Charo Gómez, socia de Estudio de Comunicación, habla del estudio “Influencia de las noticias falsas en la opinión pública” en El Confidencial Digital en el que explica la dificultad que supone recuperar la reputación, que según los entrevistados, es el mayor de los perjuicios, incluso más que las pérdidas económicas y el sufrimiento que supone.
1. TE LO ACLARO
¿Son las fake news una amenaza
real?
photo_cameraFake news.
FECHA
03/11/18access_time 1:03
El término “fake news” empezó a extenderse, a nivel global, hace dos años, durante
la campaña que protagonizaron Donald Trump y Hillary Clinton en las elecciones
presidenciales de Estados Unidos. Desde entonces, la difusión de noticias falsas se ha
multiplicado, hasta tal punto, que gobiernos y organismos internacionales buscan
mecanismos para combatirlas.
En España, el Ejecutivo incluyó, en la nueva Estrategia de Seguridad
Nacional aprobada en diciembre de 2017, a las noticias falsas como nueva amenaza
para el Estado, junto a los ciberataques. La UE, por su parte, anunció la pasada
primavera una batería de medidas contra las fake news que todavía tiene que
concretarse.
Este fenómeno, por tanto, está convirtiéndose en todo un quebradero de cabeza para
las instituciones, que lo consideran un riesgo real para la seguridad. No obstante, cabe
preguntarse si las noticias falsas son, a nivel general y también para la ciudadanía,
una amenaza real.
Para responder a esta cuestión, Confidencial Digital ha contactado con Charo Gómez,
socia de la consultora Estudio de Comunicación que el pasado mes de septiembre
presentó un informe sobre la influencia de las noticias falsas en la opinión pública. Un
trabajo para el que fueron entrevistados periodistas, representantes de la
Administración, empresarios y profesionales de la comunicación corporativa.
Gómez, periodista especializada en comunicación de crisis, no tiene dudas sobre los
riesgos de las fake news: “Son una amenaza real y los hechos lo demuestran. En la
campaña de Trump, las fake news contra su contrincante fueron vox populi. Y si se
usan para alcanzar una institución tan importante como la presidencia de Estados
Unidos, se usan para todo lo demás”.
2. El triple daño de las fake news
El riesgo fundamental de las fake news, señala la consultora, es que atacan a la
reputación, ya sea de una empresa, una institución, o una persona concreta:
“Una reputación que cuesta mucho crear, pero que con este tipo de prácticas es muy
fácil destruir, y muy complicado volver a recuperarla”.
En el trabajo realizado por Estudio de Comunicación, “el 85,5% de los entrevistados
consideró que el mayor perjuicio de una noticia falsa es de reputación; el 39,9%
apuntó que el perjuicio que se crea repercute en pérdidas económicas; y un 37,9%
afirmó que una información falsa también genera sufrimiento para el que la padece”.
La ciudadanía, además de las empresas y las instituciones, es una de las principales
víctimas de las noticias falsas. Y, de hecho, ya se están tomando medidas para
protegerla de esta amenaza: “Se ha creado una web, en el ámbito de la sanidad, para
desmentir los bulos clínicos que corren. Porque eso es ya unriesgo para la salud”.
Internet, arma y escudo
El mayor porcentaje de los entrevistados en el trabajo de Estudio de Comunicación
señala que el objetivo de las noticias falsas es hacer daño para sacar partida de
ello, sobre todo económica. El mero divertimento, que también existe, es más
residual entre los generadores de fake news.
Los creadores y difusores de estas noticias tienen la ventaja de que es muy difícil
identificarlos: “Usan Internet, y los perfiles falsos en las redes sociales, como
escudo. Internet nos ha dado un acceso a la información que antes era inimaginable,
pero nos ha restado ese filtro para distinguir informaciones, y la fuente de las mismas”.
De hecho, explica Gómez, “nuestro estudio indica que donde tienen más cabida las
fake news es en las redes sociales. En la prensa escrita y en las agencias, sin
embargo, es más difícil que puedan colarse este tipo de noticias, porque existe un
tratamiento periodístico posterior de la información”.
