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1
José Acevedo Jiménez
Pensamiento
Abstracto
La Verdad Oculta de un Matemático
2
José Acevedo Jiménez
Pensamiento
Abstracto
La Verdad Oculta de un Matemático
Versión Digital
3
A José Acevedo, Mercedes María Jiménez, mis padres.
A Danilka Hernández, mi esposa.
A Mercedes y Ruth Ester, mis hermanas.
A Shirley Idhalina, Laura Modesta y Cristian
Alexander, mis tesoros.
Con todo mi cariño y afecto.
4
Un matemático es alguien que al observar un cono no
sólo ve la figura geométrica como tal, también advierte
cuatro secciones.
.
5
Capítulo I: Encierro Voluntario
Su deseo de sobresalir dentro de la comunidad
matemática, había convertido a Carlos Federico García
en un hombre solitario, confinado a los siete por cinco
y medio metros de su habitación.
Inmerso en su trabajo, descuidando su apariencia
personal y necesidades alimenticias, Carlos Federico
sólo podía pensar en resolver uno de los problemas más
difíciles y llamativos de las ciencias exactas, la
denominada hipótesis de Riemann.
De no ser por su dedicada y abnegada madre que se
encargaba de llevarle alimentos y agua, sin duda
alguna Carlos Federico habría muerto de inanición
antes de llegar a cumplir los cuarenta años de edad.
La hipótesis de Riemann había invadido todo su ser, su
mente estaba desconectada del mundo real; líneas tras
líneas, iba borrando todas las ecuaciones para volver a
empezar desde cero un círculo que se cerraba una y
otra vez.
Puede que estén pensando que el comportamiento de
Carlos Federico no era nada atípico de alguien que se
dedica a los asuntos científicos, y más específicamente
6
de aquellos que estudian entes abstractos, cosas que sólo
existen en la cabeza de quien las crea, algo muy alejado
de la realidad, pues por muy difícil de creer que sea,
Carlos Federico no siempre fue el hombre ermitaño y
descuidado que ahora era. Apenas dos años atrás,
anteriores a su encierro, se le podía encontrar en
compañía de amigos en algún bar de la ciudad o en
alguna otra actividad que necesariamente requería del
contacto con personas; y es que era difícil resistirse a su
apariencia encantadora, su perfecta sonrisa, casi
hechizante y su mirada penetrante, lo convertían en
presa fácil de eso que llaman popularidad. Las chicas se
sentían atraídas por él, sin embargo nuestro Romeo sólo
tenía ojos para su Julieta, Susana Altagracia Martínez,
una joven pueblerina estudiante de derecho.
De personalidad risueña y amable, Carlos Federico,
sabía cómo mantener el genio dentro de la botella, tanto
así que sus amigos, de intelecto menos afortunado,
nunca o muy pocas veces se sintieron intimidados por
él; cosa poco común en una persona cuyo coeficiente
intelectual superaba por mucho la media.
Aunque jamás conoció el amor de padre, eso no fue un
obstáculo para no querer convertirse en uno; incluso,
Carlos Federico y su amada Susana habían fijado fecha
7
para unirse en santo matrimonio; a Federico le
fascinaba la idea de algún día poder formar una familia
donde números niños corrieran por el hogar que
formaría con su doncella. Pero su deseo de pasar a la
posteridad y convertirse en un matemático de respeto,
pudieron más que sus instintos naturales de convertirse
en padre y una semana antes de la boda Federico tomó
la decisión de aislarse y no salir de su autoencierro
hasta no haber logrado su cometido, resolver la
hipótesis de Riemann.
8
Capítulo II: El Genio Solitario
Bien parecido de un metro ochenta, aquel joven
parecía más un prominente atleta que un matemático.
Lo único que revelaba su genialidad oculta era su gran
talento en el tablero dicromático de ajedrez. Quienes le
veían jugar notaban de inmediato su agudo intelecto
que pasaba desapercibido por aquellos que no le
conocían lo suficiente. A primera impresión, era difícil
deducir que aquél joven con cuerpo de Adonis era un
verdadero genio y no el simple estudiante que estudia
para obtener buenos resultados.
La madre de Carlos Federico, Andrea Pilar, siempre
estuvo orgullosa de él. Lo tuvo a una edad avanzada en
la cual pocas mujeres conciben, ella decía que su hijo
era un verdadero regalo de Dios y que su muchacho,
estaba destinado a hacer grandes cosas. Y no era para
menos pensarlo, a los pocos días de Andrea Pilar haber
quedado embarazada quien fue su marido, Federico
García, había perdido la vida de forma trágica. Andrea
nunca se volvió a casar y sin ayuda, además de contar
con limitados recursos, salió adelante con su único
vástago.
9
Según Andrea Pilar, la numerología también le
auguraba un buen futuro a su hijo, ella lo explicaba de
la siguiente manera:
Carlos Federico nació un 14 de marzo, 3.14.
El padre nació un 15 de marzo, 3.15.
Andrea Pilar, nació un 9 de marzo, 3.9 ó 3.09.
El Abuelo, nació un 26 de marzo, 3.26.
La abuela, nació un 4 de marzo, 3.4 ó 3.04.
Al juntar las fechas siguiendo ciertas reglas, se obtiene
el número que guiaría el destino de Carlos Federico,
3.141594; coincidencia o no el número resultante es el
pi, uno de los números más importantes de las
matemáticas, con una precisión de cinco cifras
decimales. Al ser la numerología una seudociencia, no
podemos afirmar ni refutar la creencia de Andrea Pilar,
pero ¡vaya que resulta curioso! eso no se puede negar.
Con menos de dieciocho años de edad, el joven Federico
había iniciado sus estudios universitarios, gracias a la
beca que recibió de parte del gobernador de la ciudad.
A los diecisiete años de edad, Federico demostró, de
manera parcial, un problema matemático poco
conocido, la conjetura generalizada del postulado de
Bertrand en intervalos pares, que afirma que entre: y
10
, existen por lo menos dos números primos tales que:
y para valores de
. Esta fue la primera de sus demostraciones, un
trabajo completamente original. Fue gracias al mismo
que Federico decidió estudiar matemáticas de manera
profesional. Sin embargo y pese a su original
demostración, Federico no obtendría la gloria que
buscaba y existía una razón muy simple que lo
explicaba, él no había sido el primero en demostrar el
teorema.
Al igual que muchos hombres de ciencia, Federico
siempre se hacía acompañar de una pequeña libreta,
que cuidaba con recelo, en ella anotaba las cosas que él
consideraba importantes. Por razones ya mencionadas,
Federico mantenía embotellado su genio cuando se
encontraba ante la presencia de sus amigos, no era tarea
fácil, imagínense tener que pretender estar interesado
por temas que no le importaban en lo absoluto. Ahora
que lo pienso, quizá el confinamiento de Federico a las
cuatro paredes de su habitación le había dado la
libertad que no podía tener en el mundo exterior por
temor a ser catalogado de loco, raro y tantas otras cosas
que los mortales de pensamiento limitado vemos en
11
aquellos que han sido bendecidos con el don de la
genialidad.
Es bien sabido que: “cada cabeza es un mundo”, al
romper las cadenas y liberarse de las cosas que lo
ataban al mundo exterior, Federico pudo iniciar el viaje
hacia lo más profundo de su ser y llegar hasta el lugar
donde convergen las ideas. Un lugar donde aquello que
llamamos realidad no lo es más que las cosas abstractas,
allá donde las leyes que gobiernan el mundo físico
pueden ser quebrantadas con tan sólo concebir una
nueva teoría que domine el cosmos y cuya única
frontera es la imaginación de cada individuo. ¡Así es
señores!, pensándolo bien, Federico no se había
encerrado, lo único que hizo fue abrir las puertas hacia
su libertad.
En el mundo exterior, Federico sólo podía ser él mismo
cuando se encontraba junto a su amada Susana y a unos
pocos amigos que lo aceptaban tal como era, ante ellos,
no tenía que fingir. Susana, sobre todo, comprendía su
genio y lo alentaba para que dejara al descubierto su
don. Pero el temor de Federico de ser rechazado, por ser
diferente, era más fuerte que las palabras de aliento de
su amada y ni siquiera ella pudo cambiar su forma de
pensar.
12
Aunque Federico pasó los primeros años de su vida
rodeado de amigos y conocidos, se sentía muy solo;
claro que contaba con el apoyo de su amada Susana. Y
pese a que ella le comprendía, sus facultades cognitivas
estaban muy por debajo de las de su amado, razón está
por la cual Susana se limitaba a escucharle. No es que
Susana tuviera un bajo nivel de inteligencia, su
coeficiente intelectual estaba por encima de la media
pero muy por debajo del coeficiente de su Romeo, quien
superaba la barrera de la genialidad. Pese a no conocer
siempre el significado de las palabras de Federico,
Susana le amaba incondicionalmente, sin conocer
mucho de las fuerzas físicas que gobiernan la
naturaleza, ella pensaba que los físicos se equivocaban
cuando afirmaban que sólo existen cuatro de ellas, pues
el amor, según afirmaba Susana, es la fuerza más
grande que existe en todo el universo.
Susana nunca dejó de amar a Federico, a pesar de que lo
consideraba un cobarde por haber renunciado a la vida
familiar que ella le había ofrecido.
Oficialmente, Federico y Susana nunca terminaron su
relación. Sin más ni nada Federico simplemente se
guardó de llamarla y buscarla, en otras palabras rompió
13
toda clase de contacto con ella. En un principio Susana
llegó a pensar que su amado había caído en una
profunda depresión y que por tal razón evitaba tener
trato con ella. Para Susana aquello no era más que una
crisis pasajera que juntos lograrían superar; pero se
equivocaba, Federico no quería verle más y después de
mucho insistir, finalmente, Susana sucumbió ante el
deseo de su amado y en contra de su voluntad no le
volvió a buscar.
14
Capítulo III: La Superficial Inmortalidad de los
Hombres
A sus treinta y ocho años de edad, Carlos
Federico García había resuelto una cantidad
considerable de problemas matemáticos; todos con un
común denominador, ya habían sido resueltos por otros
matemáticos. Eso no desanimaba, de ninguna manera,
al peculiar personaje, pues iba tras el premio gordo y
aunque sus demostraciones le habrían reservado un
lugar en la historia de las matemáticas, considerando
que hubiese sido el primero, poco le importaba, pues las
ambiciones de Carlos Federico iban más allá de las
aspiraciones que tenemos los simples mortales.
“Newton habría pasado a la historia con uno
cualquiera de sus descubrimientos, su binomio por
ejemplo, pero fueron sus grandes descubrimientos,
como el cálculo, los que lo convirtieron en el más
grande científico de todos los tiempos”. Las palabras de
Carlos Federico lo decían todo, él jamás se conformaría
con aportar granos de arena, cuando había todo un mar
por aportar, su meta era convertirse en uno de los
15
grandes; que su nombre permaneciera indestructible al
paso de los años, como el de aquellos inmortales:
Newton, Leibniz, Pascal, Arquímedes y tantos otros
grandes nombres de las ciencias. Encontrar una prueba
que demostrara la hipótesis de Riemann, sin duda
alguna le proporcionaría la anhelada inmortalidad. Su
nombre quedaría escrito con letras doradas en la
historia de las matemáticas; así como lo había escrito
Gregory Perelman, años atrás, al demostrar la
conjetura de Poincaré. Antes de lograr la gran hazaña y
pese a ser un genio matemático, el nombre de Gregory
Perelman era desconocido; el suyo habría pasado a la
historia como el de muchos otros tantos, pero, al
demostrar la conjetura de Poincaré, Perelman colocó su
nombre junto al de los grandes matemáticos de todos
los tiempos. Él no orbitaría más alrededor de una
estrella, pues su gran obra lo había convertido en una
que jamás dejaría de brillar.
