El documento presenta el discurso del General Augusto Pinochet sobre la trayectoria y futuro del Ejército de Chile. Pinochet discute los cambios geopolíticos recientes y sus implicancias para las fuerzas armadas, señalando que éstas deben definir su propio papel y no adoptar ideas foráneas. También analiza el desarrollo del Ejército en las últimas décadas y presenta su visión para las próximas décadas, enfocada en la modernización de la institución.

1. FASOC Vol. VII, No. 4 General Augusto Pinochet
EJERCITO DE CHILE:
TRAYECTORIA Y FUTURO
Clase Magistral dictada por el
Sr. Comandante en Jefe del Ejército,
Capitán General Augusto Pinochet Ugarte
Santiago, 21 de agosto de 1992
I Introducción
Es tradicional que el Ejército de Chile, en el
período del año que reúne algunas de las fechas más
significativas de su larga historia, considere como
ocasión propicia, no sólo rememorarlas, sino que,
también, proyectar al momento actual sus enseñanza y
su significado a la luz del análisis de cada uno de los
sucesos que se conmemoran.
Tomando como inicio el Natalicio del
Libertador, Capitán General Bernardo O'Higgins, el
veinte de Agosto y como término el diecinueve de
Septiembre, con la celebración de las Glorias del
Ejército, en cada Unidad Militar se desarrollan
diversas jornadas destinadas a reflexionar sobre las
experiencias y lecciones del pasado, y a buscar, en la
fuente del recuerdo, las bases de la fuerza renovadora
que una Institución dinámica como la nuestra necesita
para su permanente entrega a la Patria.
Es así, porque nos asiste la profunda convic-
ción de que los éxitos que, en tiempos de paz y de
guerra, hemos conquistado, pertenecen en último
término al pueblo chileno, cuyos valores y aportes han
sido la base en que se sustenta el logro de cada triunfo
que, con orgullo, presentamos a una Nación que
gracias a ellos puede vivir en paz, en armonía y con un
grado de desarrollo que la hace mirar con optimismo
un futuro cada día más prometedor.
La exposición que efectuaré, a continuación,
se enmarca en lo que acabo de destacar, y tiene por
objeto, a partir del conocimiento histórico y del avance
institucional de las últimas décadas, desarrollar el
Ejército de acuerdo con los tiempos que vivimos y
anticipándonos a los tiempos que vendrán.
Me asiste el convencimiento de que este
esfuerzo se realizará en plena concordancia con toda la
estructura de la sociedad, y en un ambiente que,
respetando la natural independencia y responsabilidad
única e indelegable del Mando, conjugue la necesidad
de compartir ideas, de buscar aportes, de encontrar
campos de beneficio mutuo y áreas de complementa-
ción con todos los sectores sociales, económicos y
políticos de la nación.
En este contexto, el Ejército ha invitado a las
más altas autoridades, y a representantes de diferentes
actividades del país, para compartir sus inquietudes y
exponerles sus proyectos, porque sin lugar a dudas en
él es donde mejor se reflejan la voluntad y el com-
promiso del Estado de proteger sus intereses y
contribuir, así, a la tarea de alcanzar el bien común.
Siempre las directrices de mi gestión de
Mando se han orientado a modernizar la Institución.
Esa es la razón por la que, en la actual etapa
que ella vive, convergen dos instantes claves de
planificación y de acción. Por una parte, el hecho de
que se está llegando a la culminación del desarrollo
institucional previsto para las dos últimas décadas, y
por la otra, el inicio de un nuevo proceso de planifi-
cación para el futuro, todo lo cual dará la necesaria
continuidad a su ciclo de evolución.
En esta exposición conocerán nuestra visión
de la problemática del actual estado de transformacio-
nes en que se encuentra el mundo y su incidencia en
las Fuerzas Armadas y en especial en el Ejército. En
seguida abordaré los aspectos relativos a sus valores y
tradiciones y la influencia determinante que ellos
tienen en los cambios a que se ha visto enfrentado a
través de su historia.
Posteriormente analizaré el proceso de
desarrollo en los últimos veinte años, para entregar
finalmente mi visión de lo que debería llegar a ser el
Ejército en las próximas décadas, para lo cual expon-
dré una síntesis de mis orientaciones al proceso de
modernización en que nos encontraremos empeñados,
y en el que vamos a comprometer toda nuestra

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creatividad en el mediano plazo, a fin de conformar
una fuerza militar adecuada a los tiempos que vendrán.
Estas orientaciones, que son el resultado de
un muy meditado análisis, y que están avaladas por la
experiencia de una larga vida al servicio de la Patria,
tienen por objeto servir de guía a los Oficiales de los
Estados Mayores destinados al trabajo de apreciación
que debe hacerse antes de llevar a la práctica la
conformación de un instrumento bélico más moderno,
tanto en su estructura orgánica, en sus medios, en sus
procedimientos, como en su gestión profesional, para
seguir garantizando el desarrollo del país y asegurar el
cumplimiento de nuestras misiones constitucionales.
Asimismo ellas permitirán a las distinguidas
autoridades, y a los representantes de los diferentes
sectores del país que hoy nos honran con su presencia,
comprender y compartir las grandes inquietudes que
nos impulsan, y les facilitará, en lo que corresponda y
cuando sea pertinente, entregar su valioso aporte al
proceso en que nos encontramos empeñados, porque
tenemos la convicción de que la sociedad chilena no
acepta ni exclusiones, ni aislamientos, ni
protagonismos, sino que exige esfuerzos compartidos
en la gran tarea de formar al Chile grande, libre,
desarrollado, armónico y en paz.
II Análisis del Momento Actual
En los últimos años el mundo ha experimen-
tado profundas modificaciones en lo político, en lo
económico y en lo social.
Con la reunificación de Alemania, la desinte-
gración de la Unión Soviética y el resurgimiento de
Europa Central, entre otros muchos sucesos, se están
consolidando las bases de lo que ha sido llamado el
Nuevo Orden Internacional, en el cual la democracia,
con su tendencia a estimular las responsabilidades
individuales, se ha fortalecido como sistema de
Gobierno, generando una situación favorable a las
mayores libertades y con ello al término de las
confrontaciones ideológicas.
Así, en la perspectiva de las relaciones de
poder, el fin de la guerra fría dio lugar a un esquema
multipolar, más flexible, produciéndose un inesperado
crecimiento del número de Estados independientes.
Los nacionalismos han reaparecido con
renovada fuerza, han surgido nuevos centros de
influencia, la sociedad civil organizada irrumpe con
mayor decisión a través de las empresas y organiza-
ciones transnacionales, la agenda internacional se torna
cada vez más difícil y menos jerarquizada, aparecen
nuevos actores no estatales y muchos fenómenos más
que sería lato enumerar, pero que nos dan una clara
idea del tipo y de la magnitud de los cambios, así como
también de la complejidad del mundo en que vivimos.
De esta manera, al tradicional juego de la
diplomacia y de la estrategia de los Estados se agrega
la competencia cada vez más intensa por los mercados,
la tecnología, las inversiones y las finanzas que
trascienden las fronteras, y generan relaciones más
universales, consolidando la tendencia que venía
maniféstandose desde los inicios de la década de los
ochenta.
En términos prácticos, ello significa que ya
no es suficiente pertenecer a Occidente y tener un
sistema democrático para obtener facilidades financie-
ras, inversiones, cooperación privilegiada o la tecno-
logía tan necesaria para el desarrollo. Tampoco
constituye una garantía de crecimiento la recepción de
préstamos, donaciones y franquicias provenientes de la
cooperación internacional. Luego de un largo período
en que prevalecieron las ideologías, los países han
comprendido cuál es el valor de la realidad para
formular sus políticas.
En efecto, pareciera que las importantes
transformaciones que estamos experimentando, y que
presenciamos con asombro, por una parte nos llevan a
percibir una auspiciosa concreción del ideal de un
mundo más justo, al que todos aspiramos, y por otra,
nos impulsan a que, en la certeza de que vivimos un
cambio radical, nos convenzamos de que es imperiosa
la conveniencia de modificar las estructuras y adoptar
funciones institucionales o roles que muchas veces no
se avienen con nuestra idiosincrasia.

