1. Decir sí a Dios
26º domingo Tiempo Ordinario - A
2. Os aseguro que los
publicanos y las prostitutas
os llevan la delantera en el
camino del reino de Dios.
Porque vino Juan a vosotros
enseñándoos el camino de
la justicia y no le creísteis;
en cambio, los publicanos y
las prostitutas le creyeron.
Y aún después de ver esto,
vosotros no recapacitasteis
ni creísteis.
Mt 21, 28-32.
3. Jesús se dirige a los sacerdotes y a los ancianos con
palabras provocativas. Los que ostentan el poder
religioso y representan la pureza de la fe judía
exigen un riguroso cumplimiento de la ley,
mientras que ellos, con su vida, desmienten lo
que predican.
4. Jesús recurre a una
parábola para transmitir un
mensaje: un padre tenía
dos hijos. Pide al primero
que vaya a trabajar a su
viña. Él contesta que no,
pero más tarde va.
Al segundo le pide lo
mismo, éste de inmediato
responde que sí, pero
luego no va.
¿Quién cumple la voluntad
del Padre?
5. Dios nos llama a todos a trabajar en su viña
También hoy nos llama a los cristianos a expandir su
reino en medio del mundo. La esencia de nuestra
vocación cristiana es decir sí a Dios. Sin dudar, cada día.
6. Dejar que Dios haga planes
Querer lo que Dios quiere, convertir la voluntad de Dios
en el centro de nuestra existencia. Decir sí a Dios es
también decir sí a Cristo, a la Iglesia, al apostolado.
7. Decir sí es una forma de ser y de estar en el mundo
No es un sí limitado a un momento, para algo puntual:
es un sí a todas y por todas.
Como el hijo mayor, nos cuesta responder.
Necesitamos un proceso de conversión.
8. Decir sí con alegría
El padre valora al hijo que finalmente obedeció. Pero
es mejor y más hermoso decir sí y actuar en
consecuencia, con prontitud, con una actitud dócil y
de escucha.
9. En el segundo hijo, que dice sí con tanta rapidez y
luego falla al compromiso, podemos vernos reflejados
muchas veces. Cuánta gente viene a misa, cumple los
preceptos, dice “sí”… pero no ha comprometido su
corazón, su tiempo, su trabajo. Ese sí está diluido, es
una mentira.
10. Cuando nos negamos a ir
a la viña, estamos
dejando de trabajar por
la justicia.
Jesús advierte a los
sacerdotes y a los
ancianos: “Los
publicanos y las
prostitutas os
adelantarán en el camino
al reino de los cielos”.
11. Hay quienes se creen
dueños de la fe pero
están lejos de entender a
Jesús y su mensaje. Se
encierran en su orgullo,
en sus cátedras, en sus
prejuicios.
Nos puede pasar a todos
cuando nos sentimos o
creemos mejores que los
demás.
12. Los de adentro, los que formamos una comunidad, no
somos necesariamente mejores que los de afuera. Las
palabras de Jesús son duras, pero certeras. Nos creemos
mejores porque venimos a misa, colaboramos con la
parroquia o con apostolados varios… Pero no estamos
libres del afán de poder y de protagonismo.
13. Decir sí a Dios implica humildad, servicio y
comprensión. “Siervo inútil soy, he hecho lo que
debía”. Solo desde la humildad y la unidad podremos
construir un auténtico cielo a nuestro alrededor y
seremos trabajadores fecundos de la viña del Señor, la
Iglesia.