Los cambios no siempre son fáciles y la persona es un ser de costumbres que prefiere seguir caminos ya trillados, aunque las circunstancias sean diferentes. 29 Junio 2011 Noticias Alava
1. 4 OPINIÓN Diario de Noticias de Álava Miércoles, 29 de junio de 2011
Tribuna Abierta
P O R A N D R É S K R A K E N B E R G E R ( * )
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Másquepalabras
J AV I E R V I Z C A Í N O
Muerte
indigna
A la jerarquía eclesial (no con-
fundir con la Iglesia, que es
algo mucho más amplio y rico) le
encanta imaginar canteras llenas
de piedras de escándalo y dispo-
nerlas a modo de barricadas. A un
lado se sitúa la realidad y al otro,
sus ilustrísimas vestidas para pon-
tificar y, en la misma homilía,
envenenar la convivencia. Tanto
que dicen saber sobre tentaciones,
una y otra vez sucumben a la de
tener la última palabra sobre lo
que sea e imponerla a sotanazos.
No hay debate social en el que no
tercien blandiendo la amenaza del
infierno para quien ose contrade-
cir su tenebroso magisterio.
Pase, si lo hicieran con argu-
mentos; pero los purpurados no se
rebajan a opinar como cualquiera.
Lo suyo son verdades reveladas y
por tanto, irrefutables para el reba-
ño que se vanaglorian en pasto-
rear. Y si se les mete en el entrece-
jo que Dios quiere que nos vaya-
mos de este mundo sufriendo
como verracos el día de San Mar-
tín, ha de hacerse su voluntad.
¿Muerte digna? ¡Hasta ahí podía-
mos llegar! Antes de rendir el últi-
mo aliento hay que pasar las de
Caín en carne propia y, faltaría
más, en la de familiares y prójimos
en general. Nada como un buen
martirio para llegar limpios de
pecado a la otra orilla. Arrepenti-
dos los quiere el señor, aunque no
se sepa de qué.
Luego, claro, los integristas son
los otros. Sin embargo, la oposi-
ción de la Conferencia episcopal
española al proyecto de ley que
pretende hacer más llevadero el
inevitable paso de la vida a la
muerte no tiene nada que envidiar
a las fatuas de los ulemas más
cerriles. Por añadidura, roza el
sadismo y, desde luego, es ajena a
toda esa piedad que se avienta des-
de los púlpitos. ¿Dónde está el
pecado mortal en renunciar al
encarnizamiento terapéutico ante
un trozo de carne que hace tiempo
dejó de ser una persona y que
jamás volverá a serlo? ¿En qué par-
te de las Escrituras dice que lo
cristiano es alargar inmisericor-
demente las agonías? Ni ellos lo
saben.
L
OS cambios no siempre
son fáciles y la persona es
un ser de costumbres que
prefiere seguir caminos ya
trillados, aunque las circunstancias
sean diferentes. Esto a menudo se
produce por pura inercia, por con-
vicción, por no estar de acuerdo con
el cambio o por intereses espurios,
y hay casos en que puede ser por
negligencia o por la falta de ins-
trucciones sin más: nadie se acordó
de decir al que cumplía órdenes que
éstas ya no estaban vigentes.
Así, a veces cambia el escenario,
se modifica el entorno, varía el aire
que se respira, pero el individuo per-
manece inmutable, con la misma
programación y, por tanto, no alte-
ra su comportamiento, lo cual, ade-
más, lo sitúa fuera de la realidad.
Las experiencias de otros países,
ciertamente, no son comparables
con la situación de aquí, pero sí pue-
den proporcionarnos unos claros
indicadores de lo que debemos evi-
tar a toda costa: que la inercia o la
negligencia saboteen un escenario
de respeto a los derechos humanos
al que todos queremos llegar.
