El documento discute el surgimiento reciente de las "empresas humanistas" que buscan conciliar fines sociales y disciplina mercantil. Estas empresas, como La Fageda y Mondragón, demuestran que se puede ayudar a grupos vulnerables siendo competitivo. Además, las startups basadas en soluciones innovadoras y la tecnología han democratizado el acceso a la empresa y ganado apoyo político, haciendo que la unión de "empresa" y "humanismo" ya no se vea como un oxímoron sino como una simbiosis necesaria.
1. L
as dos palabras que titulan este artí-
culo han llegado a ser consideradas
como un oxímoron. El fin último del
humanismo, el bienestar del ser hu-
mano,haestadomuylejosdelcomportamien-
to de algunos casos judiciales que nos vienen
a la cabeza, lo que convirtió en antagónicas
esas palabras. Pero si repasamos la obra de un
humanista como Alfred Marshall, autor en
1890 del que se considera el primer manual
de economía, veremos que esas malas praxis
empresariales son la excepción que confirma
la regla. Para Marshall, la economía de mer-
cado conseguía maximizar el bienestar siem-
prequesecumpliesenfielmentealgunascon-
diciones como disponer de muchos deman-
dantes y oferentes, igualdad de información
de esos agentes y la no existencia de barreras
de entrada y salida a los mercados. En caso de
que no se observen sabemos, por desgracia,
lo que puede ocurrir.
Los economistas han investigado profusa-
mente las consecuencias de la actividad em-
presarial, por ello no hay duda de que las em-
presas son las responsables de la creación de
empleo, riqueza, competitividad, innovación
y hasta cohesión social. Estas externalidades
positivas que tanto bien han causado a la hu-
manidad,sinembargoseenfrentanaunmun-
do donde los problemas crecen a mayor rapi-
dez que las soluciones. El terrorismo, la po-
breza o la exclusión social nos lo recuerdan.
Pero la buena noticia es que hoy disfruta-
mos de un auge de las llamadas empresas hu-
manistas. El surgimiento del cuarto sector y
la llamada revolución de emprendimiento lo
están haciendo posible. Pero esto solo podría
haber sucedido en un momento histórico en
el que han coincidido dos hechos muy rele-
vantes. En primer lugar la mayor crisis eco-
nómica de los últimos 75 años y en segundo
término la disrupción de la tecnología que ha
popularizado el acceso a herramientas madu-
ras que facilitan la desaparición de barreras
de entradas a la mayoría de los mercados.
Elcuartosector,aquellosagenteseconómi-
cosquenosonpúblicos,niempresasprivadas
al uso, pero tampocoONG, son empresas que
buscan conciliar sus fines sociales con la dis-
ciplina mercantil. Desde que en los años 60,
Bill Drayton, fundador deAshoka, hablase de
los emprendedores sociales, son muchas las
empresasquehanpuestoenprácticaesenue-
vohumanismoempresarial.LaONCEoEcoem-
bes, pero también el grupo Mondragón o la
marca de alimentación La Fageda en Catalu-
ña, entre otros, han demostrado que se pue-
de ayudar a colectivos en riesgo de exclusión,
cuidarelmedioambienteopromovereldesa-
rrollo del territorio siendo competitivo.
La revolución de las startups basada en la
resolución de viejos problemas con innova-
doras soluciones apoyadas en la tecnología ha
conseguido no solo democratizar el acceso al
mundo de la empresa y atraer el mejor talen-
toalemprendimiento,sino,loqueesmásim-
portante, conseguir un consenso político al
respecto de esta figura y su apoyo por las ins-
tituciones públicas. Por todo lo anterior es
muy probable que la próxima vez que alguien
junte los vocablos empresa y humanismo ya
no recurra a un recurso literario como el oxí-
moron para definir esa unión, sino a las cien-
cias naturales y aquel fenómeno mediante el
cual dos especies se necesitan para sobrevi-
vir, también conocido como simbiosis.
La empresa humanista
IÑAKI ORTEGA Y JORDI ALBAREDA
PROFESORES DE DEUSTO BUSINESS SCHOOL
SECCIÓN:
E.G.M.:
O.J.D.:
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OPINION
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España
16 Marzo, 2017