Variabilidad y Cambio Climático DPSIR Estado de Querétaro
Gestión del agua en la Zona Metropolitana de la Ciudad de Querétaro y su Área de Influencia
1. La Gestión del Agua en la Zona Metropolitana de la Ciudad de Querétaro y su
Área de Influencia Hídrica
“El pensamiento a corto plazo destruye; la rentabilidad y el crecimiento sobre el corto plazo también”.
A. Saldívar
La gestión del agua en la Zona Metropolitana de la Ciudad de Querétaro (ZMCQ) y su área de
influencia hídrica -área en donde se presentan y presentarán las externalidades, positivas y
negativas, de la gestión del agua en la ZMCQ- ha sobrepasado desde hace tres décadas la
sustentabilidad regional en el uso del agua, tomando este recurso natural de lugares cada vez
más lejanos en el interior del Estado con sus consecuentes externalidades negativas, que van de
lo social, a lo económico y ambiental. Pero no solo son las externalidades negativas de las
acciones de Capital del Estado al sustraer el agua de otras regiones estatales -y otros estados-
que también la necesitan, también hay que considerar el impacto del costo de importar agua a la
ZMCQ -la infraestructura física, el costo de transporte y el costo del capital- el cual se
incrementará sustancialmente, y afectará de manera determinante su competitividad y la del
resto del Estado. En algunas ciudades latinoamericanas -los casos de éxito de una gestión
sustentable del agua- las principales determinantes de una gestión eficiente han sido la
preocupación ciudadana por la viabilidad futura de su ciudad; la presencia de un liderazgo
político y gubernamental decidido; la existencia de políticas públicas del agua de acuerdo a las
condiciones locales; y la fortaleza técnica, administrativa y financiera de las instituciones a
cargo de la gestión del recurso.
Para poder hablar del agua en la Zona Metropolitana de la Ciudad de Querétaro, primero es
necesario ubicarla -hídricamente- en el contexto territorial del Estado de Querétaro, el cual
presenta características significativamente diferentes en cada una de sus cuatro regiones, tal y
como han sido definidas por el Gobierno del Estado. Estas regiones son Sierra Gorda,
Semidesierto, Sur y Centro. Se simplifica en esta perspectiva haciendo énfasis en la división
territorial por regiones y obviando el más pertinente contexto hidrológico, para no abundar en
circunstancias más específicas y complejas, como la relación del agua subterránea -en sus
aspectos físicos y de su gestión- de los acuíferos de los Valles de San Juan del Río, Huimilpan,
Amazcala y Buenavista con el acuífero del Valle de Querétaro; o bien la relación los de éste
acuífero con los acuíferos de Obrajuelo, los Apaseos y el de Celaya, estos tres últimos situados
en el Estado de Guanajuato.
En la Región Sierra Gorda existe por lo general disponibilidad de agua superficial, generada
por una precipitación pluvial relativamente abundante -no es así con el agua subterránea por la
naturaleza cárstica del subsuelo, que no permite su almacenamiento- pero con deficiencias
considerables en la cobertura de los servicios de agua potable, drenaje y saneamiento en
comunidades apartadas, ocasionando estos dos últimos rubros problemas de contaminación y
potenciales riesgos para la salud. En la Región Semidesierto, si bien se presenta escasez
estacional de agua para uso humano en zonas rurales -en ocasiones agudizada por la presencia
de episodios de sequía- este problema está relativamente bajo control en el corto y mediano
plazo, ya que la población y la tasa de crecimiento poblacional en esta región es marginal. La
Región Sur tiene, bajo las condiciones actuales de demanda, suficiente disponibilidad de agua
-superficial y subterránea- para los usos agrícola, público-urbano, industrial y de generación de
energía, pero presenta crecientes problemas de contaminación y sobreexplotación. Por último, la
Región Centro -donde vive aproximadamente el 60% de la población del estado y se genera el
82% del Producto Interno Bruto- ha presentado de manera crónica problemas de disponibilidad
de agua para el bienestar social y desarrollo económico, al ser la demanda de agua
frecuentemente superior a la oferta del recurso. La Región Centro está constituida por los
municipios de Corregidora, Huimilpan, El Marqués y Querétaro, que a su vez conforman la
ZMCQ.
