Contaminacion Rio Mantaro y propuesta de soluciones
UNA VISIÓN ESPACIAL DE LA TRAGEDIA DE VARGAS: ANTES Y DESPUÉS
1. JOSÉ LUIS LÓPEZ SÁNCHEZ - INSTITUTO DE MECÁNICA DE FLUIDOS
FACULTAD DE INGENIERÍA - UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA
43
UNA VISIÓN ESPACIAL DE LA TRAGEDIA DE VARGAS:
ANTES Y DESPUÉS
José Luis López1
, Rogelio Altez2
1
Instituto de Mecánica de Fluidos, Facultad de Ingeniería, Universidad Central de Venezuela,
2
Escuela de Antropología, Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, Universidad Central de Venezuela;
jlopez@imf.ing.ucv.ve, ryaltez@yahoo.es
RESUMEN
En este trabajo se presenta una visión espacial de la tragedia de Vargas a través del análisis de fotografías
aéreas, imágenes de satélite y fotografías en sitio, tomadas en diferentes épocas, las cuales ilustran la situación
existente antes y después del evento extraordinario que ocurrió en diciembre de 1999. La idea es aproximarse
gráficamente al impacto que tuvieron los aludes torrenciales en las poblaciones asentadas sobre los abanicos
aluviales del litoral, señalando algunos aspectos relacionados con los procesos fluviales y la ocupación del
territorio en el estado Vargas.
A SPATIAL VISION OF VARGAS TRAGEDY:
BEFORE AND AFTER
ABSTRACT
In this paper a spatial vision of the Vargas tragedy is presented, using aerial photos, satellite images and
pictures, taken at different times, which illustrate the situation before and after the extraordinary event that
took place in December 1999. The main idea is to approximate the reader to the impact that the debris flow
had on the urban areas located in the alluvial fans, emphasizing some aspects related to fluvial processes and
land use regulation.
PALABRAS CLAVE: Vargas, visión espacial, ocupación del espacio.
2. LECCIONES APRENDIDAS DEL DESASTRE DE VARGAS
Aportes Científico-Tecnológicos y Experiencias Nacionales en el Campo de la Prevención y Mitigación de Riesgos
44
Este trabajo representa una síntesis de lo que
técnica y metodológicamente puede construirse con
ese objeto, permitiendo, asimismo y en la medida
en que los ejemplos den lugar a ello, observar
esos procesos en el marco del post-desastre y las
decisiones tomadas al respecto. En algunos casos,
estas aproximaciones corroboran en tiempo real y
presentelosprocesosdeconstrucciónyreproducción
de los riesgos y las vulnerabilidades en la región.
ORGANIZACIÓN DE LAS IMÁGENES
PRESENTADAS
Las composiciones fotográficas que se ofrecen a
continuación representan a las zonas más afectadas
del estado Vargas y el litoral central en general. Se
ordenan cardinalmente de oeste a este, desde la
quebrada Piedra Azul en la parroquia Maiquetía,
hasta Camurí Grande, en el extremo oriental. Es
importante destacar que son éstas las zonas que
enseñaron mayores efectos destructivos en toda la
región de estudio, concentrando el mayor alcance
del desastre entre las parroquias de Macuto y
Caraballeda, especialmente en torno a las quebradas
y ríos de San José de Galipán, El Cojo, San Julián,
Cerro Grande y Carmen de Uria.
El orden en que se presentan las imágenes es el
siguiente:
Caso 1: Quebrada Piedra Azul en Maiquetía
(Figuras 1 y 2).
Caso 2: Quebrada Osorio en La Guaira
(Figuras 3).
Caso 3: Quebrada Guanape en Punta de Mulatos
(Figura 4).
Caso 4: Quebrada Alcantarilla en Macuto
(Figura 5).
Caso 5: Quebrada San José de Galipán en Macuto
(Figuras 6, 7 y 8).
Caso 6: Quebrada El Cojo en Macuto
(Figura 9).
INTRODUCCIÓN
Eleventodediciembrede1999enlaregióndellitoral
central ha significado una frontera interpretativa en
las ciencias aplicadas de Venezuela, toda vez que sus
antecedentes se hallaban lo suficientemente distantes
en el tiempo como para que pudiesen fungir de
elementos comparativos. No se trata solamente de
una distancia temporal en cuanto a la calidad del
conocimiento científico (si se observa que el último
acontecimiento de alcances geográficos similares
puede ubicarse en el año 1951), sino también con
relación al contexto histórico, social y urbano de la
propia región litoralense. Con la tragedia de 1999,
las ciencias naturales y sociales contaron con un
“caso escuela” en pleno desarrollo y al alcance de
las prácticas, técnicas y metodologías de todas las
disciplinas que se dieron a la tarea de abordar el
desastre y sus múltiples consecuencias.
