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Personalidad y conducta alimentaria
Los niños extrovertidos se dejan
influir más por el tamaño del
recipiente al servirse comida que los
introvertidos.
Según un reciente estudio, los niños introvertidos se sirven
menos comida que los extrovertidos a pesar de disponer de un
cuenco grande. [Morguefile / Gracey]
Se sabe que los adultos se sirven y consumen más cantidad de
alimento cuanto mayor es el tamaño del plato o recipiente del
que van a comer. Ante el incremento de los casos de obesidad en
la población infantil, un grupo de la Universidad Cornell se ha
planteado investigar si este sesgo visual a la hora de alimentarse
influye más en unos niños que en otros.
A grandes, rasgos, sus conclusiones constatan que los niños
introvertidos y extrovertidos responden de distinta manera al
tamaño del cuenco (estímulo externo) cuando se trata de
controlar la porción de alimento que van a ingerir.
Cantidades diferentes
En su investigación, los científicos observaron la conducta de
escolares con edades comprendidas entre los 6 y los 10 años
durante el desayuno. Para determinar el tipo de personalidad de
cada individuo, cuatro profesores evaluaron el grado de
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introversión y extroversión de cada niño en una escala del 1 al 9.
Los investigadores utilizaron la media de estas puntuaciones
para clasificar la personalidad de cada sujeto.
En una primera fase del experimento, monitores de comedor
adultos sirvieron el desayuno a los jóvenes probandos. Con ese
fin entregaron a cada uno de ellos un cuenco de grandes
dimensiones; a continuación, cada uno de los niños debía
indicar la cantidad de leche y cereales que deseaba. Se les servía
de acuerdo a sus deseos. Otro día, los monitores entregaron a los
probandos un cuenco de menor tamaño. Esta vez debían
servirse ellos mismos la cantidad de alimento que quisieran. A
fin de medir las porciones de comida que pedían o que ellos
mismos decidían verter en el cuenco, los investigadores
«camuflaron» balanzas en la superficie de las
mesas.Compararon el peso de cereales y leche que contenía el
recipiente en cada caso.
Según observaron, cuando los niños se servían a sí mismos, los
extrovertidos se dejaban influenciar más por el tamaño del
cuenco que los introvertidos. En concreto, los primeros se
sirvieron un 33,1 por ciento más de desayuno si el cuenco era
grande, cifra que quedaba reducida a un 5,6 por ciento en el caso
de los introvertidos. Sin embargo, cuando era un adulto quien
vertía el alimento en el recipiente, unos y otros pedían
cantidades suficientes para llenar el recipiente, fuese grande o
pequeño.
En opinión de los autores, el estudio revela que los niños
extravertidos se ven más influenciados por los estímulos
externos que los introvertidos. Entre otros motivos, porque los
introvertidos suelen actuar de manera más cautelosa (ello
reduce la tendencia a llenarse el plato hasta los bordes).
También sugieren que, para evitar el sesgo del plato grande en
los niños, y con ello prevenir la obesidad infantil, los padres u
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otros cuidadores deberían tener en cuenta la posibilidad de
servir ellos mismos a los niños extrovertidos y dejar que se
llenen ellos solos el plato si son más bien introvertidos.
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