2. La localización geográfica de la ZMCQ, situada a pocos kilómetros del parte aguas continental
de la Cuenca del Río Pánuco y la Cuenca del Río Lerma-Chapala, no le permite tener una
disponibilidad significativa de agua superficial, contando únicamente con el Río Querétaro y sus
afluentes, cuyas microcuencas poseen limitadas características hídricas y geomorfológicas para
poder almacenar agua de manera considerable en bordos o presas, si bien la presencia de esta
infraestructura es relativamente adecuada para el control de avenidas en tiempo de lluvias. El
suministro de agua a la ZMCQ en el pasado reciente ha sido proporcionado por el Acuífero del
Valle de Querétaro -cuya sobreexplotación empezó en la década de 1970 y que corre el riesgo
de estar prácticamente agotado si la presente tendencia de su explotación continúa- y la
incorporación paulatina de agua de acuíferos circunvecinos, siendo el primero el Acuífero del
Valle de Amazcala, continuando con el del Valle de Huimilpan, y con la incorporación reciente
de agua del Acuífero del Valle de San Juan del Río a través del Sistema Paraíso-La Noria. A
pesar de fuertes inconvenientes sociales y políticos -y con una justificación hidrológica muy
cuestionable argumentada ante las autoridades federales del agua- el proyecto de llevar agua a la
ZMCQ de la zona de Batán-Quiotillos, en el Municipio de Amealco, es considerado estratégico
por la Comisión Estatal de Aguas (CEA).
De acuerdo a cifras manejadas por instituciones locales de gestión de los recursos hídricos,
aproximadamente el 70% de la explotación de agua del Acuífero del Valle de Querétaro -110
millones de metros cúbicos anuales- se usa en el sector público-urbano e industrial de la ZMCQ,
con el remanente 30% dedicado a la agricultura en este mismo valle, actividad económica en la
cual, además, se utiliza una cantidad estimada en 10 millones de metros cúbicos anuales de agua
residual sin tratamiento. Estos datos no son necesariamente correctos, como lo cuestiona
UNAM-Juriquilla, ya que los últimos estudios publicados por la Comisión Nacional del Agua
(CONAGUA) que se hicieron del Acuífero del Valle de Querétaro fueron publicados en el año
2000 con datos de 1996, y la dinámica de sobreexplotación en los últimos años ha dejado atrás
el modelo de balance del mismo. Al igual que en muchos de los acuíferos del país, de acuerdo a
un reporte del desempeño de la CONAGUA hecho por la Auditoría Superior de la Federación
“Auditoría de Desempeño 415, Auditoría de Desempeño a las Acciones de Administración del
Uso del Agua” en el año 2009, es necesaria una actualización del balance del Acuífero del Valle
de Querétaro, uno de los más sobreexplotados a nivel nacional.
Ha entrado en operación el proyecto Acueducto II -extendiendo significativamente el área de
influencia hídrica de la ZMCQ hacia el interior del Estado- el cual fue diseñado para suministrar
1.5 metros cúbicos por segundo de agua a la ZMCQ proveniente de la Región Semidesierto del
Estado de Querétaro, agudizando la inequidad hídrica -y sus impactos sociales y económicos-
entre la Capital y el interior del Estado, en una región en la que se manifiestan más los impactos
de la escasez de agua. Es evidente que la gestión de los recursos hídricos en la ZMCQ ha sido
siempre desde la perspectiva de la oferta, a pesar de que se han presentado esporádicamente
algunos planes e intentos limitados -y habitualmente ineficaces- de hacer un uso más eficiente
del recurso desde la perspectiva de la demanda. Con mucho, el principal usuario del agua en el
Valle de Querétaro es la CEA, paraestatal solamente factura la mitad del agua que recibe,
principalmente debido a pérdidas de agua en la red de distribución.
De acuerdo al Banco Mundial, éste patrón de suministro de agua a la ZMCQ, es el mismo que
se presenta en otras ciudades de México y del mundo, en el cual, una vez agotadas las fuentes
de suministro locales, se recurre a la explotación de agua, superficial o subterránea, de áreas
circunvecinas a la zona metropolitana, para posteriormente importar agua en bloque de regiones
más lejanas en las cuales todavía hay “disponibilidad”, de acuerdo a criterios no necesariamente
realistas, o con sesgos contrarios a un equilibrio entre las actividades económicas y el desarrollo
sustentable. La limitación más significativa para la importación de agua es su costo total, que es
la suma del costo de la infraestructura y su mantenimiento, el costo de transporte, además del
servicio de la deuda. Las ciudades empobrecen porque sus habitantes no pueden sostenerlas,
3. decía Arnold Toynbee. O bien pierden competitividad por tener agua cara, el cual es un
escenario posible para la Ciudad de Querétaro sobre el mediano plazo y largo plazo.
