Religion la resucitacion de Jesus y la vida de una mariposa.pdf
Gedeón un varón esforzado y valiente
1. Gedeón un varón esforzado y valiente
Gedeón se hallaba trillando trigo en el lagar, cuando el Ángel del Señor se le
apareció. Los Madianitas, que reinaban sobre Israel en ese momento, venían
contra ellos y los asaltaban de todo el producto de la tierra a la estación de la
cosecha. Gedeón tenía tanto miedo de ellos que él estaba trillando trigo a
escondidas en el lagar. En ese momento el Ángel del Señor se le apareció a él y
dijo, "!El Señor está contigo, varón esforzado y valiente!"
Aunque el Ángel del Señor lo llamó "un hombre poderoso", a su propia
vista él no era un hombre poderoso sino una cobarde y débil persona que no era
intrépido en algo. Él no podía entender por qué Dios lo llamó 'un hombre
poderoso'. Más bien le preguntó al Señor, "Y Gedeón le respondió: Ah, señor mío,
¿si Jehová está con nosotros, porque nos ha sobrevenido todo esto? Y donde
están todas sus maravillas, que nuestros padres nos han contado, diciendo: ¿No
nos sacó Jehová de Egipto? Y ahora Jehová nos ha desamparado, y nos ha
entregado en mano de los Madianitas. (Jueces 6:13). La respuesta de Dios era más
difícil aún para ser entendida. El dijo, "Ve con esta tu fuerza, y salvarás a Israel de
la mano de los Madianitas"(Jueces 6:13) Gedeón no estaba convencido de que
Dios lo usaría para librar a los Israelitas de las manos de los Madianitas. Si él
hubiera pensado realmente ser un hombre poderoso de valor y una persona de
prominencia, él podría trabajar confiadamente para Dios. Pero él no podía
aceptar la palabra de Dios fácilmente al verse a sí mismo: como uno débil y sin
valor. "Ah, señor mío, ¿con qué salvaré yo a Israel? He aquí que mi familia es
pobre en Manasés, y yo el menor en la casa de mi padre"
Aunque él en la realidad era un cobarde, el más débil en Manasés y el
menor de sus hermanos, Dios empezó a trabajar a través de él, poco después que
Él lo llamó un hombre poderoso de valor. Él fue guiado por Dios y después
destruyó el inmenso ejército de los Madianitas con sólo trescientos hombres
como todo un hombre poderoso de valor. Como con Gedeón, la manera en que
nosotros vemos las cosas puede ser totalmente diferente de la manera en que
Dios las ve.
La perspectiva de Dios y la perspectiva nuestra
2. Algún tiempo atrás, un anciano llamado Chang Ho Cho se escapó de Corea
del Norte. Él había vivido una vida miserable como prisionero de la Guerra
Coreana que empezó en 1950. Él era un observador de mando de fuego delantero
en el ejército coreano del sur y la misión del observador de mando de fuego
delantero era inspeccionar la situación del enemigo, descubrir la situación de sus
revistas de pólvora, tanques u oficinas principales. Y él informa al hombre de la
artillería de ellos por una radio inalámbrica. Es imposible para el artillero ver la
situación del enemigo. Así que él tiene que disparar el arma como lo mandan las
órdenes del observador delantero. Mirando el cañón lanzador de lejos él
transmite un mensaje, diciendo "Está bien" o "Gire a la derecha" o "Vuélvase a la
izquierda."
Así también es nuestra vida de la fe. Nosotros somos demasiado cortos de
vista, pero Dios es muy diferente de nosotros. Como el hombre de la artillería no
puede ver lo que está ante él, sino que es el observador de mando de fuego
delantero el que mira el campamento del enemigo, nosotros no tenemos los ojos
para prever el futuro, pero el Dios viviente ve nuestro pasado y nuestro futuro
más lejano al mismo tiempo. Por consiguiente nuestra vista nunca puede ser igual
a la de Dios.
