos relatos a menudo están cargados de mitos que manipulan el pasado con fines políticos. Los historiadores deben comprender e interactuar con estas narrativas ciudadanas en lugar de simplemente corregirlas.
1. Historia de la Historiografía 2021
Trabajo práctico N°3
¿Por qué y para qué estudiar, investigar y enseñar
historia en el siglo XXI? A propósito de los “usos
públicos del pasado”
2. Hipótesis de abordaje: Partimos de la hipótesis de que se ha producido una
fractura del uso monopólico del pasado de los historiadores por parte de
actores que otrora no tenían la potestad de poder realizar relatos alternativos a
a los hegemónicos y oficiales. Si bien no negamos la existencia de relatos
alternativos previos al período que nos compete analizar (como la historia de
los movimientos radicalizados obreros, ya sean anarquistas o socialistas), que es
es más que nada el que se desarrolla a partir de la caída de la URSS y del inicio
del auge de la posmodernidad; creemos que dicha necesidad de reivindicación
y “visibilización” por parte de diferentes colectivos sociales y culturales mucho
tiene de abigarramiento con el auge performativo, que en demasía tiene punto
punto de contacto con la necesidad de explicitación, de “nombrar algo para
que exista”.
Sumado a esa competencia por el monopolio del uso público del pasado,
tenemos una pregunta problematizadora que se enlaza con la hipótesis
anterior: Los relatos alternativos a los oficiales y académicos, ¿están sobre
cargados de mitos?
3. ¿Es el pasado un
monopolio de la historia?
• Viene de la mano con la profesionalización de la historia y
con el surgimiento de la necesidad de una legitimación
temporal de los emergentes Estados Nación en el Siglo
XIX post revoluciones liberales.
4. • La creación del Estado Nación necesitaba de la historia
como manera de crear el mito nacional, el ser nacional,
el pasado legitimador ancestral que diera el basamento
étnico político para la creación del ciudadano. Como
dice la frase "Hemos hecho Italia, ahora hemos de
hacer a los italianos" (Atribuida a Massimo D’Azeglio).
5. • Argentina durante el auge del liberalismo y
la inmigración, creación de la figura del
gaucho que pudiera estar por encima de las
identidades étnicas de los inmigrantes.
6. USO CIUDADANO DE LA HISTORIA.
Importancia de la distribución social de los
recursos interpretativos acerca del pasado
histórico. La ciudadanía disputa el monopolio
del uso del pasado a los historiadores.
Analogía con Mr. Everyman. Discurso de Carl
Becker al asumir como presidente de la
American Historical Asociation, en 1931.
7. • Distribución del pensamiento histórico,
circunscripto a un cuerpo de especialistas
historiadores. Símil a la restricción de la
propia ciudadanía, acotada a una élite, un
cuerpo reducido a personas de reputación y
cultura probadas.
• Restringidos como los derechos políticos,
en el orden social liberal.
8. “…Se producía una expropiación de la
capacidad hasta entonces socialmente
difundida de pensar históricamente,
negándose de paso validez a innumerables
narraciones idiosincráticas sobre el pasado
procedentes de comunidades de adscripción,
surgidas al calor de un mundo aún de no
ciudadanos…” (Sánchez León, p 126)
9. La movilización social que trajo consigo la irrupción de
las masas en política supuso una ampliación de las
sociales del pensar histórico. Idearios como el
y el socialismo se convierten en vehículos de
distribución de recursos interpretativos del pasado
alternativos y/o contrapuestos de los dominantes en lo
regímenes liberales.
Más allá de todo, en el período de entreguerras, si bien
estaban dadas las condiciones para poder existir una
multiplicidad de relatos históricos alternativos, ni los
obreros ni sus representantes cuestionaron los
metarrelatos de la historia heredada del S XIX.
10. HISTORIA DE POSGUERRA.
Segunda Serie de grandes Narrativas, donde los
protagonistas no era ya la Nación, sino los grupos
sociales oprimidos, marginados, excluídos, y su
marcha hacia la emancipación.
Historia social. Marxismo Británico.
11. Auge de la historia social. Reivindicación de los
movimientos obreros excluídos en los grandes
relatos nacionales del auge de la historia liberal.