Dependiendo de varios factores, importar agua en bloque a centros urbanos de más de 200
kilómetros de distancia pudiera no ser razonable ya que, como se ha demostrado en muchas
ciudades, es más económico ser eficientes -evitar pérdidas de agua en la red de distribución- que
importar agua de lugares cada vez más distantes. El criterio económico que se utiliza en estos
casos, es que es conveniente evitar fugas de agua hasta el punto en que el costo del metro cúbico
que se recupera en repararlas es igual al costo del metro cubico a importar de una nueva fuente
de suministro a la ciudad. Si bien la disponibilidad de agua es un factor que determina la
competitividad de las ciudades -bajo criterios de cantidad, calidad y dependibilidad- la siguiente
limitante de las mismas es la capacidad financiera de sus gobiernos locales y estatales, de la de
la economía regional, la cual debe tener un alto costo de oportunidad para su uso del agua, de
manera que sea capaz de pagar su suministro y sostener y mejorar los niveles de bienestar social
y económico que precisan sus gobiernos.
De acuerdo a la tesis doctoral de Soraya Cárdenas, Universidad de Kansas-Laurence, preparada
en el periodo de 1997 a 2000, “La Respuesta del Gobierno de Querétaro ante la Inminente
Crisis del Agua: Falta de Conciencia del Problema en la Población y de Falta de Iniciativa del
Gobierno”, además de los problemas de gobierno que confrontan los funcionarios elegidos
democráticamente, estos tiene dos funciones intrínsecas que atender: (i) los gobernantes deben
de proteger a la ciudadanía, de manera tal que se aseguren las elecciones para el próximo
periodo electoral -función de legitimización-; y (ii) necesitan promover el crecimiento
económico en el estado, con lo que se incrementarían los ingresos de los habitantes y la
recaudación fiscal -función de acumulación-. La tesis doctoral sostiene que se ha elegido
promover el crecimiento económico de la ZMCQ a expensas de un uso sustentable de los
recursos hídricos de la región. En Querétaro se manejan dos paradigmas de la gestión del agua:
el de las instituciones oficiales, como la CEA y CONAGUA -el cual Gobierno del Estado ha
decidido creer- y el paradigma compuesto -pero no integrado- de diferentes perspectivas
disciplinarias y científicas, el cual apunta que la Zona Metropolitana de la Ciudad de Querétaro
está lejos de ser un área metropolitana sustentable, vista desde la perspectiva de la
disponibilidad y la gestión de sus recursos hídricos.
Ante escenarios de creciente escasez de recursos hídricos para la ZMCQ sobre el mediano y
largo plazo, originados principalmente por un gradual aumento de la demanda, la incertidumbre
de una oferta adecuada y permanente, y por los impactos del cambio climático sobre el ciclo
hidrológico en el área de influencia hídrica de la ZMCQ, la importación de agua a través del
proyecto Acueducto II a la Ciudad de Querétaro -además de las diversas externalidades
negativas que se originan por la sustracción del recurso en su lugar de origen- conlleva
vulnerabilidades en la disponibilidad, la continuidad y la calidad del agua, de la integridad de la
infraestructura de transporte; vulnerabilidades sociales, políticas e institucionales -entre otras-
que necesitan ser anticipadas, monitoreadas y revertidas, de manera tal que haya certidumbre de
disponibilidad de agua -bajo criterios estrictos- para sus habitantes y para quien quiera invertir
en la ZMCQ. Como medida preventiva ante cualquier eventualidad de suspensión del
suministro de agua de fuentes de abastecimiento externas, está fuera de discusión si es necesario
el uso sostenible y la conservación estratégica del Acuífero del Valle de Querétaro y acuíferos
circunvecinos, los cuales suministran agua en la actualidad a la Ciudad de Querétaro, y que
podrían proporcionarla en caso de presentarse alguna crisis de abasto, ocasionada por las
vulnerabilidades arriba mencionadas.
De acuerdo a el crecimiento urbano que se ha previsto de la Ciudad de Querétaro, originado por
la evolución demográfica y el desarrollo económico de la ZMCQ, a la vez que se incrementará
el consumo de agua potable, se estará generando gradualmente más agua residual, susceptible
de ser tratada para ser posteriormente vendida en mercados de aguas residuales tratadas,
intercambiada por agua de mejor calidad, o recargada al Acuífero del Valle de Querétaro a
4. través de almacenamientos superficiales o deposición directa a la zona no saturada del acuífero.
