Los Nueve Principios del Desempeño de la Sostenibilidad
Pdf 1 costa de marfil
1. La Verdad, núm 64
Sábado, 15 de Enero de 2011
"FRANCIA EN COSTA DE MARFIL: EL PIRÓMANO NO DEBE JUGAR A
BOMBERO"
Asociación Survie
La asociación Survie recuerda que Francia tiene una gran responsabilidad en la crisis
que afecta a Costa de Marfil desde hace 8 años. Pese a lo que mantienen Naciones
Unidas y las potencias occidentales, -era evidente que existían claras condiciones que
permitieran un amplio fraude, en especial en el Norte del país-. La única salida posible
en este momento es el apaciguamiento de ambos campos y no la afirmación de la
victoria de uno sobre otro. Francia debe proceder a la retirada de su operativo militar en
beneficio de las tropas internacionales bajo mando de Naciones Unidas.
En este artículo, la asociación Survie demuestra que la Françáfria es responsable de la
actual situación de Costa de Marfil, es decir es la Françáfica que ha actuado de
incendiador porque Laurent Gbagbo, que no es de su agrado, ganó las elecciones en
Costa de marfil en el año 2.002 y ha podido haber ganado las del 27 de noviembre de
2010.
"Por primera vez en su historia, los ciudadanos marfileños han votado en una elección
presidencial auténticamente pluralista y abierta. Pese a las condiciones
extremadamente desfavorables, la participación ha sido masiva. Sin embargo, tres
semanas después, Costa de Marfil está secuestrada por «dos presidentes». Mientras
uno de ellos, Laurent Gbagbo, se aferra al poder, la «comunidad internacional» está
en vías de imponer al otro, a Alassane Ouattara, a los marfileños.
Para delimitar la inmensa responsabilidad de la diplomacia francesa en el impasse que
vive actualmente Costa de Marfil, es necesario marcar unos pocos jalones históricos.
En el otoño de 2002, el Elyseo rechazó la aplicación de los acuerdos de defensa a una
Costa de Marfil que se enfrentaba a una rebelión armada abastecida desde un país
vecino. Por el contrario, se le impuso un cese el fuego que ratificaba la partición del
país.
En enero de 2003, con los acuerdos de Marcoussis, la diplomacia francesa impuso la
entrada de los rebeldes en el gobierno marfileño. En Abidjan, los manifestantes
rechazaron que las carteras de Defensa e Interior se otorgasen a los rebeldes, como
deseaba el ejecutivo francés. En noviembre de 2004, la escalada se convirtió en drama.
Durante una ofensiva aérea del ejército marfileño por la zona rebelde, murieron nueve
soldados franceses de la operación Licorne y un civil norteamericano. Temiendo un
putsch organizado por el ejército francés que destruyó la aviación militar marfileña.
Los manifestantes salieron masivamente a la calle en algunos barrios de Abidjan. El
ejército francés disparó sobre los manifestantes causando más de sesenta muertos.
Los acuerdos de Pretoria de abril de 2005 reconocen la estructura de la Comisión
Electoral Independiente (CEI) conforme al plan establecido en la mesa de
negociaciones de Marcoussis, conduciendo a una sobrerrepresentación de los rebeldes,
garantizando a los partidos de la oposición una amplia mayoría. Sin más dilaciones se
crea en París el Rassemblement des Houphouëtistes pour la Démocratie et la Paix
2. (RHDP), reconciliando a dos antiguos enemigos, Henri Konan Bédié y Alassane
Ouattara, en torno a un acuerdo electoral destinado a asegurar la victoria de uno de
ellos sobre Laurent Gbagbo. La Unión Europea impulsó, por medio de Naciones
Unidas, un Programa de Apoyo a los Procesos Electorales de los que la CEI es el
principal beneficiario. El contenido de este programa permite augurar ya el recurso a
la fuerza:
«En las próximas elecciones, es previsible que el problema de la confianza se plantee
con una agudeza aún mayor y exija el recurso a poderes de decisión excepcionales
capaces de contrarrestar la incapacidad de conseguir consensos políticos en tiempo
útil".
A comienzos de 2007, después de Ouagadougou, Michel de Bonnecorse, jefe de la
célula africana del Elyseo con Jacques Chirac, anuncia que el fin de la rebelión no es
una condición previa para la celebración de elecciones. Algunas semanas más tarde,
Laurent Gbagbo, Guillaume Soro, líder de la rebelión, y Blaise Compaoré, presidente de
Burkina, firman los acuerdos de Ouagadougou : Guillaume Soro pasa a ser Primer
Ministro. Finales de 2007, un acuerdo complementario tiene como único objetivo
confiar a la empresa francesa la posibilidad de elaborar las listas electorales.
El pasado 2 diciembre 2010, el Consejo Constitucional marfileño, favorable en lo
esencial a Laurent Gbagbo, hace constar la expiración del plazo fijado a la CEI para
hacer públicos los resultados provisionales. En efecto, la CEI ha fracasado en su trabajo
de conseguir un consenso sobre el conjunto de irregularidades del escrutinio. El
presidente de la CEI Youssouf Bakayoko se traslada entonces al Golf Hôtel, donde se
encuentran ya Henri Konan Bédié, Alassane Ouattara, Guillaume Soro, el representante
del Secretario General de la ONU y los embajadores francés y norteamericano. Estos
últimos le prometen protección hasta el aeropuerto a cambio de la proclamación de los
resultados. Bakayoko anuncia la victoria de Alassane Ouattara ante las cámaras
occidentales. Al día siguiente, el Consejo Constitucional anuncia la invalidación del
escrutinio en siete departamentos de la zona controlada por los rebeldes y la victoria de
Laurent Gbagbo.
Era absurdo pretender organizar unas elecciones satisfactorias sin acabar antes con la
partición del país. Sorprende que ninguna autoridad internacional lo haya exigido
seriamente. Pese a los enormes medios puestos en juego, el escrutinio no ha ofrecido las
garantías anunciadas por Naciones Unidas.
Es urgente que las iniciativas apaciguadoras ganen terreno. Si la «comunidad
internacional» tiene una onza de buen sentido, debe ser por este camino por el que debe
empujar a los actores de esta crisis y no por el rechazo a la realidad y por el de la ilusión
de que cabe imponer una solución de fuerza a un país dividido. El riesgo está en hundir
a Costa de Marfil en la violencia.
Exigimos que no se escatimen recursos, empezando por la retirada de la operación
Licorne en beneficio del refuerzo de la ONUCI, para la reconciliación de los marfileños
y no para asegurr la victoria de un campo sobre el otro, que sólo supondrá una
importante amenaza para el futuro de Costa de Marfil.
Asociación Survie, 23 de diciembre 2010