Gedeón perteneció al clan más débil de Manasés y era el menor en la casa
de su padre. A sus propios ojos, él era un cobarde inútil y una persona débil, pero
Dios ya podía mirar al Gedeón transformado que salvaría Israel de los Madianitas
en el futuro. Así que Él lo llamó 'un hombre poderoso de valor’. Mirándose,
Gedeón no podría aceptar la palabra de Dios que él era un hombre poderoso de
valor. Él dijo continuamente, "yo soy débil y no calificado." Dios, sin embargo, le
hizo un hombre poderoso de valor sin tener en cuenta su debilidad y
milagrosamente libró a los Israelitas de la mano de los Madianitas a través de él.
Porque Él ve el pasado, el presente y el futuro al mismo tiempo, y nosotros sólo
podemos mirar el presente, Su presciencia divina nunca puede compararse con
nuestro conocimiento sumamente limitado.
Abraham, padre de muchas naciones
Un día, Dios le llamó a Abram Abraham, prometiendo que Él le haría padre
de muchedumbre de gentes. Abraham quiere decir 'un padre de muchas
naciones'. Cuando Dios llamó a Abram 'un padre de muchas naciones', Abram no
3. tenía ningún hijo. Sin tener hijos él envejeció y a Sarai su esposa también le había
pasado ya la costumbre de las mujeres. A pesar de la imposibilidad suya para ser
padre, Dios todavía lo llamó 'un padre de muchas multitudes' (Abraham). Siempre
que Él lo llamaba diciendo, "!Abraham!, ¡Abraham!", Él estaba diciendo, "Un
padre de muchas naciones!, ¡Un padre de muchas naciones!"
Abraham no podía entender por qué Dios lo llamaba así. Él pensó; 'lejos de
ser un padre de muchas naciones, no tengo ni un solo niño y mi esposa también
ha pasado la edad de dar a luz. Y Dios me llama un padre de muchas naciones. Yo
no puedo creerlo' Pero Dios miró el futuro de Abraham por delante. Él previó a
sus descendientes tantos como las estrellas en el cielo y la arena de la costa y lo
llamó un padre de muchas naciones (Abraham).
La cosa más importante en nuestra vida de fe es poseer la perspectiva de
Dios experimentando la apertura de nuestros ojos espirituales. Cuando, pues,
nuestra fe en Dios crece, nosotros podemos entender el significado de Su palabra,
y aceptar Su voluntad sin ninguna dificultad. Igualmente sin Su perspectiva en
nosotros, Sus palabras parecen no ser aptas ante nuestras circunstancias y son
difíciles de aceptar. El deber del hombre de la artillería es disparar un arma tal
como el observador de mando de fuego delantero ordena. Él no necesitaría seguir
la orden dada después de subir la montaña y confirmar si su orden es correcta o
no. Y de igual manera, nuestros pensamientos sólo se concentran en el presente
por lo cual nosotros no podemos ver nada sino solamente la circunstancia ante
nuestros ojos. Por otro lado, Dios conoce nuestro futuro perfectamente de
manera que Sus preocupaciones no pueden compararse con las preocupaciones
nuestras.
¿Hay alguno que se casa después de enterarse del futuro de su cónyuge? La
mayoría de las personas escogen a sus cónyuges según su apariencia externa o
salud o logros académicos o familia o propiedad o estado social. Todas estas cosas
son sobre el presente, no sobre el futuro. ¿Por qué es que tantas personas se
arrepienten tras el matrimonio y son afligidos tanto que eventualmente llegan a
divorciarse? Porque ellos apenas miran a su esposo del presente, no del futuro.
Nuestras vidas serían cambiadas grandemente si tuviéramos los ojos con los
cuales pudiéramos mirar claramente hacia nuestro futuro.
Como nosotros no tenemos los ojos para ver ni aún nuestro futuro más
cercano, nosotros estamos satisfechos con las cosas temporales de buen aspecto,
y nuestras riquezas presentes. Pero Dios no está satisfecho. Él conoce nuestros
4. corazones muy bien, Él mira nuestro interior e incluso mira hacia nuestro futuro
lejano. Así es que, aunque Sus palabras ahora parecen no ser aptas para nuestra
presente manera de pensar, nosotros nos daríamos cuenta que Sus palabras son
correctas con el correr de los años.
