Dentro de la Jornada Salud y Mujer celebrada el pasado 21 de mayo de 2015, la Dra. María Otero, Ginecóloga del Centro Ginecológico de León y del Hospital de la Reina de Ponferrada nos aclara cómo llevar a cabo un "Control Ginecológico adecuado".
2. En todas las mujeres, aunque estén
asintomáticas, se consideran necesarias las
revisiones ginecológicas periódicas para la
prevención y detección precoz del cáncer
ginecológico y de mama.
Además se aclaran
dudas y se asesora
sobre cuidados y
hábitos higiénicos del
aparato reproductor.
3. Desde el momento que comienzan las
relaciones sexuales.
A partir de los 25 años, aunque no tenga
relaciones sexuales.
Con una periodicidad anual.
4. 1.LA PREVENCIÓN: búsqueda
de factores de riesgo que
deban corregirse.
2. EL DIAGNÓSTICO PRECOZ:
detección de patologías en
fases tempranas, tratamiento
y mejor pronóstico.
5. HISTORIA CLÍNICA :
-Antecedentes familiares
-Antecedentes personales: Alergias
Enfermedades crónicas
Intervenciones quirúrgicas
Tratamientos
Hábitos tóxicos
Antecedentes “GINECOLÓGICOS”:
-Edad de la primera regla
-Frecuencia y duración de las mismas
-Fecha de última regla
-Número de embarazos y evolución de los mismos
-Métodos anticonceptivos
-Menopausia
7. INSPECCIÓN
CITOLOGÍA
EXPLORACIÓN VAGINAL Y ABDOMINAL
ECOGRAFÍA GINECOLÓGICA
EXPLORACIÓN Y ECOGRAFÍA MAMARIA
MAMOGRAFÍA
La periodicidad de las mismas la decide el
ginecólogo en función de las
características individualizadas de la
paciente.
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13. Proceso por el que las
células normales se
alteran, e inician una
división incontrolada que
con el tiempo dará lugar a
un tumor o nódulo.
Si estas células además de
crecer sin control
adquieren la facultad de
invadir tejidos y órganos
de alrededor (infiltración)
y de trasladarse y
proliferar en otras partes
del organismo (metástasis)
se denomina tumor
maligno, que es a lo que
llamamos cáncer.
14. Muchos adultos tendrán una Infección por VPH a lo largo de su vida,
pero en la mayoría de los casos va a desaparecer espontáneamente sin
ningún problema.
En algunas mujeres esta infección no va a desaparecer y, por esta
razón, tendrán mayor riesgo de desarrollar un cáncer de cuello de
útero. Desde la aparición de unas células anormales hasta el
desarrollo de un cáncer, transcurren muchos años, pero no hay
síntomas claros hasta que el cáncer ha progresado.
El cribado es la única manera de encontrar células anormales en las
primeras fases, cuando pueden ser fácilmente tratadas con una alta
probabilidad de éxito.
15. Por lo menos un 70% de las personas sexualmente activas
estarán infectadas con el HPV genital durante algún periodo de
sus vidas. El HPV infecta tanto a hombres como a mujeres.
Dentro de la familia del HPV existen múltiples serotipos
diferentes. Hoy sabemos cuales tienen más riesgo de desarrollar
un cáncer en el futuro.
Debido a que el virus puede ser "silencioso" durante muchos
años, una persona puede tener HPV genital aún si han
transcurrido varios años desde que él o ella tuviera relaciones
sexuales.
16. El proceso por el que las células anormales de
las fases pre-cancerosas progresan a cáncer de
cérvix puede llevar muchos años.
Afortunadamente, las fases
precancerosas son muy fáciles
de tratar. Sin embargo, no
producen ni signos ni síntomas
evidentes y pueden ser
únicamente encontradas
mediante el cribado citológico
(revisiones periódicas)
17. La prevención PRIMARIA es la prevención del
contagio de VPH. Para ello deben evitarse los
hábitos de riesgo, y puede administrarse la
vacuna del VPH.
La prevención SECUNDARIA se basa en un
control ginecológico adecuado, en el que se
realicen las citologías y exploraciones
periódicamente. El factor de riesgo más
importante para tener un cáncer de cuello
uterino es la no realización de controles
ginecológicos.
18. Prueba que evalúa las células
desprendidas del cuello del
útero.
La toma de la muestra no precisa de ninguna
preparación especial más que no tener la
regla en ese momento y abstinencia de
relaciones sexuales las 48 horas previas. Es
también aconsejable no usar tratamientos en
cremas u óvulos los 5 días previos.
19. Se coloca el espéculo. Se
desliza una espátula de madera
o plástico, primero sobre el
fondo de saco de la vagina,
después sobre la porción
externa del cuello, el
exocérvix, y después de
introduce un pequeño algodón
o cepillo en la zona del
endocérvix, el canal del cuello
uterino que comunica el
interior de la matriz con la
vagina. Las células obtenidas en
estas tres muestras se colocan
en un pequeño cristal que se
envía al laboratorio para su
estudio microscópico.