Desde tiempos inmemorables, el hombre ha tenido la
necesidad de dejar su firma a futuras generaciones. Eso
explica el porqué nuestros antepasados erigieron
monumentos colosales como las pirámides, los
acueductos romanos, y las bellas obras arquitectónicas
16
legadas por los antiguos griegos. La razón por la cual
han llegado hasta nosotros es porque sus creadores
sintieron la necesidad de dejar una huella imborrable
que advirtiera a las generaciones venideras la grandeza
de aquellos que la construyeron.
¡Oh vana inmortalidad aquella de los hombres, pues al
final cenizas y polvo sólo eso es lo que queda! y sin
embargo, pese a no ignorar tales argumentos, nos
afanamos por dejar una huella imborrable en la
memoria colectiva de los que aun viven.
Carlos Federico García padecía de la fiebre que causa la
inmortalidad, aquella banal que buscan los hombres.
Sin embargo al renunciar a su amada, él había
rechazado la inmortalidad que da la naturaleza a todo
ser viviente, el derecho a dejar sus genes.
17
Capítulo IV: La Hipótesis de Riemann
“Los matemáticos han intentado en vano, hasta la actualidad,
descubrir algún orden en la secuencia de números primos, y tenemos
razones para creer que se trata de un misterio que la mente humana
nunca resolverá.”
Leonhard Euler, matemático suizo.
Para poder dar un veredicto justo sobre la manera de
pensar de Carlos Federico se nos hace necesario
conocer, aunque sea un poco y sin los rigores exigidos
por las ciencias exactas, la hipótesis de Riemann.
En un artículo de 1859 que trataba sobre los números
primos menores que una extensión dada, el matemático
de origen alemán, Georg Friedrich Bernhard Riemann,
hizo mención de la distribución de los ceros contenidos
dentro de su función zeta ζ(s). La conjetura afirma
que:
La parte real de todo cero no trivial de la función zeta
de Riemann es ½.
Dicha hipótesis está estrechamente relacionada con la
distribución de los números primos dentro del conjunto
de los números naturales. Dada esta conexión, la
18
hipótesis resulta atractiva para los matemáticos, pues
para nadie es un secreto que los números primos son el
equivalente matemático a los átomos de la física, pues a
partir de ellos se forman todos los demás números.
Como sabemos, no existe una fórmula que nos genere
números primos de manera total o parcial, tales
“indomables” parecen estar distribuidos de manera
aleatoria en el conjunto de los números enteros. Es
debido a esa aleatoriedad que los números primos son
utilizados para cifrar mensajes. Es gracias a los números
primos que podemos hacer una transacción bancaria
por internet de manera segura. De ser cierta la
conjetura de Riemann tal seguridad se vería altamente
comprometida, pues “los indomables” no lo serían
nunca más. Si no consideran lo explicado una razón
suficiente para estudiar la hipótesis de Riemann, le
tenemos otra que de seguro les hará cambiar de
opinión. En el año 2000, el Clay Mathematics Institute
ofreció un premio de un millón de dólares a la persona
que lograse dar una demostración de la hipótesis. De
hecho, existen siete problemas matemáticos no
resueltos, bueno en realidad seis ya que uno fue
resuelto, por los que el Clay ofrece una recompensa de
19
un millón de dólares por problema, son los
denominados siete problemas del milenio.
Pero más allá del dinero o la importancia práctica del
problema, el mismo era importante para Carlos
Federico ya que representaba un desafío intelectual
para él. Sobre todo, Carlos Federico, era un matemático
y si tiene importancia práctica un problema o no, para
un estudioso verdadero de las ciencias exactas eso es
algo de poca relevancia. En las palabras de Carlos
Federico, nos damos cuenta de su sentir:
“Al ser abstractas las matemáticas, su estudio no está
limitado a aquellas ramas que son útiles a los hombres,
pues es en la no aplicadas donde encuentra su
verdadera razón de ser.”
Sus palabras claramente nos dicen que no buscaba
resolver la hipótesis de Riemann por la utilidad práctica
del problema, sino por su importancia dentro de las
matemáticas en sí.
20
Capítulo V: La Visita de un Viejo Amigo
Había trascurrido más de un año desde aquel día
en que Carlos Federico decidió recluirse en su pequeña
habitación. Durante mucho tiempo, se negó a recibir la
visita de Susana o alguno de sus amigos, pero ahora las
cosas habían cambiado, los esfuerzos del matemático
comenzaban a florecer. Los siete por cinco metros
empezaban a agrandarse; ya se le podía ver rondando
en la cocina o leyendo un que otro libro en la sala.
- Estoy cerca de dar con la solución del problema…si
tan sólo pudiera, no, no, no, en definitiva la clave está
en la distribución simétrica de los números primos.- Se
decía así mismo Carlos Federico, y es que hablar
consigo mismo era la única manera de evitar los efectos
que causa la soledad. Mas hoy no tendría que hablar
solo, un viejo amigo, Andrés Francisco Lagos, le
esperaba en la sala de estar.
- Federico, un viejo amigo te ha venido a visitar, es
Andrés el hijo de doña Clara.
- Enseguida salgo mamá, por favor dile que espere.
21
Las palabras de Federico habían sorprendido a Andrea
Pilar; y no era para menos ya que por más de un año su
hijo se negó a recibir visita alguna.
- ¡Andrés que grata sorpresa!
- Lo mismo digo, viejo amigo.- Expresó Andrés mientras
abrazaba a su amigo ante la presencia de Andrea Pilar.
Fue un encuentro muy emotivo, tanto así que, desde su
autoencierro, era la primera vez que Andrea Pilar veía a
su hijo sonreír.
De haberse concretado la boda de Carlos Federico y
Susana, sin duda alguna, Andrés Francisco hubiera sido
el padrino. Eso nos da una detallada idea de la estrecha
relación existente entre ambos personajes.
- Andrés, quiero que seas el primero en ver mi trabajo,
aún no lo termino, pero modestia aparte, es el trabajo
de un genio.
- Me halagas. No sé si está bien decirlo, pero siempre
envidié tu gran intelecto; no tienes que probarte
nada…eres la persona más inteligente que he conocido.
- La genialidad no sirve de nada si no dejas un legado,
algo que diga que estuviste aquí.
- Perdona que te contradiga, pero no se necesita ser un
genio para dejar algo imperecedero, de hecho, hoy en
día las cosas legadas por personas inteligentes parecen
22
no servir de nada. Todos recuerdan las proezas de un
gran deportista o los éxitos de un artista, pero nadie
recuerda a los hombres y mujeres que han hecho
aportes realmente valiosos, como el descubrimiento de
la vacuna contra la poliomielitis por el Dr. Salk…lo que
digo es que no hay que ser un genio para anotar un gol,
y sin embargo las multitudes los idolatran.
- Lo entiendo perfectamente. Lo que dices es muy cierto,
pero toda esa fama, glamur y hasta adoración son cosa
del momento, algo pasajero… tan efímeras que sus
acciones estridentes son cosa natural, pues de otra
manera no permanecerían ni por un segundo en la
memoria colectiva de los mortales. Por el contrario, son
las ideas las que permanecen siempre, una vez
concebidas son inmortales, no necesitan del ruido del
mundo para trascender pues la trascendencia es parte
inmutable de su naturaleza…es muy cierto mi amigo lo
que dices, no hay que ser un genio para trascender,
pues basta con una buena idea para vencer al tiempo.
Que la liebre tenga ventaja sobre la tortuga no significa
que vaya a ganar la carrera, pero ¿de qué sirve tener un
gran cerebro si el cuerpo está en coma? Sin un legado la
inteligencia no sirve de nada. – Terminó por decir
23
Carlos Federico, mientras se dirigía con Andrés al lugar
donde el matemático desarrollaba sus ideas.
24
Capítulo VI: La Llave del Destino
Al igual que Carlos Federico, Andrés era matemático
de profesión, pero a diferencia del primero, Andrés
ostentaba un puesto en la cátedra de matemáticas de
una de la más prestigiosa, por no decir la más,
universidad del país. Andrés poseía un gran
conocimiento en matemáticas, pero no se consideraba
así mismo como uno de tales pues, según él, existían
tres y sólo tres clases de matemáticos:
a) Los que conjeturan.
b) Los que resuelven conjeturas.
c) Los que conjeturan y las resuelven.
Andrés no había hecho ninguna conjetura y mucho
menos había dado solución a alguna de las existentes.
Así, según su propia clasificación, Andrés se excluía de
ser un matemático, aunque en el fondo deseaba ser uno
de ellos, “no existe persona sobre la tierra que haya sido
seducida por los encantos de las ciencias exactas que no
quiera darle aunque sea el más modesto de los
teoremas.” Las palabras de Andrés claramente
reflejaban su sentir, aunque era un hombre de temple
25
difícil de descifrar, tales palabras bastaban para buen
entendedor.
Aunque Andrés no había contribuido, en nada, al
desarrollo de las matemáticas, ciencia a la que se había
dedicado por completo, poseía un gran conocimiento de
la materia. De hecho pocas ramas, por no decir
ninguna, estaban fuera del alcance de tan docto
personaje. Es aquí donde nos surge la pregunta, ¿cómo
alguien con tanto conocimiento y dedicación a un
determinado campo del saber no había logrado darle
algún aporte?
A decir verdad, no debemos ser tan duros con Andrés,
después de todo la clasificación de matemáticos que
dimos fue la suya no la nuestra. Y aunque él no lo viera
así, lo cierto es que si había hecho su parte; como
escribir varios libros de matemáticas para jóvenes
universitarios. Su peculiar manera de enseñar motivó a
muchos estudiantes a seguir el camino de los números,
como divulgador matemático no tuvo igual; incluso se
podría decir que fue él quien colocó nuestra diminuta
república caribeña en el mapa de los matemáticos.
Gracias a las matemáticas, Andrés había logrado escalar
ciertos escaños en la pirámide social que nos impone la
sociedad.
26
A diferencia de Carlos Federico, que no tenía nada,
Andrés poseía una buena casa, un buen auto, un
cómodo salario, y todo se lo debía directa o
indirectamente a las matemáticas. Pero, nada de eso,
por lo general, le suele bastar al hombre de ciencia; en
su mundo las leyes son diferentes, un mundo donde la
originalidad lo es todo.