Justificando al impío
Cuando Dios le ordenó a Gedeón que derribara el altar de Baal, y cortara la
imagen de madera, Gedeón tuvo tanto miedo de sus vecinos que él intentó
hacerlo por la noche con sus siervos, evitando la luz del día. Y debido a su
continuo miedo, Gedeón tentó a Dios con un vellón de lana, pero él se volvió un
hombre poderoso de valor después.
Si nosotros sólo miramos nuestra apariencia presente o posición, es muy
difícil para nosotros confiar en Dios. Muchas personas, que siguieron a Dios,
experimentaron dificultad al adorar a Dios porque sólo miraron sus
circunstancias. Nuestra perspectiva es temporal y no es exacta. El que ve nuestro
pasado, presente y futuro al mismo tiempo puede juzgar apropiadamente y tener
una vista correcta. Así que, nosotros tenemos que aceptar Sus palabras por fe. La
razón por qué nosotros no podemos estar de acuerdo con las palabras de Dios es
que nosotros vemos sólo una parte de ellas. Al examinar todas las partes,
nosotros encontraremos que las palabras de Dios son correctas.
Aunque leemos la Palabra de Dios, la Biblia, y venimos a Él, nosotros
podemos ser heridos de conciencia por nuestro pecado y maldad. El deseo
mundano, la lujuria o el deseo de ser reconocidos crecen continuamente en
nosotros. Arrastrado por ellos, nosotros cometemos pecados tales como robar,
mentir, adulterar y odiar. Desobedeciendo a menudo las palabras de Dios,
nosotros somos agarrados naturalmente por las punzadas de nuestra conciencia y
nuestras mentes se oprimen. Las palabras de la Biblia que dicen, 'El espíritu a la
verdad está dispuesto, pero la carne es débil' o 'No hay justo, ni aún uno',
parecieran ser más razonables en lugar de las palabras de fe que dicen 'podemos
venir confiadamente ante Dios' Las palabras 'nosotros podemos venir
confiadamente ante Dios' o 'Somos justificados' no son aceptadas fácilmente.
Ante nuestra perspectiva, Gedeón ciertamente era un cobarde, pero Dios lo
llamó un hombre poderoso de valor. Desde nuestro punto de vista, Abraham era
sólo un hombre viejo que ni siquiera podía tener un niño, pero Dios lo llamó 'un
5. padre de muchas multitudes'. Esas palabras no encajan en nuestros
razonamientos. ¿Cómo podía ser Gedeón un hombre poderoso de valor? Él era un
cobarde. ¿Cómo podía Abraham ser un padre de muchas naciones? Él no tenía ni
siquiera un niño. Sin embargo, conforme pasaron los años, nuestros propios
pensamientos se derrumban cada vez más. Cuando realmente contemplamos que
ese Gedeón se volvió un hombre poderoso de valor, nosotros venimos a
comprender que la palabra de Dios es la verdad.
Abraham y Sarah eran unas pobres personas viejas, y solas, no teniendo ni
siquiera un niño, pero Dios le dio a Isaac conforme los años habían pasado. Isaac
engendró a Jacob, Jacob engendró a doce hijos y ellos se convirtieron en las doce
tribus de Israel. Después de ver que los descendientes de Abraham se
multiplicaron tan numerosos como las estrellas en el cielo y la arena de la playa,
entonces venimos a creer que Abraham era de hecho un padre de muchas
multitudes. Nuestra vista no puede sino ser diferente a la de Dios. A pesar de eso,
muchas personas rechazan aceptar las obras de Dios por fe, persistiendo en sus
propias opiniones. En Romanos 4:4, se escribe, "Pero al que obra, no se le cuenta
el salario como gracia, sino como deuda; mas al que no obra, sino cree en aquel
que justifica al impío, su fe le es contada por justicia" Por qué llama Dios justo al
que ante nuestra perspectiva es un impío?
Al principio, Abraham y Gedeón vieron sólo las circunstancias ante sus ojos.
Ellos no podían mirar hacia su distante futuro y así aceptar las palabras de Dios.
Nosotros somos tan sucios, malos, deshonestos, abominables, y carnales que
tenemos dificultades en recibir las palabras de Dios que nosotros somos
declarados justos. Si nosotros fuéramos virtuosos y piadosos ante nuestra propia
vista y Dios nos llamara justos, nosotros creeríamos Sus palabras naturalmente.
