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Paradigma crítico..
1. Paradigma Crítico
A modo de introducción, la idea de paradigma hunde sus raíces en el campo de las
ciencias sociales, y por ende en el campo educativo, a partir de los trabajos de Thomas
Kuhn primero y de Thomas Popkewitz unos años más tarde. Kuhn sostiene que en su uso
establecido, un paradigma es un modelo o patrón aceptado: -“…Del mismo modo en una
ciencia un paradigma es una matriz disciplinar, un objeto para una mayor articulación y
especificación en condiciones nuevas o más rigurosas” (Kuhn, 1962 “La estructura de las
revoluciones científicas”). Paradigma entonces aparece como sinónimo de “ciencia
normal” en la medida que proporciona las teorías que determinan la orientación y el
desarrollo de la investigación.
Años después, Thomas Popkewitz (1988), al referirse al tema en relación a las ciencias
sociales define a los paradigmas como “…conjuntos particulares de cuestiones, métodos
y procedimientos que configuran matrices disciplinares desarrolladas por las
comunidades científicas”. Así concebido, el paradigma implica un conjunto de supuestos
con los cuales se aborda la realidad social, un esquema de pensamiento y de acción desde
donde uno se ubica para explicar por qué se actúa de una forma determinada. En otras
palabras, un paradigma implica siempre un marco (ideológico, axiológico, ontológico)
que circunscribe determinada concepción, de la relación educación-sociedad, del rol
docente, del papel de la escuela, de la relación docente-alumno, etc.
En Ciencias Sociales, y como proyección en Ciencias de la Educación, es posible
hablar actualmente de tres paradigmas que definen y estructuran la teoría, la práctica y la
investigación educativas. Históricamente, el primero en conformarse fue el Paradigma
Positivista o Empírico-Analítico, surgido en el siglo XIX; el segundo en estructurarse fue
el Paradigma Fenomenológico o Interpretativo a mediados de los años 60, y finalmente,
alrededor de la década de los 70, se origina el discurso educativo crítico –Paradigma
Crítico o Dialéctico- basado en el interés emancipatorio desarrollado por J. Habermas en
su Teoria de los Intereses Constitutivos del Saber.
En consecuencia y resumiendo, detrás de cada paradigma se encuentran las formas de
pensamiento y de acción a las que se debe recurrir para darle sentido a todo discurso
científico. Si bien puede determinarse el momento en que se cristaliza cada uno, a
diferencia de lo que sucede en las ciencias físicas o naturales, los paradigmas en ciencias
sociales coexisten y como señala Popkewitz “…se encuentran sometidos a procesos de
cambio y debates continuos.
El paradigma socio-crítico de acuerdo con Arnal (1992) adopta la idea de que la
teoría crítica es una ciencia social que no es puramente empírica ni sólo interpretativa;
sus contribuciones, se originan, “ de los estudios comunitarios y de la investigación
participante. Tiene como objetivo promover las transformaciones sociales, dando
2. respuestas a problemas específicos presentes en el seno de las comunidades, pero con la
participación de sus miembros.
El paradigma socio-crítico se fundamenta en la crítica social con un marcado carácter
autorreflexivo; considera que el conocimiento se construye siempre por intereses que
parten de las necesidades de los grupos; pretende la autonomía racional y liberadora del
ser humano; y se consigue mediante la capacitación de los sujetos para la participación y
transformación social. Utiliza la autorreflexión y el conocimiento interno y personalizado
para que cada quien tome conciencia del rol que le corresponde dentro del grupo; para
ello se propone la crítica ideológica y la aplicación de procedimientos del psicoanálisis
que posibilitan la comprensión de la situación de cada individuo, descubriendo sus
intereses a través de la crítica. El conocimiento se desarrolla mediante un proceso de
construcción y reconstrucción sucesiva de la teoría y la práctica.
Popkewitz, afirma que algunos de los principios del paradigma son:
conocer y comprender la realidad como praxis;
unir teoría y práctica, integrando conocimiento, acción y valores;
orientar el conocimiento hacia la emancipación y liberación del ser humano;
proponer la integración de todos los participantes incluyendo al investigador, en
procesos de autorreflexión y de toma de decisiones consensuadas, las cuales se
asumen de manera corresponsable.
Entre las características más importantes del paradigma socio-crítico aplicado al
ámbito de la educación se encuentran:
la adopción de una visión global y dialéctica de la realidad educativa;
la aceptación compartida de una visión democrática del conocimiento así como
de los procesos implicados en su elaboración;
la asunción de una visión particular de la teoría del conocimiento y de sus
relaciones con la realidad y con la práctica.
El paradigma crítico supone:
La búsqueda del conocimiento está sustentada por el interés emancipatorio,
basado en el razonamiento dialéctico. El razonamiento dialéctico trata de
entender las relaciones dinámicas e interactivas entre la teoría y la práctica,
considerando que ambas están construidas e históricamente enmarcadas, por lo
tanto, se construye mutuamente y no una es determinante de la otra.
La sociedad es visualizada fundamentalmente como un campo de conflictos y
tensiones. Entre los conflictos básicos están: la desigualdad social y la
dominación de un sector sobre otro.
El conflicto es concebido como un elemento dinamizador de la sociedad, una
fuerza creativa en la promoción de los cambios necesarios para el desarrollo.
La educación es fundamentalmente transmisión de ideologías; es un proceso
mediante el cual el Estado, representante de la clase hegemónica en una
3. sociedad determinada procura reproducir y perpetuar las relaciones económicas
y políticas desiguales en que se sustentan.
El aprendizaje se logra relacionando dialécticamente la teoria con la práctica.
La escuela es el principal instrumento de reproducción social y cultural; es
visualizada como reproductora de desigualdades porque distribuye y legitima
formas de conocimiento, valores y lenguajes relacionados con la cultura
dominante y sus intereses.
El curriculum es una construcción histórica y social, área del conflicto donde
predominan los intereses de la clase hegemónicas y donde la cultura de los
dominados trata de ganar espacio.
El docente es, o un intelectual que cuestiona el conjunto del orden social y sus
relaciones con la educación buscando cambiarlos, o un productor de statu –quo
imperante. Desde este paradigma, más que hablar del docente como profesional
de la educación, se habla de “trabajadores de la enseñanza”, es decir, agentes
activos de la producción y difusión de la cultura en la sociedad.
Bibliografía:
Educación y Ciencias Sociales. Aportes para la Formación Docente.
Popkewitz, T.- Paradigmas e ideologías en investigación educativa, Ed.
Mondadori, Madrid, 1988.
Webgrafía:
http://www2.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1317-
58152008000200011&lng=es&nrm=i