Este documento describe el viaje del autor para convertirse en un corredor competitivo después de perder la vista. Comenzó a correr a los 34 años y disfrutaba de las carreras populares hasta que un accidente lo dejó ciego. Aprendió a correr de nuevo usando una máquina y un mp3, y completó su primera media maratón con un guía. Luego se comprometió a entrenar seriamente y encontró un excelente guía para ayudarlo a calificar para los campeonatos nacionales.
proyecto de mayo inicial 5 añitos aprender es bueno para tu niño
Carrera sensaciones
1. UNA CARRERA DE SENSACIONES
UNA CARRERA DE
SENSACIONES
RICARDO DE PEDRAZA LOSA
XI SIMPOSIO SOBRE MARATÓN Y CARRERAS DE FONDO
CIUDAD REAL, 16 Y 17 DE OCTUBRE DE 2009
2. UNA CARRERA DE SENSACIONES
ÍNDICE
CAPITULO 1.
¿CÓMO Y POR QUÉ EMPECÉ A CORRER?
CAPITULO 2.
APRENDIENDO A VER SIN LOS OJOS
CAPITULO 3.
MIS PRIMERAS CARRERAS Y EL SUEÑO
CAPITULO 4.
LA COMPETICIÓN: SENSACIONES Y METAS
CAPITULO 5.
LA ÚLTIMA GRAN AVENTURA
3. UNA CARRERA DE SENSACIONES
CAPITULO 1. ¿CÓMO Y POR QUÉ EMPECÉ A
CORRER?
Mis primeros recuerdos me trasladan a la infancia: teníamos un
profesor que siempre estaba haciéndonos dar vueltas al colegio, que
tendría un perímetro de unos cuatrocientos o quinientos metros, era
algo que le encantaba, incluso a veces teníamos que darlas en
cuclillas, y eso me horrorizaba pues yo tendría unos ocho años
y era, más bien, rellenito. Don Alfredo se llamaba aquel buen
hombre, que sin duda era aficionado al fondo pues de sus
manos salieron grandes corredores, entre ellos, el que hoy es
mi guía: Juanan.
El caso es que yo daba vueltas y mis piernas no eran capaces
de ir más deprisa y cuando lo intentaba me faltaba el oxígeno, de
manera que no me veía como corredor ni por asomo. Pero parece
que algo quedó en mi interior del bueno de Don Alfredo pues, con el
tiempo, encontré en la carrera una forma de escape y de evasión que
no encontraba en ningún otro lugar.
Fue A LOS TREINTA Y CUATRO AÑOS cuando empecé a rodar los
fines de semana, aunque realmente es hace poco tiempo cuando lo
hice con un grupo de corredores de maratón y ellos fueron los que
me dieron a probar de esa droga maravillosa que es la filosofía del
maratón. Se trata del grupo SALVAJE de Talavera de la Reina. Sois
salvajes ¿por qué?, le pregunté a uno de ellos. Pronto recibí la
respuesta en forma de una paliza de 25 Km., sin piedad y sin
beber ni un sólo trago de agua en todo el camino. Llegué con
esguince de tobillo y perdido por las laderas de la PRESA DE
LA PORTIÑA, que es una zona muy bonita cerca de Talavera. Su
FORMA DE RECUPERARSE DE AQUELLA PALIZA no me dejó
lugar a dudas respecto de su nombre: a la llegada me esperaban
dos morcillas y una caja de botellines de Mahou para ir
estirando y rehidratándonos, antes de tomarnos el debido café
en el bar de turno.
En fin, así empecé a llevar un plan de entrenamiento y hacer
series y cuestas y todo eso…
4. UNA CARRERA DE SENSACIONES
El caso es, que poco a poco, vi que esto de la carrera no se
me daba mal, en PLAN POPULAR, y me lo fui tomando más en
serio y esforzándome por bajar marcas personales, como
cualquier otro aficionado al que le gusta participar en carreras
populares.