Estas aproximaciones condujeron a combinar
las miradas de esas disciplinas, construyendo así un
enfoque transversal en las interpretaciones sobre
las causas y los efectos de este acontecimiento, y
facilitando al mismo tiempo una amplia vinculación
metodológica. En este sentido, la observación de los
procesos naturales (meteorológicos, hidrológicos,
geológicos, ambientales, geomorfológicos), se hizo
de la mano de la apreciación de los procesos históricos
y sociales (ocupación de los espacios, desarrollo
urbano, marginalidad, infraestructura), permitiendo
con ello una mayor amplitud en el alcance de los
razonamientos que al respecto se desplegaron.
Unaaproximaciónalainterpretacióntransversal
de estos procesos puede lograrse observando el
desarrollo histórico de los espacios ocupados y su
comportamiento en el tiempo con relación a los
fenómenos naturales a los que se hayan expuestos.
El objeto de este trabajo es presentar una visión
espacial de la tragedia de Vargas, a través del uso de
fotografías aéreas, imágenes de satélite y fotografías
en sitio, tomadas en diferentes épocas, las cuales
ilustran la situación existente antes y después del
evento extraordinario que ocurrió en diciembre de
1999. Las imágenes muestran la ubicación de los
cauces fluviales, bosques, poblaciones, carreteras, y
otros elementos de infraestructura, que permiten al
lector establecer una interrelación entre ellos y su
variabilidad en el tiempo y en el espacio.
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Caso 7: Sector Caraballeda-Tanaguarena
(Figura 10).
Caso 8: Quebrada Camurí Chico
(Figura 11 y 12).
Caso 9: Río San Julián en Caraballeda
(Figura 13).
Caso 10: Río Cerro Grande en Tanaguarena
(Figura 14).
Caso 11: Río Carmen de Uria en Uria
(Figuras 15 y 16).
Caso 12: Río Naiguatá en Naiguatá
(Figura 17).
Caso 13: Río Camurí Grande en Camurí
(Figura 18).
Las fotos o imágenes se identifican con un
ANTES y un DESPUÉS, refiriéndose a la situación
existente antes o después de los aludes de diciembre
de 1999.
PROCESOS FÍSICO-NATURALES E
HISTÓRICO SOCIALES A TRAVÉS DE
LA COMPOSICIÓN DE IMÁGENES
Las lluvias extraordinarias de diciembre de 1999
cuentan con antecedentes documentalmente
registrados. Pueden hallarse referencias a eventos
destructores en los siguientes años: 1780, 1781, 1798,
1892, 1938, 1948 y 1951. En otras fechas también
es posible hallar menciones a desbordamientos de
quebradas y arrastres torrenciales, pero en esos casos
se trata de eventos puntuales asociados a una sola
quebrada.Esosantecedentesdancuentadefenómenos
naturales que se repiten, eventualmente asociados a
efectos de huracanes o frentes fríos que descargan
grandes cantidades de agua contra las laderas de la
cordillera de la Costa. Lo que hizo particularmente
diferente a las lluvias de aquel diciembre no fue,
ciertamente, el fenómeno natural en sí mismo, sino el
contexto histórico en el que tuvo lugar.
En efecto, se trata de fenómenos naturales
potencialmente destructores cuya variabilidad es
otorgada por los procesos históricos y sociales. La
gran destrucción causada por los aludes de 1999 no
puede tener antecedentes, puesto que nunca antes
el litoral central se halló ocupado y desarrollado
urbanamente como lo estuvo en ese año. Es ésta
la condición que le diferencia con sus símiles
anteriores, y en este sentido es posible advertir de
qué manera se fue construyendo el riesgo a desastres
por el estilo, construyendo a su vez la vulnerabilidad
material e infraestructural con la que se enfrentó un
evento catastrófico como el ocurrido entre el 15 y el
17 de diciembre de 1999.
Cuando los procesos históricos envuelven a los
procesos naturales, los resultados pueden tener dos
características: o bien se domestican fenómenos y
recursos naturales para el consumo o la explotación
humana, o bien se alteran condiciones materiales que
fragilizanlarelaciónconlanaturalezaylosambientes,
generandoconellolaprobabilidadcerteradeeventos
adversos y potencialmente catastróficos. Pocas veces
en la historia del desarrollo industrial y el avance de
la modernidad se ha logrado una domesticación y
una explotación con resultados positivos para las
sociedades humanas. Esas probabilidades certeras
de eventos adversos son conocidas regularmente
como desastres.
En el caso específico de la región litoralense
venezolana, la ocupación de los espacios en torno a
los cauces y abanicos aluviales generó escenarios de
alta vulnerabilidad frente a los fenómenos naturales
asociados con condiciones geomorfológicas
por el estilo. Los procesos históricos y sociales
generaron contextos material y subjetivamente
vulnerables, reproduciéndose inadvertidos ante
la cotidianidad de la naturaleza. Estos contextos
vulnerables materializaron el desastre de 1999 en
aludes torrenciales y deslizamientos que produjeron
consecuencias mortales.