En agosto de 1998, ya firmado el
Acuerdo de Viernes Santo, el IRA
Auténtico –escisión del IRA Provi-
sional– perpetró un atentado con
coche bomba en Omagh, en el que
29 personas (incluida una mujer
embarazada de gemelos) murieron
y 220 resultaron heridas. En Sudá-
frica, la violencia política generali-
zada añadió tensión durante las
negociaciones. A los enfrentamien-
tos entre el Congreso Nacional Afri-
cano y el Partido Nacional Inkhata
se añadía la violencia de elementos
de la derecha blanca. Chris Hani,
considerado entonces sucesor de
Nelson Mandela, fue asesinado por
un blanco europeo relacionado con
el Afrikaner Weerstandsbewegung
(AWB) y este hecho estuvo a punto
de sumir al país entero en el caos
más absoluto. Amnistía Internacio-
nal documentó que, en 1994, al
menos 2.683 personas perdieron la
vida como consecuencia de la vio-
lencia política y un tercio de esas
muertes se produjeron después de
las primeras elecciones sin apar-
theid. También se produjeron en ese
año numerosos informes de tortu-
ras a detenidos por motivos políti-
cos y por delitos comunes y estas
denuncias implicaban especial-
mente a agentes gubernamentales.
Afortunadamente, aquí la situa-
ción es diferente. Entre otras cosas,
porque no vivimos esos niveles de
violencia, aunque estamos muy al
principio de un proceso que hay que
proteger a toda costa de quienes no
cambian de registro a pesar de los
cambios habidos. Para algunos el
cambio no ha empezado y para
otros, ya casi está culminado. En
todo caso es evidente que si quere-
mos llegar al deseado escenario de
respeto efectivo de los derechos
humanos, tenemos que movernos
hacia él y blindarlo contra los
imprevistos que pueden generar
quienes no saben, o no quieren
saber, de cambios de situación.
Son muchas aún las asignaturas
pendientes en materia de derechos
humanos sobre las que debemos
avanzar en esta nueva fase. ETA tie-
ne que poner en marcha su salida
definitiva del escenario, haciendo
verificable internacionalmente su
alto el fuego como primer paso hacia
un desarme definitivo que debe pro-
ducirse mañana, mejor que pasado
mañana. Seguimos esperando un
proceso de descubrimiento y socia-
lización de la verdad que abarque los
crímenes de Estado, los de ETA, la
tortura, las amenazas… y que ha de
incluir a los perpetradores directos,
pero también a los responsables
jerárquicos que ordenaron esos
hechos. En este País no tiene que
haber gente escoltada por causa de
su adscripción social o política, y
tampoco debe haber gente que tema
con fundamento, por un motivo u
otro, que sus derechos humanos
básicos vayan a ser vulnerados.
Asimismo hay que extender este
ejercicio de esclarecimiento a otros
hechos en los que participaron fun-
cionarios encargados de hacer cum-
plir la ley. Es hora de mirar de fren-
te a las víctimas que quedaron en la
cuneta de la historia reciente, y
cuyos dolores y sufrimientos han
sido negados hasta ahora por con-
siderar que no era el momento, que
no era conveniente o que sus casos
no eran iguales a los otros. No pue-
den caer en el olvido las personas
que murieron o fueron heridas en
controles de carretera por mera con-
fusión, en altercados fuera de servi-
cio o durante manifestaciones y
movilizaciones diversas, y ese escru-
tinio debe realizarse utilizando
como vara de medir instrumentos
del derecho internacional genera-
Cartas al Director
‘Ande yo caliente y
resígnese la gente’
El gobernador del Banco de España,
Miguel Fernández Ordóñez, afirma
que “si los sueldos no se moderan, la
recuperación económica no se dará
en el corto plazo”. Nada más lejos de
la realidad. En primer lugar, los suel-
dos de los trabajadores en este país
han perdido de un tiempo a esta par-
te poder adquisitivo tanto en el sec-
tor público como en el privado –en el
público debido a recortes salariales
y en el privado por ser las revisiones
salariales tan moderadas– con subi-
das inferiores a la media europea y
por debajo del IPC.
Si a la pérdida de poder adquisiti-
vo le añadimos la precariedad en el
mercado laboral, unida a la incerti-
dumbre, son factores que frenan
sobremanera el consumo privado,
parámetro básico en todo tipo de
recuperación económica. Además,
conviene recordar que la debilidad
en el consumo arrastra al estanca-
miento de la inversión empresarial
por ser ésta una variable depen-
diente de áquella.
