Los grandes incendios forestales tienen graves consecuencias en los ecosistemas. Destruyen la vegetación y la vida silvestre, y pueden esterilizar el suelo, lo que hace que la recuperación de los ecosistemas lleve siglos. A medida que el cambio climático intensifica los incendios, se necesitan mejores esfuerzos de prevención para reducir el impacto devastador en la biodiversidad y los sumideros de carbono de los bosques europeos.
1. ¿Qué consecuencias tienen los grandes incendios forestales en los
ecosistemas?
A medida que el cambio climático intensifica incendios a un ritmo sin
precedentes, las labores de prevención se vuelven un imperativo para
aplacar las graves consecuencias.
P O R C R I S T I N A C R E S P O G A R A Y
Un incendio hace estragos por la noche en la selva tropical de Brasil, cerca de
Maranhao.
F O T O G R A F Í A D E C H A R L I E H A M I L T O N J A M E S , N A T G E O
I M A G E C O L L E C T I O N
Más de 75 000 hectáreas de bosque han sido calcinadas en lo que la primera
mitad de 2022 en España, según cifras de Copernicus. El incendio de Sierra de
la Culebra en Zamora ha sido declarado por el Ministerio de Transición Ecológica
como el más devastador de las últimas décadas en España: ha arrasado casi 30
000 hectáreas de bosques y cerca de una cuarta parte de la Reserva Natural de
Sierra de la Culebra.
A pesar de ser el más desolador, el incendio de Zamora no ha sido el único. Los
incendios forestales recientes que han arrasado varios territorios de España,
2. afectando a casi el doble de la superficie que se ha quemado en total entre los
años 2006 y 2021.
El riesgo de fuegos cada vez más intensos continúa al alza en España debido al
cambio climático. Las altas temperaturas del pasado junio rozaron, aún durante
la primavera, los 40 grados en numerosas zonas del país, lo que ha ayudado a
provocar varios incendios y miles de personas han tenido que ser evacuadas en
una situación que deja tras de sí una catástrofe más para los ecosistemas que
mantienen a numerosas poblaciones.
Tan solo en el fatídico junio de 2022, además de Zamora también Navarra se ha
visto afectada por las llamas, que han arrasado más de 10 000 hectáreas, Artesa
de Segre en Cataluña lleva calcinadas 1600 hectáreas en uno de los 240
incendios que se han registrado desde la semana pasada, el pueblo de Castejón
de Tornos, en Teruel, también se ha visto afectado por 20 kilómetros cuadrados
de incendio y Pujarra, en Málaga, tuvo el dudoso honor de inaugurar la época de
incendios estivales.
Un cambio sin precedentes en los incendios de Europa
Un reciente estudio, publicado en la revista Scientific Reports titulado El
calentamiento global está cambiando las relaciones entre el clima de incendios
y las emisiones de CO2 inducidas por incendios en Europa, ha revelado un
cambio sin precedentes en el régimen de incendios del continente europeo
relacionado con el cambio climático.
Este cambio histórico en Europa es especialmente intenso en el área del
Mediterráneo, aunque las zonas afectadas se encuentran en el sur, centro y
norte del continente. Según el estudio, los veranos y las primaveras con riesgo
de incendio han alcanzado cifras sin precedentes durante los últimos años, y por
ello muchas zonas de Europa meridional y del Mediterráneo alcanzan
condiciones extremas, cada vez más frecuentes por las olas de calor y la sequía.
(Relacionado: ¿Cómo llega el humo de los incendios de California hasta
España?)
3. "Este aumento del riesgo extremo es bastante reciente y en momentos críticos
supera la capacidad de extinción del fuego de las sociedades europeas,
provocando mayores emisiones de CO2 asociadas al fuego en veranos
extremadamente cálidos y secos", afirma el investigador del CREAF Jofre
Carnicer, quien también es profesor de ecología de la Facultad de Biología e
investigador del Instituto de Investigación de la Biodiversidad (IRBio) de la
Universidad de Barcelona.
Por primera vez, este estudio vincula el aumento del riesgo de incendio con un
mayor número de emisiones de CO2 causadas por el fuego y medidas en
observaciones de satélite por todo el continente europeo.
"Las zonas boscosas y montañosas del sur y centro de Europa son las áreas
donde se detectan los mayores aumentos del riesgo de incendio", afirma
Carnicer. "Estas zonas son grandes reservorios de carbono que estarían
amenazados por el fuego, como la cordillera de los Pirineos, los macizos Ibérico
y Cantábrico en España, los Alpes, el macizo central francés, los Apeninos
italianos en Europa central, y las montañas de los Cárpatos, los Balcanes, el
Cáucaso y el Póntico en el sureste de Europa".
