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Aprender a conocer no significa apropiarse de un gran número de conocimientos, sino
aprender a aprender
Quiere decir desarrollar la inteligencia para comprender mejor el mundo, ser capaz de actuar
y trabajar en él y comunicarse con los demás.
No se trata solamente de instruir al joven en las materias que creemos debe saber, sino de
enseñarle a pensar y darle las herramientas que le faciliten el seguir cultivándose durante toda
la vida.
Los contenidos que el y la adolescente adquieren son menos significativos que las
actitudes y destrezas que desarrollan a partir de esa información
Lo que importa es adquirir las capacidades y habilidades para estar abierto a lo nuevo, entenderlo,
analizarlo, imaginar soluciones, crear e innovar.
La escuela, parte sustancial de la realidad del joven, deberá relacionarse en forma viva con
los otros componentes de su vida, y proporcionarle los métodos para pensar y actuar en ese
mundo concreto en el que crece y se desarrolla.
Los adolescentes desean explorar, entender y modificar su entorno
Poseen un impulso natural que los lleva a preguntarse sobre los sucesos, a relacionarlos unos
con otros, a reflexionar críticamente, a buscar explicaciones y a actuar sobre su medio.
La responsabilidad de los padres es nutrir ese impulso natural por conocer y hacer, estimularlo
y crear situaciones en las que el chico pueda practicar y perfeccionar sus habilidades.
Nuestro papel es animar a nuestro hijo a hacerse responsable de su aprendizaje, ayudarlo a
evaluar él mismo su progreso y a entusiasmarse por aprender de forma permanente.
Educar a nuestro hijo o hija es la mejor oportunidad de educarnos a nosotros mismos
Para que él se interese en resolver problemas, para que aprenda a pensar lógicamente, a
expresar sus ideas con claridad, a esforzarse a pesar de los reveses, nosotros tenemos que
aprender a hacer lo mismo.
Junto con él, hombro con hombro, debemos atrevernos a vivir circunstancias que nos son
extrañas, introducirnos en temas desconocidos, fijarnos metas y trabajar para alcanzarlas.
Nuestro propio desarrollo, a la larga, le dará un modelo y la esperanza de poder conseguir lo
que se propone.
La escuela es el apoyo más significativo que tenemos los padres en la tarea de educar
a nuestro hijo
El adolescente pasa gran parte de su vida en el ambiente escolar, sus profesores adquieren
un peso fundamental en su pensamiento y sus valores. A la escuela le confiamos y le debemos
una importantísima parte de su formación y desarrollo intelectual y social.
Para que este apoyo beneficie a nuestro hijo es indispensable asegurar su asistencia a clases
todos los días, interesarnos por lo que aprende, hablar con sus maestros o su asesor y apoyarlo
en lo que él requiera.
Padres y maestros debemos formar un verdadero equipo, comunicarnos, apreciarnos y ayudarnos
mutuamente, ya que compartimos una meta común: dar al adolescente la mejor educación
posible.
APRENDER A CONOCER
Y A HACER
Guía de Padres
52
Formar hábitos significa crear espacios de libertad
Formar hábitos es satisfacer las necesidades de acuerdo con cierta organización, siguiendo un
orden y un horario establecidos con anterioridad. Cuando hacemos algo de la misma manera,
a la misma hora y en el mismo sitio una y otra vez, acabamos por realizarlo de manera
automática, sin esfuerzo. Ya no tenemos que pensar y decidir todos los días las mismas cosas.
Las rutinas estructuran nuestra actividad, nos ayudan a alcanzar las metas diarias y nos dan
la libertad de utilizar la energía y el tiempo en lo que más nos guste o interese.
El paso de la niñez a la adolescencia constituye una oportunidad para formar nuevos
hábitos
Las profundas transformaciones que vive el y la adolescente, y las que vivimos también los
padres, nos obligan a dejar atrás costumbres, rutinas y maneras de actuar. Estamos ante una
situación ideal para revisar, junto con nuestro hijo, las prácticas familiares que hemos seguido
hasta el momento, considerar cuáles siguen siendo satisfactorias, cuáles han perdido su utilidad,
y qué nuevas formas de resolver las cuestiones diarias podríamos inventar.
Puede ser muy estimulante examinar, en forma abierta y flexible, las propuestas de nuestro
hijo y de cada uno de los miembros de la familia; imaginar sus beneficios, las dificultades para
aplicarse y cómo afectarían a la convivencia. Una vez analizadas las opciones, podemos llegar
a acuerdos y establecer compromisos.
Lo más difícil no es fijar los hábitos sino
mantenerlos
Una vez que hemos decidido la forma que
daremos a las actividades familiares, cuáles
son los horarios de las comidas, o de salir
en la mañana, etcétera, es importante ser
firmes y constantes. Algunos muchachos tienen
facilidad para regularse a sí mismos, otros
necesitan ayuda. Por lo general, lleva tiempo
al adolescente llegar al autocontrol. Por
ejemplo, si hemos establecido junto con
nuestro hijo una hora para regresar a casa
y cenar en familia y él se retrasa, no le
ayudamos a formarse sirviéndole la merienda
más tarde. Quizá la consecuencia sea que él
tenga que prepararse la comida y levantar
la cocina.
Podemos revisar los acuerdos cada vez que
sea necesario, pero una vez establecidos,
hemos de respetarlos y aplicar consecuencias
si no se cumplen.
EJERCICIO DE REFLEXIÓN
Los hábitos, es decir, las acciones que realizamos por costumbre, siempre
de la misma manera, son instrumentos útiles para organizar la vida familiar
y para saber qué podemos esperar en una determinada situación.
¿Cuáles son los hábitos que más le ayudan en sus actividades personales?
¿Qué rutinas se practican en su familia? Ahora que su hijo se ha convertido
en un adolescente, ¿piensa que es necesario modificar algunos hábitos?
¿Cuáles? ¿Qué costumbres son valiosas y deben mantenerse en su familia?
I. Los hábitos. Aprender a hacer
para ser independiente
53
Guía de Padres
Lo más difícil no es fijar los hábitos sino mantenerlos
Cuando el adolescente tiene claros sus deberes
y compromisos, puede caminar con paso
seguro, sin sorpresas, jaloneos o discusiones.
El orden es un hábito fundamental para
el adolescente
Vivir en un ambiente desarreglado puede ser
perturbador para la mayoría de las personas.
Difícilmente puede haber un orden interior
si no hemos logrado un orden externo. El
orden hace más fácil estructurar las ideas,
encontrar las cosas que necesitamos, nos
ayuda a ganar tiempo y hace la vida más
agradable.
El adolescente que llega a la secundaria entra
a un nuevo territorio. La escuela le exige
planear sus actividades y decidir, cada vez
con mayor autonomía, cómo y cuándo realizar
sus tareas y trabajos.
En esta etapa es necesario aprender a arreglar
sus objetos personales de modo que estén
disponibles siempre que los necesite, a
organizar su horario para poder dedicar el
tiempo suficiente a estar con sus amigos, a
estudiar, a ver televisión y a descansar. Es más fácil que el
adolescente acepte y asuma el orden como un estilo personal
si le encuentra sentido y ha constatado su utilidad.
Para los padres es importante entender que el orden del
adolescente no necesariamente concuerda con el nuestro,
pero que es él quien debe ordenar sus cosas y su tiempo.
Nuestro papel es apoyar, orientar y acompañar a nuestro
hijo, aceptar sus decisiones y la forma en que prefiere
organizarse, pero también vigilar que cumpla con sus
compromisos.
Un hábito que puede redituar beneficios y satisfacciones
al adolescente es la cortesía
La cortesía es una forma de respeto y consideración. Si no
hemos propiciado este hábito en nuestro hijo o hija, podemos
aprovechar su adolescencia para proponérselo como una
nueva forma de convivencia. No es un hábito de otros siglos,
no es cursi, es una forma de hacer sentir bien a los demás.
Él se sentirá más seguro si sabe cómo tratar a las personas
de una manera apropiada: ser puntual, escuchar con interés,
contestar cortésmente, esperar su turno, no interrumpir, dar
muestras de gratitud (notas, cartas, llamadas), dejar pasar,
abrir la puerta, ayudar a cargar, ceder el asiento, etcétera.
Las personas amables y atentas tienen mejores posibilidades
de establecer relaciones armoniosas.
El hábito de compartir responsabilidades es otra forma
de consideración a los demás y es indispensable para
obtener buenos resultados en el trabajo, el estudio y
la convivencia
Compartir las responsabilidades en grupo se aprende en la
familia. Participar en las labores de la casa ayuda a los hijos
e hijas a sentirse útiles, a ser independientes, a valorar el
trabajo ajeno y a considerarse parte de un equipo en el cual
lo que cada uno hace o deja de hacer afecta a los demás.
En esta etapa es necesario aprender a arreglar sus objetos
personales
Enseñar a los hijos a participar en las tareas domésticas es
tan importante como cualquier otro aspecto de su educación.
La cooperación está relacionada con la responsabilidad, la
confianza, la equidad y la solidaridad.
Cuando los padres no hemos cultivado estos hábitos en la
niñez de nuestros hijos, quizá nos exija más esfuerzo,
perseverancia y paciencia hacerlo en esta etapa. Sin embargo,
nunca es tarde para comenzar.
El respeto y el compromiso constituyen la mejor forma
de establecer un hábito
Nuestro hijo no debe ver la realización de tareas domésticas
como una imposición, sino como un trabajo que, además de
beneficiarle a él, apoyará a las personas cercanas y le enseñará
a colaborar con otros.
54
La cortesía es una forma de respeto y
consideración
Para crear un sentido de equipo y de justicia en relación al
trabajo doméstico, es necesario conversar en familia, pensar
juntos sobre la distribución de las tareas, llegar a acuerdos
y considerar las capacidades, posibilidades y limitaciones de
cada uno.
Todos los miembros de la familia, chicos y grandes, hombres
y mujeres, padres e hijos, o cualquier otra persona que viva
en casa, pueden participar en los cuidados de la casa y asumir
responsabilidades y compromisos.
Si queremos educar en la equidad, las obligaciones deben
distribuirse de acuerdo con la habilidad o la edad de los hijos,
no con relación a su sexo. Hacer distinciones entre hombres
y mujeres provoca actitudes de machismo y desigualdad.
No es conveniente pagar a nuestros hijos su trabajo ya que,
aunque el dinero les da un estímulo externo e inmediato, no
los forma en la responsabilidad y en el espíritu de equipo y
solidaridad. Los hijos son miembros de la familia, no empleados.
El primer paso en la creación del hábito de compartir
responsabilidades es enseñar a nuestro hijo a no dar
más trabajo del que ya existe en la casa
Hacerse cargo de sus propias cosas debiera ser natural para
el adolescente: hacer su cama, mantener su cuarto y sus
cajones ordenados, no entrar a la casa con los pies enlodados
ni dejar el baño inundado o los trastes sucios en la cocina.
Si el adolescente no es capaz de ocuparse de sus asuntos,
retrasa el desarrollo de sus capacidades y su marcha hacia
la independencia.
Cuando servimos a nuestros hijos y les solucionamos lo que
ellos podrían realizar, pues es más cómodo y más rápido
hacerles todo, les quitamos la oportunidad de madurar, de
descubrir sus capacidades y de sentirse autosuficientes y
útiles.
El adolescente ha de tener claro que ser miembro de una
familia implica obligaciones y derechos, que ayudarnos unos
a otros no sólo facilita el cuidado de la casa, sino crea armonía
entre todos.
Para facilitar la colaboración del adolescente es útil
establecer de común acuerdo un programa de
actividades y seguir ciertas pautas
–Invitar a nuestro hijo a participar en la selección de sus
obligaciones diarias, semanales, etcétera. Las tareas pueden
intercambiarse cada mes entre los miembros de la familia de
modo que nadie sienta que otro es favorecido. Realizar
acuerdos claros y detallados y fijar una consecuencia cuando
no se cumplan.
–Evitar las órdenes. A los adolescentes les molesta que los
mandemos. En vez de decir: “Baña al perro”, podemos usar
frases afirmativas que describan hechos, proporcionen
información y no den lugar a enfrentamientos: “El perro ya
necesita un baño. La tina roja está en el patio junto con el
jabón.”
–Mientras menos hablemos, mejor. A veces basta una sola
palabra para recordar al adolescente su obligación: “La
puerta”. “Los pollos”. “La mesa”. Él ya sabrá qué hacer.
–Una nota cariñosa es una manera agradable de
comunicarnos: “Después de ver la televisión, hay que apagarla.
55
Gracias. Tu mamá” “Ya sé que es tiempo de exámenes, pero
tu compromiso de esta semana es regar las plantas. ¿Quieres
que lo hagamos juntos? Tu papá”.
–Si nuestro hijo tiene alguna dificultad para realizar su
quehacer, podemos analizar la situación, ayudarlo, pero no
acostumbrarnos a realizar las tareas por él. Si lo hacemos,
acabará por no esforzarse.
–Valorar su intención y su buena disposición más que los
resultados. Si no dejó la habitación tan limpia como
esperábamos, pero se ha esforzado, hay que apreciarlo. El
respeto y el reconocimiento motiva al adolescente a continuar
colaborando.
Las tareas domésticas del adolescente no deben
interferir con su tiempo de estudio o tareas escolares;
tampoco con su descanso, diversiones o encuentros
con los amigos
Si nuestro hijo está invitado a un paseo o a una reunión,
hemos de permitir que asista y apoyarlo para que distribuya
su tiempo adecuadamente y no se pierda de las actividades
que son importantes para él.
Hay que tener cuidado de no imponer al chico o chica
obligaciones para las que todavía no están maduros. Él o ella
no tienen por qué remplazarnos en tareas que nos
corresponden como padres: hacer las compras, atender a los
hermanos pequeños, cocinar para la familia. A veces es
necesario pedir apoyo al adolescente, ya sea porque la madre
tiene un empleo fuera de casa o porque el trabajo doméstico
es excesivo, pero debemos tener presente que es sólo una
ayuda y que en ningún caso nos libera de nuestras
responsabilidades de adultos.
Todos los miembros de la familia deben
participar en los cuidados de la casa
Pruebe algunas de las siguientes
recomendaciones
Trate de que su hijo pueda constatar las ventajas de
establecer hábitos que organicen sus actividades; ahorrará
esfuerzo y ganará tiempo para utilizarlo en lo que más
le guste.
Revise, junto con su hijo, las prácticas familiares. Lleguen
a un acuerdo para mantener las que siguen siendo
satisfactorias, modificar las que han perdido su utilidad
e introducir nuevos hábitos.
Sea constante y firme. Los hábitos se logran con la
repetición.
Vigile que se cumplan los compromisos adquiridos y
aplique consecuencias lógicas.
No trate de establecer todos los hábitos a la vez. Vaya
incorporándolos poco a poco empezando por los que en
su familia se consideren más importantes.
Deje que el adolescente ordene su tiempo y sus cosas.
No lo haga por él.
Enséñele con el ejemplo cómo ser ordenado, apóyelo y
oriéntelo, pero respete su manera de organizarse.
Establezca en su familia hábitos de cortesía. Busquen
formas de hacer sentir bien a los demás.
Propicie la cooperación de toda la familia en las tareas
domésticas.
Conversen en familia, piensen juntos y lleguen a acuerdos
para asignar actividades a cada uno.
No pague a sus hijos por sus trabajos en casa.
No haga distinciones entre hombres y mujeres en la
distribución de las tareas domésticas. Todos los miembros
de la familia deben contribuir.
No imponga a su hijo obligaciones para las que todavía
no está maduro. Él no tiene por qué remplazarnos en
tareas que nos corresponden como padres.
No haga distinciones entre hombres y
mujeres
Propicie la cooperación de toda la familia
en las tareas domésticas
Busquen formas de hacer sentir bien a los
demás
Deje que el adolescente ordene su tiempo y
sus cosas
y
56
Existen hábitos íntimamente relacionados con la salud y bienestar de nuestro hijo o
hija. Uno de ellos es la alimentación
La adolescencia es el periodo de mayores necesidades de nutrición debido a los cambios físicos
y el crecimiento acelerado. En esta etapa, niños y niñas necesitan comer más que sus padres.
Tanto las mujeres como los varones requieren fuentes adecuadas y suficientes de energía y
nutrientes para mantener la salud, favorecer la capacidad de aprendizaje y aumentar el
rendimiento físico.
Cuidar la alimentación del adolescente requiere saber elegir los alimentos que garanticen una
dieta balanceada y estructurar las comidas a lo largo del día. No es fácil marcar reglas precisas
e iguales para todos, pues en esta etapa las diferencias individuales son muy grandes. Sin
embargo, existen principios generales de nutrición que pueden ser útiles para formar nuestro
criterio.
¿Qué es una dieta balanceada?
El y la adolescente requieren consumir una combinación de diversos alimentos para poder
obtener la variedad de sustancias que necesita su organismo. Los expertos clasifican los
alimentos en tres grupos:
1)Verduras y frutas
2)Cereales
3)Leguminosas y alimentos de origen animal
La idea fundamental de esta clasificación es que los alimentos de un mismo grupo tienen igual
valor y por lo tanto podemos escoger entre ellos los que más nos gusten o los que podamos
obtener. Además, los alimentos de grupos diferentes son complementarios, es decir, no basta
tomar un solo tipo de nutrientes, necesitamos
consumir alguno de cada grupo.
El Plato del Bien Comer, incluido en este
capítulo, ilustra de manera clara y sencilla
cuáles son los alimentos de cada grupo y en
qué proporción deben consumirse.
En la adolescencia, los huesos y los
músculos crecen aceleradamente
Para que el y la adolescente se desarrollen
de manera adecuada, es necesario promover
el consumo de alimentos ricos en calcio (tortilla
de nixtamal, lácteos, charales, sardinas,
brócoli), hierro (hígado, carnes rojas, huevo,
frijol, lenteja, haba, garbanzos, huauzontle,
hojas de chaya, quelites, hongos, espinaca,
acelga, cacahuates, nueces) y zinc (carnes,
pescado, huevos y cereales complejos).
Estos alimentos se aprovechan mejor si se
combinan con productos que contengan
vitamina C (verduras como chile poblano,
chícharos, habas verdes, y frutas como
guayaba, zapote negro, mango, mandarina,
EJERCICIO DE REFLEXIÓN
¿Qué hábitos considera usted que son importantes para mantener la salud?
¿Considera que su hijo o hija se alimenta adecuadamente?
¿Disfruta la hora de la comida con su familia?
¿Qué hábitos de higiene ha fomentado en su hijo?
¿Qué medidas ha tomado usted para cuidar la seguridad de su hijo?
57
Guía de Padres
II. Los hábitos.
Aprender a mantenerse sano
Cuidar la alimentación del adolescente requiere saber elegir los alimentos que garanticen una
dieta balanceada
Cuidar la alimentación del adolescente requiere saber elegir
los alimentos que garanticen una dieta balanceada
papaya, fresa, toronja, naranja, tejocote,
melón). Las verduras y las frutas también
proporcionan otras vitaminas necesarias en
el crecimiento.
Por lo general, los adolescentes tienen
buen apetito y necesitan comer con más
frecuencia que los adultos
Además de las comidas normales es
recomendable que tomen un pequeño
almuerzo a media mañana y una merienda
a media tarde. Los padres tenemos que
respetar el apetito y aceptar los gustos de
nuestro hijo, pero también enseñarle a nutrirse
y a limitar el consumo de golosinas (papas
y harinas fritas, refrescos, galletas y dulces)
para ocasiones especiales. Es conveniente
que ellos se involucren cada vez más en su
alimentación y se responsabilicen de ella.
Es tan importante nutrirse como disfrutar
de la comida
La comida no sólo nutre el cuerpo. El ambiente
que creamos alrededor de la mesa también
nos alimenta. Vale la pena hacer un esfuerzo para que la
comida en familia sea placentera y constituya un espacio
para la comunicación, para hablar de temas divertidos e
interesantes, para compartir y gozar.
La conversación se empobrece si uno de los participantes
requiere la atención de todos, todo el tiempo. El televisor no
sabe escuchar ni callarse para que otros hablen, por eso debe
mantenerse apagado mientras comemos juntos.
Existen algunos problemas de salud relacionados con
la alimentación que se presentan en la adolescencia y
que necesitamos reconocer y solucionar
Uno de ellos, la anemia, afecta el crecimiento y el aprendizaje.
Para evitarlo, se deben consumir alimentos ricos en hierro.
Otra situación, cada vez más frecuente, es el sobrepeso y la
obesidad. Los adolescentes engordan debido a una dieta
incorrecta y a la falta de actividad física. Para solucionar este
problema es indispensable que el o la adolescente consulten
a un médico, ya que someterse a dietas incorrectas supone
un riesgo grave para su salud.
Una preocupación exagerada por la apariencia física y la
figura, sobre todo en las mujeres, puede llevar a desórdenes
muy peligrosos en la conducta alimentaria, como la anorexia
nerviosa y la bulimia.
Las adolescentes que padecen anorexia nerviosa rechazan
la comida por temor a engordar. A pesar de estar más
delgadas de lo normal, se perciben gordas. Suelen ser activas,
perfeccionistas y, aunque obtengan buenas calificaciones en
la escuela, tienden a subestimarse. La obsesión por dejar de
comer llega al punto de dejarse morir.
Las adolescentes que sufren bulimia se dan verdaderos
atracones y después eliminan a escondidas lo que comieron:
se provocan el vómito, usan laxantes o practican una actividad
física violenta. Estas acciones producen deshidratación,
desequilibrio hormonal, pérdida de minerales y daño a los
órganos vitales. Las chicas pueden alternar temporadas de
comer compulsivamente con dietas extremas y variar de peso
de manera dramática.
Los padres tenemos que estar muy atentos a los síntomas
de estos trastornos, saber que suelen ocultarse
intencionalmente y que, cuando se dan, es indispensable y
urgente un tratamiento médico especializado.
El sueño es un hábito que el adolescente debe aprender
a manejar
Nuestro hijo o hija necesitan dormir más en esta etapa que
cuando eran menores. Su cuerpo consume una gran cantidad
de energía en crecer y tiene que reponerla.
Los adolescentes tienen buen apetito y necesitan comer con
más frecuencia que los adultos
58
El adolescente necesita dormir más que
cuando era niño
Cuando los padres sabemos que dormir le hace bien a nuestro
hijo adolescente, tendremos más paciencia para permitirle
estar en la cama cuando sea posible, pero también habremos
de acordar con él ciertas rutinas que garanticen su descanso
en un horario adecuado.
Algunas rutinas podrían ser:
–Fijar una hora para acostarse cuando tiene que levantarse
temprano al día siguiente. Al principio quizá tengamos que
recordarle: “Falta media hora para ir a dormir. Ve preparando
tus cosas” Pero, poco a poco, él se irá haciendo cargo de
respetar los horarios.
–Establecer un periodo de tranquilidad y reducir el tiempo
de televisión antes de dormir. Una costumbre agradable y
relajante puede ser leer en familia. Todos, chicos y grandes,
podemos disfrutar de una buena lectura en voz alta.
–Procurar, en la medida de lo posible, que la habitación en
donde duerme el adolescente se encuentre bien ventilada y
aislada de ruidos y luces brillantes.
–Evitar que nuestro hijo se vaya a la cama con el estómago
vacío o que la cena sea demasiado pesada. Estas dos
situaciones pueden alterar su sueño. Las bebidas como
refrescos de cola, té negro, café e incluso chocolate no son
recomendables, ya que contienen suficiente cafeína para
mantenerlo despierto.
Los hábitos de higiene ayudan al adolescente a
mantener una buena salud
–El baño frecuente favorece la respiración de la piel y el
cabello y reduce las infecciones. Aunque el acné, la gran
preocupación de tantos adolescentes, se origina por causas
diversas, puede aliviarse en cierta medida al mantener limpia
la piel.
–Lavarse las manos antes de comer
y después de ir al baño previene
muchas enfermedades del sistema
digestivo.
–Cepillarse los dientes después de
cada comida y usar hilo dental ayuda
a evitar las caries y alivia la
inflamación de las encías.
