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La educación intercultural

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La educación intercultural

  1. 1. La educación intercultural Mario Apolinar Ruiz1 Resumen La educación intercultural concebida como una posibilidad dentro del contexto histórico específico de las sociedades actuales puede incidir en el mejoramiento de las condiciones materiales y culturales de los protagonistas de la práctica educativa. Palabras clave: Realidad, educación intercultural, determinación, condición humana, neoliberalismo y práctica pedagógica, escuela. Abstract: The Intercultural education conceived as a possibility within the specific historical context of contemporary societies can influence the improvement of material and cultural conditions of the protagonists of educational practice. Keywords: Indeed, intercultural education, determination, human condition, neoliberalism and teaching practice, school. Educar al ser humano implica reflexionar sobre una formación compleja en el que intervienen factores diversos tales como las condiciones materiales y económicas que a la vez condicionan la visión filosófica e ideológica de los agentes inmersos en la práctica educativa, en la práctica pedagógica y en el proceso educativo concreto. En esta aspiración de formar al sujeto se observan históricamente modelos pedagógicos que proponen en la teoría y en la práctica una educación homogeneizadora, universalista, en la que los hombres y las mujeres tienen que ser hechos a imagen y semejanza de quienes detentan el poder político y 1 Profesor de formación normalista. Actualmente desempeña el trabajo docente en la Escuela Normal Urbana Federal del Istmo Cd. Ixtepec, Oaxaca.
  2. 2. económico, consecuentemente dependientes y determinados por los otros; desde otra visión, surgen propuestas pedagógicas que plantean una educación con base en la realidad intercultural que parta de las raíces donde se asientan las visiones de todos los actores inmersos en la práctica pedagógica, espacio donde construyen su autonomía, su autodeterminación. En este sentido se precisa que: La realidad cuando es concebida como una articulación entre producto y producente, constituye una relación de conocimiento que sirve para ubicar el problema del sujeto. Se parte de que hay sujetos que, como tales, son capaces de construir realidades, sin restringirse a la condición de producto histórico, ya que constituyen una expresión particular de la subjetividad social; de ahí que permanezca, como trasfondo del desafío cognitivo, la dialéctica entre determinismo y voluntad humana, creadora o rutinaria, transformadora o reproductora, de un orden socioeconómico y cultural establecido. (Zemelman, 2000:98) La diversidad cultural es una realidad que existe y no se puede soslayar. El entorno natural y social donde crece, se desarrolla y maduran las personas enriquece, dificulta, facilita y, finalmente, determina, posibilita, bajo ciertas condiciones el avance o retroceso del bienestar humano, de la dignidad humana. El esfuerzo por entender el problema de la realidad desde el compromiso del sujeto con sus valores y las posibilidades y limitaciones de su contexto, supone privilegiar los espacios de realidad según como éstos son acotados por los proyectos que asumen los individuos, o de los que son parte. Y hacerlo significa pensar en términos de la construcción de sentido para enfrentar los acontecimientos tal como son incubados en su contexto; esto es, pensarlos en lo que tengan de articulable con otros de manera de potenciar a lo históricamente dado. (Zemelman, 1991:10) Se infiere que el contexto histórico específico influye distintamente en la formación de los actores que se movilizan en la construcción de la realidad, en la generación del cambio histórico, consecuentemente en su propia formación como sujetos autónomos, no determinados, ni mandados por otros. Surgen así las diferencias biológicas, psicológicas y sociales entre los miembros de una sociedad. De acuerdo con Sylvia Schmelkes: “En la realidad intercultural, el