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Algunos no tienen dudas de que se está
consolidando un período de paz universal, sin consi-
derar los peligros que podría generar la hegemonía de
una superpotencia.
Ante esta situación, en la que, en aras del
ideal de la paz, se tienden a olvidar los valores
fundamentales de cada Nación, parece oportuno
recordar la vigencia del antiguo adagio "Roma locuta,
causa finita" (cuando habla Roma termina la causa),
situación que, de presentarse, no significaría otra cosa
que haber retrocedido en dos mil años.
También hay quienes sostienen que el orden
internacional, a pesar de la desaparición de la Unión
Soviética, no ha variado sustancialmente.
Sin embargo, la realidad nos muestra que el
mundo enfrenta nuevas y diferentes circunstancias,
cuyas consecuencias recién comienzan a vislumbrarse,
al volverse el sistema internacional mucho más
complejo que antes.
La conciencia de esta realidad nos señala la
conveniencia de analizar con mayor cautela, y en la
perspectiva del tiempo, este escenario, poniendo
especial atención en las interacciones, en las influen-
cias políticas y en las actividades de todo orden que
sobrepasan el ámbito de los Estados, particularmente
en Occidente.
Es importante considerar, también, la
inquietud de eminentes pensadores, que nos alertan
sobre los peligros que se presentan cuando se canoniza
el derecho del más fuerte, cuando se convierte a la
mayoría en la única fuente del derecho y a la
estadística en legislación, y cuando se cambian los
valores en aras de una ley de insensibilidad universal.
La verdad, como fundamento de la libertad,
es necesario valorarla en un mundo que no parece
verlo así, más aún en un orden que está trazándose, y
en cuya futura conformación posiblemente aparezcan
modificaciones significativas, según los nuevos
intereses.
Ahora, más que nunca, se necesita claridad y
estabilidad para precaverse de no ser absorbidos por
las potencias emergentes, y para enfrentar, con
seguridad e independencia, la conjugación de la
estabilidad y el cambio.
En síntesis, creo que se han producido
transformaciones muy positivas y alentadoras. Chile se
adelantó a muchas de ellas. Pero ello sólo no traerá de
por sí el orden definitivo, sino un orden diferente.
Tanto en éste, como en el que se terminó, hay intereses
que sin duda se comparten con los que ejercerán el
poder; pero también queda espacio, y más amplio que
el de antes, para el desarrollo de pensamientos y
proyectos propios, que requieren de creatividad y
autonomía de manera tal, que nos hagan en forma
eficaz ser libres soberanos.
Las Fuerzas Armadas, y el Ejército en
particular, no pueden sustraerse a esa realidad.
Ya hay voces que, utilizando a su manera
estos conceptos, pretenden que el nuevo orden lleve a
nuevas estructuras y funciones de las Fuerzas
Armadas, pero olvidan que son éstas las que con
mayor celo e independencia deben, en el ámbito propio
y exclusivo de cada realidad, definir su papel, con
prescindencia de ideas foráneas, ya que representan la
garantía necesaria para la soberanía de cada pueblo
libre.
El mundo actual lleva a adecuar instituciones,
a reestructurar organismos, a darse otras formas de
relación, en fin, a una revisión tal, que se produzca en
definitiva un nuevo estilo de actuar en el quehacer
profesional.
En este sentido es que se debe enfrentar,
decididamente, esta necesidad, pero sólo cuando se
materialicen hechos que los hagan necesarios.
Con la misma voluntad, declaramos que en
ningún caso debemos caer en la tentación de efectuar
cambios guiados sólo por apreciaciones ligeras o
interpretaciones antojadizas ante situaciones nuevas,
como tampoco proceder inspirados en la ilusión de

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entrar a un mundo nuevo, lo que es muy distinto a
entrar en un mundo diferente.
Es necesario precisar también que la realidad
contemporánea requiere, más que antes, buscar con
inteligencia, con imaginación, con audacia y con
sentido de integración, pero con plena autonomía, los
caminos propios y más adecuados, de acuerdo con los
tiempos y a las tradiciones, que nunca deben olvidarse.
Esto, que es importante en todos los campos,
lo es doblemente para los Ejércitos, lo que, por la
naturaleza de su misión, no pueden dejarse deslumbrar
por la visión demasiado simplificada de un nuevo
estado de cosas, ni menos caer en equívocos que los
lleven a seguir caminos que sirvan a los nuevos
intereses, pero que tal vez no son los propios, o
espejismos que los engañen con elementos que no son
aplicables a su propia Nación.
Son éstos algunos de los grandes temas que
se discuten y nos inquietan, pues no estamos ajenos al
cambio que ha vivido el mundo, ni tampoco a los
efectos sufridos.
Especial relevancia tienen estos aspectos en
países como el nuestro, donde se vive un proceso de
renovación y desarrollo en el que las Fuerzas Armadas
tuvieron un papel principal.
En la actualidad, la interrelación del mundo,
el término de las confrontaciones ideológicas y el
consenso sobre una economía de libre mercado son
realidades que hay que tener en cuenta, especialmente
por quienes, como nosotros, lideraron o se adelantaron
a estos procesos, ya que encuentran ahora una
competencia que recorre los pasos dados por Chile, y
que podrían ser más rápidos que los que nuestro país
debe caminar para mantener la ventaja adquirida, pues
siempre resulta más fácil transitar por la senda ya
abierta por otros.
Esta realidad exige, por una parte, más
audacia y empuje y, por otra, requiere de poder real -
entre otros aspectos, militar- que lleven a defender y a
plantear un camino propio ante cualquiera interfe-
rencia.
En una situación como la señalada, seguir
trayectos sugeridos o impuestos por otras potencias no
resulta necesario ni conveniente.
Las Fuerzas Armadas existen, se organizan,
funcionan, se estructuran y se adecuan a una determi-
nada realidad. Ellas son parte de una sociedad con-
creta. Es decir, tienen, en todos sus aspectos, una
relación directa con la soberanía nacional, y no son
efectivas si no están de acuerdo con la época que se
vive.
No hay Ejércitos operacionales y menos aún
eficientes si no tienen la capacidad de proyectarse en el
tiempo y en los posibles escenarios donde deberán
actuar.
Pero este asunto es bastante más complejo de
lo que a primera vista pudiera parecer.
En esa dirección han estado orientados
últimamente nuestros esfuerzos de planificación y
estudio, lo que ha generado como resultado el dispo-
ner, hoy, de un conjunto de previsiones que, de manera
programada, son llevadas a la práctica por diferentes
organismos y unidades, con lo cual se cumple con el
objetivo de lograr consolidar el proyecto institucional
que se ha trabajado en los últimos veinte años.
En este mismo contexto, es pertinente
destacar que, junto al esfuerzo antes señalado, en mi
calidad de Comandante en Jefe he reflexionado y
trabajado algunas ideas que, estimo, ayudarán a la
integración del proceso en desarrollo con el cambio
estratégico al cual nos veremos enfrentados, a fin de
coincidir con el mañana que se avecina y con la
realidad que se percibe.
Al respecto, el criterio de modernización de la
Institución se encuentra directamente vinculado a un
conjunto de variables relacionadas con el entorno
donde debe actuar, con las potenciales amenazas a las
cuales deberá enfrentarse, con las fortalezas y debili-
dades que le son propias y con las oportunidades de
llevar a cabo determinados proyectos y programas que
le permitan acrecentar su eficiencia.