Una de nuestras responsa-
bilidades importantes respecto
al bienestar y salud de nuestro
hijo o hija es cuidar de su
seguridad
La adolescencia es un momento de
probar nuevas experiencias y
sensaciones intensas. Al adolescente
le gusta la emoción del riesgo y la
velocidad, no suele percibir el peligro
como algo real: siente que a él nada
puede pasarle. Según algunas
estadísticas, la principal causa de
muerte en la adolescencia la
constituyen los accidentes.
La prevención de los accidentes y
de la exposición a situaciones
amenazantes se logra promoviendo
el diálogo con nuestros hijos, analizando con ellos la relación
entre las causas y efectos de ciertas acciones, educándolos
en la responsabilidad, fomentando su autoestima, pero
también marcando límites precisos y normas claras.
Durante la secundaria, el y la adolescente todavía requieren
cuidado y supervisión. Necesitan una educación vial para
aventurarse en la calle, ya sea como peatones o como
conductores de un vehículo. A esta edad, lo más común es
que manejen una bicicleta, por lo que deben utilizar un casco,
no llevar pasajeros y respetar los reglamentos de tránsito.
Es recomendable, sobre todo en zonas inseguras, que vayan
siempre en grupo o acompañados por un adulto. Si el
adolescente practica algún deporte, es necesario asegurarnos
de que cuente con el equipo adecuado para protegerse.
59
Los hábitos de higiene ayudan al
adolescente a mantener una buena salud
Revise el Plato del Bien Comer
Pruebe algunas de las siguientes
recomendaciones
Organice una dieta correcta para su hijo y para toda la
familia. Tome como base el Plato del Bien comer.
Permanezca atento a las conductas de su hijo relacionadas
con la nutrición. Si nota señales de un posible desorden,
acuda inmediatamente al médico.
Trate de que la hora de la comida sea un momento de
convivencia agradable para toda la familia.
No encienda la televisión mientras estén comiendo.
Establezca hábitos de sueño. Fije con su hijo la hora de
acostarse, de levantarse y las actividades que lo relajen
y lo preparen para dormir.
Aliente a su hijo a respetar los hábitos de higiene como
bañarse, lavarse las manos y cepillarse los dientes.
Sin infundirle miedo, enseñe a su hijo a ser responsable
en el cuidado de su seguridad.
Mantenga una comunicación abierta con él y sea firme
en los límites.
Mantenga una comunicación abierta y sea
firme en los límites
Aliente a su hijo a respetar los hábitos
de higiene
Establezca hábitos de sueño
Permanezca atento a las conductas de su
hijo relacionadas con la nutrición
60
La vida en la escuela secundaria es un factor determinante para el desarrollo personal
y social del adolescente
La escuela les ofrece al chico y a la chica la oportunidad de adquirir conocimientos, reforzar
destrezas, desarrollar talentos, participar en actividades deportivas, compartir con grupos de
amigos y empezar a crear su proyecto de vida.
Es todo un desafío pasar de la escuela primaria a la secundaria
Muchísimos aspectos cambian en la vida escolar, algunos son muy claros y otros no tan
evidentes, pero todos le exigen al adolescente un esfuerzo considerable. La mayoría de los
chicos tiene que cambiar de escuela, dejar a sus amigos, adaptarse a nuevos compañeros.
Del ambiente protector de la primaria, atendido por un maestro al que podía acudir en cualquier
momento y que lo iba llevando a lo largo del día de una actividad a otra, el muchacho recibe
ahora el impacto de varias materias con sus respectivos maestros.
Cada profesor tiene diferentes estilos de enseñar y de evaluar, usa un lenguaje especializado
y maneja algunos conceptos a los que el niño no está habituado. El adolescente deberá esforzarse
para adaptar su mente a distintas maneras de pensar: la física, la química y las matemáticas
le exigen una capacidad de abstracción que
no había ensayado antes.
Los maestros permanecen en clase cincuenta
minutos, dejan tarea y se van. Por lo general,
la relación con ellos resulta más formal y
permite menos dependencia. Esto favorece
el desarrollo de la personalidad del adolescente,
pues le ofrece una gama amplia de modelos
adultos con quienes identificarse fuera del
círculo familiar.
Los primeros meses en la secundaria
pueden ser un tanto desconcertantes
para algunos jóvenes
La distribución del tiempo es un quehacer
complicado. En la primaria, el profesor medía
la cantidad de trabajo que sus alumnos podían
realizar; en la secundaria, cada maestro exige
trabajos que se agregan a las tareas de otras
asignaturas. El adolescente, por primera vez,
es responsable de organizarse para poder
cumplir con todo, y por lo general no sabe
cómo.
EJERCICIO DE REFLEXIÓN
La actitud de los padres hacia el conocimiento y su apoyo al aprendizaje de
sus hijos influye de manera importante para crear en ellos una disposición
positiva hacia el estudio.
¿A usted le gusta estudiar? ¿Cuánto tiempo a la semana dedica a aprender
cosas nuevas?
¿En qué forma apoyó a su hijo en su trabajo escolar durante la primaria?
¿Piensa que en la secundaria él requiere otro tipo de ayuda? Si es así, ¿qué
aspectos habría que cambiar?
61
Guía de Padres
El adolescente deberá esforzarse para adaptar su mente a
distintas maneras de pensar
III. La secundaria. Un nuevo desafío
Poco a poco, los chicos y las chicas se dan
cuenta de que hay que hacer tareas todos
los días y estudiar en casa —aunque ya hayan
entendido— pues la carga de trabajo y el nivel
de conocimientos se hacen cada vez más
complejos. Además de la tarea y los trabajos
prácticos, se les piden investigaciones para
las que hay que buscar información en libros,
diarios, revistas y —si es posible— en Internet.
En muchas escuelas se ayuda al
adolescente a organizarse con la idea de
ir dejándolo solo
La secundaria está concebida para soltar las
riendas al muchacho, para dejar que él o ella
aprendan a planear y a distribuir su tiempo.
La organización de las clases no es casual,
tiene como fin animar al alumno a utilizar sus
recursos, desarrollar sus habilidades y hacer
un mejor uso de su independencia.
se vuelve una actividad cada vez más personal.
El adolescente necesita saber cómo tomar el
control y aplicar estrategias de aprendizaje,
pero más aún desarrollar una motivación y
actitud positiva hacia el aprendizaje.
Con frecuencia, el adolescente duda de la utilidad de su
trabajo y se cuestiona si sus estudios son lo que deberían
ser. Al enfrentarse a las tareas encargadas por los profesores,
se pregunta: “¿Y esto para qué me va a servir?” Necesita
encontrarle sentido al esfuerzo y relacionarlo con metas e
ideales que para él valgan la pena. Así obtendrá la fuerza
para vencer las dificultades.
Algunos adolescentes encuentran en la escuela
secundaria un desafío estimulante, mientras que otros
pueden sentirse agobiados e incluso bajar su desempeño
Los padres jugamos un papel importante en esta situación.
Cuando en un determinado momento el adolescente se
encuentra rebasado por las demandas escolares y no se le
ofrece el apoyo adecuado, corre el riesgo de desanimarse y
llegar a considerar los estudios como algo pesado, fastidioso
o un problema difícil de superar.
Si a nuestro hijo o hija le cuesta trabajo adaptarse a las
exigencias de la escuela secundaria, hemos de evitar
sobreprotegerlo haciéndole su tarea, así como exigirle
exageradamente usando castigos o críticas destructivas
cuando no obtiene las calificaciones que desearíamos.
Tampoco conviene dejarlo asumir solo la responsabilidad
escolar. La mayoría de los adolescentes requieren que les
ayudemos a establecer hábitos de estudio, que estemos al
tanto de sus tareas y, cuando sea necesario, les marquemos
límites en las actividades que interfieran con sus obligaciones.
A medida que nuestro hijo madure y adquiera seguridad, se
irá haciendo cargo de sus deberes con mayor independencia
y necesitará menos de nuestra intervención. La autodisciplina
será una cualidad crucial para su éxito en la escuela.
Mientras tanto, los padres podemos llegar a acuerdos de
confianza con él, es decir, aceptar sus decisiones y su manera
de organizarse, y seguir de cerca su progreso. Por ejemplo,
si nuestro hijo quiere estudiar tres tardes a la semana y
dedicar el resto del tiempo al deporte u otras actividades,
hemos de aceptar su decisión y revisar con él si con este
horario ha podido cumplir con las exigencias de la escuela.
Cuando obtenga buenos resultados, debemos darle
reconocimiento y mayor libertad, y cuando sus logros no
resulten satisfactorios ofrecerle apoyo para que se organice
mejor.
Los estímulos del medio familiar contribuyen en gran
medida a la superación académica del adolescente
Los padres podemos favorecer el desarrollo de la inteligencia
y la sensibilidad de nuestros hijos si valoramos el conocimiento
y dedicamos parte de nuestro tiempo a aprender algo nuevo;
si fomentamos aficiones culturales como leer en familia,
asistir juntos a funciones de teatro, exposiciones de obras
de arte —pintura, fotografía, escultura, artesanías—; si
compartimos y disfrutamos la música o cantamos juntos; si
promovemos la curiosidad por la naturaleza a través de
excursiones y campamentos; analizamos los acontecimientos
sociales leyendo los periódicos o discutiendo las noticias y
los sucesos de la comunidad; le pedimos que nos explique
un tema de la escuela que le haya interesado, o discutimos
con él un asunto controvertido para que en el diálogo todos
aclaremos nuestras ideas.
La secundaria está concebida para dejar que aprendan a
planear y a distribuir su tiempo
62
Pruebe algunas de las siguientes
recomendaciones
Propicie en su familia una actitud positiva hacia el
aprendizaje.
Ayude a su hijo a encontrar sentido al estudio y a
relacionarlo con sus metas e ideales.
Deje que él aprenda a planear y a distribuir su tiempo.
Dé a su hijo la libertad de organizarse a su manera, pero
esté atento a que cumpla con su responsabilidad escolar.
Evite sobreproteger al adolescente haciendo su trabajo
o interviniendo en lo que él puede resolver. Lo más
importante es que aprenda.
Ayúdelo a establecer hábitos de estudio, permanezca al
tanto de sus tareas y, si es necesario, marque límites en
las actividades que interfieran con sus obligaciones.
Proporcione a su hijo reconocimiento y mayor libertad a
medida que logre resultados satisfactorios en la escuela.
Procure no usar castigos o críticas si su hijo tiene problemas
con los estudios. Mejor llegue a acuerdos con él, ofrézcale
su apoyo y nuevas oportunidades para superarse.
Fomente diversas aficiones culturales en su familia.
Estimule las habilidades lingüísticas de su hijo a través
de conversaciones, de análisis de películas y programas
de televisión y del uso frecuente y placentero de la lectura
y la escritura.
Procure dedicar parte de su tiempo al aprendizaje de lo
que a usted le interese.
Fomente diversas aficiones culturales
63
Dé a su hijo la libertad de organizarse, pero esté
atento a que cumpla con sus responsabilidades
Proporcione a su hijo reconocimiento y
mayor libertad
Cuando llega a la escuela secundaria, el niño o niña ha recorrido un largo camino en
la evolución de su pensamiento
En los primeros años, su percepción se desarrolló a través de los sentidos, después aparecieron
la imaginación, la memoria, el lenguaje y el cálculo.
Al terminar la primaria, el niño ha adquirido un conjunto muy amplio de conocimientos a partir
de su experiencia y de la enseñanza de la familia, la escuela y su medio social.
En la adolescencia, se transforma la manera de pensar
Alrededor de los once o doce años se suele producir un cambio significativo en la manera de
utilizar la mente, la cual se va a ir desarrollando hasta alcanzar la plenitud hacia los veinte
años o incluso después.
La evolución intelectual se produce de manera distinta al desarrollo físico en la adolescencia.
Mientras que éste avanza en forma constante, en un tiempo relativamente corto —tres o cuatro
años— y sigue un orden similar en la mayoría de los chicos, el desarrollo intelectual es más
lento y sufre avances y retrocesos.
Poco a poco, el adolescente pasa de lo concreto a lo abstracto. Ya no necesita la imagen de
un objeto para entenderlo; es capaz de pensar en ideas y formular definiciones. Por ejemplo,
al reflexionar sobre la libertad ya no requiere referirse a un personaje que actúa libremente
sino que puede razonar sobre el concepto, sobre la libertad en sí. Puede usar la lógica, deducir
soluciones a cuestiones matemáticas, generar
hipótesis y utilizar un sistema para
comprobarlas. Ya no memoriza mecánicamente,
ahora le cuesta trabajo retener la información
si no la relaciona con otros conocimientos.
Las palabras adquieren para él un significado
más profundo y preciso; puede entender
símbolos y le encanta jugar con metáforas y
comparaciones.
Piensa de manera más flexible. Es capaz de
considerar varias explicaciones de una
situación; comprender problemas complejos,
valorar las posibles soluciones y prever las
consecuencias de una decisión. Como tiene
más opciones, no acepta lo que los mayores
dicen sin criticarlo, y prefiere tomar sus propias
resoluciones.
EJERCICIO DE REFLEXIÓN
El desarrollo de la inteligencia es mucho más complejo que la mera acumulación
de conocimientos; tiene que ver con resolver problemas, razonar con lógica,
crear teorías y explicaciones a los fenómenos, elegir entre varias posibilidades
y tomar decisiones.
Recuerde cómo discutía su hijo hace dos años y cómo lo hace ahora. ¿Qué
diferencia nota en sus planteamientos? ¿Cómo ha cambiado su manera de
razonar? ¿Cómo reacciona usted cuando él discute? ¿Conoce algún tema
que apasione a su hijo? ¿Qué sabe usted sobre ese tema?
Guía de Padres
64
El adolescente comienza a percibir nuevas relaciones entre sus
ideas y el mundo
IV. Desarrollo intelectual.
La transformación del pensamiento
El adolescente comienza a percibir nuevas relaciones
entre sus ideas y el mundo
Los adolescentes relacionan las realidades concretas con
reglas abstractas y construyen ideales. Son capaces no sólo
de percibir cómo son las cosas, sino también de entender
cómo podrían ser. Constantemente comparan la realidad con
el modelo que imaginan y descubren imperfecciones que los
molestan y los indignan.
Esta nueva conciencia de las diferencias entre lo real y lo
posible probablemente influya en algunos tipos de depresión,
de inconformidad y en la rebeldía de los adolescentes. Sin
la capacidad de pensamiento abstracto, el adolescente no
podría concebir otras posibilidades de la realidad y muchas
de sus preocupaciones no existirían.
Los cambios en su manera de pensar modifican la idea
que el adolescente se forma de sí mismo
La ansiedad que le provoca la búsqueda de identidad lleva
al adolescente a dirigir su pensamiento también hacia adentro.
Reflexiona sobre su mismo pensamiento y sobre su persona,
se analiza y se critica. Trata de encontrar una explicación a
sus emociones y eso le da cierto control sobre sus impulsos.
Relaciona el concepto y el aprecio que tiene de sí mismo con
los valores, las grandes teorías filosóficas y los movimientos
sociales y políticos. Suelen surgir deseos de salvar al mundo
y empieza a involucrarse en acciones de servicio. Al principio,
sus concepciones son tajantes, apasionadas, y poco a poco,
con la experiencia y la madurez, se vuelven más realistas.
Su adecuada incorporación al mundo adulto y el desarrollo
futuro de sus metas y planes de vida dependen, en gran
parte, de la evolución del pensamiento que tiene lugar en
esta etapa.
Uno de los mayores atractivos de convivir con un
adolescente es disfrutar el desarrollo de su pensamiento
Observar cómo él o ella empiezan a reflexionar, cómo analiza
las situaciones, cómo expresa sus razones y trata de
convencernos, puede ser un verdadero placer si comprendemos
que sus posiciones críticas son indispensables para que se
dé el cambio gradual hacia una forma madura de pensar.
En esta fase muchos adolescentes muestran una gran
creatividad: se expresan por medio de la música, el arte y
la poesía. Es la edad de los diarios personales. También
suelen ser creativos en la manera de hablar, de vestirse, de
organizar actividades, en el deporte, en sus ideas. El capítulo
XII de este apartado toca el tema de la creatividad en la
adolescencia.
Las habilidades del pensamiento no progresan de la
misma manera en todos los adolescentes
El desarrollo de la capacidad para pensar depende de los
estímulos del ambiente, de los aprendizajes acumulados y
de la educación que han recibido.
Los padres desempeñamos un papel decisivo en la madurez
intelectual de nuestro hijo. Si el chico recibió la estimulación
sensorial e intelectual adecuada en la edad infantil, su
desarrollo en esta etapa tendrá una excelente base de apoyo,
pero si no nos ha sido posible dar a nuestro hijo esa
preparación, tenemos que procurar enriquecer su experiencia,
estimular su interés por conocer y darle oportunidades de
actuar, reflexionar y dialogar sobre diversos asuntos.
Es importante observar al adolescente, averiguar qué temas
le interesan, qué le gusta hacer, y a partir de ahí, motivarlo
a involucrarse en asuntos relacionados con ello; animarlo a
plantearse retos que sea capaz de superar, a persistir en su
esfuerzo, a pensar por sí mismo, a aprender a buscar la
información que necesita y a tomar decisiones.
Tenemos que darnos el tiempo de escucharlo y poner atención
a sus ideas, a veces poco originales, pero construidas por un
poder de pensamiento que antes no tenía. Lo que importa
es disfrutar el ejercicio de su inteligencia y evitar imponer
nuestros puntos de vista cuando sus concepciones sean
diferentes a las nuestras. Al expresar sus inquietudes, el
adolescente va creando un sistema de razonamiento que le
permite entender mejor el mundo y descubrir por sí mismo
sus múltiples posibilidades.
65
El desarrollo de la capacidad para pensar
depende de los estímulos del ambiente
Es la edad de los diarios personales
Pruebe algunas de las siguientes
recomendaciones
Escuche a su hijo y ponga atención a sus ideas. Al dialogar,
el adolescente desarrolla su pensamiento.
Observe cómo piensa su hijo y cómo analiza las situaciones.
Tenga paciencia para escuchar sus ideas. En el diálogo,
el adolescente aclara y amplía su pensamiento.
No se sienta ofendido si su hijo muestra una posición
crítica ante usted. Él necesita cuestionarlo para llegar a
desarrollar una forma madura de pensar.
Concéntrese en la manera como expresa sus razones y
trata de convencerlo. Puede ser muy satisfactorio percibir
sus avances en el razonamiento lógico.
Estimule el interés de su hijo por conocer y ofrézcale
oportunidades de dialogar sobre diversos asuntos sin
tratar de imponerle sus puntos de vista.
No descalifique las ideas de su hijo. Una vez que lo
escuchó, dé su opinión, hable de los aspectos que él no
tomó en cuenta y muestre cómo llegó a sus conclusiones.
Aprenda a usar fórmulas como: "Me parece interesante
lo que dices, y quizá..." O también: "Seguramente tienes
razón, y a mí me parece..."
Favorezca las reuniones entre adolescentes en las cuales
se discutan diferentes acontecimientos, pero no participe
en ellas.
Procure que su hijo viva experiencias variadas: visitas a
lugares interesantes, conversaciones con diversas personas,
actividades culturales, artísticas, deportivas o de servicio
a la comunidad.
Averigüe qué temas le interesan a su hijo, qué le gusta
hacer, y a partir de ahí, motívelo a involucrarse en otros
asuntos relacionados con ello.
Anime a su hijo a plantearse retos que sea capaz de
superar y a persistir en su esfuerzo.
Desarrolle aficiones e intereses personales que pueda
compartir con su hijo.
Procure ver algunos noticiarios de televisión junto con él.
Aproveche las noticias, las películas o los programas de
televisión para discutirlos críticamente en familia.
Averigüe qué temas le interesan a su hijo y
qué le gusta hacer
Procure que su hijo viva experiencias
variadas
Concéntrese en la manera como expresa
su razonamiento
66
Al llegar a la secundaria los chicos esperan un cambio de actitud de sus padres hacia
la escuela
El adolescente ya no quiere la misma cercanía que se dio en la primaria entre sus padres y
sus maestros; se considera suficientemente maduro para resolver sus problemas. En caso de
necesitar ayuda, suele acudir a sus amigos en primer lugar y, si recurriera a nosotros, sólo
acepta el apoyo específico que él pide.
Le urge marcar la separación entre la escuela y la casa, entre él y su familia. Cuando nos ve
en la escuela, simula no prestarnos atención, se aleja de nosotros y continúa la actividad o
conversación con sus amigos. Una expresión de afecto a nuestro hijo es no expresarle afecto
en ese momento: besarlo o decirle una frase cariñosa puede avergonzarlo y provocar las burlas
de sus compañeros. También resulta humillante para él recibir reclamos o llamadas de atención
en público.
No es fácil dejarlo hacerse cargo de sus cosas, sin embargo, el crecimiento de su independencia
y su responsabilidad es algo que merece ser festejado. Esto no significa que podemos
desentendernos de su trabajo en la escuela. Durante la secundaria, aún es indispensable nuestro
apoyo, participación, interés y cercanía, y en el fondo el adolescente espera todo eso de
nosotros.
La educación es un proceso que funciona mejor cuando todos los participantes
colaboran entre sí
La educación más efectiva se obtiene cuando padres, alumnos y maestros trabajan juntos y
en armonía.
Es muy importante asistir a las reuniones de
padres en la escuela y mantener comunicación
con el asesor del grupo. Si las entrevistas con
los padres no están programadas como parte
de la rutina de la escuela, es conveniente
pedir una cita. Las conversaciones con los
maestros nos ayudarán a conocer aspectos
de nuestro hijo que se manifiestan fuera del
círculo familiar, a estar al tanto de su progreso
y de sus dificultades académicas, y nos darán
oportunidad de ponernos de acuerdo con la
escuela en la manera de apoyarlo.
Muchos maestros reciben con agrado y saben
orientar la colaboración de los padres; otros
no se encuentran cómodos hablando con los
padres, así que es necesario ser muy cordiales
para que no se sientan amenazados. Si
existiera algún acontecimiento o problema
que afecte a nuestro hijo, si lo vemos diferente,
silencioso o preocupado, es necesario solicitar
una cita lo antes posible.
EJERCICIO DE REFLEXIÓN
El paso del chico a la secundaria también es un reto para los padres y nos
exige una participación distinta y menos frecuente en el sistema escolar.
¿Cuál cree que debe ser su relación con la escuela secundaria y los maestros
de su hijo? ¿En qué debe cambiar su participación en la escuela respecto
a la etapa primaria?
Platique con su hijo o hija sobre lo que él piensa de este asunto.
67
Guía de Padres
La educación es un proceso que funciona mejor cuando todos
los participantes colaboran entre sí
V. Relación de los padres
y la escuela secundaria
Para tener una entrevista exitosa entre
los maestros y los padres es
recomendable:
–Antes de la reunión, ponernos de acuerdo
con el maestro para que ambos tengamos
tiempo de prepararla adecuadamente.
Podemos escribir los temas y asuntos que nos
gustaría tratar, las preguntas y las
observaciones que queremos hacerle.
–A menos que exista alguna razón o
impedimento serio, nuestro hijo o hija debe
estar presente. En cualquier caso, es
indispensable hablar con él antes de la cita,
preguntarle si quiere que tratemos algún tema
y si hay algún asunto que no desea que
comentemos.
–Asistir a la entrevista con una actitud abierta.
Procurar que la reunión se lleve a cabo en
un clima de respeto y amabilidad, aun cuando
se manejen cuestiones delicadas. Empezar
por demostrar apoyo y reconocimiento en las
cosas que van bien y después discutir los
problemas más importantes al principio de
la reunión. Dejar para el final los de menor
importancia, ya que puede haber límite de tiempo.
–Permitir la participación de nuestro hijo. Su punto de vista
es fundamental pues él sabe mejor que nadie lo que está
sucediendo.
–Utilizar la reunión para resolver los problemas, no para
culpar a alguien. Solicitar al maestro y a nuestro hijo
sugerencias para colaborar en la solución del asunto.
–Establecer un plan de acción. Llegar a un acuerdo con el
maestro y nuestro hijo para ponerlo en marcha. Al terminar
la reunión, hemos de tener una idea clara de los pasos que
han de seguir cada una de las partes.