Andrés y Carlos Federico, se conocieron en un cálido
verano de 19.. cuando ambos ingresaron a la
universidad para estudiar matemáticas. Carlos Federico
no tardó mucho para adaptarse al nuevo entorno,
pronto sobresalió entre sus compañeros de facultad, eso
sí, siempre guardando la distancia entre inteligencia y
genialidad. Según contaba Andrés, la razón por la cual
se hizo amigo de Carlos Federico fue porque lo
consideró un joven especial; no se cansaba de repetirle
que la vida le aguardaba grandes cosas, a lo que Carlos
Federico respondía con una ligera sonrisa de
incredulidad.
Desde muy temprana edad Andrés Francisco soñaba
con ser alguien importante. Nunca hablaba sobre el
tema pues se consideraba hijo desafortunado, es decir
uno de aquellos que le espera una vida sin gran
27
trascendencia. Sin embargo, pese a su pensar, creía que
el destino podía cambiarse y Carlos Federico era la llave
para cambiar el suyo.
28
Capítulo VII: La Naturaleza Oculta del Hombre
- ¡Carlos, acaso me engañan mis ojos! Lo veo y no lo
creo, en verdad has resuelto la hipótesis de Riemann. -
Dijo Andrés incrédulo.
- He avanzado mucho, pero aún tengo que cubrir
pequeños detalles.
- Amigo, te dije que te esperaban grandes cosas en la
vida, siempre supe que eras especial. Deja que sea el
primero que te felicite por tu trabajo. Pronto saldrás del
anonimato, tu nombre se escribirá con letras doradas en
la historia de las matemáticas. Muchos pueden decir
que he sido un hombre de éxitos, pero comparado con
lo que has hecho no sirven de nada. Mi nombre pronto
quedará en el olvido. – Aunque no era muy notorio,
Andrés empezaba a revelar su verdadera naturaleza.
Por dentro los celos y la envidia le comían, pero debía
ser prudente, después de todo, Federico era su mejor
amigo.
- ¡Qué cosas dices Andrés!; eres un gran matemático, a
ti también te esperan grandes cosas.
- ¡No, no, nada me queda! – Gritó de manera alterada,
dejando salir parte de su ira y frustración. – Lo siento
29
mucho mi buen amigo, me deje llevar por mis
emociones, estoy algo cansado. Será mejor que me retire
y te deje continuar, una vez más quiero felicitarte por tu
trabajo. Sabes qué, tu nombre y el mío pronto
aparecerán en la Wikipedia y en todas las revistas
científicas de prestigio, si así será.
Los celos, esos malditos celos, se apoderaban de Andrés.
En cualquier momento Carlos Federico anunciaría sus
progresos a la comunidad científica, y cambiaría su
estatus para siempre, sería recordado como uno de los
grandes matemáticos de todos los tiempos, mientras que
el nombre de Andrés sería olvidado con el devenir de
los años. Pero, si hay algo cierto es que no hay nada
seguro y la fortuna puede cambiar en un instante.
Pasados unos días, Andrea Pilar, la madre de Carlos
Federico, falleció de un infarto al corazón. El
desafortunio de muchos es la fortuna de otros, pues la
tragedia que había golpeado a Carlos Federico le
garantizaría a Andrés, conociéndole como lo conocía,
que el genio no haría públicos sus avances en la
búsqueda por resolver el gran enigma matemático.
30
Capítulo VIII: Un Gran Día para las
Matemáticas
Había transcurrido casi un año de la partida del
plano físico de Andrea Pilar y faltaban sólo unos días
para que el ICM celebrara su prestigioso congreso.
Nadie tenía la menor duda de cuál sería la atracción
principal, finalmente uno de los problemas matemáticos
más esquivos de todos los tiempos cedía al intelecto
humano, la hipótesis de Riemann había sido resuelta.
Meses antes, el documento de 135 páginas, había sido
enviado vía e-mail a los editores de la prestigiosa
revista: the Annals of Mathematics, de la universidad
de Princeton. Transcurrido el tiempo de revisión, el
Annals dedicó la edición completa a la hipótesis de
Riemann y al hombre que había demostrado su
veracidad.
La noticia corrió como fotón en el espacio vacío. En
poco tiempo, la buena nueva se podía leer en los
encabezados de los más prestigiosos, y no solo
científicos, medios escritos del mundo.
31
El más difícil de los problemas matemáticos final mente
ha sido resuelto.
Se podía leer en muchos de los diarios hispanoparlantes.
The Riemann hypothesis has been resolved.
Decían los encabezados en inglés
Mathématicien Caraïbes résout l'hypothèse de Riemann
Señalaban los medios en francés.
Karibik löst mathematische Vermutung Deutsch.
Resaltaban los diarios alemanes.
L'ipotesi di Riemann inafferrabile è finalmente stato
risolto.
Comunicaban los medios en italiano.
Карибский гений решает гипотеза Римана.
Apuntaban los medios en Rusia.
Las noticias de carácter matemático, rara vez
trascienden a nivel de los medios de información
populares, eso nos da una idea de lo trascendente que
era la demostración de la hipótesis matemática. Sin
32
dudas, una ocasión para celebrar, el intelecto humano
salía triunfante una vez más.
Aunque muchos ni siquiera habían escuchado hablar
de la hipótesis - perdón, teorema - todos se alegraban
por la buena nueva. Como ya se ha dicho, había razones
para celebrar, sobre todo porque por primera vez un
problema moderno de gran importancia, por lo menos
en matemáticas, considerado como uno de los siete
problemas del milenio, había sido resuelto en un país
perteneciente al tercer mundo; una pequeña nación del
Caribe poco conocida. La que sus nativos alguna vez
llamaron Quisqueya, era la afortunada.
A las 10:35 hora local, quedó inaugurado el más
importante congreso en la comunidad matemática, el
ICM Atenas 20..
En la ceremonia de apertura fueron galardonados
cuatro matemáticos con la prestigiosa Medalla Fields,
entre ellos el prof. Andrés Fco Lagos, por su
demostración de la hipótesis de Riemann.
Andrés Fco Lagos, un profesor de matemáticas de la
Universidad Estatal de Santo Domingo, se convirtió en
la primera persona de origen hispano en recibir la
Medalla Fields.
33
El presidente de la República, Francisco Daniel
Obregón, se reunirá en la tarde de hoy con el
matemático Andrés Fco Lagos. El matemático, ha ganado
fama y prestigio internacional tras demostrar un
célebre problema. Por su logro, se le condecorará la
medalla Orden al Mérito, Duarte, Sánchez y Mella,
división Comendador.
La ciencia, como actividad del hombre, no es ajena a la
imperfección humana y a sus vicios. Son muchos los
casos que podemos citar de personas que han logrado
fama, distinción y fortuna gracias a los trabajos de
otros. El caso de Tesla es un buen ejemplo, otros como
Carlos Federico son menos afortunados, pues ni la
historia les reconoce. En este mundo de imperfecciones
donde no todo lo malo necesariamente se paga, la ley es
muy simple, el más hábil es quien gana. Andrés Fco
había movido mejor sus cartas y eso le garantizó el
éxito.
34
Capítulo IX: La Muerte de Andrea Pilar
Hay veces que tenemos la impresión de que para
poder alcanzar ciertos objetivos debemos pagar un alto
precio o dar algo a cambio. De cualquier manera, nada
es gratis en esta vida.
Aquel fatídico día, Carlos Federico se levantó mucho
más tarde de lo acostumbrado, soñó toda la noche.
Había tenido una idea reveladora, una que pondría fin a
su extensa labor. Minutos más tarde, un grito de júbilo
salía de la habitación del matemático; la hipótesis de
Riemann había sido resuelta. Finalmente el gran
problema cedía a la genialidad de Carlos Federico,
quien con ello lograba terminar el trabajo de su vida.
Uno que le garantizaría el reconocimiento de toda la
comunidad matemática.
- ¡Madre, madre, lo he conseguido, lo he
conseguido!- Vociferaba por toda la casa sin
tener idea de donde se encontraba su querida
madre.
Luego de buscar por toda la casa, salió al jardín. Los
rayos del sol cegaban sus ojos, después de tanto tiempo,
Carlos Federico, volvía a disfrutar de la libertad. Todo le
35
parecía algo irreal, el olor de las flores, el cantar de las
aves, el susurro del viento, era como volver a nacer,
pero con la capacidad para poder apreciar todo aquello.
Por un momento había olvidado el porqué de su salida,
luego caminó unos pocos metros hasta la parte trasera
de la casa; tirada próxima a una banca de madera avistó
a Andrea Pilar, se dirigió hacia ella y notó que le faltaba
la respiración, aun tenía pulso cuando la encontró y
aunque se esforzó por revivirla ya era tarde, a las 09: 15
de la mañana Andrea Pilar había dado su último aliento.
Como es irónica la vida, el día más importante en la
carrera profesional de Carlos Federico también era el
día más aciago de su existencia. No habría pompas ni
aplausos, en vez de alegría llanto. Aquel no sería el día
en que se daría a conocer la solución de la muy
conocida hipótesis.
Pocos fueron los que asistieron al funeral de Andrea
Pilar, entre los presentes se encontraban Andrés y
Susanay unos cuantos vecinos de la fenecida.
El dolor de Carlos Federico era inconsolable, había
perdido lo que más le importaba en la vida. - ¡Maldita
hipótesis, malditas las matemáticas que me han causado
esta pena! – exclamaba, a su lado se encontraba Andrés,
36
mismo que aguardaba paciente para poder sacar
provecho de la gran idea de Carlos Federico.
37
Capítulo X: Maldito el Hombre que en el
Hombre Confía
Después de la muerte de Andrea Pilar, Carlos
Federico se quedó totalmente sólo en el mundo. La
naturaleza seguía su cauce, pues no es lo ideal que los
hijos partan primero que sus padres, sin embargo
Carlos Federico, sencillamente, no se había preparado
para enfrentar tal situación. Siempre estuvo bajo la
falda de Andrea Pilar, algo atípico para un hombre que
casi rondaba en los cuarenta años de edad.
Había tenido una larga relación con Susana Martínez,
pero decidió declinar a su amor por apego a las cosas
abstractas, su deseo de querer ser recordado por
siempre como uno de los grandes matemáticos le
apartaron del ciclo que debe seguir todo ser viviente,
dejar una descendencia que continúe el linaje.
Pese a la apatía que Carlos Federico había mostrado
ante Susana Martínez, lo cierto es que ella nunca lo dejó
de amar. Por mucho tiempo sufrió en silencio un amor
que le había sido arrebatado, no por otra mujer sino por
culpa de las matemáticas. Y aunque lo amaba, Susana se
38
juró así misma que nunca volvería amar, usaba su
trabajo, en una prestigiosa firma de abogados, como
excusa o más bien como distracción para mantenerse
alejada de los asuntos del corazón. Pero, con la muerte
de Andrea Pilar todo había cambiado, quien fue alguna
vez su prometido ahora estaba totalmente solo en el
mundo, y aunque Susana Martínez realmente trataba de
olvidar el pasado sentía que debía estar junto a Carlos
Federico, acompañándole en su dolor.
Día tras día, sin falta uno solo, Susana Martínez visitaba
a Carlos Federico para ayudarle en los quehaceres del
hogar. ¿Qué habría sido de aquel pobre hombre sin la
ayuda de Susana? No podemos dar una respuesta cierta,
lo que si podemos asegurar es que las matemáticas no
ayudarían a Carlos Federico a salir de aquella difícil
situación.