(Relacionado: Los incendios «zombis» del Ártico están vinculados al cambio
climático)
"Los aumentos más significativos del riesgo de incendio afectarán a zonas del
sur de Europa que tienen bosques y sumideros de carbono que son claves para
la regulación del clima", continúa el investigador. "Los bosques del continente
europeo absorben anualmente cerca del 10% de las emisiones totales de gases
de efecto invernadero. En concreto, captan unos 360 millones de toneladas de
CO2 al año, una cantidad superior a las emisiones de un país como España, con
un valor de alrededor de 214 millones de toneladas".
4. V E R G A L E R Í A
Los megaincendios de quinta y sexta generación
“Siempre que hay un incendio, supone un retroceso en la evolución natural de
los ecosistemas”, explica Sonia Roig Gómez, experta en ecología y gestión
forestal. “En ecosistemas complejos con muchas interacciones y altos niveles de
biodiversidad, supone ir hacia atrás hacia especies más rústicas, más pioneras,
y perder las que son más exigentes”.
El nivel de retroceso en estos ecosistemas va de la mano de la intensidad del
incendio. Según explica la experta, algunos incendios pueden ser muy extensos,
pero a la par muy ligeros, y el efecto del fuego es mucho más suave. “A lo mejor
los árboles no terminan de quemarse del todo y al año siguiente pueden rebrotar,
por lo que cuanto más va aumentando la intensidad, el efecto es más grande”.
Algunas de las zonas asoladas por los incendios más voraces de este siglo, aún
no cuentan a día de hoy con un plan de prevención, según alerta Greenpeace.
Entre ellos, el año 2012 dejó más de 30 000 hectáreas quemadas en Corte de
Pallás, Valencia, y más de 22 000 en Corte de Pallás, también en Valencia. 30
000 más ardieron en Minas de Riotinto, Huelva, en el 2004, donde las
5. temperaturas de hasta 43º imposibilitaron la extinción rápida del incendio. El
2007 dejó calcinadas más de 19 000 hectáreas en Tejeda, Las Palmas, durante
una ola de calor con máximas de 46º, y el mismo año vio arder 17 000 hectáreas
más en Los Realejos, Tenerife.
(Relacionado: Consejos de seguridad contra incendios no controlados)
Con temperaturas máximas cada vez mayores, sequías cada vez más áridas y
un clima cada vez más extremo, sumado a una falta de políticas de prevención,
dejan unas condiciones climáticas en España que allanan el terreno para que
estos megaincendios se sucedan cada vez con más frecuencia.
Acumulando biomasa, perdiendo biodiversidad
El fuego es un elemento natural en los ecosistemas, sobre todo en los
mediterráneos. Sin embargo, Roig explica que los grandes incendios que se
están dando ahora están causados por circunstancias asociadas al cambio
climático.
“Esto hace que los incendios tengan una severidad muy alta, por lo que, aunque
los incendios son elementos naturales en nuestros ecosistemas, que sean tan
intensos no lo es tanto. La intensidad tan elevada está asociada al cambio
climático y a la acumulación de combustible, de biomasa, de vegetación que no
se consume por parte de los animales y supone una causa efectos como estos
incendios tan grandes de quinta y sexta generación, muy complicados de
extinguir”.
Los incendios de quinta y sexta generación se desarrollan cuando a todos los
factores que añaden leña a la propagación del fuego se añade el cambio
climático y la simultaneidad, es decir, varios focos a la vez que provocan la
imposibilidad de abarcar su extinción con los recursos habituales.
“Un incendio muy severo e intenso puede eliminar totalmente la vegetación, que
las especies vegetales no sean capaces de rebrotar ni regenerarse a través de
semillas, porque han acabado con todo”, afirma Roig. “Si además el incendio es
6. tan intenso que afecta al suelo, el retroceso en la evolución de los ecosistemas
puede llegar a tener que iniciar la colonización de la vegetación y los animales
desde un paisaje prácticamente lunar”.
En el caso del suelo, un incendio severo puede ser solamente que elimine la
vegetación muy rápidamente y casi suponga un pequeño reinicio, pero si son
muy serveros suponen una esterilización del suelo y empezar de cero la
recuperación. “Estos incendios tan severos suponen que desaparezca toda la
vegetación que hay alrededor y va a ser muy difícil y lenta la colonización”,
explica Roig.