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Estos factores son los que enmarcan sus
principales características, y definen los medios que
existen, y si ellos se encuentran o no acordes con las
necesidades del momento y con las que se prevén para
el futuro.
Es obvio que resulta difícil, por no decir
imposible, plantear un Ejército adecuado a la realidad
si ésta es mal percibida, o si previamente no se han
tomado en cuenta, para desarrollarlo, todos los
aspectos de la situación global que deben precisarse
para que se modele sistemáticamente, y no se presente
como un elemento aislado.
Del mismo modo, esta modernización debe
orientarse a un plan de toda su estructura, previa
definición objetiva y realista de su actual condición.
En esa perspectiva, hay que puntualizar que
este proceso no implica, de ningún modo, la renuncia a
las tradiciones, en las que con legítimo orgullo nos
apoyamos. Sin embargo, tampoco coincide con el
inmovilismo propio de quienes creen que las transfor-
maciones son fuente de caos e inestabilidad.
Es una premisa básica entender que ciertas
estructuras hay que cambiarlas, no porque sean malas,
sino porque deben adecuarse a las nuevas realidades.
Al mismo tiempo es importante tener presente
y recalcar que todo ello implica tiempo, investigación
y análisis, unido a la firme voluntad de enfrentarlo.
Por ello, antes de materializar lo que se
pensó, se debe generar el firme compromiso de los
involucrados en él para desarrollarlo y, por último,
aplicarlo integralmente.
En síntesis, es un proceso largo, que para ser
concebido, planificado y preparado demanda un
esfuerzo tan grande como el de ejecutarlo.
Este es el gran desafío que hoy enfrentamos,
y que, en mi calidad de Comandante en Jefe, consti-
tuye tal vez mi tarea más importante, a la cual quiero
dedicar toda mi energía en el ejercicio de mi cargo, a
fin de entregar al país y a mi querida Institución las
bases de un desarrollo tal que lo proyecte al nuevo
siglo con el dinamismo propio de uno de los pilares en
que se sustentará la nación del mañana, como la ha
sustentado hasta hoy día.
Esta es la razón por la cual me encuentro en
la dirección y control de la gestión de racionalización y
consolidación prevista para el mediano plazo, pero al
mismo tiempo empeñado en la dirección del proceso
que estructurará las bases del Ejército del futuro,
acorde con el Chile desarrollado y con un mundo en
cambio.
Esta capacidad para renovarse, sin renunciar a
su finalidad, y basada en sus tradiciones, ha permitido
la vigencia actualizada de la Institución, cuya
organización, estructura, financiamiento y caracterís-
ticas siempre se han adecuado a los requerimientos del
país, sirviéndolo con eficiencia, honestidad y
patriotismo.
III Antecedentes Históricos sobre los Grandes
Momentos del Ejército en Relación a los
Cambios Estructurales
Al hablar del Ejército en busca de su moder-
nización conviene dar una mirada hacia el pasado y
determinar, a través de la historia, cuál ha sido su
comportamiento en momentos similares. Luego buscar
cuáles son las verdaderas constantes que nos van a
permitir dirigir nuestros esfuerzos en la dirección
adecuada.
Conviene detenerse un instante sobre este
aspecto, ya que las influencias externas han tenido un
común denominador: la necesidad de innovar en
nuestros procedimientos profesionales ha provenido
siempre de los propios hombres de armas, quienes han
detectado oportunamente la conveniencia de aplicar
criterios y tecnologías modernas, adaptadas y no
adoptadas de los principales Ejércitos del mundo.
Esto es preciso tenerlo presente en nuestro
análisis. Bien sabemos los militares, por el constante
estudio sobre temas relacionados con el empleo
disuasivo de la fuerza, lo caro que resulta para un país,
ante una crisis, equivocarse sobre aspectos tan