Empecé con el grupo en el 2005 y a finales de febrero hice un
buen maratón en Sevilla, acercándome a las tres horas y un
5.000 m. en tiempos muy buenos para un popular como yo,
eso fue para mi una gran satisfacción.
Ese mismo año, el destino me tenía reservado algo con lo que
yo no contaba: era un DÍA LLUVIOSO, DE UNA LLUVIA MUY
FINA DEL MES DE MAYO, EL CAMPO ESTABA VERDE , DE
UN VERDE MUY INTENSO Y LE ACOMPAÑABAN UNA
INFINIDAD DE TONOS PAJIZOS, OCRES BELLÍSIMOS Y UN
AZUL NUBLADO QUE QUITABA EL SENTIDO, TONOS
GRISES PERLA Y GRISES MÁS PRONUCIADOS Y DE FORMA
ESPECTACULAR SE COLABAN ALGUNOS RAYOS DE SOL
ENTRE LOS CLAROSCUROS DE AQUEL CIELO TAN HERMOSO.
EL PERFUME PRIMAVERAL LLENABA MIS PULMONES DE
VIDA Y EL MP4 HACÍA QUE MI CARRERA SE FUESE
ACELERANDO CADA VEZ MÁS POR AQUIELLOS IDÍLICOS
PARAJES.
De repente, me encontré con una balsa de agua que se me
antojó algo grande para saltar, pero las endorfinas que había
generado en esos cuarenta minutos de rodaje hicieron que
tomase carrerilla y volase por encima de aquel pequeño gran
charco. A la mitad de mi salto, ese sol tan bello se tornó en
trágico y me cegó de tal manera que no vi un cable de alta
tensión que cruzaba en la meseta de mi llegada y, haciéndome
tropezar en el mismo vuelo, fui a parar contra una de esas
torres de alta tensión de hormigón. Mi cabeza hizo el resto y
funcionó a la perfección como freno. Enseguida el chichón era
tan grande como la mitad de mi cabeza, yo me sujeté con una
mano y eché acorrer hacia una residencia de ancianos donde
me curaron. En dos semanas la retina se me despegó por la
parte de entre las tres y las nueve horas de la esfera de un
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reloj. Al mes siguiente justo por el otro lado. Al siguiente de
doce a seis y por último la cornea y ceguera total.
Pero, como dice el refranero español, NO HAY MAL QUE POR
BIEN NO VENGA…
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CAPITULO 2. APRENDIENDO A VER SIN LOS OJOS
Como decía anteriormente, NO HAY MAL QUE POR BIEN NO
VENGA. Y es que realmente en mi caso es así: empecé a
valorar otro tipo de cosas y a ver a la gente que me rodeaba
de otra manera. Estamos acostumbrados a prejuzgar los demás
por su aspecto o por el exterior, de manera que a veces
erramos en un alto porcentaje de veces y con el tiempo nos
damos cuenta de que una persona no es lo que parece. Pues
bien, al quedarme ciego, aprendí a mirar a las personas con el
corazón y con ese… no se falla.
Poco a poco fui armándome de paciencia, virtud de la que
carecía pues yo era una de esas personas que siempre van a
la carrera, sin tiempo para nada, es decir, sin tiempo para
valorar precisamente eso: el tiempo. Tiempo que pasa y no
apreciamos, vida bella que se nos va por no contemplarla en
su grandeza y totalidad, tiempo perdido en el vacío existencial
de algo como mejor situación social, dinero, casa, coche… y así
vamos perdiendo todo eso que se nos ofrece diariamente con
solo abrir los ojos con cada amanecer: un paisaje, una
fragancia, el despertar de las flores en primavera… En definitiva,
llegué a la conclusión de que la mayoría de nosotros no sabemos
vivir.
Perder un sentido, en mi caso, ha sido ganar otros muchos.
Tuve que cambiar algunas cosas en esa hoja de ruta que nos
planteamos en la vida y adaptar la mayoría a las nuevas
disposiciones que se me avecinaban. No fue tan difícil, quizás
por las herramientas que tenía a mi favor. La familia, los amigos,
la voluntad, las ganas y el esfuerzo hacen el resto.