Algunas de las imágenes que se ofrecen en este
trabajo evidencian que buena parte de la destrucción
y de los fallecimientos se produjeron por los
deslizamientos en la montaña, y no por los aludes en
los cauces y abanicos aluviales. Este aspecto permite
observar que el desastre fue la combinación de diversas
variables que se cruzaron material y temporalmente
para conformar una catástrofe. Estas variables quizás
4. LECCIONES APRENDIDAS DEL DESASTRE DE VARGAS
Aportes Científico-Tecnológicos y Experiencias Nacionales en el Campo de la Prevención y Mitigación de Riesgos
46
puedanlistarsedelasiguientemanera,aunquenopor
ello una anteceda a la otra, sino que su combinación
sistémica materializó los resultados desastrosos:
laderas inestables; quebradas y ríos estrechos con
cauces que descienden abruptamente desde cotas
que sobrepasan los centenares de metros en cortas
distancias; lluvias extraordinarias con grandes
descargas de aguas por espacios ininterrumpidos
de varios días; ocupación indiscriminada de los
espacios en las zonas de alcance y explayamiento de
los cauces (abanicos aluviales); estrecho espacio de
desarrollo urbano determinado por la angosta franja
de terreno que ofrece el espacio entre la cordillera y
el mar; ausencia de recursos y respuestas (medidas
de mitigación) para enfrentar positivamente a los
eventos naturales potencialmente desastrosos.
Las condiciones naturales señaladas en esas
variables son propias de contextos tropicales
con geomorfologías similares. Las variables
determinantes, en este caso, las ofrecen los procesos
históricos y sociales, pues los procesos naturales se
desenvuelveninadvertidosdelasdecisioneshumanas.
La relación inversa (es decir: procesos humanos que
advierten racionalmente a los procesos naturales
con los cuales conviven en ambientes ocupados para
la supervivencia), se convierte en la responsable de
los resultados de esa interacción. Si la relación con
la naturaleza es producida por una racionalidad que
la haga sustentable y favorable bidireccionalmente,
entonces las vulnerabilidades no tendrán lugar en ese
proceso; en cambio, si esa relación se construye de
espaldas a los procesos naturales, los resultados no
dejarán de expresarse en desastres profundamente
destructores. La situación del litoral central y el
estado Vargas es significativa en este último caso, y
la aproximación a la construcción de esos resultados
catastróficos puede seguirse de la mano de esta
síntesis fotográfica que aquí se presenta.
INFORMACIÓN BÁSICA UTILIZADA
Para la elaboración de este trabajo se utilizaron
las imágenes y fotografías que se describen a
continuación.
–Fotografías aéreas Misión N° 30602, Escala
1:5.000, Año 1998, IGVSB-MARN.
–Fotografías aéreas, Misión 030601, Escala
1:5.000, diciembre 1999, DIGECAFA.
–Ortofotomapas a color, Escala 1:25.000,
febrero 1994, IGVSB-MARN.
–Imágenes satelitales SPOT, Año 1999.
–Fotografías de diferentes autores mencionadas
en el texto, y otras de autores desconocidos.
–Ortofotografías tomadas del Plan de
Ordenamiento del Área de Protección y
Recuperación Ambiental del Eje Arrecife - Los
Caracas. Noviembre, 2001 (documento inédito),
elaborado por la Autoridad Única de Área para
el Estado Vargas (AUAEV).
AGRADECIMIENTOS
Se agradece a la geógrafa Rosangel Segovia la
colaboración prestada en la composición de las
imágenes fotográficas.
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Figura
1.
Maiquetía
es
una
de
las
parroquias
más
densamente
pobladas
del
estado
Vargas,
en
donde
se
combinan
las
viviendas
formales
con
las
informales
en
todos
los
planos,
así
como
también
se
convive
con
desarrollos
comerciales
vinculados
a
la
actividad
portuaria.
Todo
ello
ha
ocupado
y
escondido
la
presencia
del
cauce
de
la
quebrada
Piedra
Azul
y
el
área
de
alcance
del
abanico
aluvial.
Esta
situación
es
similar
en
todas
las
quebradas
del
litoral,
aunque
es
de
destacar
que
en
este
caso
se
trata,
junto
con
La
Guaira,
de
una
de
las
zonas
pobladas
más
representativas
históricamente
y
de
las
que
más
antecedentes
de
aludes
torrenciales
cuentan
en
su
existencia
como
centros
poblados.
Al
sur
de
la
Av.
Soublette
(avenida
principal
en
sentido
este-oeste)
la
cuenca
se
encuentra
densamente
ocupada
por
estas
viviendas
que
se
han
asentado
en
el
abanico
aluvial
de
la
quebrada.
