2. Objetivo: Después de cuestionar los conceptos erróneos
que circulan en nuestro ambiente, podemos dar el paso a
una definición más segura de la vocación. Presentaremos
simplemente un concepto lo más equilibrado posible.
Después lo iremos perfilando con más exactitud desde la
Palabra de Dios y el Magisterio de la Iglesia
3. DEFINICIÓN
La vocación es un acontecimiento misterioso
en el cual el hombre, dialogando con Dios,
adquiere conciencia de una misión situada
históricamente y se compromete en una
respuesta concreta
4. Un acontecimiento. La vocación acontece en la
vida del hombre, Queremos decir que sucede como
algo nuevo, rodeado de circunstancias históricas.
No es una marca histórica que las personas tienen
de nacimiento y haya que buscar en su interior. Es
una realidad más bien exterior, que se relaciona con
todo lo que sucede en el tiempo, Por ello es preciso
descubrirla, discernirla, disponerse para entrar en
diálogo.
5. Es además un acontecimiento MISTERIOSO, es
decir, que se comprende solamente desde la
conciencia de la presencia de Dios. No se dice
misterioso como si fuera oscuro u oculto.
Exactamente lo contrario: el misterio de la
vocación ilumina grandemente la vida del
hombre y todas sus circunstancias, da claridad y
seguridad para obrar, da sentido claro a la vida.
Es un misterio porque engloba todo lo que el
hombre es en una relación personal con el
Creador.
6. EL HOMBRE COMO ACTOR. Aunque es
Dios quien llama, evidentemente el hombre
tiene calidad de persona actuante, de
colaborador con Dios en el misterio de su
vocación. Es el hombre y su conciencia quien
realiza un proyecto vocacional (Cf. tema 23)
secundando la voluntad de Dios. Por ello el
hombre tiene la responsabilidad de acoger el
llamado que se le hace.
7. DIALOGANDO CON DIOS. La
relación con Dios es fundante para el
hombre. Es una de las características que
lo definen: es hombre porque puede
relacionarse consigo mismo, con los
demás y con Dios. Estas tres relaciones
estarán siempre presentes en su proceso
vocacional.
8. Adquiere conciencia. La vocación es
una cuestión de conciencia, pues, aunque
Dios llama a todo hombre en su amor
universal, este don pide la
correspondencia en la conciencia y la
acción o pasión del hombre. Quizá el
mejor fruto de una conciencia vocacional
será que el hombre se deje modelar por
Dios y confíe más profundamente en él
cada día.
9. DE UNA MISION. La vocación se
caracteriza como una realidad
trascendente. Es verdad que Dios llama a
todas las personas motivado por el amor
a ellas y al pueblo entre el cual viven,
pero la Vocación no es un simple
privilegio, tiene un último destinatario: el
pueblo. Solamente quien valora y ama al
pueblo en el que vive puede comprender
la densidad del llamado de Dios.
10. Situada históricamente. La
historicidad de la vocación es un
componente fundamental. La
conciencia de la vocación hace que
el hombre se comprenda como
ser-para-la-historia, destinado a
colaborar en el desarrollo y
progreso del pueblo hacia las metas
absolutas.
11. Se compromete en una respuesta concreta. La
respuesta humana es un componente esencial de la
vocación. La razón es muy elemental: la definimos
como un acontecimiento misterioso entre Dios y el
hombre. Así, la vocación es una acción, es de Dios
y del hombre. Por tanto, si no hay llamado de Dios
no hay vocación, como no la habría sin respuesta del
hombre. La vocación es la conjunción de estos dos
elementos: humano y divino. Dios toma la iniciativa,
es verdad, pero toma en cuenta al hombre.
12. DESCRIPCIÓN
La vocación no es una luz cegadora que aparece en la
vida de forma evidente. Es la capacidad de dialogar
con las oscuras urgencias del mundo, con el corazón
de Dios que es Padre de los pobres. Es poner la vida
en juego: llevar a los hombres en el corazón y el
corazón en las manos,
13. No es una luz cegadora, evidente.
No se puede pretender nunca una
seguridad absoluta. La vocación
comporta siempre un componente
de aventura, de riesgo. Siempre será
como lanzarse al agua sin estar
cierto de su profundidad.
• En cada momento de la vida, incluso en la vejez, la vocación
comporta un riesgo, un constante fiarse de Dios que llama, afrontar
los retos que su presencia plantea y que la historia exige.
14. Es la capacidad de dialogar. La persona
llamada, a Entrar en la esfera de la
vocación de Dios, ya tiene una doble
referencia que nunca deberá perder, sino
a riesgo de perder su identidad
vocacional: a Dios que llama y al pueblo
al que se le destina.
15. Es poner la vida en juego. Es muy
importante comprender que en el
proceso de una vocación verdadera
la misión no puede restringirse a los
tiempos libres o a un régimen de
«semana inglesa».
16. RESUMEN
1. La vocación es un acontecimiento que procede de
Dios.
2. El hombre debe hacerse consciente del llamado
para poder dialogar.
3. La vocación consiste en la encomienda de una
misión situada históricamente.
4. La vocación es también el compromiso del hombre
ante el llamado de Dios.
5. La vocación implica todo lo que el hombre es y
hace, es un compromiso vital.
17. PREGUNTAS:
¿Cómo va tu dialogo con Dios?
¿Buscas a Dios en cada momento
de tu vida?
¿Estas atento para recibir los
designios de Dios?