–Platicar con nuestro hijo, después de la reunión. Hablar
sobre el contenido y resultado de la entrevista, ya sea que
él haya estado presente o no.
–Hacer un seguimiento y revisar si el plan está teniendo
buenos resultados.
Es común que los adolescentes se quejen de la escuela,
y en muchas ocasiones estas protestas son parte del
mismo proceso de desarrollo
Sin embargo, cuando vemos que nuestro hijo está angustiado,
ha cambiado su conducta o presenta dificultad en los estudios,
tenemos que asegurarnos de que no exista un problema
serio.
Un adolescente puede mostrarse inseguro en la escuela por
diversas razones:
-Es difícil la relación con sus compañeros. Se siente marginado
o rechazado.
-Tiene problemas con algún maestro. Piensa que lo trata
injustamente, lo avergüenza o lo maltrata.
-El trabajo escolar le resulta demasiado arduo. La dificultad
puede deberse a problemas de aprendizaje, lagunas de
conocimiento o falta de una técnica de estudio adecuada.
Sea cual fuere la situación, los padres debemos, antes que
nada, escuchar a nuestro hijo, dejar que hable libremente
de lo que le sucede, creerle, tratar de entenderlo y confiar
en él.
No podemos desatender sus inquietudes. A los padres nos
corresponde guiarlo para que él encuentre la solución y tome
decisiones: “¿Cómo crees que puedes resolver este conflicto?”,
“¿Qué crees que debas hacer?”, “¿Ya platicaste con tus
compañeros o con tu maestro acerca de lo que te molesta?”
“¿Qué quieres que yo haga?”.
Si las quejas del adolescente son justificadas y está siendo
objeto de algún tipo de maltrato, debemos solicitar una
entrevista lo antes posible con el asesor y con el director de
la escuela, exponer los hechos con serenidad y encontrar
una solución que garantice la seguridad y el bienestar de
nuestro hijo.
Si existiera algún acontecimiento o problema que afecte a
nuestro hijo, es necesario solicitar una cita lo antes posible
68
Hablar sobre la entrevista, ya sea que él
haya estado presente o no
Es común que se presenten problemas en el
aprendizaje por causas emocionales. Si el
adolescente se siente deprimido, su
rendimiento en la escuela suele disminuir. En
el anexo Signos de alarma se enumeran
algunas señales que podrían hacernos pensar
en una depresión del adolescente.
Los padres tenemos que saber que los castigos
o los premios no solucionan el problema
académico. Son otras las acciones que hemos
de realizar según el caso.
Dos causas muy comunes de las
deficiencias en el desempeño escolar son
la falta de motivación y los malos hábitos
de estudio
Los padres podemos motivar a nuestro hijo
o hija propiciando un ambiente estimulante
en casa, mostrando entusiasmo por el
conocimiento, expresando nuestro aprecio por
sus logros y su esfuerzo y comunicándole
nuestra confianza.
En ocasiones, el adolescente pierde la
motivación por no tener un buen método de
estudio. Cuando ve que por más que se esfuerza no consigue
terminar la tarea, aprender la lección o sacar buenas notas,
se desespera, duda de sus capacidades intelectuales y se
convence de que los estudios no son para él. El capítulo VII,
Técnicas de estudio, de este apartado puede darnos algunas
ideas sobre la manera de orientar a nuestro hijo y ayudarlo
a solucionar el problema. Cuando la situación no se resuelve
con estas medidas, es necesario investigar si existe un
problema de aprendizaje.
Los trastornos del aprendizaje constituyen otra razón
del bajo rendimiento escolar
Los problemas de aprendizaje no dependen de la voluntad,
motivación o falta de preparación académica. Se dan en niños
inteligentes cuyo funcionamiento cerebral es distinto al de
los demás.
A veces la escuela se queja del adolescente por
problemas de conducta
Si el chico causa conflictos, es agresivo o no cumple las
reglas, debemos investigar qué le está sucediendo; platicar
con él y con su maestro o asesor, y tratar de llegar a la raíz
del conflicto. Para ayudar a nuestro hijo y tomar las medidas
adecuadas, necesitamos saber desde cuándo se presenta el
problema, con qué intensidad, y cuáles son las causas de su
comportamiento.
El adolescente tiende a manifestar sus sentimientos más con
acciones que con palabras, sobre todo si no tiene oportunidades
de expresarse y ser escuchado. Cuando un chico vive una
situación dolorosa, como un duelo, conflictos o separación
de los padres, dificultad para relacionarse con sus compañeros,
demasiada exigencia o sobreprotección, puede actuar de
manera agresiva para ocultar su tristeza y sus temores.
Un fenómeno relacionado con la mala conducta es la dificultad
en los estudios. Los y las adolescentes prefieren parecer
“malos” que “tontos” y encubren su frustración con una
conducta desafiante que les da prestigio ante sus iguales.
También los alumnos brillantes pueden presentar problemas
de conducta cuando se aburren en clase y los maestros no
saben encauzar su inteligencia dándoles un quehacer y un
reto adicional.
Otra observación que la escuela puede hacer a los
padres se relaciona con el bajo rendimiento del
adolescente en los estudios
Cuando el rendimiento académico de nuestro hijo es deficiente,
no participa en clase, no hace la tarea o le cuesta trabajo
aprender, necesitamos ponernos de acuerdo con el maestro
o asesor para pedir su orientación sobre las posibles causas
de la dificultad y sobre lo que nosotros podemos hacer en
casa para ayudarlo.
69
Los malos hábitos de estudio desmotivan al
adolescente
A veces la escuela se queja del adolescente por problemas de
conducta
Suele tratarse de dificultades en el lenguaje escrito o las
matemáticas. Al muchacho le cuesta trabajo reconocer figuras,
leer y escribir cifras numéricas, realizar operaciones aritméticas
y seguir un razonamiento para solucionar problemas.
El muchacho o la chica puede tener dificultad para leer y
comprender un texto. En la lectura silenciosa o en voz alta,
se salta o cambia las letras, las palabras o las frases. Al
escribir, comete errores en la ortografía, la puntuación y la
estructura de los párrafos.
Otro problema puede ser la incapacidad para permanecer
quieto o prestar atención; el chico es distraído, olvida lo que
le acabamos de decir y le es difícil seguir instrucciones.
Los adolescentes pueden y deben ser ayudados. Este tipo de
dificultades afecta no sólo el desempeño escolar sino también
la apreciación que el adolescente tiene de sí mismo. Muchas
veces llega a pensar que no hace nada bien, que no es capaz
ni valioso como persona, y puede caer en una depresión. El
trabajo fundamental en este caso es el fortalecimiento de la
autoestima.
Hemos de tomar en cuenta y valorar las características
individuales de nuestro hijo, conocerlo, observarlo y evitar
compararlo con otros. Es importante hacerle ver un panorama
más amplio de la actividad humana en el que cada persona
tiene un lugar especial gracias a sus habilidades únicas; darle
oportunidad de explorar sus capacidades en distintos campos:
el arte, el deporte, el apoyo a otras personas, la música;
ayudarlo a desarrollar sus talentos para que se sienta seguro
y satisfecho, y a superar las limitaciones en la medida de lo
posible. El capítulo VI de este apartado trata sobre las
diferentes maneras de ser inteligente y la variedad de
habilidades que nos distinguen y que podemos detectar y
fortalecer en nuestros hijos.
Además de la comprensión y el apoyo emocional que demos
los padres en este tipo de dificultades, es indispensable
solicitar la ayuda de un especialista. Cuando existe un apoyo
profesional, el problema puede ser manejado
más eficazmente.
La labor del especialista es detectar la razón
de la dificultad, ofrecer el tratamiento adecuado
y trabajar en colaboración con la escuela y
los padres para que el adolescente pueda
desarrollar todo su potencial.
es una experiencia comunitaria en la que
todos participamos y perseguimos el mismo
fin: la educación, desarrollo y bienestar del
adolescente.
70
Tomemos en cuenta y valoremos las características individuales
de nuestro hijo
Busquemos ayuda para nuestro hijo si
detectamos que tiene problemas de aprendizaje
Pruebe algunas de las siguientes
recomendaciones
Busque el espacio para que su hijo hable con usted sobre
sus actividades escolares.
No trate a su hijo en público con expresiones afectuosas ni
con reclamos que puedan avergonzarlo o provocar las burlas
de sus compañeros.
Confíe en su hijo, permita que sea más independiente y se
haga cargo de sus asuntos, pero apóyelo en lo que necesite,
no se desentienda de su trabajo en la escuela.
Procure no castigar o premiar a su hijo por sus calificaciones.
Asista a las reuniones de padres y solicite por lo menos una
cita con el asesor del grupo.
Prepare la entrevista, anote los asuntos que desea tratar,
las preguntas y observaciones que quiere plantear.
Hable con su hijo antes de la reunión, ya sea que asista o
no, pregúntele si quiere que se trate algún tema y si existe
algún asunto que no desea que se comente.
Mantenga una actitud abierta durante la conversación y
propicie un clima de respeto aun cuando se manejen
cuestiones delicadas.
Demuestre su reconocimiento al maestro en las cosas que
van bien antes de discutir los problemas.
Trate los temas e inquietudes más importantes al principio
de la reunión.
No utilice la entrevista para encontrar culpables, sino para
resolver los problemas y tomar decisiones.
Establezca un plan de acción junto con el maestro y su hijo,
si está presente.
Comente el contenido y resultado de la entrevista con su
hijo, ya sea que él haya estado presente o no.
No desatienda las quejas de su hijo respecto a la escuela,
sobre todo si lo nota angustiado o presenta dificultad en los
estudios.
Si su hijo ha sido objeto de algún tipo de maltrato o abuso,
solicite de inmediato una cita con el asesor y el director de
la escuela.
Intervenga también cuando reciba quejas de la escuela
respecto a la conducta o rendimiento académico de su hijo.
Investigue las causas y haga lo necesario para solucionar
el problema.
En casa propicie un ambiente estimulante en el que se valore
el conocimiento.
Exprese su aprecio por los logros y el esfuerzo de su hijo.
Si nota problemas en la capacidad de atención o en las
áreas de matemáticas y lenguaje, consulte de inmediato a
un especialista.
Cuide y fortalezca la autoestima de su hijo.
Si su hijo ha sido objeto de algún maltrato
solicite de inmediato una cita con el asesor
No trate a su hijo en público con
expresiones que puedan avergonzarlo
Busque el espacio para que su hijo hable
con usted
71
Cada persona aprende a su manera y a su ritmo. Algunas materias le gustan más y
le resultan fáciles de entender; otras le son más difíciles de superar
Ante la misma enseñanza, cada miembro de un grupo utiliza su propio método o conjunto de
estrategias para aprender, tiene dudas distintas y avanza más en unas áreas que en otras.
Algunos recuerdan mejor lo que escuchan; otros, lo que ven; otros, lo que hacen con las manos.
A algunos la música les ayuda a concentrarse, otros hacen dibujos para recordar; unos son
buenos para matemáticas; otros, para los deportes; unos son muy hábiles para discutir; otros,
para observar los fenómenos naturales.
Se han desarrollado muchas teorías para tratar de comprender y explicar cómo
aprendemos
Una de esas teorías sostiene que existen distintos estilos de aprendizaje o formas de acercarnos
a la realidad; otra afirma que hay diferentes inteligencias o capacidades en cada persona.
Ambas pueden sernos útiles para observar a nuestros hijos y darles el apoyo que requieren
para conseguir un aprendizaje más efectivo.
ESTILOS DE APRENDIZAJE
Un estilo de aprendizaje es el método que una persona utiliza para adquirir
conocimientos
No es lo que la persona aprende, sino cómo
lo aprende. Cada quien posee su manera
particular de conocer y relacionarse con el
mundo; al estudiar, tiende a utilizar con mayor
frecuencia determinadas estrategias.
La teoría de los estilos de aprendizaje
está relacionada con el concepto del
aprendizaje como un proceso activo
Si creemos que aprender es sólo recibir
información de manera pasiva, como si
llenáramos un vaso, lo que la persona haga
o piense no tiene importancia. Pero si
consideramos que aprender es un proceso
complejo en el que seleccionamos los datos
que recibimos, los organizamos en nuestra
mente y luego los utilizamos, es claro que
cada uno de nosotros lo hará de una manera
distinta, según su experiencia y sus propias
características.
EJERCICIO DE REFLEXIÓN
Cada persona tiene una manera diferente de aprender y de relacionarse con
la realidad. Depende de sus experiencias, de sus habilidades y de sus
tendencias individuales.
¿Qué hace para aprender mejor? Describa cuál es su sistema personal para
entender y recordar la información.
¿Se ha dado cuenta de cuál es el método con el que su hijo aprende más
fácilmente? ¿Cuáles son las materias que más le agradan? ¿Cuáles le cuestan
trabajo?
Guía de Padres
72
Cada persona utiliza su propio método o conjunto
de estrategias para aprender
VI. Diferentes maneras de
aprender y de ser inteligente
VARIAS INTELIGENCIAS
Existen distintas formas de ser inteligente
Según esta teoría, la inteligencia consiste sólo
en la capacidad de resolver problemas o de
crear productos valiosos. Hay varias maneras
de hacerlo.
Los seres humanos tenemos aptitudes que
se orientan a distintas actividades; estas
aptitudes o inteligencias son independientes
unas de otras, por lo que en algunas podemos
ser más diestros y en otras menos.
Las personas que tienen una habilidad
predominante para:
Usar el lenguaje son excelentes para
expresarse, ya sea oralmente o por escrito.
Pueden describir los objetos y las situaciones
con detalle, les encanta jugar con las palabras,
leer, escribir, hablar y escuchar. Inventan
rimas, cuentan historias y dan discursos.
Aprenden a través de conversaciones, relatos,
lecturas, conferencias.
R e s o l v e r p r o b l e m a s l ó g i c o s y
matemáticos pueden manejar conceptos
abstractos, son buenos para observar y deducir,
para hacer cálculos y operaciones mentales. Razonan en
forma lógica, investigan las relaciones de causa y efecto,
realizan experimentos y sacan conclusiones. Muchas veces
llegan a un resultado y no pueden explicar cómo lo hicieron,
pues su razonamiento no tiene que ver con las palabras.
Escuchar y reproducir sonidos musicales tienen buen
oído y aprenden con facilidad a tocar instrumentos. Les gusta
cantar, aunque no necesariamente se convierten en músicos.
Aprenden mejor si escuchan música para acompañar su
trabajo y a veces traducen la información a canciones o
ritmos.
Percibir visual y espacialmente lo que les rodea pueden
orientarse con facilidad, pensar en tres dimensiones y construir
imágenes mentales. Usan mapas para transportarse de un
sitio a otro y son capaces de entender las diferentes
Según esta teoría, existen tres estilos básicos de
aprendizaje
•Visual. La persona aprende mejor usando la vista: leyendo,
observando imágenes, registrando formas, subrayando o
escribiendo con diferentes colores.
•Auditivo. A la persona le resulta más sencillo entender y
recordar lo que escucha. Al estudiar, prefiere repetir en voz
alta la información. Si alguien le lee, puede concentrarse con
facilidad.
•Kinestésico. La persona necesita moverse, hacer algo mientras
aprende. Escribir, manejar objetos, sentir texturas o formas,
saborear, oler.
Si no existe algún impedimento, todos nos relacionamos con
el mundo a través de la vista, el oído y los demás sentidos;
usamos los tres métodos, pero hay una manera de aprender
que cada uno prefiere de manera natural.
Los estilos de aprendizaje no son algo fijo e invariable
Por un lado, cambian según lo que tratamos de aprender;
usamos un estilo u otro según la materia. Por otro lado,
nuestra manera de aprender se desarrolla y cambia
continuamente, como nosotros mismos.
Es importante no utilizar la teoría de los estilos de aprendizaje
para clasificar o etiquetar a nuestro hijo o hija en una categoría
cerrada. Es sólo un recurso para observarlo, identificar su
estilo de preferencia y sugerirle una manera de estudiar
especialmente adecuada para él.
El adolescente tiene que darse cuenta de lo que hace en
forma espontánea cuando estudia, y qué otros recursos podría
utilizar para ser un estudiante más capaz y eficiente. También
necesita oportunidades de explorar, utilizar y desarrollar todos
los estilos de aprendizaje: emplear imágenes, sonido y
movimiento, convertir el estudio y el trabajo en procesos en
los que esté en juego toda su persona.
73
Hay quienes tienen buen oído y aprenden
con facilidad a tocar instrumentos
Existen distintas formas de aprender
Cada persona presenta una mezcla de inteligencias
y en algunas es más hábil que en otras
74
perspectivas desde las cuales se observa un objeto. También
tienen sentido de la belleza, les encanta la fotografía, la
escultura, la pintura. Para aprender usan dibujos, diagramas,
gráficas, cuadros, mapas.
Utilizar el cuerpo para resolver problemas o producir
algo tienen buen control de sus movimientos, son hábiles
para manejar instrumentos o herramientas. Les encanta
moverse, actuar, bailar y disfrutan de los deportes, las
artesanías y la construcción de objetos. Piensan y aprenden
mejor cuando están en movimiento, cuando manipulan y
tocan objetos, cuando actúan los problemas.
Conocerse a sí mismos son capaces de identificar sus
sentimientos y sus motivaciones. Suelen ser solitarios y a
veces tímidos. Les gusta contemplar la naturaleza, hacer
planes, soñar despiertos, crear fantasías, analizar lo que les
sucede y escribir diarios. Para aprender necesitan ir a su
propio ritmo, prefieren trabajar solos.
Entender a otras personas pueden percibir y comprender
los sentimientos de otros y aceptar puntos de vista diferentes
a los propios. Son sociables y solidarios, les gusta ayudar y
trabajar en equipo. Les encantan las discusiones, los deportes
colectivos, las actividades y proyectos de grupo. Para aprender,
prefieren trabajar en equipo, compartir sus ideas e investigar
con sus compañeros.
Los dos últimos tipos de inteligencia conforman la inteligencia
emocional, es decir, la habilidad de expresar nuestras
emociones y comprender las de los demás. La inteligencia
emocional nos hace capaces, entre otras cosas, de enfrentar
la frustración y resolver los problemas y conflictos. Nuestra
capacidad de aprendizaje está íntimamente ligada a la
inteligencia emocional.
Conocer esta teoría puede ayudarnos a identificar las
capacidades naturales de nuestro hijo y ayudarlo a
desarrollarlas
Cada persona presenta una mezcla de estas inteligencias.
Ayudar a nuestro hijo a reconocer las áreas en las que se
desenvuelve con mayor facilidad le servirá para sentirse
seguro y concentrarse en sus fortalezas y, cuando llegue el
momento, decidir qué oficio o profesión quiere desempeñar
en su vida adulta.
También podemos aprovechar este ejercicio para identificar
nuestras propias capacidades y reordenar nuestra labor hacia
lo que nos resulte más natural y placentero.
Casi cualquier actividad requerirá de la combinación de varios
tipos de inteligencia. Es importante desarrollarlas todas: unas
para construir sobre las fuerzas y talentos, y otras para
superar los obstáculos.
Hay a quienes les encanta moverse, hacer
deportes, artesanías y construir objetos
A otros les encantan las discusiones de
grupo, las actividades y proyectos de grupo
Ayúdelo a identificar y desarrollar sus talentos
Pruebe algunas de las siguientes
recomendaciones
Proponga a su hijo que haga pruebas para definir cuál es
el estilo con el que aprende mejor: visual, auditivo o
kinestésico.
No utilice la teoría de los estilos de aprendizaje para
etiquetar a su hijo, sino para ayudarlo a darse cuenta
cuál es la manera de estudiar más adecuada para él.
Sugiera a su hijo que use imágenes, sonido y acciones
para estudiar.
Observe a su hijo. Ayúdelo a identificar y desarrollar sus
talentos e inclinaciones personales para que, cuando sea
el momento, sepa decidir qué oficio o profesión quiere
desempeñar en su vida adulta.
Ofrezca al adolescente oportunidades de desarrollar todas
las inteligencias: unas para construir sobre las fuerzas y
talentos, y otras para superar los obstáculos.
No utilice la teoría de los estilos de
aprendizaje para etiquetar a su hijo
Déle oportunidad de desarrollar todas las
inteligencias
Proponga a su hijo que haga pruebas para
definir cuál es el estilo con el que aprende mejor
75
Estudiar es una actividad encaminada a adquirir conocimientos y a desarrollar el
pensamiento
Estudiar implica una disposición activa; implica buscar, más que recibir; requiere de concentración,
esfuerzo y motivación. Estudiar significa comprender y relacionar lo nuevo con lo que ya
sabemos y poder recordarlo en el momento oportuno. Mientras más intereses y conocimientos
tengamos, más asociaciones podremos hacer y más fácil será asimilar las nuevas ideas.
Para estudiar adecuadamente es necesario plantearnos objetivos y decidir cómo alcanzarlos,
solucionar problemas, conseguir información, discutirla, hacer preguntas y pedir ayuda.
El estudio es una actividad que supone algunos hábitos y ciertas técnicas
No nacemos sabiendo estudiar. El o la adolescente, sobre todo al iniciar la secundaria, necesita
orientación para aprender de manera más eficiente. Saber estudiar le ayuda a organizarse, a
aprovechar y distribuir su tiempo, a distinguir qué es importante y qué es secundario; le facilita
el trabajo, le ahorra tiempo, le proporciona satisfacción y mejores resultados.
Los padres podemos crear un ambiente propicio para el estudio, pero no lo podemos
hacer aprender
Los padres no somos maestros, no nos toca enseñar a nuestro hijo y mucho menos hacer el
trabajo por él. Las sesiones de estudio familiar acaban frecuentemente en enojos y conflictos.
Lo que nos corresponde es estimularlo y ayudarlo a crear hábitos de estudio, a organizar su
tiempo, a planear y cumplir con lo planeado, a sugerirle un sistema que haga su trabajo más
productivo. Y después, dejar que él se haga cargo.
A medida que se avanza en la escuela, el
aprendizaje depende cada vez más de quien
aprende y menos de quien enseña. La
responsabilidad de aprender es del alumno,
él tiene que desarrollar sus propias técnicas
de estudio, definir sus metas y dirigirse a sí
mismo.
Las técnicas de estudio son un conjunto
sistemático de acciones que se realizan
para lograr comprender y memorizar
información de manera permanente
El uso habitual de estas técnicas ayuda al
adolescente a aprovechar mejor sus recursos
intelectuales y, por tanto, a mejorar sus
resultados académicos. Gran parte de las
técnicas de estudio se practican en casa, por
eso conviene que los padres conozcamos
algunos de sus principios básicos para
proponerlos a nuestro hijo. Él decidirá si quiere
usarlas o no.
Las técnicas de estudio se pueden agrupar
en tres grupos:
EJERCICIO DE REFLEXIÓN
¿Recuerda cuál era su sistema de estudio cuando estaba en la escuela?
¿Qué hacía para memorizar los contenidos de las diferentes materias?
¿Ha observado cómo estudia su hijo o hija?
¿Tiene algún método personal para hacerlo? ¿Trabaja en un lugar fijo y en
un horario establecido?
Guía de Padres
76
Los padres podemos crear un ambiente propicio para el estudio,
pero no lo podemos hacer aprender
VII. Técnicas de estudio
y correcciones.
Revisar los apuntes da oportunidad al
estudiante de completar lo que falta, aclarar
confusiones, corregir los errores y la escritura
de términos técnicos y nombres propios. Hay
que hacer esa revisión lo más pronto posible,
cuando la memoria aún retenga detalles e
ideas que no pudieron anotarse con suficiente
claridad.
–Las técnicas de estudio ayudan a
comprender y memorizar información. Son
herramientas de apoyo para aprovechar mejor
el tiempo y las capacidades personales. Al
principio requieren un esfuerzo adicional, pero
después facilitan el trabajo y lo hacen más
productivo.
Las siguientes sugerencias dan una idea de
los pasos que podrían seguirse al estudiar:
Revisar. Lo primero que conviene hacer es
examinar rápidamente el texto que se va a
estudiar con el fin de tener una idea general
sobre su contenido.