Al
norte
de
la
avenida
se
encuentran
los
depósitos
y
dependencias
del
Puerto
de
La
Guaira.
El
contorno
rojo
(derecha)
muestra
el
área
afectada
por
los
aludes
de
1999
en
la
zona
de
Maiquetía.
El
río
Piedra
Azul
se
desbordó
al
igual
que
las
pequeñas
quebradas
(líneas
en
color
azul)
que
escurren
por
la
falda
de
la
montaña,
las
cuales
aportaron
una
cantidad
importante
de
material
sedimentario
fino,
que
incrementó
el
área
de
inundación
de
sedimentos
demarcada
con
el
contorno
rojo.
CASO
1:
QUEBRADA
PIEDRA
AZUL
EN
MAIQUETÍA
6. LECCIONES APRENDIDAS DEL DESASTRE DE VARGAS
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48
Figura
2.
La
Quebrada
Piedra
Azul
arrasó
con
numerosas
viviendas
en
la
zona
del
Puerto
en
Maiquetía.
Los
sedimentos
colmataron
el
cauce
y
se
explayaron
lateralmente
cubriendo
la
primera
planta
de
las
viviendas
ubicadas
a
ambas
margenes
del
río.
Obsérvese
el
patio
de
almacenamiento
de
contenedores
(containers)
al
norte
de
la
avenida
Soublette,
arrasado
por
los
flujos
de
esta
quebrada.
Como
parte
de
los
procesos
de
desestructuración
social
propios
de
los
desastres,
en
los
cuales
se
manifiestan
las
vulnerabilidades
ya
existentes
en
las
comunidades,
esos
contenedores
fueron
saqueados
por
los
vecinos
del
lugar
(tal
como
se
aprecia
en
el
recuadro
que
sobresale
arriba).
CASO
1:
QUEBRADA
PIEDRA
AZUL
EN
MAIQUETÍA
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49
Figura
3.
Este
lugar
es
el
que
conjunta
la
mayor
cantidad
de
antecedentes
documentados
sobre
eventos
similares
al
de
1999
en
la
historia
de
la
región.
No
obstante
ello,
ya
en
el
modelo
colonial
como
en
el
desarrollo
urbano
republicano
y
moderno,
La
Guaira
permanece
anclada
al
mismo
espacio
en
el
que
fue
fundada.
Muchas
de
sus
construcciones
públicas
y
de
sus
viviendas,
han
sido
destruidas
y
reconstruidas
una
y
otra
vez.
Viajeros
del
pasado
han
retratado
en
narraciones
y
expresiones
plásticas
las
huellas
de
los
eventos
cuando
se
dieron
a
la
tarea
de
señalar
los
enormes
bloques
que
se
encuentran
a
lo
largo
de
todo
el
cauce.
El
desborde
por
la
calle
El
León
inundando
la
plaza
Vargas
fue
reportado
en
forma
similar
en
las
inundaciones
ocurridas
en
1798
y
1951.
En
las
fotos
se
observa
una
parada
de
autobus
en
la
avenida
principal
tapiada
totalmente
por
los
sedimentos,
que
alcanzaron
una
altura
cercana
a
los
3
m
y
acumulación
de
peñones
y
restos
de
árboles
en
la
calle
al
lado
de
la
iglesia
de
La
Guaira
(Fotografías
de
Reinaldo
García).
CASO
2:
QUEBRADA
OSORIO
EN
LA
GUAIRA
8. LECCIONES APRENDIDAS DEL DESASTRE DE VARGAS
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50
Figura
4.
El
abanico
aluvial
de
la
Quebrada
Guanape
está
ocupado
principalmente
por
viviendas
informales,
dos
cementerios
y
un
mercado.
Los
sedimentos
colmataron
el
cauce
destruyendo
las
viviendas
ubicadas
a
ambas
márgenes
del
río
arrasando
con
el
sector
Punta
de
Mulatos
(ver
círculo
amarillo).
El
área
total
afectada
por
los
aludes
se
delimita
en
línea
roja.
En
la
imagen
a
la
derecha
se
puede
observar
la
terraza
este
del
abanico,
la
cual
no
se
reactivó
en
ese
punto
con
el
evento.
Sorprendentemente,
esta
terraza
de
varias
decenas
de
metros
de
altura
permaneció
intacta:
no
se
vio
arrastrada
por
los
flujos
ni
se
deslizó
con
las
lluvias.
En
la
zona
más
alta
de
la
misma
se
aprecian
viviendas
informales,
consolidadas
históricamente
por
el
subdesarrollo
estructural
de
la
sociedad,
las
cuales
no
se
vieron
afectadas
con
derrumbes
ni
colapsos
durante
los
aludes.
Paradójicamente,
permanecieron
sólidas
y
estables
(Fotografía
de
R.
Altez).