Y para terminar, recordemos que
los gobiernos –tanto central como
autonómicos– están metidos de lle-
no en políticas antidéficit o contrac-
tivas que fomentan el enfríamiento
económico por el recorte en gasto
público y el aumento de la presión
fiscal. Por lo tanto, se me antoja fun-
damentalquelossueldosmantengan
como mínimo su poder adquisitivo,
o en su caso lo mejoren, para hacer
así de tractor de la economía, tiran-
do del consumo primero y la inver-
sión después, lo que nos llevaría en
el corto plazo a la recuperación.
Jon Mendiola
Irakaslea
Charcos ajenos
Con respecto al conflicto de la Mer-
cedes han ido apareciendo declara-
cionesdepolíticosmuypreocupados,
queriendo dar opinión con un claro
signo en favor de la empresa, demo-
nizando las pretensiones de los tra-
bajadores y haciendo coro con el
director de la planta sobre la necesi-
dad de una mayor flexibilidad, de
renunciar a subidas salariales o de
trabajar más; en fin, que hay que
aceptar lo que pide la multinacional
o nos vendrá una catástrofe sin
parangón. Todo esto nos lo han repe-
tido desde el consejero de Industria,
Bernabé Unda, hasta políticos loca-
les como el alcalde Javier Maroto o
empresarios.
Es de destacar cómo estos mismos
políticoshanpasadodetemasqueles
concernían muy de cerca –conflictos
como el de los comedores escolares,
el de los trabajadores del Ayunta-
mientodeVitoria,queMarotolostie-
ne en casa o el de la residencia de
Ariznabarra– y su posición, cuando
se ha pedido su mediación, ha sido
agarrarse a la libertad de las partes
en la negociación colectiva y pasar
del tema. Y en éste que no es de su
competencia pierden el culo por opi-
nar e intervenir, ¿Qué les ha pasado?
Iñaki Martín
Cospedal, la peineta,
el Ejército y la religión
Esto que pasó en Toledo y que a
muchos nos ha indignado, es lo que
el Estado español va a tener con el
Partido Popular si ganan el señor
Rajoy y compañía. A Dolores de Cos-
pedal le recuerdo que Carmen Polo
murió hace unos años. No quiera
pasar por su heredera.
Carmen R.
Vitoria-Gasteiz
Guardar la viña
Si alguien espera que Bildu vaya a
pedir a ETA que cierre el quiosco y
entregue los hierros, que espere sen-
tado. Bildu sabe que quien tiene las
armas manda. ETA, lo mismo que
imparte doctrina, llegado el caso juz-
ga y ejecuta. Y todo político abertza-
le seguro que tiene en cuenta el des-
tino fulminante que abatió a Pertur
y a Yoyes, dos disidentes a los que su
currículum no sirvió para quedar
vivos tras mostrar su disconformi-
dad con la jerarquía del gatillo. Por
esonadiedeBilduharáotracosaque
adaptarse alcatecismo,porquecono-
ce el peligro cierto de proclamar que
estabocaesmía,noseaqueporsalir-
se del carril, quien sea, y piar sin
licencia vaya a ser noticia de prime-
ra plana al día siguiente.
Ernesto Santolaya Molino
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dos en el seno de Naciones Unidas,
tales como el Código de Conducta
para Funcionarios Encargados de
Hacer Cumplir la Ley o los Princi-
pios Básicos sobre el Empleo de la
Fuerza y de Armas de Fuego por los
Funcionarios Encargados de Hacer
Cumplir la Ley.
También hay un déficit de verdad
en lo referido a los atentados,
secuestros, torturas, amenazas,
agresiones sexuales e intervencio-
nes en manifestaciones de grupos
parapoliciales, ultras, incontrolados
y otros. Tanto estos hechos, como las
responsabilidades por acción u omi-
sión en los mismos deben ser escla-
recidos. El derecho a la verdad tie-
ne, desde el pasado 30 de marzo, un
día de reconocimiento –el del ani-
versario del asesinato de Monseñor
Romero en El Salvador– y es nece-
sario hacerlo efectivo también aquí.
