La evolucion de la especie humana-primero de secundaria
Monografia depresion infantil eliana
1. UNIVERSIDAD DE MONTEMORELOS
PSICOLGIA INFANTIL
MTRO. LUIS ARTURO RAMÓN SOTELO
INVESTIGACIÓN MONOGRÁFICA:
DEPRESIÓN INFANTIL
ELIANA JARILLO PÉREZ
1160090
28 DE NOVIEMBRE 2017
2. Introducción
La depresión infantil, aun cuando algunos especialistas consideran que existe un
sobrediagnóstico, tiene una prevalencia más importante de lo que cabría pensar;
los estudios más recientes señalan que 0,3-1,4% de los niños en edad preescolar
padecen depresión mayor, al igual que un 1,2% de los que no han alcanzado la
pubertad y un 3-8% de los adolescentes, sin que haya diferencia entre ambos sexos.
Además, los niños y los adolescentes con depresión son los que presentan una
mayor probabilidad de no ser detectados, es por ello que este trabajo tiene el
propósito de dar a conocer información acerca de las causas, tratamientos y
medidas preventivas de la depresión infantil.
3. ¿Qué es la depresión?
La depresión es una enfermedad frecuente en todo el mundo, y se calcula que
afecta a más de 300 millones de personas. La depresión es distinta de las
variaciones habituales del estado de ánimo y de las respuestas emocionales breves
a los problemas de la vida cotidiana. Puede convertirse en un problema de salud
serio, especialmente cuando es de larga duración e intensidad moderada a grave,
y puede causar gran sufrimiento y alterar las actividades laborales, escolares y
familiares. En el peor de los casos puede llevar al suicidio. Cada año se suicidan
cerca de 800 000 personas, y el suicidio es la segunda causa de muerte en el grupo
etario de 15 a 29 años.
La carga mundial de depresión y de otros trastornos mentales está en aumento.
En una resolución de la Asamblea Mundial de la Salud adoptada en mayo de 2013
se abogó por una respuesta integral y coordinada de los países al problema de los
trastornos mentales.
La depresión es un trastorno mental frecuente. Se calcula que afecta a más de
300 millones de personas en el mundo.
La depresión es la principal causa mundial de discapacidad y contribuye de forma
muy importante a la carga mundial general de morbilidad.
La depresión afecta más a la mujer que al hombre.
En el peor de los casos, la depresión puede llevar al suicidio.
Hay tratamientos eficaces para la depresión.
Sin embargo la depresión no es sólo cosa de adultos. Los niños también pueden
sufrirla. La depresión en la infancia viene acompañada además de la tristeza, de
4. una serie de síntomas en los niños como cambios bruscos de humor, rabietas por
cualquier causa, alto nivel de ansiedad, entre otros.
La depresión infantil es un desorden caracterizado por una alteración en el estado
de ánimo acompañado de un comportamiento a nivel escolar, en el hogar, en la
comunidad del niño. Hay que distinguir cuando hay una depresión y cuándo el niño
solamente está triste, porque muchas veces los niños al igual que los adultos, se
ponen tristes. Pero eso no significa que estén deprimidos. Para estar deprimidos,
estamos hablando que ya es un diagnóstico dentro de la salud mental y el niño tiene
que estar muy triste, tiene que tener una serie de alteraciones, que se le notan en
el colegio, que se le notan con los amigos, que lo notan los papas, que lo notan
todos, durante un periodo largo de tiempo. Un niño deprimido está todo el día triste,
deja de hacer actividades que antes hacía, pierde el apetito. En función de como
sean esos síntomas y de la gravedad de los síntomas podremos hablar de un estado
de depresión leve, moderado severo.
Causas de la depresión infantil
Existe una interacción de distintos factores que están presentes en la aparición de
la depresión infantil, entre los principales podemos encontrar los siguientes.
Factores genéticos: no hay constancia alguna de que la depresión sea hereditaria,
aun cuando en la mitad de los casos de depresión infantil al menos uno de los
padres sea depresivo. Lo que sí determinan los estudios realizados es que los hijos
de padres con depresión tienen entre tres y seis veces más probabilidades de
desarrollarla que los niños de padres sanos. Pero aun así, este factor no es
5. determinante; y a ello habrá que sumar otros factores, como el ambiente familiar,
sus relaciones sociales o sus habilidades personales.
Factores sociofamiliares: la depresión infantil tiene en el ambiente familiar y la
interacción social del niño con sus padres uno de los factores más determinantes.