De esta manera sería posible disminuir las pérdidas en las Cuentas Patrimoniales de Recursos
Hidráulicos en lo que corresponde la sub-cuenca del Río Querétaro -que contiene a la ZMCQ- la
cual perdería, una vez en funcionamiento la planta de tratamiento de aguas residuales (PTAR)
de San Pedro Mártir, aproximadamente 190 millones de pesos anuales tan solo en costos de
tratamiento del agua residual. La venta de esta agua residual tratada en sitios de demanda de
agua de menor calidad que la potable, podría generar ingresos a la CEA hasta por 160 millones
de pesos anuales, cubriendo casi en su totalidad los costos de tratamiento de la misma. Así, esta
agua tratada -y escasa- se quedaría en el Estado de Querétaro, ya que a pocos metros de la
PTAR de San Pedro Mártir, entra al territorio del Estado de Guanajuato.
Al agua residual tratada hay que agregar los escurrimientos pluviales rurales de la Cuenca del
Río Querétaro y los escurrimientos pluviales urbanos de la ZMCQ, un recurso natural escaso y
no utilizado el cual abandona el territorio queretano para ser aprovechado en su totalidad en el
Estado de Guanajuato. El volumen de agua residual que genera la ZMCQ -y que se está
incrementando en proporcionalmente al crecimiento de la ciudad- es de aproximadamente 42
millones de metros cúbicos al año, 52% de la oferta total de agua potable a la ZMCQ para el
sector público urbano, que es de 80 millones de metros cúbicos anuales. Para todos los
municipios de la Región Centro, el volumen suministrado para el mismo sector público-urbano
asciende a aproximadamente 95 millones de metros cúbicos por año.
Agua para la Zona Metropolitana de la Ciudad de Querétaro, cada vez de más lejos, de menor
calidad y a más costo, es decir, agua de Acueducto II. Es del dominio público que la
localización de la fuente de abastecimiento, la propuesta del proyecto, la asignación del
presupuesto y la ejecución del mismo fueron apresuradas y sin fundamentos hidrológicos
adecuados; elementos de decisión que serán evidentes en una evaluación ex-post del proyecto,
para ver si cumplió con las expectativas de desempeño que se generaron. Sobre Acueducto II
hay cuestionamientos públicos y académicos respecto a la cantidad de agua realmente
disponible del proyecto, su impacto en la sustentabilidad del uso del recurso en la ZMCQ y en
el balance del acuífero del Valle de Querétaro; sobre la calidad del agua, en parte infiltrada de la
Presa Zimapán -como fue determinado por el “Estudio Exploratorio de las Condiciones
Isotópicas e Hidrogeoquímicas de Afloramientos en la Comunidad de El Arbolito, Municipio de
Cadereyta Querétaro” realizado por Concyteq en 2006 y manifestado a los medios de
comunicación por el Vocal Ejecutivo de la CEA- que si bien se encuentra dentro de la norma
oficial mexicana de la calidad del agua potable, pudiera no ser de la calidad adecuada para el
bienestar y salud de los habitantes de la ZMCQ -la posible presencia de disruptores endócrinos
y otros elementos químicos inorgánicos tóxicos para los seres humanos- así como para la
exportación de productos alimenticios locales a países con estándares de contaminantes
presentes en el agua más estrictos, como son las modificaciones recientes a la Safe Drinking
Water Act (SDWA) y la promulgación de la Food Safety Modernization Act of 2010 (FSMA) de
los Estado Unidos; cuestionamientos sobre el costo final del proyecto -incluyendo el costo de
capital- que rebasa en exceso la capacidad de la Comisión Estatal de Aguas y el cual tiene que
se cubierto de alguna manera por las finanzas de Gobierno del Estado.
Considerando los criterios arriba expuestos y la evolución de la oferta y la demanda a través del
tiempo, hay dos periodos claramente diferenciados en la gestión del agua en la ZMCQ, en
especial para el sector público urbano por ser el principal usuario del recurso: El Primer
Periodo, en la cual se obtiene agua -si bien bajo un régimen de sobreexplotación de un recurso
no renovable- del Acuífero del Valle de Querétaro y acuíferos circunvecinos, en la que calidad
de agua es aceptable bajo casi todas las consideraciones, y que el costo del agua es asumible por
el usuario de la Comisión Estatal de Aguas; y un Segundo Periodo, en la cual la disponibilidad
del agua de Acueducto II -con consideraciones hidrológicas más apegadas a la realidad- no dará
sustentabilidad en ningún momento al uso del agua en la ZMCQ, y en la que se necesitarán
criterios de calidad más estrictos y una mejor potabilización para poder así prevenir impactos en
5. la salud de los habitantes de la ZMCQ y permitir que los productos -principalmente
alimenticios- de la industria queretana sean competitivos y exportables.