Bueno…, por supuesto que tenía claro cual era un pilar
fundamental en esta tarea: LA CARRERA.
Una de mis preocupaciones principales era cuando me iba a
dejar correr el médico y eso que tenía los puntos recientes. Me
moría por correr. Yo sabía que correr me daría esa fuerza para
7. UNA CARRERA DE SENSACIONES
afrontar los retos que tenía por delante. Necesitaba generar
esas endorfinas cuanto antes.
Lo primero que hice fue buscar por internet una buena máquina
de correr, todo al mismo tiempo que aprendía a manejar mi
ordenador con el programa de voz. Al principio no me dejaban
solo ni para ducharme, se creían que me caería o me rompería
cualquier cosa; en cierto modo llevaban razón porque me daba
muchísimos golpes .
Me compré la cinta de correr y algunos pensaban que no la
llegaría a usar. Claro que a cabezón no me gana nadie…
Los comienzos fueron durísimos. Tenía que estar muy concentrado,
pues una de las primeras cosas que ocurren al quedarte ciego es
que te mareas muchísimo y no vas recto nunca. Hay que ser
una especie de murciélago y usar los oídos para centrarte. No
era capaz de correr ni a siete minutos el km. “Con tesón y fuerza
de voluntad se consigue todo”, me decía una y otra vez .
Así fue hasta que conseguí correr con el mp3 en los oídos.
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CAPITULO 3. MIS PRIMERAS CARRERAS Y EL SUEÑO
Cuando el médico me dejó correr -¡ah no!, que no me dejaba
aún- empecé a salir a correr de nuevo con el grupo Salvaje y la
figura de Luis, tuvo mucho que ver pues se ofreció para
llevarme de guía, sin tener ni idea de como hacerlo y con una
gran valentía por parte de los dos.
Un poco antes de empezar a correr, recibí una visita
inesperada en mi casa, organizada por Javi, del Bikila Toledo. Se
trataba del gran JULIO REY , que llegaba de batir el record de
España de Maratón en Hamburgo. Yo no le conocía de nada,
pero le admiraba y eso lo sabía mi gran amigo Javi. Vino a
verme para darme ánimos. ¡El tío acababa de llegar de
Hamburgo! y en vez de acudir a los medios de comunicación lo
que hace es coger el coche, hacerse cien kilómetros y visitar a
un chico que se acaba de quedar ciego. ¡Que grande eres Julio
y que grande es este deporte!
Bueno…, como me sentaría la visita que ya nos estábamos
inscribiendo el Maratón de Roma sin haber empezado a
entrenar.
Luis y yo aprendimos juntos a ser guía y ser guiado. Lo mejor
es que algunos fines de semana ya salía a correr en el
exterior de mi cuarto donde tenía la máquina y para mi eso
era fantástico, aunque muy duro.
Mi primera media maratón fue la de Getafe. 21.195 metros que
se me hicieron eternos desde el primer kilómetro. Me mareaba
en las rotondas, era increíble, aunque guardo un recuerdo muy
bonito y que me impresionó sobremanera: de pronto, ENTRAMOS
EN UNA CALLE PEATONAL UN GRUPO DE UNOS VEINTE
CORREDORES QUE MARCHÁBAMOS AL UNÍSONO, ERA UNA
MAÑANA FRÍA DE ESAS DEL MES DE FEBRERO MADRILEÑO
Y LLOVIZNABA. LA MUSICALIDAD QUE SE DIO EN ESA
CALLE CON EL PISAR DE VEINTE PARES DE ZAPATILLAS
AL MISMO TIEMPO, LAS RESPIRACIONES DE LOS
CORREDORES Y EL SONIDO DE LAS GOTAS EN LOS
9. UNA CARRERA DE SENSACIONES
CHARCOS YA FORMADOS ERAN UN CONJUNTO DE
FENÓMENOS QUE PERCIBÍ POR PRIMERA VEZ Y FUE
MARAVILLOSO.