Si se trata de un libro, podemos hojearlo y
fijarnos en algunos de sus elementos: el título suele dar
información sobre el asunto que trata; la introducción habla
del enfoque del libro y la manera en que podemos usarlo; el
índice presenta los temas que se tocan y ayuda a seleccionar
los capítulos que nos interesan.
Si vamos a estudiar un capítulo, podemos empezar por leer
el título y los subtítulos, el primer párrafo y el último; observar
las gráficas o ilustraciones, revisar el resumen que aparece
a veces al final.
Preguntar. Las preguntas que nos planteamos antes de
empezar a leer son una gran ayuda para aprender, centran
la atención en lo que necesitamos o queremos saber y nos
mantienen activos durante la lectura. No es lo mismo recibir
pasivamente lo que el texto va exponiendo que ir en busca
de lo que nos interesa.
Leer. Es el tercer paso al estudiar, no el primero. Se trata de
leer atenta y detalladamente para buscar respuesta a las
preguntas que nos hemos planteado. Cuando se lee por
primera vez, es recomendable hacer anotaciones con lápiz
en el libro —si es nuestro— o escribirlas en un cuaderno. Una
pregunta que puede ser útil es: ¿cuál es la idea principal?,
ya sea del capítulo o de cada párrafo. Algunos maestros
recomiendan hacer una segunda lectura para subrayar y
tomar notas.
Organizar los conceptos. Se trata de hacer un resumen del
texto o un esquema para recuperar las ideas principales y
las respuestas a nuestras preguntas.
Resumir. Para hacer el resumen podemos copiar lo subrayado
formando frases completas. En el resumen conviene volver
a subrayar o resaltar las palabras clave o los conceptos más
importantes.
Organizar. Una manera muy efectiva de organizar las ideas
del texto es dibujar mapas mentales. El mapa mental es una
imagen que representa no sólo la información, sino también
las relaciones entre las distintas ideas.
–Las estrategias de organización sirven para hacer las
cosas de manera ordenada y eficaz, y abarcan varios
elementos.
Lugar de trabajo: Debemos procurar que sea siempre el
mismo, con buena luz y ventilación, alejado del ruido y las
distracciones.
Estudiar sentado a la mesa o escritorio propicia una actitud
activa, en cambio la cama o los sillones cómodos invitan a
relajarse y a dormir.
Material: Antes de sentarse a trabajar es importante contar
con todos los materiales que se van a utilizar para evitar el
tener que interrumpir y levantarse a conseguirlos. Conviene
tener al día los apuntes y trabajos escritos.
Tiempo de trabajo: Es recomendable usar una agenda o
calendario de estudio, anotar las fechas de exámenes y
entrega de tareas y trabajos. Resulta muy útil decidir por
anticipado y tener escrito el horario de estudio, la materia
que se va a trabajar cada día y el objetivo que se piensa
lograr en cada sesión. Lo mejor es estudiar el mismo día de
la clase en que se dio la información.
Los periodos de trabajo pueden combinarse con tiempos
breves de descanso, alternados hasta terminar la tarea. Podría
empezarse por veinte minutos de trabajo y diez de descanso,
e ir aumentando el periodo de estudio hasta llegar a cuarenta
y cinco minutos.
Cada semana, el adolescente debe verificar si ha cumplido
con el programa de estudio y si logró sus objetivos.
–Estrategias de trabajo en clase hacen que el quehacer
en el aula sea más productivo.
Podemos sugerir a nuestro hijo o hija escuchar con atención
y tomar notas en clase. Si sigue con constancia las explicaciones
y las registra por escrito le será más fácil estudiar.
Es recomendable utilizar un cuaderno distinto para cada
materia con el fin de evitar desorden y confusiones, escribir
en líneas espaciadas y utilizar márgenes para incluir aclaraciones
77
Lugar de trabajo: Debemos procurar que sea siempre el mismo,
con buena luz y ventilación
Generalmente, los mapas mentales se diseñan en una hoja
blanca, e incluyen colores, flechas, símbolos, dibujos y palabras
clave que ayudan a recordar los conceptos con más facilidad.
El procedimiento es el siguiente:
–En medio de la hoja, se escribe o se dibuja la idea central.
–De la imagen central salen ramas con las ideas principales.
Las ramas se pueden dibujar con diferentes colores y sobre
cada una se coloca un dibujo o se escribe una palabra clave
en letra de imprenta.
–Las ideas secundarias se escriben sobre líneas más delgadas
que salen de las ramas principales y se dibujan del mismo
color que éstas.
–El conjunto de las ramas forma una estructura en la que
todos los elementos están conectados.
–Cualquier concepto que se agregue puede encontrar lugar
en la estructura. Los mapas mentales generan nuevas ideas
y ayudan a estudiar en una forma creativa.
Cada persona desarrolla mapas mentales según sus gustos
y su manera de organizar los contenidos, por eso nos sirven
mucho más nuestros propios mapas que los de los demás.
Los mapas mentales despiertan la imaginación, facilitan las
asociaciones, desarrollan la memoria, ayudan a organizar, a
analizar y a entender mejor la información. Es conveniente
guardar los mapas mentales que se van dibujando para
utilizarlos al preparar exámenes.
Memorizar. Si no tratamos de recordar el material
inmediatamente después de leerlo y resumirlo, podemos
olvidar gran parte de los contenidos. Recordar la información
es la mejor manera de aprovechar el tiempo de estudio.
Una técnica para recordar es decir o escribir las ideas principales
contenidas en el resumen y revisar si las hemos reconstruido
correctamente.
Otra manera de memorizar es mirar detenidamente el mapa
mental entre dos y cinco minutos, prestar atención a los
diversos elementos y a cómo están colocados y después
intentar reproducirlo en un papel.
Repasar. El objetivo del repaso es comprobar si recordamos
lo que hemos estudiado. Es recomendable revisar varias
veces los contenidos a medida que se avanza en el curso y
no dejarlo para el día antes del examen. La forma de repasar
es repetir rápidamente todos los pasos anteriores.
Discutir los temas que nos interesan con los compañeros o
con los maestros es una forma de estudiar. Es hacernos
preguntas, obtener respuestas, recordar y repasar.
Revise el ejemplo de mapa mental que se presenta a
continuación.
78
S
ISTEMASPARA
DESARROLLARELPEN
SAMIENTO
COMPRENDERMEMORIZAR
DEESTU
DIO
REVISAR
LEER
MEMORIZAR
PR
EGUNTAR
RES
UMIR
ORGANIZ
AR
MAPASM
ENTALES
ESQUEMAS
REPASAR
TRABA
JO
E
N
CLASE
ANOTAR
ATEN
DER
ESCUCH
AR
ORGA
NIZACIÓN
LUGAR
MATERI
AL
TIEMPO
TÉCNICAS
DE ESTUDIO
MAPA DE TÉCNICAS DE ESTUDIO
Sugiérale combinar los periodos de trabajo
con tiempos breves de descanso
No intente enseñarle los temas de la escuelaPruebe algunas de las siguientes
recomendaciones
Anime a su hijo a plantearse objetivos en su trabajo escolar.
No intente enseñarle los temas de la escuela ni estudiar
con él.
Confíe en su hijo, mantenga una actitud abierta y de apoyo.
Trate de estimularlo y ayudarlo a crear hábitos de estudio,
a planear y cumplir con lo planeado, pero deje que él se
haga cargo.
Ayude a su hijo a organizarse y a aprovechar su tiempo.
Facilítele a su hijo un lugar de trabajo fijo, con buena luz
y ventilación, alejado del ruido y las distracciones.
Sugiérale combinar los periodos de trabajo con tiempos
breves de descanso.
Pregunte a su hijo sobre su calendario de estudio y, cada
semana, platique con él acerca de su cumplimiento y las
metas que logró.
Si su hijo está de acuerdo, explore junto con él los cuadernos,
apuntes, trabajos y libros para darse una idea de su trabajo.
Pruebe algunas técnicas de estudio para aprender algo que
a usted le interese.
Proponga estas técnicas a su hijo y permita que él decida
si quiere usarlas o no.
Tenga en cuenta que, al principio, las técnicas de estudio
implican un esfuerzo mayor, pero después ahorran tiempo
y dan mejores resultados.
Anímese a dibujar mapas mentales para aclarar ideas sobre
temas que le atraigan, para organizar sus actividades o
escribir acerca de algún asunto.
Proponga a su hijo invitar a sus compañeros para estudiar
o discutir los temas de la escuela.
Proponga a su hijo invitar a sus compañeros
para estudiar los temas de la escuela
79
Si su hijo está de acuerdo, vea junto con él
sus cuadernos
La escuela da a los padres información sobre el desempeño del adolescente a través
de las calificaciones
Las calificaciones nos dan cierta idea de cómo está progresando nuestro hijo en la escuela, el
nivel de esfuerzo que realiza, el dominio que tiene sobre ciertos aprendizajes y cuáles son sus
logros y dificultades.
Las calificaciones son importantes en la medida en que serán su tarjeta de presentación en
otras escuelas o instituciones y de ellas dependerá que siga estudiando; además, tienen un
impacto en su autoestima y le abren o le cierran oportunidades para elegir su futuro.
Los padres debemos propiciar que nuestro hijo consiga aprobar con buenas notas, pero también
apoyarlo para que él valore sus logros y su esfuerzo sin depender de opiniones ajenas.
Aun cuando las calificaciones resultan útiles, son indicadores incompletos
El desempeño y los conocimientos de un chico no siempre coinciden con lo que muestra su
boleta de calificaciones. Debemos considerar también otros criterios con el fin de valorar los
avances en el aprendizaje de nuestro hijo o hija. Los padres tenemos que observarlo con cuidado
para no exigir más de lo que él pueda lograr, y para apreciar su interés por aprender, su
motivación para esforzarse y trabajar, sus inclinaciones, sus habilidades y limitaciones personales.
Las calificaciones son un instrumento de ayuda al adolescente; su valor consiste en apreciar
los aciertos para darle seguridad y en detectar las fallas para poder remediarlas.
Hoy en día, muchas escuelas trabajan con un sistema de evaluación que utiliza varios instrumentos
y toma en cuenta el proceso de aprendizaje
del alumno en todos sus aspectos. Sin
embargo, las calificaciones aún dependen en
buena proporción de los exámenes, por eso
muchos estudiantes suelen temerlos, y aunque
una cierta tensión puede ser útil, el miedo
exagerado los inmoviliza y los bloquea.
Para sentirse tranquilo y lograr buenos
resultados en la escuela, el adolescente
tiene que desarrollar ciertas habilidades
tanto para preparar los exámenes como
para contestarlos
Aunque se considera que los exámenes no
dan la medida exacta de los conocimientos
de los alumnos, son el método de evaluación
que más se usa. Los exámenes son parte de
la vida del adolescente y tiene que saber
resolverlos.
Un examen no puede prepararse bien si sólo
se estudia el día anterior y se trata de
memorizar en una tarde toda la información
EJERCICIO DE REFLEXIÓN
Los exámenes y las calificaciones constituyen un aspecto importante de la
vida escolar.
¿Recuerda cómo se sentía cuando tenía que presentar un examen en la escuela?
¿Qué pasaba en su casa cuando llegaban sus calificaciones buenas o malas?
¿Cómo se siente ahora cuando alguien más revisa y juzga su trabajo?
¿Qué piensa de los exámenes como manera de evaluar los conocimientos?
¿Cuál es su reacción ante las buenas o malas calificaciones de su hijo?
VIII. Exámenes y calificaciones
Guía de Padres
80
El desempeño y los conocimientos de un chico no siempre
coinciden con lo que muestra su boleta de calificaciones
se reúna con algunos compañeros una o dos
veces a la semana para repasar en equipo
los contenidos de las diferentes materias. Esta
práctica es estimulante para los muchachos,
les da energía para trabajar, les ofrece puntos
de vista diferentes sobre la información y les
da oportunidad de expresar lo que cada uno
sabe.
Para que funcionen, las reuniones deben ser
organizadas, manejadas y desarrolladas por
el adolescente y su grupo; si los padres
tratamos de intervenir, pierden su efecto
positivo. Los chicos y chicas deben tener claro
que estudiar en grupo requiere de cierta
disciplina para que la reunión no se convierta
en una distracción o pérdida de tiempo. Pero
el aprendizaje no sólo se realiza estudiando.
Es muy importante dejar algún tiempo para
descansar y divertirse sobre todo los últimos
días antes del examen.
¿Qué hacer para preparar el examen?
Lo primero es orientar a nuestro hijo para que
averigüe de qué va a tratar el examen, cuáles
son los temas que se van a incluir. Si ya ha hecho exámenes
en esa materia, conviene revisarlos para acordarse de cuál
es el tipo de preguntas que hace el maestro: si hay que
contestar datos concretos, desarrollar temas o aplicar un
criterio para resolver problemas, y así practicar lo que va a
pedir en el examen.
Antes de releer los apuntes, los trabajos o los libros, es muy
conveniente tratar de recordar lo que ya sabe acerca del
tema; tal vez sea útil hacer algunas anotaciones, esquemas
o mapas mentales y después empezar a leer.
La lectura debe ser activa. No se trata sólo de recibir la
información, sino que ahora, con más conocimientos, el chico
puede plantear preguntas, cuestionar los contenidos y tratar
de aclarar las dudas.
del curso. Con esta práctica, el adolescente se indigesta de
datos, los olvida muy pronto y se enfrenta a la prueba con
nerviosismo.
El conocimiento es un proceso que ocurre todos los días y
requiere una gran variedad de elementos: asistir a clases,
poner atención, interesarse, hacerse preguntas, relacionar
los nuevos conocimientos con lo que ya se sabe. Los exámenes
casi siempre están planteados de tal forma que los alumnos
que hayan cumplido con su trabajo durante el año puedan
aprobarlos.
¿Cómo ayudar a nuestro hijo o hija a prepararse para
los exámenes?
En primer lugar, es conveniente sugerirle las técnicas de
estudio recomendadas en el capítulo VII de este apartado.
El repaso es una de esas técnicas, y es el trabajo principal
para preparar exámenes.
¿Cómo repasar?
El repaso debe convertirse en un hábito desde el inicio del
curso. Revisar varias veces el mismo tema da oportunidad
al adolescente de entenderlo cada vez mejor y enfocarlo
desde diferentes ángulos. Además, estudiar el material que
ya ha visto le hace más fácil comprender las ideas nuevas
que el maestro va presentando. Si deja todo para el final,
normalmente le faltará tiempo para revisar toda la información
y para aclarar las dudas.
Un mes antes del examen, es recomendable repasar de
acuerdo a un plan y un horario que el mismo chico establezca;
puede hacer una lista de los temas y decidir el orden para
estudiarlos.
El repaso del material completo ayuda a tener una visión de
conjunto y a reorganizar mentalmente el enfoque de la
materia. Los padres podemos fomentar el que nuestro hijo
81
El repaso debe convertirse en un hábito
desde el inicio del curso
Un examen no puede prepararse bien si sólo se estudia el día anterior
Si el adolescente decide estudiar con sus compañeros, pueden
utilizar algunas estrategias que, además de útiles, resultan
divertidas: cada uno hace un esquema o mapa mental y
después lo compara con los de los demás, o seleccionan
algunas preguntas sobre el tema, lo repasan y reparten
preguntas al azar para que cada uno conteste la suya ante
los demás. Siempre es conveniente utilizar parte del tiempo
en planear la respuesta y después exponerla.
Estas prácticas constituyen un entrenamiento que da a los
muchachos mayor seguridad en el momento de presentar el
examen en la escuela. Conviene conservar las respuestas,
los esquemas y mapas mentales para hacer un último repaso.
El día anterior al examen, el adolescente puede realizar ese
último repaso, pero le hará bien relajarse antes de ir a dormir:
leer algo divertido, ver la televisión, platicar o salir a dar un
pequeño paseo. Los padres tenemos que cuidar que descanse
adecuadamente.
El día del examen
El día del examen debemos asegurarnos de que nuestro hijo
vaya bien desayunado a la escuela, animarlo para que se
sienta confiado y seguro, y hacerle algunas recomendaciones:
–Cuando reciba el examen, leerlo completo y antes de empezar
a responder, concentrar su atención en las instrucciones que
se le dan. Que tenga claro lo que tiene que hacer exactamente,
qué tipo de preguntas son, cuántas de ellas debe responder,
cuánto vale cada una; qué es lo que le preguntan y qué es
lo que no le preguntan.
–Responder en primer lugar los temas que mejor domina y
dejar para el final los más difíciles.
–Tomar en cuenta el tiempo disponible y calcular cuántos
minutos conviene dedicarle a cada respuesta.
–Si el examen plantea el desarrollo de un tema, el adolescente
puede elaborar un mapa mental para preparar la respuesta.
El esquema le ayudará a estructurar mejor
los contenidos y a incluir todos los puntos
importantes.
–El escrito ha de ser breve, conciso, claro;
presentarse en forma esmerada, limpio y con
buena letra.
–Al final, conviene dejar unos minutos para
revisar el examen completo y corregir cualquier
error que pudiera haberse pasado por alto.
Cuando nuestro hijo tenga el examen de regreso
con las observaciones del maestro, conviene revisar
cuáles fueron los aciertos —para aprovecharlos—
y cuáles los errores —para corregirlos.
82
Si el adolescente estudia con sus compañeros,
pueden utilizar algunas estrategias divertidas
El día del examen debemos asegurarnos de que nuestro hijo
se sienta confiado y seguro
Propicie un ambiente agradable en casa
Valore su esfuerzo y sus logros
No mida el empeño de su hijo por la
calificación
Observe a su hijo y trate de descubrir sus
intereses
Pruebe algunas de las siguientes
recomendaciones
Anime y apoye a su hijo para que consiga aprobar con
buenas notas, pero también ayúdelo a apreciar con
autonomía sus logros y su esfuerzo.
Considere diversos criterios para valorar los avances en
el aprendizaje de su hijo.
No le exija más de lo que él pueda lograr.
Observe a su hijo y trate de descubrir sus intereses,
motivaciones, habilidades y limitaciones personales.
Ayude a su hijo a desarrollar hábitos de estudio que le
faciliten el aprendizaje y la preparación de exámenes.
Propicie un ambiente agradable en casa para que su hijo
comparta el estudio con sus compañeros.
Respete el tiempo de descanso y diversión de su hijo.
Haga sentir a su hijo confiado y seguro cuando va a
presentar un examen.
Sugiérale revisar sus exámenes para aprender tanto de
sus aciertos como de sus errores.
83
El desarrollo escolar del adolescente va de la mano con la evolución de sus habilidades
lingüísticas: escuchar, hablar, leer y escribir
El instrumento fundamental del adolescente para comunicarse y para el aprendizaje de las
distintas asignaturas es el lenguaje.
Los padres tenemos en casa la posibilidad de estimular el desarrollo lingüístico de nuestro hijo
a través del intercambio de ideas, de conversaciones sobre temas interesantes y del uso
frecuente y placentero de la lectura y escritura.
La lectura cumple muchas funciones en la vida del adolescente
Leer ayuda al chico a estudiar, conocer y entender; a desarrollar las capacidades de su
inteligencia, aprender a pensar y disfrutar del conocimiento. La lectura enriquece su vocabulario
y su concepción del mundo; lo ayuda a prepararse y le da herramientas para el futuro desempeño
de su trabajo; le permite aprovechar las experiencias de otros, saber cómo se hacen las cosas
e imaginar cómo podrían hacerse de otras maneras.
La literatura abre al adolescente oportunidades de enriquecer su visión de sí mismo
y de los demás
Cuando la lectura se relaciona con su experiencia, el o la adolescente la vive como algo personal
y significativo; reconoce sus temores, sueños, sentimientos y reflexiones en las palabras del
autor, encuentra una explicación de sí mismo y puede dar un nombre a lo que está viviendo.
La lectura le da acceso a su intimidad, y en
la medida en que el chico se abre y se entiende
a sí mismo, desarrolla una mayor capacidad
de abrirse y comprender a otros y de establecer
vínculos más profundos.
La lectura es un instrumento de libertad
La literatura ofrece al adolescente un espacio
para imaginar, fantasear y gozar. La vida de
los personajes lo lleva a descubrir que dentro
y fuera del estrecho mundo cotidiano existen
regiones en las que todo puede suceder; le
abre ventanas para mirar más allá de los
límites de sus circunstancias, le muestra las
posibilidades de realización que se ofrecen a
los seres humanos y lo invita a tomar en sus
manos su propio destino.
La lectura puede ser un acto creativo y
placentero para el adolescente, le sirve para
divertirse, jugar y descansar, pero más que
nada, lo conduce a esa región interior que
se pregunta: ¿quién soy?, ¿qué hago en este
EJERCICIO DE REFLEXIÓN
El lenguaje escrito es el conocimiento básico para entrar en nuestro ambiente
cultural. A través de los libros nos ponemos en contacto con la historia, las
tradiciones, el conocimiento y las fantasías de los hombres y mujeres de todos los
tiempos.
¿Le gusta leer? ¿Acostumbra hacerlo? ¿Recuerda algún libro que haya dejado una
huella profunda en usted? ¿En qué etapa de su vida lo leyó? ¿Existe en su familia
un ambiente lector? ¿Cómo cree que puede ayudar a su hijo a disfrutar la lectura?
Guía de Padres
84
La lectura abre al adolescente oportunidades de enriquecer
su visión de sí mismo y de los demás
IX. El sentido y el gozo de la lectura
quienes sufren limitaciones graves: hambre,
pobreza, guerra, soledad, pérdidas; les
interesan los libros sobre sexualidad, conflictos
sociales, racismo, violencia, asesinatos, en
fin, aspectos de la vida a los cuales los y las
adolescentes muy probablemente han estado
expuestos a través de otros medios.
La poesía puede ser estimulante y provocadora
para el adolescente; es un género ideal para
esta edad.
Como cualquier lector, el chico y la chica
necesitan una buena dosis de humor, de
aventuras gozosas, de finales felices, de
suspenso y emociones.
Es más probable que un adolescente sea
lector si mantiene una relación estrecha
y significativa con personas que valoran
y disfrutan la lectura, también si se relaciona
con otros lectores que le den puntos de vista
distintos, le recomienden libros, le hablen de
asuntos interesantes y le abran el horizonte
para descubrir “ese libro” que él siente que
ha sido escrito para él.
Los padres hemos de animarlo a participar en círculos de
lectura y en grupos que se reúnen para discutir diversos tipos
de textos, pero también tratar de desarrollar nuestra
experiencia lectora para compartirla con él.
Existen muchos niveles de comprensión del texto y vamos
adentrándonos en ellos a medida que leemos. La adolescencia
de nuestro hijo es una buena oportunidad para profundizar
en los libros y la literatura, pues nunca acabamos de aprender
a leer.
Los adolescentes requieren libertad, tiempo y un espacio
para leer y compartir la lectura pues necesitan momentos
para leer en soledad y también encuentros con sus padres
en los que intercambien sentimientos, ideas y opiniones sobre
los libros. A los chicos les gustan las lecturas colectivas, leerse
unos a otros y prestarse libros.
La lectura en voz alta se disfruta a cualquier edad. Es muy
agradable crear en la familia la costumbre de leernos algún
texto antes de la cena o de ir a dormir.
Un ambiente estimulante favorece el deseo de leer y
es que existe una relación estrecha entre la lectura y la vida:
una mayor riqueza de experiencias e intereses hace posible
una mejor lectura, y el libro, al llevar al lector a reflexionar
sobre su experiencia o al recrearla, le permite vivencias
posteriores más profundas.
mundo?, ¿qué significa todo esto? El adolescente, como
cualquier ser humano, busca ante todo sentido, y ese sentido
puede desplegarse al leer un libro.
¿Qué podemos hacer los padres para animar a nuestro
hijo a leer?
Es recomendable facilitar al adolescente el acceso a una
variedad amplia de libros y portadores de texto, animarlo a
visitar la biblioteca, hablarle de nuestras lecturas, pero cuidar
de no presionarlo, de respetar sus gustos y tratar de
compartirlos.
A muchos jóvenes les atraen ciertos libros y revistas que los
padres consideramos de poca calidad por sus contenidos o
su enfoque; quizá pensemos que no les aportan ningún
beneficio, o que presentan informaciones erróneas y pueden
crear confusión.