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sensibles como lo son las materias relacionadas con la
Seguridad Nacional.
Mirando el curso histórico de nuestra Nación,
podemos identificar en ese pasado cuatro grandes
momentos en cuanto a las influencias que desde el
exterior se han recibido.
El primero de estos períodos, el español,
comenzó un lejano mil seiscientos tres, cuando Alonso
de Ribera, ante la realidad que enfrentaban las fuerzas
españolas, organiza el primer Ejército profesional en
las posesiones españolas de América.
Dicha fuerza, junto a las Milicias organizadas
por el Virrey Amat, sirven de soporte a la conquista del
territorio chileno. La importancia que para Chile
representaron el Ejército y las Milicias es que ambos
serían uno de los pilares esenciales, junto a otros
estamentos, como el religioso, el político y el
administrativo, sobre los cuales se construirá el nuevo
Estado.
Sin duda, el aporte de la influencia española
es determinante, por cuanto originó una organización
militar profesional que, en forma progresiva, fue
adquiriendo su propia perspectiva, sobre la cual se
establecieron los fundamentos y la mantención de los
dominios imperiales, hasta iniciar la gesta libertadora.
Una segunda influencia para nuestra Institu-
ción fue la de Francia, con la participación de desta-
cados soldados europeos que habían actuado en las
guerras napoleónicas, y que posteriormente en Chile
lucharon por la Independencia.
La impresión causada por las campañas
triunfantes de Napoleón llevó al Libertador General
don Bernardo O'Higgins a adoptar el modelo de dicho
Ejército como base para reorganizar el patriota.
Esta reestructuración se realiza cuando
nuestras armas han triunfado en Chacabuco y Maipú,
es decir, no es un Ejército derrotado ni humillado por
la adversidad el que busca remedio para sus males,
reorganizándose con otros padrones, sino que, por el
contrario, uno victorioso hace lo más adecuado para
perfeccionarse. Esta norma de conducta se repetirá en
el curso de nuestra historia.
El Estado envía a Oficiales chilenos a
Francia, y a su regreso se incorporan a nuestras
modalidades, tácticas y procedimientos operativos
usados en dicho país, los que son aplicados en las
campañas de la Expedición Libertadora al Perú y en la
guerra contra la Confederación Perú-Boliviana.
El tercer período se inicia una vez terminada
la Guerra del Pacífico, cuando se detecta la necesidad
de aumentar las exigencias de preparación profesional.
Con tal propósito, se dirigen los pasos hacia
Europa para coordinar un sistema de intercambio con
el Ejército prusiano, que, por sus éxitos en el campo
bélico, se estimaba que podría significar entonces un
aporte muy positivo.
Así, nuevamente, pese a resultar vencedores
en un conflicto, se inicia un proceso de modificaciones
profundas de la estructura militar.
La influencia prusiana fue importante, y de
ella aún conservamos muchos aspectos, tanto de orden
formal como enseñanzas castrenses de fondo.
El último aporte en este recuento histórico es
el relacionado con los intercambios profesionales y con
las adquisiciones de material en los Estados Unidos,
Israel, Francia y España, por citar algunos países. Del
estudio de sus experiencias en el campo bélico y del
empleo del equipo adquirido se han derivado
conclusiones tácticas y técnicas que han permitido
enriquecer nuestra doctrina y organización.
IV Situación Actual de la Institución
Para una mejor comprensión de los alcances
del planteamiento que haré al proceso de moderniza-
ción y cambios que debemos enfrentar en los próximos
años, he estimado conveniente destacar lo más
relevante de nuestra evolución en estas dos últimas
décadas, lo cual será el punto de partida para la nueva
tarea a que nos dedicaremos.

7. FASOC Vol. VII, No. 4 General Augusto Pinochet
Al asumir el mando del Ejército, en el año
1973, la Institución estaba reducida en personal,
material y presupuesto. Desde algunos años se había
privilegiado la entrega de recursos a otros sectores del
país, olvidando la necesaria ecuación entre este
desarrollo y la Seguridad Nacional.
Es por esta razón que, desde ese mismo año,
el esfuerzo estuvo orientado a lograr, en primer lugar,
un equipamiento básico en armamento liviano
moderno, tanques y artillería, y completar las dota-
ciones de munición, que habían sido reducidas a
extremos increíbles, por decir lo menos.
Las situaciones vecinales conflictivas, y el
aumento de la actividad terrorista-subversiva, fueron
en este período las características que se consideraron
como amenazas en la apreciación correspondiente,
dando origen a una planificación más completa y
realista.
Las modificaciones de la estructura orgánica
del Ejército, y la creación de Regimientos, Institutos,
Organismos y Reparticiones, fueron consecuentes con
las previsiones que contemplaron, ajustándolas en
forma natural a las características y necesidades de la
solución estratégica.
Así, se reconsideró el despliegue de medios,
para lo cual se analizaron los aspectos geográficos de
nuestro territorio, se identificaron las dificultades que
provoca el aislamiento de las regiones extremas, la
precariedad de determinadas vías de comunicaciones y
las capacidades de explotación que permiten los
distintos escenarios.
Todo lo anterior, con el objeto de efectuar
acertadas previsiones de movilización, de explotación
de la zona y de apoyo logístico y administrativo, tanto
en tiempo de paz como ante la eventualidad de un
conflicto.
Junto con ello, se mejoró la infraestructura de
las Unidades, creándose los Fuertes de Azapa,
Baquedano, Pacollo y Arteaga, además de Cuarteles
como los de Osorno, La Unión, Puyehue y Porvenir,
por citar algunos.
La instrucción y la docencia recibieron
también un fuerte impulso en sus contenidos y en sus
objetivos, para lo cual se modificaron antiguas técnicas
y procedimientos.
Ambas actividades fueron realizadas con
objetividad, motivación, participación e incentivos.
Ello trajo como consecuencia un claro aumento del
número de Oficiales especialistas de Estado Mayor e
Ingeniería Militar, fundamentales para las necesidades
que se desprenden de la planificación y de las tareas
que de ella se derivan.
Los peligros de guerra que afectaron al país
en mil novecientos setenta y cuatro y mil novecientos
setenta y ocho, nos hicieron sentir directamente la
necesidad de búsqueda de información y de brindar la
mayor seguridad a nuestros medios, situación que
obligó a especiales medidas de instrucción, entrena-
miento, capacitación y equipamiento en esa área.
En otro plano, las adquisiciones de equipo bélico se
orientaron a generar una capacidad operativa que
disminuyera las limitaciones frente a determinadas
amenazas que producían inquietud en el Alto Mando
Institucional.
Hoy podemos afirmar que, gracias a este
esfuerzo de casi dos décadas, se aprecia una evidente
evolución en cantidad y calidad de Unidades de Armas
de Combate.
Factores que son gravitantes para la poten-
cialidad de la fuerza militar, como la movilidad, la
posibilidad de transporte y la aptitud de maniobra,
mejoraron notablemente, tanto con la motorización de
la Infantería como por la adquisición de tanques y
vehículos todo terreno con capacidad antiblindaje.
Del mismo modo se contribuye a aumentar la
eficiencia de combate contra blindados y mecanizados,
al dotar al Soldado con armamento contra-carro.
Paralelamente se comienza el equipamiento
antiaéreo, para dar protección a Unidades e Instala-
ciones tanto de las Armas como de los Servicios de
apoyo.