Además, será necesario determinar el costo final del proyecto Acueducto II, su operación y
mantenimiento -incluyendo todos los costos extras a ser considerados, incluyendo el servicio de
la deuda y un eventual incremento paulatino en el costo de la energía- y la manera en como se
pagarán estas obligaciones por un par de décadas, a expensas de la distracción de los recursos
financieros del estado, igualmente necesarios en otras áreas prioritarias de la gestión
gubernamental estatal. Pero no solo son las obligaciones financieras de Acueducto II, sino
también las de la PTAR de San Pedro Mártir, el costo de la operación y el mantenimiento de los
dos proyectos antes mencionados, la recuperación de la eficiencia física de la CEA en la
ZMCQ, el deterioro evidente del drenaje sanitario, el problema latente de pensiones y
jubilaciones, y la implementación de la política pública estatal “Agua cerca de Todos”,
propuesta por el actual Gobierno del Estado que pretende una cobertura del servicio de agua
potable del 100%, incluyendo todas las comunidades rurales. Los recursos financieros del
gobierno estatal no alcanzan para cubrir todas las necesidades de agua del sector público-urbano
de la ZMCQ; tampoco alcanzarán para preparar otro proyecto de suministro de agua para la
ciudad en el mediano plazo si se quiere conservar el agua del Acuífero del Valle de Querétaro
como reserva estratégica. Y no se han considerado las necesidades de los demás municipios del
Estado.
En caso de que Acueducto II no cumpla con las expectativas de la cantidad de agua a ser
suministrada a la ZMCQ que ha generado, la CEA ha considerado una serie de proyectos como
lo son el Proyecto Extoráz y el Proyecto Río Santa María, inviables ecológica y
financieramente; o el Proyecto de Agua Turbinada de la Presa Zimapán, totalmente inaceptable
por la contaminación del agua, por la presencia de metales pesados, disruptores endocrinales y
otras sustancias tóxicas presentes. Los proyectos Distrito de Riego 023 y Batán-Quiotillos -que
tendrían un mejor costo por metro cúbico- presentan fuertes limitaciones legales, ambientales,
políticas y sociales. Todos los proyectos arriba mencionados son desde la perspectiva de la
oferta, ya en desuso a nivel mundial, al ser reemplazada por el concepto de la Gestión Integrada
de los Recursos Hidráulicos (GIRH), en donde la gestión de la demanda, ante una creciente
escasez de los recursos hídricos en todos los niveles, juega un papel fundamental.
Desde la perspectiva de la GIRH, la mejor opción -entre todas las existentes y con un margen
muy amplio de los costos y beneficios involucrados- es ser eficientes en la distribución del agua
en la ZMCQ, ya que la CEA ignora el paradero de la mitad del recurso hídrico que entra a la red
de distribución, aproximadamente 1,200 litros por segundo. Pero las limitaciones en sus áreas
técnica, administrativa y financiera, no le permiten tener un mejor desempeño: la CEA, a pesar
de incrementar artificialmente el valor real de sus indicadores de desempeño con el propósito
-entre otros- de mejorar su capacidad crediticia y lucir bien ante Gobierno del Estado y los
usuarios de sus servicios, no está entre los mejores 50 organismos operadores a nivel nacional
en lo que respecta a la eficiencia física. Comparada la eficiencia de la CEA con el organismo
operador de Tijuana -CESPT- podría recuperar sin problemas, en términos de costo/beneficio,
entre 900 y 1,000 litros por segundo de las pérdidas que tiene en la red de distribución en la
Ciudad de Querétaro.