Es inútil y contraproducente prohibir o tratar de controlar las
lecturas del adolescente. Resulta mejor mantener una relación
abierta con nuestro hijo, comentar y analizar los libros o
artículos junto con él para ayudarlo a construir una actitud
crítica y a formar su criterio.
Los padres podemos apoyar al adolescente en su elección de
lecturas si estamos atentos a lo que es importante para él
o ella y buscamos títulos bien fundamentados sobre sus
temas favoritos: arte, motos, computadoras, grupos musicales,
artistas, deportistas, romance, etcétera.
Al entrar a secundaria, los adolescentes suelen disfrutar aún
la fantasía, el misterio, las aventuras de piratas, viajeros,
detectives, de héroes con quien identificarse; se interesan
por las vicisitudes de personajes juveniles y las alegrías,
conflictos y penas de la amistad y el enamoramiento.
A medida que maduran, se preocupan cada vez más por lo
real y lo social, se apasionan por una acción más interior,
más compleja, penetran en la vida, a veces dura y difícil, de
85
Permita que su hijo escoja sus lecturas, y ayúdelo a construir
una actitud crítica
Comparta con él las lecturas y respete sus
gustos
Establezca en su familia la costumbre de
leer en voz alta
Trate de leer más
No intente prohibir o controlar sus lecturas
Pruebe algunas de las siguientes
recomendaciones
Estimule el desarrollo lingüístico de su hijo a través del
intercambio de ideas, conversaciones sobre temas
interesantes y el uso frecuente y placentero de la lectura
y escritura.
Favorezca el contacto de su hijo con una variedad amplia
de libros y portadores de texto.
Comparta con él sus lecturas, pero también respete los
gustos de su hijo y trate de disfrutarlos.
No intente prohibir o controlar las lecturas del adolescente,
mejor mantenga una relación abierta con él y ayúdelo a
formar su criterio.
Anime a su hijo a participar en círculos de lectura.
Trate de leer más.
Dé a su hijo libertad, tiempo y un espacio para leer.
Establezca en su familia la costumbre de leer en voz alta.
86
G3 segundaparte
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G3 segundaparte

  • 1. Aprender a conocer no significa apropiarse de un gran número de conocimientos, sino aprender a aprender Quiere decir desarrollar la inteligencia para comprender mejor el mundo, ser capaz de actuar y trabajar en él y comunicarse con los demás. No se trata solamente de instruir al joven en las materias que creemos debe saber, sino de enseñarle a pensar y darle las herramientas que le faciliten el seguir cultivándose durante toda la vida. Los contenidos que el y la adolescente adquieren son menos significativos que las actitudes y destrezas que desarrollan a partir de esa información Lo que importa es adquirir las capacidades y habilidades para estar abierto a lo nuevo, entenderlo, analizarlo, imaginar soluciones, crear e innovar. La escuela, parte sustancial de la realidad del joven, deberá relacionarse en forma viva con los otros componentes de su vida, y proporcionarle los métodos para pensar y actuar en ese mundo concreto en el que crece y se desarrolla. Los adolescentes desean explorar, entender y modificar su entorno Poseen un impulso natural que los lleva a preguntarse sobre los sucesos, a relacionarlos unos con otros, a reflexionar críticamente, a buscar explicaciones y a actuar sobre su medio. La responsabilidad de los padres es nutrir ese impulso natural por conocer y hacer, estimularlo y crear situaciones en las que el chico pueda practicar y perfeccionar sus habilidades. Nuestro papel es animar a nuestro hijo a hacerse responsable de su aprendizaje, ayudarlo a evaluar él mismo su progreso y a entusiasmarse por aprender de forma permanente. Educar a nuestro hijo o hija es la mejor oportunidad de educarnos a nosotros mismos Para que él se interese en resolver problemas, para que aprenda a pensar lógicamente, a expresar sus ideas con claridad, a esforzarse a pesar de los reveses, nosotros tenemos que aprender a hacer lo mismo. Junto con él, hombro con hombro, debemos atrevernos a vivir circunstancias que nos son extrañas, introducirnos en temas desconocidos, fijarnos metas y trabajar para alcanzarlas. Nuestro propio desarrollo, a la larga, le dará un modelo y la esperanza de poder conseguir lo que se propone. La escuela es el apoyo más significativo que tenemos los padres en la tarea de educar a nuestro hijo El adolescente pasa gran parte de su vida en el ambiente escolar, sus profesores adquieren un peso fundamental en su pensamiento y sus valores. A la escuela le confiamos y le debemos una importantísima parte de su formación y desarrollo intelectual y social. Para que este apoyo beneficie a nuestro hijo es indispensable asegurar su asistencia a clases todos los días, interesarnos por lo que aprende, hablar con sus maestros o su asesor y apoyarlo en lo que él requiera. Padres y maestros debemos formar un verdadero equipo, comunicarnos, apreciarnos y ayudarnos mutuamente, ya que compartimos una meta común: dar al adolescente la mejor educación posible. APRENDER A CONOCER Y A HACER Guía de Padres 52
  • 2. Formar hábitos significa crear espacios de libertad Formar hábitos es satisfacer las necesidades de acuerdo con cierta organización, siguiendo un orden y un horario establecidos con anterioridad. Cuando hacemos algo de la misma manera, a la misma hora y en el mismo sitio una y otra vez, acabamos por realizarlo de manera automática, sin esfuerzo. Ya no tenemos que pensar y decidir todos los días las mismas cosas. Las rutinas estructuran nuestra actividad, nos ayudan a alcanzar las metas diarias y nos dan la libertad de utilizar la energía y el tiempo en lo que más nos guste o interese. El paso de la niñez a la adolescencia constituye una oportunidad para formar nuevos hábitos Las profundas transformaciones que vive el y la adolescente, y las que vivimos también los padres, nos obligan a dejar atrás costumbres, rutinas y maneras de actuar. Estamos ante una situación ideal para revisar, junto con nuestro hijo, las prácticas familiares que hemos seguido hasta el momento, considerar cuáles siguen siendo satisfactorias, cuáles han perdido su utilidad, y qué nuevas formas de resolver las cuestiones diarias podríamos inventar. Puede ser muy estimulante examinar, en forma abierta y flexible, las propuestas de nuestro hijo y de cada uno de los miembros de la familia; imaginar sus beneficios, las dificultades para aplicarse y cómo afectarían a la convivencia. Una vez analizadas las opciones, podemos llegar a acuerdos y establecer compromisos. Lo más difícil no es fijar los hábitos sino mantenerlos Una vez que hemos decidido la forma que daremos a las actividades familiares, cuáles son los horarios de las comidas, o de salir en la mañana, etcétera, es importante ser firmes y constantes. Algunos muchachos tienen facilidad para regularse a sí mismos, otros necesitan ayuda. Por lo general, lleva tiempo al adolescente llegar al autocontrol. Por ejemplo, si hemos establecido junto con nuestro hijo una hora para regresar a casa y cenar en familia y él se retrasa, no le ayudamos a formarse sirviéndole la merienda más tarde. Quizá la consecuencia sea que él tenga que prepararse la comida y levantar la cocina. Podemos revisar los acuerdos cada vez que sea necesario, pero una vez establecidos, hemos de respetarlos y aplicar consecuencias si no se cumplen. EJERCICIO DE REFLEXIÓN Los hábitos, es decir, las acciones que realizamos por costumbre, siempre de la misma manera, son instrumentos útiles para organizar la vida familiar y para saber qué podemos esperar en una determinada situación. ¿Cuáles son los hábitos que más le ayudan en sus actividades personales? ¿Qué rutinas se practican en su familia? Ahora que su hijo se ha convertido en un adolescente, ¿piensa que es necesario modificar algunos hábitos? ¿Cuáles? ¿Qué costumbres son valiosas y deben mantenerse en su familia? I. Los hábitos. Aprender a hacer para ser independiente 53 Guía de Padres Lo más difícil no es fijar los hábitos sino mantenerlos
  • 3. Cuando el adolescente tiene claros sus deberes y compromisos, puede caminar con paso seguro, sin sorpresas, jaloneos o discusiones. El orden es un hábito fundamental para el adolescente Vivir en un ambiente desarreglado puede ser perturbador para la mayoría de las personas. Difícilmente puede haber un orden interior si no hemos logrado un orden externo. El orden hace más fácil estructurar las ideas, encontrar las cosas que necesitamos, nos ayuda a ganar tiempo y hace la vida más agradable. El adolescente que llega a la secundaria entra a un nuevo territorio. La escuela le exige planear sus actividades y decidir, cada vez con mayor autonomía, cómo y cuándo realizar sus tareas y trabajos. En esta etapa es necesario aprender a arreglar sus objetos personales de modo que estén disponibles siempre que los necesite, a organizar su horario para poder dedicar el tiempo suficiente a estar con sus amigos, a estudiar, a ver televisión y a descansar. Es más fácil que el adolescente acepte y asuma el orden como un estilo personal si le encuentra sentido y ha constatado su utilidad. Para los padres es importante entender que el orden del adolescente no necesariamente concuerda con el nuestro, pero que es él quien debe ordenar sus cosas y su tiempo. Nuestro papel es apoyar, orientar y acompañar a nuestro hijo, aceptar sus decisiones y la forma en que prefiere organizarse, pero también vigilar que cumpla con sus compromisos. Un hábito que puede redituar beneficios y satisfacciones al adolescente es la cortesía La cortesía es una forma de respeto y consideración. Si no hemos propiciado este hábito en nuestro hijo o hija, podemos aprovechar su adolescencia para proponérselo como una nueva forma de convivencia. No es un hábito de otros siglos, no es cursi, es una forma de hacer sentir bien a los demás. Él se sentirá más seguro si sabe cómo tratar a las personas de una manera apropiada: ser puntual, escuchar con interés, contestar cortésmente, esperar su turno, no interrumpir, dar muestras de gratitud (notas, cartas, llamadas), dejar pasar, abrir la puerta, ayudar a cargar, ceder el asiento, etcétera. Las personas amables y atentas tienen mejores posibilidades de establecer relaciones armoniosas. El hábito de compartir responsabilidades es otra forma de consideración a los demás y es indispensable para obtener buenos resultados en el trabajo, el estudio y la convivencia Compartir las responsabilidades en grupo se aprende en la familia. Participar en las labores de la casa ayuda a los hijos e hijas a sentirse útiles, a ser independientes, a valorar el trabajo ajeno y a considerarse parte de un equipo en el cual lo que cada uno hace o deja de hacer afecta a los demás. En esta etapa es necesario aprender a arreglar sus objetos personales Enseñar a los hijos a participar en las tareas domésticas es tan importante como cualquier otro aspecto de su educación. La cooperación está relacionada con la responsabilidad, la confianza, la equidad y la solidaridad. Cuando los padres no hemos cultivado estos hábitos en la niñez de nuestros hijos, quizá nos exija más esfuerzo, perseverancia y paciencia hacerlo en esta etapa. Sin embargo, nunca es tarde para comenzar. El respeto y el compromiso constituyen la mejor forma de establecer un hábito Nuestro hijo no debe ver la realización de tareas domésticas como una imposición, sino como un trabajo que, además de beneficiarle a él, apoyará a las personas cercanas y le enseñará a colaborar con otros. 54 La cortesía es una forma de respeto y consideración
  • 4. Para crear un sentido de equipo y de justicia en relación al trabajo doméstico, es necesario conversar en familia, pensar juntos sobre la distribución de las tareas, llegar a acuerdos y considerar las capacidades, posibilidades y limitaciones de cada uno. Todos los miembros de la familia, chicos y grandes, hombres y mujeres, padres e hijos, o cualquier otra persona que viva en casa, pueden participar en los cuidados de la casa y asumir responsabilidades y compromisos. Si queremos educar en la equidad, las obligaciones deben distribuirse de acuerdo con la habilidad o la edad de los hijos, no con relación a su sexo. Hacer distinciones entre hombres y mujeres provoca actitudes de machismo y desigualdad. No es conveniente pagar a nuestros hijos su trabajo ya que, aunque el dinero les da un estímulo externo e inmediato, no los forma en la responsabilidad y en el espíritu de equipo y solidaridad. Los hijos son miembros de la familia, no empleados. El primer paso en la creación del hábito de compartir responsabilidades es enseñar a nuestro hijo a no dar más trabajo del que ya existe en la casa Hacerse cargo de sus propias cosas debiera ser natural para el adolescente: hacer su cama, mantener su cuarto y sus cajones ordenados, no entrar a la casa con los pies enlodados ni dejar el baño inundado o los trastes sucios en la cocina. Si el adolescente no es capaz de ocuparse de sus asuntos, retrasa el desarrollo de sus capacidades y su marcha hacia la independencia. Cuando servimos a nuestros hijos y les solucionamos lo que ellos podrían realizar, pues es más cómodo y más rápido hacerles todo, les quitamos la oportunidad de madurar, de descubrir sus capacidades y de sentirse autosuficientes y útiles. El adolescente ha de tener claro que ser miembro de una familia implica obligaciones y derechos, que ayudarnos unos a otros no sólo facilita el cuidado de la casa, sino crea armonía entre todos. Para facilitar la colaboración del adolescente es útil establecer de común acuerdo un programa de actividades y seguir ciertas pautas –Invitar a nuestro hijo a participar en la selección de sus obligaciones diarias, semanales, etcétera. Las tareas pueden intercambiarse cada mes entre los miembros de la familia de modo que nadie sienta que otro es favorecido. Realizar acuerdos claros y detallados y fijar una consecuencia cuando no se cumplan. –Evitar las órdenes. A los adolescentes les molesta que los mandemos. En vez de decir: “Baña al perro”, podemos usar frases afirmativas que describan hechos, proporcionen información y no den lugar a enfrentamientos: “El perro ya necesita un baño. La tina roja está en el patio junto con el jabón.” –Mientras menos hablemos, mejor. A veces basta una sola palabra para recordar al adolescente su obligación: “La puerta”. “Los pollos”. “La mesa”. Él ya sabrá qué hacer. –Una nota cariñosa es una manera agradable de comunicarnos: “Después de ver la televisión, hay que apagarla. 55 Gracias. Tu mamá” “Ya sé que es tiempo de exámenes, pero tu compromiso de esta semana es regar las plantas. ¿Quieres que lo hagamos juntos? Tu papá”. –Si nuestro hijo tiene alguna dificultad para realizar su quehacer, podemos analizar la situación, ayudarlo, pero no acostumbrarnos a realizar las tareas por él. Si lo hacemos, acabará por no esforzarse. –Valorar su intención y su buena disposición más que los resultados. Si no dejó la habitación tan limpia como esperábamos, pero se ha esforzado, hay que apreciarlo. El respeto y el reconocimiento motiva al adolescente a continuar colaborando. Las tareas domésticas del adolescente no deben interferir con su tiempo de estudio o tareas escolares; tampoco con su descanso, diversiones o encuentros con los amigos Si nuestro hijo está invitado a un paseo o a una reunión, hemos de permitir que asista y apoyarlo para que distribuya su tiempo adecuadamente y no se pierda de las actividades que son importantes para él. Hay que tener cuidado de no imponer al chico o chica obligaciones para las que todavía no están maduros. Él o ella no tienen por qué remplazarnos en tareas que nos corresponden como padres: hacer las compras, atender a los hermanos pequeños, cocinar para la familia. A veces es necesario pedir apoyo al adolescente, ya sea porque la madre tiene un empleo fuera de casa o porque el trabajo doméstico es excesivo, pero debemos tener presente que es sólo una ayuda y que en ningún caso nos libera de nuestras responsabilidades de adultos. Todos los miembros de la familia deben participar en los cuidados de la casa
  • 5. Pruebe algunas de las siguientes recomendaciones Trate de que su hijo pueda constatar las ventajas de establecer hábitos que organicen sus actividades; ahorrará esfuerzo y ganará tiempo para utilizarlo en lo que más le guste. Revise, junto con su hijo, las prácticas familiares. Lleguen a un acuerdo para mantener las que siguen siendo satisfactorias, modificar las que han perdido su utilidad e introducir nuevos hábitos. Sea constante y firme. Los hábitos se logran con la repetición. Vigile que se cumplan los compromisos adquiridos y aplique consecuencias lógicas. No trate de establecer todos los hábitos a la vez. Vaya incorporándolos poco a poco empezando por los que en su familia se consideren más importantes. Deje que el adolescente ordene su tiempo y sus cosas. No lo haga por él. Enséñele con el ejemplo cómo ser ordenado, apóyelo y oriéntelo, pero respete su manera de organizarse. Establezca en su familia hábitos de cortesía. Busquen formas de hacer sentir bien a los demás. Propicie la cooperación de toda la familia en las tareas domésticas. Conversen en familia, piensen juntos y lleguen a acuerdos para asignar actividades a cada uno. No pague a sus hijos por sus trabajos en casa. No haga distinciones entre hombres y mujeres en la distribución de las tareas domésticas. Todos los miembros de la familia deben contribuir. No imponga a su hijo obligaciones para las que todavía no está maduro. Él no tiene por qué remplazarnos en tareas que nos corresponden como padres. No haga distinciones entre hombres y mujeres Propicie la cooperación de toda la familia en las tareas domésticas Busquen formas de hacer sentir bien a los demás Deje que el adolescente ordene su tiempo y sus cosas y 56
  • 6. Existen hábitos íntimamente relacionados con la salud y bienestar de nuestro hijo o hija. Uno de ellos es la alimentación La adolescencia es el periodo de mayores necesidades de nutrición debido a los cambios físicos y el crecimiento acelerado. En esta etapa, niños y niñas necesitan comer más que sus padres. Tanto las mujeres como los varones requieren fuentes adecuadas y suficientes de energía y nutrientes para mantener la salud, favorecer la capacidad de aprendizaje y aumentar el rendimiento físico. Cuidar la alimentación del adolescente requiere saber elegir los alimentos que garanticen una dieta balanceada y estructurar las comidas a lo largo del día. No es fácil marcar reglas precisas e iguales para todos, pues en esta etapa las diferencias individuales son muy grandes. Sin embargo, existen principios generales de nutrición que pueden ser útiles para formar nuestro criterio. ¿Qué es una dieta balanceada? El y la adolescente requieren consumir una combinación de diversos alimentos para poder obtener la variedad de sustancias que necesita su organismo. Los expertos clasifican los alimentos en tres grupos: 1)Verduras y frutas 2)Cereales 3)Leguminosas y alimentos de origen animal La idea fundamental de esta clasificación es que los alimentos de un mismo grupo tienen igual valor y por lo tanto podemos escoger entre ellos los que más nos gusten o los que podamos obtener. Además, los alimentos de grupos diferentes son complementarios, es decir, no basta tomar un solo tipo de nutrientes, necesitamos consumir alguno de cada grupo. El Plato del Bien Comer, incluido en este capítulo, ilustra de manera clara y sencilla cuáles son los alimentos de cada grupo y en qué proporción deben consumirse. En la adolescencia, los huesos y los músculos crecen aceleradamente Para que el y la adolescente se desarrollen de manera adecuada, es necesario promover el consumo de alimentos ricos en calcio (tortilla de nixtamal, lácteos, charales, sardinas, brócoli), hierro (hígado, carnes rojas, huevo, frijol, lenteja, haba, garbanzos, huauzontle, hojas de chaya, quelites, hongos, espinaca, acelga, cacahuates, nueces) y zinc (carnes, pescado, huevos y cereales complejos). Estos alimentos se aprovechan mejor si se combinan con productos que contengan vitamina C (verduras como chile poblano, chícharos, habas verdes, y frutas como guayaba, zapote negro, mango, mandarina, EJERCICIO DE REFLEXIÓN ¿Qué hábitos considera usted que son importantes para mantener la salud? ¿Considera que su hijo o hija se alimenta adecuadamente? ¿Disfruta la hora de la comida con su familia? ¿Qué hábitos de higiene ha fomentado en su hijo? ¿Qué medidas ha tomado usted para cuidar la seguridad de su hijo? 57 Guía de Padres II. Los hábitos. Aprender a mantenerse sano Cuidar la alimentación del adolescente requiere saber elegir los alimentos que garanticen una dieta balanceada Cuidar la alimentación del adolescente requiere saber elegir los alimentos que garanticen una dieta balanceada
  • 7. papaya, fresa, toronja, naranja, tejocote, melón). Las verduras y las frutas también proporcionan otras vitaminas necesarias en el crecimiento. Por lo general, los adolescentes tienen buen apetito y necesitan comer con más frecuencia que los adultos Además de las comidas normales es recomendable que tomen un pequeño almuerzo a media mañana y una merienda a media tarde. Los padres tenemos que respetar el apetito y aceptar los gustos de nuestro hijo, pero también enseñarle a nutrirse y a limitar el consumo de golosinas (papas y harinas fritas, refrescos, galletas y dulces) para ocasiones especiales. Es conveniente que ellos se involucren cada vez más en su alimentación y se responsabilicen de ella. Es tan importante nutrirse como disfrutar de la comida La comida no sólo nutre el cuerpo. El ambiente que creamos alrededor de la mesa también nos alimenta. Vale la pena hacer un esfuerzo para que la comida en familia sea placentera y constituya un espacio para la comunicación, para hablar de temas divertidos e interesantes, para compartir y gozar. La conversación se empobrece si uno de los participantes requiere la atención de todos, todo el tiempo. El televisor no sabe escuchar ni callarse para que otros hablen, por eso debe mantenerse apagado mientras comemos juntos. Existen algunos problemas de salud relacionados con la alimentación que se presentan en la adolescencia y que necesitamos reconocer y solucionar Uno de ellos, la anemia, afecta el crecimiento y el aprendizaje. Para evitarlo, se deben consumir alimentos ricos en hierro. Otra situación, cada vez más frecuente, es el sobrepeso y la obesidad. Los adolescentes engordan debido a una dieta incorrecta y a la falta de actividad física. Para solucionar este problema es indispensable que el o la adolescente consulten a un médico, ya que someterse a dietas incorrectas supone un riesgo grave para su salud. Una preocupación exagerada por la apariencia física y la figura, sobre todo en las mujeres, puede llevar a desórdenes muy peligrosos en la conducta alimentaria, como la anorexia nerviosa y la bulimia. Las adolescentes que padecen anorexia nerviosa rechazan la comida por temor a engordar. A pesar de estar más delgadas de lo normal, se perciben gordas. Suelen ser activas, perfeccionistas y, aunque obtengan buenas calificaciones en la escuela, tienden a subestimarse. La obsesión por dejar de comer llega al punto de dejarse morir. Las adolescentes que sufren bulimia se dan verdaderos atracones y después eliminan a escondidas lo que comieron: se provocan el vómito, usan laxantes o practican una actividad física violenta. Estas acciones producen deshidratación, desequilibrio hormonal, pérdida de minerales y daño a los órganos vitales. Las chicas pueden alternar temporadas de comer compulsivamente con dietas extremas y variar de peso de manera dramática. Los padres tenemos que estar muy atentos a los síntomas de estos trastornos, saber que suelen ocultarse intencionalmente y que, cuando se dan, es indispensable y urgente un tratamiento médico especializado. El sueño es un hábito que el adolescente debe aprender a manejar Nuestro hijo o hija necesitan dormir más en esta etapa que cuando eran menores. Su cuerpo consume una gran cantidad de energía en crecer y tiene que reponerla. Los adolescentes tienen buen apetito y necesitan comer con más frecuencia que los adultos 58 El adolescente necesita dormir más que cuando era niño