8. Ejército de Chile: ...
Otro especial esfuerzo se realiza en la
modernización y ampliación de redes de telecomuni-
caciones de distintos niveles, lo que resulta funda-
mental para la acción de mando y el control de las
operaciones.
Cabe destacar que una de las áreas en que se
ha llevado a cabo un salto cualitativo de importancia lo
constituyen las armas de apoyo, al aumentar el número
de bocas de fuego, sus calibres y sus distancias, así
como sus características tecnológicas. En este período
se complementó la artillería motorizada con la
autopropulsada y con cohetería.
Por su parte, el equipamiento y empleo de los
medios de Ingenieros, al contribuir a la apertura y
desarrollo de la Red Vial Austral, le otorgó a estas
tropas un entrenamiento de notables niveles.
Asimismo, se constituyó y desarrolló la
Aviación de Ejército, lo cual le dio una capacidad
gravitante a la Institución, puesto que las misiones que
cumple dicho organismo no sólo van en beneficio de
un buen nivel operacional, sino también en apoyo de
situaciones de emergencias y labores de cooperación
con la ciudadanía en general.
El proceso de organización y consolidación
que he señalado en esta exposición ha permitido que
en este último tiempo hayamos avanzado en forma
importante, lo cual se refleja, principalmente, en la
evolución de todos los aspectos profesionales a los que
ya me he referido. Sin embargo, tan fundamental como
lo anterior son los apoyos de carácter administrativo y
logístico.
En este ámbito se llevó a cabo la separación
de las funciones directivas de las actividades ejecuti-
vas, las que se encontraban radicadas en las corres-
pondientes Direcciones del Estado Mayor General,
traspasándolas a los Comandos respectivos, que,
conforme a la planificación de guerra, están concebi-
dos para conformar la más alta instalación de apoyo
que debería desplegarse en caso de conflicto.
Esta misma resignación de funciones permitió
encontrar formas más eficientes de administración de
los recursos humanos, en cuanto a la implementación y
crecimiento de la infraestructura social, como es el
caso de las políticas relacionadas con el acceso a la
vivienda fiscal y propia, a un sistema de salud, a la
recreación y al bienestar en general.
Como se comprenderá, todo esto demanda un
gran esfuerzo, el que, sumado al aumento cualitativo
en la capacitación, a través de la docencia y el
entrenamiento, indican que para nuestra organización
el elemento más importante es el hombre y su grupo
familiar.
En este empeño por mejorar el ámbito de la
Administración del Personal, durante este período se
concretaron los esfuerzos para que las mujeres
cumplieran su Servicio Militar en roles adecuados a su
condición femenina, y se integraran en calidad de
Tropas, Clases, Suboficiales y Oficiales.
Al detenerse en este caminar profesional y
mirar retrospectivamente, no es posible olvidar las
restricciones sufridas en cuanto al abastecimiento de
materiales, partes y piezas, lo cual se tradujo en ciertas
vulnerabilidades y limitaciones.
Tal circunstancia nos obligó a buscar solu-
ciones innovadoras, lo cual desembocó en definitiva en
el desarrollo de una capacidad industrial y tecnológica
que permitió disminuir, ostensiblemente, la
dependencia del extranjero y aumentar la disponibili-
dad de stocks.
Además de tener acceso a conocimientos
científicos avanzados, se ha podido perfeccionar al
personal especializado y crear nuevas fuentes de
financiamiento mediante la venta de productos al
mercado nacional o internacional y la coproducción
con otras empresas, tanto en Chile como en el
extranjero.
En directa relación con lo anterior se en-
cuentra el trabajo realizado en el ámbito de la Infor-
mática y de la Computación, lo que ha significado el
inicio de una cambio profundo relacionado con los
conceptos, métodos y estructuras existentes en la
gestión administrativa y financiera.

9. FASOC Vol. VII, No. 4 General Augusto Pinochet
La exposición de los aspectos que he señala-
do permite apreciar el desarrollo que hemos tenido en
el último tiempo, el cual nos ha posibilitado el
cumplimiento de nuestra misión constitucional.
Es justo recordar, hoy, que fue este esfuerzo
de organización, de adquisición de medios y de
entrenamiento el que hizo posible contar con las
fuerzas terrestres para evitar, por la vía de la disuasión,
inminentes y graves situaciones confrontacionales.
V El Ejército del Futuro
El conocimiento de la exacta dimensión de
nuestra realidad, que tanto esfuerzo nos ha demandado
en el último tiempo, y sus buenos resultados, unido al
estudio de los acontecimientos contemporáneos y a la
evolución que ha tenido y está teniendo el orden
mundial y regional, me han llevado a pensar en la
compleja tarea de vislumbrar el futuro de nuestro
querido Ejército.
Las consideraciones descritas, y otras que
sería largo citar, me refuerzan las reflexiones sobre la
necesidad de orientar un proceso intelectual de análisis
que, en forma metódica, permita llegar a concluir sobre
las adecuaciones que deben hacerse a la fuerza militar
que Chile requiere para los tiempos que vienen.
Ello me ha significado el estudio de determi-
nadas ideas respecto del tema que hoy nos preocupa,
las que intentaré transmitir a continuación, a fin de
buscar el camino más adecuado para encontrar las
soluciones integrales de mayor conveniencia.
En primer lugar estimo necesario precisar que
estas reflexiones constituyen una función propia de la
acción del Mando.
Este procedimiento de estudio y razonamien-
to se encuentra enmarcado en lo que se conoce como la
"Apreciación de la Situación", método que permite
encontrar la más exacta dimensión de las variables
fundamentales de la gestión militar, y que en forma
natural y espontánea las llevará a formular una
solución estratégica que permitirá contar con una
fuerza terrestre capaz de cumplir su misión en el
devenir del tiempo. Ella debe contemplar, entre otros,
los siguientes aspectos previos:
Un análisis del entorno mundial y regional
que considere la situación dimensionada, con una
cuantificación de los potenciales oponentes a los cuales
el país pudiera verse enfrentado, a fin de lograr, por
una parte, una definición de las reales amenazas y, por
otra, las oportunidades que se dan en el tiempo para
poder materializar el logro de determinados objetivos
de desarrollo.
Asimismo, es necesario considerar todos los
recursos de la Institución, a fin de determinar el
desempeño anterior y actual de ellos, a la luz de la
estrategia que se ha aplicado, y de esta forma lograr
concluir sobre las reales capacidades propias.
En este mismo plano, se debe interrelacionar
y evaluar toda la información que se haya reunido
sobre las variables antes descritas, con el fin de
permitir la identificación de los problemas claves del
Ejército para su modernización. Siempre se debe
considerar que hay que guiarse por soluciones estraté-
gicas evolucionantes y no revolucionarias.
Para poder concretar esta tarea inicial de
planificación, estimo necesario impartir algunas
orientaciones sobre el proceso que hay realizar, así
como también determinados aspectos que deberían
considerarse a modo de guías de ciertas áreas especí-
ficas del estudio que deberemos efectuar:
Concepto General:
El proceso para formular una estrategia
relacionada con el cambio que se debería protagonizar
en el futuro tiene que considerar un Ejército que, entre
otros puntos, se enmarque en los siguientes
parámetros:
- Capaz de cumplir la tarea que le corresponde en la
supervivencia de la Nación.
- Respalde militarmente la seguridad del Estado, para
lograr niveles de desarrollo que posibiliten mejorar la
calidad de vida a nuestros compatriotas.