Siglos para recuperar los ecosistemas
En este caso, cuando es muy difícil la colonización de forma natural, se realiza
una restauración pasiva basada en proyectos de recuperación forestal que den
el salto y permitan la recuperación del ecosistema, pero los tiempos son muy
variables dependiendo de la severidad.
“Un incendio leve puede recuperarse muy rápidamente, pero en incendios de
mayores dimensiones, quizá estemos hablando de mínimo decenas de años.
Con repoblación y reforestación adelantamos algunos años pero hay
interacciones en los ecosistemas que necesitan siglos para volver a recuperarse,
como el suelo”.
La importancia de la vegetación se debe a que es la base de todos los
ecosistemas. En en caso del incendio de la Sierra de la Culebra, no solo se ha
visto afectada la fauna y la flora, sino que la riqueza micológica, que serían sobre
todo los hongos, son la base de este enclave.
(Relacionado: ¿Qué hacen los animales salvajes durante los incendios
forestales?)
Además, la época estival de mayor concentración de incendios suele coincidir
con épocas de cría de algunas especies, como el lobo ibérico. “Las especies de
fauna como el lobo se pueden mover, a veces quedan atrapadas y es una
7. desgracia, pero otras veces por suerte se pueden mover, aunque a diferentes
escalas”, explica Roig. “Por ejemplo, los grandes ungulados pueden moverse
más, pero pequeñas especies de suelo no tienen esa capacidad de movimiento
y perecen en el incendio, y también son elementos muy importantes en la
diversidad”.
La paradoja de la prevención
“Lo más importante es la prevención”, alerta Roig. “España es uno de los países
que mejor dotado está para la extinción de incendios, y eso provoca la paradoja
de la extinción; extinguimos incendios en cuanto aparecen, por lo que se va
acumulando cada vez más biomasa, porque ni se quema ni se consume, por lo
que el peligro de tener grandes incendios va aumentando”.
El cambio climático nos lleva a incendios cada vez más severos y hay situaciones
muy difíciles de prevenir y de extinguir en caso de incendio – como el 30, 30, 30,
es decir, zonas con pendiente, con gran cantidad de vegetación, viento y
temperaturas altas.
(Relacionado: Así se inician los incendios forestales y esta es la forma de
detenerlos)
“Sin embargo, ante cualquier riesgo hay que prepararse, tanto la población como
la naturaleza”, declara Roig. “La interfaz urbano-forestal es muy complicada, las
casas dentro de un bosque son muy susceptibles de quemarse, pero además
son la prioridad de los bomberos frente a la vegetación”.
Según la experta, y se deben preparar los montes de forma que, en caso de que
no se pueda prevenir, se pueda recuperar lo antes posible y que el incendio sea
lo menos severo posible.
El trabajo de prevención de la vegetación pasa por tratamientos agrícolas que
modifiquen en las zonas críticas los modelos de combustible, que bajen las
cargas de combustible, es decir, la biomasa.
8. “Estas zonas críticas son lugares de uso social, carreteras, puntos clave donde
el paso de una ladera a otra pueda ser catastrófico, y seleccionar las zonas
donde hay que actuar porque su riesgo – por ejemplo, por paso de una ladera a
otra – es crítico”.
Combinado con otros tratamientos de prevención, como el pastoreo de de
ganadería extensiva, es una gran ayuda para disminuir la vegetación que
alimentará esos incendios tan severos. La prevención va por tanto de la mano
de la gestión de la vegetación y no tanto estar preparados para la extinción, sino
conseguir que sea lo menos severo posible haciendo una planificación de
biomasa.
(Relacionado: Estas cabras se suman a la lucha contra los incendios forestales)
Para ello, las prácticas y herramientas clave son, según concluye Roig,
“establecer un paisaje tipo mosaico, establecer zonas cortafuegos,
mantenimiento por pastoreo, asegurar una actividad socioeconómica importante
para el reconocimiento del valor de los montes, el establecimiento de
comunidades de pueblos vivos que cuiden el territorio y garantice el cuidado y la
extracción de biomasa de los montes para disminuir la severidad de los incendios
que seguirán sucediendo cada vez más”.
https://www.nationalgeographic.es/medio-ambiente/que-consecuencias-tienen-
los-grandes-incendios-forestales-en-los-ecosistemas