CASO
3:
QUEBRADA
GUANAPE
EN
PUNTA
DE
MULATOS
9. JOSÉ LUIS LÓPEZ SÁNCHEZ - INSTITUTO DE MECÁNICA DE FLUIDOS
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51
Figura
5.
Esta
quebrada
descarga
en
la
entrada
del
camino
que
conduce
a
San
José
de
Galipán
desde
Macuto.
Los
habitantes
de
la
zona
la
conocen
con
el
nombre
de
Quebrada
San
José
de
Galipán.
Con
los
deslizamientos
en
los
taludes
de
la
montaña,
el
paso
se
vio
interrumpido
por
semanas,
hasta
que
las
maquinarias
lo
restablecieron.
Los
flujos
del
99
sedimentaron
el
lecho
del
río
así
como
las
calles
y
casas
aledañas
al
cauce,
llegando
a
la
desembocadura
donde
la
línea
de
costa
avanzó
unos
70
metros
aproximadamente.
Aguas
arriba
en
la
cuenca
operaba
una
cantera
que
contribuyó
a
la
alta
producción
de
sedimentos
finos
que
fueron
depositados
en
el
abanico
aluvial.
Hacia
el
final
del
abanico
se
aprecia
la
gran
cantidad
de
sedimentos
arrastrados
hacia
el
mar,
confundiéndose
con
la
zona
conocida
como
“El
Pavero
de
Macuto”,
el
cual,
por
cierto,
se
trata
de
un
relleno
hecho
en
el
pasado
(probablemente
hacia
la
década
del
cincuenta
del
siglo
XX),
aprovechado
con
otros
materiales
previamente
trasladados
por
eventos
similares
anteriores
al
de
1999.
CASO
4:
QUEBRADA
ALCANTARILLA
EN
MACUTO
10. LECCIONES APRENDIDAS DEL DESASTRE DE VARGAS
Aportes Científico-Tecnológicos y Experiencias Nacionales en el Campo de la Prevención y Mitigación de Riesgos
52
Figura
6.
En
estas
imágenes
se
aprecia
la
ocupación
del
cauce
por
parte
de
viviendas
formales
e
informales.
Los
aludes
de
1999
cambiaron
el
curso
del
río,
desplazando
su
desembocadura
unos
200
m
hacia
el
oeste,
modificando
la
línea
de
costa
y
penetrando
los
sedimentos
hasta
150
metros
en
el
mar.
La
comparación
de
fotos
pone
en
evidencia
los
numerosos
deslizamientos
que
se
produjeron
en
las
faldas
de
la
montaña.
Obsérvense
los
rasguños
o
cicatrices
(foto
derecha)
indicativos
de
movimientos
en
masa.
El
círculo
muestra
un
deslizamiento
en
la
zona
de
La
Veguita,
el
cual
se
comenta
en
la
ampliación
de
la
figura
siguiente.
CASO
5:
QUEBRADA
SAN
JOSÉ
DE
GALIPÁN
EN
MACUTO
11. JOSÉ LUIS LÓPEZ SÁNCHEZ - INSTITUTO DE MECÁNICA DE FLUIDOS
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53
Figura
7.
No
todas
las
víctimas
fatales
se
produjeron
por
los
aludes
torrenciales
en
los
ríos
y
quebradas.
La
secuencia
de
fotos
muestra
la
tragedia
de
los
pobladores
del
sector
La
Veguita
en
Macuto.
Un
deslizamiento
en
la
ladera
de
la
montaña
(enmarcado
en
círculo
en
la
figura
anterior),
causó
la
muerte
de
aproximadamente
60
personas
que
se
habían
refugiado
en
dos
casas
del
sector
La
Veguita
huyendo
de
la
creciente
del
río
San
José
de
Galipán.
La
foto
superior
derecha
muestra
una
vista
frontal
del
deslizamiento
y
la
foto
inferior
una
vista
cercana
de
las
casas
destruidas.
CASO
5:
QUEBRADA
SAN
JOSÉ
DE
GALIPÁN
EN
MACUTO
12. LECCIONES APRENDIDAS DEL DESASTRE DE VARGAS
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54
Figura
8.
En
la
foto
aérea
de
la
izquierda
se
muestra
un
sector
de
Macuto
anterior
al
evento
de
1999;
a
la
derecha,
una
ortofotografía
captada
pocos
días
después
donde
se
observa
el
alcance
de
la
destrucción
de
dicho
evento.
La
zona
resaltada
dentro
de
esa
imagen
se
encuentra
a
escasos
metros
del
cauce
y
está
ubicada
frente
a
La
Guzmania.
En
el
recuadro
que
se
desprende
de
allí
puede
contemplarse
que
en
ese
mismo
lugar
devastado,
fueron
construidas
viviendas
formales
por
parte
de
la
Gobernación
del
Estado
Vargas
y
de
Corpovargas.
