1. UNIVERSIDAD DE LOS ANDES
FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓN
ESCUELA DE EDUCACIÓN
CÁTEDRA: LITERATURA INFANTIL
MÉRIDA – VENEZUELA
UNIDAD I
CONOCIENDO LA LITERATURA INFANTIL
Avendaño Yohana
Márquez Rossimar
Méndez Luis Felipe
Morales Ithiel
2. UNIDAD I
CONOCIENDO LA LITERATURA INFANTIL
Se entiende por literatura infantil a la literatura que
está dirigida hacia el lector infantil, más el conjunto de
textos literarios que la sociedad ha considerado aptos
para los más pequeños al igual que todos lectores
más jóvenes como propios, pero que en origen se
escribieron pensando en lectores adultos por ejemplo,
los viajes de gulliver, la isla del tesoro, el libro de la
selva o platero y yo. Se puede definir entonces la
literatura infantil y juvenil, como aquella que también
leen niños y jóvenes. Comprende piezas literarias
escritas por los propios niños, por otro lado, a veces
se considera que el concepto incluye la literatura juvenil, escrita para o por los
adolescentes, pero lo más correcto es denominar al conjunto literatura infantil y juvenil.
El concepto de literatura infantil ha hecho correr mucha tinta desde los inicios de la
literatura científica sobre este género. En un principio estudioso como Juan Cervera,
trataron de incluir en su definición el corpus que se estaba utilizando para la investigación
y así concibieron definición integradora, en la que se incluía prácticamente todo lo que
en algún momento se podía haber llamado literatura.
En ella se integran todas las manifestaciones y actividades que tienen la base la
palabra como finalidad artística que interesen al niño, la literatura se debería añadir las
obras que dan importancia al lector como las de estética de la recepción. Xavier Mínguez
realiza una síntesis de estas aportaciones y establece una definición basada en un
triángulo en cuyo principal vértice estaría la literatura, en otro lector modelo (el niño) y en
otro la función educativa, principalmente, la función que ejerce en la educación literaria
3. de niños y jóvenes. Este autor incluye estas obras, junto con otras como los dibujos
animados, dentro de los ámbitos de estudio de la literatura infantil.
Sin embargo, no es hasta la llegada de
Charles Dickens (1812-1870) que se
nombra la literatura infantil como tal y se
relaciona de manera profunda con el inicio
de un concepto de infancia y de derechos
infantiles. La literatura para niños como
mecanismo de educación social ha tenido,
tradicionalmente, un foco muy marcado en
la transmisión de un moral específico con
el pasar de los años estas morales se ha
ido adaptando y es por ello que en muchos
cuentos tradicionales, se han alterado los finales o incluso su núcleo argumental.
Jean Piaget ha demostrado que el niño crea como mecanismo natural para describir
su entorno. El escritor argentino Julio Cortázar dice al respecto es verdad que si los niños
se dejan solos con sus juegos, sin forzarlos harían maravillas. Se observan como
empiezan a dibujar y a pintar, después los obligan a dibujar la manzana y el ranchito con
el árbol. La literatura para niños, ha funcionado como un mecanismo formativo-rector de
adaptación del niño a su contexto social. Son características que definen la literatura
infantil, los temas con los cuales se identifica el niño, el lenguaje mágico, la fantasía que
relumbra hechiza y sorprende, el humor fino e inteligente, la aventura que aumenta según
el imaginar de los caminos, el heroísmo que lucha por el anhelo de hacer un mejor mundo,
la esperanza que sostiene y alimenta la vida. Lograr reunir todo ello en el acto creador
de la literatura supone arrojo, interés y extraordinario valor, implica también trabajo en el
lenguaje a fin de alcanzar la sencillez.