Otro que no pudo negarse a ofrecer una mano amiga
fue Andrés Francisco, aunque sus intensiones nada
tenían que ver con la amistad. Su teatro le había
permitido acercarse cada vez más y más a su
desprevenida víctima. El negro café serviría como
disolvente para aquella tóxica sustancia que poco a
poco haría lo suyo en el organismo de Carlos Federico.
39
- Te he preparado café, está como te gusta, con
poca azúcar…bebe te hará bien.
El café estaba limpio. Aunque lo había pensado, Andrés
no se atrevió a disolver la nociva sustancia en el café.
Pese a todo, él no era un asesino.
- Gracias Andrés, tú y Susana han sido muy
atentos conmigo, de no ser por ustedes no se que
habría sido de mí…debes pensar que soy
patético, mírame aquí estoy sintiéndome
derrotado…el hombre que resolvió la hipótesis
de Riemann es derrotado por la vida, irónico no
te parece.
- ¡Qué cosas dices! Sólo estas pasando por un mal
momento, dale tiempo al tiempo. Ya verás,
pronto todos conocerán el nombre del gran
Carlos Federico García, serás grande muy
grande.
- ¡Tiempo! el mejor amigo de los
optimistas…supongo que tienes razón, pronto
me recuperaré, hasta tanto la demostración de la
hipótesis permanecerá desconocida para el resto
del mundo…te lo pido de favor mi querido
amigo, nadie debe saber lo que he logrado. No
hasta que mi cabeza este de nuevo en su lugar.
40
Maldito el hombre que en el hombre confía, resalta la
Santa Escritura. Quedaba claro que Andrés no estaba
dispuesto a condenar su alma cometiendo homicidio,
pero los celos y la envidia seguían latentes en él. Andrés
no sólo se había ganado la plena confianza de Carlos
Federico, también lo tenía a su merced.
41
Capítulo XI: El Beso de los Amantes
Apenas recién salía Andrés de la casa de Carlos
Federico cuando Susana entraba a ella. Como de
costumbre llegaba con la cena que día tras día le
preparaba al matemático.
- He preparado algo que te gusta. – Dijo sin
mediar más palabra y mirando fijamente, como
hipnotizada, el rostro de Carlos Federico.
- Has sido tan atenta y,…yo…yo. - Indicó Carlos
Federico, sin llegar a completar la oración y
rompiendo el silencio. Ambos se miraban
fijamente y, nuevamente reinó el silencio. No
hacían falta las palabras para expresar lo que
sus corazones sentían y poco a poco sus cuerpos
se fueron acercando hasta tener contacto. El
deseo del uno por el otro pudo más que todo, y
un beso selló la reconciliación de los amantes.
Tanto Federico como Susana, creían que debían llegar al
matrimonio sin haber consumado el deseo carnal. Pero,
aquello que sentían era más fuerte que ellos, mucho
42
mayor que sus convicciones y, simplemente se dejaron
llevar.
Aquella noche, los amantes, despertaron caricias
dormidas; se fundieron en un solo cuerpo hasta el
amanecer.
Aquella mañana, primaveral, se podía ver una sonrisa
de felicidad dibujada en los labios del matemático. Por
mucho tiempo, se abstuvo al afecto de un semejante y
ahora había cedido para experimentarlo en su mayor
expresión.
Por un momento había olvidado su deseo de convertirse
en uno de los grandes matemáticos y, simplemente
quiso ser hombre, pero no cualquiera sino aquel que
ama a una mujer y es correspondido. De repente, Carlos
Federico lo había entendido. La inmortalidad no está en
el recuerdo de los hombres, sino en cada momento bien
vivido.
43
Capítulo XII: El Día de Bodas
En manos de Carlos Federico estaba el santo
grial que buscaban los matemáticos. Había logrado
resolver el problema más difícil de las matemáticas
modernas, la hipótesis de Riemann. Pero aquella
trascendental demostración permanecía desconocida
ante la comunidad matemática. ¿Qué pensaba el
matemático? ¿Por qué no había hecho público su
descubrimiento? Nunca lo sabremos con seguridad, lo
cierto es que luego de su reconciliación con Susana
Carlos Federico Cambió. Las cosas abstractas,
simplemente ya no le apetecían. O quizás, el
matemático simplemente aguardaba el momento
oportuno. Carlos Federico y Susana, nuevamente,
habían fijado fecha de boda y presentar una
demostración de la hipótesis de Riemann le daría una
gran notoriedad ante los medios, algo que
probablemente el matemático quiso evitar.
Andrés Francisco, como buen observador, se había dado
cuenta del poco interés que en los últimos meses Carlos
Federico mostraba por las matemáticas. Para Andrés,
Carlos Federico no era digno de la gran hazaña, y
44
pacientemente aguardaba su oportunidad para alzarse
con la gloria, después de todo tendría a Carlos Federico
muy de cerca pues había sido el elegido para ser el
padrino de bodas.
- Andrés, mañana por fin dejaré de ser un hombre
solitario. Siento una felicidad que no puedo
describir; imagínate la tuve tan cerca y siempre
le di la espalda. Creí que escudándome tras ideas
abstractas iba alcanzar la verdadera felicidad,
pero, ahora me doy cuenta que de nada le sirve a
un hombre ser recordado por generaciones si no
supo valorar su vida e ir tras la felicidad a la
cual todo ser humano tiene derecho, ahí mi
querido amigo es donde radica toda la esencia
del ser. – Expuso Carlos Federico sonriente a la
vez que le entregaba un folder sellado a su
amigo.
- ¿Qué es?
- Es la demostración de la hipótesis de Riemann,
quiero que la guardes hasta que regrese de mi
luna de miel… – le dijo mirándole a los ojos –…
el que sale es quien hace el viaje y, uno nunca
sabe lo que puede pasar. – Agregó como si
45
supiera lo que iba a ocurrir en las horas por
venir.
6 de julio de 20.. fue la fecha designada para efectuar el
casamiento. El día no pudo ser más propicio para el
evento y, aunque fue una ceremonia sencilla, todo salió
según lo planeado.
A las 20:30, los recién casados abandonaban el lugar de
fiestas para dirigirse a su luna de miel. Veinte minutos
más tarde, el teléfono celular de Ernestina, la madrina
de bodas, sonó. Le habían llamado del hospital para
darle una mala notica, Carlos Federico y su esposa
sufrieron un grave accidente que les arrebató las vidas.
- ¡Ay Andrés!- exclamó Ernestina - ¡algo terrible
ha pasado! – añadió entre lagrimas.
- ¿Qué cosa Ernestina?
- ¡Tragedia, una tragedia! el, el…compadre y… la
comadre han sufrido un funesto accidente… –
respondió la mujer, con voz entrecortada - …
¿por qué lo has permitido, Dios mío?
Andrés se acercó a Ernestina y le dio consuelo. Mientras
ella lloraba en su hombro; Andrés, que no dijo una sola
46
palabra, sólo pensaba en la oportunidad que le daba el
destino, haciendo lo que él no pudo.
<< Esto es una señal del destino. Él ha querido que sea
mi nombre, y no el de Carlos Federico, el que quede
escrito con letras de oro en la historia de las
matemáticas. Mi nombre será recordado eternamente.
>> Pensaba.
Carlos Federico murió siendo un desconocido para la
ciencia, mientras que otro recibía todo el crédito por su
genial labor. Andrés recibió toda clase de
reconocimientos y premios por un trabajo que no había
realizado; podía engañar a todo el mundo, pero nunca
así mismo.
47
Capítulo XIII: Demonios Internos
Andrés Francisco Lagos, de la noche a la
mañana, se convirtió en el matemático más prestigioso y
afamado del planeta. Era un héroe para muchos, pero
un villano para sí mismo.
El peso que cargaba su conciencia era demasiado
grande, pero debía soportarlo. Sus demonios internos le
atormentaban y pensamientos impuros rondaban por su
cabeza.
En Atenas, le fue entregada la medalla Fields. El premio
más prestigioso que se les otorga a los más
sobresalientes matemáticos menores de cuarenta años
de edad. Se había burlado de todos, y recibía un premio
que no se había ganado; así es la vida, no siempre es
justa.
No dijo mucho al recibir la medalla, sólo se limitó a dar
las gracias. Muchos de los presentes percibieron en el
acto humildad, pero sólo había remordimiento y
angustia.
48
- ¡Mis felicitaciones, un excelente trabajo! –
Decían muchos de sus colegas. Andrés respondía
asintiendo con la cabeza y apretando los labios.
Quería desaparecer de allí, trataba de convencerse de
que aquello sólo era un mal sueño, pero era real. Sus
demonios internos seguían atormentándolo cada vez
más.
Después del acto, Andrés recorrió sin rumbo fijo la
ciudad. Pensativo, siempre pensativo, no podía liberarse
de sus propios demonios, que controlaban sus
pensamientos.
<< ¿Por qué lo hiciste? >>
- ¡Déjame en paz, estás muerto! – gritaba por las
calles concurridas de Atenas.
Pobre del hombre que trata de ganarse la admiración
del mundo con méritos ajenos. La luz de la verdad es
tan intensa que es imposible que se pueda ocultar tras
un escudo forjado de mentiras.
<< ¿Por qué lo hiciste?... no hay donde esconderse, ¡no
puedes escapar de ti mismo! >>
- ¡Cállate, cállate, ya no me atormentes!
49
Deambuló sin rumbo, tratando de liberarse de su propio
demonio, pero sólo la muerte o la demencia podían
liberarlo de tal pena.
<< Confiesa la verdad, no es tarde para que te
arrepientas. >>
- ¡Cállate, cállate! – seguía diciendo – prefiero
morir antes que decir la verdad.
Se hacía tarde y Andrés se encontraba perdido en una
ciudad que no conocía. Gracias a la ayuda de un buen
samaritano, el matemático pudo regresar al hotel donde
se encontraba hospedado.
Una vez en el hotel, el matemático recordó las palabras
que alguna vez dijo Nikola Tesla; sabía que el presente
le pertenecía, pero tarde o temprano, de una manera u
otra, la verdad saldría a flote. Entonces le quedó claro
que el futuro conspiraría a favor de Carlos Federico. Los
matemáticos son dueños de cuerpos mortales y
teoremas eternos. El teorema de Riemann no le
pertenecía y, por un momento saboreó el dulce néctar
que le conceden los dioses a unos cuantos afortunados,
ese que los hace inmortales e idolatrados por el resto de
los mortales de menor dicha; pero también había
probado el sumo amargo de la vergüenza, esa que
sentía al saber que no era merecedor de aquello que se
50
le acreditaba y, con la esperanza de acallar sus
demonios internos, decidió escribir un libro donde
confesaba toda la verdad.
El libro, por deseo de su autor, fue publicado diez años
después de su muerte. La memoria de Carlos Federico
García, finalmente, había sido reivindicada, dándole el
lugar que le correspondía en la historia de las
matemáticas.