10. Ejército de Chile: ...
- Apegado a las tradiciones y valores que caracterizan
a la sociedad chilena y a nuestra Institución.
- Comprometido con el orden institucional.
- Orientado hacia el cumplimiento de las misiones que
le confía la Carta Fundamental.
- Participativo en la gestión del Estado, a través de los
canales que establecen las Leyes y los Reglamentos
correspondientes.
- Integrado el quehacer a la sociedad.
- Fundamentalmente vocacional, con un sistema mixto
en cuanto a la composición de su personal.
- Con un poderío de fuerza eficaz y célere, con los
medios humanos y materiales necesarios para lograr un
nivel operacional que sirva como un elemento
fundamental para disuadir a los potenciales adversa-
rios.
- Que principalmente por su espíritu profesional,
organización y características fundamentales, coopere
a evitar la guerra y, si ésta llegara a producirse, poder
culminarla con éxito.
Otros Aspectos:
Nuestro sistema analítico, que se encuentra
plasmado tanto en los Reglamentos como en el espíritu
y trabajo cotidiano, me lleva a entregar ciertas
orientaciones en aquellas materias que me preocupan
en forma especial, con lo cual pretendo contribuir al
trabajo a realizar por el Alto Mando y los Estados
Mayores.
Ellas se efectúan con el propósito de que sean
evaluadas y, junto con las variables que vayan
apareciendo de la apreciación, puedan pasar a consti-
tuir las bases de estudio para la discusión y generación
de la solución integral que se proponga.
En este sentido considero importante señalar
los siguientes aspectos:
- Desarrollar en profundidad un análisis del impacto de
los cambios valóricos presentes o que pugnan por
introducirse en nuestra sociedad, en relación con los
fundamentos tradicionales del Ejército frente al futuro
y las formas cómo se enfrentará esta realidad, por
cuanto la doctrina institucional entrega las ideas
fundamentales que orientan su accionar, tanto en la paz
como en la guerra, incidiendo en forma determinante
en nuestra idiosincrasia, por la cual imperiosamente
debe considerar los desafíos a los tiempos para que sea
realmente eficaz.
- Considerar la forma de perfeccionar la relación civil
militar de tal manera, que sea beneficiosa para toda la
sociedad, sin que ello signifique perder nuestra
identidad.
- Establecer formas dinámicas y eficientes para
favorecer los vínculos con el sector político, con los
otros campos del quehacer nacional y con las Institu-
ciones de la Defensa Nacional.
- Procurar un sistema que permita una comunicación
más directa y personalizada con la comunidad, para lo
cual es necesario estudiar procedimientos más
eficientes.
- Asimismo, parece incluso conveniente fomentar
publicaciones castrenses de interés general que lleguen
a todos los sectores del país.
- Estudiar una política que integre nuestro aporte a la
solución de los problemas ecológicos y ambientales,
como un medio para mejorar la calidad de vida de la
población.
- Revisar la relación que existe con el mundo empre-
sarial, académico y profesional, en materias científico-
tecnológicas o de investigación, fundamental para los
efectos de la movilización nacional y del desarrollo
institucional.
- Por la trascendencia que tiene en la economía del
país, hay que definir el papel que tendrá la industria
militar. Para ello es preciso revisar su participación

11. FASOC Vol. VII, No. 4 General Augusto Pinochet
tanto en el ámbito de la defensa como en el de
desarrollo nacional.
- Prever distintas maneras de integración con empresas
públicas o privadas, sea mediante convenios, negocios,
acuerdos, contratos o sociedades mixtas, de manera
que se pueda materializar una comercialización que
transcienda nuestro ámbito y que, enmarcada en las
políticas gubernamentales, contribuya con recursos al
Estado.
- Con respecto al nuevo orden mundial, es importante
intensificar las vinculaciones con otros Ejércitos, de
acuerdo con la política exterior del Estado, para lo cual
se puede capacitar y entrenar personal en el extranjero,
desarrollar misiones de enseñanza, así como también
participar en cuerpos armados de organismos
internacionales, que reflejen nuestro trabajo en
actividades de bien común, tanto de carácter nacional
como internacional.
- En el plano de entendimiento y cooperación, hay que
delinear cuál será el papel de la Institución en la lucha
contra las drogas y el terrorismo. En este sentido, no
podemos dejar de considerar la posibilidad de que la
alianza narcoterrorista llegue a sobrepasar las
capacidades de las Fuerzas de Orden y Seguridad y, en
consecuencia, se deba actuar en beneficio de nuestros
compatriotas. Pero siempre teniendo presente cuál es el
papel que le compete a las Fuerzas Armadas en el
marco de nuestra institucionalidad, puesto que no se
trata de cambiar su rol fundamental por uno de carácter
policial, como sustentan algunos. Hay que reafirmar
nuestra posición en cuanto a la dimensión y fines de la
fuerza militar, considerando que es difícil plantear un
cuerpo armado profesional o mixto si se está pensando
en aceptar la influencia de alguna Nación determinada,
o su papel de agente moderador en todo conflicto, más
allá de los propios intereses nacionales.
- Si bien es cierto las experiencias de desarrollo de
otros Ejércitos son interesantes, es imperioso tener en
cuenta que no son modelos que puedan trasplantarse
sin adaptarlos a nuestra idiosincrasia.
Es oportuno, bajo esa perspectiva, estudiar la
composición de nuestra fuerza en el sentido de analizar
la relación que existe entre los diferentes tipos de
recursos humanos, dado el carácter de un Ejército de
tipo mixto, para ver si, de acuerdo con nuestras
realidades y necesidades, sería conveniente realizar
cambios.
Hay otro tipo de situaciones, que son más
puntuales y están enmarcadas en el ámbito interno.
Ellas constituyen, por una parte, ideas destinadas a
contribuir a la etapa de consolidación actual y, por
otra, a materializar el proceso de apreciación ya
señalado, que ahora paso a exponerlas:
Es necesario concebir y estructurar un
conjunto de normas y procedimientos que permitan
perfeccionar el sistema de gestión en general, de tal
forma que el manejo de las cuestiones militares sea
más ágil y se aplique a lo fundamental de nuestro
quehacer.
Otro aspecto que estimo fundamental es
dimensionar las necesidades de recursos humanos que
tendrá la Institución, para simplificar y ordenar los
sistemas de ingreso y de egreso, como también su
utilización en las funciones militares propias.
Se debe continuar con el esfuerzo que hemos
desarrollado a fin de acrecentar sus fortalezas y
disminuir sus debilidades en el área de personal, lo que
significa continuar mejorando la excelencia profesional
a través de la búsqueda de Soldados de mayor calidad
y Comandantes de Unidades más capacitados y mejor
entrenados.
En este contexto, considero prioritario
redefinir roles, precisar actividades y verificar cargos,
con el fin de buscar una mayor eficiencia en su
empleo.
Especial preocupación se tendrá con respecto
al papel que le tocará cumplir a la mujer en el Ejército
del futuro, sus actividades de Mando, de Instrucción y
de Administración.
Sin desconocer que todo el personal, de
cualquier organización, tiene la misma relevancia
dentro del sistema, en nuestro caso hay uno en