Aquí es cuando me di cuenta de las otras formas de ver la
carrera: no todo era sufrimiento, es decir, cuando vas corriendo
tus ojos se distraen con el paisaje, el colorido de las calles, los
colores de los corredores… Cuando no ves has de encontrar
todo esto para que la carrera no se te haga tan larga y
tener ese aliciente que te falta.
Hasta aquí todo parecía ir bien, ya sabía correr sin ver, pero
me faltaba algo muy importante para mi: LA COMPETICIÓN.
10. UNA CARRERA DE SENSACIONES
CAPÍTULO 4. LA COMPETICIÓN: SENSACIONES Y
METAS
Un día estaba sentado en el tresillo del salón de mi casa
viendo las paralimpiadas y me quedé impresionado y lleno de
emoción, pues Pekin debió ser algo realmente grande. Yo aún
corría sin objetivos, el caso era disfrutar de este deporte o, por
decirlo de otro modo, quitarme el “ mono”. Por aquellos días mi
guía ya no me podía acompañar y yo pensé que si me quería
dedicar a esto tendría que entrenar mucho y además buscarme
un buen guía. ¿Quién iba a servirme de guía y se iba a prestar
a tal chifladura?
Se me metió en la cabeza que antes de decírselo a nadie yo
tendría que dar la talla de alguna manera y no se me ocurrió
otra cosa que prepararme por mi cuenta la media maratón de
mi ciudad, Talavera de la Reina. Mucho esfuerzo me costó
empezar a hacer series y toda la metodología que lleva
entrenar para una marca decente, que en mi caso se trataba
de comprobar si era capaz de volver ha realizar mis marcas
anteriores. Comprobé enseguida que si era posible intentarlo y
empecé a pensar en un guía de calidad que se atreviese a tal
aventura.
Yo siempre he admirado a un gran corredor de mi ciudad con
el que además fui al colegio. Aunque no teníamos contacto desde
hacía años era conocedor de su buen corazón y de eso me
aproveché. Contacté con él, le propuse ser mi guía y le hablé
de ir a Campeonatos de España para probarnos. Por mi parte
le prometí esforzarme al máximo ya que para mi era un honor
tener un guía de tanta calidad. Juan Antonio Araujo, se llama
esta excelente persona.
Corrimos la media maratón de Talavera y la terminamos en una
hora y veinticuatro minutos. La verdad es que fue un éxito,
pues él estaba muerto de miedo por si nos caíamos.
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Juanan me hace dar siempre un poquito más de mí. Él conoce
a la perfección hasta dónde puedo llegar y me revienta en
cada entrenamiento, pero siempre con conocimiento de causa. A
él le debo gran parte del éxito conseguido en los Europeos y en
todos los campeonatos a los que hemos acudido.
Juanan me puso en contacto con el que hoy es mi entrenador:
David Rodriguez García. Los dos, junto con la otra persona que
se encarga de mi salud, Javier Núñez, SON LOS ENCARGADOS
DE QUE LAS COSAS VAYAN SALIENDO POCO A POCO.
Pronto empecé a saber en el lío en que me había metido:
nunca había entrenado así y es que el deporte de alta
competición es muy exigente, incluso hasta extenuante.
Correr para competir estando ciego es distinto totalmente que
para alguien que ve y no sólo por la parte fisiológica, que es
evidente, sino más bien por la psicológica. Trataré de
explicarme:
Antes cuando corría alguna carrera popular siempre lo hacía con
el objetivo de intentar mejorar las marcas y para ello me
servía de referencia primero el GPS para saber a cuanto
marchaba el kilómetro, luego usaba lo típico en carrera: ahora
voy a por el del polo rojo, o bien, voy a ver si cojo a aquel
grupo que parece que marcha a buen ritmo. De esta manera vas
ganando posiciones, la carrera se te va haciendo más amena y
cuando te das cuenta llegas a meta. Estando ciego eso no te
ayuda mucho pues pierdes las referencias visuales y debes
emplear otras técnicas que vas pillando poco a poco. Por
ejemplo, visualizar a los demás corredores mentalmente incluso
poniéndoles cara, color de piel, traje y todos los detalles que se
puedan imaginar. Escuchas su respiración y sabes como van, ves
sus caras de sufrimiento incluso con el sonar de sus pisadas.