  • 8. Cuando los padres sabemos que dormir le hace bien a nuestro hijo adolescente, tendremos más paciencia para permitirle estar en la cama cuando sea posible, pero también habremos de acordar con él ciertas rutinas que garanticen su descanso en un horario adecuado. Algunas rutinas podrían ser: –Fijar una hora para acostarse cuando tiene que levantarse temprano al día siguiente. Al principio quizá tengamos que recordarle: “Falta media hora para ir a dormir. Ve preparando tus cosas” Pero, poco a poco, él se irá haciendo cargo de respetar los horarios. –Establecer un periodo de tranquilidad y reducir el tiempo de televisión antes de dormir. Una costumbre agradable y relajante puede ser leer en familia. Todos, chicos y grandes, podemos disfrutar de una buena lectura en voz alta. –Procurar, en la medida de lo posible, que la habitación en donde duerme el adolescente se encuentre bien ventilada y aislada de ruidos y luces brillantes. –Evitar que nuestro hijo se vaya a la cama con el estómago vacío o que la cena sea demasiado pesada. Estas dos situaciones pueden alterar su sueño. Las bebidas como refrescos de cola, té negro, café e incluso chocolate no son recomendables, ya que contienen suficiente cafeína para mantenerlo despierto. Los hábitos de higiene ayudan al adolescente a mantener una buena salud –El baño frecuente favorece la respiración de la piel y el cabello y reduce las infecciones. Aunque el acné, la gran preocupación de tantos adolescentes, se origina por causas diversas, puede aliviarse en cierta medida al mantener limpia la piel. –Lavarse las manos antes de comer y después de ir al baño previene muchas enfermedades del sistema digestivo. –Cepillarse los dientes después de cada comida y usar hilo dental ayuda a evitar las caries y alivia la inflamación de las encías. Una de nuestras responsa- bilidades importantes respecto al bienestar y salud de nuestro hijo o hija es cuidar de su seguridad La adolescencia es un momento de probar nuevas experiencias y sensaciones intensas. Al adolescente le gusta la emoción del riesgo y la velocidad, no suele percibir el peligro como algo real: siente que a él nada puede pasarle. Según algunas estadísticas, la principal causa de muerte en la adolescencia la constituyen los accidentes. La prevención de los accidentes y de la exposición a situaciones amenazantes se logra promoviendo el diálogo con nuestros hijos, analizando con ellos la relación entre las causas y efectos de ciertas acciones, educándolos en la responsabilidad, fomentando su autoestima, pero también marcando límites precisos y normas claras. Durante la secundaria, el y la adolescente todavía requieren cuidado y supervisión. Necesitan una educación vial para aventurarse en la calle, ya sea como peatones o como conductores de un vehículo. A esta edad, lo más común es que manejen una bicicleta, por lo que deben utilizar un casco, no llevar pasajeros y respetar los reglamentos de tránsito. Es recomendable, sobre todo en zonas inseguras, que vayan siempre en grupo o acompañados por un adulto. Si el adolescente practica algún deporte, es necesario asegurarnos de que cuente con el equipo adecuado para protegerse. 59 Los hábitos de higiene ayudan al adolescente a mantener una buena salud Revise el Plato del Bien Comer
  • 9. Pruebe algunas de las siguientes recomendaciones Organice una dieta correcta para su hijo y para toda la familia. Tome como base el Plato del Bien comer. Permanezca atento a las conductas de su hijo relacionadas con la nutrición. Si nota señales de un posible desorden, acuda inmediatamente al médico. Trate de que la hora de la comida sea un momento de convivencia agradable para toda la familia. No encienda la televisión mientras estén comiendo. Establezca hábitos de sueño. Fije con su hijo la hora de acostarse, de levantarse y las actividades que lo relajen y lo preparen para dormir. Aliente a su hijo a respetar los hábitos de higiene como bañarse, lavarse las manos y cepillarse los dientes. Sin infundirle miedo, enseñe a su hijo a ser responsable en el cuidado de su seguridad. Mantenga una comunicación abierta con él y sea firme en los límites. Mantenga una comunicación abierta y sea firme en los límites Aliente a su hijo a respetar los hábitos de higiene Establezca hábitos de sueño Permanezca atento a las conductas de su hijo relacionadas con la nutrición 60
  • 10. La vida en la escuela secundaria es un factor determinante para el desarrollo personal y social del adolescente La escuela les ofrece al chico y a la chica la oportunidad de adquirir conocimientos, reforzar destrezas, desarrollar talentos, participar en actividades deportivas, compartir con grupos de amigos y empezar a crear su proyecto de vida. Es todo un desafío pasar de la escuela primaria a la secundaria Muchísimos aspectos cambian en la vida escolar, algunos son muy claros y otros no tan evidentes, pero todos le exigen al adolescente un esfuerzo considerable. La mayoría de los chicos tiene que cambiar de escuela, dejar a sus amigos, adaptarse a nuevos compañeros. Del ambiente protector de la primaria, atendido por un maestro al que podía acudir en cualquier momento y que lo iba llevando a lo largo del día de una actividad a otra, el muchacho recibe ahora el impacto de varias materias con sus respectivos maestros. Cada profesor tiene diferentes estilos de enseñar y de evaluar, usa un lenguaje especializado y maneja algunos conceptos a los que el niño no está habituado. El adolescente deberá esforzarse para adaptar su mente a distintas maneras de pensar: la física, la química y las matemáticas le exigen una capacidad de abstracción que no había ensayado antes. Los maestros permanecen en clase cincuenta minutos, dejan tarea y se van. Por lo general, la relación con ellos resulta más formal y permite menos dependencia. Esto favorece el desarrollo de la personalidad del adolescente, pues le ofrece una gama amplia de modelos adultos con quienes identificarse fuera del círculo familiar. Los primeros meses en la secundaria pueden ser un tanto desconcertantes para algunos jóvenes La distribución del tiempo es un quehacer complicado. En la primaria, el profesor medía la cantidad de trabajo que sus alumnos podían realizar; en la secundaria, cada maestro exige trabajos que se agregan a las tareas de otras asignaturas. El adolescente, por primera vez, es responsable de organizarse para poder cumplir con todo, y por lo general no sabe cómo. EJERCICIO DE REFLEXIÓN La actitud de los padres hacia el conocimiento y su apoyo al aprendizaje de sus hijos influye de manera importante para crear en ellos una disposición positiva hacia el estudio. ¿A usted le gusta estudiar? ¿Cuánto tiempo a la semana dedica a aprender cosas nuevas? ¿En qué forma apoyó a su hijo en su trabajo escolar durante la primaria? ¿Piensa que en la secundaria él requiere otro tipo de ayuda? Si es así, ¿qué aspectos habría que cambiar? 61 Guía de Padres El adolescente deberá esforzarse para adaptar su mente a distintas maneras de pensar III. La secundaria. Un nuevo desafío
  • 11. Poco a poco, los chicos y las chicas se dan cuenta de que hay que hacer tareas todos los días y estudiar en casa —aunque ya hayan entendido— pues la carga de trabajo y el nivel de conocimientos se hacen cada vez más complejos. Además de la tarea y los trabajos prácticos, se les piden investigaciones para las que hay que buscar información en libros, diarios, revistas y —si es posible— en Internet. En muchas escuelas se ayuda al adolescente a organizarse con la idea de ir dejándolo solo La secundaria está concebida para soltar las riendas al muchacho, para dejar que él o ella aprendan a planear y a distribuir su tiempo. La organización de las clases no es casual, tiene como fin animar al alumno a utilizar sus recursos, desarrollar sus habilidades y hacer un mejor uso de su independencia. se vuelve una actividad cada vez más personal. El adolescente necesita saber cómo tomar el control y aplicar estrategias de aprendizaje, pero más aún desarrollar una motivación y actitud positiva hacia el aprendizaje. Con frecuencia, el adolescente duda de la utilidad de su trabajo y se cuestiona si sus estudios son lo que deberían ser. Al enfrentarse a las tareas encargadas por los profesores, se pregunta: “¿Y esto para qué me va a servir?” Necesita encontrarle sentido al esfuerzo y relacionarlo con metas e ideales que para él valgan la pena. Así obtendrá la fuerza para vencer las dificultades. Algunos adolescentes encuentran en la escuela secundaria un desafío estimulante, mientras que otros pueden sentirse agobiados e incluso bajar su desempeño Los padres jugamos un papel importante en esta situación. Cuando en un determinado momento el adolescente se encuentra rebasado por las demandas escolares y no se le ofrece el apoyo adecuado, corre el riesgo de desanimarse y llegar a considerar los estudios como algo pesado, fastidioso o un problema difícil de superar. Si a nuestro hijo o hija le cuesta trabajo adaptarse a las exigencias de la escuela secundaria, hemos de evitar sobreprotegerlo haciéndole su tarea, así como exigirle exageradamente usando castigos o críticas destructivas cuando no obtiene las calificaciones que desearíamos. Tampoco conviene dejarlo asumir solo la responsabilidad escolar. La mayoría de los adolescentes requieren que les ayudemos a establecer hábitos de estudio, que estemos al tanto de sus tareas y, cuando sea necesario, les marquemos límites en las actividades que interfieran con sus obligaciones. A medida que nuestro hijo madure y adquiera seguridad, se irá haciendo cargo de sus deberes con mayor independencia y necesitará menos de nuestra intervención. La autodisciplina será una cualidad crucial para su éxito en la escuela. Mientras tanto, los padres podemos llegar a acuerdos de confianza con él, es decir, aceptar sus decisiones y su manera de organizarse, y seguir de cerca su progreso. Por ejemplo, si nuestro hijo quiere estudiar tres tardes a la semana y dedicar el resto del tiempo al deporte u otras actividades, hemos de aceptar su decisión y revisar con él si con este horario ha podido cumplir con las exigencias de la escuela. Cuando obtenga buenos resultados, debemos darle reconocimiento y mayor libertad, y cuando sus logros no resulten satisfactorios ofrecerle apoyo para que se organice mejor. Los estímulos del medio familiar contribuyen en gran medida a la superación académica del adolescente Los padres podemos favorecer el desarrollo de la inteligencia y la sensibilidad de nuestros hijos si valoramos el conocimiento y dedicamos parte de nuestro tiempo a aprender algo nuevo; si fomentamos aficiones culturales como leer en familia, asistir juntos a funciones de teatro, exposiciones de obras de arte —pintura, fotografía, escultura, artesanías—; si compartimos y disfrutamos la música o cantamos juntos; si promovemos la curiosidad por la naturaleza a través de excursiones y campamentos; analizamos los acontecimientos sociales leyendo los periódicos o discutiendo las noticias y los sucesos de la comunidad; le pedimos que nos explique un tema de la escuela que le haya interesado, o discutimos con él un asunto controvertido para que en el diálogo todos aclaremos nuestras ideas. La secundaria está concebida para dejar que aprendan a planear y a distribuir su tiempo 62
  • 12. Pruebe algunas de las siguientes recomendaciones Propicie en su familia una actitud positiva hacia el aprendizaje. Ayude a su hijo a encontrar sentido al estudio y a relacionarlo con sus metas e ideales. Deje que él aprenda a planear y a distribuir su tiempo. Dé a su hijo la libertad de organizarse a su manera, pero esté atento a que cumpla con su responsabilidad escolar. Evite sobreproteger al adolescente haciendo su trabajo o interviniendo en lo que él puede resolver. Lo más importante es que aprenda. Ayúdelo a establecer hábitos de estudio, permanezca al tanto de sus tareas y, si es necesario, marque límites en las actividades que interfieran con sus obligaciones. Proporcione a su hijo reconocimiento y mayor libertad a medida que logre resultados satisfactorios en la escuela. Procure no usar castigos o críticas si su hijo tiene problemas con los estudios. Mejor llegue a acuerdos con él, ofrézcale su apoyo y nuevas oportunidades para superarse. Fomente diversas aficiones culturales en su familia. Estimule las habilidades lingüísticas de su hijo a través de conversaciones, de análisis de películas y programas de televisión y del uso frecuente y placentero de la lectura y la escritura. Procure dedicar parte de su tiempo al aprendizaje de lo que a usted le interese. Fomente diversas aficiones culturales 63 Dé a su hijo la libertad de organizarse, pero esté atento a que cumpla con sus responsabilidades Proporcione a su hijo reconocimiento y mayor libertad
  • 13. Cuando llega a la escuela secundaria, el niño o niña ha recorrido un largo camino en la evolución de su pensamiento En los primeros años, su percepción se desarrolló a través de los sentidos, después aparecieron la imaginación, la memoria, el lenguaje y el cálculo. Al terminar la primaria, el niño ha adquirido un conjunto muy amplio de conocimientos a partir de su experiencia y de la enseñanza de la familia, la escuela y su medio social. En la adolescencia, se transforma la manera de pensar Alrededor de los once o doce años se suele producir un cambio significativo en la manera de utilizar la mente, la cual se va a ir desarrollando hasta alcanzar la plenitud hacia los veinte años o incluso después. La evolución intelectual se produce de manera distinta al desarrollo físico en la adolescencia. Mientras que éste avanza en forma constante, en un tiempo relativamente corto —tres o cuatro años— y sigue un orden similar en la mayoría de los chicos, el desarrollo intelectual es más lento y sufre avances y retrocesos. Poco a poco, el adolescente pasa de lo concreto a lo abstracto. Ya no necesita la imagen de un objeto para entenderlo; es capaz de pensar en ideas y formular definiciones. Por ejemplo, al reflexionar sobre la libertad ya no requiere referirse a un personaje que actúa libremente sino que puede razonar sobre el concepto, sobre la libertad en sí. Puede usar la lógica, deducir soluciones a cuestiones matemáticas, generar hipótesis y utilizar un sistema para comprobarlas. Ya no memoriza mecánicamente, ahora le cuesta trabajo retener la información si no la relaciona con otros conocimientos. Las palabras adquieren para él un significado más profundo y preciso; puede entender símbolos y le encanta jugar con metáforas y comparaciones. Piensa de manera más flexible. Es capaz de considerar varias explicaciones de una situación; comprender problemas complejos, valorar las posibles soluciones y prever las consecuencias de una decisión. Como tiene más opciones, no acepta lo que los mayores dicen sin criticarlo, y prefiere tomar sus propias resoluciones. EJERCICIO DE REFLEXIÓN El desarrollo de la inteligencia es mucho más complejo que la mera acumulación de conocimientos; tiene que ver con resolver problemas, razonar con lógica, crear teorías y explicaciones a los fenómenos, elegir entre varias posibilidades y tomar decisiones. Recuerde cómo discutía su hijo hace dos años y cómo lo hace ahora. ¿Qué diferencia nota en sus planteamientos? ¿Cómo ha cambiado su manera de razonar? ¿Cómo reacciona usted cuando él discute? ¿Conoce algún tema que apasione a su hijo? ¿Qué sabe usted sobre ese tema? Guía de Padres 64 El adolescente comienza a percibir nuevas relaciones entre sus ideas y el mundo IV. Desarrollo intelectual. La transformación del pensamiento
  • 14. El adolescente comienza a percibir nuevas relaciones entre sus ideas y el mundo Los adolescentes relacionan las realidades concretas con reglas abstractas y construyen ideales. Son capaces no sólo de percibir cómo son las cosas, sino también de entender cómo podrían ser. Constantemente comparan la realidad con el modelo que imaginan y descubren imperfecciones que los molestan y los indignan. Esta nueva conciencia de las diferencias entre lo real y lo posible probablemente influya en algunos tipos de depresión, de inconformidad y en la rebeldía de los adolescentes. Sin la capacidad de pensamiento abstracto, el adolescente no podría concebir otras posibilidades de la realidad y muchas de sus preocupaciones no existirían. Los cambios en su manera de pensar modifican la idea que el adolescente se forma de sí mismo La ansiedad que le provoca la búsqueda de identidad lleva al adolescente a dirigir su pensamiento también hacia adentro. Reflexiona sobre su mismo pensamiento y sobre su persona, se analiza y se critica. Trata de encontrar una explicación a sus emociones y eso le da cierto control sobre sus impulsos. Relaciona el concepto y el aprecio que tiene de sí mismo con los valores, las grandes teorías filosóficas y los movimientos sociales y políticos. Suelen surgir deseos de salvar al mundo y empieza a involucrarse en acciones de servicio. Al principio, sus concepciones son tajantes, apasionadas, y poco a poco, con la experiencia y la madurez, se vuelven más realistas. Su adecuada incorporación al mundo adulto y el desarrollo futuro de sus metas y planes de vida dependen, en gran parte, de la evolución del pensamiento que tiene lugar en esta etapa. Uno de los mayores atractivos de convivir con un adolescente es disfrutar el desarrollo de su pensamiento Observar cómo él o ella empiezan a reflexionar, cómo analiza las situaciones, cómo expresa sus razones y trata de convencernos, puede ser un verdadero placer si comprendemos que sus posiciones críticas son indispensables para que se dé el cambio gradual hacia una forma madura de pensar. En esta fase muchos adolescentes muestran una gran creatividad: se expresan por medio de la música, el arte y la poesía. Es la edad de los diarios personales. También suelen ser creativos en la manera de hablar, de vestirse, de organizar actividades, en el deporte, en sus ideas. El capítulo XII de este apartado toca el tema de la creatividad en la adolescencia. Las habilidades del pensamiento no progresan de la misma manera en todos los adolescentes El desarrollo de la capacidad para pensar depende de los estímulos del ambiente, de los aprendizajes acumulados y de la educación que han recibido. Los padres desempeñamos un papel decisivo en la madurez intelectual de nuestro hijo. Si el chico recibió la estimulación sensorial e intelectual adecuada en la edad infantil, su desarrollo en esta etapa tendrá una excelente base de apoyo, pero si no nos ha sido posible dar a nuestro hijo esa preparación, tenemos que procurar enriquecer su experiencia, estimular su interés por conocer y darle oportunidades de actuar, reflexionar y dialogar sobre diversos asuntos. Es importante observar al adolescente, averiguar qué temas le interesan, qué le gusta hacer, y a partir de ahí, motivarlo a involucrarse en asuntos relacionados con ello; animarlo a plantearse retos que sea capaz de superar, a persistir en su esfuerzo, a pensar por sí mismo, a aprender a buscar la información que necesita y a tomar decisiones. Tenemos que darnos el tiempo de escucharlo y poner atención a sus ideas, a veces poco originales, pero construidas por un poder de pensamiento que antes no tenía. Lo que importa es disfrutar el ejercicio de su inteligencia y evitar imponer nuestros puntos de vista cuando sus concepciones sean diferentes a las nuestras. Al expresar sus inquietudes, el adolescente va creando un sistema de razonamiento que le permite entender mejor el mundo y descubrir por sí mismo sus múltiples posibilidades. 65 El desarrollo de la capacidad para pensar depende de los estímulos del ambiente Es la edad de los diarios personales
  • 15. Pruebe algunas de las siguientes recomendaciones Escuche a su hijo y ponga atención a sus ideas. Al dialogar, el adolescente desarrolla su pensamiento. Observe cómo piensa su hijo y cómo analiza las situaciones. Tenga paciencia para escuchar sus ideas. En el diálogo, el adolescente aclara y amplía su pensamiento. No se sienta ofendido si su hijo muestra una posición crítica ante usted. Él necesita cuestionarlo para llegar a desarrollar una forma madura de pensar. Concéntrese en la manera como expresa sus razones y trata de convencerlo. Puede ser muy satisfactorio percibir sus avances en el razonamiento lógico. Estimule el interés de su hijo por conocer y ofrézcale oportunidades de dialogar sobre diversos asuntos sin tratar de imponerle sus puntos de vista. No descalifique las ideas de su hijo. Una vez que lo escuchó, dé su opinión, hable de los aspectos que él no tomó en cuenta y muestre cómo llegó a sus conclusiones. Aprenda a usar fórmulas como: "Me parece interesante lo que dices, y quizá..." O también: "Seguramente tienes razón, y a mí me parece..." Favorezca las reuniones entre adolescentes en las cuales se discutan diferentes acontecimientos, pero no participe en ellas. Procure que su hijo viva experiencias variadas: visitas a lugares interesantes, conversaciones con diversas personas, actividades culturales, artísticas, deportivas o de servicio a la comunidad. Averigüe qué temas le interesan a su hijo, qué le gusta hacer, y a partir de ahí, motívelo a involucrarse en otros asuntos relacionados con ello. Anime a su hijo a plantearse retos que sea capaz de superar y a persistir en su esfuerzo. Desarrolle aficiones e intereses personales que pueda compartir con su hijo. Procure ver algunos noticiarios de televisión junto con él. Aproveche las noticias, las películas o los programas de televisión para discutirlos críticamente en familia. Averigüe qué temas le interesan a su hijo y qué le gusta hacer Procure que su hijo viva experiencias variadas Concéntrese en la manera como expresa su razonamiento 66
  • 16. Al llegar a la secundaria los chicos esperan un cambio de actitud de sus padres hacia la escuela El adolescente ya no quiere la misma cercanía que se dio en la primaria entre sus padres y sus maestros; se considera suficientemente maduro para resolver sus problemas. En caso de necesitar ayuda, suele acudir a sus amigos en primer lugar y, si recurriera a nosotros, sólo acepta el apoyo específico que él pide. Le urge marcar la separación entre la escuela y la casa, entre él y su familia. Cuando nos ve en la escuela, simula no prestarnos atención, se aleja de nosotros y continúa la actividad o conversación con sus amigos. Una expresión de afecto a nuestro hijo es no expresarle afecto en ese momento: besarlo o decirle una frase cariñosa puede avergonzarlo y provocar las burlas de sus compañeros. También resulta humillante para él recibir reclamos o llamadas de atención en público. No es fácil dejarlo hacerse cargo de sus cosas, sin embargo, el crecimiento de su independencia y su responsabilidad es algo que merece ser festejado. Esto no significa que podemos desentendernos de su trabajo en la escuela. Durante la secundaria, aún es indispensable nuestro apoyo, participación, interés y cercanía, y en el fondo el adolescente espera todo eso de nosotros. La educación es un proceso que funciona mejor cuando todos los participantes colaboran entre sí La educación más efectiva se obtiene cuando padres, alumnos y maestros trabajan juntos y en armonía. Es muy importante asistir a las reuniones de padres en la escuela y mantener comunicación con el asesor del grupo. Si las entrevistas con los padres no están programadas como parte de la rutina de la escuela, es conveniente pedir una cita. Las conversaciones con los maestros nos ayudarán a conocer aspectos de nuestro hijo que se manifiestan fuera del círculo familiar, a estar al tanto de su progreso y de sus dificultades académicas, y nos darán oportunidad de ponernos de acuerdo con la escuela en la manera de apoyarlo. Muchos maestros reciben con agrado y saben orientar la colaboración de los padres; otros no se encuentran cómodos hablando con los padres, así que es necesario ser muy cordiales para que no se sientan amenazados. Si existiera algún acontecimiento o problema que afecte a nuestro hijo, si lo vemos diferente, silencioso o preocupado, es necesario solicitar una cita lo antes posible. EJERCICIO DE REFLEXIÓN El paso del chico a la secundaria también es un reto para los padres y nos exige una participación distinta y menos frecuente en el sistema escolar. ¿Cuál cree que debe ser su relación con la escuela secundaria y los maestros de su hijo? ¿En qué debe cambiar su participación en la escuela respecto a la etapa primaria? Platique con su hijo o hija sobre lo que él piensa de este asunto. 67 Guía de Padres La educación es un proceso que funciona mejor cuando todos los participantes colaboran entre sí V. Relación de los padres y la escuela secundaria