A
pesar
de
que
las
casas
están
asentadas
sobre
una
terraza
a
unos
2
m
por
encima
de
la
margen
de
la
canalización,
no
se
respetó
la
franja
de
separación
de
25
m
de
distancia
con
el
curso
del
río.
Esta
construcción
parece
poco
prudente,
así
como
la
demanda
y
aceptación
por
parte
de
las
familias
que
decidieron
tomarlas,
toda
vez
que
se
trata
de
un
lugar
de
alto
riesgo
(como
quedó
comprobado
con
lo
sucedido
aquel
diciembre).
Las
contradicciones
sociales
e
ideológicas
propias
de
las
circunstancias
post-desastre
y
de
las
condiciones
económicas
de
esas
comunidades,
conducen
a
relaciones
desfavorables
con
los
gobiernos
de
turno,
a
pesar
de
que
la
obtención
de
esas
viviendas
sea
comprendida
como
un
éxito
(Fotografía
de
R.
Altez).
CASO
5:
QUEBRADA
SAN
JOSÉ
DE
GALIPÁN
EN
MACUTO
13. JOSÉ LUIS LÓPEZ SÁNCHEZ - INSTITUTO DE MECÁNICA DE FLUIDOS
FACULTAD DE INGENIERÍA - UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA
55
Figura
9.
Como
otro
ejemplo
claro
en
el
que
se
ilustra
la
imagen
de
un
abanico,
la
zona
que
se
desarrolló
en
torno
a
la
Quebrada
El
Cojo
también
ocupa
todo
el
espacio
de
influencia
del
cauce.
En
torno
a
la
quebrada
se
consolidaron
durante
el
siglo
XX
tres
grupos
de
desarrollo
urbano
(material
y
socialmente
diferenciados,
y
divididos
por
las
vías
de
comunicación),
que
contribuyeron
igualmente
a
enmascarar
el
paso
de
la
quebrada.
En
torno
a
la
avenida
que
servía
de
acceso
a
la
estación
del
teleférico
surgió
el
barrio
homónimo,
el
cual
ocupa
los
vestigios
más
antiguos
de
la
terraza
oriental
del
cauce;
a
su
izquierda
se
desarrolló
el
barrio
El
Cojo,
el
cual
halla
sus
límites
sobre
la
avenida
Intercomunal
de
Macuto;
al
norte
de
ésta,
y
sobre
la
margen
este
del
cauce,
se
encuentran
las
zonas
de
Las
Quince
Letras
y
Punta
Brisa,
desarrolladas
como
edificaciones
de
clase
media
y
destinadas
originalmente
a
servir
de
viviendas
para
balneario.
CASO
6:
QUEBRADA
EL
COJO
EN
MACUTO
14. LECCIONES APRENDIDAS DEL DESASTRE DE VARGAS
Aportes Científico-Tecnológicos y Experiencias Nacionales en el Campo de la Prevención y Mitigación de Riesgos
56
Figura
10.
De
izquierda
a
derecha
se
muestran
los
ríos
Camurí
Chico,
San
Julián,
Quebrada
Seca
y
Cerro
Grande,
indicándose
aproximadamente
en
línea
naranja
las
áreas
de
afectación
las
cuales
se
identifican
por
los
colores
claros
que
significan
acumulaciones
de
sedimentos.
Estas
áreas
coinciden
con
los
abanicos
aluviales
de
los
cauces,
que
son
parte
del
territorio
que
el
río
ha
conformado
durante
miles
de
años,
producto
de
la
sedimentación
de
los
arrastres
sólidos
al
salir
el
río
de
la
montaña.
Se
observa
que
los
abanicos
aluviales
de
cada
uno
de
ellos
se
interceptan
entre
sí.
Es
decir,
la
mayor
parte
de
los
habitantes
de
Los
Corales,
Caraballeda
y
Tanaguarena
están
asentados
sobre
los
abanicos
aluviales
de
las
quebradas
mencionadas
(Foto
izquierda:
Vista
satelital
(SPOT)
de
enero
1999;
Foto
derecha:
fotografía
aérea
de
DIGECAFA
en
diciembre
1999).
CASO
7:
SECTOR
CARABALLEDA
Y
TANAGUARENA
15. JOSÉ LUIS LÓPEZ SÁNCHEZ - INSTITUTO DE MECÁNICA DE FLUIDOS
FACULTAD DE INGENIERÍA - UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA
57
Figura
11.
Quebrada
Camurí
Chico
en
el
sector
oeste
de
Caraballeda.
Ortofotomapa
del
año
1994
(izquierda)
e
imagen
satelital
(derecha)
de
1999.
Obsérvese
la
extensa
sedimentación
en
la
garganta
y
en
el
abanico
aluvial
del
río.
La
vía
de
acceso
a
la
Urb.
La
Llanada
(carretera
en
forma
de
U,
foto
izquierda)
fue
barrida
por
los
aludes.