  3. 3. sujeto (individual y social) se puede relacionar desde su diferencia con quien se considera diferente por ser minoritario. Pero quien forma parte de la mayoría entiende que el diferente puede crecer desde su diferencia.” Esto es posible con una educación intercultural favorecedora de la comprensión y el respeto en la relación cultural. La sociedad -determinada y condicionada por las constantes de tiempo, espacio, relación presente-pasado, cambio, continuidad y/o ruptura, mentalidades-valores-ideas, causalidad-, analizada en los niveles micro, meso y macro, constituye un texto que contiene elementos y argumentos para pensar y hacer una educación intercultural que hunda sus raíces en el conocimiento, reconocimiento, de las culturas existentes para mejorar su condición humana a partir de la construcción-reconstrucción-deconstrucción sustentados en la convivencia y la solidaridad. La educación intercultural va encaminada a conseguir en todos los alumnos, de todos los centros, a través de cualquier área y ámbito curricular, una sólida competencia cultural; es decir, una serie de aptitudes y actitudes que capaciten a todos los alumnos para funcionar adecuadamente en nuestras sociedades multiculturales y multilingües. En otras disposiciones estarían, por ejemplo, la capacidad para enraizarse en la propia comunidad y, al mismo tiempo, para conocer otras perspectivas culturales; la aptitud para criticar constructivamente los aspectos de cualquier cultura y, a la vez, la actitud abierta para enriquecerse con todo elemento cultural positivo, sin importar su procedencia; la habilidad necesaria para resolver los conflictos interétnicos junto con la predisposición para convivir con otros culturalmente con otros en calidad de personas.(Jordán, 1996:27-28) En este sentido es posible pensar en una educación intercultural basada en la filosofía de la dignidad humana, en el respeto, en la ayuda mutua, de los grandes a los pequeños. De esta forma se puede comenzar a cerrar la brecha de la desigualdad social y evitar la aniquilación cultural y material no sólo de los pobres y miserables económicamente sino de todos quienes habitamos esta escala planetaria. Pensemos entonces que la educación intercultural no solo es posible sino necesaria en un mundo determinado y condicionado “fatalmente” por los proyectos de elites nacionales, internacionales y mundiales.
  4. 4. Proyectos dirigidos por el G-8 se sintetizan en las acciones del BM, FMI, OMC, BID, OTAN, ONU, UNESCO, OMS, OIT, FAO y PNUD, principalmente. Estos organismos financieros, militares, políticos, educativos-culturales, laborales y alimentarios, a pesar de que reconocen en sus programas, acuerdos, objetivos y declaraciones las diferencias abismales entre los habitantes que viven y sobreviven en todos los continentes (en el caso de América Latina más del 50% de la población no tiene alimentación y educación), incluso en los mismos países de alto desarrollo, no han sido congruentes con sus postulados en los hechos para aliviar las penurias en educación, empleo, salud, vivienda, alimentación, vestido, seguridad, migración, infraestructura, tecnología de la información, espacios recreativos y culturales de millones de habitantes del planeta azul. La realidad evidencia que la diversidad cultural y material existe para beneficio, históricamente, de los mismos, es decir, de una minoría selecta favorecida que disfruta en gran parte de todas las riquezas, y para perjuicio de una inmensa mayoría de pobres. Actualmente miles de millones de personas subsisten con menos de un dólar por día, y la mitad de la población mundial vive con apenas dos dólares diarios. Ante esta situación se plantea lo siguiente: ¿Es posible modificar el tipo de relaciones que se establecen entre una sociedad mayoritaria y sus minorías? ¿De qué y de quién depende? Es posible que ceda quien detenta el poder? Son interrogantes que se irán resolviendo en los próximos años cuando estemos en la posibilidad de evaluar los esfuerzos por construir una interculturalidad que modifique nuestras actuales relaciones, no sólo las que se establecen entre pueblos con diferentes culturas, sino también las relaciones que ocurren al interior de cada pueblo, que se definen a partir de la cultura, porque nosotros como minorías también tenemos nuestros prejuicios que nos hacen mirar a los otros como seres incompletos a los que les falta lo que nosotros tenemos, o nos hacen sentirnos incompletos porque tienen lo que no tenemos. (Sandoval, 2006:300) Asimismo, siguiendo el pensamiento de Zemelman (2005:260) “preguntarnos acerca de nuestra fuerza como constructores para encontrar las respuestas a esas múltiples necesidades que nos impulsan a querer seguir siendo.”