Analizas incluso al propio guía y sabes qué tal anda y, en mi
caso, es evidente que la respuesta es casi siempre la misma:
va sobradísimo, si no es así es que se ha lesionado o algo no
va bien.
12. UNA CARRERA DE SENSACIONES
Cuando corro en mi cinta, me imagino corriendo por todos los
lugares que lo hice antes, equiparo las distancias en minutos a
los metros que tenía. Por ejemplo, si volvía para casa y
faltaban tres kilómetros, lo paso a tiempo, según al ritmo en que
vaya, es decir, acabo de pasar por el chopo del canal, me
quedan dos kilómetros y ya estoy viendo el cruce de la
carretera de San Román, “venga, venga, sube el ritmo que lo
tienes hecho”.Es increíble, pero en mi realidad virtual, veo como
va pasando todo más rápidamente, la sensación del sudor sobre
mi frente y esa ráfaga de viento que a veces se cuela por las
rendijas me van dando la sensación de velocidad, al mismo
tiempo que con el dedo índice le voy dando a la tecla de subir
la velocidad. Muchas veces me lo paso bomba, aunque otras
muchas sufro muchísimo.
Me encanta correr, no se vivir sin eso, me emociono corriendo,
de tal manera que a veces se me caen las lágrimas de
felicidad, se me ponen los pelos de punta y cuando esto pasa es
una explosión de alegría indescriptible. Creo que esto sólo
podemos apreciarlo todos los que corremos.
13. UNA CARRERA DE SENSACIONES
CAPÍTULO 5. LA ÚLTIMA GRAN AVENTURA
Este año ha sido tremendamente gratificante. A través de la
Fundación Cultura y Deporte de Castilla-La Mancha, se me dio la
oportunidad de poder asistir al Maratón del Sahara y formar
parte junto con otros corredores con diferentes discapacidades
de entrar en el grupo del RETO 2009. Tuvimos que prepararnos
a conciencia, pues el Maratón del Sáhara es una de las pruebas
más duras del mundo, por la temperatura, las tormentas de
arena y sobre todo por la dificultad del terreno.
Para ello me estuve entrenando en una habitación de tres
metros cuadrados con una temperatura media de veintinueve
grados, que en la actualidad acabo de dejar, pues ahora entreno
en el balcón de mi casa. La temperatura no era problema para
mi, pero si el terreno. Con el fin de mejorar nuestra puesta a
punto, fuimos a participar en el Cross de San Sebastián de los
Reyes en pleno invierno. Aquel terreno parecía un patatal
inundado y con los bordes llenos de nieve. Mejor imposible,
pensamos… Fue muy divertido, patinazos, caídas amortiguadas por
semipiscinas naturales, es decir charcos de barro. En fin, que
pasamos un día muy divertido realmente.
La aventura del Sáhara, me brindó la posibilidad de formar parte
del Club Paralímpico de Castilla la Mancha y claro está que
para mi es un auténtico honor formar parte de tan gran institución.
Sólo tengo palabras de agradecimiento, pues gracias a ellos he
podido conseguir muchas cosas en muy poco tiempo. Una de las
primeras cosas que hicieron por mi fue comprarme una cinta de
correr más potente, pues la mía se me había quedado pequeña.
La que tengo en la actualidad alcanza los 24 kilómetros mientras
que la otra no pasaba de 19, además ya me había cargado el
motor de la mía y de la del gimnasio.
Gracias a los resultados que fuimos obteniendo, el seleccionador
de atletismo de la Federación Española de Deportes para Ciegos nos
llamó para participar en Campeonato de Europa. No me lo podía
creer, a los Europeos… Para nosotros era un premio muy
grande, además de tener el honor de representar a tu País nada
más y nada menos… ¡Esto si es una gran aventura!