Es una paradoja que en los países en vías de desarrollo las ciudades sean víctimas de su propio
éxito, las cuales hacen caso omiso -al igual que la Zona Metropolitana de la Ciudad de
Querétaro- que la gestión del suelo es la gestión del agua. El éxito -percibido, no
necesariamente sustentable- de la Ciudad de Querétaro, es un polo de atracción para los
habitantes del interior del Estado y de otras partes del país, que buscan lugares para vivir con
mejores condiciones de vida para ellos y para sus familias. Este fenómeno migratorio hacia la
ZMCQ -presente por aproximadamente tres décadas- pondrá aún mayor presión en los escasos
recursos hídricos disponibles. Éxito percibido: hace un poco más de un lustro funcionarios de
Banco Mundial estaban sorprendidos del crecimiento económico del corredor Querétaro-San
6. Juan del Río, hasta que se dieron cuenta que este crecimiento se sustentaba en la
sobreexplotación de un recurso natural no renovable, el agua. Y la perspectiva del futuro no es
alentadora: de acuerdo al Instituto Nacional de Ecología en el documento “Evaluación de la
Vulnerabilidad en Zonas Industriales” el corredor Querétaro-San Juan del Río está clasificado
como de muy alta vulnerabilidad ante el cambio climático global. Cabe mencionar que un
indicador-criterio para una ciudad sustentable es que si cuenta con un Plan Maestro de
suministro de agua sobre el largo plazo. La Ciudad de Querétaro no lo tiene.
Si bien el agua del proyecto Acueducto II -el cual es irreversible- tiene limitaciones, el agua en
bloque que traerá a la ZMCQ puede dar un respiro a la gestión del recurso. No obstante que hay
disponibilidad continua en las redes del servicio público urbano, en cumplimiento de la actual
política gubernamental estatal del Gobierno del Estado en el periodo 2003-2009 “Agua para
Todos, Todos los Días” ha sido a expensas de una acentuada sobreexplotación de los acuíferos
que le suministran el agua a la ciudad, y la distracción de recursos financieros necesarios -por
ejemplo- para elevar la eficiencia en la conducción y distribución del agua por la Comisión
Estatal de Aguas. La Comisión Estatal de Aguas pierde en fugas en la ZMCQ aproximadamente
la mitad del agua que obtiene -pérdidas de aproximadamente 500 millones de pesos anuales en
ingresos a la CEA que no se generan- situación totalmente inaceptable bajo las condiciones de
agua cara, como lo es la de Acueducto II.
Sin embargo, la gestión actual del recurso hídrico en la ZMCQ adolece -bajo las circunstancias
actuales de la disponibilidad escasa del recurso- de serias deficiencias, atribuidas a una mezcla
de falta de voluntad política, incompetencia institucional, e intereses establecidos, contrarios a
la gestión del agua como responsabilidad social. Destacan -entre otros factores- el desempeño
limitado de la Comisión Estatal de Aguas, la cual presenta evaluaciones de desempeño por
calificadoras de riesgo crediticio -“Fundamento: Comisión Estatal de Aguas de Querétaro
CEAQ, Standard & Poor´s, 2008-12-29”- menores al promedio de otros organismos operadores
nacionales similares, calificados bajo los mismos criterios; el manejo disfuncional en la gestión
del agua pluvial urbana y el riesgo creciente de inundaciones en la ZMCQ; la carencia de una
perspectiva integral -opuesta a la gestión sectorial que se practica en la actualidad- de la gestión
del agua en la zona de influencia hídrica de la ZMCQ; la ausencia de la participación social -o
sus representantes elegidos- en el proceso de toma de decisiones relacionadas con el agua; y la
inoperancia del Comité Técnico de Aguas Subterráneas (COTAS) del Acuífero del Valle de
Querétaro, cuya principal responsabilidad es la administración sustentable del Acuífero del
Valle de Querétaro y del cual la CEA es el principal usuario.
Es destacable -además- que Querétaro es de los últimos estados a nivel nacional que no tienen
una Ley Estatal de Aguas, y que la CEA -paraestatal del Gobierno del Estado- carezca de un
reglamento interno, que no exista un instrumento de regulación de su desempeño -en su carácter
de monopolio natural- por parte de Gobierno del Estado. Carencia de un Reglamento Interior de
la CEA, el cual debe de definir la configuración institucional que es necesaria para responder de
manera eficiente y sustentable a las necesidades hídricas presentes y futuras del Estado de
Querétaro y la ZMCQ. A esto se suman decisiones cuestionables, como fue la de permitir que la
CEA tomara la responsabilidad de la implementación del proyecto Acueducto II, cuya principal
consecuencia fue la falta de atención a la eficiencia del organismo operador, su verdadera
responsabilidad.
De acuerdo a estadísticas del IBNET “The International Benchmarking Network for Water and
Sanitation Utilities” del Banco Mundial para el año 2005, la Comisión Estatal de Aguas del
Estado de Querétaro era el segundo organismo operador en México que más gastaba en costos
de personal -después de Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey- asignando un 52% de sus
costos de operación a este rubro. A nivel nacional Cancún gastaba en ese año el 31%, Culiacán
30%, San Luís Potosí 23% y Tijuana 34%. La mejor práctica en América Latina la tenía Aguas
Andinas, de Santiago de Chile, asignando 22% de sus costos de operación a costos de personal.