20. La mayoría de las mujeres tienen una
citología NORMAL. En este caso, el riesgo
de que aparezca un cáncer de cuello de
útero es muy bajo; usted debe continuar
con su programa normal de revisiones.
Citología ALTERADA, no significa cáncer, la
mayoría son estados premalignos que
requieren seguimiento minucioso.
21. Ningún test de cribado es perfecto; la
citología puede no detectar algunos casos de
anormalidad. Esta es la razón por la que
usted necesita ser revisada con regularidad;
algo no visto una vez puede ser detectado la
vez siguiente antes de que progrese.
El cribado de cáncer de cuello de útero ha
sido muy efectivo en reducir el número de
casos de cáncer, pero el cribado no previene
todos los casos.
22. Indicada en niñas y mujeres de 9 a 45 años
de edad, para la prevención del cáncer de
cervix, vulva, vagina y ano.
Para conseguir el máximo potencial
preventivo debería ser administrada antes
del inicio de las relaciones sexuales.
23. Se trata de 3 dosis consecutivas durante un
periodo de 6 meses.
La vacunación protege a una persona de la
infección futura por los tipos de alto riesgo
de HPV que pueden conducir al cáncer. No es
una vacuna contra el cáncer en sí mismo.
Activan una respuesta inmune fuerte, de tal
manera que el cuerpo de la persona
vacunada elabora y acumula anticuerpos que
pueden reconocer y atacar a la proteína L1
en la superficie de los virus HPV.
24. Después de la vacunación, una mujer aún
debe realizarse la citología de rutina u otra
prueba aprobada de detección del cáncer
cervical.
Aunque la vacuna contra el HPV previene la
infección por los tipos dominantes de HPV,
los cuales son responsables de un 70% de los
casos de cáncer cervical, no previene la
infección por la mayoría de los otros tipos
que también pueden causar cáncer cervical,
aunque con menos probabilidad.
25. Estudios epidemiológicos demuestran que la prevención del
cáncer de cuello uterino mediante la citología no está
llegando a todas las españolas: alrededor de un 30%, no se
han hecho una citología ni una vez en su vida.
Esta investigación también corroboró un importante
infradiagnóstico en las mujeres más susceptibles al
cáncer cervical: las mayores de 55 años, las residentes en
áreas rurales, con menor nivel socioeconómico y vecinas de
regiones como Cantabria, Andalucía, Castilla-La Mancha y
Extremadura.
Se sabe que el 80% de los tumores que se diagnostican
corresponde a mujeres mal cribadas, es decir, que no se
habían hecho ninguna citología o se la hicieron hace más
de cinco años.
Un primer punto que quiero dejar claro para iniciar la charla es la importancia de la revisión ginecológica periódica en todas la mujeres, también en aquellas que están asintómaticas, para la prevención y el diagnóstico precoz de múltiples patologías, pues no todas las enfermedades ginecológicas dan la cara en etapas tempranas.
Además en la consulta establecemos un diálogo con la paciente, resolvemos sus dudas y asesoramos en cuanto a hábitos higiénicos, sexuales y otros cuidados del aparato reproductor.
Con una periodicidad anual, insisto, independientemente de que nos encontremos bien, no tengamos síntomas de alarma…pues en ese caso deberemos acudir lo más tempranamente posible.
1.LA PREVENCIÓN: detectando factores de riesgo que deban corregirse, por ejemplo fomentar el uso del preservativo para prevenir enfermedades de transmisión sexual, hábitos de alimentación adecuados para prevenir osteoporosis…
2. EL DIAGNÓSTICO PRECOZ: evaluando el estado del aparato genital y las mamas, para comprobar su normalidad o poder detectar patologías en su fase más precoz, como el cáncer de cérvix o cáncer de mama.
Antes de pasar a la parte práctica, por así decirlo, de la revisión ginecológica, quiero mostraros una serie de imágenes para que conozcamos mejor el aparato reproductor femenino.
INSPECCIÓN: es decir “observación”, ¿qué es lo que podemos ver? genitales externos, vagina y cérvix.
CITOLOGÍA: con ayuda de un espéculo, este aparato que veis aquí, bien de plástico o de metal, se procede al raspado de las células del cuello del útero, dicha muestra se envía al patólogo, con el fin de descartar la presencia de lesiones premalignas o malignas a ese nivel.
EXPLORACIÓN: llevamos a cabo un tacto bimanual que nos permite ya hacer un diagnóstico de sospecha, es decir, intuir algunas patologías a la palpación, como pueden ser miomas uterinos, quistes de ovario…
ECOGRAFÍA GINECOLÓGICA: nos sirve para confirmar la presencia de dicha patología uterina u ovárica.
EXPLORACIÓN Y ECOGRAFÍA MAMARIA;
MAMOGRAFÍA: para descartar cáncer de mama, en aquellas mujeres en las que esté indicada, ya sea por edad, antecedentes familiares o presencia de patología. Este apartado lo desarrollará a continuación de esta charla la Dra. Alija por lo que yo no voy a hacer más hincapié en ello.
Y la segunda parte de la charla se va a centrar en la detección precoz del cáncer de cuello de útero, y por tanto de la importancia de realizar citologías periódicas.