51
Índice
Capítulo I: Encierro Voluntario...........................................5
Capítulo II: El Genio Solitario....................................................8
Capítulo III: La Superficial Inmortalidad de los
Hombres.........................................................................................14
Capítulo IV: La Hipótesis de Riemann.................................17
Capítulo V: La Visita de un Viejo Amigo............................20
Capítulo VI: La Llave del Destino..........................................24
Capítulo VII: La Naturaleza Oculta del Hombre.............28
Capítulo VIII: Un Gran Día para las Matemáticas.........30
Capítulo IX: La Muerte de Andrea Pilar.............................34
Capítulo X: Maldito el Hombre que en el Hombre
Confía..............................................................................................37
Capítulo XI: El Beso de los Amantes.....................................41
Capítulo XII: El Día de Bodas..................................................43
Capítulo XIII: Demonios Internos.........................................47

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La verdad oculta de un matemático solitario

  • 1. 1 José Acevedo Jiménez Pensamiento Abstracto La Verdad Oculta de un Matemático
  • 2. 2 José Acevedo Jiménez Pensamiento Abstracto La Verdad Oculta de un Matemático Versión Digital
  • 3. 3 A José Acevedo, Mercedes María Jiménez, mis padres. A Danilka Hernández, mi esposa. A Mercedes y Ruth Ester, mis hermanas. A Shirley Idhalina, Laura Modesta y Cristian Alexander, mis tesoros. Con todo mi cariño y afecto.
  • 4. 4 Un matemático es alguien que al observar un cono no sólo ve la figura geométrica como tal, también advierte cuatro secciones. .
  • 5. 5 Capítulo I: Encierro Voluntario Su deseo de sobresalir dentro de la comunidad matemática, había convertido a Carlos Federico García en un hombre solitario, confinado a los siete por cinco y medio metros de su habitación. Inmerso en su trabajo, descuidando su apariencia personal y necesidades alimenticias, Carlos Federico sólo podía pensar en resolver uno de los problemas más difíciles y llamativos de las ciencias exactas, la denominada hipótesis de Riemann. De no ser por su dedicada y abnegada madre que se encargaba de llevarle alimentos y agua, sin duda alguna Carlos Federico habría muerto de inanición antes de llegar a cumplir los cuarenta años de edad. La hipótesis de Riemann había invadido todo su ser, su mente estaba desconectada del mundo real; líneas tras líneas, iba borrando todas las ecuaciones para volver a empezar desde cero un círculo que se cerraba una y otra vez. Puede que estén pensando que el comportamiento de Carlos Federico no era nada atípico de alguien que se dedica a los asuntos científicos, y más específicamente
  • 6. 6 de aquellos que estudian entes abstractos, cosas que sólo existen en la cabeza de quien las crea, algo muy alejado de la realidad, pues por muy difícil de creer que sea, Carlos Federico no siempre fue el hombre ermitaño y descuidado que ahora era. Apenas dos años atrás, anteriores a su encierro, se le podía encontrar en compañía de amigos en algún bar de la ciudad o en alguna otra actividad que necesariamente requería del contacto con personas; y es que era difícil resistirse a su apariencia encantadora, su perfecta sonrisa, casi hechizante y su mirada penetrante, lo convertían en presa fácil de eso que llaman popularidad. Las chicas se sentían atraídas por él, sin embargo nuestro Romeo sólo tenía ojos para su Julieta, Susana Altagracia Martínez, una joven pueblerina estudiante de derecho. De personalidad risueña y amable, Carlos Federico, sabía cómo mantener el genio dentro de la botella, tanto así que sus amigos, de intelecto menos afortunado, nunca o muy pocas veces se sintieron intimidados por él; cosa poco común en una persona cuyo coeficiente intelectual superaba por mucho la media. Aunque jamás conoció el amor de padre, eso no fue un obstáculo para no querer convertirse en uno; incluso, Carlos Federico y su amada Susana habían fijado fecha
  • 7. 7 para unirse en santo matrimonio; a Federico le fascinaba la idea de algún día poder formar una familia donde números niños corrieran por el hogar que formaría con su doncella. Pero su deseo de pasar a la posteridad y convertirse en un matemático de respeto, pudieron más que sus instintos naturales de convertirse en padre y una semana antes de la boda Federico tomó la decisión de aislarse y no salir de su autoencierro hasta no haber logrado su cometido, resolver la hipótesis de Riemann.
  • 8. 8 Capítulo II: El Genio Solitario Bien parecido de un metro ochenta, aquel joven parecía más un prominente atleta que un matemático. Lo único que revelaba su genialidad oculta era su gran talento en el tablero dicromático de ajedrez. Quienes le veían jugar notaban de inmediato su agudo intelecto que pasaba desapercibido por aquellos que no le conocían lo suficiente. A primera impresión, era difícil deducir que aquél joven con cuerpo de Adonis era un verdadero genio y no el simple estudiante que estudia para obtener buenos resultados. La madre de Carlos Federico, Andrea Pilar, siempre estuvo orgullosa de él. Lo tuvo a una edad avanzada en la cual pocas mujeres conciben, ella decía que su hijo era un verdadero regalo de Dios y que su muchacho, estaba destinado a hacer grandes cosas. Y no era para menos pensarlo, a los pocos días de Andrea Pilar haber quedado embarazada quien fue su marido, Federico García, había perdido la vida de forma trágica. Andrea nunca se volvió a casar y sin ayuda, además de contar con limitados recursos, salió adelante con su único vástago.
  • 9. 9 Según Andrea Pilar, la numerología también le auguraba un buen futuro a su hijo, ella lo explicaba de la siguiente manera: Carlos Federico nació un 14 de marzo, 3.14. El padre nació un 15 de marzo, 3.15. Andrea Pilar, nació un 9 de marzo, 3.9 ó 3.09. El Abuelo, nació un 26 de marzo, 3.26. La abuela, nació un 4 de marzo, 3.4 ó 3.04. Al juntar las fechas siguiendo ciertas reglas, se obtiene el número que guiaría el destino de Carlos Federico, 3.141594; coincidencia o no el número resultante es el pi, uno de los números más importantes de las matemáticas, con una precisión de cinco cifras decimales. Al ser la numerología una seudociencia, no podemos afirmar ni refutar la creencia de Andrea Pilar, pero ¡vaya que resulta curioso! eso no se puede negar. Con menos de dieciocho años de edad, el joven Federico había iniciado sus estudios universitarios, gracias a la beca que recibió de parte del gobernador de la ciudad. A los diecisiete años de edad, Federico demostró, de manera parcial, un problema matemático poco conocido, la conjetura generalizada del postulado de Bertrand en intervalos pares, que afirma que entre: y
  • 10. 10 , existen por lo menos dos números primos tales que: y para valores de . Esta fue la primera de sus demostraciones, un trabajo completamente original. Fue gracias al mismo que Federico decidió estudiar matemáticas de manera profesional. Sin embargo y pese a su original demostración, Federico no obtendría la gloria que buscaba y existía una razón muy simple que lo explicaba, él no había sido el primero en demostrar el teorema. Al igual que muchos hombres de ciencia, Federico siempre se hacía acompañar de una pequeña libreta, que cuidaba con recelo, en ella anotaba las cosas que él consideraba importantes. Por razones ya mencionadas, Federico mantenía embotellado su genio cuando se encontraba ante la presencia de sus amigos, no era tarea fácil, imagínense tener que pretender estar interesado por temas que no le importaban en lo absoluto. Ahora que lo pienso, quizá el confinamiento de Federico a las cuatro paredes de su habitación le había dado la libertad que no podía tener en el mundo exterior por temor a ser catalogado de loco, raro y tantas otras cosas que los mortales de pensamiento limitado vemos en
  • 11. 11 aquellos que han sido bendecidos con el don de la genialidad. Es bien sabido que: “cada cabeza es un mundo”, al romper las cadenas y liberarse de las cosas que lo ataban al mundo exterior, Federico pudo iniciar el viaje hacia lo más profundo de su ser y llegar hasta el lugar donde convergen las ideas. Un lugar donde aquello que llamamos realidad no lo es más que las cosas abstractas, allá donde las leyes que gobiernan el mundo físico pueden ser quebrantadas con tan sólo concebir una nueva teoría que domine el cosmos y cuya única frontera es la imaginación de cada individuo. ¡Así es señores!, pensándolo bien, Federico no se había encerrado, lo único que hizo fue abrir las puertas hacia su libertad. En el mundo exterior, Federico sólo podía ser él mismo cuando se encontraba junto a su amada Susana y a unos pocos amigos que lo aceptaban tal como era, ante ellos, no tenía que fingir. Susana, sobre todo, comprendía su genio y lo alentaba para que dejara al descubierto su don. Pero el temor de Federico de ser rechazado, por ser diferente, era más fuerte que las palabras de aliento de su amada y ni siquiera ella pudo cambiar su forma de pensar.
  • 12. 12 Aunque Federico pasó los primeros años de su vida rodeado de amigos y conocidos, se sentía muy solo; claro que contaba con el apoyo de su amada Susana. Y pese a que ella le comprendía, sus facultades cognitivas estaban muy por debajo de las de su amado, razón está por la cual Susana se limitaba a escucharle. No es que Susana tuviera un bajo nivel de inteligencia, su coeficiente intelectual estaba por encima de la media pero muy por debajo del coeficiente de su Romeo, quien superaba la barrera de la genialidad. Pese a no conocer siempre el significado de las palabras de Federico, Susana le amaba incondicionalmente, sin conocer mucho de las fuerzas físicas que gobiernan la naturaleza, ella pensaba que los físicos se equivocaban cuando afirmaban que sólo existen cuatro de ellas, pues el amor, según afirmaba Susana, es la fuerza más grande que existe en todo el universo. Susana nunca dejó de amar a Federico, a pesar de que lo consideraba un cobarde por haber renunciado a la vida familiar que ella le había ofrecido. Oficialmente, Federico y Susana nunca terminaron su relación. Sin más ni nada Federico simplemente se guardó de llamarla y buscarla, en otras palabras rompió
  • 13. 13 toda clase de contacto con ella. En un principio Susana llegó a pensar que su amado había caído en una profunda depresión y que por tal razón evitaba tener trato con ella. Para Susana aquello no era más que una crisis pasajera que juntos lograrían superar; pero se equivocaba, Federico no quería verle más y después de mucho insistir, finalmente, Susana sucumbió ante el deseo de su amado y en contra de su voluntad no le volvió a buscar.
