1. COMO POSEER SALUD EN LAS FINANZAS
2 corintios 9:8; Mt. 25:14-30; Malaquías 3:8-12
INTRODUCCION:
Para introducirme en este tema tomare una cita textual del prólogo del libro alas para tu
económica que realizó el Dr. Eduardo Suger Cofiño: “la crisis financiera ha cobrado una
notable relevancia en la lista de preocupaciones temáticas de la sociedad moderna. Es
difícil que existan personas, familias, empresas, instituciones o naciones ajenas a esta
problemática. Adicionalmente, la notoriedad de esta crisis, lejos de disminuir o
mantenerse estable, va en aumento. La crisis financiera ha venido para quedarse como
motivo de reflexión y, muchas veces, como autentica evidencia de desesperación.” (López,
Alas Para Tu Economía, 2012) Pero: Dios quiere que usted viva con todas sus necesidades
satisfechas y abunde en buenas obras. (Ge. 12:1-4; Det. 28:1-14) Consejos para poseer
bendición financiera y abundar en buenas obras.
I. RECONOZCA QUE JESUS ES SEÑOR DE TODO
A. Si Jesús es Señor de nuestra vida, entonces debemos reconocer que los diezmos,
ofrendas y primicias son el derecho de Dios: es decir, le pertenecen por derecho
porque él es quien nos provee vida, salud, fuerzas, inteligencia y oportunidades
para trabajar y para hacer “las riquezas”. (Dt. 8:11-18) “Dios como el dador de
todos nuestros beneficios, tiene derecho sobre todos ellos” (White, 2005),
entonces, los creyentes debemos considerar ese derecho y por lo tanto debemos
otorgarle el primer lugar. Y la recompensa para los que reconocen ese derecho
es la bendición sobre abundante. Cuando no se tiene el reconocimiento de que
Jesús es Señor de nuestra vida y por lo tanto no le damos los diezmos, ofrendas y
primicias, el profeta Malaquías afirma que “se le roba a Dios”. (Mal. 3:8-12)
B. Adoremos a Cristo con nuestras recursos (dinero, bienes, cosechas) en el libro de
Proverbios (un manual para orientar a los reyes) se exhorta al rey a “honrar” a
Jehová con sus bienes y las primicias de todos sus frutos. (Prov. 3:9) Por medio
de Cristo, los creyentes fuimos hechos “reyes y sacerdotes” para Dios y por lo
2. tanto, esto los cristianos que quieren vivir con bendición financiera y prosperidad
integral, deben adorar a Dios con los diezmos de toda bendición que reciben:
salario, bono catorce, aguinaldo, ganancias de sus negocios, etc. La orden del
Señor para su pueblo fue: “indefectiblemente diezmarás todo el producto del
grano que rindiere tu campo cada año.” (Dt. 14:22) los cristianos debemos
reconocer que por medio de los diezmos, ofrendas, primicias y demás donativos
adoramos a Cristo y le presentamos nuestra gratitud. (Dt. 26:2, 10)
C. A Dios debemos honrarlo frecuentemente. El apóstol Pablo lo enseña claramente
a los creyentes de corinto. (1 Co. 16:1-2) el hermano Jorge H. López lo señala
correctamente cuando dice: “el primer día de la semana, es decir periódicamente.
No se trata de dar una ofrenda hoy y luego hasta el otro año.” (López, 2011)
II. INVIERTA MAS Y GASTE MENOS
A. El ahorro es inversión a largo plazo: Después de dar el primer lugar a Dios, la
siguiente inversión es el ahorro. Las Sagradas Escrituras ponen de ejemplo de la
previsión futura a las hormigas: “¡Anda, perezoso, fíjate en la hormiga! ¡Fíjate en lo
que hace, y adquiere sabiduría! No tiene quien la mande, ni quien la vigile ni
gobierne; con todo, en el verano almacena provisiones y durante la cosecha recoge
alimentos.” (Pro. 6:6-8 NVI) El consejo que hacen muchos ministros cristianos,
economistas y administradores es que cada creyente debiera ahorrar un
porcentaje igual al diezmo. “Pienso que lo más indicado es ahorrar el 10 % de su
ingreso laboral.” (Ramsey, 2003) Esto quiere decir que debemos vivir con el 80% de
nuestros ingresos. (10% del diezmo y 10% para ahorrar=20%) el Dr. Jorge H. López
también concuerda con este consejo y se refiere a él de la siguiente manera:
“ahorremos con tiempo. Ahorra por lo menos el 10% de lo que recibes, mucho
mejor si puedes ahorrar el 15 o el 20%.” (López, Alas Para Tu Economía, 2012). Se
dice que los japoneses ahorran cerca del 27.9% de sus ingresos neto y los
norteamericanos solamente el 2.2% (Ramsey, 2003). ¿En dónde apareceremos los
chapines?
3. B. Aprendamos la diferencia entre invertir y gastar: una inversión es todo aquello
que nos producirá un beneficio a la larga. Mientras que un gasto es todo aquello
que pagamos y no tendrá ningún beneficio posterior. Por ejemplo: cuando
ahorramos estamos depositando un dinero que se acumulará y que además ganará
un porcentaje de interés. Cuando compramos algo por darnos un gusto personal
no produce ningún beneficio a futuro. Y la Biblia nos amonesta contra esto: “¿Por
qué gastan dinero en lo que no es pan, y su salario en lo que no satisface?
Escúchenme bien, y comerán lo que es bueno, y se deleitarán con manjares
deliciosos.” (Is. 55:2 NVI).
C. Procure vivir al contado: en la actualidad las tarjetas de crédito son un problema
serio. Les hacen creer a muchos que mientras mas tarjetas tienen son mas
importantes o que poseen mas oportunidad de gastar. Otro gran enemigo de la
prosperidad financiera son los famosos préstamos inmediatos. Seguro que son los
que más rápido pueden dejarte sin nada. Lo mejor es pagar al contado, como lo
dice el pastor Jorge López: “con “cash” en la mano, es mucho mejor.” (López, Alas
Para Tu Economía, 2012) Si quiere un televisor, ahorre y vaya a comprarlo de
contado. Así que, el mejor remedio para evitar las deudas es no meterse a deber.
Y si se se endeuda hágalo por cosas que realmente lo valen, como un terreno, una
casa, etc. Y siempre que tenga la capacidad de pago y esto no represente dejar a la
familia sin comida o las cosas básicas. No olvide que la biblia dice que el que pide
prestado es esclavo de quien le presta. (Prov. 22:7) lo mejor es no pedir prestado,
pero si pide prestado pague, porque solo los impíos piden prestado y no pagan.
(Salmo 37:21)
III. VIVA DE ACUERDO CON SUS INGRESOS
A. Apliquemos la teología del contentamiento: el apóstol Pablo nos recomienda:
“sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque
él dijo: no te desampararé, ni te dejaré.”(Hebreos 13:5)
B. Hagamos un presupuesto y ajustémonos a él: (Lc. 14:28)
4. C. No gastemos más de lo que ganamos: si usted gana Q1,000.00 no gaste Q1,001.00
o Q1,100.00.
CONCLUSION: ¿para qué quiere Dios que usted sea saludable en las finanzas y que
prospere? Para que todas sus necesidades sean satisfechas y tengamos todo lo necesario
para apoyar su obra.