La Gran Depresión de 1929 tuvo graves consecuencias económicas en todo el mundo. En Europa, los países se habían endeudado mucho con Estados Unidos después de la Primera Guerra Mundial y la quiebra de empresas e iniciativas de gobierno llevó al desempleo masivo. En Chile, el gobierno de Ibáñez había impulsado la industrialización con préstamos estadounidenses, pero el colapso de la industria salitrera provocó cesantía y delincuencia y llevó a la caída de su gobierno en 1931.