Con el cambio de Gobierno del Estado para el periodo 2009-2015, se acentuó la contratación de
7. personal en la CEA -frecuentemente innecesario- en muchas ocasiones con sueldos altos, lo cual
probablemente ha modificado este importante indicador de desempeño.
Para tener una perspectiva más clara de una buena gestión del agua en la ZMCQ, no solo es
necesario considerar la disponibilidad, la calidad y el costo del agua; es preciso también
determinar el impacto de las instituciones involucradas en la administración del recurso y
evaluar si estuvieron -y si estarán- a la altura de las nuevas circunstancias y presiones
financieras, generadas por la introducción del proyecto Acueducto II y el proyecto de San Pedro
Mártir en la ZMCQ, así como la política pública “Agua cerca de Todos” en todo el estado. Las
instituciones y portadores de intereses más importantes involucrados en la gestión del agua en el
Estado de Querétaro son la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), la Comisión Estatal de
Aguas, la Secretaría de Desarrollo Sustentable y la Procuraduría Federal de Protección
Ambiental, incluyendo además -en el plano informal- de las directrices de Gobierno del Estado,
las presiones de los desarrolladores operando en la ZMCQ, y los intereses personales -opuestos
a los institucionales- de los diversos niveles de gestores del agua en el Estado. Lo que necesita
el Gobierno del Estado -responsable de facto de la gestión del agua en la ZMCQ- para cumplir
con las expectativas presentes y futuras de la población, es de proveer de agua a la ZMCQ de
manera sustentable para todos sus usos, en cantidad suficiente, de buena calidad, con
continuidad apropiada, y a precio razonable.
La Zona Metropolitana de la Ciudad de Querétaro precisa de agua adecuada para la salud y el
bienestar de la población y para su desarrollo económico, teniendo además como guía políticas
públicas de equidad para todos los habitantes del Estado de Querétaro, de sustentabilidad en el
uso del recurso, y de protección del medio ambiente. Sin embargo, hay que considerar que si las
instituciones relacionadas con la gestión del agua en el Estado de Querétaro -la Comisión
Nacional del Agua y la Comisión Estatal de Aguas- no han estado a la altura de la problemática
actual, es poco factible que lo estén si será imprescindible tener una visión actualizada, más
científica y más compleja de la problemática de la gestión integral del agua en la ZMCQ y su
área de influencia hídrica; que cuenten con un portafolio de propuestas realmente útiles de
solución a la problemática existente, disponibles para su evaluación e implementación. La
situación que se describe no es nueva, pues los indicadores de gestión de la CEA se han
mantenido en los mismos niveles desde el año 2000, a pesar de las considerables inversiones en
el mejoramiento de la infraestructura que se han realizado hasta 2009, último año de la pasada
administración estatal.
Ante las prioridades irrefutables de una mejor eficiencia global de desempeño hacia el interior,
y de una gestión financiera sensata sobre el largo plazo hacia el exterior -prioridades que
presentan crecientes síntomas de deterioro- la tendencia a la baja de los principales indicadores
de la CEA atestiguan la pérdida de competitividad de la Zona Metropolitana de la Ciudad de
Querétaro en comparación con ciudades con problemas de agua parecidos, como lo son
Aguascalientes, León, y San Luís Potosí. En términos hídricos, la competitividad de la ZMCQ
en relación a estas ciudades similares, no está determinada únicamente por la disponibilidad de
recursos hídricos -tenemos las mismas circunstancias- sino por quién es capaz de hacer una
gestión eficiente y dar certeza a inversionistas sobre el largo plazo en función de la capacidad de
sus instituciones. De acuerdo a un especialista de la UAM-Ixtapalapa, dos de estas ciudades
-Aguascalientes y León- son significativamente mejores que la ZMCQ en la gestión de sus
recursos hídricos, lo cual se refleja en otros sectores de su economía, como lo es el
establecimiento y la inversión de importantes empresas y corporaciones en éstas.
Se podría argumentar -como lo hace la Comisión Nacional del Agua- que en la Región
Hidrológica Pánuco perteneciente al Estado de Querétaro hay agua superficial suficiente sobre
el largo plazo. Y sin embargo -además de proponer soluciones únicamente desde el lado de la
oferta- existen limitaciones de disponibilidad, financieras, sociales, políticas y ambientales.
