Un niño huérfano se sentía solo y triste en el orfanato hasta que un día una nube del cielo decidió alegrarle. La nube tomó la forma de varios objetos para hacer reír al niño y entretenerle, demostrándole que aunque estuviera solo, alguien en el cielo se preocupaba por él. El niño comprendió que siempre podía mirar al cielo para sentirse querido.