El problema, añade, es que “ahora cualquier persona, por sí misma, es difusora de
una información a través de las redes sociales. Eso es una oportunidad, pero al mismo
tiempo una amenaza, también por la rapidez con la que se solapan las noticias y la
rapidez con la que los receptores las reciben, sin tiempo para ir más allá del titular y
profundizar”.
Cómo reaccionar ante las fake news...
Las noticias falsas pueden desencadenar una grave crisis en una empresa o
institución. Por tanto, es fundamental tener una reacción contundente ante este tipo
de ataques.
Así las cosas, apunta Gómez, “lo primero que hay que hacer es medir el alcance de la
noticia, ya que no podemos convertirnos en un altavoz de algo que han leído cuatro
personas. Y, en función del alcance y del daño, hay que reaccionar”.
En ese sentido, añade, “los especialistas en comunicación de crisis siempre somos
partidarios de salir, de cortar lo antes posible esa noticia falsa, ya que no hay que
dejarla crecer”.
Una opinión que, de hecho, comparten Manuel Gazapo, director del Observatorio
Internacional de Seguridad; y Miguel Ángel Oliver, secretario de Estado de
Comunicación, que acudió como invitado a la presentación del informe de Estudio de
Comunicación.
El primero afirmó que una fake news “actúa como una bala o como un machete”; y
Oliver añadió, a ese respecto, que el problema no es tanto la fake news, sino la
rapidez con la que se difunde.
3. … y cómo combatirlas
Cuestionada sobre la posible solución para acabar con las fake news, Gómez apunta
directamente a los profesionales de la información: “Los responsables de los medios, y
los que nos dedicamos a la comunicación, tenemos la responsabilidad de contrastar
los temas y de ser rigurosos a la hora de difundir toda la información”.
Las instituciones, añade, “no pueden poner puertas al campo, porque es peligroso”.
Por tanto, “es mejor apostar por la autorregulación de los profesionales de la
comunicación. Hay que seguir creyendo en las personas”.
En ese sentido, y sobre la posibilidad de que los gobiernos legislen contra las fake
news, la consultora afirma que “las autoridades no deben perder de vista la
digitalización de la sociedad. Hay que poner mecanismos para una mejor
identificación de los perfiles anónimos en redes sociales que difunden mensajes
falsos, o de odio, para que puedan actuar los Tribunales”.
De hecho, añade, “el trabajo que se está haciendo apunta a esa dirección, más que en
el de hacer leyes restrictivas contra la difusión, que sería mucho más problemático”.
En todo caso, señala Gómez, “el paso adelante es reconocer que las fake news
son un peligro y saber que, desde las instituciones, incluso en la UE, ya se están
planteando cómo solucionar esto. Y también, como ciudadano, no creerte todo lo que
te dicen, tener criterio para reconocer cuándo se nos quiere engañar”.
La solución, por tanto, “está en que todos –profesionales y ciudadanos- nos
mentalicemos de esta nueva amenaza. Tenemos doble responsabilidad: primero de
no difundirlo y, segundo, contrastar todo lo que nos llega, seamos generadores de
información o receptores de la misma”.
Lo bueno, añade, es que “el debate ya está en la calle, aunque debe extenderse
todavía a toda la sociedad, por lo que debemos seguir advirtiendo de este fenómeno.
Tenemos todos ese reto compartido: medios, gabinetes de comunicación y
ciudadanos”.
Gómez concluye afirmando que, “si vamos todos a una, y somos conscientes del daño
que pueden hacer las fake news, las ganaremos. Las fake news se hacen para hacer
daño, para sacar un beneficio, fundamentalmente económico, y por puro divertimento.
Cuando todos tengamos claro eso, y las autoridades, periodistas y gabinetes de
comunicación vayamos de la mano, podremos combatirlas realmente”.
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real/20181102093716117720.html