  5. 5. La crisis actual provocada por el imperialismo con su proyecto de globalización administrado por el neoliberalismo salvaje determina y condiciona con su política de mercado la vida de millones de hombres y mujeres que viven el hambre, la miseria, la marginación, la migración, la violencia en todas sus formas. La determinación y condición humana impuestas por el orden hegemónico neoliberal se basa en el código mercantil, empresarial, comercial y financiero, en la visión de la calidad cuyas exigencias son la pertinencia, la eficiencia y la eficacia, ahorro de tiempo, dinero y esfuerzo para la acumulación de ganancias. Los pobres -determinados y condicionados económicamente dentro de la diversidad cultural- tienen la posibilidad de educarse interculturalmente siempre, de generar las condiciones para la puesta en práctica de una pedagogía emancipadora donde el proceso formativo de los educadores y educandos sea un espacio de lucha y de creación de los sectores marginados, un espacio para forjar la sensibilidad y la conciencia de clase. Al respecto se señala que: Es desde esta perspectiva que la educación como práctica social y la producción de conocimiento se tornan estratégicas en tanto forma de vinculación con la formación de sujetos concretos en realidades concretas, ya que en esas realidades donde el futuro adquiere presencia y posibilidad, en la exigencia de cambiar la realidad, muchas veces incoherente, sostenida por una trama ideologizante negadora de conciencia, inerte y desmemoriada. (Quintar, 1997:258- 259) La educación intercultural representa una posibilidad para romper con el fatalismo que se pretende imponer el conocimiento colonial, la educación modernizadora, la ciencia positivista, porque incide en la creación de un proyecto de elección libre, responsable, sustentado en una ética de la vida opuesta a la muerte física y mental, construido junto al taller, la fábrica, la milpa, la comunidad, cuando se decide pensar, cambiar lo indigno que nos destruye, mirar al otro, plantear una opción distinta, evitar la imposición,
  6. 6. trabajar con la realidad, relacionarse con la gente, tener sentido de comunidad, de identidad. Una conciencia clara de la coyuntura actual ayuda a esperanzarse, indignarse, reflexionar y dialogar, a favor de la transformación no solo de las condiciones estructurales sino de los actores y de las estructuras que lo sostienen, para ello se requiere de una educación que tome en cuenta el mundo de los marginados, su cultura, creencias, formas de ver la vida. El espacio imaginado y creado como un lugar donde confluyan cuestiones sociales, históricas, políticas y culturales, pensado desde el origen, la recuperación e incorporación de la memoria histórica de los oprimidos/excluídos como requisito esencial, hasta el presente para intentar cómo transformar la realidad, entendida ésta como razón, pretexto, para ubicarse en el contexto de la desigualdad, con una previa lectura interpretativa, crítica, con el fin de mejorar las condiciones de vida de los agentes educativos y de los seres confiados en nuestras manos en el aula. “Ser capaces de colocarnos ante las circunstancias de nuestro momento histórico, de manera de llegar a reconocer en éste, además de las determinaciones que nos conforman, las posibilidades que allí se contienen para leer al momento como horizonte de posibilidades.” (Zemelman, 2005:261) Es la escuela, el espacio básico, inicial, donde la práctica pedagógica específica -traducida en conocimiento con base en la sistematización-, se realiza para crear una ruta crítica que comience a influir humildemente en la formación de los escolares para la construcción de un mundo nuevo, contrahegemónico, a partir de las propias experiencias, donde la luz del saber colectivo intercultural ilumine las nuevas conciencias para la práctica del diálogo, de la convivencia y la solidaridad manifestadas en las acciones a partir de nuestras diferencias desde el interior de las comunidades. BIBLIOGRAFIA Jordán, J. A. (1996) Propuestas de educación intercultural para profesores. Barcelona: CEAC, 143 pp.
  7. 7. Muñoz, Héctor (2006) Lenguas y educación en fenómenos multiculturales. Mèxico: UAM-UPN, pp.437 Zemelman, Hugo (1991) Los horizontes de la razón. Uso crítico de la teoría I. Dialéctica y apropiación del presente. Las funciones de la totalidad. México: COLMEX, pp. 210. _______________(2000) Problemas antropológicos y utópicos del conocimiento, México: COLMEX, pp. 209. HEMEROGRAFIA Quintanar, E., y Hugo Zemelman. La esperanza como pràctica. La pràctica como ámbito de construcción del futuro. Revista Interamericana de educación de adultos, año 27, núm. 2, julio-diciembre 2005, 257-261 pp. WEBGRAFIA Schmelkes, Sylvia. Conferencia presentada en el XLVI Congreso Mundial del International Council of Education for Teaching, celebrado en Santiago de Chile, del 23 al 27 de julio de 2011. Revista electrónica Sinèctica, núm. 23, agosto – enero, 2004, pp. 26-34. Instituto de Estudios Superiores de Occidente, Jalisco, Mèxico. http://redalyc.usemex.mx

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