ONDA VASCA ARABA 98.0 FM
Desde fuera, Donostia es una postal. Desde dentro, es mucho más, es una ciudad con un teji-
do social muy activo. Del fruto de ambas imágenes nace lo mejor de ella y eso es lo que se ha
premiado con la capitalidad cultural en 2016. Es una magnífica oportunidad que hay que apro-
vechar para relanzar la ciudad más allá del turismo. Gasteiz fue elegida capital verde; ahora,
Donostia en cultura; ¿Será Bilbao capital del diseño? El poder municipal mira al exterior. Y
lo hace con éxito.
El lapitzero
Donostia
Hay igualmente un serio déficit de
verdad en el mundo de las cárceles
y su situación a lo largo de nuestra
historia reciente también debe ser
analizada a la luz de la normativa
de Naciones Unidas: el Conjunto de
Principios para la Protección de
todas las Personas Sometidas a
Cualquier Forma de Detención o
Prisión, así como los Principios
Básicos y Reglas Mínimas para el
Tratamiento de los Reclusos. Y tam-
poco los hechos ocurridos durante
la guerra civil y el franquismo
deben quedar fuera de este esfuerzo
por conocer toda la verdad.
Sólo a medida que se vaya estable-
ciendo la verdad sobre todos estos
hechos podremos realmente poner
en marcha medidas de justicia y
reparación a las que tienen derecho
las víctimas y la sociedad en su con-
junto. Sólo así podremos de verdad
curar las heridas. Y el único modo
de lograrlo es con diligencia e ini-
ciativa, dejando claro que las pro-
pias convicciones, la ausencia de
instrucciones oficiales o la negli-
gencia, de ningún modo pueden ser-
vir de pretexto para privar a la
sociedad de su legítimo anhelo: que
todas las personas que la conforman
disfruten íntegramente de todos los
derechos humanos.
* También firman este artículo Jon Landa,
Sabino Ormazabal, Xabier Urmeneta,
Bertha Gaztelumendi, Ella Clarke, Pedro
Larraia, Fernando Armendariz, Iñaki
Lekuona y Benito Morentin en nombre de la
Asociación Pro Derechos Humanos Argituz
Debemos evitar a toda
costa que la inercia o la
negligencia saboteen un
escenario de respeto a
los derechos humanos
-
Seguimos esperando
descubrir y socializar la
verdad de los crímenes
de Estado, de ETA,
torturas y amenazas
C
OMO decía Marx, “no nos planteamos
problemas que no podemos resolver”.
Si bien es cierto que el verdadero dolor
de un problema es la imposibilidad de
fijar su final o la terrible convicción de que la
solución existe. La fotografía que nos ha dejado
la composición de los ayuntamientos y diputa-
ciones tras las elecciones del 22-M denota, que-
ramos o no, una poderosa irrupción de Bildu en
la gestión diaria de más de 100 consistorios (59
en Gipuzkoa, 30 en Bizkaia y 12 en Araba). La
formación independentista que ahora se acuer-
da sin tapujos de la ilegalización de Sortu y de
Batasuna, se marca como feudo Gipuzkoa. A par-
tir de ahora, Bildu nos mostrará su perfil más
soberanista. Lo vivimos en la toma de posesión
de Juan Karlos Izagirre en Donostia al apelar al
fin de “todo tipo de violencia”, no acordarse para
nada de las víctimas de ETA pero sí pedir “la
excarcelación de sus presos” sin demandar la
desaparición de la banda.
Los resultados electorales del pasado 22-M nos
arrojaron un mapa político en Euskadi muy frag-
mentado. La fotografía actual es el resultado del
aval in extremis del Tribunal Constitucional a
una formación que legítimamente aprovechará
el mejor resultado de la izquierda abertzale en
unas elecciones para condicionar cada una de
las acciones de gobierno y que logró movilizar
no solo a esa bolsa de electores fieles sino tam-
bién a otros atraídos por la irrupción de un par-
tido que “promete lograr la paz en Euskadi”
(Martin Garitano dixit). Sí, lograr la paz. Porque
a partir de ahora, Bildu tiene por delante dos
retos. El más inmediato: cuatro años de gestión
foral y municipal. Y es ahí donde los candidatos
con los que conformó sus listas deben demostrar
que saben ofrecer respuestas sólidas a las ver-
daderas preocupaciones de los ciudadanos que
gobernará. Pero tiene un reto todavía más impor-
tante junto con los líderes de la izquierda abert-
zale hoy ilegalizados: seguir convenciendo a ETA
de que su final ha llegado.