Antes de entrar en el mecanismo por el que se produce el cáncer de cuello de útero, quiero explicaros la diferencia entre los conceptos de tumor y cáncer.
El crecimiento y división incontrolada de células normales de nuestro organismo (microscópicas) puede dar lugar con el tiempo a la aparición de un tumor o nódulo (palpable), que no necesariamente tiene por qué ser maligno. Un mioma por ejemplo es un tumor benigno de la matriz. Cuando hablamos de cáncer, eso ya implica malignidad.
Si esas células, por la razón que sea, comienzan a invadir tejidos vecinos hablamos de infiltración, y si se extienden a otros órganos del cuerpo más alejados es cuando hablamos de metástasis.
Bien, pues nosotros hoy sabemos quién es el responsable del cáncer de cérvix, y se trata de un virus, el virus del papiloma humano. Del que supongo, muchas de las que estáis sentadas aquí hoy, habéis oído hablar.
Este virus se transmite únicamente mediante las relaciones sexuales, y sabemos que gran parte de la población adulta va a estar infectada en algún momento de su vida por él, pero que igual que aparece se va, es decir, desaparece espontáneamente (como un virus de la gripe), gracias a nuestra propia inmunidad, nuestro sistema de defensa.
¿Cuándo empieza entonces a ser un problema? Pues en aquellas mujeres en las que el virus no desaparece y se queda acantonado en el cuello del útero, produciendo lesiones inicialmente premalignas que con el transcurso de muchos años, pueden acabar en un cáncer.
¿Por qué la importancia del cribado, es decir, de las citologías? Porque la mujer no va a tener síntomas claros hasta que el cáncer haya progresado, es decir ya en fases tardías de la enfermedad, y sólo mediante la citología podremos detectar estadios precoces, que pueden ser facilmente tratables con un porcentaje altísimo de éxito.
Os decía que gran parte de la población va a estar infectada por el virus en algún momento de su vida, bien pues nos hablan de hasta un 70%. Afectando tanto a hombres como mujeres. Es muy importante en este sentido hacer especial hincapié en nuestras conductas sexuales pues algunas sabemos que aumentan el riesgo de infección, por ejemplo no usar el preservativo, el inicio temprano de las relaciones sexuales, múltiples parejas sexuales o tener relaciones con una pareja que las ha tenido (pues la infección se transmite de unas a otras).
Dentro de la familia del virus del papiloma humano existen múltiples serotipos diferentes (que nosotros catalogamos de forma numérica), sabemos que unos son más agresivos que otros, lo que también nos lleva a hacer un seguimiento distinto. La infección por un tipo no te protege de futuras infecciones por otro.
Por otro lado sabemos que el virus puede ser “silencioso”, está en el cuello sin producir lesión, por lo que una persona podría estar infectada aún llevando varios años sin mantener relaciones sexuales.
El virus infecta nuestras células normales, que en un determinado momento empiezan a sufrir una serie de cambios que se traducen en lesiones precancerosas. Lesiones que no dan síntomas (dolor, sangrado, inflamación…), muy fáciles de tratar y que sólo podemos detectar mediante citologías.
Insisto que la progresión a cáncer puede llevar muchos años, y por tanto no deberíamos alarmarnos cuando aparece una alteración citológica, si hacemos revisiones periódicas. Incluso hay lesiones iniciales que pueden llegar a desaparecer espontáneamente.
La única persona exenta de estar infectada es aquella que no ha mantenido relaciones sexuales nunca. Lógicamente mi consejo no va a ser que dejéis de tenerlas. Podemos hacer una prevención primaria, es decir evitando el contagio con determinados hábitos de riesgo, recomiendo a la gente joven el uso obligado del preservativo (independientemente del uso de una píldora anticonceptiva) pues es el único método que previene cualquier enfermedad de transmisión sexual. También podemos administrar una vacuna, de la que os hablaré más adelante.
Y la prevención secundaria, que no evita la enfermedad, pero sí nos permite un diagnóstico precoz y rápida actuación. Y es aquí donde entra en juego el importante papel de la citología y las revisiones ginecológicas periódicas.
Ningún cribado es perfecto, pueden aparecer lo que nosotros llamamos falsos negativos, es decir, citologías normales que en el fondo no lo son. De ahí la necesidad de ser vista con regularidad, puesto que algo no visto una vez puede ser detectado en el control posterior sin tener porque haber progresado a cáncer (transcurso de muchos años).
Lo que si sabemos es que el cribado a permitido reducir en gran número la incidencia de casos de cáncer, pero como prevención secundaria que es, no puede prevenir todos los casos.
Voy a emplear ahora un pequeño número de diapositivas en explicaros la vacuna del virus del papiloma. Está indicada en niñas y mujeres entre los 9 y 45 años de edad, ahora mismo en nuestra comunidad forma parte del calendario vacunal, aplicándose a las niñas con 14 años.
Actualmente existen dos tipos de vacunas, que protegen frente a los serotipos más agresivos del virus del papiloma humano. Se reciben tres dosis durante un periodo de seis meses. Protege de infecciones futuras, pero no es una vacuna contra el cáncer ya establecido.