  • 14. 14 Capítulo III: La Superficial Inmortalidad de los Hombres A sus treinta y ocho años de edad, Carlos Federico García había resuelto una cantidad considerable de problemas matemáticos; todos con un común denominador, ya habían sido resueltos por otros matemáticos. Eso no desanimaba, de ninguna manera, al peculiar personaje, pues iba tras el premio gordo y aunque sus demostraciones le habrían reservado un lugar en la historia de las matemáticas, considerando que hubiese sido el primero, poco le importaba, pues las ambiciones de Carlos Federico iban más allá de las aspiraciones que tenemos los simples mortales. “Newton habría pasado a la historia con uno cualquiera de sus descubrimientos, su binomio por ejemplo, pero fueron sus grandes descubrimientos, como el cálculo, los que lo convirtieron en el más grande científico de todos los tiempos”. Las palabras de Carlos Federico lo decían todo, él jamás se conformaría con aportar granos de arena, cuando había todo un mar por aportar, su meta era convertirse en uno de los
  • 15. 15 grandes; que su nombre permaneciera indestructible al paso de los años, como el de aquellos inmortales: Newton, Leibniz, Pascal, Arquímedes y tantos otros grandes nombres de las ciencias. Encontrar una prueba que demostrara la hipótesis de Riemann, sin duda alguna le proporcionaría la anhelada inmortalidad. Su nombre quedaría escrito con letras doradas en la historia de las matemáticas; así como lo había escrito Gregory Perelman, años atrás, al demostrar la conjetura de Poincaré. Antes de lograr la gran hazaña y pese a ser un genio matemático, el nombre de Gregory Perelman era desconocido; el suyo habría pasado a la historia como el de muchos otros tantos, pero, al demostrar la conjetura de Poincaré, Perelman colocó su nombre junto al de los grandes matemáticos de todos los tiempos. Él no orbitaría más alrededor de una estrella, pues su gran obra lo había convertido en una que jamás dejaría de brillar. Desde tiempos inmemorables, el hombre ha tenido la necesidad de dejar su firma a futuras generaciones. Eso explica el porqué nuestros antepasados erigieron monumentos colosales como las pirámides, los acueductos romanos, y las bellas obras arquitectónicas
  • 16. 16 legadas por los antiguos griegos. La razón por la cual han llegado hasta nosotros es porque sus creadores sintieron la necesidad de dejar una huella imborrable que advirtiera a las generaciones venideras la grandeza de aquellos que la construyeron. ¡Oh vana inmortalidad aquella de los hombres, pues al final cenizas y polvo sólo eso es lo que queda! y sin embargo, pese a no ignorar tales argumentos, nos afanamos por dejar una huella imborrable en la memoria colectiva de los que aun viven. Carlos Federico García padecía de la fiebre que causa la inmortalidad, aquella banal que buscan los hombres. Sin embargo al renunciar a su amada, él había rechazado la inmortalidad que da la naturaleza a todo ser viviente, el derecho a dejar sus genes.
  • 17. 17 Capítulo IV: La Hipótesis de Riemann “Los matemáticos han intentado en vano, hasta la actualidad, descubrir algún orden en la secuencia de números primos, y tenemos razones para creer que se trata de un misterio que la mente humana nunca resolverá.” Leonhard Euler, matemático suizo. Para poder dar un veredicto justo sobre la manera de pensar de Carlos Federico se nos hace necesario conocer, aunque sea un poco y sin los rigores exigidos por las ciencias exactas, la hipótesis de Riemann. En un artículo de 1859 que trataba sobre los números primos menores que una extensión dada, el matemático de origen alemán, Georg Friedrich Bernhard Riemann, hizo mención de la distribución de los ceros contenidos dentro de su función zeta ζ(s). La conjetura afirma que: La parte real de todo cero no trivial de la función zeta de Riemann es ½. Dicha hipótesis está estrechamente relacionada con la distribución de los números primos dentro del conjunto de los números naturales. Dada esta conexión, la
  • 18. 18 hipótesis resulta atractiva para los matemáticos, pues para nadie es un secreto que los números primos son el equivalente matemático a los átomos de la física, pues a partir de ellos se forman todos los demás números. Como sabemos, no existe una fórmula que nos genere números primos de manera total o parcial, tales “indomables” parecen estar distribuidos de manera aleatoria en el conjunto de los números enteros. Es debido a esa aleatoriedad que los números primos son utilizados para cifrar mensajes. Es gracias a los números primos que podemos hacer una transacción bancaria por internet de manera segura. De ser cierta la conjetura de Riemann tal seguridad se vería altamente comprometida, pues “los indomables” no lo serían nunca más. Si no consideran lo explicado una razón suficiente para estudiar la hipótesis de Riemann, le tenemos otra que de seguro les hará cambiar de opinión. En el año 2000, el Clay Mathematics Institute ofreció un premio de un millón de dólares a la persona que lograse dar una demostración de la hipótesis. De hecho, existen siete problemas matemáticos no resueltos, bueno en realidad seis ya que uno fue resuelto, por los que el Clay ofrece una recompensa de
  • 19. 19 un millón de dólares por problema, son los denominados siete problemas del milenio. Pero más allá del dinero o la importancia práctica del problema, el mismo era importante para Carlos Federico ya que representaba un desafío intelectual para él. Sobre todo, Carlos Federico, era un matemático y si tiene importancia práctica un problema o no, para un estudioso verdadero de las ciencias exactas eso es algo de poca relevancia. En las palabras de Carlos Federico, nos damos cuenta de su sentir: “Al ser abstractas las matemáticas, su estudio no está limitado a aquellas ramas que son útiles a los hombres, pues es en la no aplicadas donde encuentra su verdadera razón de ser.” Sus palabras claramente nos dicen que no buscaba resolver la hipótesis de Riemann por la utilidad práctica del problema, sino por su importancia dentro de las matemáticas en sí.
  • 20. 20 Capítulo V: La Visita de un Viejo Amigo Había trascurrido más de un año desde aquel día en que Carlos Federico decidió recluirse en su pequeña habitación. Durante mucho tiempo, se negó a recibir la visita de Susana o alguno de sus amigos, pero ahora las cosas habían cambiado, los esfuerzos del matemático comenzaban a florecer. Los siete por cinco metros empezaban a agrandarse; ya se le podía ver rondando en la cocina o leyendo un que otro libro en la sala. - Estoy cerca de dar con la solución del problema…si tan sólo pudiera, no, no, no, en definitiva la clave está en la distribución simétrica de los números primos.- Se decía así mismo Carlos Federico, y es que hablar consigo mismo era la única manera de evitar los efectos que causa la soledad. Mas hoy no tendría que hablar solo, un viejo amigo, Andrés Francisco Lagos, le esperaba en la sala de estar. - Federico, un viejo amigo te ha venido a visitar, es Andrés el hijo de doña Clara. - Enseguida salgo mamá, por favor dile que espere.
  • 21. 21 Las palabras de Federico habían sorprendido a Andrea Pilar; y no era para menos ya que por más de un año su hijo se negó a recibir visita alguna. - ¡Andrés que grata sorpresa! - Lo mismo digo, viejo amigo.- Expresó Andrés mientras abrazaba a su amigo ante la presencia de Andrea Pilar. Fue un encuentro muy emotivo, tanto así que, desde su autoencierro, era la primera vez que Andrea Pilar veía a su hijo sonreír. De haberse concretado la boda de Carlos Federico y Susana, sin duda alguna, Andrés Francisco hubiera sido el padrino. Eso nos da una detallada idea de la estrecha relación existente entre ambos personajes. - Andrés, quiero que seas el primero en ver mi trabajo, aún no lo termino, pero modestia aparte, es el trabajo de un genio. - Me halagas. No sé si está bien decirlo, pero siempre envidié tu gran intelecto; no tienes que probarte nada…eres la persona más inteligente que he conocido. - La genialidad no sirve de nada si no dejas un legado, algo que diga que estuviste aquí. - Perdona que te contradiga, pero no se necesita ser un genio para dejar algo imperecedero, de hecho, hoy en día las cosas legadas por personas inteligentes parecen
  • 22. 22 no servir de nada. Todos recuerdan las proezas de un gran deportista o los éxitos de un artista, pero nadie recuerda a los hombres y mujeres que han hecho aportes realmente valiosos, como el descubrimiento de la vacuna contra la poliomielitis por el Dr. Salk…lo que digo es que no hay que ser un genio para anotar un gol, y sin embargo las multitudes los idolatran. - Lo entiendo perfectamente. Lo que dices es muy cierto, pero toda esa fama, glamur y hasta adoración son cosa del momento, algo pasajero… tan efímeras que sus acciones estridentes son cosa natural, pues de otra manera no permanecerían ni por un segundo en la memoria colectiva de los mortales. Por el contrario, son las ideas las que permanecen siempre, una vez concebidas son inmortales, no necesitan del ruido del mundo para trascender pues la trascendencia es parte inmutable de su naturaleza…es muy cierto mi amigo lo que dices, no hay que ser un genio para trascender, pues basta con una buena idea para vencer al tiempo. Que la liebre tenga ventaja sobre la tortuga no significa que vaya a ganar la carrera, pero ¿de qué sirve tener un gran cerebro si el cuerpo está en coma? Sin un legado la inteligencia no sirve de nada. – Terminó por decir
  • 23. 23 Carlos Federico, mientras se dirigía con Andrés al lugar donde el matemático desarrollaba sus ideas.
  • 24. 24 Capítulo VI: La Llave del Destino Al igual que Carlos Federico, Andrés era matemático de profesión, pero a diferencia del primero, Andrés ostentaba un puesto en la cátedra de matemáticas de una de la más prestigiosa, por no decir la más, universidad del país. Andrés poseía un gran conocimiento en matemáticas, pero no se consideraba así mismo como uno de tales pues, según él, existían tres y sólo tres clases de matemáticos: a) Los que conjeturan. b) Los que resuelven conjeturas. c) Los que conjeturan y las resuelven. Andrés no había hecho ninguna conjetura y mucho menos había dado solución a alguna de las existentes. Así, según su propia clasificación, Andrés se excluía de ser un matemático, aunque en el fondo deseaba ser uno de ellos, “no existe persona sobre la tierra que haya sido seducida por los encantos de las ciencias exactas que no quiera darle aunque sea el más modesto de los teoremas.” Las palabras de Andrés claramente reflejaban su sentir, aunque era un hombre de temple
  • 25. 25 difícil de descifrar, tales palabras bastaban para buen entendedor. Aunque Andrés no había contribuido, en nada, al desarrollo de las matemáticas, ciencia a la que se había dedicado por completo, poseía un gran conocimiento de la materia. De hecho pocas ramas, por no decir ninguna, estaban fuera del alcance de tan docto personaje. Es aquí donde nos surge la pregunta, ¿cómo alguien con tanto conocimiento y dedicación a un determinado campo del saber no había logrado darle algún aporte? A decir verdad, no debemos ser tan duros con Andrés, después de todo la clasificación de matemáticos que dimos fue la suya no la nuestra. Y aunque él no lo viera así, lo cierto es que si había hecho su parte; como escribir varios libros de matemáticas para jóvenes universitarios. Su peculiar manera de enseñar motivó a muchos estudiantes a seguir el camino de los números, como divulgador matemático no tuvo igual; incluso se podría decir que fue él quien colocó nuestra diminuta república caribeña en el mapa de los matemáticos. Gracias a las matemáticas, Andrés había logrado escalar ciertos escaños en la pirámide social que nos impone la sociedad.