Lo dice Brian Currin en el número 188 del pres-
tigioso mensual Le Monde Diplomatique de junio,
en un artículo titulado Elegir la paz en el País
Vasco: “La legalización de Bildu y sus resultados
electorales hacen que ETA no tenga otra opción
que seguir a la izquierda abertzale”. Y en eso
estamos. Cualquiera que haya observado duran-
te años la trayectoria de la banda terrorista sabe
que a la acción le sigue la reacción y que tras los
comicios del 22-M y el buen resultado en las
urnas –el 25,5% de los votos en el País Vasco
corresponde a Bildu– debe dejar por escrito
negro sobre blanco en un nuevo comunicado lo
que piensa del escenario que se abre. De este nue-
vo ciclo político. O lo que es lo mismo: si secun-
da o no la senda emprendida por las bases de la
izquierda abertzale en las asambleas celebradas
tras la ruptura de la anterior tregua. Un proce-
so de reflexión impulsado por líderes históricos
como Rufi Etxeberria, Rafa Díez Usabiaga y
Arnaldo Otegi.
No queda otra. Instalada en las instituciones,
la izquierda abertzale no puede olvidarse de que
la próxima etapa de este viaje que ha emprendi-
do debe pasar por conseguir la disolución de la
banda. Por cerrar 50 años de violencia y reco-
nocer a las víctimas y a los todavía amenazados.
Necesitarán tiempo, pero ya no hay más opcio-
nes para sus dirigentes. Ya no vale con buenas
palabras enmarcadas en declaraciones como las
de Alsasua o Gernika en las que se apostaba por
“un proceso democrático y una confrontación
por vías exclusivamente políticas”. Ha llegado
el momento de enviar desde las instituciones un
mensaje de retorno a sus bases y a ETA, de dar
pasos claros y, sobre todo, que esos pasos ya no
tengan marcha atrás en el mundo aber-tzale. De
hacer efectivo ese artículo 3 de los estatutos que
Sortu en los que el nuevo partido se oponía a
“cualquier subordinación, condicionamiento o
tutela externas que pretendan convertirla en una
organización vicarial de quienes practiquen la
violencia”. O sea, de ETA. Y que esta lo refleje
en su próximo comunicado.
Tanto la izquierda abertzale como ETA saben
que no hay más recorrido. Los terroristas están
más debilitados que nunca con un Gobierno que
no baja la guardia. Los duros golpes que han teni-
do que soportar les generan el periodo de mayor
inestabilidad en su cúpula con cinco de sus diri-
gentes entre rejas desde 2008, la desarticulación
de comandos listos para actuar, la detención de
58 activistas en 2010 y de otros tantos en lo que
va de año o la incautación de miles de kilos de
material explosivo. ETA está más debilitada que
nunca y tanto el Gobierno como numerosos diri-
gentes de la izquierda abertzale saben que el cese
de la extorsión anunciado en abril es otra prue-
ba importante de que un sector mayoritario en
la banda avanza hacia el final en la medida en
que se agota su principal fuente de financiación.
Pero no puede ser la única prueba. Con Bildu en
las instituciones, ETA debe dar un paso más en
un nuevo comunicado. Debe expresar su respal-
do al proceso político emprendido por estos y
desaparecer para siempre. Como decía Nelson
Mandela, alguien que sabe mucho de la lucha no
violenta contra la segregación racial, “todo pare-
ce imposible hasta que se hace”.
Tribuna Abierta
P O R A N D O N I O R R A N T I A
Esperando el
comunicado de ETA
A partir de ahora Bildu tiene
dos retos: cuatro años de
gestión y seguir convenciendo a
ETA de que su final ha llegado