La importancia de la literatura infantil es una etapa donde la fantasía y la realidad se
unen, los niños están abiertos al mundo y lo maravilloso se puede vivir en el simple
movimiento de un globo de colores y se acerca a las nubes. Lo más sencillo puede estar
impregnando la magia. Algo así sucede con las historias fantásticas, los cuentos antes
4. de irse a la cama, las fábulas con animales, en pocas palabras con la literatura infantil se
puede ordenar al mundo, a los seres humanos y clasificar todo. Así la literatura incorpora
calificaciones casi infinitas; literatura del misterio de amor, de aventura, de ciencia ficción,
una lista útil para ordenar los estándares de la librería, pero si se habla de niños lo único
importante es tocar la fibra de la imaginación a través del misterio de las palabras.
Si ese milagro se produce el niño
cuando se convierta en adulto los cuentos y
las historias seguirán latiendo en alguna
neurona indestructible. Así ha sucedido y
sucede desde que el mundo es mundo, son
capaces de ir a otros planetas o inventar
máquinas inauditas, donde hay un aspecto
invisible en la literatura infantil, el escritor
cuenta una historia y a partir de ese instante
la historia emprende un nuevo sendero, un
auténtico viaje con destino desconocido.
Los esquemas mentales de los más pequeños tienen otra lógica, un sentido diferente y
las buenas historias son las vitaminas para cualquier niño. De hecho, una infancia sin
cuentos seria como una vida apuntada y una dolencia irreparable.
En Venezuela, como en todos los pueblos y culturas literatura infantil nace de los libros
didácticos y la tradición oral, los géneros de la literatura infantil provienen entre nosotros,
al igual que otros pueblos de américa latina, expresiones como los refranes y composición
del llamado folclor infantil, canciones de cuna, juegos, rodas, cantos, ritmas,
trabalenguas, adivinanzas, fueron asimiladas y recreadas, dando lugar a nuevas formas
como coplas, corridos, piezas literarias llenas de poesía, humor, gracia, sabiduría y
belleza que gustan a los niños de todas las épocas. Rafael Olivares Figueroa, poeta e
investigador, incluyo el folklore infantil u el folklore maternal en su libro folklore
venezolano (1948) se dedicó en la década de los setenta a publicar sistemáticamente en
la revista tricolor adivinanzas, acertijos, enredos y coplas.
5. Enfrain Subero incorporó composiciones de este tipo en su poesía infantil venezolana,
Luis Arturo Domínguez ofrecía juegos, coplas y corridos. Posteriormente, aparecen libros
de adivinanzas y acertijos que han resultado verdaderos éxitos editoriales en el país como
los publicados en 1978.
En la década de los setenta incursionaron
en la poesía infantil muchas autoras que
recreaban temas o motivos escolares como
los animales, la escuela, la maestra, los
símbolos patrios o las efemérides, pero
cuyas obras no llegaron alcanzar la calidad
estética de un clásico de poesía en ese
campo. La narrativa tradicional de Rafael
Rivero Oramas escribió un centenar de
cuentos, pero los que alcanzaron mayor
fama y popularidad fueron los de tío tigre, tío
conejo, en los que el animal más pequeño y débil vence al más grande y fuerte y los
cuales como se ha afirmado provienen de la tradición africana. Riveros Oramas no sólo
escribió este tipo de relatos, sino que recreo antiguas fábulas de origen europeo, cuentos
de conocidos personajes como Pedro Rinales y Juan bobo y famosos cuentos de hadas
siempre de un humor y un estilo personal y de un carácter muy venezolano, aunque
también recreo mitos y leyendas indígenas es realmente en estos cuentos criollos donde
logro cambiar un lenguaje sencillo de divertidas comicidad y capacidad de síntesis, todo
lo que hace aún sean leídos con placer por niños y adultos.
Se puede afirmar que se está ante una literatura infantil joven, que se ha
fundamentado en su mayor parte en el folklor y la tradición oral, en esa gama de
composiciones tradicionales, piezas literarias de comprobada raíz hispanoamericana o
europea, como juegos y canciones, cuentos de hadas criollos, con príncipes y princesas
que hablan y se comportan como campesinos venezolanos. En estas obras es evidente
el predominio del humor, la imaginación y la fantasía que requieren una literatura escrita
para niños de hoy.