  • 17. Para tener una entrevista exitosa entre los maestros y los padres es recomendable: –Antes de la reunión, ponernos de acuerdo con el maestro para que ambos tengamos tiempo de prepararla adecuadamente. Podemos escribir los temas y asuntos que nos gustaría tratar, las preguntas y las observaciones que queremos hacerle. –A menos que exista alguna razón o impedimento serio, nuestro hijo o hija debe estar presente. En cualquier caso, es indispensable hablar con él antes de la cita, preguntarle si quiere que tratemos algún tema y si hay algún asunto que no desea que comentemos. –Asistir a la entrevista con una actitud abierta. Procurar que la reunión se lleve a cabo en un clima de respeto y amabilidad, aun cuando se manejen cuestiones delicadas. Empezar por demostrar apoyo y reconocimiento en las cosas que van bien y después discutir los problemas más importantes al principio de la reunión. Dejar para el final los de menor importancia, ya que puede haber límite de tiempo. –Permitir la participación de nuestro hijo. Su punto de vista es fundamental pues él sabe mejor que nadie lo que está sucediendo. –Utilizar la reunión para resolver los problemas, no para culpar a alguien. Solicitar al maestro y a nuestro hijo sugerencias para colaborar en la solución del asunto. –Establecer un plan de acción. Llegar a un acuerdo con el maestro y nuestro hijo para ponerlo en marcha. Al terminar la reunión, hemos de tener una idea clara de los pasos que han de seguir cada una de las partes. –Platicar con nuestro hijo, después de la reunión. Hablar sobre el contenido y resultado de la entrevista, ya sea que él haya estado presente o no. –Hacer un seguimiento y revisar si el plan está teniendo buenos resultados. Es común que los adolescentes se quejen de la escuela, y en muchas ocasiones estas protestas son parte del mismo proceso de desarrollo Sin embargo, cuando vemos que nuestro hijo está angustiado, ha cambiado su conducta o presenta dificultad en los estudios, tenemos que asegurarnos de que no exista un problema serio. Un adolescente puede mostrarse inseguro en la escuela por diversas razones: -Es difícil la relación con sus compañeros. Se siente marginado o rechazado. -Tiene problemas con algún maestro. Piensa que lo trata injustamente, lo avergüenza o lo maltrata. -El trabajo escolar le resulta demasiado arduo. La dificultad puede deberse a problemas de aprendizaje, lagunas de conocimiento o falta de una técnica de estudio adecuada. Sea cual fuere la situación, los padres debemos, antes que nada, escuchar a nuestro hijo, dejar que hable libremente de lo que le sucede, creerle, tratar de entenderlo y confiar en él. No podemos desatender sus inquietudes. A los padres nos corresponde guiarlo para que él encuentre la solución y tome decisiones: “¿Cómo crees que puedes resolver este conflicto?”, “¿Qué crees que debas hacer?”, “¿Ya platicaste con tus compañeros o con tu maestro acerca de lo que te molesta?” “¿Qué quieres que yo haga?”. Si las quejas del adolescente son justificadas y está siendo objeto de algún tipo de maltrato, debemos solicitar una entrevista lo antes posible con el asesor y con el director de la escuela, exponer los hechos con serenidad y encontrar una solución que garantice la seguridad y el bienestar de nuestro hijo. Si existiera algún acontecimiento o problema que afecte a nuestro hijo, es necesario solicitar una cita lo antes posible 68 Hablar sobre la entrevista, ya sea que él haya estado presente o no
  • 18. Es común que se presenten problemas en el aprendizaje por causas emocionales. Si el adolescente se siente deprimido, su rendimiento en la escuela suele disminuir. En el anexo Signos de alarma se enumeran algunas señales que podrían hacernos pensar en una depresión del adolescente. Los padres tenemos que saber que los castigos o los premios no solucionan el problema académico. Son otras las acciones que hemos de realizar según el caso. Dos causas muy comunes de las deficiencias en el desempeño escolar son la falta de motivación y los malos hábitos de estudio Los padres podemos motivar a nuestro hijo o hija propiciando un ambiente estimulante en casa, mostrando entusiasmo por el conocimiento, expresando nuestro aprecio por sus logros y su esfuerzo y comunicándole nuestra confianza. En ocasiones, el adolescente pierde la motivación por no tener un buen método de estudio. Cuando ve que por más que se esfuerza no consigue terminar la tarea, aprender la lección o sacar buenas notas, se desespera, duda de sus capacidades intelectuales y se convence de que los estudios no son para él. El capítulo VII, Técnicas de estudio, de este apartado puede darnos algunas ideas sobre la manera de orientar a nuestro hijo y ayudarlo a solucionar el problema. Cuando la situación no se resuelve con estas medidas, es necesario investigar si existe un problema de aprendizaje. Los trastornos del aprendizaje constituyen otra razón del bajo rendimiento escolar Los problemas de aprendizaje no dependen de la voluntad, motivación o falta de preparación académica. Se dan en niños inteligentes cuyo funcionamiento cerebral es distinto al de los demás. A veces la escuela se queja del adolescente por problemas de conducta Si el chico causa conflictos, es agresivo o no cumple las reglas, debemos investigar qué le está sucediendo; platicar con él y con su maestro o asesor, y tratar de llegar a la raíz del conflicto. Para ayudar a nuestro hijo y tomar las medidas adecuadas, necesitamos saber desde cuándo se presenta el problema, con qué intensidad, y cuáles son las causas de su comportamiento. El adolescente tiende a manifestar sus sentimientos más con acciones que con palabras, sobre todo si no tiene oportunidades de expresarse y ser escuchado. Cuando un chico vive una situación dolorosa, como un duelo, conflictos o separación de los padres, dificultad para relacionarse con sus compañeros, demasiada exigencia o sobreprotección, puede actuar de manera agresiva para ocultar su tristeza y sus temores. Un fenómeno relacionado con la mala conducta es la dificultad en los estudios. Los y las adolescentes prefieren parecer “malos” que “tontos” y encubren su frustración con una conducta desafiante que les da prestigio ante sus iguales. También los alumnos brillantes pueden presentar problemas de conducta cuando se aburren en clase y los maestros no saben encauzar su inteligencia dándoles un quehacer y un reto adicional. Otra observación que la escuela puede hacer a los padres se relaciona con el bajo rendimiento del adolescente en los estudios Cuando el rendimiento académico de nuestro hijo es deficiente, no participa en clase, no hace la tarea o le cuesta trabajo aprender, necesitamos ponernos de acuerdo con el maestro o asesor para pedir su orientación sobre las posibles causas de la dificultad y sobre lo que nosotros podemos hacer en casa para ayudarlo. 69 Los malos hábitos de estudio desmotivan al adolescente A veces la escuela se queja del adolescente por problemas de conducta
  • 19. Suele tratarse de dificultades en el lenguaje escrito o las matemáticas. Al muchacho le cuesta trabajo reconocer figuras, leer y escribir cifras numéricas, realizar operaciones aritméticas y seguir un razonamiento para solucionar problemas. El muchacho o la chica puede tener dificultad para leer y comprender un texto. En la lectura silenciosa o en voz alta, se salta o cambia las letras, las palabras o las frases. Al escribir, comete errores en la ortografía, la puntuación y la estructura de los párrafos. Otro problema puede ser la incapacidad para permanecer quieto o prestar atención; el chico es distraído, olvida lo que le acabamos de decir y le es difícil seguir instrucciones. Los adolescentes pueden y deben ser ayudados. Este tipo de dificultades afecta no sólo el desempeño escolar sino también la apreciación que el adolescente tiene de sí mismo. Muchas veces llega a pensar que no hace nada bien, que no es capaz ni valioso como persona, y puede caer en una depresión. El trabajo fundamental en este caso es el fortalecimiento de la autoestima. Hemos de tomar en cuenta y valorar las características individuales de nuestro hijo, conocerlo, observarlo y evitar compararlo con otros. Es importante hacerle ver un panorama más amplio de la actividad humana en el que cada persona tiene un lugar especial gracias a sus habilidades únicas; darle oportunidad de explorar sus capacidades en distintos campos: el arte, el deporte, el apoyo a otras personas, la música; ayudarlo a desarrollar sus talentos para que se sienta seguro y satisfecho, y a superar las limitaciones en la medida de lo posible. El capítulo VI de este apartado trata sobre las diferentes maneras de ser inteligente y la variedad de habilidades que nos distinguen y que podemos detectar y fortalecer en nuestros hijos. Además de la comprensión y el apoyo emocional que demos los padres en este tipo de dificultades, es indispensable solicitar la ayuda de un especialista. Cuando existe un apoyo profesional, el problema puede ser manejado más eficazmente. La labor del especialista es detectar la razón de la dificultad, ofrecer el tratamiento adecuado y trabajar en colaboración con la escuela y los padres para que el adolescente pueda desarrollar todo su potencial. es una experiencia comunitaria en la que todos participamos y perseguimos el mismo fin: la educación, desarrollo y bienestar del adolescente. 70 Tomemos en cuenta y valoremos las características individuales de nuestro hijo Busquemos ayuda para nuestro hijo si detectamos que tiene problemas de aprendizaje
  • 20. Pruebe algunas de las siguientes recomendaciones Busque el espacio para que su hijo hable con usted sobre sus actividades escolares. No trate a su hijo en público con expresiones afectuosas ni con reclamos que puedan avergonzarlo o provocar las burlas de sus compañeros. Confíe en su hijo, permita que sea más independiente y se haga cargo de sus asuntos, pero apóyelo en lo que necesite, no se desentienda de su trabajo en la escuela. Procure no castigar o premiar a su hijo por sus calificaciones. Asista a las reuniones de padres y solicite por lo menos una cita con el asesor del grupo. Prepare la entrevista, anote los asuntos que desea tratar, las preguntas y observaciones que quiere plantear. Hable con su hijo antes de la reunión, ya sea que asista o no, pregúntele si quiere que se trate algún tema y si existe algún asunto que no desea que se comente. Mantenga una actitud abierta durante la conversación y propicie un clima de respeto aun cuando se manejen cuestiones delicadas. Demuestre su reconocimiento al maestro en las cosas que van bien antes de discutir los problemas. Trate los temas e inquietudes más importantes al principio de la reunión. No utilice la entrevista para encontrar culpables, sino para resolver los problemas y tomar decisiones. Establezca un plan de acción junto con el maestro y su hijo, si está presente. Comente el contenido y resultado de la entrevista con su hijo, ya sea que él haya estado presente o no. No desatienda las quejas de su hijo respecto a la escuela, sobre todo si lo nota angustiado o presenta dificultad en los estudios. Si su hijo ha sido objeto de algún tipo de maltrato o abuso, solicite de inmediato una cita con el asesor y el director de la escuela. Intervenga también cuando reciba quejas de la escuela respecto a la conducta o rendimiento académico de su hijo. Investigue las causas y haga lo necesario para solucionar el problema. En casa propicie un ambiente estimulante en el que se valore el conocimiento. Exprese su aprecio por los logros y el esfuerzo de su hijo. Si nota problemas en la capacidad de atención o en las áreas de matemáticas y lenguaje, consulte de inmediato a un especialista. Cuide y fortalezca la autoestima de su hijo. Si su hijo ha sido objeto de algún maltrato solicite de inmediato una cita con el asesor No trate a su hijo en público con expresiones que puedan avergonzarlo Busque el espacio para que su hijo hable con usted 71
  • 21. Cada persona aprende a su manera y a su ritmo. Algunas materias le gustan más y le resultan fáciles de entender; otras le son más difíciles de superar Ante la misma enseñanza, cada miembro de un grupo utiliza su propio método o conjunto de estrategias para aprender, tiene dudas distintas y avanza más en unas áreas que en otras. Algunos recuerdan mejor lo que escuchan; otros, lo que ven; otros, lo que hacen con las manos. A algunos la música les ayuda a concentrarse, otros hacen dibujos para recordar; unos son buenos para matemáticas; otros, para los deportes; unos son muy hábiles para discutir; otros, para observar los fenómenos naturales. Se han desarrollado muchas teorías para tratar de comprender y explicar cómo aprendemos Una de esas teorías sostiene que existen distintos estilos de aprendizaje o formas de acercarnos a la realidad; otra afirma que hay diferentes inteligencias o capacidades en cada persona. Ambas pueden sernos útiles para observar a nuestros hijos y darles el apoyo que requieren para conseguir un aprendizaje más efectivo. ESTILOS DE APRENDIZAJE Un estilo de aprendizaje es el método que una persona utiliza para adquirir conocimientos No es lo que la persona aprende, sino cómo lo aprende. Cada quien posee su manera particular de conocer y relacionarse con el mundo; al estudiar, tiende a utilizar con mayor frecuencia determinadas estrategias. La teoría de los estilos de aprendizaje está relacionada con el concepto del aprendizaje como un proceso activo Si creemos que aprender es sólo recibir información de manera pasiva, como si llenáramos un vaso, lo que la persona haga o piense no tiene importancia. Pero si consideramos que aprender es un proceso complejo en el que seleccionamos los datos que recibimos, los organizamos en nuestra mente y luego los utilizamos, es claro que cada uno de nosotros lo hará de una manera distinta, según su experiencia y sus propias características. EJERCICIO DE REFLEXIÓN Cada persona tiene una manera diferente de aprender y de relacionarse con la realidad. Depende de sus experiencias, de sus habilidades y de sus tendencias individuales. ¿Qué hace para aprender mejor? Describa cuál es su sistema personal para entender y recordar la información. ¿Se ha dado cuenta de cuál es el método con el que su hijo aprende más fácilmente? ¿Cuáles son las materias que más le agradan? ¿Cuáles le cuestan trabajo? Guía de Padres 72 Cada persona utiliza su propio método o conjunto de estrategias para aprender VI. Diferentes maneras de aprender y de ser inteligente
  • 22. VARIAS INTELIGENCIAS Existen distintas formas de ser inteligente Según esta teoría, la inteligencia consiste sólo en la capacidad de resolver problemas o de crear productos valiosos. Hay varias maneras de hacerlo. Los seres humanos tenemos aptitudes que se orientan a distintas actividades; estas aptitudes o inteligencias son independientes unas de otras, por lo que en algunas podemos ser más diestros y en otras menos. Las personas que tienen una habilidad predominante para: Usar el lenguaje son excelentes para expresarse, ya sea oralmente o por escrito. Pueden describir los objetos y las situaciones con detalle, les encanta jugar con las palabras, leer, escribir, hablar y escuchar. Inventan rimas, cuentan historias y dan discursos. Aprenden a través de conversaciones, relatos, lecturas, conferencias. R e s o l v e r p r o b l e m a s l ó g i c o s y matemáticos pueden manejar conceptos abstractos, son buenos para observar y deducir, para hacer cálculos y operaciones mentales. Razonan en forma lógica, investigan las relaciones de causa y efecto, realizan experimentos y sacan conclusiones. Muchas veces llegan a un resultado y no pueden explicar cómo lo hicieron, pues su razonamiento no tiene que ver con las palabras. Escuchar y reproducir sonidos musicales tienen buen oído y aprenden con facilidad a tocar instrumentos. Les gusta cantar, aunque no necesariamente se convierten en músicos. Aprenden mejor si escuchan música para acompañar su trabajo y a veces traducen la información a canciones o ritmos. Percibir visual y espacialmente lo que les rodea pueden orientarse con facilidad, pensar en tres dimensiones y construir imágenes mentales. Usan mapas para transportarse de un sitio a otro y son capaces de entender las diferentes Según esta teoría, existen tres estilos básicos de aprendizaje •Visual. La persona aprende mejor usando la vista: leyendo, observando imágenes, registrando formas, subrayando o escribiendo con diferentes colores. •Auditivo. A la persona le resulta más sencillo entender y recordar lo que escucha. Al estudiar, prefiere repetir en voz alta la información. Si alguien le lee, puede concentrarse con facilidad. •Kinestésico. La persona necesita moverse, hacer algo mientras aprende. Escribir, manejar objetos, sentir texturas o formas, saborear, oler. Si no existe algún impedimento, todos nos relacionamos con el mundo a través de la vista, el oído y los demás sentidos; usamos los tres métodos, pero hay una manera de aprender que cada uno prefiere de manera natural. Los estilos de aprendizaje no son algo fijo e invariable Por un lado, cambian según lo que tratamos de aprender; usamos un estilo u otro según la materia. Por otro lado, nuestra manera de aprender se desarrolla y cambia continuamente, como nosotros mismos. Es importante no utilizar la teoría de los estilos de aprendizaje para clasificar o etiquetar a nuestro hijo o hija en una categoría cerrada. Es sólo un recurso para observarlo, identificar su estilo de preferencia y sugerirle una manera de estudiar especialmente adecuada para él. El adolescente tiene que darse cuenta de lo que hace en forma espontánea cuando estudia, y qué otros recursos podría utilizar para ser un estudiante más capaz y eficiente. También necesita oportunidades de explorar, utilizar y desarrollar todos los estilos de aprendizaje: emplear imágenes, sonido y movimiento, convertir el estudio y el trabajo en procesos en los que esté en juego toda su persona. 73 Hay quienes tienen buen oído y aprenden con facilidad a tocar instrumentos Existen distintas formas de aprender
  • 23. Cada persona presenta una mezcla de inteligencias y en algunas es más hábil que en otras 74 perspectivas desde las cuales se observa un objeto. También tienen sentido de la belleza, les encanta la fotografía, la escultura, la pintura. Para aprender usan dibujos, diagramas, gráficas, cuadros, mapas. Utilizar el cuerpo para resolver problemas o producir algo tienen buen control de sus movimientos, son hábiles para manejar instrumentos o herramientas. Les encanta moverse, actuar, bailar y disfrutan de los deportes, las artesanías y la construcción de objetos. Piensan y aprenden mejor cuando están en movimiento, cuando manipulan y tocan objetos, cuando actúan los problemas. Conocerse a sí mismos son capaces de identificar sus sentimientos y sus motivaciones. Suelen ser solitarios y a veces tímidos. Les gusta contemplar la naturaleza, hacer planes, soñar despiertos, crear fantasías, analizar lo que les sucede y escribir diarios. Para aprender necesitan ir a su propio ritmo, prefieren trabajar solos. Entender a otras personas pueden percibir y comprender los sentimientos de otros y aceptar puntos de vista diferentes a los propios. Son sociables y solidarios, les gusta ayudar y trabajar en equipo. Les encantan las discusiones, los deportes colectivos, las actividades y proyectos de grupo. Para aprender, prefieren trabajar en equipo, compartir sus ideas e investigar con sus compañeros. Los dos últimos tipos de inteligencia conforman la inteligencia emocional, es decir, la habilidad de expresar nuestras emociones y comprender las de los demás. La inteligencia emocional nos hace capaces, entre otras cosas, de enfrentar la frustración y resolver los problemas y conflictos. Nuestra capacidad de aprendizaje está íntimamente ligada a la inteligencia emocional. Conocer esta teoría puede ayudarnos a identificar las capacidades naturales de nuestro hijo y ayudarlo a desarrollarlas Cada persona presenta una mezcla de estas inteligencias. Ayudar a nuestro hijo a reconocer las áreas en las que se desenvuelve con mayor facilidad le servirá para sentirse seguro y concentrarse en sus fortalezas y, cuando llegue el momento, decidir qué oficio o profesión quiere desempeñar en su vida adulta. También podemos aprovechar este ejercicio para identificar nuestras propias capacidades y reordenar nuestra labor hacia lo que nos resulte más natural y placentero. Casi cualquier actividad requerirá de la combinación de varios tipos de inteligencia. Es importante desarrollarlas todas: unas para construir sobre las fuerzas y talentos, y otras para superar los obstáculos. Hay a quienes les encanta moverse, hacer deportes, artesanías y construir objetos A otros les encantan las discusiones de grupo, las actividades y proyectos de grupo
  • 24. Ayúdelo a identificar y desarrollar sus talentos Pruebe algunas de las siguientes recomendaciones Proponga a su hijo que haga pruebas para definir cuál es el estilo con el que aprende mejor: visual, auditivo o kinestésico. No utilice la teoría de los estilos de aprendizaje para etiquetar a su hijo, sino para ayudarlo a darse cuenta cuál es la manera de estudiar más adecuada para él. Sugiera a su hijo que use imágenes, sonido y acciones para estudiar. Observe a su hijo. Ayúdelo a identificar y desarrollar sus talentos e inclinaciones personales para que, cuando sea el momento, sepa decidir qué oficio o profesión quiere desempeñar en su vida adulta. Ofrezca al adolescente oportunidades de desarrollar todas las inteligencias: unas para construir sobre las fuerzas y talentos, y otras para superar los obstáculos. No utilice la teoría de los estilos de aprendizaje para etiquetar a su hijo Déle oportunidad de desarrollar todas las inteligencias Proponga a su hijo que haga pruebas para definir cuál es el estilo con el que aprende mejor 75
  • 25. Estudiar es una actividad encaminada a adquirir conocimientos y a desarrollar el pensamiento Estudiar implica una disposición activa; implica buscar, más que recibir; requiere de concentración, esfuerzo y motivación. Estudiar significa comprender y relacionar lo nuevo con lo que ya sabemos y poder recordarlo en el momento oportuno. Mientras más intereses y conocimientos tengamos, más asociaciones podremos hacer y más fácil será asimilar las nuevas ideas. Para estudiar adecuadamente es necesario plantearnos objetivos y decidir cómo alcanzarlos, solucionar problemas, conseguir información, discutirla, hacer preguntas y pedir ayuda. El estudio es una actividad que supone algunos hábitos y ciertas técnicas No nacemos sabiendo estudiar. El o la adolescente, sobre todo al iniciar la secundaria, necesita orientación para aprender de manera más eficiente. Saber estudiar le ayuda a organizarse, a aprovechar y distribuir su tiempo, a distinguir qué es importante y qué es secundario; le facilita el trabajo, le ahorra tiempo, le proporciona satisfacción y mejores resultados. Los padres podemos crear un ambiente propicio para el estudio, pero no lo podemos hacer aprender Los padres no somos maestros, no nos toca enseñar a nuestro hijo y mucho menos hacer el trabajo por él. Las sesiones de estudio familiar acaban frecuentemente en enojos y conflictos. Lo que nos corresponde es estimularlo y ayudarlo a crear hábitos de estudio, a organizar su tiempo, a planear y cumplir con lo planeado, a sugerirle un sistema que haga su trabajo más productivo. Y después, dejar que él se haga cargo. A medida que se avanza en la escuela, el aprendizaje depende cada vez más de quien aprende y menos de quien enseña. La responsabilidad de aprender es del alumno, él tiene que desarrollar sus propias técnicas de estudio, definir sus metas y dirigirse a sí mismo. Las técnicas de estudio son un conjunto sistemático de acciones que se realizan para lograr comprender y memorizar información de manera permanente El uso habitual de estas técnicas ayuda al adolescente a aprovechar mejor sus recursos intelectuales y, por tanto, a mejorar sus resultados académicos. Gran parte de las técnicas de estudio se practican en casa, por eso conviene que los padres conozcamos algunos de sus principios básicos para proponerlos a nuestro hijo. Él decidirá si quiere usarlas o no. Las técnicas de estudio se pueden agrupar en tres grupos: EJERCICIO DE REFLEXIÓN ¿Recuerda cuál era su sistema de estudio cuando estaba en la escuela? ¿Qué hacía para memorizar los contenidos de las diferentes materias? ¿Ha observado cómo estudia su hijo o hija? ¿Tiene algún método personal para hacerlo? ¿Trabaja en un lugar fijo y en un horario establecido? Guía de Padres 76 Los padres podemos crear un ambiente propicio para el estudio, pero no lo podemos hacer aprender VII. Técnicas de estudio