Relaciones conflictivas entre los padres, distanciamiento entre ellos, malos tratos,
problemas de comunicación, divorcio o separación, sobreprotección (generalmente
materna) del niño, escasa implicación de uno de los progenitores (el padre, con
mayor frecuencia), actitudes agresivas o de irritabilidad, comportamientos
autoritarios y abusivos… son alguno de los factores que pueden estar en el origen
de una depresión infantil.
Factores sociales: aunque la relación del niño con sus padres pueda considerarse
una actividad social y, al mismo tiempo, condicionen el modo en el que éste se va
a relacionar fuera del hogar familiar, hay otros factores psicosociales ajenos al
entorno familiar que pueden aumentar el estrés emocional y favorecer la depresión
infantil. Entre ellos podrían citarse la pérdida de un ser querido, el bullying o acoso
escolar, o las limitaciones impuestas desde la propia familia para relacionarse
socialmente.
Factores biológicos: las alteraciones en la secreción de serotonina que se
producen en los pacientes con depresión es un hecho biológico constatado, aunque
no se ha podido establecer con claridad si es una causa o una consecuencia de la
depresión infantil. En cualquiera de los casos, siempre puede tenerse como un
factor facilitador y que contribuye a mantener la depresión.
6. Síntomas de la depresión
Lactante: pueden darse manifestaciones anómalas, especialmente en su relación
con la madre, como reaccionar con el llanto cuando ésta lo coge en brazos, estado
de letargia, inhibición, no sonreír ni reír y un llanto continuado que no responde a
ningún tipo de consuelo. Pero algunas dificultades relacionadas con la alimentación,
cólicos o vómitos, también pueden expresar un estado de tristeza del niño.
Edad Preescolar: los síntomas, en este caso, son conductuales: rabietas, actitudes
desafiantes, rotura de objetos en episodios furiosos o desobedeciendo
sistemáticamente a los padres. Asimismo, las alteraciones del sueño pueden ser
síntomas físicos de la existencia de un proceso depresivo.
Edad escolar: problemas de rendimiento escolar, aislamiento, falta de autoestima,
tristeza, pérdida de interés por el juego y los amigos, rechazo al colegio, etc. Desde
una perspectiva fisiológica, cabe decir que existe un mayor grado de somatización
con la aparición de dolores de cabeza, que el niño muchas veces utiliza como
argumento, por ejemplo, para no querer ir al colegio o no hacer alguna cosa que se
le pide. También las alteraciones del sueño y los cambios en la alimentación y el
peso pueden estar presentes. En torno a los 8 años de edad, además, pueden
empezar a producirse ideas de suicidio.
Adolescencia: en esta etapa de la vida los síntomas son ya muy similares a los que
se dan en el adulto, destacando especialmente las conductas disóciales y las
actitudes negativas, como la falta de autoestima. Todo ello se manifiesta en el
7. consumo de alcohol y drogas, reacciones de impulsividad, hipersensibilidad en sus
relaciones con los adultos, irritabilidad, cambios de humor, conducta agresiva,
intentos de suicidio no planificados, fugas del domicilio familiar y comportamientos
antisociales.
Tratamientos
Al igual que en el caso de la depresión adulta, el tratamiento de la depresión infantil debe
ser individualizado, adaptándolo al niño y a su fase de desarrollo, y teniendo en cuenta su
funcionamiento cognitivo, maduración afectiva y su capacidad de mantener la atención.
Resultará indispensable que en el tratamiento se involucre a los padres, interviniendo en el
entorno del niño (familiar, social y escolar).
El tratamiento de la depresión infantil podrá ser sólo de índole psicológica, o combinado
con fármacos prescritos por el médico especialista. Desde el punto de vista psicoterapéutico
se incluyen técnicas cognitivo-conductuales con las que se le ayuda a detectar y modificar
sus distorsiones acerca de cómo interpreta ciertos acontecimientos (por ejemplo, cómo
puede entender una crítica de sus padres o de sus amigos, cómo juzga su comportamiento,
etcétera). A nivel conductual se le debe enseñar también a manejar adecuadamente sus
emociones (por ejemplo, cómo decir que no en lugar de ceder a todo lo que quieren sus
amigos).
Estas técnicas aplicadas directamente con el pequeño deben acompañarse de otras
terapias de orden más dinámico y sistémico que ayuden a identificar los patrones de
interacción patológica, y los posibles conflictos familiares que designan al niño como
paciente.
