Este documento describe diferentes criaturas fantásticas que aparecen en los capiteles románicos de la iglesia de San Martín de Frómista, incluyendo arpías, basiliscos, centauros, dragones, erinias, esfinges, grifos, hidras, nereidas y sirenas. Explica los orígenes mitológicos de cada criatura y lo que representaban en el contexto románico, como demonios que recordaban a los cristianos la lucha contra la tentación y el mal.
Tipos de capiteles románicos y bestiario fantástico de Frómista
1. SAN MARTÍN DE FRÓMISTA
Señalar los elementos explicados y escribir sus nombres
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2. TIPOS DE CAPITELES ROMÁNICOS
Vegetales Animales Historiados
Marca si la figura es positiva, negativa, o ambas opciones, y escribe lo que significa:
PELÍCANO LEÓN
Positivo Positivo
Negativo Negativo
Significados: Significados:
LECHUZA SERPIENTE
Positivo Positivo
Negativo Negativo
Significados: Significados:
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3. ANEXO: Bestiario fantástico
En Frómista aparecen seres fantásticos y demonios en algún capitel interior y, sobre todo, en
el exterior, pero apenas aparecen los seres fantásticos más habituales del románico. Son
imágenes que provienen del mundo grecorromano, persa o bizantino, y que en el románico
son medio para recordar al cristiano la lucha continua contra la tentación y el maligno.
Algunos son los siguientes:
Arpía: provenientes de la cultura griega, son demonios de la tempestad y la muerte, con
rostro femenino (a veces masculino), cuerpo de ave y cola de serpiente o escorpión.
Basilisco: representa claramente al diablo, se trata de un psicopompo, es decir, conductor
de almas, en este caso, hacia el infierno. Nace, según la opinión común de la época, de un
huevo de gallo, empollado por un sapo sobre una base de estiércol. Del huevo nace una
criatura con cabeza y alas de gallo y cuerpo de serpiente (a veces tienen cuerpo humano)
Centauro: hombre con cuartos traseros de caballo. En el románico representa el instinto sin
freno, brutal, a veces sexual. Muchas veces se le representa a punto de disparar una flecha.
Sus víctimas: todo aquello o todo aquel que se cruza en su camino.
Dragón: cuerpo de serpiente con alas de águila o murciélago, y cabeza de águila o monstruo;
cola que acaba en un cardo y que se vuelve sobre sí misma.
Erinia: se trata aquí de la furia. En la mitología griega las erinias son diosas telúricas ya que
nacen de la diosa madre Tierra al caer sobre ella la sangre de Urano. Cabeza de perro y
cuerpo de serpiente, alada, … fácilmente confundibles con el dragón. Son muy poco
representadas.
Esfinge: de origen egipcio, en el románico tiene cabeza de mujer (a veces de hombre) y
cuerpo de león. Alas de águila. La cultura griega recoge a este ser mitológico; en el relato
mitológico, Hera manda una esfinge para vengarse de Edipo; la esfinge propone una
adivinanza a aquellos que quieren entrar en la ciudad: ¿Cuál es el ser que camina al
principio con cuatro pies, luego con dos y finalmente con tres, y es más inestable cuantos
más pies usa? Los que no acertaban eran estrangulados por la esfinge (que significa
estranguladora). Esta función de amenazante guardiana es la recogida por el románico: se
encuentra en portadas recordando a todos que no se puede entrar en el recinto sacro con
actitudes indignas del cristiano.
Grifo: cabeza y alas de águila y cuerpo de león, al menos en el románico, recogiendo así la
imagen del grifo de origen asirio. Las fuentes medievales le dan a veces un carácter negativo
y otras positivo: en este último caso se aduce que es mezcla de dos animales reyes, el águila
y el león, que simbolizarían las naturalezas divina y humana respectivamente de Cristo o que
simbolizaría la sabiduría, ya que el cuerpo (león) es llevado a las alturas por la mente
(águila)
Hidra: Monstruo con cuerpo de lobo y varias cabezas, una de ellas inmortal. Llamada
serpiente de agua por vivir junto al líquido elemento. Hércules fue el encargado de matarla
después de los problemas que sus ataques causaban en la población, a veces por el simple y
letal olor que desprendían sus huellas y su aliento. Aparece en el Apocalipsis... allí surge del
Mediterráneo y representa a aquellas fuerzas que luchaban contra la Iglesia, el Imperio
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4. Romano, el cual se arrogaba funciones divinas. Se dice en Apocalipsis que su cifra es 666.
Tanto en la cultura griega como en la hebrea, cada letra se asocia a la posición de la misma
en el alfabeto: así, el número asociado a un nombre es la suma de los números asociados a
cada una de las letras. De esta manera, en hebreo, el 666 se corresponde con Nerón César:
en hebreo, NRWN QSR, נ ו ר נ ר ס ,ק cuyos números correspondientes son, según la
gematria, N = 50, R = 200, W = 6, Q = 100 y S = 60; con lo que NRWN QSR se
corresponde con 50+200+6+50+100+60+200, suma que da 666
Hay otras interpretaciones pero esta parece ser la interpretación más lógica.
Nereida: Es lo que habitualmente, y erróneamente, entendemos por sirena. Tiene cabeza y
tronco de mujer y cola de pez; aunque en representaciones griegas aparece también con
cuerpo completo de mujer. El error viene de antiguo porque ambas están relacionadas con el
agua. En la mitología griega está asociada al agua y como la oceánida y la náyade, es diosa
del líquido elemento. Nereidas, oceánides y náyades eran los tres tipos de ninfas. Con la
llegada del cristianismo adquiere un valor negativo, ya que en sus inicios, el cristianismo es
asociado o relacionado con religiones solares, donde los dioses principales son masculinos.
Era una manera de presentar el agua libre de entes que dificultaban su sentido bautismal.
Así, si en Grecia ayudaban a los marinos en peligro en la época medieval los ponen en
peligro: hechizaban con su voz, sumiendo al marinero en un dulce sueño para, a renglón
seguido, despedazar sus cuerpos.
A veces llevan un espejo y un peine, símbolos de la fatuidad, la vanidad un tanto absurda y
ridícula.
Sirena: según diferentes versiones de la
mitología, se trata de tres hermanas que
fueron convertidas en aves por no socorrer a
Proserpina, raptada por Plutón, o se les dio
alas para buscarla. Eran tres, y son descritas
en la edad media con cuerpo de ave y
cabeza (o tronco) de mujer, cantando la
primera, tocando la flauta la segunda y
tocando la lira la tercera: con su música
atraían al navegante y lo seducían con su
juego de meretriz. En uno de los episodios más conocidos, Ulises ordena a los miembros de
su tripulación que se tapen los oídos y que a él le aten al mástil del barco y que, si por
influjo de las sirenas pide que le desaten, aprieten los nudos: de esta manera se libra de
estos híbridos siendo el único ser humano que consigue escuchar su fantástico canto. Ulises
fue visto de esta manera como símbolo del cristiano, que prevé las tentaciones y las evita.
De la misma manera, los pitagóricos oponían la corrupta música de las sirenas a la armoniosa
música de las esferas, y el cristiano medieval asociaba las sirenas a la tentación y la vanidad,
tanto en el ámbito físico como en el intelectual, haciendo así referencia a las doctrinas
heréticas.
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