  • 26. 26 A diferencia de Carlos Federico, que no tenía nada, Andrés poseía una buena casa, un buen auto, un cómodo salario, y todo se lo debía directa o indirectamente a las matemáticas. Pero, nada de eso, por lo general, le suele bastar al hombre de ciencia; en su mundo las leyes son diferentes, un mundo donde la originalidad lo es todo. Andrés y Carlos Federico, se conocieron en un cálido verano de 19.. cuando ambos ingresaron a la universidad para estudiar matemáticas. Carlos Federico no tardó mucho para adaptarse al nuevo entorno, pronto sobresalió entre sus compañeros de facultad, eso sí, siempre guardando la distancia entre inteligencia y genialidad. Según contaba Andrés, la razón por la cual se hizo amigo de Carlos Federico fue porque lo consideró un joven especial; no se cansaba de repetirle que la vida le aguardaba grandes cosas, a lo que Carlos Federico respondía con una ligera sonrisa de incredulidad. Desde muy temprana edad Andrés Francisco soñaba con ser alguien importante. Nunca hablaba sobre el tema pues se consideraba hijo desafortunado, es decir uno de aquellos que le espera una vida sin gran
  • 27. 27 trascendencia. Sin embargo, pese a su pensar, creía que el destino podía cambiarse y Carlos Federico era la llave para cambiar el suyo.
  • 28. 28 Capítulo VII: La Naturaleza Oculta del Hombre - ¡Carlos, acaso me engañan mis ojos! Lo veo y no lo creo, en verdad has resuelto la hipótesis de Riemann. - Dijo Andrés incrédulo. - He avanzado mucho, pero aún tengo que cubrir pequeños detalles. - Amigo, te dije que te esperaban grandes cosas en la vida, siempre supe que eras especial. Deja que sea el primero que te felicite por tu trabajo. Pronto saldrás del anonimato, tu nombre se escribirá con letras doradas en la historia de las matemáticas. Muchos pueden decir que he sido un hombre de éxitos, pero comparado con lo que has hecho no sirven de nada. Mi nombre pronto quedará en el olvido. – Aunque no era muy notorio, Andrés empezaba a revelar su verdadera naturaleza. Por dentro los celos y la envidia le comían, pero debía ser prudente, después de todo, Federico era su mejor amigo. - ¡Qué cosas dices Andrés!; eres un gran matemático, a ti también te esperan grandes cosas. - ¡No, no, nada me queda! – Gritó de manera alterada, dejando salir parte de su ira y frustración. – Lo siento
  • 29. 29 mucho mi buen amigo, me deje llevar por mis emociones, estoy algo cansado. Será mejor que me retire y te deje continuar, una vez más quiero felicitarte por tu trabajo. Sabes qué, tu nombre y el mío pronto aparecerán en la Wikipedia y en todas las revistas científicas de prestigio, si así será. Los celos, esos malditos celos, se apoderaban de Andrés. En cualquier momento Carlos Federico anunciaría sus progresos a la comunidad científica, y cambiaría su estatus para siempre, sería recordado como uno de los grandes matemáticos de todos los tiempos, mientras que el nombre de Andrés sería olvidado con el devenir de los años. Pero, si hay algo cierto es que no hay nada seguro y la fortuna puede cambiar en un instante. Pasados unos días, Andrea Pilar, la madre de Carlos Federico, falleció de un infarto al corazón. El desafortunio de muchos es la fortuna de otros, pues la tragedia que había golpeado a Carlos Federico le garantizaría a Andrés, conociéndole como lo conocía, que el genio no haría públicos sus avances en la búsqueda por resolver el gran enigma matemático.
  • 30. 30 Capítulo VIII: Un Gran Día para las Matemáticas Había transcurrido casi un año de la partida del plano físico de Andrea Pilar y faltaban sólo unos días para que el ICM celebrara su prestigioso congreso. Nadie tenía la menor duda de cuál sería la atracción principal, finalmente uno de los problemas matemáticos más esquivos de todos los tiempos cedía al intelecto humano, la hipótesis de Riemann había sido resuelta. Meses antes, el documento de 135 páginas, había sido enviado vía e-mail a los editores de la prestigiosa revista: the Annals of Mathematics, de la universidad de Princeton. Transcurrido el tiempo de revisión, el Annals dedicó la edición completa a la hipótesis de Riemann y al hombre que había demostrado su veracidad. La noticia corrió como fotón en el espacio vacío. En poco tiempo, la buena nueva se podía leer en los encabezados de los más prestigiosos, y no solo científicos, medios escritos del mundo.
  • 31. 31 El más difícil de los problemas matemáticos final mente ha sido resuelto. Se podía leer en muchos de los diarios hispanoparlantes. The Riemann hypothesis has been resolved. Decían los encabezados en inglés Mathématicien Caraïbes résout l'hypothèse de Riemann Señalaban los medios en francés. Karibik löst mathematische Vermutung Deutsch. Resaltaban los diarios alemanes. L'ipotesi di Riemann inafferrabile è finalmente stato risolto. Comunicaban los medios en italiano. Карибский гений решает гипотеза Римана. Apuntaban los medios en Rusia. Las noticias de carácter matemático, rara vez trascienden a nivel de los medios de información populares, eso nos da una idea de lo trascendente que era la demostración de la hipótesis matemática. Sin
  • 32. 32 dudas, una ocasión para celebrar, el intelecto humano salía triunfante una vez más. Aunque muchos ni siquiera habían escuchado hablar de la hipótesis - perdón, teorema - todos se alegraban por la buena nueva. Como ya se ha dicho, había razones para celebrar, sobre todo porque por primera vez un problema moderno de gran importancia, por lo menos en matemáticas, considerado como uno de los siete problemas del milenio, había sido resuelto en un país perteneciente al tercer mundo; una pequeña nación del Caribe poco conocida. La que sus nativos alguna vez llamaron Quisqueya, era la afortunada. A las 10:35 hora local, quedó inaugurado el más importante congreso en la comunidad matemática, el ICM Atenas 20.. En la ceremonia de apertura fueron galardonados cuatro matemáticos con la prestigiosa Medalla Fields, entre ellos el prof. Andrés Fco Lagos, por su demostración de la hipótesis de Riemann. Andrés Fco Lagos, un profesor de matemáticas de la Universidad Estatal de Santo Domingo, se convirtió en la primera persona de origen hispano en recibir la Medalla Fields.
  • 33. 33 El presidente de la República, Francisco Daniel Obregón, se reunirá en la tarde de hoy con el matemático Andrés Fco Lagos. El matemático, ha ganado fama y prestigio internacional tras demostrar un célebre problema. Por su logro, se le condecorará la medalla Orden al Mérito, Duarte, Sánchez y Mella, división Comendador. La ciencia, como actividad del hombre, no es ajena a la imperfección humana y a sus vicios. Son muchos los casos que podemos citar de personas que han logrado fama, distinción y fortuna gracias a los trabajos de otros. El caso de Tesla es un buen ejemplo, otros como Carlos Federico son menos afortunados, pues ni la historia les reconoce. En este mundo de imperfecciones donde no todo lo malo necesariamente se paga, la ley es muy simple, el más hábil es quien gana. Andrés Fco había movido mejor sus cartas y eso le garantizó el éxito.
  • 34. 34 Capítulo IX: La Muerte de Andrea Pilar Hay veces que tenemos la impresión de que para poder alcanzar ciertos objetivos debemos pagar un alto precio o dar algo a cambio. De cualquier manera, nada es gratis en esta vida. Aquel fatídico día, Carlos Federico se levantó mucho más tarde de lo acostumbrado, soñó toda la noche. Había tenido una idea reveladora, una que pondría fin a su extensa labor. Minutos más tarde, un grito de júbilo salía de la habitación del matemático; la hipótesis de Riemann había sido resuelta. Finalmente el gran problema cedía a la genialidad de Carlos Federico, quien con ello lograba terminar el trabajo de su vida. Uno que le garantizaría el reconocimiento de toda la comunidad matemática. - ¡Madre, madre, lo he conseguido, lo he conseguido!- Vociferaba por toda la casa sin tener idea de donde se encontraba su querida madre. Luego de buscar por toda la casa, salió al jardín. Los rayos del sol cegaban sus ojos, después de tanto tiempo, Carlos Federico, volvía a disfrutar de la libertad. Todo le
  • 35. 35 parecía algo irreal, el olor de las flores, el cantar de las aves, el susurro del viento, era como volver a nacer, pero con la capacidad para poder apreciar todo aquello. Por un momento había olvidado el porqué de su salida, luego caminó unos pocos metros hasta la parte trasera de la casa; tirada próxima a una banca de madera avistó a Andrea Pilar, se dirigió hacia ella y notó que le faltaba la respiración, aun tenía pulso cuando la encontró y aunque se esforzó por revivirla ya era tarde, a las 09: 15 de la mañana Andrea Pilar había dado su último aliento. Como es irónica la vida, el día más importante en la carrera profesional de Carlos Federico también era el día más aciago de su existencia. No habría pompas ni aplausos, en vez de alegría llanto. Aquel no sería el día en que se daría a conocer la solución de la muy conocida hipótesis. Pocos fueron los que asistieron al funeral de Andrea Pilar, entre los presentes se encontraban Andrés y Susanay unos cuantos vecinos de la fenecida. El dolor de Carlos Federico era inconsolable, había perdido lo que más le importaba en la vida. - ¡Maldita hipótesis, malditas las matemáticas que me han causado esta pena! – exclamaba, a su lado se encontraba Andrés,
  • 36. 36 mismo que aguardaba paciente para poder sacar provecho de la gran idea de Carlos Federico.
  • 37. 37 Capítulo X: Maldito el Hombre que en el Hombre Confía Después de la muerte de Andrea Pilar, Carlos Federico se quedó totalmente sólo en el mundo. La naturaleza seguía su cauce, pues no es lo ideal que los hijos partan primero que sus padres, sin embargo Carlos Federico, sencillamente, no se había preparado para enfrentar tal situación. Siempre estuvo bajo la falda de Andrea Pilar, algo atípico para un hombre que casi rondaba en los cuarenta años de edad. Había tenido una larga relación con Susana Martínez, pero decidió declinar a su amor por apego a las cosas abstractas, su deseo de querer ser recordado por siempre como uno de los grandes matemáticos le apartaron del ciclo que debe seguir todo ser viviente, dejar una descendencia que continúe el linaje. Pese a la apatía que Carlos Federico había mostrado ante Susana Martínez, lo cierto es que ella nunca lo dejó de amar. Por mucho tiempo sufrió en silencio un amor que le había sido arrebatado, no por otra mujer sino por culpa de las matemáticas. Y aunque lo amaba, Susana se
  • 38. 38 juró así misma que nunca volvería amar, usaba su trabajo, en una prestigiosa firma de abogados, como excusa o más bien como distracción para mantenerse alejada de los asuntos del corazón. Pero, con la muerte de Andrea Pilar todo había cambiado, quien fue alguna vez su prometido ahora estaba totalmente solo en el mundo, y aunque Susana Martínez realmente trataba de olvidar el pasado sentía que debía estar junto a Carlos Federico, acompañándole en su dolor. Día tras día, sin falta uno solo, Susana Martínez visitaba a Carlos Federico para ayudarle en los quehaceres del hogar. ¿Qué habría sido de aquel pobre hombre sin la ayuda de Susana? No podemos dar una respuesta cierta, lo que si podemos asegurar es que las matemáticas no ayudarían a Carlos Federico a salir de aquella difícil situación. Otro que no pudo negarse a ofrecer una mano amiga fue Andrés Francisco, aunque sus intensiones nada tenían que ver con la amistad. Su teatro le había permitido acercarse cada vez más y más a su desprevenida víctima. El negro café serviría como disolvente para aquella tóxica sustancia que poco a poco haría lo suyo en el organismo de Carlos Federico.