8. El ambiente familiar debe favorecer la adecuada expresión emocional, con el fin de permitir
a los niños que desahoguen sus emociones. Para ello los padres deben hablar con sus
hijos de sus propios sentimientos y preguntarles cómo se sienten ellos. Los padres,
además, nunca deberían cansarse de decir a sus hijos cuánto les quieren, y al mismo
tiempo es bueno que les faciliten jugar con otros críos y que fomenten sus relaciones
sociales con grupos de su misma edad.
Medidas preventivas
La depresión infantil se puede prevenir. Sobre todo tenemos que saber que tipo de
conductas, o que tipo de actitudes pueden tener los papas para conseguir que sus
hijos sean unos hijos sanos, felices. ¿Qué cosas podemos hacer? Por ejemplo, no
sobreproteger a los niños. Eso es una cosa que no nos ayuda en absoluto. Cuando
no le dejamos al niño en libertad, para que se desarrolle, para que adquiera sus
conductas básicas, para que sea autónomo, ese niño de verdad que no le estamos
haciendo un favor, porque no conseguimos que sea autónomo ni que se sienta
seguro de sí mismo.
Los padres son el modelo a seguir, luego tienen que ser un modelo de seguridad,
de confianza. Se tienen que mostrar firmes y seguros. Hay muchos padres que se
muestran muy dubitativos y que les hacen ver al niño, que al final está ganando el
niño, que el niño tiene más fuerza que el adulto.
También va a ser muy importante que los niños se ganen las cosas. Cuándo un niño
lo tiene todo y lo tiene todo 'gratis', es decir, que no le ha costado un esfuerzo
ganarlo, no lo valoran. En cambio cuando a un niño le ha costado un poquito de
9. esfuerzo, sí que lo valorarán más. No hay que permitirles todo porque los niños van
a necesitar normas, límites. Eso les da seguridad, les da confianza.
Una cosa fundamental. Hay que enseñarles desde bien pequeñitos a tolerar la
frustración. Y la frustración se empieza a tolerar desde muy pequeños. Cuándo un
niño de apenas dos años quiere un caramelo y se coge una rabieta terrible porque
no tiene el caramelo, es importante que aprenda a tolerar la frustración.
Hay distintas intervenciones destinadas a la prevención de la depresión en niños y
adolescentes. Los principales programas diseñados a este fin son:
o Programa de Optimismo de Pensilvania (grupo de Seligman), que propone el
optimismo como factor protector de la depresión. Es el programa de
prevención de la depresión para jóvenes más ampliamente evaluado
(Guillham, Brunwasser y Freres, 2008). Un reciente meta-análisis
(Brunwasser, Gillham y Kim, 2009) encontró que reduce significativamente
los síntomas depresivos a través de al menos 1 año de seguimiento después
de la intervención.
o Curso de Afrontamiento del Estrés (grupo de Lewinshon), en general, se ha
encontrado efectos positivos del programa (Clarke et al., 1995; Clarke et al.,
2001; Garber et al, 2009), tanto en las medidas de sintomatología depresiva
como en diagnósticos clínicos en evaluaciones postest y seguimientos (de
forma significativa hasta los quince meses de seguimiento).
10. o Entrenamiento en Habilidades para Adolescentes (grupo de Mufson) se ha
encontrado reducciones significativas en los síntomas de depresión y mejora
en el funcionamiento general, aunque los beneficios no son consistentes más
allá de los 6 meses de seguimiento (Young et al, 2006; Horowitz y Garber,
2007; Young et al., 2010).
o Programa de Resolución de Problemas para la Vida (grupo Spence) se ha
encontrado reducciones significativas de la sintomatología depresiva en el
postest, pero no en los seguimientos (Spence et al., 2003, 2005).
o Programa de Recursos para Adolescentes (grupo de Shochet). En un estudio
con asignación aleatoria a los grupos tan solo se ha encontrado reducciones
significativas de la sintomatología depresiva en el pos test, pero no a los 18
meses de seguimiento, comparado con el grupo de atención placebo (Merry,
McDowell, Wild et al., 2004). Respecto a la estructura de estos
programas, tres son de orientación cognitivo-conductual, uno interpersonal
y otro integra ambos enfoques teóricos.
11. Conclusión:
Ya conocemos que no solo los adultos se deprimen, la depresión que antes solo
se diagnostica en adultos está cada día haciendo sufrir a niños.
Cada niño es único en su forma de ser, en su personalidad y en la manera de
aceptar los cambios que se producen en su vida, por es muy importante conocer
que es la depresión, cuáles son sus síntomas para no confundirlos con solo
tristeza y como estos cambian de acuerdo a la edad y sobre todo que podemos
realizar para prevenirla.