12. Ejército de Chile: ...
particular que obliga a dedicar un esfuerzo especial,
por la importancia que significa tanto para nosotros
como para toda la sociedad.
Me refiero a los jóvenes que cada año
ingresan a nuestras filas para efectuar su Servicio
Militar Obligatorio.
Su aporte es fundamental para que el Ejército
pueda cumplir con las misiones que le encomienda la
Constitución Política.
El Servicio Militar pone en contacto al
Ejército con el pueblo y robustece la unidad nacional.
En él debe existir un período doctrinal, donde
se ponga atención a la disciplina física y espiritual,
para luego realizar una acabada instrucción militar.
No se puede pensar en establecer períodos de
instrucción breves y superficiales, puesto que a la hora
de la decisión son los propios soldados quienes pagan
con sus vidas esta mala preparación.
Igualmente, a la luz de nuestras experiencias,
y ante los cambios que hemos analizado, se hace
oportuno pensar una forma que permita integrar en una
categoría especial a aquellos que al término de su
Servicio Militar hayan demostrado vocación profesio-
nal y aptitudes particulares que aconsejen la prestación
de servicios específicos, por un período determinado.
Es importante, además, estudiar otros
aspectos de este deber, como por ejemplo su duración,
la factibilidad de establecer procedimientos especiales
durante períodos diferenciados de tiempo, así como
también analizar modalidades que permitan a los
profesionales jóvenes cumplirlo al momento de
recibirse, aportando sus conocimientos y obteniendo su
valer militar. Pareciera imperioso, además, poder
adecuar a las necesidades actuales del mundo laboral la
capacitación que se otorga al Contingente.
En este último caso, por ejemplo, tal vez seria
conveniente centrarse en oficios de carácter productivo
y servicios de interés regional, buscando acuerdos con
entidades del Estado o grupos empresariales, a fin de
mejorar la calidad de la especialización que se da, para
que más adelante puedan ser ciudadanos más útiles al
país.
Todo lo anterior en un marco que posibilite la
integración de sectores laborales, estudiantiles,
universitarios y profesionales, sin que este deber
ciudadano descuide su objetivo central, cual es servir a
la Patria y unir a su pueblo.
Son múltiples los acontecimientos que
diariamente nos demuestran que uno de los factores
principales del éxito, en las diferentes actividades que
lleva a cabo una sociedad, se encuentra en la amplitud
del conocimiento.
A su vez, las experiencias de las guerras
contemporáneas han corroborado que el conocimiento
tecnológico y el electrónico, entre otros, se han
transformado en uno de los elementos más importantes
del éxito de la fuerza militar.
La gran complejidad de sistemas de armas
permite dimensionar la dependencia que tenemos en
este aspecto y la necesidad que existe de disponer del
personal especializado.
Esta situación nos hace reflexionar sobre las
posibilidades de actualizar el proceso de educación, de
instrucción y de formación del personal, tanto en
materias específicas como en otras de interés general, a
fin de lograr una mayor eficiencia.
Se estima que el desafío del futuro será
prepararse adecuada y oportunamente -por ello,
nuestra voluntad en este aspecto está clara-. La
obligación es enfrentarlo y demostrar que somos
capaces de dar el salto cualitativo que los tiempos
demandan.
Ello conlleva la necesidad de considerar
adecuadamente los cambios tecnológicos y sociológi-
cos que experimenta el mundo, así como los valores y
principios que hacen grandes a las Instituciones. Se
requiere, además, asumir abiertamente la mentalidad
de las nuevas generaciones, buscando canalizar sus

13. FASOC Vol. VII, No. 4 General Augusto Pinochet
inquietudes, para afianzar su vocación militar y
disciplina.
Cabe, además, mencionar la importancia del
perfeccionamiento de nuestra gente en el ámbito
extrainstitucional, tanto en los centros de enseñanza de
educación superior como en el nivel técnico-
profesional.
Esta iniciativa se orienta, principalmente, a
ampliar la preparación del personal y a enriquecer
sistemas y procedimientos con las últimas teorías de
administración y de gestión, para continuar en la
búsqueda de la excelencia.
Particular preocupación constituye, para
quien les habla, la enseñanza superior militar y su
futura integración en el nivel respectivo, tanto en el
país como en el extranjero, para la obtención de
información actualizada de distintas áreas, que se
pueda utilizar en los procesos educativos propios,
como también nuestros aportes al conocimiento de
otros.
Hay aspectos de esta visión futura que,
aunque se ubican en áreas más específicas, creo
conveniente señalar, ya que sobre ello tengo una
percepción definida.
Se debe perseverar en el esfuerzo de raciona-
lizar áreas de carácter administrativo y logístico, con el
objeto de lograr una mayor eficiencia y, por ende,
alcanzar niveles más altos en el estado operacional.
Un tema que es de primera importancia
considerar es el estudio sobre los procedimientos de
apoyo del Sistema de Salud para nuestro personal, el
cual, si bien es cierto durante el último tiempo ha
tenido un avance cualitativo, al proyectar nuestras
plantas y los costos de equipamiento y atención futura,
obliga a replantearlo y encontrar fórmulas
innovadoras, por la directa incidencia sobre la moral
del Soldado y su grupo familiar.
En esta preocupación por la fortaleza espiri-
tual de los integrantes del Ejército es fundamental la
búsqueda de soluciones eficaces para el apoyo de
bienestar que una Organización como la nuestra debe
entregar a su gente. Hay que privilegiar la calidad en
los procedimientos y en las instalaciones de apoyo a la
familia militar.
Ahora, en lo referido a la reorganización de
las Unidades tanto tácticas como operativas, es
importante considerar las experiencias de funciona-
miento que se ha tenido con ellas. Además hay que
apreciar, si es necesario, una adecuación de la
organización territorial y de la estructura institucional,
considerando especialmente la influencia del tipo de
fuerza y del equilibrio que deberá tener el Ejército
futuro.
Para poder dar coherencia al conjunto de
ideas respecto al desafío profesional que tenemos, hay
que considerar que los proyectos y programas
específicos deben realizarse en forma integrada, pues
ésta es la forma de encontrar el mayor nivel de
coordinación posible y los menores costos adicionales,
a fin de impedir que, luego, éstos se puedan
transformar en ineficiencias de nuestro quehacer.
Vemos también que se hace imperioso lograr
un mayor rendimiento de los recursos, ya que los
mayores costos, tanto de adquisición como de opera-
ción, de los cada vez más complejos sistemas de armas
y equipos, nos obligan a encontrar soluciones
económicas que, mediante integración de procedi-
mientos, aseguren un nivel operativo acorde con los
padrones de los Ejércitos más modernos.
Para lo anterior, hay que estudiar y concebir
métodos de abastecimiento y gestión eficientes, tanto
para los períodos de paz como los de guerra, que
consideren las características propias de las diferentes
zonas del país, conjugadas con los tipos de Unidades
que operan en ellas.
Esto sólo será posible si se logra el perfec-
cionamiento de una herramienta fundamental como lo
es la Informática, que, puesta al servicio de las
actividades de las Unidades, especialmente en materias
de personal, administrativas y logísticas, contribuirá
claramente a los fines señalados.