Búsqueda de quitar el monopolio del relato
histórico a la élite, tanto ciudadana como política e
intelectual de la creación y manipulación del saber
histórico. Paulatino crecimiento de los relatos
construídos desde una visión subalterna.
12. EN CUANTO AL USO PÚBLICO DE LA HISTORIA.
DEMOCRACIAS MULTICULTURALES Y EXIGENCIA
DE VISIBILIZACIÓN.
Auge performativista y necesidad de reivindicación.
Diferentes colectivos exigiendo un relato histórico
que los incluya. Imposibilidad de garantizar una
historia total. Mito legitimador de cada historia
reivindicadora de los diversos grupos “subalternos y
excluidos” por los relatos “Científicos u oficiales”.
13. Auge de los Nuevos Movimientos Sociales y del
postestructuralismo).
Estos grupos obtienen un reconocimiento mayor
en las narrativas históricas que el obtenido por los
movimientos obreros a fines del S XIX.
https://ri.conicet.gov.ar/handle/11336/65538
14. Con la difuminación de las ideologías, su pérdida de
anclaje post caída del socialismo real y el auge del
posmodernismo, la caída de la fe en el progreso, que
mantenía al pasado anclado al presente, el pasado
histórico se ha convertido en un espacio disciplinario
menos controlable. El pasado, en este contexto, es pasible
de ser manipulado en pos de pugnas políticas.
“… Los contornos entre memoria e historia se están
emborronando en la opinión pública de las democracias
multiculturales…” Sánchez León, p 137}
15. Mientras se mantenga el marco pluralista de
negociación entre identidades sociales es más
probable que haya grupos y sensibilidades que se
sientan excluidas. Fenómeno característico de las
democracias multiculturales, porque cada vez más
grupos entran en la negociación en pie de
igualdad. Esto último más que contribuir al
bienestar cultural de la sociedad, abona más bien a
la autocomplacencia corporativa.
16. “…Con el desenvolvimiento de la globalización y la
democracia, se ha hecho, no obstante, evidente que los
relatos históricos proliferan en las sociedades civiles al
margen de los circuitos académicos, es decir, que es
imposible frenar el flujo social de interpretación acerca
del pasado… Es hora de cambiar la ubicación de la
historia dentro del mapa institucional en que quedó
originariamente situada desde el liberalismo…” (Sánchez
León p. 146)
https://www.telam.com.ar/notas/201705/190172-afroargentinos-revolucion-de-mayo-
esclavitud.html
17. ¿HISTORIA CIUDADANA PLAGADA DE
MITOS?
Contraposición entre utilización científica del pasado y
utilización política.
Utilización política cargada de mitos legitimadores,
manipulación del pasado para controlar el presente.
https://www.youtube.com/watch?v=osnCF9CdZuk
18. “… El uso público de la historia no es una práctica a
rechazar o a demonizar desde el prejuicio; puede ser un
terreno de confrontación y de conflicto que implica el
compromiso activo de los ciudadanos, y no solo de los
especialistas, en torno a temas esenciales…”
“… Por otra parte, puede ser una forma de manipulación,
que establece analogías desviadoras y aplasta en el
presente profundidades y complejidades del pasado…”
(Nicola Gallerano, p. 88)
19. ¿Historiador como cazador de mitos? ¿Sigue siendo necesario un
historiador profesional? Si, pero no al modo de la historia
historicista del auge liberal, en donde había que construir el mito
fundacional de la nación, la unificación y el origen único de la
historia de cada nación.
“… Considero insuficiente y equivocada la actitud ampliamente
difundida entre los historiadores de profesión, que consiste en
perseguir afanosamente las actualidades prácticas de reescritura del
pasado, para desenmascararlas y desactivar sus efectos… una
actitud deprecatoria y una mera actitud de corrección para señalar
errores y distorsiones con el lápiz azul, por muy necesaria que sea,
ciertamente no bastarían para detener o para canalizar dentro de
los caminos de la filología el riquísimo flujo de comunicaciones
directa o indirectas sobre la historia…” (Nicola Gallerano, p. 89/90)