  • 26. y correcciones. Revisar los apuntes da oportunidad al estudiante de completar lo que falta, aclarar confusiones, corregir los errores y la escritura de términos técnicos y nombres propios. Hay que hacer esa revisión lo más pronto posible, cuando la memoria aún retenga detalles e ideas que no pudieron anotarse con suficiente claridad. –Las técnicas de estudio ayudan a comprender y memorizar información. Son herramientas de apoyo para aprovechar mejor el tiempo y las capacidades personales. Al principio requieren un esfuerzo adicional, pero después facilitan el trabajo y lo hacen más productivo. Las siguientes sugerencias dan una idea de los pasos que podrían seguirse al estudiar: Revisar. Lo primero que conviene hacer es examinar rápidamente el texto que se va a estudiar con el fin de tener una idea general sobre su contenido. Si se trata de un libro, podemos hojearlo y fijarnos en algunos de sus elementos: el título suele dar información sobre el asunto que trata; la introducción habla del enfoque del libro y la manera en que podemos usarlo; el índice presenta los temas que se tocan y ayuda a seleccionar los capítulos que nos interesan. Si vamos a estudiar un capítulo, podemos empezar por leer el título y los subtítulos, el primer párrafo y el último; observar las gráficas o ilustraciones, revisar el resumen que aparece a veces al final. Preguntar. Las preguntas que nos planteamos antes de empezar a leer son una gran ayuda para aprender, centran la atención en lo que necesitamos o queremos saber y nos mantienen activos durante la lectura. No es lo mismo recibir pasivamente lo que el texto va exponiendo que ir en busca de lo que nos interesa. Leer. Es el tercer paso al estudiar, no el primero. Se trata de leer atenta y detalladamente para buscar respuesta a las preguntas que nos hemos planteado. Cuando se lee por primera vez, es recomendable hacer anotaciones con lápiz en el libro —si es nuestro— o escribirlas en un cuaderno. Una pregunta que puede ser útil es: ¿cuál es la idea principal?, ya sea del capítulo o de cada párrafo. Algunos maestros recomiendan hacer una segunda lectura para subrayar y tomar notas. Organizar los conceptos. Se trata de hacer un resumen del texto o un esquema para recuperar las ideas principales y las respuestas a nuestras preguntas. Resumir. Para hacer el resumen podemos copiar lo subrayado formando frases completas. En el resumen conviene volver a subrayar o resaltar las palabras clave o los conceptos más importantes. Organizar. Una manera muy efectiva de organizar las ideas del texto es dibujar mapas mentales. El mapa mental es una imagen que representa no sólo la información, sino también las relaciones entre las distintas ideas. –Las estrategias de organización sirven para hacer las cosas de manera ordenada y eficaz, y abarcan varios elementos. Lugar de trabajo: Debemos procurar que sea siempre el mismo, con buena luz y ventilación, alejado del ruido y las distracciones. Estudiar sentado a la mesa o escritorio propicia una actitud activa, en cambio la cama o los sillones cómodos invitan a relajarse y a dormir. Material: Antes de sentarse a trabajar es importante contar con todos los materiales que se van a utilizar para evitar el tener que interrumpir y levantarse a conseguirlos. Conviene tener al día los apuntes y trabajos escritos. Tiempo de trabajo: Es recomendable usar una agenda o calendario de estudio, anotar las fechas de exámenes y entrega de tareas y trabajos. Resulta muy útil decidir por anticipado y tener escrito el horario de estudio, la materia que se va a trabajar cada día y el objetivo que se piensa lograr en cada sesión. Lo mejor es estudiar el mismo día de la clase en que se dio la información. Los periodos de trabajo pueden combinarse con tiempos breves de descanso, alternados hasta terminar la tarea. Podría empezarse por veinte minutos de trabajo y diez de descanso, e ir aumentando el periodo de estudio hasta llegar a cuarenta y cinco minutos. Cada semana, el adolescente debe verificar si ha cumplido con el programa de estudio y si logró sus objetivos. –Estrategias de trabajo en clase hacen que el quehacer en el aula sea más productivo. Podemos sugerir a nuestro hijo o hija escuchar con atención y tomar notas en clase. Si sigue con constancia las explicaciones y las registra por escrito le será más fácil estudiar. Es recomendable utilizar un cuaderno distinto para cada materia con el fin de evitar desorden y confusiones, escribir en líneas espaciadas y utilizar márgenes para incluir aclaraciones 77 Lugar de trabajo: Debemos procurar que sea siempre el mismo, con buena luz y ventilación
  • 27. Generalmente, los mapas mentales se diseñan en una hoja blanca, e incluyen colores, flechas, símbolos, dibujos y palabras clave que ayudan a recordar los conceptos con más facilidad. El procedimiento es el siguiente: –En medio de la hoja, se escribe o se dibuja la idea central. –De la imagen central salen ramas con las ideas principales. Las ramas se pueden dibujar con diferentes colores y sobre cada una se coloca un dibujo o se escribe una palabra clave en letra de imprenta. –Las ideas secundarias se escriben sobre líneas más delgadas que salen de las ramas principales y se dibujan del mismo color que éstas. –El conjunto de las ramas forma una estructura en la que todos los elementos están conectados. –Cualquier concepto que se agregue puede encontrar lugar en la estructura. Los mapas mentales generan nuevas ideas y ayudan a estudiar en una forma creativa. Cada persona desarrolla mapas mentales según sus gustos y su manera de organizar los contenidos, por eso nos sirven mucho más nuestros propios mapas que los de los demás. Los mapas mentales despiertan la imaginación, facilitan las asociaciones, desarrollan la memoria, ayudan a organizar, a analizar y a entender mejor la información. Es conveniente guardar los mapas mentales que se van dibujando para utilizarlos al preparar exámenes. Memorizar. Si no tratamos de recordar el material inmediatamente después de leerlo y resumirlo, podemos olvidar gran parte de los contenidos. Recordar la información es la mejor manera de aprovechar el tiempo de estudio. Una técnica para recordar es decir o escribir las ideas principales contenidas en el resumen y revisar si las hemos reconstruido correctamente. Otra manera de memorizar es mirar detenidamente el mapa mental entre dos y cinco minutos, prestar atención a los diversos elementos y a cómo están colocados y después intentar reproducirlo en un papel. Repasar. El objetivo del repaso es comprobar si recordamos lo que hemos estudiado. Es recomendable revisar varias veces los contenidos a medida que se avanza en el curso y no dejarlo para el día antes del examen. La forma de repasar es repetir rápidamente todos los pasos anteriores. Discutir los temas que nos interesan con los compañeros o con los maestros es una forma de estudiar. Es hacernos preguntas, obtener respuestas, recordar y repasar. Revise el ejemplo de mapa mental que se presenta a continuación. 78 S ISTEMASPARA DESARROLLARELPEN SAMIENTO COMPRENDERMEMORIZAR DEESTU DIO REVISAR LEER MEMORIZAR PR EGUNTAR RES UMIR ORGANIZ AR MAPASM ENTALES ESQUEMAS REPASAR TRABA JO E N CLASE ANOTAR ATEN DER ESCUCH AR ORGA NIZACIÓN LUGAR MATERI AL TIEMPO TÉCNICAS DE ESTUDIO MAPA DE TÉCNICAS DE ESTUDIO
  • 28. Sugiérale combinar los periodos de trabajo con tiempos breves de descanso No intente enseñarle los temas de la escuelaPruebe algunas de las siguientes recomendaciones Anime a su hijo a plantearse objetivos en su trabajo escolar. No intente enseñarle los temas de la escuela ni estudiar con él. Confíe en su hijo, mantenga una actitud abierta y de apoyo. Trate de estimularlo y ayudarlo a crear hábitos de estudio, a planear y cumplir con lo planeado, pero deje que él se haga cargo. Ayude a su hijo a organizarse y a aprovechar su tiempo. Facilítele a su hijo un lugar de trabajo fijo, con buena luz y ventilación, alejado del ruido y las distracciones. Sugiérale combinar los periodos de trabajo con tiempos breves de descanso. Pregunte a su hijo sobre su calendario de estudio y, cada semana, platique con él acerca de su cumplimiento y las metas que logró. Si su hijo está de acuerdo, explore junto con él los cuadernos, apuntes, trabajos y libros para darse una idea de su trabajo. Pruebe algunas técnicas de estudio para aprender algo que a usted le interese. Proponga estas técnicas a su hijo y permita que él decida si quiere usarlas o no. Tenga en cuenta que, al principio, las técnicas de estudio implican un esfuerzo mayor, pero después ahorran tiempo y dan mejores resultados. Anímese a dibujar mapas mentales para aclarar ideas sobre temas que le atraigan, para organizar sus actividades o escribir acerca de algún asunto. Proponga a su hijo invitar a sus compañeros para estudiar o discutir los temas de la escuela. Proponga a su hijo invitar a sus compañeros para estudiar los temas de la escuela 79 Si su hijo está de acuerdo, vea junto con él sus cuadernos
  • 29. La escuela da a los padres información sobre el desempeño del adolescente a través de las calificaciones Las calificaciones nos dan cierta idea de cómo está progresando nuestro hijo en la escuela, el nivel de esfuerzo que realiza, el dominio que tiene sobre ciertos aprendizajes y cuáles son sus logros y dificultades. Las calificaciones son importantes en la medida en que serán su tarjeta de presentación en otras escuelas o instituciones y de ellas dependerá que siga estudiando; además, tienen un impacto en su autoestima y le abren o le cierran oportunidades para elegir su futuro. Los padres debemos propiciar que nuestro hijo consiga aprobar con buenas notas, pero también apoyarlo para que él valore sus logros y su esfuerzo sin depender de opiniones ajenas. Aun cuando las calificaciones resultan útiles, son indicadores incompletos El desempeño y los conocimientos de un chico no siempre coinciden con lo que muestra su boleta de calificaciones. Debemos considerar también otros criterios con el fin de valorar los avances en el aprendizaje de nuestro hijo o hija. Los padres tenemos que observarlo con cuidado para no exigir más de lo que él pueda lograr, y para apreciar su interés por aprender, su motivación para esforzarse y trabajar, sus inclinaciones, sus habilidades y limitaciones personales. Las calificaciones son un instrumento de ayuda al adolescente; su valor consiste en apreciar los aciertos para darle seguridad y en detectar las fallas para poder remediarlas. Hoy en día, muchas escuelas trabajan con un sistema de evaluación que utiliza varios instrumentos y toma en cuenta el proceso de aprendizaje del alumno en todos sus aspectos. Sin embargo, las calificaciones aún dependen en buena proporción de los exámenes, por eso muchos estudiantes suelen temerlos, y aunque una cierta tensión puede ser útil, el miedo exagerado los inmoviliza y los bloquea. Para sentirse tranquilo y lograr buenos resultados en la escuela, el adolescente tiene que desarrollar ciertas habilidades tanto para preparar los exámenes como para contestarlos Aunque se considera que los exámenes no dan la medida exacta de los conocimientos de los alumnos, son el método de evaluación que más se usa. Los exámenes son parte de la vida del adolescente y tiene que saber resolverlos. Un examen no puede prepararse bien si sólo se estudia el día anterior y se trata de memorizar en una tarde toda la información EJERCICIO DE REFLEXIÓN Los exámenes y las calificaciones constituyen un aspecto importante de la vida escolar. ¿Recuerda cómo se sentía cuando tenía que presentar un examen en la escuela? ¿Qué pasaba en su casa cuando llegaban sus calificaciones buenas o malas? ¿Cómo se siente ahora cuando alguien más revisa y juzga su trabajo? ¿Qué piensa de los exámenes como manera de evaluar los conocimientos? ¿Cuál es su reacción ante las buenas o malas calificaciones de su hijo? VIII. Exámenes y calificaciones Guía de Padres 80 El desempeño y los conocimientos de un chico no siempre coinciden con lo que muestra su boleta de calificaciones
  • 30. se reúna con algunos compañeros una o dos veces a la semana para repasar en equipo los contenidos de las diferentes materias. Esta práctica es estimulante para los muchachos, les da energía para trabajar, les ofrece puntos de vista diferentes sobre la información y les da oportunidad de expresar lo que cada uno sabe. Para que funcionen, las reuniones deben ser organizadas, manejadas y desarrolladas por el adolescente y su grupo; si los padres tratamos de intervenir, pierden su efecto positivo. Los chicos y chicas deben tener claro que estudiar en grupo requiere de cierta disciplina para que la reunión no se convierta en una distracción o pérdida de tiempo. Pero el aprendizaje no sólo se realiza estudiando. Es muy importante dejar algún tiempo para descansar y divertirse sobre todo los últimos días antes del examen. ¿Qué hacer para preparar el examen? Lo primero es orientar a nuestro hijo para que averigüe de qué va a tratar el examen, cuáles son los temas que se van a incluir. Si ya ha hecho exámenes en esa materia, conviene revisarlos para acordarse de cuál es el tipo de preguntas que hace el maestro: si hay que contestar datos concretos, desarrollar temas o aplicar un criterio para resolver problemas, y así practicar lo que va a pedir en el examen. Antes de releer los apuntes, los trabajos o los libros, es muy conveniente tratar de recordar lo que ya sabe acerca del tema; tal vez sea útil hacer algunas anotaciones, esquemas o mapas mentales y después empezar a leer. La lectura debe ser activa. No se trata sólo de recibir la información, sino que ahora, con más conocimientos, el chico puede plantear preguntas, cuestionar los contenidos y tratar de aclarar las dudas. del curso. Con esta práctica, el adolescente se indigesta de datos, los olvida muy pronto y se enfrenta a la prueba con nerviosismo. El conocimiento es un proceso que ocurre todos los días y requiere una gran variedad de elementos: asistir a clases, poner atención, interesarse, hacerse preguntas, relacionar los nuevos conocimientos con lo que ya se sabe. Los exámenes casi siempre están planteados de tal forma que los alumnos que hayan cumplido con su trabajo durante el año puedan aprobarlos. ¿Cómo ayudar a nuestro hijo o hija a prepararse para los exámenes? En primer lugar, es conveniente sugerirle las técnicas de estudio recomendadas en el capítulo VII de este apartado. El repaso es una de esas técnicas, y es el trabajo principal para preparar exámenes. ¿Cómo repasar? El repaso debe convertirse en un hábito desde el inicio del curso. Revisar varias veces el mismo tema da oportunidad al adolescente de entenderlo cada vez mejor y enfocarlo desde diferentes ángulos. Además, estudiar el material que ya ha visto le hace más fácil comprender las ideas nuevas que el maestro va presentando. Si deja todo para el final, normalmente le faltará tiempo para revisar toda la información y para aclarar las dudas. Un mes antes del examen, es recomendable repasar de acuerdo a un plan y un horario que el mismo chico establezca; puede hacer una lista de los temas y decidir el orden para estudiarlos. El repaso del material completo ayuda a tener una visión de conjunto y a reorganizar mentalmente el enfoque de la materia. Los padres podemos fomentar el que nuestro hijo 81 El repaso debe convertirse en un hábito desde el inicio del curso Un examen no puede prepararse bien si sólo se estudia el día anterior
  • 31. Si el adolescente decide estudiar con sus compañeros, pueden utilizar algunas estrategias que, además de útiles, resultan divertidas: cada uno hace un esquema o mapa mental y después lo compara con los de los demás, o seleccionan algunas preguntas sobre el tema, lo repasan y reparten preguntas al azar para que cada uno conteste la suya ante los demás. Siempre es conveniente utilizar parte del tiempo en planear la respuesta y después exponerla. Estas prácticas constituyen un entrenamiento que da a los muchachos mayor seguridad en el momento de presentar el examen en la escuela. Conviene conservar las respuestas, los esquemas y mapas mentales para hacer un último repaso. El día anterior al examen, el adolescente puede realizar ese último repaso, pero le hará bien relajarse antes de ir a dormir: leer algo divertido, ver la televisión, platicar o salir a dar un pequeño paseo. Los padres tenemos que cuidar que descanse adecuadamente. El día del examen El día del examen debemos asegurarnos de que nuestro hijo vaya bien desayunado a la escuela, animarlo para que se sienta confiado y seguro, y hacerle algunas recomendaciones: –Cuando reciba el examen, leerlo completo y antes de empezar a responder, concentrar su atención en las instrucciones que se le dan. Que tenga claro lo que tiene que hacer exactamente, qué tipo de preguntas son, cuántas de ellas debe responder, cuánto vale cada una; qué es lo que le preguntan y qué es lo que no le preguntan. –Responder en primer lugar los temas que mejor domina y dejar para el final los más difíciles. –Tomar en cuenta el tiempo disponible y calcular cuántos minutos conviene dedicarle a cada respuesta. –Si el examen plantea el desarrollo de un tema, el adolescente puede elaborar un mapa mental para preparar la respuesta. El esquema le ayudará a estructurar mejor los contenidos y a incluir todos los puntos importantes. –El escrito ha de ser breve, conciso, claro; presentarse en forma esmerada, limpio y con buena letra. –Al final, conviene dejar unos minutos para revisar el examen completo y corregir cualquier error que pudiera haberse pasado por alto. Cuando nuestro hijo tenga el examen de regreso con las observaciones del maestro, conviene revisar cuáles fueron los aciertos —para aprovecharlos— y cuáles los errores —para corregirlos. 82 Si el adolescente estudia con sus compañeros, pueden utilizar algunas estrategias divertidas El día del examen debemos asegurarnos de que nuestro hijo se sienta confiado y seguro
  • 32. Propicie un ambiente agradable en casa Valore su esfuerzo y sus logros No mida el empeño de su hijo por la calificación Observe a su hijo y trate de descubrir sus intereses Pruebe algunas de las siguientes recomendaciones Anime y apoye a su hijo para que consiga aprobar con buenas notas, pero también ayúdelo a apreciar con autonomía sus logros y su esfuerzo. Considere diversos criterios para valorar los avances en el aprendizaje de su hijo. No le exija más de lo que él pueda lograr. Observe a su hijo y trate de descubrir sus intereses, motivaciones, habilidades y limitaciones personales. Ayude a su hijo a desarrollar hábitos de estudio que le faciliten el aprendizaje y la preparación de exámenes. Propicie un ambiente agradable en casa para que su hijo comparta el estudio con sus compañeros. Respete el tiempo de descanso y diversión de su hijo. Haga sentir a su hijo confiado y seguro cuando va a presentar un examen. Sugiérale revisar sus exámenes para aprender tanto de sus aciertos como de sus errores. 83
  • 33. El desarrollo escolar del adolescente va de la mano con la evolución de sus habilidades lingüísticas: escuchar, hablar, leer y escribir El instrumento fundamental del adolescente para comunicarse y para el aprendizaje de las distintas asignaturas es el lenguaje. Los padres tenemos en casa la posibilidad de estimular el desarrollo lingüístico de nuestro hijo a través del intercambio de ideas, de conversaciones sobre temas interesantes y del uso frecuente y placentero de la lectura y escritura. La lectura cumple muchas funciones en la vida del adolescente Leer ayuda al chico a estudiar, conocer y entender; a desarrollar las capacidades de su inteligencia, aprender a pensar y disfrutar del conocimiento. La lectura enriquece su vocabulario y su concepción del mundo; lo ayuda a prepararse y le da herramientas para el futuro desempeño de su trabajo; le permite aprovechar las experiencias de otros, saber cómo se hacen las cosas e imaginar cómo podrían hacerse de otras maneras. La literatura abre al adolescente oportunidades de enriquecer su visión de sí mismo y de los demás Cuando la lectura se relaciona con su experiencia, el o la adolescente la vive como algo personal y significativo; reconoce sus temores, sueños, sentimientos y reflexiones en las palabras del autor, encuentra una explicación de sí mismo y puede dar un nombre a lo que está viviendo. La lectura le da acceso a su intimidad, y en la medida en que el chico se abre y se entiende a sí mismo, desarrolla una mayor capacidad de abrirse y comprender a otros y de establecer vínculos más profundos. La lectura es un instrumento de libertad La literatura ofrece al adolescente un espacio para imaginar, fantasear y gozar. La vida de los personajes lo lleva a descubrir que dentro y fuera del estrecho mundo cotidiano existen regiones en las que todo puede suceder; le abre ventanas para mirar más allá de los límites de sus circunstancias, le muestra las posibilidades de realización que se ofrecen a los seres humanos y lo invita a tomar en sus manos su propio destino. La lectura puede ser un acto creativo y placentero para el adolescente, le sirve para divertirse, jugar y descansar, pero más que nada, lo conduce a esa región interior que se pregunta: ¿quién soy?, ¿qué hago en este EJERCICIO DE REFLEXIÓN El lenguaje escrito es el conocimiento básico para entrar en nuestro ambiente cultural. A través de los libros nos ponemos en contacto con la historia, las tradiciones, el conocimiento y las fantasías de los hombres y mujeres de todos los tiempos. ¿Le gusta leer? ¿Acostumbra hacerlo? ¿Recuerda algún libro que haya dejado una huella profunda en usted? ¿En qué etapa de su vida lo leyó? ¿Existe en su familia un ambiente lector? ¿Cómo cree que puede ayudar a su hijo a disfrutar la lectura? Guía de Padres 84 La lectura abre al adolescente oportunidades de enriquecer su visión de sí mismo y de los demás IX. El sentido y el gozo de la lectura
  • 34. quienes sufren limitaciones graves: hambre, pobreza, guerra, soledad, pérdidas; les interesan los libros sobre sexualidad, conflictos sociales, racismo, violencia, asesinatos, en fin, aspectos de la vida a los cuales los y las adolescentes muy probablemente han estado expuestos a través de otros medios. La poesía puede ser estimulante y provocadora para el adolescente; es un género ideal para esta edad. Como cualquier lector, el chico y la chica necesitan una buena dosis de humor, de aventuras gozosas, de finales felices, de suspenso y emociones. Es más probable que un adolescente sea lector si mantiene una relación estrecha y significativa con personas que valoran y disfrutan la lectura, también si se relaciona con otros lectores que le den puntos de vista distintos, le recomienden libros, le hablen de asuntos interesantes y le abran el horizonte para descubrir “ese libro” que él siente que ha sido escrito para él. Los padres hemos de animarlo a participar en círculos de lectura y en grupos que se reúnen para discutir diversos tipos de textos, pero también tratar de desarrollar nuestra experiencia lectora para compartirla con él. Existen muchos niveles de comprensión del texto y vamos adentrándonos en ellos a medida que leemos. La adolescencia de nuestro hijo es una buena oportunidad para profundizar en los libros y la literatura, pues nunca acabamos de aprender a leer. Los adolescentes requieren libertad, tiempo y un espacio para leer y compartir la lectura pues necesitan momentos para leer en soledad y también encuentros con sus padres en los que intercambien sentimientos, ideas y opiniones sobre los libros. A los chicos les gustan las lecturas colectivas, leerse unos a otros y prestarse libros. La lectura en voz alta se disfruta a cualquier edad. Es muy agradable crear en la familia la costumbre de leernos algún texto antes de la cena o de ir a dormir. Un ambiente estimulante favorece el deseo de leer y es que existe una relación estrecha entre la lectura y la vida: una mayor riqueza de experiencias e intereses hace posible una mejor lectura, y el libro, al llevar al lector a reflexionar sobre su experiencia o al recrearla, le permite vivencias posteriores más profundas. mundo?, ¿qué significa todo esto? El adolescente, como cualquier ser humano, busca ante todo sentido, y ese sentido puede desplegarse al leer un libro. ¿Qué podemos hacer los padres para animar a nuestro hijo a leer? Es recomendable facilitar al adolescente el acceso a una variedad amplia de libros y portadores de texto, animarlo a visitar la biblioteca, hablarle de nuestras lecturas, pero cuidar de no presionarlo, de respetar sus gustos y tratar de compartirlos. A muchos jóvenes les atraen ciertos libros y revistas que los padres consideramos de poca calidad por sus contenidos o su enfoque; quizá pensemos que no les aportan ningún beneficio, o que presentan informaciones erróneas y pueden crear confusión. Es inútil y contraproducente prohibir o tratar de controlar las lecturas del adolescente. Resulta mejor mantener una relación abierta con nuestro hijo, comentar y analizar los libros o artículos junto con él para ayudarlo a construir una actitud crítica y a formar su criterio. Los padres podemos apoyar al adolescente en su elección de lecturas si estamos atentos a lo que es importante para él o ella y buscamos títulos bien fundamentados sobre sus temas favoritos: arte, motos, computadoras, grupos musicales, artistas, deportistas, romance, etcétera. Al entrar a secundaria, los adolescentes suelen disfrutar aún la fantasía, el misterio, las aventuras de piratas, viajeros, detectives, de héroes con quien identificarse; se interesan por las vicisitudes de personajes juveniles y las alegrías, conflictos y penas de la amistad y el enamoramiento. A medida que maduran, se preocupan cada vez más por lo real y lo social, se apasionan por una acción más interior, más compleja, penetran en la vida, a veces dura y difícil, de 85 Permita que su hijo escoja sus lecturas, y ayúdelo a construir una actitud crítica
  • 35. Comparta con él las lecturas y respete sus gustos Establezca en su familia la costumbre de leer en voz alta Trate de leer más No intente prohibir o controlar sus lecturas Pruebe algunas de las siguientes recomendaciones Estimule el desarrollo lingüístico de su hijo a través del intercambio de ideas, conversaciones sobre temas interesantes y el uso frecuente y placentero de la lectura y escritura. Favorezca el contacto de su hijo con una variedad amplia de libros y portadores de texto. Comparta con él sus lecturas, pero también respete los gustos de su hijo y trate de disfrutarlos. No intente prohibir o controlar las lecturas del adolescente, mejor mantenga una relación abierta con él y ayúdelo a formar su criterio. Anime a su hijo a participar en círculos de lectura. Trate de leer más. Dé a su hijo libertad, tiempo y un espacio para leer. Establezca en su familia la costumbre de leer en voz alta. 86