14. Ejército de Chile: ...
Aquí resalta, además, una actividad comple-
mentaria del apoyo en general, como es la planifica-
ción y la ejecución de programas de adquisiciones de
los diferentes bastimentos, en función del tipo de
Ejército que se especifique según las exigencias.
Para tal efecto, las políticas sobre compras de
armamentos y las transferencias de tecnología, ya sea
por compensaciones o licitaciones, son claves para
lograr ventajas y para que se generen economías que
nos beneficien.
Hay otro aspecto de nuestro quehacer
profesional que todos los años genera diferentes
reacciones en el sector político y en la opinión pública:
me refiero al presupuesto institucional.
Esta situación me ha llevado a pensar sobre la
eficacia que tendría establecer un sistema de
formulación presupuestaria más ágil y moderno, que
permita visualizar la asignación de recursos por
funciones profesionales y no por programas, con el fin
de hacer más fácil el hecho de medir el efecto que
tendría la rebaja o el aumento de ellos en una actividad
determinada.
En este mismo sentido, creo necesario
intensificar los procedimientos de evaluación de
proyectos e integrarlos al Banco de Programas, a fin de
priorizarlos, con la intención de que el uso de nuestros
medios se haga de la manera más eficiente posible.
Estimo, además, que deben definirse período
de planificación, de corto, mediano y largo plazo,
donde se establezcan las previsiones en el uso de los
flujos de recursos financieros, a fin de que no se
produzcan variaciones anuales que alteren el funcio-
namiento del Ejército.
En definitiva, todas estas ideas de racionali-
zación y modernización de sistemas y procedimientos,
tanto de recursos humanos, materiales y financieros, no
tienen otro fin que determinar un conjunto de acciones
que tiendan, paulatinamente, a cambiar la distribución
porcentual presupuestaria, en cuanto a privilegiar el
destinado a operaciones y material, con el único
propósito de poder cumplir aun más eficientemente la
misión que nos asigna la Constitución Política de la
República.
Resumiendo, el trabajo que se ha desarrollado
durante los últimos veinte años, el nivel profesional
alcanzado y las modernizaciones que pretendemos,
buscan un Ejército que reúna las siguientes
características:
- Que cuente con una doctrina actualizada y consis-
tente, capaz de iluminar nuestro quehacer institucional.
- Potente, equilibrado en la composición de fuerzas en
presencia, y capaz de crecer rápidamente con la
movilización de las reservas.
- Con un entrenamiento óptimo desde el nivel del
Soldado individual, Unidades y Fuerzas Conjuntas,
que le permitan proyectarse en diferentes escenarios y
condiciones.
- Flexible y rápido, con una estructura orgánica y tipo
de medios que le den capacidad para actuar,
eficazmente, en cualquier parte de nuestro territorio.
- Integrado por soldados que se destaquen por su
capacidad combativa, solidez de sus valores y calidad
humana.
- Con un desarrollo tecnológico de punta basado en la
creatividad propia y enmarcado en el nivel optimizado
de gastos que fija nuestra realidad.
En fin, una fuerza con capacidad de disuadir
y, si las circunstancias lo impusieran, de combatir y
obtener la victoria.
VI Palabras Finales
Al iniciar esta exposición manifesté que el
Ejército de Chile, en este mes, rememoraba sus
principales gestas, con dos ideas básicas.
Una, la de proyectar el legado histórico al
futuro y, la otra, hacerlo junto a la sociedad chilena, de
la cual forma parte activa e integrada.

15. FASOC Vol. VII, No. 4 General Augusto Pinochet
La Institución no sólo está orgullosa de lo que
ha hecho, sino, además, de lo que hace, y de lo que
seguirá haciendo, en beneficio de Chile y de su gente.
Las precisiones que en esta exposición he
efectuado, como Comandante en Jefe, se han orientado
a demarcar lo que estimo que deben ser las áreas que
debemos determinar para el mañana.
He buscado la forma de sintetizar lo que
constituye el primer paso de toda apreciación de
situación y que son las orientaciones generales que la
guiarán.
En esta forma, cada uno de los aquí presentes
es testigo del inicio de una tarea que, a cargo del
Estado Mayor General del Ejército, y dirigida por su
Comandante en Jefe, emprende un proceso que lleva a
delinear y concretar la solución estratégica para la
Fuerza Militar que Chile requerirá en el futuro.
Es preciso tener claro, eso sí, que la moder-
nización no es un fin, sino un medio para lograr un
instrumento armado colectivo. Este esfuerzo está en
marcha, hoy ya se está cambiando para que el Ejército
de mañana esté mejor entrenado, para integrarse en
operaciones conjuntas, con mayor capacidad de
respuesta simultánea y sucesiva ante agresiones de más
de un potencial adversario, y en mejor disposición de
proyectar sus fuerzas en los eventuales teatros de
guerra, con el propósito de lograr sus objetivos.
En esta tarea vendrán nuevas instancias, de
acuerdo con las características de una actividad que
obedece a uno de los más complejos trabajos de Estado
Mayor que los hombres de armas conocemos, y que
nos hace rechazar todos aquellos conceptos emitidos
sin base profesional. A diferencia de épocas pretéritas,
donde la conducción de la fuerza militar era ejercida
por genios de la guerra, en la actualidad dicho proceso
es planificado por un grupo selecto de profesionales,
que conforman el Estado Mayor, dirigidos por su
Comandante en Jefe.
Un trabajo de análisis de esta naturaleza, en
un organismo armado, debe realizarse con autonomía,
pero al mismo tiempo procurando integrarnos por los
caminos adecuados, y en los momentos oportunos, con
los estamentos de la sociedad que correspondan.
En tal sentido, y como una muestra de ello, he
dispuesto que el paso siguiente a las orientaciones que
hoy he condensado sea una jornada de comunicación e
información, a la cual invitar, en un futuro próximo, en
la Academia de Guerra, a personalidades de sectores
representativos del quehacer nacional, para solicitarles
su aporte con respecto a las ideas básicas que hoy he
expresado.
Así, estoy seguro de que se dinamizará la
búsqueda de la readecuación que nos lleve a conformar
un Ejército acorde a los tiempos que vendrán y
plenamente participativo en todo el quehacer nacional,
en beneficio del bien común para Chile.
No hay duda de que la tarea que nos hemos
impuesto es trascendente y difícil.
El Ejército que enfrentará el mañana estará
basado en la fuerza de su doctrina y tradiciones,
proyectadas a la realidad del tiempo y las circunstan-
cias.
Su definición será producto de los pensa-
mientos que hoy he expresado, y de la apreciación que
hemos iniciado.
Estas ideas constituyen un aporte que, como
Comandante en Jefe, y como Soldado que ha dedicado
toda su vida al servicio de la Patria, entrego a mis
camaradas de armas.
El desafío es grande y nuestra voluntad de
continuar progresando también lo es.
Nuestro Ejército es el de todos los chilenos, y
se esforzará como hasta ahora en potenciar las
capacidades estratégicas y tácticas que le permitan
seguir siendo siempre ese instrumento del que se
enorgullecen la Patria y sus hijos.
El esfuerzo y sacrificio que realicemos estará
compensando con los resultados que se obtengan en
bien de la Institución y de Chile todo.