La carta expresa que la lucha por la igualdad de género sigue siendo relevante a pesar de los avances logrados. A lo largo de la vida de una mujer, muchos dirán que el feminismo no es necesario, pero cada vez que una mujer se planta y levanta su voz, la vida de las generaciones futuras se vuelve más fácil. Aunque legalmente hombres y mujeres son iguales, la realidad es más compleja. La carta insta a la destinataria a no ignorar las injusticias de género y a comprometerse con la luch
1. Carta a Polly
CAMILLA LACKBERG
EL PAÍS
DOMINGO 09 DE JULIO DE 2017
A lo largo de tu vida, muchas personas te dirán que el feminismo no es
necesario. Pero esta sigue siendo también tu lucha. Nunca cierres los ojos.
QUERIDA POLLY: Nacer mujer es nacer dentro de la lucha más antigua de la
humanidad. Cada vez que una mujer —una generación de mujeres— se planta,
no deja que nada la obligue a callar, protesta y levanta la voz, la vida de nuestras
hijas se vuelve un poco más fácil.
Quiero que lo recuerdes.
Como madre, mi deber es hacer que tu camino sea un poco menos difícil que el
mío. Como mujer, mi deber es asegurar que el camino de la próxima generación
sea un poco menos difícil que el mío y el de mis coetáneas.
Ha habido avances, sin duda. Todos esos siglos de sangre, sudor y lágrimas ya
han dado fruto para muchas generaciones.
Tú tienes la suerte de haber nacido en un país, en una cultura, que ha
progresado mucho. En el que muchos se han despertado, en el que cada vez son
más los que saben ver las injusticias de la sociedad y no consentirlas.
2. Es el resultado de los incansables esfuerzos de las generaciones anteriores para
lograr un mundo más tolerable.
Pero no debemos olvidar que no hace ni 100 años que las mujeres suecas
obtuvieron el derecho al voto.
CADA VEZ QUE UNA MUJER SE PLANTA, NO DEJA QUE NADA LA
OBLIGUE A CALLAR, PROTESTA Y LEVANTA LA VOZ, LA VIDA DE
NUESTRAS HIJAS SE VUELVE UN POCO MÁS FÁCIL
Y aunque los hombres y las mujeres sean iguales ante la ley y, en teoría, tengan
los mismos derechos civiles, verás que la realidad no es tan sencilla.
Los hombres se tomarán contigo libertades que no se tomarían si fueras uno de
ellos.
Te dirán cómo se supone que debes comportarte y qué aspecto debes tener.
Opinarán sobre tu cuerpo; reivindicarán su derecho a opinar sobre tu cuerpo.
Te dirán cómo actuar para satisfacerles y cumplir sus expectativas de cómo debe
ser una mujer.
A lo largo de tu vida, muchas personas, muchos hombres entre ellas, afirmarán
que el feminismo no es necesario, que todo está bien tal como está. Y que no
debes quejarte, sobre todo si tienes la suerte de haber nacido en Suecia. Desde
luego, en comparación con Arabia Saudí, Suecia es un paraíso para las mujeres.
Pero vamos a echar un vistazo a esa realidad en la que has nacido.
Todos los días hay mujeres amenazadas, violadas y agredidas cuando intentan
hacerse oír. Los hombres se toman la libertad de enviarles fotos de sus genitales.
Las llaman “putas”. Cuando un hombre llama puta a una mujer, no la está
deshonrando solo a ella. Está deshonrándote a ti, a mí, a tu hermana, a tu
abuela y a los miles de mujeres que han participado —algunas incluso
sacrificaron la vida— en la lucha para lograr que tú puedas decidir a quién amas
y qué quieres ser. Tanto si te encuentras con ese tipo de palabras y de acciones
como si no, Polly, esta sigue siendo también tu lucha.
Nunca cierres los ojos o mires hacia otro lado.
Esta será siempre tu lucha.
Ese es el pacto; esa es la solidaridad.