► Se denomina maltrato infantil a cualquier acción (física,
sexual o emocional) u omisión no accidental en el trato
hacia un menor, por parte de sus padres o cuidadores,
que le ocasiona daño físico o psicológico y que amenaza su
desarrollo tanto físico como psicológico.
► Se distinguen cinco tipos básicos de maltrato infantil:
► el abuso físico;
► el abuso sexual;
► el maltrato emocional;
► el abandono físico;
► el abandono emocional.
► La definición de «maltrato» debe, además, tomar en cuenta,
al menos, tres criterios: en primer lugar, la consideración de
una acción u omisión como «maltrato» depende, en muchos
casos, de la edad del niño; en segundo lugar, la situación
físico-fisiológica del menor puede condicionar las
consecuencias de la acción u omisión ejercidas sobre él, lo
que puede conllevar una relativización de su consideración
como maltrato; y, en tercer lugar, hay que tener también en
cuenta que no necesariamente todos los actos de maltrato
tienen por qué dejar secuelas inmediatas y visibles en el
menor; esto es especialmente relevante por cuanto las
consecuencias importantes de los casos de maltrato infantil
no suelen ser las físicas, sino las que afectan al desarrollo
del menor a medio y largo plazo.
Independientemente de las secuelas físicas que
desencadena directamente la agresión producida por el
abuso físico o sexual, todos los tipos de maltrato infantil
dan lugar a trastornos conductuales, emocionales y sociales.
La importancia, severidad y cronicidad de las estas secuelas
depende de:
Intensidad y frecuencia del maltrato.
Características del niño (edad, sexo, susceptibilidad,
temperamento, habilidades sociales, etc).
El uso o no de la violencia física.
Relación del niño con el agresor.
Apoyo intrafamiliar a la víctima infantil.
Acceso y competencia de los servicios de ayuda médica,
psicológica y social.
► Los pediatras, al ser los profesionales de salud que
están en mayor contacto con los niños, son los
llamados a realizar la prevención del maltrato
infantil, además de establecer diagnósticos y junto
con un equipo multidisciplinario colaborar en su
tratamiento.
► Los pediatras se encuentran en una posición
favorable para detectar niños en situación de
riesgo (sobre todo en menores de 5 años, la
población más vulnerable), a partir de esta edad los
maestros comienzan a tener un papel principal en la
prevención y diagnóstico.