El
flujo
penetró
en
el
mar
sedimentando
las
playas,
enterrando
sus
malecones
y
rompeolas,
y
desplazando
la
línea
de
costa
hacia
el
norte
en
unos
180
m.
CASO
8:
QUEBRADA
CAMURÍ
CHICO
EN
CARABALLEDA
16. LECCIONES APRENDIDAS DEL DESASTRE DE VARGAS
Aportes Científico-Tecnológicos y Experiencias Nacionales en el Campo de la Prevención y Mitigación de Riesgos
58
Figura 12. En la composición se aprecia la situación de Camurí Chico, donde puede observarse en la imagen 1999 a
el alcance de la terraza occidental del cauce (a la izquierda de la ortofotografía) y los escasos efectos en la margen
oriental, ocupada por la urbanización La Llanada desde 1995. Esta urbanización se ubica en una cota que supera
los 70 metros a partir de los primeros edificios, y es por ello que los flujos de 1999 no alcanzaron a afectar la zona.
La margen opuesta no se encontraba ocupada por viviendas en aquella fecha; allí se ubicaba un taller mecánico que
fue arrasado, evidentemente. Luego del evento de aquel diciembre, el lugar fue aprovechado como estacionamiento
de maquinarias pesadas y depósito de materiales de construcción por las contratistas que operaron en la reconstruc-
ción de la región. Ese mismo lugar sufrió con las lluvias de febrero de 2005, viéndose anegado por completo e inunda-
do con los sólidos arrastrados por la corriente. Las laderas que le confinan se deslizaron fácilmente ante la saturación
de sus suelos con las lluvias de esa oportunidad (tal como se aprecia en la imagen que atestigua sobre el 2005), y
alimentaron el cauce con sus materiales. Actualmente, y a pesar de estas evidencias, este espacio fue desarrollado para
viviendas familiares desde el año 2007, las cuales ya se encuentran habitadas y funcionando. Tal parece que no hace
falta que se repita un evento como el del año 1999 para que estas construcciones padezcan destrucciones o la inte-
rrupción de sus funciones, pues con lluvias como las de febrero de 2005 (de menor intensidad), se verían severamente
afectadas (Fotografía de R. Altez).
CASO 8: QUEBRADA CAMURÍ CHICO EN CARABALLEDA
17. JOSÉ LUIS LÓPEZ SÁNCHEZ - INSTITUTO DE MECÁNICA DE FLUIDOS
FACULTAD DE INGENIERÍA - UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA
59
Figura
13.
Obsérvese
la
desaparición
de
numerosas
viviendas
(triángulo
amarillo)
que
ocupaban
el
abanico
aluvial
del
río
San
Julián.
El
desbordamiento
del
río
San
Julián
afectó
mayoritariamente
a
la
zona
de
Los
Corales,
preciada
de
ser
la
más
costosa
del
litoral,
urbanización
que
se
desarrolló
desde
finales
de
la
década
del
cicuenta,
luego
de
la
venta
de
la
hacienda
Valle
del
Pino.
Peñones
de
más
de
3
m
de
diámetro
fueron
transportados
desde
la
montaña
y
destruyeron
casas
y
edificios
de
concreto
armado.
El
río
se
dividió
en
tres
cauces
en
la
curva
que
se
observa
en
el
vértice
inferior
del
triángulo.
Una
parte
del
flujo
siguió
el
antiguo
cauce
y
las
otras
dos
desbordaron
la
curva
y
encontraron
su
curso
por
las
avenidas
adyacentes
(Av.
Principal
de
Los
Corales
y
Los
Dos
Caminos)
destruyendo
lo
que
encontraron
a
su
paso.
CASO
9:
RÍO
SAN
JULIÁN
EN
LOS
CORALES
Y
CARABALLEDA
18. LECCIONES APRENDIDAS DEL DESASTRE DE VARGAS
Aportes Científico-Tecnológicos y Experiencias Nacionales en el Campo de la Prevención y Mitigación de Riesgos
60
Figura
14.
El
pequeño
cauce
que
se
observa
en
la
foto
de
la
izquierda
(ver
flecha
amarilla)
creó
una
falsa
sensación
de
seguridad
a
los
habitantes
del
sector
y
numerosas
viviendas
formales
de
2
y
3
plantas
fueron
construidas
al
borde
del
río
en
la
zona
estrecha
conocida
como
la
garganta
o
el
cañón
del
torrente.
En
la
foto
derecha
se
observa
cómo
el
río
reclamó
su
territorio,
ocupando
y
llenando
de
sedimentos
la
garganta
y
el
abanico
aluvial,
destruyendo
o
dañando
severamente
las
viviendas
que
allí
se
encontraban.
Los
depósitos
sedimentarios
penetraron
unos
150
m
en
el
mar,
modificando
la
línea
costera
(Fotografía
de
Reinaldo
García).