Hay otras opciones de suministro de agua que no han sido consideradas adecuadamente,
incluyendo la gestión de la demanda como parte de una Gestión Integrada de los Recursos
8. Hídricos. Hay, además, que ponderar que la ZMCQ estará financieramente exhausta en relación
a la gestión de sus recursos hídricos por un par de décadas, por las obligaciones financieras -y
de operación y mantenimiento- de los proyectos Acueducto II y la planta de tratamiento de
aguas residuales San Pedro Mártir.
La gestión del agua en la ZMCQ -y su área de influencia hídrica en el Estado- no mejorará si no
se posee la capacidad adecuada, si se tienen limitaciones en las habilidades técnicas y
administrativa del recurso, y si se carece de la capacidad para hacer las proyecciones
presupuestarias y financieras necesarias para resolver los problemas presentes y futuros. La
evolución de las necesidades directivas de la CEA a través del tiempo, ante la creciente escasez
del recurso hídrico, evidencia que en las décadas de los 70s y 80s se precisaban únicamente
conocimientos de ingeniería; que a principios de la década de los 90s fue además necesaria la
gestión de agua en bloque para la ciudad cuando la demanda empezó a ser marcadamente
superior a la oferta; y que en el contexto posterior a Acueducto II, será imprescindible un alto
nivel de desempeño en las áreas hidráulica, administrativa y de gestión financiera. Esta
evolución de las capacidades necesarias de los Directores Generales de organismos operadores
de agua varía de acuerdo a las condiciones locales, como está documentado para el Sur de
California -The Metropolitan Water District of Southern California- en donde la evolución de la
profesión predominante del Director General cambió de Ingeniero a Licenciado a partir de la
mitad de la década de los 70s, dada la cada vez más frecuente presencia de conflictos por la
disponibilidad del recurso. Para el Estado de Querétaro, es necesario desarrollar las políticas
públicas, leyes y reglamentos que generen las estructuras institucionales que permitan darle
viabilidad a la ZMCQ en el mediano y largo plazo. Gobierno del Estado debe de tomar
decisiones de quienes, cómo, y bajo que reorganización institucional, estas personas serán
responsables de la gestión óptima, eficiente y eficaz del agua.
Recientemente la CEA cumplió 30 años de existencia, evolucionando en sus objetivos y en las
capacidades que son necesarias para lograrlos. Un proceso de importancia vital en esta
evolución, del ámbito de la sociología, ha sido el proceso de “Captura” de las instituciones. A
través de su historia, en ocasiones determinó el desempeño de la CEA su dependencia de otras
instituciones, su alta burocracia; en otras líderes emprendedores. También ha sido capturada por
los intereses de Gobierno del Estado; pero en la actualidad se encuentra la presencia activa de
un grupo que pretende capturar la Institución compuesto por personas de otros estados,
provenientes en su mayoría de CONAGUA. Este coto de poder está buscando consolidarse, lo
que facilitaría -además- el usufructo personal de la gestión de una Institución pública. Este
grupo ha llegado al extremo de proporcionar al principal portador de intereses de la CEA,
Gobierno del Estado, indicadores de gestión y expectativas de desempeño carentes de
fundamento. Esto es posible por la ausencia de un Ente Regulador de la paraestatal, figura
administrativa ineludible en países con organismos operadores de alto desempeño. Si bien la
principal vulnerabilidad física del suministro de agua a la ZMCQ es la disponibilidad de la
misma, en el ámbito de la gestión de este recurso son las limitaciones de la Institución
responsable, la Comisión Estatal de Aguas.
Es necesario atender las vulnerabilidades que existen en la gestión de los recursos hídricos para
poder lograr que la Ciudad y el Estado de Querétaro sean competitivos y sustentables sobre el
mediano y largo plazo. Es imperativo que Gobierno de Querétaro tenga control sobre la gestión
del agua -incluyendo sus finanzas- y que no sea la disponibilidad del recurso hídrico -o su
costo- la que determine el bienestar social, desarrollo económico y equilibrio ambiental del
Estado. Arnold J. Toynbee, en su teoría cíclica sobre el desarrollo de las civilizaciones, solía
decir que las ciudades decaen como resultado de su incapacidad para enfrentarse a los desafíos
que se les presentan, que las ciudades mueren cuando empobrecen. Para gobernantes y
gobernados, usuarios y gestores de agua en la Zona Metropolitana de la Ciudad de Querétaro, es
inexcusable darse cuenta que problema fundamental de la ciudad es la disponibilidad de agua y
que se debe actuar en consecuencia.
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