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SOCIEDADS
l primer globo terráqueo que incluyó el continente americano data de 1507,
es uno de las tres representaciones más antiguas que se conservan de nues-
tro planeta y se conserva en la Biblioteca Pública de Nueva York. El Globo
de Hunt-Lenox, que toma su nombre de los dos restauradores norteameri-
canos que lo descubrieron en Francia y finalmente lo exhibieron en Esta-
dos Unidos, es también el único mapa histórico que contiene literalmente
la mítica expresión en latín hic svnt dracones. “Aquí hay dragones”, es una
frase utilizada a lo largo de la historia para referirse a territorios inexplo-
rados o peligrosos.Tiene su origen en la costumbre medieval de poner en
los mapas criaturas mitológicas, en los territorios aún sin explorar.
Vivimos un momento en el que el progreso tecnológico se ha acelerado.
Las predicciones de la ley de Moore se han ido cumpliendo fielmente desde
que en 1965 las formuló el fundador de Intel. La capacidad de computación
de los chips se ha duplicado y a su vez el precio de esos procesadores se ha
dividido por dos, todos los años desde la década setenta. Ya nos estamos
beneficiando de todo ello y hoy es más fácil y barato que nunca acceder a
la educación, viajar, comprar, financiar tu nueva empresa o denunciar las
injusticias. De hecho son numerosos los expertos que auguran que esta-
mos muy cerca de la llegada de la llamada“singularidad”.Se entiende por
ese término el advenimiento de una super-inteligencia artificial que su-
perará la capacidad intelectual de los humanos y por tanto el control que
tenemos sobre ella. Los buscadores, el big data o el internet de las cosas,
nos ponen en la pista de que ese momento no está tan lejano.
Por ello, parece que queda ya poco por descubrir en nuestro mundo, ya
no hay dragones que temer, ni territorios ni especialidades sin explorar.
AQUÍ
HAY
DRAGONES
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AQUÍ HAY DRAGONES
Avanzamos hacia un mundo donde nos dicen que todas las
enfermedades podrán curarse y el desarrollo llegará a todos
los territorios. Pero conviene recordar que solo tenemos
identificados el 16% de los seres vivos del planeta o que
de los 6.300 kilómetros de radio de la tierra solo hemos
penetrado en los primeros catorce. O que muy cerca de
nuestras fronteras el hambre, el frío y la injusticia campan
a sus anchas. En nuestras propias ciudades la violencia de
género, el racismo o la relativización del terrorismo per-
viven por mucho smartphone que tengamos en nuestros
bolsillos. Es verdad que la tecnología, ha avanzado expo-
nencialmente pero como acuñaron en el Massachusetts
Institute of Technology nuestro mundo vive en un «gran
desacople». La intensidad del cambio tecnológico está pro-
vocando que las soluciones no surjan a la misma velocidad
que los problemas. Muy cerca de nosotros siguen habitan-
do dragones y tenemos que promover las armas para lu-
char contra ellos.
La revista The Economist hace unos meses publicó un ar-
tículo en el que hablaba de una batalla económica en este
momento entre los llamados insurgentes y los incumben-
tes. La tesis final era que solo trabajando juntos estos últi-
mos, es decir las viejas empresas, con los emprendedores,
que se comportan como insurgentes en las industrias que
operan reventando las obsoletas estructuras, consegui-
remos mejores y más baratos bienes y servicios. Precisa-
mente Deusto Business School ha presentado estos días un
informe sobre los jóvenes que están saliendo de las univer-
sidades. La generación Z ha tomado el relevo a los millen-
nials y tiene esas armas para vencer a los dragones.Un ca-
rácter multicultural a la vez que irreverente,porque pone
en cuestión lo establecido. Son autodidactas, no obstan-
te no dejarán nunca de estudiar y de preocuparse por lo
que sucede a su alrededor. Son los primeros en aplicar el
“pensamiento lateral”, en desafiar la ortodoxia y buscar
inspiración y alianzas con especialidades aparentemente
alejadas que permiten llegar mucho más lejos a la hora
de solucionar problemas. Abogados tecnólogos, médicos
ingenieros, químicos artistas, comerciantes expertos en
computación, misioneros directivos de empresa… serán lo
habitual como lo es ya que el Premio Nobel en Economía
sea matemático.
Por desgracia quedan demasiados dragones viviendo en
nuestro mundo, la crisis de los refugiados o el terrorismo
yihadista nos lo recuerdan casi cada día, la esperanza está
en que esa tecnología que avanza tan rápido combinada
con el carácter de las nuevas generaciones y las reformas
que debemos impulsar el resto de los habitantes del plane-
ta, nos permitan conseguir un mundo más humano.
Iñaki Ortega es doctor en economía y director de
Deusto Business School en Madrid.