Pero cuando Él llama justos, a nosotros que somos sucios, es muy difícil de
aceptar. Así que la mayoría de las personas no acepta la palabra que dice que
ellos fueron justificados, en cambio la rechazan.
Yo soy sucio. Yo dije una mentira esta mañana. Yo soy malo, cochino, y
abominable, uno que comete pecados durante todo el día. ¿Cómo puedo ser yo
justo? ¿Por qué llama Dios a semejante persona 'justo'? Es natural que nos
consideremos no justos, cuando nosotros miramos nuestro verdadero 'yo'. Pero
Dios no solamente nos mira a nosotros que somos malos y sucios, sino también a
Jesucristo que murió por nuestros pecados. Si nosotros nos vemos a nosotros
mismos y a Jesucristo a la vez, entonces las palabras de Dios declaran que somos
justos son ciertas, porque Jesús lavó todos nuestros pecados para siempre.
6. Si nosotros sólo nos miramos a nosotros mismos, impíos, no podemos
hacer más que confesar ser pecadores lejos de la justicia de Dios. Pero Dios,
considerando justo al impío, nos ve a nosotros que somos pecadores y a
Jesucristo que murió al mismo tiempo. Aunque nosotros hemos pecado y ahora
pecamos, Jesús perdonó todos nuestros pecados. Porque la sangre de Jesucristo
cubrió todos nuestros pecados para siempre, nosotros somos justos ante la
mirada de Dios.
La fe de que somos justos
Hoy en día muchos de los que asisten a las iglesias aún están en temor,
siendo oprimidos por el pecado. Ellos repiten no ser justos, sino pecadores,
porque ellos se ven a sí mismos que han pecado en lugar de mirar hacia el Señor.
Es verdad que hemos pecado. Ahora nosotros todavía pecamos, todos nosotros
cometemos muchos errores y tenemos muchas faltas. Pero nosotros tenemos
que poner nuestra mirada en la sangre de Jesucristo que nos santificó. Entonces,
como Su poder de limpiar el pecado prevalece contra nuestra habilidad de pecar,
nosotros podemos superar los pecados y decir que somos hijos santos y
justificados de Dios. A pesar de Su promesa que 'al que no trabaja sino cree en
Aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia', muchas personas
persisten en decir que son pecadores. Ellos siguen insistiendo que ellos no son
justos y sin mancha. ¡Muchas personas están agarrando fuertemente sus propios
pensamientos, como si la perspectiva de Dios estuviera equivocada!
Las palabras "hemos sido justificados" se encuentran muchas veces en la
Biblia. En Romanos, está escrito: "Y a los que predestinó, a estos también llamó; y
a los que llamó, a estos también justificó; y a los que justificó, a éstos también
glorificó" (Romanos 8:30). “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que
justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que
también resucitó, quien además está a la diestra de Dios, el que también
intercede por nosotros" (Romanos 8:33,34)
Dios dice que nosotros somos justificados. Él no dice esto sin saber que
nosotros somos sucios y malos. Al vernos a nosotros (sucios y malos), y a la sangre
de Jesucristo al mismo tiempo, Él puede llamarnos justos.
Dios llamó al cobarde de Gedeón un hombre esforzado y valiente. En ese
momento, parecía ser una equivocación, pero Gedeón se convirtió un hombre
7. esforzado y valiente al final. Dios llamó a Abram, quien no tenía ni un solo hijo,
'padre de muchas naciones' y la promesa de Dios eventualmente se cumplió. La
palabra de Dios es la verdad. Él no sólo ve nuestro 'yo' sino también la sangre de
Jesucristo juntos y nos llama justos. Conforme nosotros estábamos siendo
justificados, Él dice que realmente nosotros ya somos justificados.
Abandonando nuestros propios pensamientos, nosotros tenemos que
aceptar, por fe, la palabra de Dios que nos justificó. La fe que le hace a uno
confiar que es justo ésa es verdadera fe. ¿Cuántas personas hay que están
persistiendo en sus propios pensamientos en vez de confiar en la promesa de
Dios? Yo deseo que usted sea librado de sus propios pensamientos, acepte la
palabra de Dios por fe y habite en Él como un justo. Dios, entonces, cumplirá Su
voluntad a través de usted.
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