Weitere ähnliche Inhalte
Ähnlich wie La narrativa del conocimiento vol. iii no. 56
Ähnlich wie La narrativa del conocimiento vol. iii no. 56 (20)
Mehr von Fernando Alarcón
Mehr von Fernando Alarcón (20)
La narrativa del conocimiento vol. iii no. 56
- 1. La Narrativa del Conocimiento ©
Boletín de difusión del Pensamiento
Publicación virtual quincenal
Textos y Fotografías de Fernando de Alarcón
Nueva época - Vol. III No. 56 Abril de 2013
El Sentimiento: primer ingrediente de la Felicidad
¿Qué es el sentimiento? Es el vínculo de la vida de la sociedad,
del amor, de la amistad. Es el que une el hijo a la madre, el ciu-
dadano a la patria. Es, sobre todo, poderoso en el ser unido y
sensible a la naturaleza. La disipación y los placeres de los senti-
dos embotan la delicadeza; pero en el infortunio, el individuo
vuelve a encontrarla siempre: este agente consolador no nos
abandona enteramente más que con la vida.
¿No queda clara esta explicación? Sube a uno de los montes
más altos, observa al sol elevándose gradualmente, llevar el con-
suelo y la esperanza a la cabaña del labrador. Que el primer rayo
que lance sea recogido en tu corazón. Recuerda bien las sensa-
ciones que disfrutarás. Desciende a las orillas del mar; observa el
astro del día en su caída, precipitarse con majestad en el seno
del infinito: la melancolía te dominará y te abandonarás a ella. No
te resistas a la melancolía de la naturaleza.
Extravíate en el campo, refúgiate en la sencilla cabaña del pas-
tor; pasa ahí la noche, acostado sobre pieles, con el fuego a los
pies. ¡Qué momentos!. La media noche llega; los animales de los
alrededores salen a pacer; su balido se confunde con la voz de
sus conductores: es media noche, no lo olvides. ¡Qué momentos
para entrar en ti mismo y meditar sobre el origen de la naturale-
za, gustando las delicias más exquisitas!. No es absolutamente
humano quien no haya gustado la dulzura, la melancolía, los es-
tremecimientos que inspiran la mayor parte de estas situaciones.
Pero en la vida de diario parecen haberse perdido estas conexio-
nes con el planeta. No son pocos quienes se quejan de la natura-
leza, y se preguntan por qué hemos nacido. Y sufren con impa-
ciencia los males pasajeros. Asimismo, el ser humano considera
hermoso rodearse de todos los bienes de la fortuna; sin embargo,
en el momento en que sus sentimientos huyen de su corazón, el
aburrimiento se apodera de él; la tristeza, la negra melancolía, la
desesperación, se suceden, y si este estado perdura, se da la
muerte.
Por el sentimiento, gozamos de nosotros mismos, de la naturale-
za, de la patria, de las personas que nos rodean. Nos hace con-
movernos ante el aspecto de las diversas alternativas de la vida.
Nos transforma en amigos de lo bello, de lo justo, nos subleva
contra el opresor, el miserable, el idiota y el malicioso. El mismo
sentimiento nos inspira la Simpatía; ¿alguien te inspira respeto,
confianza?. Son el respeto y la confianza del sentimiento.
Puesto que para ser feliz es preciso sentir; puesto que el senti-
miento es la conmoción que nos afecta tan deliciosamente ante
las perspectivas variadas de la naturaleza; puesto que el senti-
miento que nos une al país, nos inspira el amor, la amistad, la
gratitud; puesto que es el vínculo que une al humano a la inteli-
gencia superior, al individuo a la sociedad, la persona a la perso-
na; en consecuencia, por él y para él vivimos. Por tanto, se debe
buscar, sobre todo, desarrollarlo, hacerlo crecer según el impulso
del bien natural. Evitarás los obstáculos de todo tipo que lo apa-
gan y destruyen, y hacen del hombre un ser ficticio, secundario,
instrumento de otro y, a partir de entonces, de su desgracia.
Pero, ¿qué sentimientos se le deben inspirar?. Los de la natura-
leza. Una pareja es necesaria al juego de nuestra organización
biológica; pero lo es mucho más para la satisfacción del movi-
miento. Es la compañía de la naturaleza, hecha expresamente,
modificada expresamente; que la reciba, por lo tanto, como tal y
que, identificándola con su ser, llegue a serle inseparable. Que
su corazón se expanda en su otro yo. Cuanto más fuertes sean
contra los deseos desordenados, uno y otro serán más sensibles
a los encantos de la vida. La dulzura de la unión corregirá las
severidades de la quimera, hará más tierna la melancolía, los
goces más variados, el sentimiento más abundante y más fértil
aún.
El juego de la mirada posee una libertad de expresión extraordi-
naria. Los otros juegos de la fisonomía son apenas las consonan-
tes, ante las vocales que son los ojos. La fisonomía es así una
lengua mímica del semblante. Si decimos que alguien tiene una
gran fisonomía, eso quiere decir que su cara es un órgano de
expresión delineado, sorprendente e idealizador.
Las mujeres son capaces de expresar no sólo sus sentimientos
con una exacta veracidad, sino que lo hacen de una manera ide-
al, con encanto y belleza. No hay más que una gran práctica para
nosotros, y es aprender el lenguaje que habla el rostro. La más
perfecta fisonomía debe ser absoluta y universalmente inteligible.
Podríamos decir, de los ojos, que son una escala de luz. De la
misma manera que la garganta se expresa por medio de entona-
ciones más altas o más bajas (las vocales), el ojo se expresa a
través de relámpagos más o menos intensos. ¿Serán los colores
las consonantes de la luz?.
http://lanarrativadelconocimiento.blogspot.com Derechos reservados, 2013
©
Banco de Historia VisualBanco de Historia Visual
La Partida
Ya tienes la luna a salvo,
por favor, aprieta un poco más los hilos.
Mete el pan más adentro,
la luz lo está aplastando.
Una barra de pan de oro tostado y tan blanca
por dentro, como ya no se ven todos los días.
Y por Dios al final, no vayamos a irnos sin el mar.
Y por Dios al final, no vayamos a irnos sin el mar.
Ponlo ahí entre los zapatos,
y ata la luna atrás, y ata la luna atrás,
es tiempo de partir, de partir.
Denise Levertov – 1957
Mientras que el
tiempo
se acerca, espe-
rando
“La memoria puede recrear una y otra vez el color más tenue
del día más breve:
El Tiempo es la escuela en la que aprendemos,
El Tiempo es la hoguera en la que ardemos.”
Delmore Schwartz, “The Repetitive Heart”
Fernando de Alarcón / Banco de Historia Visual ©
Cielo de primavera, México - 2006