CASO
10:
RÍO
CERRO
GRANDE
EN
TANAGUARENA
19. JOSÉ LUIS LÓPEZ SÁNCHEZ - INSTITUTO DE MECÁNICA DE FLUIDOS
FACULTAD DE INGENIERÍA - UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA
61
Figura
15.
En
estas
imágenes
se
capta
en
toda
su
magnitud
la
destrucción
casi
total
del
pueblo
de
Carmen
de
Uria,
dividido
en
dos
partes
por
el
alud
torrencial.
El
colapso
de
una
presa
de
concreto
ciclópeo
de
15
m
de
altura
produjo
una
onda
de
flujo
que
contribuyó
a
esta
destrucción
(ver
restos
de
la
presa
en
foto
superior
izquierda).
Dos
manzanas
de
las
casas
ubicadas
en
el
centro
del
estrecho
valle
desaparecieron
en
su
totalidad.
En
el
medio
quedó
un
cañón
de
30
m
de
ancho
y
profundidad
variable
entre
3
y
6
m,
abierto
por
la
fuerza
de
la
corriente.
Obsérvese
también
la
cantidad
de
derrumbes
y
deslizamientos
en
las
laderas
adyacentes
(foto
derecha).
El
pueblo
fue
declarado
inhabitable
por
las
autoridades
de
Corpovargas,
debido
a
la
alta
vulnerabilidad
geológica
e
hidráulica
de
la
zona
(imágenes
en
3D
elaboradas
por
Alejandro
Muguerza).
CASO
11:
RÍO
URIA
EN
CARMEN
DE
URIA
20. LECCIONES APRENDIDAS DEL DESASTRE DE VARGAS
Aportes Científico-Tecnológicos y Experiencias Nacionales en el Campo de la Prevención y Mitigación de Riesgos
62
Figura
16.
Esta
población,
que
se
desarrolló
con
la
construcción
de
la
carretera
hacia
Los
Caracas,
tiene
como
antecedente
de
ocupación
espacial
el
asentamiento
de
mano
de
obra
campesina
que
se
ubicaba
anteriormente
en
las
montañas
que
se
encuentran
hacia
el
sur
del
lugar.
Con
el
desarrollo
de
la
población
al
borde
del
camino,
estos
asentamientos
montañeses
y
campesinos
fueron
desapareciendo
paulatinamente.
El
cambio
de
modo
de
vida
de
los
habitantes
de
la
zona
condujo
a
la
construcción
de
un
pueblo
altamente
vulnerable,
el
cual
culminó
sus
días
sepultado
en
1999
(fotografía
izquierda
de
autor
desconocido
y
derecha
de
Alejandro
Muguerza,
tomada
el
año
2004).
CASO
11:
RÍO
URIA
EN
CARMEN
DE
URIA
21. JOSÉ LUIS LÓPEZ SÁNCHEZ - INSTITUTO DE MECÁNICA DE FLUIDOS
FACULTAD DE INGENIERÍA - UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA
63
Figura
17.
Vista
de
la
población
de
Naiguatá
y
el
río
Naiguatá.
La
mayoría
de
los
daños
ocurrieron
aguas
abajo
del
puente
de
la
carretera
costanera.
El
río
se
desbordó
hacia
su
margen
izquierda
depositando
grandes
cantidades
de
sedimentos.
Obsérvese:
a)
las
playas
y
la
zona
portuaria
del
Club
Puerto
Azul
cubiertas
por
gruesas
capas
de
sedimentos;
b)
el
desplazamiento
de
la
línea
costera
hacia
el
mar
en
la
desembocadura
del
río.
CASO
12:
RÍO
NAIGUATÁ
EN
NAIGUATÁ
22. LECCIONES APRENDIDAS DEL DESASTRE DE VARGAS
Aportes Científico-Tecnológicos y Experiencias Nacionales en el Campo de la Prevención y Mitigación de Riesgos
64
Figura
18.
La
población
de
Camurí
se
ubica
aguas
abajo
de
la
confluencia
de
los
ríos
Camurí
Grande
y
Migueleno.
Los
flujos
de
ambos
ríos
se
unieron
e
inundaron
de
sedimentos
las
instalaciones
de
la
Universidad
Simón
Bolívar,
sobre
la
margen
izquierda,
enterrando
los
galpones
de
aulas
(ver
área
remarcada
en
amarillo).
Resaltan
también
los
bloques
del
INAVI
sobre
la
margen
derecha
del
río,
donde
los
apartamentos
del
primer
piso
fueron
enterrados
por
los
sedimentos.
Más
abajo,
extensas
áreas
cubiertas
de
sedimentos
se
observan
también
por
la
margen
derecha
alcanzando
una
distancia
lateral
de
600
m.
Los
flujos
de
sedimentos
desplazaron
la
línea
de
costa
unos
250
m
en
la
boca
del
río.
CASO
13:
RÍO
CAMURÍ
GRANDE
EN
CAMURÍ