  • 39. 39 - Te he preparado café, está como te gusta, con poca azúcar…bebe te hará bien. El café estaba limpio. Aunque lo había pensado, Andrés no se atrevió a disolver la nociva sustancia en el café. Pese a todo, él no era un asesino. - Gracias Andrés, tú y Susana han sido muy atentos conmigo, de no ser por ustedes no se que habría sido de mí…debes pensar que soy patético, mírame aquí estoy sintiéndome derrotado…el hombre que resolvió la hipótesis de Riemann es derrotado por la vida, irónico no te parece. - ¡Qué cosas dices! Sólo estas pasando por un mal momento, dale tiempo al tiempo. Ya verás, pronto todos conocerán el nombre del gran Carlos Federico García, serás grande muy grande. - ¡Tiempo! el mejor amigo de los optimistas…supongo que tienes razón, pronto me recuperaré, hasta tanto la demostración de la hipótesis permanecerá desconocida para el resto del mundo…te lo pido de favor mi querido amigo, nadie debe saber lo que he logrado. No hasta que mi cabeza este de nuevo en su lugar.
  • 40. 40 Maldito el hombre que en el hombre confía, resalta la Santa Escritura. Quedaba claro que Andrés no estaba dispuesto a condenar su alma cometiendo homicidio, pero los celos y la envidia seguían latentes en él. Andrés no sólo se había ganado la plena confianza de Carlos Federico, también lo tenía a su merced.
  • 41. 41 Capítulo XI: El Beso de los Amantes Apenas recién salía Andrés de la casa de Carlos Federico cuando Susana entraba a ella. Como de costumbre llegaba con la cena que día tras día le preparaba al matemático. - He preparado algo que te gusta. – Dijo sin mediar más palabra y mirando fijamente, como hipnotizada, el rostro de Carlos Federico. - Has sido tan atenta y,…yo…yo. - Indicó Carlos Federico, sin llegar a completar la oración y rompiendo el silencio. Ambos se miraban fijamente y, nuevamente reinó el silencio. No hacían falta las palabras para expresar lo que sus corazones sentían y poco a poco sus cuerpos se fueron acercando hasta tener contacto. El deseo del uno por el otro pudo más que todo, y un beso selló la reconciliación de los amantes. Tanto Federico como Susana, creían que debían llegar al matrimonio sin haber consumado el deseo carnal. Pero, aquello que sentían era más fuerte que ellos, mucho
  • 42. 42 mayor que sus convicciones y, simplemente se dejaron llevar. Aquella noche, los amantes, despertaron caricias dormidas; se fundieron en un solo cuerpo hasta el amanecer. Aquella mañana, primaveral, se podía ver una sonrisa de felicidad dibujada en los labios del matemático. Por mucho tiempo, se abstuvo al afecto de un semejante y ahora había cedido para experimentarlo en su mayor expresión. Por un momento había olvidado su deseo de convertirse en uno de los grandes matemáticos y, simplemente quiso ser hombre, pero no cualquiera sino aquel que ama a una mujer y es correspondido. De repente, Carlos Federico lo había entendido. La inmortalidad no está en el recuerdo de los hombres, sino en cada momento bien vivido.
  • 43. 43 Capítulo XII: El Día de Bodas En manos de Carlos Federico estaba el santo grial que buscaban los matemáticos. Había logrado resolver el problema más difícil de las matemáticas modernas, la hipótesis de Riemann. Pero aquella trascendental demostración permanecía desconocida ante la comunidad matemática. ¿Qué pensaba el matemático? ¿Por qué no había hecho público su descubrimiento? Nunca lo sabremos con seguridad, lo cierto es que luego de su reconciliación con Susana Carlos Federico Cambió. Las cosas abstractas, simplemente ya no le apetecían. O quizás, el matemático simplemente aguardaba el momento oportuno. Carlos Federico y Susana, nuevamente, habían fijado fecha de boda y presentar una demostración de la hipótesis de Riemann le daría una gran notoriedad ante los medios, algo que probablemente el matemático quiso evitar. Andrés Francisco, como buen observador, se había dado cuenta del poco interés que en los últimos meses Carlos Federico mostraba por las matemáticas. Para Andrés, Carlos Federico no era digno de la gran hazaña, y
  • 44. 44 pacientemente aguardaba su oportunidad para alzarse con la gloria, después de todo tendría a Carlos Federico muy de cerca pues había sido el elegido para ser el padrino de bodas. - Andrés, mañana por fin dejaré de ser un hombre solitario. Siento una felicidad que no puedo describir; imagínate la tuve tan cerca y siempre le di la espalda. Creí que escudándome tras ideas abstractas iba alcanzar la verdadera felicidad, pero, ahora me doy cuenta que de nada le sirve a un hombre ser recordado por generaciones si no supo valorar su vida e ir tras la felicidad a la cual todo ser humano tiene derecho, ahí mi querido amigo es donde radica toda la esencia del ser. – Expuso Carlos Federico sonriente a la vez que le entregaba un folder sellado a su amigo. - ¿Qué es? - Es la demostración de la hipótesis de Riemann, quiero que la guardes hasta que regrese de mi luna de miel… – le dijo mirándole a los ojos –… el que sale es quien hace el viaje y, uno nunca sabe lo que puede pasar. – Agregó como si
  • 45. 45 supiera lo que iba a ocurrir en las horas por venir. 6 de julio de 20.. fue la fecha designada para efectuar el casamiento. El día no pudo ser más propicio para el evento y, aunque fue una ceremonia sencilla, todo salió según lo planeado. A las 20:30, los recién casados abandonaban el lugar de fiestas para dirigirse a su luna de miel. Veinte minutos más tarde, el teléfono celular de Ernestina, la madrina de bodas, sonó. Le habían llamado del hospital para darle una mala notica, Carlos Federico y su esposa sufrieron un grave accidente que les arrebató las vidas. - ¡Ay Andrés!- exclamó Ernestina - ¡algo terrible ha pasado! – añadió entre lagrimas. - ¿Qué cosa Ernestina? - ¡Tragedia, una tragedia! el, el…compadre y… la comadre han sufrido un funesto accidente… – respondió la mujer, con voz entrecortada - … ¿por qué lo has permitido, Dios mío? Andrés se acercó a Ernestina y le dio consuelo. Mientras ella lloraba en su hombro; Andrés, que no dijo una sola
  • 46. 46 palabra, sólo pensaba en la oportunidad que le daba el destino, haciendo lo que él no pudo. << Esto es una señal del destino. Él ha querido que sea mi nombre, y no el de Carlos Federico, el que quede escrito con letras de oro en la historia de las matemáticas. Mi nombre será recordado eternamente. >> Pensaba. Carlos Federico murió siendo un desconocido para la ciencia, mientras que otro recibía todo el crédito por su genial labor. Andrés recibió toda clase de reconocimientos y premios por un trabajo que no había realizado; podía engañar a todo el mundo, pero nunca así mismo.
  • 47. 47 Capítulo XIII: Demonios Internos Andrés Francisco Lagos, de la noche a la mañana, se convirtió en el matemático más prestigioso y afamado del planeta. Era un héroe para muchos, pero un villano para sí mismo. El peso que cargaba su conciencia era demasiado grande, pero debía soportarlo. Sus demonios internos le atormentaban y pensamientos impuros rondaban por su cabeza. En Atenas, le fue entregada la medalla Fields. El premio más prestigioso que se les otorga a los más sobresalientes matemáticos menores de cuarenta años de edad. Se había burlado de todos, y recibía un premio que no se había ganado; así es la vida, no siempre es justa. No dijo mucho al recibir la medalla, sólo se limitó a dar las gracias. Muchos de los presentes percibieron en el acto humildad, pero sólo había remordimiento y angustia.
  • 48. 48 - ¡Mis felicitaciones, un excelente trabajo! – Decían muchos de sus colegas. Andrés respondía asintiendo con la cabeza y apretando los labios. Quería desaparecer de allí, trataba de convencerse de que aquello sólo era un mal sueño, pero era real. Sus demonios internos seguían atormentándolo cada vez más. Después del acto, Andrés recorrió sin rumbo fijo la ciudad. Pensativo, siempre pensativo, no podía liberarse de sus propios demonios, que controlaban sus pensamientos. << ¿Por qué lo hiciste? >> - ¡Déjame en paz, estás muerto! – gritaba por las calles concurridas de Atenas. Pobre del hombre que trata de ganarse la admiración del mundo con méritos ajenos. La luz de la verdad es tan intensa que es imposible que se pueda ocultar tras un escudo forjado de mentiras. << ¿Por qué lo hiciste?... no hay donde esconderse, ¡no puedes escapar de ti mismo! >> - ¡Cállate, cállate, ya no me atormentes!
  • 49. 49 Deambuló sin rumbo, tratando de liberarse de su propio demonio, pero sólo la muerte o la demencia podían liberarlo de tal pena. << Confiesa la verdad, no es tarde para que te arrepientas. >> - ¡Cállate, cállate! – seguía diciendo – prefiero morir antes que decir la verdad. Se hacía tarde y Andrés se encontraba perdido en una ciudad que no conocía. Gracias a la ayuda de un buen samaritano, el matemático pudo regresar al hotel donde se encontraba hospedado. Una vez en el hotel, el matemático recordó las palabras que alguna vez dijo Nikola Tesla; sabía que el presente le pertenecía, pero tarde o temprano, de una manera u otra, la verdad saldría a flote. Entonces le quedó claro que el futuro conspiraría a favor de Carlos Federico. Los matemáticos son dueños de cuerpos mortales y teoremas eternos. El teorema de Riemann no le pertenecía y, por un momento saboreó el dulce néctar que le conceden los dioses a unos cuantos afortunados, ese que los hace inmortales e idolatrados por el resto de los mortales de menor dicha; pero también había probado el sumo amargo de la vergüenza, esa que sentía al saber que no era merecedor de aquello que se
  • 50. 50 le acreditaba y, con la esperanza de acallar sus demonios internos, decidió escribir un libro donde confesaba toda la verdad. El libro, por deseo de su autor, fue publicado diez años después de su muerte. La memoria de Carlos Federico García, finalmente, había sido reivindicada, dándole el lugar que le correspondía en la historia de las matemáticas.
  • 51. 51 Índice Capítulo I: Encierro Voluntario...........................................5 Capítulo II: El Genio Solitario....................................................8 Capítulo III: La Superficial Inmortalidad de los Hombres.........................................................................................14 Capítulo IV: La Hipótesis de Riemann.................................17 Capítulo V: La Visita de un Viejo Amigo............................20 Capítulo VI: La Llave del Destino..........................................24 Capítulo VII: La Naturaleza Oculta del Hombre.............28 Capítulo VIII: Un Gran Día para las Matemáticas.........30 Capítulo IX: La Muerte de Andrea Pilar.............................34 Capítulo X: Maldito el Hombre que en el Hombre Confía..............................................................................................37 Capítulo XI: El Beso de los Amantes.....................................41 Capítulo XII: El Día de Bodas..................................................43 Capítulo XIII: Demonios Internos.........................................47